Introducción: notas acerca de la vida y participación política de Eli de Gortari fuera de la Universidad
Hijo de Ana María de Gortari Pérez y Gonzalo de Gortari Zerecero, Eli Eduardo de Gortari de Gortari nació en la Ciudad de México el 28 de abril de 1918, “en el barrio pobre de Mixcalco, en la Ciudad de México”, decía él mismo, y también declaraba: “el recuerdo que tengo de mi infancia, muy feliz, aunque casi no tenía nada. Todavía ahora me queda la manía de tener juguetes, probablemente porque nunca los tuve”.1 Más que anécdota, estas palabras revelan parte de su historia personal, lo que a futuro lo llevó a concebir la necesidad de un cambio social.
Sus estudios de educación básica los cursó en la localidad en la que nació. Éstos estuvieron marcados por el contexto de la posrevolución, escenario que llevó a considerar las ideas de la Revolución mexicana como la ideología dominante, es decir, como expresión de la política de conciliación de clases revestida de un lenguaje izquierdista que los gobiernos posrevolucionarios utilizaron. Además, este periodo de su vida se desenvolvió en un ambiente político caracterizado por la organización y movilización de los sectores obrero y campesino, que comenzó desde finales de la década de 1920, y, de manera más enérgica, después de la crisis de 1929, durante la década de 1930.
En el ámbito medio superior, Eli de Gortari disfrutó, más directamente, de uno de los productos ideológicos de la posrevolución: la educación socialista. En esta experiencia se puede encontrar el contexto que posibilitó una temprana aproximación a la ideología marxista, lo cual le impulsó, en su madurez, a reconocer la importancia y el avance de la educación socialista y a lamentarse de que no hubiera sido instaurada en el nivel superior. Al respecto, De Gortari se forjó un balance histórico crítico, en el que “[l]a agudización de las luchas sociales suscitadas en favor y en contra del cumplimiento del programa de la Revolución Mexicana, se reflejó activamente y con violencia en las Universidades, hasta que, en 1933, la Universidad de México quedó bajo el dominio de la reacción”.2
La trayectoria universitaria de Eli de Gortari inició en 1938 con su ingreso a la carrera de Ingeniería petrolera en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), misma que abandonó al año siguiente para estudiar en la Escuela Nacional de Ingeniería Municipal, de donde egresó como Ingeniero Sanitario en julio de 1942. Después, regresó a la UNAM para estudiar Matemáticas, en la Facultad de Ciencias, entre 1942 y 1945, y Filosofía e Historia en la de Filosofía y Letras, donde obtuvo los grados de maestro y doctor en Filosofía en 1949 y 1955, respectivamente. Para la década de 1960, De Gortari ya contaba con un posicionamiento académico dentro de la UNAM, como profesor de las cátedras de Lógica y Filosofía de la Ciencia, y como uno de los coordinadores del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos.
De manera simultánea a su consolidación académica se dio su afianzamiento político e ideológico, en la década de 1960, el cual recibió influencia del contexto de lucha social que se vivía en el país, caracterizado tanto por la agitación y derrota de los movimientos obreros de 1956-1959, como por el surgimiento de nuevos sujetos de lucha, como los estudiantes y los movimientos urbano popular y guerrillero -es decir, lo que se ha llamado “nuevos ímpetus, formas y protagonistas”-3; en el ámbito internacional, el influjo se debió a la Guerra Fría, la carrera espacial y armamentista que conllevó la existencia del bloque socialista, así como la Revolución cubana y su influencia en el surgimiento de guerrillas en América Latina.
En este contexto, en 1960 Eli de Gortari ya estaba vinculado a organizaciones de izquierda, nacionales e internacionales, hecho que, en el ámbito de la Guerra Fría, significaba un peligro para su vida y su trayectoria académica. Dichos vínculos políticos fuera de la Universidad influyeron y posibilitaron su participación dentro de la protesta universitaria. Esto llevó al Gobierno mexicano a espiar las actividades académicas y políticas de De Gortari a partir de 1960, de lo cual dan cuenta los documentos del Departamento de Inteligencia e Investigación Secreta del Estado Mexicano: la Dirección Federal de Seguridad (DFS).4
Las organizaciones de carácter internacional a las que De Gortari estaba vinculado eran parte del bloque socialista, como el Comité Nacional Permanente de Solidaridad con Vietnam, la Sociedad Mexicana de Amistad con China y el Instituto Cultural Mexicano-Ruso. En las décadas de 1960 y 1970, estos tres fueron órganos de operación política que permitieron la difusión de sus procesos revolucionarios y la vinculación entre los comunistas de México y el movimiento comunista internacional.
Algunas organizaciones políticas nacionales a las que perteneció fueron el Comité Permanente de la Asamblea Nacional por la Liberación de los Presos Políticos -instancia auspiciada por el Partido Comunista Mexicano (PCM) que luchaba por la libertad de personajes como Demetrio Vallejo, con la “Campaña Pro libertad de los Presos Políticos”-5 y el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), proyecto impulsado por Lázaro Cárdenas con el objetivo de agrupar en un referente político a las fuerzas antiimperialistas y solidarizarse con la Revolución cubana.6 Además, como intelectual orgánico, participó en el Círculo de Estudios Mexicanos encabezado por Alonso Aguilar Monteverde, Jorge Carrión y Adela Salazar, agrupación dedicada a analizar la realidad económica y política de México y a promover eventos de solidaridad con la Revolución cubana.7
El expediente de la DFS dedicado a Eli de Gortari inicia en julio de 1960, con el registro de su asistencia a una reunión del Comité Ejecutivo Nacional del Círculo de Estudios Mexicanos, en el cual se destaca su presencia en la organización de manifestaciones en favor de la Revolución cubana.8 No es extraño que De Gortari fuese espiado por la DFS, el seguimiento policiaco a intelectuales de izquierda, que ya era común, se acrecentó a partir de 1960 y se aplicó a quienes mantenían una relación estrecha con el gobierno de Cuba u organizaciones comunistas,9 por ejemplo, a Efraín Huerta, Ricardo Guerra, Agustín Yañez, Juan José Arreola, Octavio Paz, Joaquín Diez-Canedo, Salvador Novo, Pablo González Casanova y Arnaldo Orfila Reynal.10
La participación política de De Gortari, según he indagado, no fue por medio de una militancia formal o adscripción a partido político alguno,11 aunque mantuvo cercanía con el PCM, hecho que la DFS registra como militancia y le atribuye ser asesor político y organizativo de la Juventud Comunista de México.12 Sin embargo, no se encontró documentación en la que conste su militancia, tales como el carnet de afiliación al partido o su registro de asistencia a congresos. No obstante, la cercanía de De Gortari al PCM influyó para que participara en algunos de los movimientos universitarios de protesta política, como los surgidos en 1963 en Michoacán, el de 1966 en la UNAM y el de 1968.
La experiencia Nicolaíta, 1961-1963
En 1950 Eli de Gortari se integró por primera vez a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), como profesor en las cátedras de ética, psicología, filosofía, mecánica de suelos e ingeniería sanitaria, las cuales impartió un par de años. En 1961 regresó a la UMSNH para ocupar el cargo de rector, experiencia que terminó en 1963 y que incluyó a De Gortari como actor y sujeto principal de la oleada de protestas estudiantiles que se extendió en México durante esa década e inicios de la siguiente.
El contexto como llegó y le permitió ocupar el cargo de rector estuvo marcado por la existencia de movimientos estudiantiles de izquierda, como el de 1956, y de derecha, como el de 1960, conocido como la “huelga moral”,13 que buscaba eliminar el carácter socialista de la educación que se impartía en la Universidad. Pero el principal antecedente de la llega de De Gortari a la rectoría se remonta a 1961, cuando sectores de izquierda como el gobierno de Michoacán -relacionado políticamente con Lázaro Cárdenas, con quien De Gortari trató en el MLN- y las organizaciones estudiantiles del PCM-apoyadas por agrupaciones campesinas y obreras del mismo partido- desarrollaron un movimiento en la Universidad Michoacana que pugnaba por el establecimiento de una nueva ley orgánica para su Universidad y que terminó con la instauración de una legislación basada en la de la UNAM, aunque con diferencias secundarias. La nueva ley, aprobada por el entonces gobernador de Michoacán, David Franco Rodríguez, incluía:
En su parte, digamos dogmática [retomada del proyecto de educación socialista], o de principios orientadores de los fines históricos de la institución, los fundamentos del marxismo o el materialismo dialéctico […] esto modificaría entre otras situaciones, los requisitos para ser rector, abriendo el paso, conforme al criterio de los dirigentes de dicho movimiento, para escoger a quien sin ser egresado de la Universidad reuniera los requisitos ideológicos, académicos y científicos.14
Esto posibilitó que el 11 de julio de 1961 la Federación de Estudiantes de la Universidad Michoacana (FEUM) y el Consejo Estudiantil Nicolaíta (CEN) (ambos, organizaciones de izquierda que incluían militantes de la JCM y de un sector del profesorado con pasiones progresistas) postularan a De Gortari en la terna de candidatos para rector y que promovieran su elección mediante la organización de mítines y la repartición de propaganda.15 El movimiento estudiantil y de profesores fue fundamental para la elección de De Gortari como rector, el 7 de agosto de 1961. Incluso el gobernador de Michoacán en turno, Franco Rodríguez, concibió la llegada de De Gortari como una forma para terminar con el conflicto surgido entre grupos de poder al interior de la institución y dar paso a una renovación integral de la UMSNH.16
Durante su rectorado, De Gortari impulsó el mejoramiento del nivel académico de la Universidad Michoacana al implementar reformas, entre las que destacan la revisión y actualización de los planes de estudio y el establecimiento de un reglamento para el profesorado de planta en facultades, institutos y centros de investigación para poder regular y promover el desarrollo de los académicos. También fomentó tanto la creación de la Facultad de Altos Estudios Melchor Ocampo (FAEMO) -la cual fue establecida el 17 de noviembre de 1961 e incluyó un Taller para la Fabricación de Aparatos e Instrumentos Científicos- como la apertura de las carreras de fisicomatemático e ingeniero industrial y el establecimiento de la Facultad de Agro Biología Presidente Juárez con las carreras de fitomejorador, agrólogo, parasitólogo y agrónomo.17
Respondiendo a las necesidades del estudiantado que le hizo llegar a rector, De Gortari estableció el Centro Médico para Estudiantes Universitarios y fortaleció el proyecto de las Casas del estudiante con la apertura de nuevas unidades como la Casa del estudiante Santos Degollado y la Residencia femenil Juana Pavón. A su vez, atendiendo a las necesidades del personal académico, gestionó la incorporación de los trabajadores y profesores de todas las dependencias de la Universidad al régimen mexicano de seguridad social.18
La presencia de De Gortari y las medidas de mejoramiento de la Universidad Michoacana que emprendió no satisficieron a toda la población universitaria e incomodaron al Gobierno del estado de tal manera que un grupo de inconformes comenzó a fraguar contra la presencia del “comunista que había llegado a corromper”.19 A mediados de 1962, De Gortari enfrentó la primera problemática política con los inconformes de tendencia derechista: Jaime H. Trejo, director de la Facultad de Ingeniería, lo acusó de usurpación de funciones al pasar sobre la autoridad del Consejo de dicha Facultad, pues fomentaba en ella cambios académicos y de la planta docente. De Gortari destituyó a Trejo y éste le acusó de dolo en el procedimiento de su cese de funciones, debido a que no consultó al Consejo Universitario. Este altercado se solucionó en favor de De Gortari cuando el Consejo decidió ratificar la decisión.20
El conflicto que llevó a la expulsión de De Gortari de la Nicolaíta inició el 1° de febrero de 1963 con la publicación de un manifiesto firmado por 75 personas -entre ellas, estudiantes y profesores-, cuyo punto principal era la salida de De Gortari de la Rectoría, alegando violaciones a la Ley orgánica, aunque también se acusaba de malversación de fondos. Entre los firmantes destacaban, además de Jaime Trejo, tres miembros del grupo de poder desplazado por el rectorado de De Gortari: Lic. Gregorio Torres Fraga, Dr. Ubaldo Martínez y Dr. Mario Tapia. Ante esta acción de protesta, la FEUM y el cen dieron su apoyo al Rector, desencadenándose en los meses siguientes una serie de protestas en apoyo y repudio a De Gortari.
El 6 de febrero de 1963, los derechistas convocaron a asambleas de profesores y alumnos, y maniobraron las de las facultades de Medicina, Derecho, Odontología e Ingeniería, las cuales se declararon en huelga. El 7 de febrero, profesores, estudiantes y gente externa a la Universidad con tendencias derechistas y que repudiaban a De Gortari como rector irrumpieron en la Rectoría y amenazaron violentamente a De Gortari para que firmara su renuncia, pero éste logró soportar la presión hasta que un grupo de estudiantes de la FEUM y el CEN lo rescató. El mismo día, el Consejo Universitario en sesión extraordinaria acordó condenar las actividades del grupo firmante del manifiesto del 1° de febrero, y, al día siguiente, una asamblea estudiantil mayoritaria apoyó las resoluciones del Consejo Universitario de adoptar el lema “Universidad o muerte” y “llevar a cabo una radical depuración de los maestros agitadores y de los dirigentes estudiantes que los seguían”.21
Durante los días siguientes se llevaron a cabo movilizaciones en favor y en contra de la presencia de De Gortari, pero fueron más numerosas las primeras de tal manera que, pese a mantenerse en huelga las facultades de Ingeniería y Odontología, gran número de estudiantes tomaron clases en instalaciones de extramuros. Una confrontación relevante ocurrió el 23 de febrero, cuando un grupo de estudiantes derechistas intentó tomar de manera violenta las instalaciones del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, a cuya acción respondieron los estudiantes de la FEUM, desalojándolos.
La mayoría de los estudiantes y profesores de la Universidad se declaró abiertamente en favor del Rector, por lo que, vencida la derecha al interior de la Universidad, Jaime Trejo descubrió sus redes de apoyo externo convocando, el 30 de enero, a una movilización en la que se integraron grupos sinarquistas y fanáticos religiosos con la consigna de recuperar el Colegio de Michoacán de las manos de los comunistas.22 Ese día ocurrió una confrontación entre estudiantes y personas externas a la Universidad pertenecientes a la Unión Nacional Sinarquista, el Partido Acción Nacional y la Unión de Usuarios de Servicios Públicos y Contribuyentes. Sumado a esto, las Cámaras de Comercio, de la Banca y de la Industria de Michoacán vinculadas a los grupos políticos antidegortaristas declararon que los sindicatos de sus empresas iniciarían un paro si no volvía la estabilidad al estado.23
La actuación de las fuerzas derechistas coincidió con un cambio, en 1962, en el contexto político de la región: la “sucesión política en Michoacán”,24 que hasta entonces había sido espacio político cardenista, puesto que el entonces presidente Adolfo López Mateos decidió no apoyar al candidato cardenista, Lic. Natalio Vázquez Pallares, y fue electo como nuevo gobernador de Michoacán el Lic. Agustín Arriaga Rivera, quien entró en funciones el 16 de septiembre del mismo año.25 Esto significó un golpe para las fuerzas progresistas, en general, y cardenistas, en particular, y, siendo la rectoría de Eli de Gortari expresión de estas posturas, es posible que López Mateos y Arriaga Rivera buscaran la destitución del Rector para debilitar la influencia cardenista y del resto de los grupos de izquierda como el PCM.26
A inicios de 1963, Arriaga Rivera actuó con disposición para sacar de la Rectoría a De Gortari. Primero permitió que el conflicto escalara de intensidad y después tomó un posicionamiento abierto en favor de los antidegortaristas, pues cuando De Gortari contactó al general de la XXI Zona Militar, correspondiente a Michoacán, Félix Ireta Viveros, para pedirle apoyo con el fin de contener el conflicto, el Gobernador habló con el general Ireta, pidiéndole que se negara a ayudar al Rector, y el 27 de febrero enviaron una carta a De Gortari en la cual sugerían que, para avanzar en la resolución del conflicto, las autoridades universitarias debían echar atrás la expulsión de los alumnos y profesores disidentes:
Por su estimable conducto, sugerimos se examine la posibilidad de dejar sin efecto las expulsiones de profesores y alumnos acordadas en los primeros días de este mes, a fin de que en un ambiente de armonía y de los conductos de la ley orgánica de la Universidad, puedan ponderadamente estudiarse y resolverse en justicia, los puntos en disputa que han suscitado esta dificultad.27
Este hecho, menciona Espinosa Parra, hizo que se expandiera un derrotismo entre quienes apoyaban al Rector, pues significaba que el Gobernador se posicionaba abiertamente en contra de Eli de Gortari. La reinstalación de los profesores y alumnos expulsados, en lugar de calmar el conflicto, lo agudizó, por lo que De Gortari no los restituyó y además se negó a presentar su renuncia, opción que le fue propuesta. Entonces, grandes movilizaciones de estudiantes de la Universidad y de sus preparatorias tomaron las calles. La más grande fue la que se realizó el 13 de marzo con rumbo al Palacio de Gobierno, reafirmando su apoyo al Rector.
Ante la incapacidad de expulsar a De Gortari con el movimiento de profesores y alumnos disidentes, Arriaga Rivera promovió que el gobierno del estado de Michoacán decretara una nueva ley orgánica. El 15 de marzo, por medio de La Voz de Michoacán y El Heraldo, De Gortari recibió la noticia de dicha ley, “que en principio derogaba a la anterior, destituyendo por ende a todas las autoridades universitarias”.28 Esto le permitió al Gobierno darle al conflicto una salida aparentemente legal. Sin embargo, la expulsión de De Gortari no terminó con el conflicto, incluso se agravó en la segunda mitad del mes de marzo y terminó únicamente con la toma de las instalaciones de la Universidad por el Ejército, luego de vencer la resistencia de los estudiantes.
Entre michoacán y el 68. la protesta de 1966 en la UNAM
En abril de 1963, en el mismo año de su expulsión de la Universidad Michoacana, De Gortari fue recibido en la UNAM para impartir la cátedra de lógica en la Facultad de Filosofía y Letras y la de filosofía de la ciencia en la de Ciencias. Además, se le nombró director del Centro de Estudios Filosóficos, posteriormente Instituto de Investigaciones Filosóficas. A más del de los miembros del PCM y la JCM que trabajaban en la UNAM, es posible que Eli de Gortari recibiera el apoyo de Lázaro Cárdenas -quien, según se sabe, era cercano al entonces rector de la UNAM, Ignacio Chávez-29 para ser acogido de manera expedita.
La figura de intelectual de izquierda de De Gortari se había difundido después de su expulsión de la Nicolaíta, por lo que acogerlo en la UNAM, con el cargo de director en una de sus dependencias, representaba que los progresistas aún contaban con fuerza en el ámbito universitario y una afrenta al Gobierno y a las agrupaciones derechistas. Esto se demuestra en el seguimiento que la DFS le dio a De Gortari en la UNAM. En los expedientes de la DFS, un informe con fecha del 23 de abril de 1963 y titulado “Informe en relación a los universitarios” menciona:
El nombramiento del Dr. Eli de Gortari, ex-rector de la Universidad de San Nicolás de Morelia, Michoacán, como director del Centro de Estudios Filosóficos de la UNAM, ha provocado el descontento no sólo de los grupos de derecha como el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (muro), sino también de los de izquierda.30
El informe no menciona cuáles eran los grupos de izquierda que estaban inconformes con el nombramiento de De Gortari, pero es seguro que eran pequeños grupos con posturas radicales, pues en sus volantes acusaban a De Gortari de haber traicionado al movimiento “nicolaita” cuando se retiró al ser destituido del cargo de rector por el gobierno del estado. Importa destacar que De Gortari, además de ser espiado por el gobierno federal, se encontraba en la mira de las agrupaciones políticas universitarias, tanto de izquierda como de derecha, lo que confirma su relevancia como actor político en ese medio.
La reincorporación a la UNAM le permitió a Eli de Gortari ser partícipe, en 1966, de otro movimiento universitario, el cual inició con la protesta de estudiantes de la Facultad de Derecho, inconformes con la reelección de su director César Sepúlveda; pronto demostró ser fomentado por fuerzas políticas cuyo objetivo era destituir o, al menos, amedrentar a Ignacio Chávez, quien iniciaba su segundo periodo de rectorado. Al respecto, Imanol Ordorika afirma: “aunque no existan pruebas materiales de que Díaz Ordaz haya estado implicado de forma directa en la renuncia forzada de Chávez, resulta claro que el presidente nunca intervino para apoyarlo”.31 En el mismo libro, Ordorika expone algunas referencias que demuestran la vinculación entre líderes estudiantiles, funcionarios del Gobierno y políticos priistas.
Además de los intereses políticos, el malestar del estudiantado fue el factor que determinó la destitución del Rector, pues éste implementó un proyecto de modernización educativa que conllevó un programa de regularización académica y de mayor exigencia a profesores y alumnos, con lo que no estuvieron de acuerdo. A estos últimos impuso el examen de admisión para el ingreso a la UNAM, incluyendo a los egresados de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP); a nivel superior estableció medidas de rigor académico, como dar de baja a quienes reprobaran tres veces una misma materia de forma consecutiva o reprobaran diez exámenes y la imposibilidad de reinscripción a los alumnos que adeudaran el 50 por ciento de las materias de un año.32 El descontento de los estudiantes se debía tanto a las medidas de modernización como al autoritarismo con que les trataban las autoridades universitarias, basándose en el artículo 82 del estatuto universitario que permitía expulsar alumnos por motivos políticos.33 Entonces, los objetivos de la protesta universitaria eran derogar dicho artículo y revertir las políticas de modernización académica.
Pese a que Ignacio Chávez concedió algunas de las demandas formuladas -por ejemplo, eximir del examen de ingreso a la Universidad a los egresados de la ENP-, el movimiento continuó hasta la renuncia obligada del Rector, la cual fue incitada por un grupo de estudiantes que el 26 de abril tomó las instalaciones de la Rectoría de la UNAM. Una vez destituido Chávez, el 5 de mayo, fue nombrado rector Javier Barros Sierra, quien, para apaciguar la situación política, accedió a las múltiples demandas expresadas por los estudiantes en el movimiento contra el Rector. Éstas se reflejaron tanto en las reformas a los reglamentos para exámenes e inscripciones como en el establecimiento del pase automático de los egresados de las preparatorias de la UNAM a las escuelas y facultades de estudios profesionales.34
Al llegar Barros Sierra a la Rectoría y hacer concesiones al movimiento estudiantil, sectores de izquierda -principalmente el PCM y la JCM- decidieron promover una reforma más profunda en la estructura de la UNAM, conocida como la Reforma Universitaria, la cual implicaba la modificación de la Ley Orgánica en busca de una participación más incluyente de los estudiantes, trabajadores y profesores para dar un carácter democrático al gobierno de la Universidad. Con este nuevo plan de acción política, Eli de Gortari, pese a no tener una intervención relevante en la destitución de Ignacio Chávez, se integró al movimiento estudiantil, apoyando las posiciones del PCM expresadas en panfletos y volantes, los cuales se publicaron, de manera más elaborada, en un suplemento especial de la revista Historia y Sociedad,35 para el cual De Gortari escribió un artículo titulado “Proposiciones concretas para la Reforma Universitaria”,36 en el que señalaba como el aspecto más urgente de la Reforma la democratización del gobierno universitario. Su proposición era la siguiente:
Primero. El cambio de la composición de la Junta de Gobierno, dando representación en ella a los profesores y alumnos (modificando los artículos 4 y 5 de la Ley orgánica).
Segundo. La elección del Rector por la Junta de Gobierno de una terna formada por el Consejo Universitario (modificación del Artículo 6 de la Ley orgánica).
Tercero. El aumento del número de representantes alumnos en el Consejo Universitario, igualando el número de representantes profesores y de directores (modificación del Artículo 15 del Estatuto).
Cuarto. El aumento del número de representantes de los trabajadores técnicos y administrativos, desde uno sólo que actualmente tienen hasta un representante por cada centro de trabajo independiente (modificación del Artículo 23 del Estatuto).
Quinto. El establecimiento de la paridad en la representación de alumnos y profesores en los Consejos Técnicos de las facultades y escuelas y considerando también representantes de los trabajadores (modificación del Artículo 12 de la Ley Orgánica).
Sexto. La modificación de los procedimientos de elección de los representantes profesores, alumnos y trabajadores en el Consejo Universitario y en los Consejos Técnicos, estableciendo el voto universal y directo, con la consiguiente supresión de los actuales requisitos para poder ser elegidos (modificación de los Artículos 16-24, 44 y 45 del Estatuto).37
El PCM y el movimiento estudiantil no tuvieron la fuerza para implementar las propuestas más radicales como las de Eli de Gortari, que contemplaban cambios profundos en la forma de gobierno de la Universidad, como la real participación de los estudiantes y trabajadores; no obstante, fueron bandera de lucha y material de agitación al interior del movimiento, lo que hizo a De Gortari uno de sus ideólogos desde 1966 hasta el final.38
El quiebre. El movimiento estudiantil de 1968
La siguiente experiencia de protesta política universitaria en la que participó Eli de Gortari -posiblemente, la más importante, pues marcó un quiebre en la vida política del país y en la suya-, fue el movimiento estudiantil de 1968, que tuvo como principales centros de organización las universidades del centro del país. A diferencia de los otros dos movimientos universitarios en los que participó De Gortari, el de 1968 inició y se desenvolvió teniendo como eje principal problemáticas que no se circunscribían al ámbito universitario, sino al nacional e internacional en el marco de la Guerra Fría.
Los antecedentes del movimiento estudiantil de 1968 son, por una parte, una serie de protestas universitarias de la que ha sido considerada la insurgencia estudiantil. De acuerdo con Guevara Niebla, entre las principales se encuentran la de Guerrero (1960), Puebla (1962 y 1964), Michoacán (1963), Baja California (1965), Durango (1966), Sinaloa (1966) y Chihuahua (1967).39 Una característica de estas protestas es que fueron conducidas, en parte, por miembros de la JCM y de su amplio referente organizativo, la Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos (CNDE). Esto significó que de manera indirecta el PCM intentara difundir sus líneas programáticas y de acción, aunque la realidad social le rebasó y quedó incapacitado para la dirección del movimiento.
La principal y más conocida estructura organizativa y de dirección política del movimiento de 1968 fue el Consejo Nacional de Huelga (CNH) creado el 2 de agosto del mismo año y compuesto por estudiantes universitarios y de nivel medio superior de toda la República, aunque principalmente lo integraban estudiantes de la UNAM y el IPN. Al ser académico, Eli de Gortari estaba excluido del CNH, por lo que su participación requirió de la conformación de un organismo diferente: la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas. La Coalición, como la instancia organizativa de los académicos, se constituyó el 8 de agosto de 1968, sólo seis días después de que el CNH fuera conformado. Sus principales dirigentes fueron Eli de Gortari, Heberto Castillo y Fausto Trejo.40 Acerca de la fundación de la Coalición, Castillo narró:
Cuando son agredidos los estudiantes y cuando Javier Barros Sierra realiza una marcha en protesta por la violación de la autonomía universitaria y por el bazukazo aquel que tiró las puertas de la preparatoria; entonces en lo que ahora es el auditorio Che Guevara nos reunimos los profesores, éramos pocos profesores de Filosofía, de Economía, de Ingeniería, y de otras escuelas de la UNAM […] Se hizo una asamblea en donde recuerdo que se dijo: pues vamos a nombrar una coordinadora de profesores y ahí, en la universidad nos nombraron a Eli de Gortari y a mí, a él por el lado de las humanidades y a mí por el de la técnica.41
Contribuyendo a la consolidación de la Coalición, De Gortari se dedicó a recorrer diversas escuelas y facultades a fin de poder conmover políticamente a los académicos. Debido a que sus líneas de estudio eran la filosofía y la ciencia, las facultades en que tenía más tiempo y mayor número de conocidos eran las de Ciencias y Filosofía y Letras: por tanto, fueron las primeras donde De Gortari intervino, y también de las primeras en llamar al profesorado a respaldar a los estudiantes. La Coalición, como principal polo aglutinante de los académicos que decidieron participar en la movilización política, llegó al punto de congregar, según testimonio de Fausto Trejo, “a algo más de 100 mil maestros […] del Politécnico, de la Universidad, de las Normales, de Chapingo, de las universidades particulares, de las […] de la periferia del D. F. y […] hasta de Mexicali, de Tijuana, de Sonora”.42
La Coalición se mantuvo solidaria con el CNH, haciendo del movimiento una protesta universitaria y no sólo estudiantil, de tal manera que el 8 de agosto, cuando el CNH exigió un diálogo con las autoridades con el fin de poder resolver el pliego petitorio que se había conformado, testimonia Daniel Cazés:
La Coalición hizo suyo el pliego petitorio, se sumó a la huelga y acordó preparar un paro nacional de maestros, organizar seminarios para padres y alumnos, hacer los exámenes en las fechas que señalen los estudiantes, analizar la situación política nacional, difundir las causas y demandas del movimiento, crear un tribunal popular que investigue los hechos y consigne ante el Senado a los funcionarios que resulten responsables, participar en las brigadas políticas de los estudiantes.43
La Coalición también respaldó y participó en la marcha pacífica del 13 de agosto que partió de Santo Domingo a la Plaza de la Constitución. La manifestación inició a las 5 de la tarde y llegó a contar con 200 mil personas, las cuales fueron guiadas por Eli de Gortari y los demás dirigentes de la Coalición.44 La participación de ésta, pese a llevar menos integrantes que el CNH, fue importante, pues significó que los académicos, como un sector con prestigio, se oponían a la opinión pública, construida por los medios de comunicación masiva, que criminalizaba las manifestaciones estudiantiles.
Cuando el 15 de agosto el CNH, junto a su pliego petitorio, solicitó entablar diálogo directo con Díaz Ordaz, la Coalición se posicionó públicamente en favor de la propuesta de los estudiantes y elaboró un documento para presionar al gobierno federal a aceptar el diálogo. En ese documento, además de exigir el cumplimento de las demandas del pliego petitorio del CNH, la Coalición pedía, como una garantía del diálogo, “resolver a lo menos una de las peticiones: la libertad de los presos políticos, o la renuncia de los jefes de la policía”45 y proponía la realización, el martes 20 de agosto, en la explanada de la Rectoría de cu, de un debate público acerca del conflicto, a la cual invitaba a los diputados y senadores del d. f. y a la Comisión permanente del Congreso de la Unión.46 Además, presentó a las autoridades siete preguntas como eje del diálogo:
1. ¿Hubo brutalidad policiaca y militar contra estudiantes, maestros y ciudadanos? 2. ¿Se violó la constitución? 3. En caso afirmativo ¿qué harían ustedes como nuestros representantes públicos? 4. ¿Son justas las demandas del movimiento? 5. ¿Qué ventajas y desventajas tendría el diálogo público entre el CNH y las autoridades? 6. ¿Qué plantean ustedes para la rápida solución del conflicto? 7. Los maestros no harán exámenes sin acabar programas, pero cuando se resuelvan las demandas. ¿Qué opinan de esto? 47
La importancia de esta acción está en que, al proponer la mesa de diálogo con los legisladores, presionaba la respuesta del Gobierno y, en particular, del Presidente. Por esto, las preguntas, más que como una respuesta para poner fin al conflicto, estaban hechas con el objetivo de generar polémica entre los legisladores y la población que estuviera atenta al desarrollo del movimiento. La trascendencia política que adquirió la Coalición hizo destacar a Eli de Gortari como uno de los actores principales de este último, por lo que sus actividades comenzaron a ser de especial interés para la DFS, la cual aumentó el seguimiento que sobre él tenía. Según un informe de la misma, elaborado el 19 de agosto, De Gortari ocupaba uno de los primeros lugares entre las 78 personas que la policía secreta había identificado como las principales figuras del movimiento estudiantil.48
Los legisladores advirtieron que no se presentarían al diálogo y, durante su realización, el 20 de agosto, la Coalición aprovechó para exhibir a las autoridades como inflexibles y faltas de interés para terminar con el conflicto social. En ausencia de los legisladores, la Coalición montó una mesa de diálogo integrada por Eli de Gortari, miembros del CNH, la Asociación de padres y estudiantes del IPN, la Unión Cívica de Padres de Familia de la UNAM y las Juventudes Panistas, de manera tal que el debate se dio entre miembros del movimiento y grupos conservadores. Al frente de la Coalición y como uno de los principales impulsores del diálogo, De Gortari afirmó:
El movimiento es continuación del que se inició en 1956, cuando el internado del IPN fue ocupado por el ejército. Es el mismo que continuó con las intervenciones militares en las universidades de Michoacán, Sonora, Sinaloa y Tabasco. Los estudiantes piden, en representación del pueblo, que ya no haya presos políticos y que la vida se manifieste en un clima de libertad. Maestros y estudiantes estamos conscientes de que la huelga no significa holganza. Por ello todos los profesores se empeñan en terminar sus cursos cuando se solucione el conflicto, el Consejo Universitario ya acordó reajustar el calendario escolar. Para solucionar este conflicto, maestros y estudiantes estamos dispuestos al diálogo. La demostración de ello es este debate que se organizó para que asistieran los legisladores.49
El 29 de agosto se efectuó una conferencia de prensa para reafirmar las demandas del movimiento ante el gobierno federal, la cual contó con la participación de estudiantes del CNH y, posteriormente, según informes de la DFS, fue ocupado el presídium por la Coalición encabezada por De Gortari.50 Ese día, a nombre de la Coalición, De Gortari leyó ante los medios de comunicación un manifiesto en solidaridad con el CNH y denunció actos de acoso policiaco en contra de él y de Fausto Trejo,51 pues, para entonces, además de ser espiados, habían recibido amedrentamientos para que dejaran el movimiento.
Las acciones de De Gortari fueron de proceder crítico aun con el movimiento -pese a coincidir con sus objetivos y a participar de forma comprometida en él-, pues analizaba la situación antes de emprender sus acciones. Además, debía afrontar críticamente las problemáticas al interior de la Coalición, derivadas, en parte, de la existencia de diversas corrientes políticas, como lo testimonia Hira de Gortari: “La Coalición de Profesores era parecida al CNH, había distintas posturas entre los profesores; en otras palabras, la postura de mi padre y la de Heberto Castillo eran distintas. El escritor José Revueltas tenía una postura extrema, pero utópica”.52 Incluso la dirigencia de la Coalición tuvo diferencias, pues De Gortari no coincidió con la opinión de “Castillo y Fausto Trejo de tomar el movimiento en sus manos, y por eso dejó el movimiento en septiembre”.53
Sumado a las problemáticas de la Coalición, De Gortari comenzó a tener desazón respecto al camino que estaba tomando el movimiento; así, por ejemplo, reprobó que la manifestación del 27 de agosto, que culminó en el Zócalo, diera paso a un plantón en el lugar y se izara la bandera de huelga en el asta central. Esa acción, que desembocó en la represión y expulsión de los estudiantes del Zócalo durante la madrugada, llevó a De Gortari a declarar “Yo creo que nos han conducido a una aventura. Yo no soy aventurero”,54 y a plantearse la necesidad de intervenir con los estudiantes para orientarlos respecto de las acciones por tomar, medida que antes no había considerado necesaria. Al día siguiente, la Coalición dio a conocer un desplegado que cuestionaba la actitud de los estudiantes al afirmar que el diálogo con las autoridades debía “efectuarse en condiciones tales que no esté sujeto a presiones y coacción de ninguna especie, eligiendo para eso un sitio apropiado, considera inoperante el que el diálogo público se realice en el zócalo”.55
La valoración de la acción del Zócalo como “aventurera” que tenían Eli de Gortari y la Coalición coincidió con la del Comité Central del PCM, que el 29 de agosto expidió un documento advirtiendo acerca de la existencia de acciones provocadoras y la necesidad de frenarlas. El texto dice:
Sin duda alguna, como hasta ahora ha sucedido, el propio movimiento estudiantil y los maestros que defienden la causa de las libertades democráticas, serán quienes impidan el despliegue de la división y que prosperen acciones provocadoras que tiendan a desvirtuar el carácter del movimiento y a facilitar la represión.56
A finales de agosto, además de las acciones de provocación, la actitud de inflexibilidad del gobierno federal se hacía más evidente: pocos días antes del informe de Gobierno, tanques de guerra rondaban la Ciudad Universitaria y el IPN; además, el presidente Gustavo Díaz Ordaz, en su informe del 1 de septiembre, anunciaba el uso de la fuerza pública para frenar las acciones del movimiento estudiantil. El conjunto de los acontecimientos hizo que De Gortari abandonara el movimiento en septiembre al tener serias dudas acerca de su rumbo y de las medidas del gobierno federal. Hira de Gortari narra que su padre dijo después del informe de Gobierno: “no estoy de acuerdo con esa postura, porque es muy confusa y posiblemente está manipulada por otras fuerzas políticas. No puedo hacer nada. Voy a parar”.57
Aunque Eli de Gortari se retiró del movimiento a inicios de septiembre, la DFS ya lo había identificado como uno de los principales dirigentes, por lo que, conforme escalaba la represión al movimiento, el acoso policiaco contra De Gortari también aumentaba, llegando a tener agentes de la policía vigilando continuamente su casa y siguiéndolo. Un día después de la ocupación militar de Ciudad Universitaria, el 18 de septiembre, De Gortari fue detenido en su casa, sin orden de aprehensión y por la fuerza.58 En su detención se puede apreciar coincidencia en el modo de operar que empleó la policía política al detener a los integrantes del PCM antes del 2 de octubre: primero seguimiento, hostigamiento, y por último, detención arbitraria.
Para Eli de Gortari, la estancia en la cárcel fue penosa, le golpeó el ánimo y, además, la diabetes que ya padecía se agravó. De todo esto dan noticia los informantes de la DFS infiltrados en la cárcel, quienes dividían a los presos políticos en tres grupos conforme a su estado anímico y sus tendencias políticas: De Gortari era del grupo de los dispuestos a llegar a un acuerdo debido a sus ansias de recuperar la libertad.59 Hasta el 12 de noviembre de 1970 se le dictó auto de formal prisión en la cárcel preventiva del D. F. por los hechos siguientes: “incitación a la rebelión; asociación delictuosa; sedición; daño en propiedad ajena; despojo y romo de uso, sentencia a 10 años de prisión y multas de seis mil pesos o ciento veinte días más de prisión”.60 El resumen de la responsabilidad penal del conjunto de los procesados fue la siguiente: “Los hechos delictuosos cometidos por los procesados se hicieron consistir, substancialmente, en que, en cumplimento de un Plan subversivo de proyección internacional, elaborado en el extranjero, gestado en Cuba”.61
Una vez que obtuvo su libertad, el 26 de enero de 1971, De Gortari volvió a las actividades académicas. Distinto destino tuvo su militancia política, pues, aunque siguió reivindicando los procesos revolucionarios internacionales y simpatizando con manifestaciones de grupos de izquierda en México, su participación se circunscribió a dar conferencias o encabezar actividades simbólicas. De que no volvió a intervenir a fondo en las movilizaciones de protesta universitaria dan cuenta los archivos de la DFS, los cuales se vuelven escasos luego de 1971 y en los posteriores a 1973 ya no se encuentran referencias a Eli de Gortari. Ante esto, no queda sino coincidir con Hira de Gortari, cuando menciona que su padre:
“Perdió la esperanza en el futuro […] después del 68 la participación de mi padre terminó. […] Y entonces, después de la cárcel, en el caso de mi padre hubo una terrible desilusión. Pero en 1989, el final del socialismo y el ocaso de los países de Europa del Este […] fue el final para mi papá. Significó que era imposible cambiar el mundo”.62
Conclusiones
Al analizar las décadas de 1960 y 1970, Barry Carr refiere el nacimiento de “la nueva izquierda”, considerando la existencia de nuevos sujetos revolucionarios que ya no eran el obrero, como lo concebía la ortodoxia marxista, sino los estudiantes, las agrupaciones vecinales y populares. Por esto, se puede considerar a la insurgencia estudiantil de la década de 1960 como condición de posibilidad para que la participación política de Eli de Gortari tomara relevancia, pues un académico como él, cuyo lugar de trabajo era el ámbito universitario, no tenía mucha importancia dentro de la vieja izquierda debido a que las agrupaciones y los movimientos que destacaban eran aquellos integrados por el proletariado industrial, los cuales, de acuerdo con la ortodoxia marxista, eran el sujeto principal del cambio revolucionario.
Dentro de la agitación política estudiantil de la década de 1960, Eli de Gortari, además de ser considerado como intelectual de izquierda, llegó a ser reconocido como figura pública y dirigente intelectual de las protestas políticas universitarias. Su participación política destacó más en la medida en que los movimientos de protesta tenían como actores principales a los estudiantes y por bandera de lucha las demandas estudiantiles; como académico, se sumó a ellos como uno de sus principales participantes.
Así, en 1963 fungió como rector en Michoacán y fue el agente principal de la disputa; en 1966, después de la expulsión del rector Ignacio Chávez, tomó el papel de intelectual orgánico al proponer la modificación radical de la estructura orgánica de la UNAM, para hacer de la Universidad un espacio democrático, con mayor participación estudiantil en su gobierno, y en 1968 su activismo fue distinguido, pues encabezó la Coalición de Profesores Pro Libertades Democráticas, agrupación que fue, después del CNH, la de mayor importancia durante el movimiento estudiantil de dicho año. En cada una de estas protestas defendió una Universidad más democrática y llamó a los estudiantes a fortalecerla “con claro sentido popular, progresista y científico”.63
La participación de Eli de Gortari en protestas estudiantiles fue expresión de la concepción que tenía de la Universidad, según la cual ésta “no puede substraerse a la política, del mismo modo que no se le puede separar de la sociedad de que forma parte y de la cuál es producto”.64 La realidad de dicha afirmación la experimentó en la medida en que los movimientos estudiantiles en que participó mostraron a la Universidad como espacio de expresión de las fuerzas políticas externas a la misma. En 1963, el gobierno federal contra las fuerzas cardenistas; en 1966, la caída del rector Chávez auspiciada por el gobierno federal, y en 1968, la lucha de Juventud por su pliego petitorio y por la apertura democrática, por lo que, como indica Sergio Zermeño, el movimiento de 1968 sobrepasó lo estudiantil y se ligó a sectores populares,65 es decir, se expresaron en él las fuerzas progresistas del movimiento popular en contra del gobierno de Díaz Ordaz y la estructura de gobierno priista.
En los tres movimientos estudiantiles analizados, la participación de Eli de Gortari se ligó al PCM; pese a no ser su militante, apoyó al Partido (y éste a él), difundiendo sus posicionamientos en la medida de lo posible. En 1963, la llegada de De Gortari a la UMSNH como rector fue promovida por el PCM y la JCM; de igual manera, entre febrero y marzo, los estudiantes de izquierda y la JCM defendieron su estancia como rector. En 1966, las propuestas de De Gortari para modificar la estructura orgánica de la UNAM aparecieron en la revista Historia y Sociedad, la cual pertenecía al PCM. En 1968, De Gortari coincidió con el PCM en cuanto a la existencia de provocaciones fomentadas por el Gobierno al interior del movimiento estudiantil y apoyó la difusión del programa de lucha y lineamientos políticos del PCM, el cual actuaba en el CGH por medio de los miembros de la JCM y en la Coalición de Profesores con Eli de Gortari, quien, sin ser miembro del PCM, compartió el destino de los militantes de dicho partido al ser preso en Lecumberri.
Archivos
Archivo General de la Nación, México (AGN)
Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, México (CEMOS)
Fondo: Secretaría de Gobernación Siglo XX, Serie: Dirección Federal de Seguridad, “Eli de Gortari”
Fondo: PCM 1919-1982.
Hemerografía
La Jornada. Oriente