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TIP. Revista especializada en ciencias químico-biológicas

versión impresa ISSN 1405-888X

TIP vol.17 no.2 Ciudad de México dic. 2014

 

Nota científica

 

Cuestionario para calcular la Huella Ecológica de estudiantes universitarios mexicanos y su aplicación en el Campus Zaragoza de la Universidad Nacional

 

Questionnaire to compute the ecological footprint of Mexican university students and its application in the Zaragoza Campus of the National University

 

José Manuel Ibarra-Cisnerosa y Arcadio Monroy-Atab

 

Unidad de Investigación en Ecología Vegetal, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Campus II, UNAM. Apartado Postal 9-020, C.P. 15000, México, D.F. E-mails: ajmic@unam.mx, barcadiom@unam.mx

 

Artículo recibido el 06 de octubre de 2014.
Aceptado el 27 de octubre de 2014.

 

Resumen

En este trabajo se desarrolló un cuestionario de 30 preguntas para calcular la huella ecológica (HE) de estudiantes universitarios mexicanos, considerando el estilo de vida y el patrón de consumo propios de la cultura mexicana. Primero, se obtuvo de anuarios estadísticos la productividad promedio (en ton/ha/año), de los bienes agropecuarios y pesqueros más demandados, y de papel de cuadernos escolares, con la finalidad de determinar la superficie que se requiere para producir el consumo anual del mexicano promedio, por tipo de bien; también, se calculó el área promedio para absorber el dióxido de carbono generado por el consumo de energía directo (debido al uso de transportes, de equipos electrónicos, de agua caliente para ducharse y de agua potable de empleo cotidiano), e indirecto (producción, distribución y comercialización de productos). Posteriormente, se transformaron las superficies obtenidas a hectáreas globales (hag) mediante factores de conversión y se aplicó el cuestionario a 125 alumnos universitarios obteniendo una HE de 1.48 hag, con resultado de mayor impacto ambiental individual al rubro de alimentos (0.42 hag) por el consumo de cárnicos, seguido del uso de energía (0.35 hag), principalmente por utilizar gas LP en la ducha cotidiana. Esta HE está dentro de los límites de sustentabilidad global (< 1.61 hag). No hubo diferencias significativas debidas al nivel de estudios, edad o sexo de la muestra. Finalmente, se concluye que el instrumento desarrollado es coherente con los resultados obtenidos de cuestionarios disponibles en línea y elaborados en países de alto nivel de consumo de bienes y servicios y que aquí se presenta la primera calculadora de huella ecológica que toma en cuenta la idiosincrasia mexicana.

Palabras Clave: Estudiantes universitarios, huella ecológica, México, sustentabilidad.

 

Abstract

In this work a 30 item questionnaire was made in order to estimate the ecological footprint (EF) of Mexican university students, taking into account the lifestyle and the consumption pattern in Mexican culture. First, from statistical yearbooks, the average productivity (in ton/ha/year) of the most popular agricultural, farming and fish products, and paper for notebooks was obtained, with a view to determine the production area of the different goods to be consumed by the typical Mexican in a year. We also calculated the mean surface to absorb the carbon dioxide produced by energy comsuption directly (use of transportation, electronic devices, warm water to take a shower and daily tap water), and indirectly (production, distribution and marketing of goods). Second, the obtained surfaces were translated to global hectares (gha) through conversion factors. Subsequently, the questionnaire was answered by 125 university students with the following results: 1.48 gha of mean ecological footprint, with the highest value corresponding to food consumption (0.42 gha) due to meat products, followed by energy use (0.35 gha), essentially by home gas utilization in daily showers. This EF is inside the limits of global sustainability (< 1.61 gha). No significant differences were found due to study level, age or sex of the sample. Finally, it was concluded that the questionnaire is coherent in relation to the results obtained in other calculators available on line and made in countries with a high consumption level of goods and services, and that this represents the first ecological footprint calculator that takes account of Mexican idiosyncrasy.

Key Words: University students, ecological footprint, Mexico, sustainability.

 

Introducción

Para el año 2020, se prevé que la población mundial llegará a 8,100 millones de habitantes1, con la consecuente generación de residuos sólidos, aguas residuales y emanaciones contaminantes a la atmósfera derivados del estilo de vida y los patrones de consumo de los individuos en las diferentes sociedades. El impacto ambiental negativo generado por personas o agrupaciones de la sociedad se puede medir por la producción de contaminantes ambientales en agua, aire y suelo, sin embargo el factor que más impacta a los recursos naturales globales es el uso, directo o indirecto, de energía. Actualmente, el carbón y el petróleo son los combustibles más utilizados en el mundo: en 2011 generaban el 82% de la energía del planeta y se espera que para el año 2020 esta cifra disminuya a 76%; el carbón es la principal fuente de energía eléctrica a nivel global: 40%, pero en países como Sudáfrica y China este porcentaje sube a 94 y 81%, respectivamente1. Por ello, hoy en día es necesario sustituir las tecnologías contaminantes por tecnologías limpias, emigrar hacia sistemas agropecuarios de tipo orgánico, tener ciudades con más áreas verdes, reducir la generación de residuos sólidos, rediseñar los estilos de vida para evitar que sean de alto consumo de energía y disminuir el uso de transportes que usan combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, gasolinas, diesel, etc.). Ésto debido a que la concentración media de bióxido de carbono en la atmósfera alcanzó las 401 ppm en julio de 2014, lo cual es muy superior a las 280 ppm que era el promedio global anterior a la revolución industrial, iniciada en Inglaterra en 1760, al sustituirse un conjunto de herramientas manuales por máquinas que dieron lugar a la producción industrial a gran escala.

En los pasados 400 mil años nunca se llegó al nivel actual de dióxido de carbono en la atmósfera. Esto trajo como consecuencia el calentamiento de la atmósfera del planeta, pasando de 14 a 15.5 ºC, como temperatura media anual global. Esta diferencia ha polarizado el clima en todo el orbe con lluvias más intensas, sequías más prolongadas, incendios, inviernos muy fríos, veranos con días muy calurosos, entre los más relevantes. Ésto ha sido analizado de acuerdo a datos de la realidad cotidiana y a diversos modelos de simulación del clima futuro.

El calentamiento global podría mitigarse si los ciudadanos toman consciencia de que el estilo de vida local que se practica en promedio en una población, tiene repercusiones ambientales globales. Para esto, a principios de 1990, Mathis Wackernagel y William E. Rees (de la Universidad de British Columbia, en Canadá), diseñaron y conceptualizaron el indicador ambiental llamado Huella Ecológica (HE). El objetivo de este indicador es el de relacionar el incremento de la población humana y su consumo, con el hecho de que la superficie productiva y el capital natural permanecen constantes o bien están en declive. Ellos partieron del concepto de la Capacidad de Carga o Biocapacidad, principio que describe "el número máximo de individuos de una especie en concreto, que puede sustentar un hábitat determinado, sin sufrir un impacto negativo significativo". M. Wackernagel y Rees definieron la huella ecológica como: "una medida de cuánta tierra y agua productivas requiere un individuo, una ciudad, un país o la humanidad, para producir los recursos que consumen y para absorber los desechos que generan"2, por lo que es un indicador cuantitativo del impacto ambiental que generan los individuos sobre los recursos naturales, a causa del estilo de vida de una persona, una comunidad, una población, una región o una nación determinados; sus unidades son hectáreas globales (hag) por individuo.

Entonces, la huella ecológica representa el costo ambiental de producción de los recursos que consume una persona en promedio en un año y el área para absorber sus desechos. Este índice considera concretamente en su cálculo los siguientes 6 rubros2:

a) Área de cultivos necesaria para producir los vegetales que se consumen (frutas, verduras, legumbres, semillas, etc.).

b) Superficie de pastos requerida para el forrajeo de ganado a fin de producir carne, huevos, leche, derivados lácteos y otros productos de origen animal.

c) Área de bosques necesaria para producir madera y papel.

d) Superficie de mar productivo, de donde se obtienen los pescados y mariscos que se consumen.

e) Superficie de terreno construido para uso habitacional, educativo, de transporte, comercial, industrial, recreativo, etc., en zonas urbanas y de infraestructura.

f) Área de absorción de CO2 o superficie de bosque necesaria para la captura de emisiones de carbono debidas al uso de combustibles fósiles para la producción de electricidad, de bienes y servicios, las emisiones generadas por la energía utilizada en la distribución y comercialización de productos, así como las producidas por el transporte cotidiano y los viajes.

En 2003, en la Tierra había aproximadamente 11,400 millones de hectáreas de terreno productivo y de espacio marino en explotación, con una población mundial de 6,300 millones de personas. Al dividir la superficie productiva por la población mundial se obtienen 1.81 hectáreas/individuo3. Como la productividad agrícola y ganadera de los suelos es variable en los diferentes países, se hizo una media ponderada de la productividad mundial para artículos de consumo generalizado y utilizando factores de conversión, se transforman las hectáreas productivas de una zona determinada a hectáreas globales. De esta manera el índice puede comparar los impactos ambientales de un individuo en diferentes países o regiones. Este cálculo incluye un 12% de la superficie terrestre que se debe dedicar a la conservación de la biodiversidad, mediante las Áreas Naturales Protegidas de todo el mundo, en alguna de las categorías de conservación planteadas en las legislaciones ambientales de los países y estados.

Este dato implica que para todos los seres humanos se dispone de 1.61 hectáreas globales (hag) para la producción de alimentos y bienes, así como para absorber el CO2 que se libera a la atmósfera y cerca de 0.2 hag para la conservación de la biodiversidad. Esta estimación es teórica pues el consumo de los habitantes de los países desarrollados es unas 4 veces superior a este promedio, particularmente en el rubro de energía con la consecuente emisión de CO2. Por ejemplo, en 2007 los Estados Unidos tenían una huella ecológica de 9.59 hag por habitante y generaron el 25% del total de emisiones de dióxido de carbono en el planeta, mientras que su biocapacidad se ha mantenido en 3.86 hag4.

La ventaja de este índice es que es fácil de calcular, es comparativo entre individuos -y en el tiempo- y permite visualizar en qué rubros se puede disminuir el impacto ambiental de cada persona. También el índice muestra una inequitativa repartición de los recursos del planeta y las grandes diferencias en los niveles de vida y de consumo entre los países industrializados y los que están en vías de desarrollo o son pobres.

Por lo anterior, es importante que todos los habitantes conozcan este índice ambiental y que calculen su huella ecológica a fin de identificar los rubros en los que pueden mitigar sus impactos ambientales personales, ya que en todos los ciudadanos se debe asumir una responsabilidad ambiental. El objetivo de esta nota técnica es presentar un cuestionario para calcular la huella ecológica de estudiantes universitarios mexicanos y los resultados de su aplicación en una de las Facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Materiales y métodos

En primeria instancia, no se encontró una calculadora de huella ecológica para estimar el impacto ambiental individual que considere el estilo de vida y los patrones de consumo correspondientes a la cultura mexicana. Por eso, se desarrolló un cuestionario, basado en los consumos más frecuentes del mexicano promedio en cuanto a alimentación, uso de energía eléctrica y gas doméstico, medios de transporte, consumo de papel y superficie de infraestructura urbana utilizada. Para esto, se consultaron los anuarios estadísticos de producción agropecuaria y pesquera, así como la superficie necesaria para generarlos, respecto a los bienes alimentarios de mayor consumo. Una vez obtenida el área promedio de producción anual de cada tipo de alimento, las superficies se transformaron a hectáreas globales, utilizando las conversiones indicadas en la Tabla I, de acuerdo al estudio realizado en 2013 por Sara Vega García5.

El cuestionario se limitó a 30 preguntas a fin de poder llenarlo en un tiempo no mayor a 20 minutos y en el instrumento se indican los impactos ambientales individuales en unidades de metros cuadrados, para facilitar la suma de rubros a los encuestados. Al final se retoman los datos en hectáreas globales, para estimar la huella ecológica de estudiantes universitarios. Se aplicó el cuestionario a 125 alumnos (64 mujeres y 61 hombres), de la Carrera de Biología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza Campus II, de la Universidad Nacional Autónoma de México, durante 20135.

 

Resultados

La huella ecológica promedio de los 125 estudiantes encuestados fue de 1.48 hag, lo que corresponde a un estilo de vida sustentable, considerando 1.61 hag como umbral de sustentabilidad. De esta huella ecológica promedio, la alimentación es la que tiene el mayor peso: 0.42 hag, debido principalmente al consumo de productos cárnicos. El segundo lugar en impacto ambiental es el uso de energía con 0.35 hag, esencialmente por el uso doméstico de gas LP (licuado de petróleo) para la ducha y por el empleo cotidiano de agua potable. Después sigue el impacto derivado de la transportación (0.041 hag), relativamente bajo debido a que la mayoría de los estudiantes encuestados usan transporte público. No se encontraron diferencias significativas en la huella ecológica debidas al semestre, sexo o edad de los estudiantes.

Se anexa al final de esta nota técnica el cuestionario para calcular la huella ecológica de estudiantes universitarios mexicanos.

 

Discusión y conclusiones

El instrumento desarrollado para estimar la huella ecológica de estudiantes universitarios fue práctico en su llenado por los encuestados, porque la mayoría desconocía el concepto. Asimismo, en un estudio exploratorio que comparó este instrumento con un cuestionario de origen español de 12 preguntas7 se obtuvieron valores mayores en el instrumento hispano, debido principalmente a un uso de transporte que no corresponde a las costumbres mexicanas. Respecto a comparaciones de calculadoras de huella ecológica en línea (como: www.rprogress.org www.tuhuellaecologica.org www.wwf.org.mx www.footprintnetwork.org/es/ ), se han obtenido igualmente resultados mayores en los instrumentos elaborados en países industrializados, por el alto nivel de consumo promedio de bienes y servicios en estos países. También, es conveniente subrayar que en todos los ciudadanos existe una responsabilidad ambiental que debe asumirse en las actividades cotidianas, a fin de encauzarlas hacia formas de vida sustentables y que una manera de monitorear frecuentemente el impacto ambiental individual sobre los recursos naturales globales es calculando su huella ecológica personal para conocer los rubros en que se puede disminuir8-11. Por lo anterior, se concluye que el cuestionario elaborado en la FES Zaragoza es el primero diseñado para el estilo de vida del mexicano medio y que considera su patrón de compras más frecuentes, ya que interroga sobre el consumo semanal de tortillas, tacos, tortas, quesadillas, jugo de naranja, entre otros usos y costumbres, propios de la cultura local. Finalmente, se puede agregar que la calculadora de huella ecológica aquí presentada, se puede utilizar en la dirección de Internet: www.andamioescolar.mx/huellaverde sin costo alguno.

 

Agradecimientos

Los autores agradecen el apoyo financiero otorgado para la realización de este trabajo, a la Dirección General de Asuntos Académicos (DGAPA) de la UNAM, mediante el proyecto con clave PAPIME PE206414, así como las acertadas observaciones de 2 revisores anónimos.

 

Test de huella ecológica personal

 

Referencias

1. Hernández, J. La energía que mueve al planeta. En: Almanaque Mundial (ed. Obregón Sánchez, C.) 38-43. (Telev. Publishing Int., México, D.F., 2014).         [ Links ]

2. Wackernagel, M. & Silverstein, J. Big things first: Focusing on scale imperative with the ecological footprint. Ecol. Econ. 32, 391-394 (2000).         [ Links ]

3. Zhao, S., Li, Z. & Li, W. A modified method of ecological footprint calculation and its application. Ecol. Model. 185, 65-75 (2005).         [ Links ]

4. Mostafa, M.M. & Nataraajan, R. A neurocomputational intelligence analysis of the ecological footprint of nations. Comput. Statist. and Data Analysis. 53, 3516-3531 (2010).         [ Links ]

5. Vega García, S. Modelo de cuestionario para el cálculo de la Huella Ecológica y su aplicación a estudiantes de la Carrera de Biología. Tesis de licenciatura en Biología. (Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM, México, D.F., 98 pp, 2013).         [ Links ]

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Información sobre los autores

José Manuel Ibarra-Cisneros

José Manuel Ibarra-Cisneros estudió la licenciatura en Psicología Educativa en la Escuela Normal Superior de México (ENSM) de 1972 a 1975. Presentó su examen profesional con el tema: Áreas básicas en la formación del psicólogo educativo. Simultáneamente cursó la licenciatura en Pedagogía en la ENSM de 1973 a 1978, graduándose con el examen profesional: Bases teóricas para la elaboración del currículo. Tiene estudios de Maestría en Ciencias, en el Área de Educación, que realizó en el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del lnstituto Politécnico Nacional, de 1975 a 1978. Tiene una Maestría en Pedagogía, cursada de 1981 a 1984, en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y una Maestría en Ciencias de la Educación, otorgada por el Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica, de Querétaro, Qro. (Dirección General de Institutos Tecnológicos de la SEP), cursada de 1983 a 1986, presentó su examen de posgrado el 12 de junio de 1987, con el tema de tesis: El programa de orientación grupal de la Escuela Nacional Preparatoria, 1985-1986. Un análisis desde la perspectiva de los modelos de orientación y la teoría curricular. Actualmente se desempeña como Profesor de Carrera de Tiempo Completo Asociado "C" en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza y es corresponsable de un proyecto PAPIME (clave PE206414), financiado por la UNAM, con el tema de la Huella Ecológica.

Arcadio Monroy-Ata

Arcadio Monroy-Ata es Biólogo egresado de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Zaragoza, UNAM, actualmente Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM. Obtuvo la medalla Gabino Barreda por mejor promedio de su generación y se tituló con mención honorífica en 1983. Tiene un Diplomado en Estudios a Profundidad (DEA) en Ecología (1985) y un doctorado en Fisiología, Biología de los Organismos y de las Poblaciones (1989), ambos por la Universidad de Ciencias y Técnicas de Languedoc (Montpellier II), del sur de Francia. Es autor de los libros: Herederos de la Tierra: Desarrollo urbano sustentable (coedición SEMARNAP-SOMEDICYT, México, D.F., 1999) y Manual de Prácticas de Educación Ambiental. 2a. edición (Editorial Trillas, México, D.F., 2013). Se le otorgó una patente, junto con 2 de sus alumnos y a favor de la UNAM (en 2013), de un "Atrapanieblas ecofuncional" para la condensación de humedad atmosférica, con fines de riego de plantas en zonas semiáridas. Es Editor desde 1995 del boletín de divulgación científica de temas ecológicos y ambientales "La Hoja Verde" con 146 números publicados. Es profesor titular "A" de tiempo completo en la FES Zaragoza, UNAM y responsable de la Unidad de Investigación en Ecología Vegetal en la misma institución.

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