Introducción
La enfermedad de Parkinson (EP) se considera, dentro de los padecimientos neurodegenerativos, la más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer. Es una enfermedad progresiva, incapacitante e incurable; sin embargo, la calidad de vida y la expectativa han mejorado con los tratamientos actuales1. La prevalencia estimada de la EP es del 0.3% en población general y del 3% en mayores de 60 años. En México la prevalencia varía de 40 a 50 casos por 100,000 habitantes/año2.
En el 10% de los casos el origen es genético, de trasmisión mendeliana; la gran mayoría, el 90%, se cataloga como EP esporádica, definida como poligénica y multifactorial. La hipótesis ecogenética explica la interacción entre ambos tipos3,4.
La Comarca Lagunera es la novena zona más poblada de México, ubicada en el centro-norte incluye parte de los Estados de Coahuila y Durango, y debe su nombre a los cuerpos de agua alimentados por los ríos Nazas y Aguanaval, ahora remplazados por las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco5. El agua tiene los siguientes usos: agrario (89%), público urbano (7%), pecuario (2%) e industrial (2%). El 60.6% se extrae del subsuelo y el resto de aguas superficiales (Comisión Nacional del Agua [CNA], 2005)6-8. Dada la diversidad de contaminantes ambientales en la Comarca Lagunera, se debe analizar si dichas condiciones participan en la presentación de la EP9.
Si bien la predisposición genética es relevante en la EP los detonantes parecen ser ambientales, mismos que aún faltan por identificar10 para cada población. Los factores de riesgo reconocidos para desarrollar EP son: la edad mayor a 60 años11, el sexo (varones)12 y el efecto protector del tabaquismo13, la ingesta de café o té14,15; otros factores de riesgo menos claros son el traumatismo craneoencefálico16, el consumo de alcohol17,18, vivir en comunidades rurales, el contacto con herbicidas o pesticidas, la ingestión de agua de pozom19, la exposición a metales (manganeso20, plomo19, y arsénico21,22), la dieta23,24 y el uso de tamoxifeno25. El uso de levodopa y su impacto en el curso de la EP sigue siendo controvertido26.
La Comarca Lagunera es la región más afectada de México por el hidroarsenicismo agudo. En 1962 en Torreón se notificaron 40 casos graves y una defunción; actualmente se manifiesta como hidroarsenicismo crónico endémico27,28. Las concentraciones de arsénico, cadmio y plomo en la región superan en uno, dos y hasta tres órdenes de magnitud los niveles considerados como aceptables para sitios contaminados, lo que incrementa los riesgos de efectos adversos en la salud en las poblaciones vecinas11.
El objetivo de esta investigación fue evaluar la asociación de los factores ambientales en el desarrollo de la EP en una población del norte (Comarca Lagunera) de México.
Material y métodos
Se realizó un estudio observacional, trasversal, analítico, comparativo y abierto. La muestra de casos se obtuvo de manera consecutiva en la consulta externa del Servicio de Neurología de la Unidad Médica de Alta Especialidad n.º 71 del IMSS, unidad de concentración de pacientes de la Comarca Lagunera. Se incluyeron pacientes de más de 18 años, oriundos y residentes de la Comarca Lagunera, con diagnóstico de EP de acuerdo con los Criterios diagnósticos del Banco de Cerebros de la Sociedad de la enfermedad de Parkinson del Reino Unido (UKPDSBB)29 y que aceptaron participar en el estudio firmando el consentimiento informado. Las personas controles fueron acompañantes de las salas de espera de consulta externa y seleccionadas por aleatorización simple, sin antecedente o enfermedad neurológica y por lo demás con las mismas características demográficas que los pacientes con EP y que aceptaron participar en el estudio firmando el consentimiento informado.
En todos se realizó una evaluación médica neurológica completa. Los enfermos con EP se estratificaron de acuerdo con la Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS)30. El análisis de la información fue procesado mediante el SPSS® 15, se realizó estadística descriptiva y razón de Momios (RM) e intervalo de confianza (IC) del 95%.
Resultados
Fueron incluidos 204 individuos, de los cuales 60 tenían el diagnóstico de EP de acuerdo con los criterios del UKPDSBB y 144 personas clínicamente sanas; todos los participantes tenían su residencia en el área de la Comarca Lagunera durante al menos 5 años en el momento del estudio; se clasificaron por grupos etarios, en décadas. En el grupo de controles se observa que son significativamente más jóvenes. Analizados por sexo, antecedente familiar de EP y tipo de vivienda no se observaron diferencias (Tabla 1). El tiempo de evolución de la enfermedad fue de 1 a 30 años, media de 7.5 ± 6.24 años. A excepción de la edad, los grupos eran comparables. Obtener la anuencia de personas sin EP mayores para participar en el estudio fue una limitación en este trabajo, por otro lado, y como fortaleza de la investigación, la relación casos/controles fue 1:2.4.
Casos | Controles | Total | |
---|---|---|---|
Edad | p=0.04 | ||
30 a 40 años | 3 | 24 | 27 |
41 a 50 años | 4 | 24 | 28 |
51 a 60 años | 15 | 34 | 49 |
61 a 70 años | 23 | 38 | 61 |
71 a 80 años | 12 | 21 | 33 |
81 a 90 años | 3 | 3 | 6 |
Total | 60 | 144 | 204 |
Sexo | p=0.08 | ||
Femenino | 31 | 54 | 85 |
Masculino | 29 | 90 | 119 |
Total | 60 | 144 | 204 |
Tipo de vivienda | p=0.54 | ||
Urbana | 52 | 129 | 181 |
Rural | 8 | 15 | 23 |
Total | 60 | 144 | 204 |
Antecedente familiar de EP | 4 | 4 | p=0.19 |
Sí | 56 | 140 | 8 |
No | 60 | 144 | 196 |
Total | 204 |
EP: enfermedad de Parkinson.
Se analizaron los factores asociados a la EP (Tabla 2); de este análisis destaca que el consumo de tabaco, de café y de té estuvo asociado a un efecto protector para desarrollar EP, en tanto que factores ambientales como la ubicación de la vivienda, la fuente del agua de consumo, y el contacto con pesticidas y plomo no mostraron asociación alguna.
N.º EP (%) | N.º controles (%) | RM | IC 95% | Valor de p | |
---|---|---|---|---|---|
Vivienda | |||||
Urbana | 52 (86.7) | 129 (89.6) | 1.2 | 0.572.89 | 0.628 |
Rural | 8 (13.3) | 15 (10.4) | |||
Fuente del agua | |||||
Pozo | 3 (5) | 5 (3.5) | 1.4 | 0.3386.327 | 0.907 |
Potable | 57 (95) | 139 (96.5) | |||
Tabaquismo | |||||
Positivo | 10 (16.7) | 47 (32.6) | 0.51 | 0.280.94 | 0.032 |
Negativo | 50 (83.3) | 97 (67.4) | |||
Alcoholismo | |||||
Positivo | 12 (20) | 19 (13.2) | 0.92 | 0.801.62 | 0.62 |
Negativo | 48 (80) | 125 (86.8) | |||
Consumo de café | |||||
Positivo | 33 (55) | 52 (36.1) | 0.70 | 0.510.95 | 0.019 |
Negativo | 27 (45) | 92 (63.9) | |||
Exposición a pesticidas | |||||
Positivo | 8 (13.3) | 12 (8.3) | 1.6 | 0.693.71 | 0.30 |
Negativo | 52 (86.7) | 132 (91.7) | |||
Consumo de té | |||||
Positivo | 26 (43.3) | 26 (18.1) | 0.64 | 0.480.85 | 0.0001 |
Negativo | 34 (56.7) | 118 (81.9) | |||
Exposición a plomo | |||||
Positivo | 5 (8.3) | 9 (6.3) | 1.23 | 0.592.57 | 0.55 |
Negativo | 55 (91.7) | 135 (93.8) | |||
Uso de anticonceptivos hormonales | |||||
Negativo | 26 (83.9) | 50 (92.6) | 0.41 | 0.1031.683 | 0.373 |
Positivo | 5 (16.1) | 4 (7.4) |
RM: razón de momios.
A partir de estos datos, evaluamos si el tiempo de consumo de tabaco o la cantidad de ingesta de café o té se asociaron al efecto protector, encontrando que para el tabaco y la ingesta de té hubo una relación estadísticamente significativa (Tabla 3).
Discusión
El grupo de pacientes estudiados tenían 62.5 ± 11.19 años de edad, había más varones que mujeres, y más o menos una década antes les había sido diagnosticada la enfermedad (54.98 ± 12.03), datos que concuerdan con los estudios epidemiológicos de este padecimiento en diversas poblaciones31-33. A excepción de la edad, los controles eran comparables a los enfermos con EP. La relación casos/controles fue 1:2.4, lo que le proporciona robustez al estudio.
Se analizaron algunos factores potencialmente relacionados con la enfermedad; en nuestra investigación el hábito tabáquico se asoció negativamente a la EP (RM: 0.51; IC 95%: 0.28-0.94; p = 0.032), como se ha observado consistentemente en múltiples estudios al respecto34; aunque no hay consenso de cómo el tabaquismo protege a la enfermedad, se ha sugerido una relación biológica estrecha entre el receptor nicotínico de acetilcolina y el sistema dopaminérgico estriatal35, donde la activación de estos receptores modularía la liberación de dopamina36; además parece que la nicotina posee un efecto protector limitando el daño que produce la 1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina en las neuronas estriatales37,38.
Como en otras investigaciones, el consumo de café también se asoció negativamente a la EP (RM: 0.64; IC 95%: 0.51-0.95; p = 0.019)39,40, este efecto «beneficioso»se ha atribuido a una acción antagonista selectiva sobre el receptor de adenosina A2A en las neuronas estriatopalidales y con ello la atenuación de la neurodegeneración dopaminérgica41,42. Análogo a otros estudios43,44, el consumo de té tuvo una relación inversa con la EP (RM: 0.64; IC 95%: 0.48-0.85; p = 0.0001). Este efecto protector se atribuye a sus acciones antioxidante, antinflamatoria, quelante de hierro, polifenoles, a la teonina y a la cafeína.
La asociación negativa entre tabaco, café y té han sido muy consistentes en diversos estudios y diversas poblaciones, sin embargo, la asociación de EP y eventos ambientales como exposición a metales, pesticidas, herbicidas, tipo de agua de consumo, vivienda rural y microrganismos no han sido consistentes, por lo que se ha planteado la posibilidad de que dicha exposición sea en edades tempranas45 y esa sea la razón de tantas discrepancias entre las investigaciones. Nosotros proponemos que los eventos ambientales además sean diferentes en las distintas poblaciones y esta sea otra razón de por qué los resultados no se replican. Como en este estudio, donde la contaminación por metales (arsénico, cadmio y plomo) y del agua han sido documentados en la región geográfica donde se realizó la investigación y, sin embargo, no tuvieron asociación alguna con la EP9 lo cual deja en entredicho la importancia de los «detonadores» ambientales estudiados en otras investigaciones y su participación en la EP en esta población.
La explicación de la asociación de EP y metales se ha sustentado en algunas evidencias, entre ellas, en que en la sustancia negra de pacientes con EP se ha encontrado mayor cantidad de hierro, cobre y zinc que en controles, metales que también están presentes en los depósitos amiloides y participan en la formación de placas seniles, ovillos neurofibrilares y están implicados en los procesos de oxidación, la homeostasis del calcio y la muerte neuronal; sin embargo, en los estudios basados en cuestionarios de exposición laboral a metales no se ha hallado la asociación entre exposición laboral a plomo, cobre, hierro, mercurio, zinc o manganeso y el riesgo de EP46.
Los habitantes de áreas rurales están estrechamente relacionados con el consumo de agua de pozo y la exposición a herbicidas y pesticidas, que son eventos relacionados al estilo de vida. Un metaanálisis47 encontró un ligero incremento en el riesgo de desarrollar EP en habitantes de regiones rurales (Riesgo Relativo (RR): 1.17; IC 95%: 1.10-1.24), y consumidores de agua de pozo (Riesgo Relativo RR: 1.30; IC 95%: 1.12-1.51); en este mismo estudio concluyeron que las asociaciones positivas fueron mínimas, que las investigaciones sobre EP y la vida rural, la agricultura y el uso de pesticidas, el gradiente biológico y la temporalidad del inicio de la enfermedad no se han investigado adecuadamente. Y aunque con los pesticidas había una asociación positiva consistente, los resultados carecían plausibilidad biológica, pues ni el gradiente biológico ni el periodo de latencia hasta el diagnóstico de EP después del uso de pesticidas se evaluaron adecuadamente.
Esta investigación tiene algunas debilidades que compartimos con publicaciones similares, la mayoría de nuestros sujetos de estudio (86.7% en EP y 89.6% en controles) eran citadinos, con baja frecuencia de exposición a pesticidas (13.3% en EP y 8.2% en controles), y aún más baja frecuencia en el antecedente de consumo de agua de pozo (5% en EP y 3.5% en controles). Sin embargo, a diferencia del café, el té y el tabaco, que de forma consistente están asociados negativamente a la EP, en los resultados de distintas publicaciones sobre el efecto deletéreo de un estilo de vida rural, este no ha sido consistente y el presente estudio abona en ese sentido. Habrá de considerarse que estos factores «detonadores» quizá coparticipen con variantes genéticas específicas de ciertas poblaciones y eso explique resultados diferentes.
Por otro lado, es posible que tanto los sujetos que viven en área rural como los citadinos tengan la misma exposición a los metales contaminantes de la región y que por ello no se encuentren dichas diferencias, en cuyo caso deberían verse diferencias en mayor prevalencia e incidencia de la enfermedad en esta región, que no evaluamos en esta investigación.
Otra debilidad fue que los sujetos controles era más jóvenes que los casos, esto aunque se justifica por la dificultad de obtener la anuencia de personas sin EP y mayores para participar en el estudio, debe de tenerse en cuanto a los resultados.
Conclusiones
En concordancia con otros estudios, el tabaquismo, el consumo de café y té se asociaron negativamente al desarrollo de la EP.
El consumo de agua de pozo, la exposición a pesticidas y plomo, así como la vivienda rural, no tuvieron asociación con la EP, por lo que su presunta participación como «detonadores» de la enfermedad, en concordancia con la literatura científica, sigue siendo controvertida.