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Tópicos del Seminario
versión On-line ISSN 2594-0619versión impresa ISSN 1665-1200
Tóp. Sem no.28 Puebla jul./dic. 2012
Noticias del Fondo Greimas de Semiótica
María Luisa Solís Zepeda, María Barredo Escribano, José Omar Aca Cholula, Ramsés Escalante y Rosaura García Francisco
En esta entrega de Noticias queremos informar a nuestros lectores de un acontecimiento por el cual nos congratulamos enfáticamente: se ha incorporado a nuestro acervo bibliohemerográfico un conjunto de libros, revistas, tesis, manuscritos y material diverso que formó parte del primer Fondo Greimas en el momento de su fundación en 1997. Este material fue reunido por las generosas donaciones de colegas, discípulos y colaboradores cercanos a Algirdas Julien Greimas, que hicieron eco de nuestra convocatoria con el fin de inaugurar, en homenaje conmemorativo de los cinco años de la muerte del maestro, una biblioteca especializada en semiótica. He ahí el valor que tiene para nosotros este acopio inaugural, el cual durante años estuvo al resguardo de otra biblioteca de la Universidad y que hoy vuelve a la responsabilidad de sus fundadores. Una lista de estos documentos puede ser consultada en las Noticias de los números 2 y 4 de Tópicos del Seminario.
Esta recuperación, además de completar nuestro Fondo, lo actualiza y enriquece de una manera muy singular, pues se trata de obras fundamentales para la semiótica y disciplinas afines, pero de nula circulación o reedición, cuando no de documentos únicos, como el caso del material gráfico, manuscritos y tesis, entre los que se encuentran las célebres fotos de Greimas tomadas por Jean-Marie Floch, que fueran cedidas por él, como obsequio especial, en ocasión de su visita a Puebla. Así, esta renovada dotación de nuestro fondo cobra vida al encontrarse ahora disponible para los lectores, quienes, al usarla, ayudarán a su conservación y difusión.
Debemos decir, también, que este rescate del Fondo originario se debe a la localización y registro llevado a cabo por Rosaura García Francisco, así como por Ramsés Escalante, becarios del SeS y estudiantes del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de nuestra Universidad.
María Luisa Solís Zepeda
Reseñas
François Rastier, La mesure et le grain. Sémantique de corpus, París: Champion, 2011, 272 pp.
La última obra de François Rastier constituye toda una propuesta de análisis acerca de un tema de indudable actualidad dentro de las ciencias sociales. La "lingüística de corpus" surge como respuesta a la demanda social contemporánea acerca de la cuestión de cómo transformar los métodos cuantitativos en procesos cualitativos. Tal como el mismo título indica, la idea fundamental no es otra que considerar el paso de la cantidad aquello que podemos medir a la calidad aquello que podemos valorar. Un giro epistemológico necesario que permita así abarcar los llamados objetos digitales.
Nuestro tiempo actual está marcado por la omnipresencia de Internet y la consecuente proliferación, ingente y heterogénea, de documentos y datos que tienen cabida en la red. El autor de la obra que reseñamos parte de la constatación de que el soporte digital no garantiza una identidad en sí mismo, ya que en el momento en que la inscripción digital traduce el documento en pixeles, toda continuidad material se pierde, y con ella la garantía contra posibles falsificaciones. A esta circunstancia habría que añadirle la dificultad de la codificación y etiquetado, entre otros procesos, que el documento digital puede experimentar, dado que cada lectura del documento lo expone a nuevas transformaciones y esto conlleva un cambio de régimen constante. Esta falta de estabilidad del documento de origen y de sus versiones sucesivas compromete la fiabilidad y propicia la aparición de "artefactos".
Estos falsos objetos científicos, o artefactos, no deben confundirse con los "nuevos observables", un fenómeno de índole lingüística y textual que es detectable gracias a los métodos experimentales de la "lingüística de corpus". No obstante, semejante empresa requiere una renovación epistemológica de las ciencias sociales que aporte las herramientas necesarias para su estudio y clasificación. Esta tarea sería propia del ámbito de la lingüística, siempre y cuando ésta se renueve y se reincorpore a las ciencias de la cultura. Rastier apuesta por una consideración de la lengua que tenga en cuenta la dualidad entre las instancias y las actuaciones, es decir, entre la lengua y el habla. Bajo este prisma el sistema y el corpus tendrían su punto de encuentro en las prácticas sociales. No sólo es necesaria la distinción entre documento, texto y obra, sino que además no se puede soslayar la relación que mantienen los textos entre sí, y de estos mismos con el género y el discurso. La solución pasa por reunir la problemática lógico-gramatical y la retórica-hermenéutica, a sabiendas de que la restricción de la actuación (performance) puede conducir a la construcción de una ontología (propia de las instancias).
Sin embargo, esta operación no se puede realizar a la inversa: de la observación de las actuaciones es posible inducir las instancias implicadas, pero las actuaciones no se pueden obtener por extensión de las instancias.
Es precisamente en estas prácticas sociales en las que el sentido se vuelve perceptible, ya que el sentido se construye a partir de las diferencias observadas en la práctica. Para Rastier, se trata de una propiedad del texto y no del signo aislado, puesto que este último no posee ninguna existencia empírica. Por consiguiente, las unidades textuales elementales no serían las palabras sino los "pasajes". El plano de la expresión del pasaje se corresponde con el extracto y el plano del contenido equivale al fragmento. Asimismo, cada texto procede de un género que es el que determina los modos genético, mimético y hermenéutico, es decir, los regímenes internos de la textualidad. A su vez, cada texto está asociado a un discurso gracias al género que le corresponde; no obstante, para ser interpretado, un texto debe ser contrastado con el corpus del que forma parte junto a otros textos del mismo género.
Ahora bien, la cuestión que asalta al lector de la obra a la que hacemos referencia, llegados a este punto, consiste en cómo descifrar los criterios para establecer qué elementos conforman el corpus preferente. Un corpus del que forma parte el texto y al que éste debe volver para poder ser interpretado. Rastier hace aquí alusión a los recorridos interpretativos, los cuales son inseparables, tanto en el interior del texto como en el inter-texto, siendo éste último el elemento de cohesión necesario para constituir un corpus. Para concluir esta enumeración de principios de semántica textual, el autor mantiene que la problemática interpretativa sobrepasa los textos y se puede extrapolar a los objetos culturales. Por ejemplo, las imágenes son susceptibles de esta metodología que partiría de la selección del corpus, pasando por la delimitación del género hasta llegar a la indexación de los "rasgos" de la expresión. Más adelante, al binomio expresión-contenido, el autor añade dos figuras necesarias para abarcar el análisis de Internet. La primera figura es la "garantía" o la instancia de validación, que es la que posee la autoridad para constituir el corpus y asegurar su coherencia. El carácter de esta figura puede ser una norma social, jurídica, científica o religiosa.
Igualmente, determinados meta-datos también pueden ejercer esta función, como sería el caso del editor o el autor. El segundo elemento que incorpora Rastier es el "punto de vista", considerado más allá del punto de observación, ya que viene determinado por la práctica, bien sea colectiva o individual, y su misión consiste en unir el proyecto y la tarea, permitiéndonos así agrupar varios textos dentro de un conjunto unificado. Esta doble implementación permitiría superar la oposición entre lo cualitativo y lo cuantitativo. Es decir, una solución para lograr evaluar y establecer la legitimidad y la autenticidad de lo que se presenta, hasta ahora ante nosotros en Internet, como una masa heterogénea de datos y documentos.
De manera general, la ambición que se esconde detrás de este libro es eminentemente teórica. Sin embargo, no faltan en él los ejemplos de distintos estudios empíricos que ponen de manifiesto la riqueza semiótica de los documentos digitales. Uno de ellos es el análisis comparativo de sitios web racistas y antirracistas, en el que se puede observar cómo actúan las variables anteriormente descritas. Tal como el autor argumenta en la última parte de este libro, este conjunto de aspectos propios del análisis semiótico no han sido tenidos en cuenta por la llamada Web semántica. En esta concepción, las cuestiones fundamentales no han sido resueltas con éxito hasta el momento. Sin ir más lejos, en lo que se refiere a la representación de los conocimientos, la Web semántica propone la adopción de standards (como XML o RDF) que son válidos para el funcionamiento y la compatibilidad operativa, pero no esclarecen la cuestión ineludible de la producción, identificación y evolución de tales conocimientos. Por este motivo de carácter ontológico, el primero de una lista incisiva y pormenorizada de los límites actuales de la Web semántica, Rastier decide apostar por una "Semántica de la web".
Esta especialidad debería dejar constancia de la complejidad intrínseca a la variedad de aplicaciones y tareas que se pueden llevar a cabo en la red. Esta complejidad es indisoluble de los regímenes de pertinencia, tanto de su definición como de su alternancia. Por consiguiente, resulta imperativo acudir a la praxeología para dilucidar cómo los documentos se ven afectados por estas transformaciones articuladas en un nivel pragmático. No debemos olvidar que ningún conocimiento es independiente de una tarea. Además, las propiedades esenciales de un objeto, cualquiera que sea, no pueden ser especificadas a priori. Es en el interior de la práctica donde se definen dichas propiedades.
En definitiva, éstas son sólo algunas de las múltiples ideas expuestas en esta obra, que reclaman una reflexión teórica en lo que respecta a la comunicación digital. Esta reflexión debe ser fundada en una semiótica de corpus, de la mano de una lingüística aplicable y adscrita a las ciencias de la cultura, para que pueda responder así a algunas de las perspectivas y demandas sociales que la solicitan.
María Barredo Escribano
Louis Hébert y Lucie Guillemette (dir.), Performances et objets culturels. Nouvelles perspectives, Québec: Les Presses de l’Université Laval, 2010, 521 pp.
Cultura y naturaleza se presentan constantemente en una relación tensa que da origen a diversas discusiones y genera múltiples estudios y posturas en torno a la prevalencia de una en la otra y viceversa. Ambas esferas, sin embargo, tradicionalmente se interdefinen mutuamente.
La obra que nos ocupa está compuesta de treinta contribuciones que indagan desde diversas perspectivas la problemática relacionada a la constitución de objetos culturales en los discursos generados en las distintas prácticas sociales. El contenido variado de los estudios, reagrupados en nueve capítulos según sus líneas de investigación, intenta abordar los objetos culturales en toda su complejidad desde una perspectiva teórica, analítica y crítica. Por lo tanto, resulta una obra de múltiples voces dialogando y discutiendo entre sí, a la vez que da cuenta de los horizontes disciplinarios a los que convocan los estudios culturales. Las distintas colaboraciones orientan sus investigaciones unas veces hacia el estudio de objetos culturales puestos en forma por discursos de toda procedencia y de producciones semióticas que emergen de ahí, otras veces hacia la ilustración de modelos puestos a prueba para comprender y explicar una gran gama de producciones discursivas y culturales.
En un primer estudio, François Rastier interroga las ciencias de la cultura con el fin de dar cuenta de la especificidad semiótica compleja de los objetos culturales que, en tanto complejos, no pueden ser reducidos a simples mercancías en un contexto de modelización. En su estudio, Rastier se apoya sobre la experiencia de la lingüística, considerada como una semiótica de la lengua, para abordar sucesivamente dos problemas propios de los objetos culturales que deben ser reconocidos en la semántica de los textos; en primer lugar, la asignación como pasaje de la señal física a la expresión semiótica, redoblada por la semantización, entendida como establecimiento y contextualización de los significados; y en segundo lugar, la textualización, a la vez genética e interpretativa, que establece la determinación de lo global sobre lo local. Para el autor, los objetos culturales son momentos estabilizados de prácticas de producción y de interpretación; dependientes de una praxeología; estos objetos pueden adquirir un estatus de objetos de conocimiento científico en la medida que ellos se inscriban en los procesos de producción y de interpretación de la cultura. En el horizonte de una antropología semiótica, Rastier procede, entonces, a realizar una tipología de objetos culturales. Le importa, por otro lado, restituir la complejidad del concepto cultura para reunificar el mundo humano.
Jean Guy Meunier, por su parte, intenta definir el objeto cultural a partir de la metaforización de la cultura. El autor aborda la problemática de la cultura articulándose alrededor de metáforas surgidas principalmente de dos enfoques distintos: el naturalista y el hermenéutico. La primera metáfora es el resultado de una aproximación naturalista a la cultura, considerada como un organismo vivo que nace, se reproduce, se adapta al ambiente y finalmente muere. Desde este punto de vista, la cultura, como parte integral de la vida social, es un objeto natural y puede ser estudiada como cualquier otro objeto de la naturaleza. La segunda metáfora proviene de una perspectiva hermenéutica donde la cultura es presentada como una esfera. Esta metáfora de la cultura tiene su origen en la figura retórica del círculo empleada por Herder para pensar la relación del hombre con su mundo. Estos dos tipos de metáforas, a pesar de su oposición aparente, descansan sobre una misma concepción semiótica, siempre interrogando la tensa relación que prevalece entre el mundo natural y el mundo de la cultura.
En otro estudio, Charalampos Magoulas reflexiona, particularmente, en torno a los procesos de origen de la civilización y de la relación entre el mundo natural y el objeto cultural; asimismo, el autor examina la noción de sensación desde la teoría propuesta por Fontanille, la noción de percepción del mundo físico desde la teoría de Aristóteles, el concepto de sensación desde la teoría gnoseológica de Hume y de Popper, y las objeciones de Rastier sobre el concepto de universalidad de la percepción, para finalmente, aplicarlas en el contexto de una cultura mundializada y de conflictos políticos que la propia cultura engendra.
En el decurso de los trabajos de una semiótica tensiva, Luisa Ruiz Moreno se cuestiona si es posible hablar de objetos que no sean culturales, dado que la cultura se define, para la semiótica, como el conjunto de discursos que la integran y la constituyen. Por lo tanto, para la autora, sería imposible considerar los objetos significantes fuera de la dinámica de los discursos y, por consecuencia, de la cultura. La cultura se presenta así, como una totalidad integrada por sus propias partes constitutivas y constituyentes en donde cada parte es también una totalidad en sí misma que manifiesta el gran conjunto al cual pertenece. De esta manera, Ruiz Moreno se interesa en la construcción semiótica del objeto cultural emanado de los discursos mismos y también en una dialéctica del sujeto y del objeto, construcción ligada, de facto, al concepto de performance.
Desde una perspectiva que se refiere a reproducir la génesis de productos culturales distintos, Louis Hebert examina las relaciones de contrariedad y contradicción que se despliegan en dos modelos intelectuales a la vez similares y diferentes. Por un lado, como producto de la cultura occidental, el cuadrado semiótico y, por otro lado, desde la cultura oriental, el catuskoti o tetralemma hindú. El autor intenta poner en relieve los cuestionamientos epistemológicos inherentes a estos sistemas de modelización del pensamiento que se sitúan en la extremidad de estas esferas culturales determinantes.
Numerosos son los objetos culturales que alcanzan su paroxismo en la noción de juego mismo. En este trayecto, Alejandro Zamora examina el concepto de juego como práctica cultural, en el comportamiento de los personajes de la novela City, del escritor italiano Alessandro Baricco. El autor describe esta práctica lúdica de la novela moderna como un objeto teórico de primer plano en el discurso de las distintas prácticas humanas. Siguiendo este recorrido, la dimensión semiótica de los performance culturales es el origen de las reflexiones de Nicolás Couégnas y Delphine Marc que discurren en torno a las prácticas lúdicas, sustentando su investigación en las proposiciones semióticas de Rastier; así, para los autores, el sujeto semiótico que sobreviene en el juego aparece como un sujeto modal híbrido, irreductible a un sujeto textual.
Si el juego y el jugador modelizan los performance culturales de un sujeto, los animales de peluche constituyen los objetos transculturales en el texto de Walter Putman. Estos objetos, como simulacros de la naturaleza, muestran las grandes etapas de la historia industrial moderna. Los peluches representan, para el autor, objetos transicionales según la teoría de Winnicott, prestándose, en la esfera de lo privado, a las diversas fantasías de los jóvenes sujetos.
En torno de las estructuras oposicionales que dan forma a ciertos modelos en el centro mismo de la edificación de las ciencias de la cultura, las relaciones que se tejen entre objeto y sujeto forman parte integrante de ciertos sistemas de interpretación de las sociedades y las producciones culturales que las definen. En este sentido, Nanta Novello Paglianti, interroga la dicotomía sujeto/objeto en un estudio que se propone integrar lo humano a los modelos de interpretación propios de las ciencias sociales. En la imagen de tales modelos, los signos se inscriben en un proceso de significación, que le permite a la autora dar cuenta del arte crudo brasileño sin fijar a eso los esquemas de interpretación limitados y condicionados por los tópicos del arte clásico. Están igualmente los procesos de interacción (o de oposición cultural) que guían el estudio de Catalina Sagarra que examina las narraciones de testimonios de sobrevivientes del genocidio ocurrido en Ruanda en 1994. En este estudio, la autora se apoya sobre los criterios morfológicos y raciales; así, el texto toma en cuenta las apropiaciones y las deformaciones de la cultura en el contexto de la colonización belga y las luchas antagonistas que le sobreviven, siempre según una perspectiva donde el sí mismo y el otro contribuyen a la construcción de la identidad.
Por otro lado, Olga Galatanu analiza los valores y las imágenes de la francofonía; principalmente de los mecanismos semántico-discursivos, centrando la atención en los procesos de construcción y de interpretación del sentido discursivo asignado a los diversos espacios culturales francófonos.
Maurice Chauque se inclina igualmente sobre la dinámica del yo y el otro; además, indaga las posturas identitarias de locutores franceses y mozambiques. Principalmente, el autor se detiene a reflexionar sobre las categorías semióticas de proximidad y lejanía. En consecuencia, Chauque intenta proponer una estructuración espacial del imaginario lingüístico de los sujetos en interacción.
La noción de "buen salvaje", en el contexto del descubrimiento de América, alimenta la reflexión de Nour Elsobky. El autor analiza la narración de los viajeros deconstruyendo el mito propio de la creación del Nuevo Mundo, como un elogio del modernismo y del progreso. Por su parte, Maric-Eve Samuel vuelve nuevamente a las interacciones culturales del civilizado y del salvaje que constituyen la célebre novela de Michel Tournier; en ella se señalan figuras y temas cuyos significados son a veces contradictorios. La autora efectúa una nueva lectura de la obra y contribuye con la noción de un tercero incluido con el fin de cercar el intervalo literario del texto novelesco.
Lucie Roy, en su artículo, reflexiona sobre el aporte cultural, e incluso ideológico, del documental Farenheit 9/11 y de la serie de películas de ficción de Aliens. Procura, de manera general, verificar cómo los discursos se contaminan por el uso de figuras o motivos ficcionalizados por el documental y documentalizados por las películas de ficción.
El espacio y los objetos introducidos en el seno de las figuraciones espaciales constituyen los elementos determinantes de las producciones semióticas que no pueden limitarse a una estructura temporal lineal. La semiótica de los objetos da origen al estudio de Marc Monjou quien se inspira, cardinalmente, en la semiótica del discurso, así como de la semántica de las culturas, de la historia cultural y de la sociología de las técnicas, para comprometer su reflexión hacia nuevas problemáticas que toman en consideración la dimensión funcional de los objetos, descuidada por una tradición lingüística que los reduce a simples referentes o soportes de signos.
Por su parte, Juan Magariños de Moretin explora ciertos principios desarrollados en el centro de la teoría pragmática de Charles Sanders Peirce con el fin de elaborar una semiótica indicial en la que el objeto de conocimiento se va incrementando en la universidad de la calle. Así, la expresión universidad de la calle se refiere al conjunto de conocimientos que se obtienen en alguna institución, pero sobre todo, que se adquieren en el esfuerzo cotidiano de tratar de ganarse el sustento de cada día o de tener éxito en la obtención de ciertos objetivos sociales; es decir, todo lo que ciertos individuos hacen para sobrevivir y otros para tratar de vivir todavía mejor.
Roberto Flores se interesa en los acontecimientos que componen una narración y en los efectos de continuidad que éstos pueden instaurar en el hilo de la trama narrativa. Más allá de una concepción semiótica que sitúa la narración como una transformación de un estado inicial a un estado final, el autor se propone describir y analizar la integración de los acontecimientos y su culminación en una narración en la que la progresión narrativa es dependiente de un espacio de significación. Se inspira en las ciencias cognitivas que asocian el tiempo de los procesos a un fondo temporal continuo. Flores examina las series iterativas de los acontecimientos y asigna un rol privilegiado a la continuidad y al espacio en la narrativa.
En el marco de los estudios de semiótica de la arquitectura, Ufuk Dogrusoz describe el programa de investigación de Alain Rénier e identifica las principales tensiones teórico-metodológicas. El autor supone que la complejidad espacial del programa no puede ser tomada en consideración debido a un modelo estructuralista de aplicación del cual emerge. De igual manera, desde la perspectiva de una semiótica de la arquitectura, Ruggero Lancia se inclina sobre el signo arquitectónico puesto en relación con los espacios culturales reales en el espacio de la obra gráfica de Bernard Tschumi.
Las relaciones que el signo lingüístico mantiene con el universo de referencia exponen mecanismos de modelización de sentido que permiten dar cuenta de los performances de los objetos culturales. Yves Bordet trata de develar la estructura lingüística de las grandes obras de la literatura francesa a partir de las 1700 palabras que componen la lista del Francés Fundamental Literario (FFL), que constituyen los lexemas de predilección. La enciclopedia lingüística catalogada, a partir de un software, permea 95% de los textos franceses, lo que hace a este discurso más accesible a los aprendices del francés, de lengua extranjera.
Yolanda G. López Franco establece una comparación lexicológica del nombre, como objeto cultural, en dos comunidades lingüísticas a la vez diferentes y similares: Montpellier, en Francia, y Tlalnepantla, en México. El trabajo se apoya en los corpus de las actas de nacimiento y del estado civil recolectados en dichas ciudades. Este estudio aborda el período 1960-1965 y lo pone en relación con los resultados de 1935-1955. La autora se apoya sobre los conceptos de bien simbólico, de pertenencia lingüística y de proyecto de parentesco inherentes a dichas comunidades lingüísticas.
Orientadas sobre las dinámicas de las representaciones y de objetos de un imaginario, las prácticas literarias y artísticas evocan los lugares de performances cultural, permitiendo reconstruir la trayectoria de seres y cosas. André Gervais presenta la primera novela de Louise Desjardins como un lugar en el que la cultura "conocedora" y la cultura popular se hacen eco, en una mezcla de géneros que puntúa en cierto modo el trayecto de una joven mujer en el seno de su Quebec natal y otros lugares. Estos son los espacios de significación subyacentes a los procesos de interacción cultural que retienen la atención de Lucie Guillemette en un estudio consagrado a una serie novelesca para jóvenes de la que es autora Claudine Vézina. La autora del artículo describe y analiza los objetos culturales y los performances que le acontecen a la heroína de la novela al vivir la experiencia de otros lugares (Yemen y después Japón) que no son el suyo.
El arte público y las 42 esculturas que surcan el territorio de Montreal, ligadas a la historia de Quebec y Canadá, son el objeto de investigación de Romain Gaudreault. El autor asocia la distribución de las esculturas al este y al oeste del boulevard Saint-Laurent, a la presencia británica y a la presencia francesa como figuras de tensión nacional entre dos pueblos, reproducido en el territorio de Montreal.
Florentina Vasilescu Armaselu explica las características del texto electrónico cuya densidad informacional, hecha posible por técnicas fotográficas diversas, permite regresar al contexto de producción sociohistórica.
Finalmente, en un último estudio de esta obra colectiva, los objetos que pueblan el ciberespacio son sometidos a la atención de Eric Trudel en un estudio sobre los sitios web de la restauración. El autor se apoya sobre la teoría morfosemántica desarrollada en el seno de la semántica interpretativa de Rastier para analizar los temas semánticos que componen los sitios seleccionados.
José Omar Aca Cholula
Actividades académicas
* Del 9 al 11 de mayo de 2012 se efectuó el congreso "Temporalidad y contextos: visiones interdisciplinares entre el arte, la historia y la lingüística", convocado por el Departamento de Filología Francesa de la Universidad Complutense de Madrid.
* Los días 25 y 26 de junio de 2012 se celebró en la ciudad de Lyon, Francia el Coloquio Cadir-Lyon, bajo el título "La significancia, formas y entonación en la lectura semiótica".
* La Asociación Venezolana de Semiótica (AVS) y el Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Antropológicas (LISA) de la Universidad del Zulia, en homenaje al Dr. José Enrique Finol, efectuó del 18 al 21 de julio de 2012 en la ciudad de Maracaibo, Venezuela, el VII Congreso Venezolano Internacional de Semiótica "Cotidianidad, Educación y Comunicación".
* La Asociación Internacional de Semiótica Visual (AISV) dedicó su X Congreso a los "Dilemas contemporáneos de lo visual", del 4 al 8 de septiembre, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
* La Asociación Internacional de Estudios en Semiótica (AISS) convocó al XI Congreso Mundial en Semiótica "Semiótica global: un puente que une diferentes civilizaciones", del 5 al 9 de octubre del 2012. Este encuentro tuvo como sede la Universidad Normal de Nanjing en China.
Ramsés Escalante
Grupos de investigación
CADIR, "Centre pour l’Analyse du Discours Religieux". Universidad Católica de Lyon (Programa 2011-2012).
Este centro de investigación propone, durante el período de 2011 a 2012, actividades de investigación y formación a partir de la lectura semiótica de textos bíblicos. Estas actividades de investigación forman parte de la enseñanza de los estudiantes de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Lyon; sin embargo, también tienen cabida los investigadores en teología, ciencias del lenguaje, literatura y, sobre todo, los interesados en la lectura de la Biblia. CADIR trabaja en vinculación con la asociación Cadir Rhone-Alpes, asociación para la práctica de la lectura colectiva de la Biblia, institución que centraliza las proposiciones de grupos de lectura sobre la región Rhone-Alpes.
La responsable de CADIR es Anne Pénicaud, quien imparte, junto con Louis Panier y Olivier Robin, los cursos del programa 2011-2012. La organización de los cursos sigue tres áreas: formación, lectura e investigación. Como parte del programa se celebró un coloquio los días 2 y 3 de marzo de 2012, donde se reunieron semiotistas de Francia y otros países; el coloquio se dedico a "La significancia: formas y enunciación de la lectura bíblica". Con este coloquio se concluyó un ciclo integrado por tres coloquios que se celebran anualmente, destinados al trabajo de hacer sentido de textos bíblicos.
Los anteriores coloquios han aportado material para la revista Sémiotique et Biblie, publicada por CADIR desde 1975, la cual cuenta con sumarios y resúmenes disponibles en la página electrónica www.univ-catholyon.fr, en la que se puede obtener más información sobre este centro de investigación y sus actividades.
Rosaura García Francisco