El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes
Winston Churchill
Es sorprendente que muchas civilizaciones de la antigüedad fueron capaces de predecir con muchos años de antelación eclipses y movimientos de planetas y galaxias y ahora, con todo este instrumental tecnológico, nos cuesta mucho trabajo y dignidad predecir con cierta exactitud los movimientos de las variables económicas, aun en el corto plazo
1. Introducción
Tanto en la vida como en la economía, lo único cierto es la incertidumbre y la muerte. El gran poeta catalán Joan Manuel Serrat al respecto diría “es caprichoso el azar, es caprichoso”.
Precisamente por ello los pronósticos macroeconómicos elaborados con modelos econométricos tienen gran sentido y adquieren mayor importancia. No se trata de que los econometristas no se equivoquen, sino que la importancia de la modelación justamente radica en que plantean preguntas y las responden con alto grado de probabilidad a partir de la información que se cuenta en el momento de su elaboración.
Indudablemente que su margen de error es alto frente a la multitud de eventos totalmente aleatorios que pueden ocurrir y que ni siquiera se pueden considerar. Siempre es altamente probable la aparición de cisnes negros (Taleb, 2010) que afecten por completo cualquier ejercicio prospectivo. Y eso no es resultado de que la práctica econométrica o el trabajo de predicción sean vanos, sino que la realidad es sumamente compleja y entra en juego tal cantidad de variables que ningún modelo puede abarcar, ni mucho menos medir.
Sin embargo, la construcción de escenarios, justamente en ambientes de alta incertidumbre, adquiere gran valor y relevancia porque advierte tendencias y situaciones de riesgo o de oportunidad, en la medida que permite visualizar dinámicas básicas e importantes que configuran el funcionamiento de un sistema económico sumamente complejo y, por tanto, la incidencia en la calidad de vida de sus habitantes en un futuro determinado. En esto reside el objetivo y el mérito de este artículo.
En ese sentido, la construcción y análisis de escenarios permite elaborar un punto de partida congruente y factible que -hasta donde es posible y de acuerdo con el conocimiento y, más aún, con el desconocimiento que se tiene de las cosas- incorpora la incertidumbre y un conjunto de factores causales importantes. Con ello es posible vislumbrar condiciones y situaciones posibles prevenibles o evitables a través de pronosticar numéricamente las principales variables macroeconómicas y sus efectos en el bienestar de los agentes involu- crados. Por estos últimos nos referimos a la popularidad o éxito de un gobierno y a la aceptación o deseos de cambio de los electores.
Un gobierno buscará siempre la consecución de sus objetivos con lo cual gozará de prestigio, popularidad y mayores posibilidades de mantenerse en el poder. Los ciudadanos, por su parte, en todo momento buscan maximizar su utilidad a través de incrementar su poder adquisitivo que les permita mejorar sus expectativas vitales.2
A partir de la aceptación de la hipótesis de expectativas racionales (Lucas, 1972 y Lucas y Rapping, 1976), se reconoce que ambos agentes (gobierno y ciudadanos) pueden compartir o no su visión sobre los medios con los cuales pretenden alcanzar sus fines y muy bien puede darse que existan posiciones opuestas, en cuyo caso la política puede ser totalmente ineficiente.
Un escenario macroeconómico es un ejercicio de abstracción intelectual que busca un acercamiento analítico cuantitativo muy serio que resulta del análisis riguroso y metódico de la evolución de variables clave dentro de un modelo macroeconométrico congruente, que considera integralmente las acciones de política (principalmente monetaria y fiscal), el entorno internacional y la posible respuesta de los demás agentes económicos internacionales y domésticos.
Este artículo presenta un ejercicio numérico resultado de la construcción de dos escenarios sobre la di- námica y tendencias de las principales variables macroeconómicas en México para el horizonte 2020-2024. El primero de ellos es el inercial (I) en cuanto a que considera como supuestos de partida que tanto las tendencias macroeconómicas de la presente década (principalmente la caída secular de la inversión pública), como las decisiones y la falta de congruencia que ha mostrado la actual administración federal (2018-2024) se mantendrán.
A poco más de un año de iniciado el gobierno actual es plausible considerar que ya se han definido con claridad las principales líneas personales y de política a seguir a través de decisiones, documentos oficiales y de pronunciamientos emitidos por el titular del ejecutivo y sus colaboradores. En ese sentido, -y siguiendo con la consideración de supuestos- es aceptable plantear que el gobierno evitará al máximo elevar en términos reales los precios de energéticos, por lo que continuará la contracción de la inversión pública con el afán de contener el déficit fiscal operacional (a partir de obtener un superávit primario sistemático) y la deuda pública en niveles que no afecten la calificación crediticia del país. Del mismo modo, suponemos que no se debilita notablemente el dinamismo de la actividad económica de Estados Unidos y que, aunque se ratifique y dé inicio el TMEC, en general se mantendrá la incertidumbre en los empresarios nacionales e internacionales, por lo que no habrá un repunte importante de la inversión privada nacional ni externa.
Por otro lado, el segundo escenario, que llamamos pesimista (P), considera también como supuestos de base que se mantiene o quizá se profundiza la falta de confianza del sector privado en las políticas públicas, por lo que se debilita aún más la inversión privada, lo que reduce el crecimiento del PIB. Aunado a lo anterior, consideramos que se reduce el crecimiento de la economía mundial y la de Estados Unidos, lo que a su vez afecta aún más el dinamismo de la economía mexicana con lo cual cae notablemente la recaudación fiscal. Ello obliga a que en ausencia de una profunda reforma fiscal, el gobierno federal eleve el precio de los energéticos con lo que se presionan notablemente la inflación, la tasa de interés y el tipo de cambio, complicando así la estabilidad macroeconómica del país.
En ambos escenarios consideramos como telón de fondo una desaceleración mundial del producto y del comercio, básicamente auspiciada por la siguiente serie de factores: a) la guerra comercial Estados Unidos- China y el mantenimiento del proteccionismo en un grupo importante de países, b) se eleva la conflictividad en medio oriente, c) el surgimiento de la epidemia mundial del coronavirus, d) se mantiene el complicado marco político y económico en América Latina ocasionado por fuertes choques sociales en varios países por conflictos políticos e ideológicos, e) avanzan los triunfos electorales pendulares (derecha-izquierda-derecha) y f) se mantienen los escándalos de corrupción dentro y fuera de México. Todos estos factores combinados debilitan el adecuado funcionamiento macroeconómico.
Este ejercicio prospectivo no visualiza un escenario optimista, debido al carácter personal de gobernar y de violentar la autonomía de órganos ciudadanos y de concentrar el poder; asimismo, a la evidente ausencia de articulación de las políticas y de hechos concretos y políticas públicas claras y contundentes que fomenten el crecimiento económico a través del fortalecimiento del estado de derecho, de la seguridad y, por tanto, de la confianza empresarial que recuperen el dinamismo de la inversión.
Para que ello ocurriese se necesitaría -desde nuestra óptica- un verdadero “golpe de timón” que recuperara aspectos fundamentales de la reforma energética que se “tiraron por la borda” y que mejorarían muy notablemente el ejercicio, la calidad y la eficiencia del gasto público federal y de todas las regiones; así como mejorar sensiblemente el clima de enorme inseguridad, violencia e impunidad que han crecido y roto récords en 2019 y que muy probablemente seguirán a la alza en los próximos años.
Los dos ejercicios se realizaron con la simulación dinámica y estocástica de Eudoxio: modelo macroecono-métrico de la economía mexicana (Loría, 2019a) para el horizonte 2020-2024, de los cuales se derivan tasas medias de crecimiento del PIB y del empleo muy reducidas, menores a la tasa media observada desde los años noventa. En ese sentido, el escenario inercial arroja tasas de 1.27 % y 1.59 % y el escenario pesimista de 0.64 % y 1.04 % respectivamente. Estos resultados tendrían también fuertes efectos sobre la calidad del empleo, como es el caso de la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO), que harían que de una tasa actual del 20 % de la población ocupada, en el escenario inercial rebasaría el 30 % y en el pesimista llegaría al 40 % hacia 2024.
Como ya se comentó, corregir estos resultados altamente preocupantes requeriría de una alteración radical de la política económica y de la reversión de muchas políticas públicas y del tono del discurso presidencial que hasta ahora se han definido, lo que se ve muy poco probable.
Para cumplir estos propósitos el artículo se estructura de la siguiente manera. En la primera sección se presentan los rasgos principales del entorno internacional que inciden en ambos escenarios de manera distinta en términos del grado de complejidad que adquieran y que se refleja en el dinamismo del PIB de Estados Unidos. En la sección dos se apuntan los elementos estructurales y de política que están pesando de manera más acentuada en el ciclo económico mexicano. La sección tres presenta los resultados de la solución numérica que arrojan las simulaciones realizadas con Eudoxio: modelo macroeconométrico de la economía mexicana (Loría, 2019a). El artículo cierra con algunas conclusiones y comentarios finales.
2. El entorno internacional
El entorno internacional se ha tornado complejo y preocupante debido a la confluencia de varios factores que han tomado particular intensidad en los últimos meses y que han elevado sensiblemente la incertidumbre mundial. De hecho, las perspectivas económicas para 2020 y los años subsecuentes (FMI, 2019a y Banco Mundial 2020) -aún antes de la aparición del coronavirus- perfilan un menor dinamismo económico que se explica -entre otros- por los siguientes factores:
1. Consecuencias del Brexit.
La separación del Reino Unido de la Unión Europea tendrá múltiples afectaciones económicas, muchas de ellas aún desconocidas y no medibles, pues se restringirá la libre movilidad de factores y seguramente habrá choques financieros y cambiarios que inicialmente afectarán flujos comerciales y la producción en ese continente. De igual modo, no es despreciable considerar que se ha exacerbado la xenofobia dentro del Reino Unido y en muchos otros países del continente en los que están incrementando los sentimientos nacionalistas y separatistas, lo que en el largo plazo podría afectar la estabilidad de la Unión Europea y de su moneda.
2. La guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El proteccionismo de Donald Trump ha debilitado sensiblemente el comercio y el valor agregado mundiales al afectar cadenas de valor de la producción global de bienes y servicios y también de suministros de la industria tecnológica, en particular de las empresas gigantes del sector tecnológico que tienen presencia mundial como Google, Apple y Huawei. Su discurso proteccionista no sólo ha afectado a China, sino también a México y Canadá, al sujetarlos a aranceles en diversos productos.
Hay que advertir que aún antes de que esto ocurriera, el volumen del comercio medido por las exportaciones totales del mundo ya se venía contrayendo desde mediados de 2018 (ver gráfica 1), a la vez que se ha incrementado a niveles no vistos el Índice de Incertidumbre de Comercio (ver gráfica 2).
Es relevante mencionar que este índice de incertidumbre,3 que está disponible desde 1985.01, es una elaboración un tanto subjetiva de la política comercial de los Estados Unidos y cuantifica: a) la cobertura de 10 periódicos muy importantes de ese país4 sobre la incertidumbre económica relacionada con la política, b) la cantidad de disposiciones del código tributario federal de Estados Unidos de la Oficina de Presupuesto del Congreso que expirarán en años futuros y c) el desacuerdo existente en la encuesta de pronosticadores profe- sionales del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia (Economic Policy Uncertanly, 2019). Sin embargo, aun cuando este índice tenga componentes subjetivos, constituye una importante narrativa que puede influir en el comportamiento de los agentes económicos. Tal es la tesis de Shiller (2019) que plantea que las noticias y las emociones ampliamente sentidas y compartidas por medios masivos pueden generar profecías autocumplidas.
Como lo apreciamos en la gráfica 2, las constantes declaraciones sobre la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de Comercio y la (amenaza de) imposición de aranceles han elevado significativamente la incertidumbre respecto a la política comercial de los Estados Unidos y con ello se han avivado los temores de menor dinamismo en el comercio mundial que deprimirán el crecimiento económico.
3. La recesión de Alemania.
El Bundesbank declaró a finales de octubre de 2019 el inicio de la recesión en Alemania, primera economía de Europa y cuarta del mundo, después de tres trimestres consecutivos de contracción económica (Forbes, 2019). Una de las razones que lo explican es la caída de la actividad industrial, las débiles ventas (mundiales) de automóviles y los temores de las múltiples consecuencias del Brexit (Horowitz, 2019).
4. La desaceleración de la economía estadounidense.
La actual fase de expansión económica estadounidense que arrancó en 2010 ha sido la más larga de la historia, tras sumar más de 120 meses consecutivos de crecimiento del PIB total5 (BBC, 2019). Por otro lado, es importante resaltar que la curva de rendimientos (yield curve) se ha invertido varias veces, lo que explica la decisión de la FED de iniciar un ciclo de relajamiento de su política monetaria y frenar la corrección de su hoja de balance en tanto que muestra su preocupación por la reducción del dinamismo de la actividad económica.
Por otro lado, desde septiembre de 2019 la producción industrial de los Estados Unidos ha mostrado retrocesos que están afectando la producción y las exportaciones manufactureras mexicanas (ver gráfica 3).
5. El coronavirus
El principal antecedente de una epidemia como el “coronavirus” en China fue el brote de SARS en 2003 que costó 60,000 millones de dólares (Romans, 2020) pero el brote del coronavirus tiene dos particularidades que se tienen que considerar: a) ha sido más mortal y b) el papel de la economía China en el mundo hoy (16 % del PIB mundial) es mayor que en 2003 (4 % del PIB mundial) (Romans, 2020).
En virtud de ello, se estima que la crisis sanitaria costará en China entre el 1 % y el 2 % del PIB (Orgaz, 2020) y de manera adicional, Goldman & Sachs pronostica que el impacto en el PIB mundial por el coronavirus será de alrededor de 0.4 % (Orgaz, 2020).
6. La “caída” de la economía china
Junto con el punto anterior, existen importantes preocupaciones sobre la marcada reducción del dinamismo de la economía china -que por varios años ha sido el motor del crecimiento mundial- ya que adicionalmente a los problemas de salud pública que presenta, ha dado muestras fehacientes de sufrir una desaceleración importante en su crecimiento total e industrial de largo plazo, tal como se ve en la gráfica 4.
En síntesis, el Banco Mundial (2020) -aun sin considerar la epidemia del coronavirus- anunció que después de registrar su peor dato desde la Gran Recesión, para 2020 pronostica que el crecimiento del mundo tendrá un leve repunte, pero será menor al 3 % (promedio de la década pasada) para los próximos años. Esta evolución bien puede responder a la hipótesis del “estancamiento secular” de Gordon (2015) que indica que tanto la dinámica de la economía de Estados Unidos como la del resto del mundo han entrado en una etapa de lento crecimiento (estado estacionario) parecida a la registrada antes de la época dorada del capitalismo mundial de la segunda posguerra, ver cuadro 1 y gráfica 5.
2017 | 2018 | 2019e | 2020f | 2021f | 2022f |
---|---|---|---|---|---|
3.2 | 3 | 2 .4 | 2.5 | 2.6 | 2.7 |
Fuente: Banco Mundial (2020). Estos datos no consideran posibles efectos del coronavirus.
Nota: e = estimación, f = pronóstico.
De acuerdo con Gordon (2015: 55), entre 1950-1972 en promedio el PIB creció 3.89 % y la productividad total factorial en 1.79 %, en contraste con 2004-2014 en que lo hicieron en 1.58 % y 0.54, respectivamente.
3. El entorno doméstico
Es conocido que en México -al menos desde 1971 cuando se acuñó el término atonía- en el primer año de un nuevo gobierno el crecimiento tiende a desacelerarse como consecuencia de la curva de aprendizaje. Sin embargo, las múltiples señales enviadas, la falta de coordinación del gabinete económico y de congruencia en las políticas y las decisiones que ha tomado el gobierno actual -aún antes de tomar posesión- han provocado una lectura muy negativa de los mercados y aún de la ciudadanía que ha empeorado la calificación de la deuda soberana y han acentuado la caída de la inversión privada y el estancamiento del consumo, ver gráfica 6.
González (2020) reporta que la presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG) mencionó en enero de 2020 que los múltiples mensajes políticos y decisiones desacertadas de las autoridades han incidido muy negativamente en las expectativas y, por lo tanto, en las decisiones de las casas matrices de las empresas transnacionales asentadas en México (para no invertir), porque han incrementado la percepción de incertidumbre y de hostilidad a la inversión. De igual manera, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) cuestionó que no existe certeza ni certidumbre en las reglas de operación del sector energético, lo que limita severamente la inversión. En ese tenor, la inversión privada total ha continuado la tendencia decreciente de los últimos años, pero en los últimos meses ya muestra tasas negativas de crecimiento, ver gráfica 6.
Por otro lado, y en abono a esta tendencia, este gobierno ha hecho importantes reasignaciones presupuestales en favor de programas asistenciales que entran en el gasto corriente y que han sacrificado el gasto de inversión, a la vez que ha incurrido en importantes subejercicios del gasto6 que estancaron a la economía mexicana en 2019.7
Este hecho muestra -a todas luces- el carácter inductivo y acelerador del gasto público sobre la actividad económica y desecha cualquier hipótesis del efecto “crowding out” que señalan algunos libros de texto.
Por otra parte, existe un ambiente de muy alta confrontación social, política y de alta desconfianza con el sector privado debido a actos del gobierno que menoscaban el ambiente de inversión y de negocios, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto, así como proyectos que los mercados han calificado de inviables como el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas y el sistemático discurso polarizador del titular del ejecutivo.
Adicionalmente, hay un factor que poco se considera como un canal fundamental de la actividad económica y es la criminalidad en todas sus modalidades. En este sentido, el clima de violencia y de inseguridad ha alcanzado niveles récord, lo cual daña profundamente a la actividad económica.
Estudios aplicados recientes (Loría, 2019b; Loría y Salas, 2019 y Cabral et al. 2018) han mostrado el efecto altamente perturbador de la criminalidad sobre la actividad económica. Lastimosamente observamos que esta variable ha roto récords históricos, particularmente los homicidios dolosos, ver gráfica 7.
Sobre este punto hay que anotar que la cifra negra de homicidios es muy baja, porque corresponde a registros públicos, mientras que la que refiere a extorsiones es muy alta (97.9 %), de acuerdo con ENVIPE (2019), porque solo se registra por denuncia. A pesar de que ambos delitos son profundamente perturbadores, el segundo lo es más debido a que incide directamente sobre la actividad económica de micro, pequeñas y medianas empresas que son las que generan más del 90 % del empleo nacional.
Fuente: SESNSP (2020) y CONAPO (2020). Eventos por cada 100,000 habitantes. Datos desestacionalizados con medias móviles.
En ese sentido y de manera creciente, instituciones nacionales8 e internacionales9 han manifestado su preocupación por los efectos de la criminalidad sobre la actividad económica en México.
Sin embargo, es conveniente mencionar que estos factores y otras múltiples decisiones y tropiezos de política no pueden explicar plenamente la franca caída del crecimiento económico que con claridad se observa desde 2010 y de forma más pronunciada desde 2015, a pesar de que se aplicó una fuerte ola de reformas estructurales entre 2012 y 2014, véase gráfica 8.
A pesar de esta desaceleración, debemos comentar que el magro crecimiento económico observado desde la Gran Recesión ha sido el más largo en la historia económica contemporánea de México, por lo que cada vez existen mayores probabilidades de que termine y comience así una nueva recesión.
Por otro lado, resulta particularmente relevante la desincronización del ciclo de crecimiento de la economía mexicana con el ciclo de crecimiento estadounidense desde 2016 (cuadro 2) lo cual da cuenta de que al menos desde entonces han habido factores domésticos que han ido a contra corriente de lo que ocurre en esa economía. De manera pormenorizada el cuadro 2 deja ver que para el periodo 1997Q1-2015Q4 la sincronización fue alta (0.81 y 0.78 y estadísticamente significativa al 99 % tanto con el PIB como con el Producto Industrial de Estados Unidos, respectivamente). Contrariamente, en el periodo 2016Q1-2019Q4 observamos la pérdida de esta sincronización en la medida que la correlación ha dejado de ser estadísticamente significativa en ambos casos.
Correlación | 1997Q1-2019Q4 | 1997Q1-2015Q4 | 2016Q1-2019Q4 |
---|---|---|---|
0.74 | 0.81 | -0.06 | |
PIB Mx - PInd US | (10.56) | (11.97) | (-0.24) |
P value = 0.00 | P value = 0.00 | P value = 0.81 | |
0.73 | 0.78 | -0.09 | |
PIB Mx - PIB US | (10.37) | (10.81) | (-0.36) |
P value = 0.00 | P value = 0.00 | P value = 0.71 |
Nota: cálculos propios con series desestacionalizadas, tomadas de FRED (2019a y 2019b) e INEGI (2019 y 2020a), t estadístico entre paréntesis. Ho: correlación = 0.
Estas correlaciones de ciclos de crecimiento se complementan con lo que reportan las correlaciones dinámicas de tasas de crecimiento de la actividad de ambas economías. En ese sentido, este indicador reporta que desde 1997 -cuando existió un alto grado de sincronización (casi de 90 %)- y hasta 2015 la economía mexicana creció a tasas relativamente altas y con baja varianza. Después de este último año la economía mexicana, al contrario de la de Estados Unidos, ha perdido gran dinamismo. Esto es justamente lo que re- porta el coeficiente de correlación parcial dinámico al mostrar que ha caído dramáticamente, ver gráfica 10. De hecho la pérdida de sincronización también se refleja con el hecho de que en 2019 la economía mexicana se contrajo (-) 0.1 % (INEGI, 2020a) mientras que la de los Estados Unidos creció 2.3 % (Brown, 2020).
Este cálculo se realizó con submuestras que incorporan de manera sistemática una observación al final y eliminan una del inicio para mantener constante el tamaño muestral. El procedimiento continúa de manera progresiva hasta agotar el número de observaciones. Para ello es necesario determinar el tamaño de la submuestra estadísticamente adecuado. Fernández (1999) propone la siguiente regla: t0 = [τ0T]. Donde t0 es el tamaño de la submuestra óptimo para la estimación del coeficiente de correlación parcial. T es el tamaño total de la muestra y τ0 -el parámetro de trimming- es definido habitualmente en la literatura dentro del siguiente intervalo: τ0 ∈ (0,15, 0,85). Por lo tanto, a manera de ejemplo si tenemos 158 observaciones trimestrales y un parámetro τ0 = 0,17 tenemos una submuestra de 28 observaciones que equivale a 7 años. Este es el tamaño que aquí usamos.
En suma, todas las circunstancias descritas, más las que se derivan del estancamiento productivo que reduce la captación fiscal complican mucho la solvencia fiscal y, por lo tanto, la viabilidad de la deuda soberana, por lo que varias calificadoras internacionales han castigado sistemáticamente la calificación de deuda (Ramos, 2019), ver cuadro 3. Por último, la contracción productiva de 2019 ya tuvo efectos crediticios negativos en la nota soberana de México y refleja el sentimiento adverso de los inversionistas (Expansión, 2020)
Emisor | Calificadora | Calificación | Fecha | Cambio |
---|---|---|---|---|
Gobierno mexicano | S&P | BBB+, perspectiva negativa 1/ | Marzo 1, 2019 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
Gobierno mexicano | Fitch | BBB+, perspectiva negativa 1/ | Octubre 31, 2018 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
Pemex | S&P | BBB+, perspectiva negativa 1/ | Marzo 4, 2019 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
CFE | S&P | BBB+, perspectiva negativa 1/ | Marzo 4, 2019 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
Gobierno mexicano | Moody’s | A3, perspectiva negativa 1/ | Junio, 2019 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
Gobierno mexicano | Fitch | BBB 1/ | Junio, 2019 | Perspectiva de estable a negativa 2/ |
1/ Sigue teniendo grado de inversión.
2/ Significa que podría disminuir aún más.
Fuente: Cervantes (2019) y Expansión (2020).
4. Análisis de escenarios10
4.1. Consideraciones teóricas
10 Durance y Godet (2010) definen un escenario como un conjunto de eventos posibles en el futuro, construido para perfilar y evaluar una cadena de eventos causales congruentes. Subrayan la importancia de que se cumplan pertinencia, coherencia, probabilidad, importancia y transparencia.11 Así un escenario es la construcción congruente de un futuro posible -no necesariamente deseable- a partir de la lectura de hechos actuales a partir de su integración y procesamiento con un modelo económico y estadístico (econométrico) plausible, Cely (1999).
En un ambiente doméstico de alta incertidumbre como el ya descrito, una opción para investigar sobre el futuro y así delinear acciones de los agentes económicos es la construcción de escenarios. Aunque en la práctica existen varios métodos para la construcción de escenarios, de acuerdo con Cely (1999) en cualquier caso la metodología requiere de cuatro pasos: a) analizar el fenómeno en estudio, desde un punto de vista restrospectivo y actual, b) analizar la influencia de los grupos sociales involucrados, c) selección y asignación adecuada de supuestos de base, y d) presentar los resultados finales.
Los dos primeros pasos ya han sido cubiertos en el desarrollo de este artículo, por lo que aunque ya se hizo desde la introducción, falta puntualizar los supuestos y presentar los resultados numéricos que configuran los dos escenarios de interés.
La construcción de escenarios es una manera de mirar integralmente al futuro por lo que es mucho más que obtener pronósticos macroeconómicos numéricos puntuales. En ese sentido, si bien los primeros dos pasos de la metodología son cruciales, el tercero, la formulación de supuestos razonables, con base en los hechos y en la experiencia del modelador acerca del desenvolvimiento de las variables estratégicas de un sistema, es quizá aún más relevante. Ello genera y define la congruencia y factibilidad de las variables dependientes en un rango adecuado de probabilidad.
4.2. Supuestos básicos
Los supuestos de pronóstico -que son cruciales en los resultados- los podemos separar en tres grupos: a) los derivados de las decisiones de la administración en turno que son inversión pública, gasto público corriente, y precio de gasolinas; b) los que vinculan a México con el resto del mundo CETES (28 días) y tipo de cambio nominal binacional con Estados Unidos; y c) por último los que definen el escenario mundial (PIB e inflación, INPC, de Estados Unidos).
Advertimos que no presentamos un escenario optimista no por omisión o descuido, sino porque, resultado del análisis que hemos hecho hasta aquí, no encontramos elementos para un futuro más promisorio que el inercial (I) a menos de que hubiera cambios sustanciales de política -verdaderos golpes de timón- que no se vislumbran al momento. Por el contrario continúan los tropiezos y las decisiones unipersonales que han afectado el funcionamiento no sólo del sistema económico, sino también de múltiples organismos autónomos que han generado certidumbre, imparcialidad y democracia.12
Este escenario tiene que ver con la que consideramos es la trayectoria más probable que parte de la lectura de la realidad económica mexicana que ha prevalecido desde la victoria electoral del presidente López en julio de 2018 y del conjunto de decisiones tomadas y de los principales rasgos de política que ha planteado hasta ahora. Considera además que se mantiene el dinamismo de la economía estadounidense (crecimiento medio del PIB) en alrededor de 2.5 % y, en general, que se conservan en línea los fundamentales macroeconómicos, particularmente el relativo al superávit primario del gobierno.
El segundo escenario, que llamamos pesimista (P), añade dos factores de riesgo fundamentales: a) reducción (no necesariamente recesión) del crecimiento de la economía de Estados Unidos (en alrededor de 1.5 % para todo el horizonte de pronóstico) y b) la complicación del marco macroeconómico mexicano resultado de las presiones fiscales, generadas por la reducción en la recaudación por el menor crecimiento del PIB y por la apertura de muchas líneas de gasto, que obligan al gobierno federal a elevar los precios de los energéticos -y quizá a aplicar medidas recaudatorias que atemoricen aún más al capital privado- lo que provoca mayor inflación y presiones en el tipo de cambio; consecuentemente, habría elevaciones de la tasa de referencia que -a su vez- aumentarían el costo financiero de la deuda, con lo que se generaría un círculo vicioso de menor crecimiento.
Este segundo escenario (P) considera además que, con el afán de mantener estables el déficit fiscal y la deuda pública (ambos como proporción del PIB) y como consecuencia del análisis anterior el gasto de inversión acentúa aún más su tendencia negativa de los años anteriores. Todo ello se refleja en mayor restricción fiscal que finalmente acaba castigando el crecimiento.
4.3. Aspectos metodológicos
El método econométrico para la generación y construcción de estos escenarios fue la solución algorítmica con simulaciones estocásticas dinámicas aplicadas a Eudoxio: modelo macroeconométrico de la economía mexicana, Loría (2007 y 2019a).
La simulación estocástica y dinámica calcula y simula los residuos y los incorpora al utilizar los valores de las variables endógenas dentro de la muestra y las variables endógenas rezagadas y los términos ARMA en el modelo. Todo ello se calcula utilizando las soluciones estimadas, no los valores históricos reales.
Por lo general, una solución dinámica es el método correcto y más sensible que se debe usar al hacer pronóstico fuera de la muestra (Eviews, 2013). Utilizamos el algoritmo de resolución iterativo de Broyden, que es una modificación del método de Newton que utiliza una aproximación al Jacobiano para la linealización del modelo. Esta aproximación se actualiza en cada iteración comparando los residuos de la ecuación obtenidos en los nuevos valores de las variables endógenas con los residuos de la ecuación predichos por el modelo lineal basado en la aproximación del Jacobiano. Dado que cada iteración con el método de Broyden está basada en menos información que con el método de Newton, requiere más iteraciones para converger a una solución, por lo cual asintóticamente puede generar una solución más precisa.
Por último, si bien Eudoxio se fundamenta en la metodología de los modelos macroeconométricos estructurales de series de tiempo, desde su publicación (Loría, 2007) se ha tenido el cuidado que cada ecuación esté correctamente especificada y que el sistema esté cointegrado, lo cual elimina las críticas que originalmente se hicieron a estos modelos, además de que su precisión ha sido probada sistemáticamente desde 1995.
4.4. Resultados
Los resultados en ambos casos son categóricos y pueden verse en los cuadros 4 y 5. En ambos casos la dinámica de la actividad económica presenta un fuerte estancamiento reportando tasas de crecimiento muy inferiores a las de los últimos 30 años, pero en el segundo escenario (P) el crecimiento es prácticamente nulo, además de que habría fuertes presiones inflacionarias que alterarían los equilibrios macroeconómicos fundamentales que se han mantenido en orden por muchos años.
Supuestos: | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 |
---|---|---|---|---|---|
Inversión pública* | -5.6 | 0.5 | -4.3 | -8.2 | -0.2 |
Gasto corriente* | 0.8 | 1.2 | 0.8 | 0.7 | 0.6 |
CETES (28 días) | 6.25 | 6.0 | 6.0 | 6.0 | 6.0 |
Tipo de cambio** | 20.3 | 20.8 | 20.8 | 20.8 | 20.8 |
Precio de las gasolinas* | 3.8 | 7.8 | 0 | 0 | 0 |
PIB EEUU* | 2.5 | 1.5 | 2.5 | 2.5 | 2.5 |
Precios EEUU (INPC)* | 2.5 | 2.1 | 1.5 | 1.4 | 1.9 |
Resultados: | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 |
PIB* | 0.56-1.04 | 1.56-1.68 | 1.01-1.48 | 1.25-1.67 | 1.86-2.04 |
Consumo privado* | 2.41 | 2.23 | 2.5 | 2.66 | 3.73 |
Inversión privada* | -0.09 | 0.89 | -0.61 | 1.36 | 2.25 |
Precios (INPC)* | 3.84 | 3.77 | 4.07 | 3.44 | 3.64 |
Salario medio real*1 | 1.53 | 2.47 | 2.22 | 2.38 | 2.9 |
Empleo*2 | 1.5 | 2.07 | 1.33 | 1.19 | 1.86 |
TCCO*3 | 18.0 | 14.5 | 15.1 | 14.0 | 13.2 |
Tasa de desempleo ( % PEA) | 3.6 | 3.7 | 3.8 | 4.0 | 4.0 |
CCPIB*** | -0.7 | -0.97 | -1.94 | -2.45 | -2.66 |
Saldo de la Balanza Comercial**** | -10.89 | -9.5 | -11.41 | -12.63 | -12.98 |
Inversión Extranjera Directa**** | 30.86 | 30.14 | 29.03 | 33.08 | 37.32 |
Supuestos: | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 |
---|---|---|---|---|---|
Inversión pública* | -8.0 | -5.0 | -6.0 | -8.2 | -7.0 |
Gasto corriente* | -3.1 | 0.5 | -1.3 | -1.3 | -1.2 |
CETES (28 días) | 7.0 | 8.2 | 8.2 | 8.2 | 8.2 |
Tipo de cambio** | 22.4 | 22.9 | 22.9 | 23.9 | 25.9 |
Precio de las gasolinas* | 5.8 | 7.8 | 6.0 | 6.0 | 6.0 |
PIB EEUU* | 1.5 | 1.5 | 1.5 | 1.5 | 1.5 |
Precios EEUU (INPC)* | 2.5 | 2.1 | 1.5 | 1.4 | 1.9 |
Resultados: | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 |
PIB* | 0.08 | 0.93 | 0.87 | 0.61 | 0.75 |
Consumo privado* | 2.37 | 1.96 | 2.6 | 2.25 | 3.1 |
Inversión privada* | -0.34 | -1.48 | -0.4 | 0.65 | 0.92 |
Precios (INPC)* | 4.44 | 4.12 | 4.69 | 5.29 | 5.57 |
Salario medio real*1 | 1.14 | 1.9 | 2.1 | 1.3 | 0.94 |
Empleo*2 | 1.25 | 1.65 | 1.16 | 0.84 | 1.28 |
TCCO*3 | 19.2 | 15.7 | 14.8 | 16.9 | 16.0 |
Tasa de desempleo ( % PEA) | 4.0 | 4.3 | 3.8 | 4.3 | 4.8 |
CCPIB*** | -0.36 | -0.12 | -1.57 | -2.1 | -2.12 |
Saldo de la Balanza Comercial**** | -8.91 | -6.84 | -9.14 | -10.32 | -10.68 |
Inversión Extrajera Directa**** | 29.69 | 28.82 | 27.67 | 28.45 | 28.85 |
* Tasas de crecimiento.
** Pesos por dólar.
*** Cuenta corriente como % del PIB.
**** Miles de millones de dólares corrientes.
1 Es el salario medio real de la manufactura.
2 Se refiere a la población ocupada reportada por la ENOE, fuente INEGI (2019).
3 Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO). Se refiere a la proporción de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, o que labora más de 48 horas semanales ganando menos de dos salarios mínimos, INEGI (2020b). Dato estimado al último trimestre del año.
Supuestos de pronóstico | |||||||||
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IFG | GVCE | GAS | USGDP | ||||||
I | P | I | P | I | P | I | P | ||
-3.62 | -6.85 | 0.82 | -1.29 | 2.28 | 6.31 | 2.30 | 1.50 | ||
Resultados de pronóstico | |||||||||
GDP | CE | IFP | WR | NE | |||||
I | P | I | P | I | P | I | P | I | P |
1.27 | 0.64 | 2.71 | 2.46 | 0.75 | -0.13 | 2.30 | 1.47 | 1.59 | 1.04 |
Nota: I = Escenario Inercial, P = Escenario Pesimista, IFG = inversión fija gubernamental, GVCE = gasto público corriente, GAS = precio de las gasolinas, USGDP = PIB real de Estados Unidos, GDP = PIB real de México, CE = Consumo Privado, IFP = Inversión Fija Privada, WR = Salario medio real de la manufactura mexicana, NE = empleo, millones de personas ocupadas.
Con el afán de la precisión analítica, a continuación presentamos y analizamos de manera puntual los principales resultados de pronóstico:
En términos generales se observa con claridad que el escenario inercial genera una trayectoria de crecimiento del PIB y de empleos sustancialmente mayor respecto del pesimista: 1.3 % y 1.6 %, contra 0.6 % y 1.04 % respectivamente. Pero en todo caso inferior a los reportados en sexenios anteriores.
El crecimiento del PIB que resulta del escenario inercial es sustancialmente menor (casi de la mitad) al que la economía mexicana ha observado en los últimos 30 años, que ronda el 2.4
Llama la atención que la fuerte reducción de la actividad económica en cualquier escenario afectaría de manera fundamental el ingreso de inversión extranjera directa, lo que a su vez comprometería el crecimiento económico pero ahora por presiones sobre la cuenta corriente.
Si bien en el escenario pesimista hacia el final del horizonte de pronóstico la tasa de desempleo aumenta ligeramente, es muy probable que dadas las características estructurales de la economía mexicana en cuanto a que es muy intensiva en trabajo y con altos niveles de precariedad, aumente notablemente TCCO. El modelo y el análisis de escenarios incorpora esta importante variable de dimensión social que mide la calidad del empleo y de las remuneraciones y reporta tasas muy altas de crecimiento; particularmente en el escenario pesimista, lo que resultaría en que de una tasa actual de alrededor del 20 % de la población ocupada, en el escenario inercial rebasaría el 30 % y en el pesimista llegaría al 40 % hacia 2024. Estos resultados -por demás preocupantes- reflejan que desde 2010 pero en particular cuando el crecimiento se ralentizó claramente desde 2016 la principal válvula de escape al lento crecimiento no ha sido el desempleo sino TCCO. Esto se ve claramente en la gráfica 11.13
Llama la atención que con la reforma laboral de 2012, así como la informalidad laboral se ha reducido notablemente, en mayor medida ha crecido TCCO. En ese sentido, estimamos que en el horizonte de pronóstico la tasa de informalidad prácticamente no se mueve de sus niveles actuales de alrededor de 57 % de la población ocupada, lo que estaría fortaleciendo la hipótesis anterior. Es plausible considerar que la fuerte tendencia a la precarización laboral ha traído consecuencias sociales, políticas y económicas sumamente importantes que han polarizado el tejido social e incidido en todas las formas de delincuencia. Todo lo cual se ha añadido como un factor adicional de reducción del dinamismo del PIB y de su calidad, en la medida que si una parte relevante y creciente de la población ocupada nacional recibe ingresos muy bajos no se convierte en fuente de generación de demanda agregada, de ingresos fiscales, ni tampoco eleva los estándares y condiciones de vida.
5. Conclusiones y comentarios finales
El ejercicio de construcción de dos escenarios macroeconómicos 2020-2024 que hemos presentado considera de base la complicada situación internacional, a la que en últimas fechas se le ha sumado una potencial pandemia originada en China, pero de manera crucial hemos considerado que el corte de las decisiones y de las políticas internas en México, lejos de favorecer la inversión, la han desincentivado lo que hace muy complicado pensar en un escenario optimista.
De hecho, la preocupación central que define un futuro con bajo crecimiento económico en los siguientes años estriba en un grave problema fiscal, ya que por un lado el gobierno no cuenta con los ingresos suficientes, particularmente de origen tributario, que permitan soportar la reconfiguración del gasto público tal y como lo viene haciendo el presidente de manera personal; y por otro, a estas alturas ya hay desatenciones importantes de las obligaciones sociales fundamentales como el abasto de medicinas, tratamientos médicos y el sistema de pensiones.
Si bien en la construcción de escenarios no se proyectaron expresamente los ingresos fiscales, por su gran relevancia merecen unas breves reflexiones. Es relevante mencionar que ya en la actualidad las finanzas públicas presentan presiones muy relevantes por el lado de la reducción de los ingresos (IVA e ISR) y de los gastos crecientes derivados del aumento por pago de pensiones y por el servicio de la deuda pública. En particular, resulta sumamente preocupante que desde 2018 este rubro ya supera al gasto de inversión del gobierno.
Por otro lado, es muy importante considerar a los ingresos públicos, en particular a los impuestos, debido a que históricamente México ha tenido una baja recaudación fiscal en proporción al PIB, comparado con cualquier país latinoamericano. Por ello, este gobierno está buscando incrementarla sustancialmente a partir de mejorar la eficiencia recaudatoria, particularmente con el impuesto sobre la renta e incrementar los IEPS, lo que dio buenos resultados a la administración 2012-2018. De hecho, eso hizo que aumentara 6 puntos del PIB, misma que cayó por los ingresos petroleros. En el corto plazo no parece haber indicios de que se aplique formalmente una reforma fiscal importante al menos hasta 2021, que es año electoral, tanto por lo que el gobierno ha anunciado reiteradamente como por los efectos altamente perniciosos que esas medidas han tenido en el equilibrio sociopolítico en Sudamérica en fechas recientes.
Al aumentar la eficiencia recaudatoria de los años anteriores, aumentó la carga fiscal de los contribuyentes con mayores recursos, lo que mejoró la progresividad, pero al costo de haber contribuido en la desaceleración de la inversión privada debido a la reacción de los inversionistas al ver reducidas sus utilidades producto de las menores deducciones permitidas por la ley (Salas, 2014).
En fechas recientes el Sistema de Administración Tributaria -organismo desconcentrado de la Secretaría de Hacienda- ha emprendido una fuerte iniciativa para elevar la “eficiencia recaudatoria” que el sector empresarial y aún las personas físicas han tomado como “terrorismo fiscal”. En ese sentido han manifestado sus preocupaciones en cuanto a la fiscalización del outsoursing, extinción de dominio, facturación, herencias, la ley anti-lavado y retiro de dividendos que están teniendo múltiples consecuencias en la inversión, en el consumo y en el manejo de cuentas bancarias. Esto último está yendo en contra corriente de la política de Banxico para aumentar la bancarización y los pagos electrónicos, los cuales -entre otras muchas cosas- pretenden reducir la delincuencia.
También resulta preocupante que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda, sigue proyectando tasas de crecimiento del PIB muy superiores a las expectativas, lo cual sobre estima la recaudación fiscal. A final de cuentas y para no afectar su objetivo de superávit primario eso necesariamente termina castigando el gasto de inversión.
Por otra parte, la dinámica demográfica seguirá presionando el gasto, lo que obligará a un incremento en la edad de jubilación, a reducir las pensiones o a un mayor desembolso público. En ese sentido la Auditoría Superior de la Federación (Vanguardia, 2020) advierte que el sistema de pensiones presenta un déficit de 50 %, lo que requerirá -ya en el corto plazo- de una readecuación del gasto.
Se vislumbra que en los próximos años el gasto por pago de pensiones pase de 3.5 % del PIB en 2018 a 4.1 % del PIB en 2023 (CEFP, 2018), mientras que el costo de la deuda será creciente en la medida que no se reactive el crecimiento de manera vigorosa y no bajen sustancialmente las tasas de interés.
En este contexto, el modelo de simulación bajo los supuestos establecidos y los resultados obtenidos sugiere que si el gobierno no es exitoso en incrementar su captación en por lo menos 4 puntos porcentuales del PIB, al tiempo de elevar notablemente la eficiencia del gasto, ni tampoco en reducir sustancialmente la deuda pública a PIB, seguirá creciendo el costo financiero de su deuda y seguirá reduciendo el resto del gasto público lo que comprometerá aún más al crecimiento. Por ello es que de acuerdo con Expansión (2019), un año después de las elecciones intermedias de 2021, que serán cruciales para el futuro del país en cuanto al mantenimiento del actual gobierno, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público aplicaría una importante reforma fiscal.
De hecho, podemos ver en México que a pesar de que existe un importante superávit primario, el gasto no programable (asociado al pago de la deuda) crece de manera sostenida (SHCP, 2020), lo que presiona mucho más al gasto de inversión.
Estas circunstancias ilustran de manera clara que estos aspectos fiscales (de clara fatiga fiscal Ghosh et al., 2013) ya constituyen una de las principales restricciones al crecimiento.
Pero el gobierno federal se encuentra en un gran dilema porque si impulsa una reforma fiscal que incremente la recaudación directa, puede crear una reacción que disminuya adicionalmente la inversión privada. Por otro lado, si incrementa el impuesto al valor agregado en alimentos y medicinas, la que ha sido una recomendación recurrente de los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (Morales y González, 2019), atentaría contra la popularidad que le dio el triunfo en las elecciones de 2018 y podrían repetirse actos vandálicos como los observados en 2017 en México por causa del incremento de los precios de los energéticos o, peor aún, como los observados recientemente en varios países sudamericanos.
A pesar de los problemas ya analizados y proyectados, aún no vislumbramos una profunda recesión (caída del PIB), sino un largo letargo económico sexenal, lo que implica que el bienestar y el desarrollo económicos se alejarán cada vez más de un carácter sostenible, ya que la peculiaridad del mercado laboral mexicano de reportar bajas tasas de desempleo, impactará en mayor precarización laboral que actualmente representa el 20 % de la población ocupada.
Lo anterior da pie para pensar que los problemas sociales asociados a la pobreza y a la desigualdad, como la inseguridad y la violencia social, reforzarán el círculo vicioso de bajo crecimiento - precarización laboral - violencia y criminalidad - reducción de la inversión - bajo crecimiento. Es decir, de no haber un cambio diametral en el discurso y en las decisiones federales, lo que no se observa por el estilo unipersonal de gobernar, la economía mexicana puede profundizar su letargo y caer así en una verdadera trampa de muy bajo (nulo) crecimiento.
En síntesis, se requiere de gran maestría y corrección en el manejo de la política económica desde ahora para hacer que todo lo hasta aquí dicho sólo sea una mala profecía y justifique las duras críticas de los enemigos de la econometría y de la elaboración de escenarios. Por el bien de todos, ojalá que así sea.