Introducción
El conocimiento andino adquiere relevancia
En el contexto de los desafíos globales del siglo XXI, redescubrir y visibilizar el mundo de conocimientos de la alta cultura de los Andes adquiere vital importancia. Esto, dado que varias de las preguntas planteadas y resueltas en el periodo precolombino, después de cuatro destrucciones del mundo y en el marco de la construcción del quinto mundo,1 coinciden con los desafíos de la era global actual. Cabe resaltar, en lo específico, la cosmovisión andina del medio ambiente, en la que la Madre Tierra Pachamama —la naturaleza— se entiende como un sistema interrelacionado, y la milenaria experiencia en la construcción colectiva de una economía de reciprocidad.
Desafíos de la investigación científica andina
Cuando nos abocamos a la indagación del tema precolombino, antes que tarde, surge el problema de la falta de evidencia documental.2 América aún no está seriamente presente en los libros.3 La ciencia de la alta cultura andina, es decir, la filosofía andina, las matemáticas andinas y la arquitectura andina, entre otras ramas del saber precolombino, casi no están mencionadas en la anales de la historia de las ciencias universales. En este escenario, la investigación se ha visto ineludiblemente enfrentada al reto de iniciar procesos de reconstrucción y decodificación de conocimientos aplicados a partir de vestigios de las lenguas, la arquitectura, la música, las pinturas coloniales, las obras de artes cerámicas y los fragmentos de textiles, etc. A inicios del siglo XXI se dispone de un cúmulo medido, disperso y diverso de documentos e investigaciones. Éstos van desde las crónicas españolas del siglo XVI, pasando por la mirada del americanista alemán Max Uhle (1897, 1919, 1923) —padre de la arqueología sudamericana—, las aportaciones geométrico-matemáticas de María Reiche (1949, 1954, 1955, 1965, 1968, 1975, 1993), empapadas del espíritu de la academia de la década de 1930, las investigaciones bajo la influencia de los años 60, hasta llegar a las aportaciones de las comunidades indígenas de 2018. En idiomas y formatos varios, desde diferentes disciplinas y escuelas de pensamiento, la bibliografía existente ofrece un crisol de miradas sobre el legado precolombino.
Las líneas de pensamiento en torno al Pacha
Desde 1584, la mayor fuente para decodificar el concepto Pacha son los documentos del Concilio Provincial de Lima, así como los diccionarios quechua/aimara-castellano (Academia Mayor de la Lengua Quechua, 1995; Perroud y Chauvenc, 1970; Rosat Pontacti, 2004; Torres Fernández de Córdova, 1982; Yaranga Valderrama, 2003), cuyo objetivo es generar puentes lingüísticos del castellano a las lenguas precolombinas y viceversa. El desafío permanente reside en el carácter polisémico y polifuncional de los términos precolombinos. A partir de la década de 1950, las investigaciones europeas y sudamericanas en torno al espacio, el tiempo y el espacio-tiempo, considerando o no el término Pacha, aluden en su mayoría, directa o indirectamente, a la noción de Spime (Haya de la Torre, 1936, 1956, 1957, 1976; Steger, 1991; Earls, 2006; Estermann, 2008;4 Uribe, 2008) y a Einstein,5 al que consideran un referente válido en torno al que se busca contraponer, ampliar o explicar el aspecto polisémico y aparentemente contradictorio de la voz Pacha. Finalmente, a partir de 1990 surgen investigaciones con relación al vocablo Pacha, de académicos con raíces andinas o con una clara cercanía a las comunidades indígenas6 (Milla Villena, 1983; 2003; Milla Euribe, 1990; Arriagada Peters, 2011, 2014, 2016; Lozano Castro, 1994, 2016,7 2018; Mejía Huamán, 1999; Carpio Natcheff, 2000; Untoja Choque y Mamani Espejo, 2000; Chambi Pumakahua, 2009a/b; Bascopé Caero, 2006; Chacama Rodríguez y Díaz Araya, 2011; Mamani Choque y Ramos Alcalá, 2013; Marín Benítez, 2015). Esta tendencia se observa con fuerza y está en claro proceso de crecimiento.
La representación de ideas andinas mediante formas
En el caso de la representación de las ideas andinas mediante la forma, el primer documento al respecto es el manuscrito de Pachacuti Yamqui datado en 1613. El cronista ofrece una imagen a mano alzada, que alude a una representación de ideas relativas al génesis del mundo andino, que existió en forma de una gran lámina de oro dispuesta en el templo Coricancha en el Cusco precolombino. Este documento es un clásico del americanismo prehispánico, del cual se han deducido un sinnúmero de interpretaciones (Pachacuti Yamqui [1613], 1993: 208; Milla Villena, 1983: 232-233; Milla Euribe, 1990: 9-11; Steger 1991; 24-28) y explicaciones polivalentes. Más allá de las diferencias, hay un consenso respecto de que la simetría de la imagen plantea una dualidad complementaria, y en cuanto a la función orientadora de la constelación Chakana en lo alto de la imagen. Esta alegoría puede entenderse como base para el análisis de la relación entre las ideas y sus expresiones formales (Figuras 1a y 1b).
Representación de la idea de génesis de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui (1613) Fuente: Manuscrito de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui (1613), cit. por Duviols e Iter (eds.) (1993: 208)
Representación de la idea de génesis de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui (1613). Fuente: Milla Villena (1983 [1613]: 232); y Milla Euribe (1990: 10).
La autora del presente artículo ha realizado dos aportes en el contexto de las ciencias andinas. En primer lugar, ha ofrecido la primera sistematización de la filosofía andina, las matemáticas andinas y la arquitectura andina.8 Si entendemos por ciencia un conocimiento sistematizado, entonces la sistematización aludida inaugura una nueva etapa en la historia de las ciencias universales, al demostrar deductivamente y aplicando la teoría de sistemas, la existencia de la ciencia andina. Habemus Ciencia Andina, la tesis doctoral en cuestión, ofrece una mirada al interior del mundo de las ciencias de la filosofía andina, las matemáticas andinas y la arquitectura andina. En segundo lugar, presenta un nuevo análisis del estado del saber, que considera un proceso de triple exploración. El desafío fue el reordenamiento del conocimiento disponible, con un enfoque de análisis vinculante y contextualizado. Ello considera la creación de nuevas interrelaciones entre a) El estudio del objeto de representación en cerámica de la idea Pacha, b) Una aclaración morfológica del término Pacha, y c) El cúmulo de investigaciones disponibles al respecto (Figura 2).
Las perspectivas que se despliegan son la posibilidad de avanzar en la construcción de una teoría en torno al concepto Pacha, aplicable al espacio-tiempo histórico, al espacio-tiempo urbano arquitectónico y al espacio-tiempo de producción agronómico, principalmente.
1. Pacha, un concepto panandino clave
Pacha “[…] la palabra primordial de los Pueblos de los Andes” (Bascopé Caero, 2006: 1) es un concepto panandino clave, que ha ocupado a las(os) eruditos andinos y coloniales desde que se imprimiese el primer libro en Sudamérica el año 1584:9 “Pacha es un vocablo quechua-aimara tan rico en acepciones y connotaciones, como tal vez lo sea el vocablo logos en griego o la palabra esse en latín” (Estermann, 2008: 75).
La polisémica voz Pacha fue considerada en el siglo XVI en Lima como una noción no traducible y sin equivalencia en latín, hebreo o griego. El vocablo Pacha10 es mencionado en los documentos trilingües —castellano, quechua y aimara— del Concilio Provincial de Lima (1582-1583), específicamente en la primera edición de la Doctrina cristiana (1584), en la cual, al final del texto, los autores adjuntaron anotaciones y aclaraciones respecto de los “vocablos dificultosos”11 de las lenguas quechua y aimara, en las que orientan al lector en la interpretación específica de los más de cien vocablos andinos introducidos en los documentos oficiales del Concilio.
En lo específico, la palabra quechua Pacha es un término de significados múltiples12 y funciones diversas, dependiendo de su ubicación dentro de un contexto determinado (Figs. 1a, 1b y 2), como se observa en la siguiente referencia: “Pacha, en las lenguas kechua y aymara, tiene la acepción de ‘mundo’, ‘universo’, ‘suelo’, ‘lugar’, ‘tierra’, ‘tiempo’, ‘historia’, ‘momento señalado o acaecido’, ‘número’, ‘un todo íntegro en sí mismo, solo, total, dos en uno’” (Yaranga Valderrama, 1991: 43).
1.1. Pacha: “espacio-tiempo”
Pacha puede entenderse como “espacio-tiempo” o “tiempo-espacio”.13 En una revisión realizada en varios diccionarios quechua-castellano, que abarcan desde Quito hasta Cochabamba,14 encontramos el término Pacha planteado de las siguientes maneras:
“Pacha. 1.- Lugar. 2.- Tiempo. 3. Tierra. 4. Época. 5. Vestido. 6.- Un parásito. 7.-En tal caso. 8.- Absolutamente. 9.- Vientre, barriga, panza, estómago. 10.- El que tiene seis dedos en sus manos o pies. 11.- Suelo, tierra. 12.- Partícula que significa inmediatamente. 13.- Partícula que significa mismo. 14.- Una enfermedad” (Perroud y Chauvenc, 1970: 125).
“Pacha n. “En expresiones de tiempo, lugar, modo, etc., ‘exactitud’ (en tiempo espacio, etc.), ‘precisión’, ‘sin dilación’, ‘totalidad’ (muy, totalmente, enteramente), ‘mismo’, ‘nada menos que’” (Rosat Pontacti, 2004: 682).
“Pacha s. Tiempo; lugar; tierra; mundo; comarca; región, país; manta; remolino; parásito; barriga; vientre, estómago; faz, rostro; hora; cobija; vestidura, ropa; época” (Torres Fernández de Córdova, 1982: 203).
“Pacha. 1. (nom.) Espacio, lugar. 2. (nom.) Tiempo. 3. (nom.) Tierra, mundo. 4. (nom.) Época, historia. 5. (nom.) Vestido. 6. (nom.) Parásito. 7. (nom.) En tal caso. 8. (nom.) Absolutamente. 9 (nom.) Vientre. 10. (nom.) El que tiene seis dedos en manos o pies, es atribuido a seres sobrenaturales. 11. (nom.) Suelo, tierra. 12. (nom.) Sufijo que significa inmediatamente. 13. (nom.) Sufijo que significa mismo. 14. (nom.) Enfermedad cultural denominada Pacha, atribuida al poder de las montañas y de la tierra” (Yaranga Valderrama, 2003: 199).
Este entendimiento espacio-temporal del vocablo panandino Pacha15 motivó a diversos investigadores americanistas16 a indagar posibles puntos de encuentro entre el concepto Pacha en su acepción de espacio-tiempo y la noción Spime (space+time) acuñada por Albert Einstein: “[…] existe la idea de que se puede abordar el fenómeno [pacha] con un lenguaje ‘occidental’, recurriendo para ello a las concepciones relativistas de Einstein sobre el tiempo y el espacio […]” (Steger, 1991: 18), así “[…] el espacio y el tiempo están intrínsecamente eslabonados en el pensamiento andino y […] tal interrelación se expresa en la lengua misma” (Steger, 1991: 24).
En términos generales, podemos decir que el concepto panandino Pacha eslabona el espacio con el tiempo, conformando una unidad indisoluble complementaria dual, fundamental en la cosmovisión andina.
1.2. Pacha: “espacio-[materia] y tiempo-[espíritu]”
Además de la acepción espacio-temporal que acabamos de tratar, encontramos otro grupo importante de significaciones: “[…] Pacha, nuestro Pacha es espacio, tiempo, materia, espíritu” (Bascopé, 2006: 5). Pacha también puede entenderse como “espacio-[materia] y tiempo-[espíritu]”. Esta definición amplía la de la unidad (espacio-tiempo), incorpora los polos de [materia/cuerpo] y [espíritu/alma], elementos que a su vez constituyen una unidad dual complementaria, una forma/idea [materia/cuerpo-espíritu/alma]17 en sí misma (Figura 3).
Esta mirada plantea la posible vinculación entre las unidades de (espacio-tiempo) y la [materia-espíritu]:
Ahora parece estar claro, lo que entendemos por la palabra Pacha, tanto en el sentido estrecho y amplio. En el sentido estrecho, pacha significa todo lo que es aprehensible. Lo que es visible, distinguible y adjetivable. En el sentido amplio, Pacha, significa alteridad, todo lo aleatorio, desconocido, indeterminado, como cuando las cosas vienen al mundo, los hechos, los eventos […] (Untoja Choque y Mamani Espejo, 2000: 9).
“Pacha: 1.- ‘espacio-[materia] y tiempo-[espíritu], origen de todas las cosas’. Una definición que amplía la de espacio-tiempo usada hasta la fecha, la cual considera la incorporación de la materia-espíritu. La palabra Pacha, entendida luego como concepto originario y generador de vida en el (espacio-tiempo) en constante cambio de la [materia+espíritu]. 2.- Estructura: ‘Ordenamiento 1, 2, 3 andamiaje generador de vida en el espacio-tiempo’” (Arriagada Peters, 2011: 46. “Glosario” ).
Esta lectura ampliada de la palabra Pacha “espacio-[materia] y tiempo-[espíritu]”, permite entenderla como un concepto generador de vida en el (espacio-tiempo) y en constante cambio de la [materia-espíritu]. Una mirada andina que desde su génesis no concibe ni da cabida a lo que Antonio Damasio (2011) denomina: “El error de Descartes”. Cuando el filósofo y matemático francés René Descartes dice: “Pienso, luego existo”, plantea una mente-espíritu separada del cuerpo-materia.18 En contraposición a la perspectiva de Descartes, la voz Pacha vincula la [materia] y el [espíritu], eslabona el [cuerpo] y el [alma] en una unidad complementaria proporcional e indisoluble. Pacha liga y re-liga esta unidad [materia/cuerpo-espíritu/alma] a un (espacio-tiempo) específico. El término Pacha habla de una vida personal y colectiva, entendida como unidad [cuerpo-alma], de una forma/idea emplazada en un espacio-tiempo o spacetime único y específico. Por lo tanto, la vida de la unidad [materia/cuerpo-espíritu/alma]19 y la forma/idea en el Pacha, deben entenderse como relativas y en mutación permanente (Figura 3).
2. La forma en el espacio-tiempo Pacha confiere existencia a las ideas
En el contexto de la filosofía andina, la forma/idea consiste en aquella “justa vinculación entre lo material e inmaterial en el espacio-tiempo Pacha”, que le confiere el estatuto de “existencia” a las ideas. Ello en el entendido de que para las(os) amautas20 de la América precolombina un concepto sin espacialización —es decir sólo inmaterial— es una idea en proceso, aun en busca de una expresión material concreta para poder completarse y gozar de existencia. Una existencia que el pensamiento andino concibe materializada21 dentro del Pacha. Aquí las ideas toman forma, son forma/ideas relativas a un espacio-tiempo específico desde el genuino inicio de su génesis. Por lo tanto, cada idea dispone de una cuidada expresión formal. Estamos, luego, ante una unidad [forma/idea] y/o [idea/forma].
2.1. La idea de espacio se expresa con un cuadrado o cubo. Espacio = ☐
En vista de la necesaria vinculación entre concepto y forma, podemos entender por qué la idea de espacio se asocia y se expresa formalmente y en la vida práctica por medio de un cuadrado o cubo:
En el simbolismo de la cosmología Andina, el concepto de unidad se denomina “Pacha”, que se traduce en Quechua como [espacio], “mundo”, “plano” […] Dicho concepto que representa toda unidad espacial, se expresa iconológicamente en el signo del “cuadrado”, el cual encierra las cualidades formativas de todo rectángulo en general (Milla Euribe, 1990: 43).
Además de expresarse en la figura geométrica del cuadrado, la idea de espacio se ordena, a su vez, en unidades fractales. Es decir, en cuadrados22 de diversas dimensiones, los cuales en escala micro y macro conforman una red cuadriculada infinita, un telar finamente hilado con múltiples módulos, en formato maxi, médium y mini, conformado por submódulos y supermódulos con idénticas proporciones, siempre cuadrados (Figuras 1, 3 y 7).23 Esta idea de espacio expresada en un cuadrado es una noción clave dentro del mundo andino. Ésta representa también las superficies y las terrazas de cultivo en andenes, que constituyen la base económica y alimentaria de la vida misma.24 El cuadrado expresa tanto la superficie en que se cultiva como el depósito de alimentos modular en el que se protegen y administran las cosechas:
La medida de unidad espacial [el cuadrado] expresada en su estructura unitaria cuadriculada o red de construcción proporcional [fractal], se asocia al concepto del signo “collca pata” […] que traducido literalmente como “depósito” (collca) y “andén” (pata), significa todo espacio que guarda o sustenta la medida (Milla Euribe 1990, 43).
2.2. La idea de tiempo se expresa con un círculo o circunferencia. Tiempo = 〇
La idea de tiempo está inserta y latente en el espacio representado con un cuadrado. Así, el círculo, en cuanto a idea de tiempo, nace de las diagonales del cuadrado que permiten visibilizar la circunferencia como un concepto inseparable del cuadrado [idea del espacio]. La circunferencia, por su parte —con un diámetro deducido de la diagonal del cuadrado —, contiene a la espiral, la que nos habla de una circunferencia [ idea de tiempo ] en movimiento. Esta idea de tiempo está conformada por ciclos, que al igual que en el caso de la idea de espacio, dispone de iteraciones fractales en formato micro y macro.
Un devenir del tiempo en movimientos concéntricos, 25 un tiempo que retorna cíclicamente — una y otra vez — a su principio y origen, un tiempo, que mirando al pasado, pre-dispone de unidades de desarrollo de crecimiento futuro preestablecidas (Figuras 3, 6 y 7).26
2.3. La idea de una “justa vinculación” se expresa en una matriz polivalente orientadora
El designio vinculador, la máxima “la justa vinculación de los opuestos”27 latente en el concepto Pacha deviene de la constelación Chakana o “Cruz del Sur”,28 entendida como un compás orientador “escrito en el cielo” del hemisferio sur. Esta constelación señorea el cielo austral, indicando siempre hacia el polo sur y, por ende, brindando —noche a noche— orientación29 a lo largo de todo el año. Las(os) amautas30 —sabias(os), filósofas(os), astrónomas(os) y arquitectas(os) precolombinas(os)— “bajaron” las estrellas del cielo reflejándolas en espejos de agua.31 Enfocándose en las dos líneas, de diferente largo, que sólo unidas conforman la cruz. Sobre esta base, construyeron un cuadrado cuyos lados corresponden a la línea corta y la diagonal a la línea larga— y luego una matriz polivalente que denominaron a su vez Chakana.32 Así, la Chakana se transformó —en su expresión de matriz polivalente— en el eje orientador de la alta cultura andina (Fig. 1 y 6).33 De este modo, se: “[…] representa este misterio de la chakana universal que tiende puentes [justos] entre lo humano y lo divino, entre lo vivo y lo inerte, entre lo femenino y lo masculino, entre el pasado y el futuro” (Estermann, 2008: 228).
Esta máxima que propicia la “justa vinculación de los polos” es una vinculación relativa, siempre ajustada al espacio-tiempo Pacha específico. La idea/forma de una justa vinculación entre polos se expresa mediante una matriz polivalente, fractal y multifuncional. Ella contiene una sucesión geométrica, fractal, así como también concéntrica de cuadrados y círculos perfectamente engarzados entre sí.
2.4. La idea de espacio-tiempo vincula un cuadrado/cubo con un círculo/circunferencia. Espacio + Tiempo = ☐ + 〇
La idea de espacio-tiempo en calidad de unidad eslabonada indisoluble es representada mediante ensambles en relación de equivalencia entre el cuadrado/cubo y el círculo/circunferencia, en versiones bidimensionales y tridimensionales. Esta idea/forma representa una unidad en consonancia con el principio de dualidad complementaria (Figuras 4, 5 y 6).34
[…] el signo compuesto por el par “escalera” [en el cuadrado] y “espiral” [en la circunferencia] es quizá[s] el de mayor trascendencia, al expresar el concepto de unidad de dualidad, manifestado en los principios del cuadrado y el círculo en movimiento […] Este sentido de movimiento por desplazamiento, infiere en los conceptos de “espacio” y “tiempo”, como dos dimensiones de percepción de la realidad y como expresiones de la dualidad cósmica” (Milla Euribe, 1990: 75).
Aquí la complementariedad del espacio y del tiempo responden y corresponden a un orden integrador, al equilibro natural entre contrarios complementarios o componentes polares de la unidad. En la idea de una unidad Pacha35 (espacio-tiempo), los pares opuestos espacio y tiempo se interrelacionan aportando sentido y movimiento.
En la Figura 5 puede observarse una representación cerámica del Pacha (Posnansky, 1929: 2,36 Milla Villena, 2003: 21) que eslabona el espacio = ☐ y el tiempo = 〇 con apoyo de un eje mediador = | para asegurar la “justa vinculación de los contrarios”37 dentro de la unidad complementaria proporcional dual espacio[materia] y tiempo-[espíritu] (Figuras 2 y 7).38
En esta pieza cerámica precolombina, el cuadrado ☐ habla del espacio-[materia] y se expresa como una escalera que alude a los tres mundos —el mundo de arriba, el de aquí y el de abajo—, denominados respectivamente Hanan Pacha, Kay Pacha y Uku Pacha.
El círculo 〇 habla del tiempo-[espíritu], representado en forma de una espiral, la cual encarna la mutación cíclico-concéntrica de aquél (Figura 6).39 La espiral hace alusión —con círculos concéntricos varios— a un desarrollo que considera unidades predeterminadas de evolución cíclicas.
Pacha está representado por tres elementos. El Espacio y El Tiempo sintetizados ambos en Purapa y el tercero es el Chika o Taypi, que viene a ser el mediador o el Persona-eje, que vemos de pie, sobre el cual giran los otros dos. Los tres elementos están sintetizados en la presencia continua del símbolo formado por la conjunción de una escalera o Chacana que expresa el Espacio con una espiral que representa el Tiempo Cíclico de radio siempre creciente y siempre diferente que nos permite conocer el Pasado y planificar el Futuro desconocido […] (Milla Vilena, 2003: 21).
El concepto Pacha eslabona el espacio-[materia] y tiempo-[espíritu], con-formando un todo unitario y dual (Figura 4).
3. Los avatares de la forma/idea en el espacio-tiempo Pacha: el cambio constante
Los avatares de la forma/idea en el Pacha, entendido este término como concepto originario y generador de vida en el espacio-tiempo, implican ineludibles transformaciones que conllevan cambios incesantes, cíclicos y relativos. Si el tiempo o tiempo-[espíritu] forma parte constitutiva de la unidad indisoluble Pacha, entonces la forma/idea está inexorablemente sujeta a dicha modificación constante. En este contexto, la presencia del tiempo, la cuarta dimensión, aporta movimiento, conduce a la metamorfosis y a una consecuente transformación.
3.1. La forma/idea sujeta a cambios cíclicos
De sumo interés son los cambios cíclicos de la idea/forma dentro del Pacha. Aquí se distingue el cambio cíclico propio de los procesos de mutación constante —día/noche, verano/invierno— y el cambio que alude a cambios mayores. La perspectiva se amplía entonces y se enfoca en cambios de era, en cambios que se entienden como un acabamiento y un renacimiento del Pacha, denominado Pachakuti:40
Pachakuti significa revolver el tiempo, en un doble sentido: perderse en el tiempo viejo y renovarse en el tiempo nuevo. Pachakuti significa entonces el vuelco o trueque del Pacha, es un revolver tiempo-espacio y del espacio-tiempo (Untoja Choque y Mamani Espejo, 2000: 23).
La observación del Pachakuti, el Pacha como maestro del cambio, abre nuevos horizontes. La observación de esta mutación y el análisis de las recurrentes regularidades del proceso, permiten entender el pasado y ofrecer herramientas para la planificación del futuro próximo y desconocido. Este entendimiento provee la posibilidad de planificar-modelar, de dar forma a un futuro que —desde la perspectiva de los Pachakutis— traerá consigo ineludiblemente elementos seriales recurrentes del espacio-tiempo pasado, pero de forma nueva y diferente: “[…] ‘pachacuti’ es el concepto que indica la noción de ciclo, que es retorno al mismo principio y crecimiento por unidades o etapas de desarrollo” (Milla Euribe, 1990: 68).
3.2. La forma/idea sujeta a cambios relativos
Sumado a los cambios constantes y cíclicos, están las adaptaciones relativas de la forma/idea a un espacio-tiempo concreto. Aquí se distingue claramente entre una variable constante y su adaptación relativa a un espacio-tiempo único y específico. Un buen ejemplo para aclarar esta idea/forma es la unidad matemática relativa denominada Papakancha.41 Un análisis morfológico nos habla de una kancha —una superficie rectangular— destinada al cultivo de la papa (Figuras 1 y 6).42 En lo específico, las dimensiones de la Papakancha varían según el lugar donde se emplace la superficie que se desea cultivar. Si la Papakancha se ubica en Quito, la superficie es igual a 1.00. Si ella se ubica en Cusco la superficie aumenta a 1.03 o en su defecto, si se le encuentra en Tucumán, a 1.11 (Earls, 1984: 7-8; Arriagada Peters, 2016: 28):
La explicación sobre esta medida se halla en un manuscrito de la Visita y Composición de las tierras hecha en el Cuzco en 1711 por el Marqués de Valdelirios Juez y Visitador General de Tierras […] En los autos seguidos por los ayllus reales de Hatun Yngacona y Capac Ayllu declararon poseer en Patallacta entre otros bienes 245 papacanchas y “como esta medida de papacancha no es muy ordinaria ni usada” y su extensión poco clara, pidieron al medidor de la Visita don Guillermo Gato una declaración especial de la cantidad de tierra que representaba una papacancha […] Según estas noticias la medición del suelo no fue una medida rígida, comprendía más bien un factor relativo + suelo + tiempo + clima (Rostoworowski Tovar de Diez Canseco, 1978: 26-27).
El uso de esta idea/forma de unidad de medida relativa Papakancha, fue estratégica para la economía precolombina, dado que la unidad en cuestión responde y corresponde a la superficie relativa necesaria para cultivar papas y obtener siempre la misma cosecha. En este escenario la forma/idea sujeta a cambios relativos requiere claridad respecto de la constante y lo relativo en sí misma. En el caso de la Papakancha la cosecha es la meta constante. En cambio, las dimensiones de la superficie son variables relativas,43 necesariamente ajustables a las condiciones específicas del contexto del altiplano, la costa, el pie de monte u otro.
Los avatares de la forma en el Pacha se evidencian materializados en la agronomía prehispánica. Invito a detener la mirada sobre el laboratorio al aire libre Moray44 “[…] un colegio experimental de los Incas” (Earls, 1989: 36). En este importante centro de investigación agrícola al aire libre precolombino —ubicado en el Valle Sagrado al norte de Kusko— se investigó así como también se testeó —por un periodo de varios siglos—45 el cultivo de la papa y el maíz. En “Moray: ‘redondez concéntrica, que engendra vida en el mundo animal y vegetal en forma cíclica’ (Arriagada Peters, 2011: 46' Glosario) se ‘creó la vida’, 46 se ‘multiplicó la flora y la fauna’”.47
Las instalaciones de este laboratorio agrícola, con-formadas por andenes de cultivo aterrazados, circulares concéntricos y sobrepuestos, reproducen los ecosistemas de los diversos pisos ecológicos de la región en forma microescalonada. Aquí se persiguió el vincular los opuestos: la tierra y el agua en el Pacha, para conformar una unidad indisoluble que genera y crea vida nueva. Sobre esta base se desarrolló una agronomía otra, que hoy podemos denominar orgánica. Un “cultivo de la vida”48 en constante búsqueda de “justas alianzas entre opuestos”. Ello propició a) el policultivo,49b) las asociaciones entre cultivos diversos, y c) la rotación de suelos, y el desarrollo de una epigenética que culminó con aproximadamente 4,000 variedades diferentes de papas. Así las cosas, el desarrollo de la micro-investigación agronómica se hizo en Moray; y la macro-aplicación, en los andenes de producción al otro lado del río Urubamba, con cultivos masivos en una relación 1:500.50 Una herencia de saberes que pudiera ofrecer orientación en aras de resolver el desafío de una sana alimentación global.
4. La forma/idea en el espacio-tiempo Pacha abre nuevos horizontes
El concepto panandino Pacha, polisemántico, polifacético y polifuncional, posibilita nuevos horizontes (Figura 7).51Pacha: “espacio-[materia] y tiempo-[espíritu]” invita a ver la vida personal y colectiva entendida como una unidad [materia/cuerpo-espíritu/alma] en un contexto de complementariedad proporcional dual y plantea el cuidado de las justas vinculaciones entre los polares como desafío constante. Pacha entiende la vida, las ideas y la vida de las ideas desde sus inicios como un proceso tetradimensional, insertas en un contexto en que las formas/ideas y su correspondiente expresión formal están sujetas a mutaciones y cambios constantes, cíclicos y relativos. Un escenario en que el avatar de las ideas/formas está sujeto a las leyes del espacio-tiempo Pacha.
Todo esto nos invita a indagar nuevas implicaciones de los avatares de la forma/idea en el Pacha. Es de interés la propuesta del “espacio-tiempo histórico” que desarrollara el peruano Haya de la Torre52 a mediados del siglo XX. A lo largo de más de dos decenios le planteó a Einstein53 la posibilidad de aplicar el concepto espacio-tiempo —es decir la idea de ‘lo relativo’— a la interpretación de la historia universal.54 Emulando a Einstein, Haya de la Torre asevera: “De allí surge nuestra teoría del espacio-tiempo histórico, respondiendo a Einstein que dijo: ‘no hay fenómeno sin su espacio y su tiempo’. Y nosotros dijimos también: no hay fenómeno histórico sin su tiempo y su espacio” (Haya de la Torre, 1977: 482). Con esta argumentación, el historiador desarrolló un pensamiento americano y un discurso político en consonancia, que plantea relativizar la interpretación de la historia desde una única perspectiva eurocentrista. Sin haber vinculado su espacio-tiempo histórico con el concepto de Pacha, medirse con el rigor de las matemáticas u ofrecer una sistematización filosófica, su propuesta abre nuevas perspectivas tanto teóricas como prácticas. En este marco, Haya de la Torre comenta su último encuentro con el genio matemático creador de la teoría de la relatividad. En dicha oportunidad, Einstein le planteó su apoyo para indagar aplicaciones del concepto espacio-tiempo (Spime), en un contexto que va más allá del ámbito propio de la física:
De pie mientras nos fotografiaban, el profesor Einstein me reiteró amables palabras de aliento acerca de mi proposición sobre el Espacio-Tiempo-Histórico. Me estimuló a seguir y recalcó el significado subjetivo del Espacio-Tiempo [...] y luego me repitió con mucho convencimiento: —It sounds so logical that it seems that a whole theory could be set up (Haya de la Torre, 1956: 151).
Visto así y reinterpretando la sugerencia de Albert Einstein, el abocarse a un serio análisis del concepto panandino Pacha, vinculándolo o no con el Spime, posibilita insospechados horizontes. Nos da luces respecto de nuevos entendimientos de los avatares de las ideas/formas insertas en el espacio-tiempo. Esto nos convoca a desarrollar “toda una teoría” que pudiere vincular en forma justa el mundo de conceptos panandinos con el acervo científico que nos regalan Einstein y otros tantos físicos y matemáticos, en el espacio-tiempo Pacha. La construcción de una nueva teoría en torno al Pacha pudiera darse desde a) una visión europea-anglosajona, b) una mirada en términos de un análisis filosófico y/o filosófico-matemático y matemático comparado entre la mirada europea-anglosajona y la visión andina respecto de los conceptos Spime y Pacha, así como también su interrelación viceversa, y c) desde una perspectiva, que considerando el referente conceptual europeo-anglosajón como lengua franca, anclada al concepto panandino Pacha “espacio-[materia] y tiempo-[espíritu], origen de todas las cosas“, busque aportaciones desde las filosofías andina, árabe, europea-anglosajona, china, india y otras. La invitación queda extendida.