INTRODUCCIÓN
El sector educativo no escapa al uso de las redes sociales, de ahí la relevancia de evaluar el impacto que éstas tienen como facilitadoras del aprendizaje. El aprendizaje significativo en las ciencias exactas históricamente ha sido un reto, por lo cual es importante cuantificar y evaluar el uso de estas redes para lograrlo. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son hoy una herramienta necesaria en muchos ámbitos y son fundamentales como complemento de una educación de calidad en todos los niveles; su empleo dentro de la educación superior se ha vuelto casi indispensable; sin embargo, estas tecnologías no pueden desligarse del uso de internet, aunado al vertiginoso crecimiento que se hace de las TIC en gran medida por las redes sociales. A la fecha, las redes sociales se han generalizado en todos los ámbitos; esto se acentúa más en los jóvenes, que pertenecen a una generación nativa de la tecnología. El recurrir a dispositivos móviles en el país ha aumentado de manera exponencial y se ha convertido en parte del entorno cotidiano.
Las cifras muestran cada vez un mayor acceso a internet a través de dispositivos móviles; incluso, es mayor que desde computadoras de escritorio. Existe una cifra superior a 6 500 millones de móviles en manos de los usuarios, y muy pronto habrá en el mercado más de diez mil millones de unidades móviles, cantidad por arriba de la población mundial (Sandoval-Almazán, Romero-Romero y Heredia-Rodríguez, 2013).
En México, mediante los datos presentados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al analizar los años 2012 y 2013, observamos que los usuarios de computadoras de escritorio van a la baja en porcentaje, mientras que la computadora portátil se mantiene estable y el teléfono celular ha reportado un crecimiento acelerado.
Fuente: INEGI, 2015.
Es necesario que tanto la escuela como el trabajo estructuren espacios de alto aprovechamiento de las TIC. Mejorar su empleo implica también ampliar los propósitos de los usuarios hacia fines más pragmáticos, que permitan estimular la formación y transmisión de habilidades concretas (Eddine, 2014) .
Al analizar en México los principales usos que se le da por parte de los usuarios a internet, obtuvimos datos del INEGI de 2012 a 2014 que revelan que, para obtener información y apoyar la educación/capacitación, el porcentaje de usuarios ha crecido en términos moderados, con 7.7 y 5.6%, respectivamente; sin embargo, en 2012 no se tenía un porcentaje registrado para acceder a las redes sociales y, en 2014, el porcentaje fue de 36.7, lo cual muestra el acelerado crecimiento en el uso de éstas.
Fuente: INEGI, 2015.
En el ámbito educativo, las TIC pueden proporcionar un entorno de enseñanza y aprendizaje para el alumnado y profesorado. Actualmente, las TIC también se están convirtiendo en uno de los agentes más eficaces del cambio social por su incidencia en la sociedad. Frente a esta situación de las tecnologías en la sociedad, es evidente que el espacio educativo no puede quedar al margen (Domingo y Marqués, 2011) .
El sector educativo no escapa del uso de las redes sociales, de ahí la importancia de evaluar el impacto que éstas tienen como facilitadoras del aprendizaje. Históricamente, el aprendizaje significativo en las ciencias exactas ha sido un reto; por ello, se debe cuantificar el uso de estas redes para lograrlo. Aquí surge la pregunta sobre si las redes sociales que utilizan los estudiantes facilitan el aprendizaje de las ciencias exactas en la educación superior. Esta interrogación dio origen a este estudio de tipo transaccional, de acuerdo con la hipótesis de que las redes sociales sí facilitan dicho aprendizaje.
Este artículo fue dividido en cinco apartados: en el primero, referimos el contexto y la problemática descrita; en el segundo, hacemos una revisión y recopilación de la literatura en este tema de aprendizaje entre estudiantes que usan las redes sociales; en el tercero, describimos la metodología al analizar la opinión y el comportamiento de los estudiantes en 2015; en el cuarto, mostramos los resultados y en el quinto, algunas conclusiones y líneas de una futura investigación.
EDUCACIÓN Y REDES SOCIALES
El tema de la educación a través del tiempo ha sido considerado como un eje central para el desarrollo de los países, cuya evolución se ha ligado, inevitablemente, a la de las nuevas tecnologías, con un papel preponderante de las TIC. Uno de los retos principales para los países, sobre todo los que están en vías de desarrollo, es proporcionar de manera más abierta el acceso a internet. En México, según datos del INEGI, hasta 2014 había 46.3% de usuarios de computadora, de los cuales en promedio 44.4% utilizaban internet. Chihuahua se ubica entre las diez entidades del país con un alto porcentaje de usuarios de internet, con 50.1, mayor al promedio nacional.
Fuente: INEGI, 2015.
El desafío que enfrentan los sistemas educativos de todo el mundo es utilizar las nuevas TIC para proveer a los alumnos las herramientas y el conocimiento necesarios para el siglo XXI. La incorporación de las tecnologías en el aula universitaria requiere un gran esfuerzo de los docentes y del alumnado en el entendimiento de las formas en que la tecnología puede apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje (Torres y Moreno, 2013) .
El tema de redes sociales ha sido abordado desde hace algunos años; sin embargo, continúa siendo motivo de investigación dado el crecimiento de éstas tanto en variedad como en número de usuarios. A pesar de ser un fenómeno de comunicación y articulación social relativamente reciente, ya son muchos los autores que han indagado o escrito sobre las redes sociales. La mayoría de ellos destacan la concepción instrumental y mediática de sus funcionalidades (TIC, internet, e-mail y ahora también los teléfonos inteligentes), las plataformas de intercomunicación (sitios web), la capacidad de navegación, conectividad, afiliación y establecimiento de perfiles dentro del sistema (Campos, 2008) .
El uso de las plataformas de redes sociales de Twitter y Facebook por los estudiantes de Administración de Empresas y de Informática Administrativa se ha incrementado. Los nativos digitales ya están recurriendo a las nuevas TIC para estudiar, intercambiar y colaborar entre sí. Tenemos que entender cómo estas plataformas tecnológicas influyen y determinan su aprendizaje y generan, a la vez, estrategias didácticas para aprovecharlas mejor (Sandoval-Almazán, Romero-Romero y Heredia-Rodríguez, 2013) .
El segmento de población más joven representa a los primeros adoptantes de las redes sociales y, también, al primer grupo poblacional que está construyendo sus dinámicas de relación en convivencia con ellas. Es previsible que durante estos primeros años surjan tendencias de uso y percepciones que marquen el desarrollo del medio. Por lo tanto, estos análisis se centran en la relación que mantienen los estudiantes universitarios con las redes sociales. Los estudiantes universitarios son jóvenes pertenecientes a este grupo de primeros adoptantes (Facebook comenzó como una red sólo universitaria) con un alto grado de uso de internet y relativamente accesibles para la investigación (Monge-Benito y Olabarri, 2011) .
Con base en 100% de usuarios de internet en México en 2014, según el INEGI, 22.1 eran personas que cursaban la licenciatura; 28.4, preparatoria; y 25.2, educación secundaria; sin embargo, si consideramos en total de alumnos inscritos en licenciatura, que es mucho más bajo que en secundaria y preparatoria, el porcentaje de usuarios de internet en proporción al número de inscritos aumenta en gran medida para la licenciatura.
Fuente: INEGI, 2015.
Es necesario comprender cómo se constituyen y funcionan las redes sociales en las aulas de clase de las carreras de negocios, qué relaciones de vecindad se constituyen y qué impacto producen en el aprendizaje y desarrollo de capacidades para el liderazgo. El análisis de una red social parte de la identificación de su estructura, compuesta por el tipo de relaciones y acciones sociales que existen entre sus miembros y como éstas se manifiestan a través de conductas individuales interconectadas (Mendoza, 2008).
Aunque el teléfono celular es considerado en muchos casos un distractor educativo, también es cierto que ofrece aplicaciones susceptibles de apoyar cualquier modalidad educativa. El éxito se alcanza cuando los individuos son capaces de resolver problemas contextualizados en su vida real, de comunicar la información y conocimientos encontrados, además de colaborar con otros individuos en su proceso de aprendizaje (Organista-Sandoval, McAnally y Lavigne, 2013).
El uso de las TIC ha transformado de modo significativo la dinámica de las instituciones de educación superior en cuanto a su estructura de organización, la manera de administrar, planear y, principalmente, llevar a cabo sus funciones sustantivas: docencia, investigación y gestión del conocimiento. La introducción y el uso de las TIC en las universidades es uno de los vectores de cambio más relevantes por las ventajas que representa en términos de organización y administración (Ángeles, 2012).
La eficiencia y eficacia en la educación siempre ha sido de suma importancia. En México, ha sido motivo de la promulgación de reformas educativas recientes; no obstante, deben establecerse políticas educativas y planes de estudio que aumenten la calidad de la educación en todos los niveles. Las herramientas que contribuyan a lo anterior han de ser consideradas como opciones para lograr las metas planteadas, a lo cual ayuda el uso de las TIC, y dentro de éstas, las redes sociales. Frente al alto número de usuarios en el nivel de educación superior, es necesario evaluar su impacto.
Una de las propuestas de eficiencia educativa son los estudios a través de la Red, los cuales se han diversificado y multiplicado en los últimos años a partir de las facilidades de acceso a internet y la disminución de costos de algunos aparatos tecnológicos. Las TIC son instrumentos para el aprendizaje permanente y flexible al permitir acceder a la información y ofrecer oportunidades para encontrar soluciones particulares. Su aplicación en el quehacer educativo contribuye a que los alumnos logren un conocimiento actualizado y consulten información desde las mismas aulas u otros sitios destinados a ello. En las aulas, puede favorecer un efecto multiplicador en la construcción de los hábitos de acceso a la información mediante las redes de comunicación; prueba de ello es que no existe, hasta ahora, un medio tan rápido para la transmisión y actualización de la información como internet (López, Flores y Beas, 2012).
En las últimas décadas se ha producido en la sociedad un gran desarrollo tecnológico con un fuerte impacto en muy distintos ámbitos de la vida individual y social; sus efectos han cobrado especial relieve en el conjunto de la formación y la educación (Moral y Arbe, 2013). Quizás, uno de los temas más repetidos en nuestra sociedad de la información es el profundo cambio que el desarrollo de las TIC está causando en sectores tan diferentes como la economía, la industria, el ocio o la educación (Gutiérrez, Palacios y Torrego, 2010).
El rápido y cambiante mundo de la tecnología exige del docente una actitud abierta y de aprendizaje continuo, que facilite la interlocución con sus estudiantes y sus formas de aprehender el mundo. Hacer conscientes a los miembros de una comunidad educativa del estado de adopción frente a las tecnologías ofrece la posibilidad de diseñar estrategias que permitan a su cuerpo docente los conocimientos sobre las herramientas tecnológicas y su impacto en los procesos de enseñanza-aprendizaje (Correa y Gómez, 2013).
Las tecnologías abren un fascinante camino que introduce a la aldea global del conocimiento, vía que la educación puede transitar si está a la altura de lo que estos cambios implican y si los estudiantes, los docentes, los sistemas educativos y las instituciones mismas se adecuan a este dinamismo que involucra la configuración de escenarios que no corresponden a los típicos escolares, ya que las TIC los han transformado al tiempo que promueven la aparición de otros (Islas, 2014).
En un mundo tan globalizado como el actual se hace indispensable alcanzar un aprendizaje realmente significativo y valioso para el desarrollo humano e integral del individuo. Esta necesidad ha favorecido la proliferación de muchas estrategias conducentes a la adquisición y construcción del aprendizaje significativo para evitar la aprehensión de conceptos aislados utilizando la memoria de corto y largo plazo. Para la mayoría de los docentes, resulta esencial buscar la forma más apropiada para que sus estudiantes se interesen en los temas a tratar y en la metodología que implique mejorar la enseñanza-aprendizaje a fin de que sea más efectiva (De Castro, Cantillo, Carbonó y otros, 2014).
La estructura de las actividades llevadas a cabo a lo largo de una sesión de clase es un elemento determinante del grado de inclusión de un aula, junto con el criterio de agrupamiento del alumnado y la naturaleza del currículo. Una estructura de la actividad cooperativa conduce a los alumnos a contar unos con otros, colaborar, ayudarse mutuamente en el desarrollo de la actividad (Pujolás, 2012). El docente puede hacer uso de comunidades o redes temáticas que no se dirigen al público en general, sino a grupos o poblaciones pequeñas de potenciales usuarios vinculados por una afinidad temática, la cual podría ser el aprendizaje de contenidos de una materia o, incluso, de una carrera. En este tipo de redes lo valioso, interesante y útil no es la cantidad de personas unidas a dicha red, sino la calidad de la participación y comunicación entre los miembros de la comunidad virtual (Abarca, 2013).
En los últimos decenios, observamos una tendencia hacia más pedagogías y prácticas de los estudiantes centradas en el aprendizaje, lo cual se hizo posible gracias a las nuevas tecnologías y a la mayor combinación en los cursos entre educación presencial y educación en línea (Wanner & Palmer, 2015).
Podemos concebir un salón de clase como un sistema, en el cual existe un subsistema formado por los alumnos y otro lo integran los docentes; un punto de intersección entre ambos es el intercambio de información por medio de una red social. En ambos subsistemas podríamos considerar cierto tipo de entropía o desorden generado por el uso de estas redes; sin embargo, en la medida en que éstas se incluyan dentro de la planificación del aprendizaje, ésta se podría revertir y convertirse, a su vez, en una neguentropía o regresión al orden, por medio de una información canalizada adecuadamente con el empleo de las redes sociales en el aula.
Las tecnologías portátiles están a punto de inspirar a una nueva generación basada en un diseño de aprendizaje móvil. Sin embargo, con el fin de que los educadores aprovechen las oportunidades pedagógicas de las tecnologías portátiles, es crucial que puedan desarrollar una comprensión del potencial de estas tecnologías (Bower & Sturman, 2015).
METODOLOGÍA
El trabajo de investigación se desarrolló en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Chihuahua. El diseño de la investigación fue no experimental y el enfoque fue de carácter descriptivo. Se trató de una investigación transaccional, de enero a marzo de 2015, de tipo mixto, ya que realizamos una medición cuantitativa y una cualitativa. El planteamiento de hipótesis inicial fue: el uso de las redes sociales facilitan el aprendizaje de las ciencias exactas en la educación superior. Nos guiamos por la pregunta de investigación ¿el uso de las redes sociales que utilizan los estudiantes facilitan el aprendizaje de las ciencias exactas en la educación superior? De ahí se derivó nuestro objetivo: determinar el uso que hacen los estudiantes de las redes sociales en clase como facilitadoras de su aprendizaje.
La metodología se basó en la planteada por Sandoval-Almazán, Romero-Romero y Heredia-Rodríguez (2013) . Elaboramos un cuestionario con quince preguntas cerradas de tipo exploratorio en cuanto al uso de las redes sociales dentro y fuera del salón de clase, su interacción con otras personas, su uso académico y la percepción de seguridad respecto a los temas adquirida por parte de los alumnos.
Fuente: elaboración propia con base en Sandoval-Almazán, Romero-Romero y Heredia-Rodríguez, 2013.
Después del registro de los resultados obtenidos en el cuestionario, hicimos una correlación entre las preguntas que arrojaron hallazgos más significativos en cuanto al uso de las redes sociales, además de ser aprobadas por el coeficiente alfa de Cronbach, con un valor de 0.70. La muestra se tomó a partir del número de alumnos inscritos en tres materias de ciencias exactas: Estadística y Métodos cuantitativos (MCTD) para la toma de decisiones 1 y 2, en las cuales hay alumnos registrados de todas las carreras que ofrece la Facultad de Contaduría y Administración: Administración de Empresas (LAE), Contador Público (CP), Administración Financiera (LAF), Administración Gubernamental (LAG) y Administración de Tecnologías de la Información y Comunicación (LATIC).
El tamaño de la muestra fue de 140 alumnos y consideramos sólo a los alumnos inscritos en grupos en los cuales el profesor les permite el uso de los dispositivos móviles dentro de la clase y que, a su vez, puedan acceder a alguna red social. Llevamos a cabo un muestreo aleatorio para la aplicación del cuestionario, que complementamos con entrevistas y observación del comportamiento de los alumnos dentro de la clase.
Con base en las respuestas obtenidas a las preguntas sobre el uso de redes sociales, efectuamos una prueba Chi cuadrada para verificar la hipótesis planteada; elaboramos tablas de contingencia entre el uso de las redes sociales y el compartir trabajos o tareas mediante ellas; uso de redes sociales y realización de trabajos o tareas con ellas; asimismo, entre compartir trabajos o tareas mediante redes sociales y hacer trabajos o tareas con ellas; finalmente, entre si el uso de redes sociales les facilita llevar a cabo trabajos o tareas y si les proporciona seguridad respecto al uso de redes sociales.
Por último, efectuamos un cruce entre la información conseguida de manera cuantitativa y la obtenida de modo cualitativo. En este trabajo, presentamos los resultados de las preguntas con mayor relevancia sobre el tema.
RESULTADOS
Los resultados se exponen de acuerdo con las preguntas del cuestionario. Del total de alumnos de la muestra, 99% hacen uso de alguna o varias redes sociales. El porcentaje de los 140 participantes en la muestra varía según la carrera en la cual están inscritos; este porcentaje es proporcional al número de alumnos registrados en cada una de las carreras de la facultad. El número de participantes de cada materia corresponde, a su vez, de manera proporcional al número de alumnos inscritos en cada una de las tres materias consideradas para el trabajo de investigación.
La red social más utilizada es WhatsApp, con 97% de los alumnos en promedio, seguida de Facebook, cercana a 90%; le continúan en orden descendente: Youtube, Instagram, Twitter y alguna otra red social; las tres materias consideradas coinciden en este orden. La menor desviación estándar la presenta WhatsApp. La totalidad de los alumnos de la materia de MCTD 1 utiliza WhatsApp.
De los alumnos, 60% han utilizado en clase una red social mucho o frecuentemente y sólo 4% nunca la han usado.
Los alumnos que han compartido información de sus trabajos o tareas por medio de una red social mucho o frecuentemente representan 59%; en cambio, 6% nunca lo han hecho.
Los alumnos que realizan trabajos o tareas utilizando una red social mucho o frecuentemente llegan a 54%.
Del total de alumnos, 62% han explicado algún tema utilizando una red social mucho y frecuentemente. El porcentaje más significativo es de la materia MCTD 2, con 51% que han explicado mucho mediante una red social.
Del total de alumnos, 78% indican que mucho o frecuentemente las redes sociales les facilitan realizar un trabajo o tarea.
El 9% de los alumnos expresaron que el uso de las redes sociales no les proporciona seguridad respecto al tema a tratar en clase. A los alumnos de Estadística les da seguridad el uso de una red social mucho y frecuentemente en 49%.
El 53.476% de los alumnos indican que nunca o regularmente nunca se genera algún tipo de desorden en clase al utilizar una red social.
El dispositivo móvil utilizado con mayor frecuencia en clase para acceder a alguna red social es el teléfono móvil, con 89% de los casos; un porcentaje muy bajo recurren a otro dispositivo.
Del total de alumnos, 90% interactúan académicamente con sus compañeros de clase mediante una red social, considerando a quienes solo lo hacen con sus compañeros de clase (37%) y a quienes lo hacen con los compañeros de clase y con externos (53%).
El material académico más compartido mediante una red social son las fotos, con 56% de los casos, seguido de texto, con 30% y, finalmente, los libros, con 14%. Los alumnos de Estadística son quienes más comparten fotos, con 62%.
El 88% de los alumnos recomiendan generalizar el uso de las redes sociales en todas las materias; por su parte, los alumnos de Estadística lo recomiendan en 98%.
Las observaciones dentro del salón de clase coinciden con los resultados obtenidos en el cuestionario: la mayoría de los alumnos utilizan el teléfono móvil para acceder a una red social durante la clase; la mayoría lo usa para tomar fotos del material desarrollado en el pizarrón, o bien, del material en pantalla más relevante a su consideración.
Además de compartir en la red social el material obtenido mediante fotos, los alumnos lo utilizan con frecuencia durante la clase como apoyo en la resolución de ejercicios propuestos. El desorden generado por esta práctica es muy bajo; en cambio, contribuye a mejorar significativamente la comunicación entre los alumnos y el profesor.
Elaboramos tablas de contingencia para comparar algunas variables consideradas en las preguntas, a partir de las cuales realizamos los cálculos necesarios para obtener los valores de Chi cuadrada; con base en éstos, formulamos nuestra conclusión respecto a la hipótesis planteada.
Al llevar a cabo la prueba Chi cuadrada, a partir de los resultados obtenidos, observamos que sí guardan relación las variables planteadas sobre el uso de las redes sociales; así, podemos comprobar nuestra hipótesis de que el uso de las redes sociales facilita el aprendizaje de las ciencias exactas en la educación superior.
CONCLUSIONES, RECOMENDACIONES E INVESTIGACIONES FUTURAS
El análisis de nuestros resultados nos permite aceptar la hipótesis de que el uso de las redes sociales facilita el aprendizaje de las ciencias exactas en la educación superior.
Los hallazgos indican que el uso que hacen los alumnos de las diferentes redes sociales contribuye y facilita el aprendizaje dentro de las ciencias exactas. El 99% de los alumnos utilizan alguna o varias redes sociales. La mayoría de ellos señalan: han recurrido a las redes sociales en clase; comparten información de sus trabajos o tareas; realizan trabajos o tareas; han explicado algún tema; les facilita el llevar a cabo un trabajo o tarea mediante redes sociales mucho o frecuentemente. Lo anterior, es coincidente con nuestra observación durante el desarrollo de las clases.
Los alumnos, en su mayoría, comentan que nunca o regularmente nunca se genera desorden en clase por el uso de las redes sociales; la observación en clase avala lo anterior. El dispositivo más utilizado para acceder a alguna red social en clase es el teléfono móvil; el material que más se comparte son las fotos, seguidas de los textos y, en menor medida, los libros. La mayoría comparte material académico con sus compañeros de clase. Las fotos consisten en el material expuesto en el pizarrón y en pantalla; además de compartirlo, les sirve de apoyo en la resolución de ejercicios durante la clase y fuera de ella.
La red social utilizada en mayor medida es el WhatsApp, en casi 100%, seguida de Facebook, con más de 80%; en tercer lugar se encuentra YouTube, con más de 70% de alumnos que la usan. Dentro del salón de clase, WhatsApp es la red social dominante y fuera de él se comparte en gran medida a través del Facebook.
Recomendamos incluir de manera formal el uso de las redes sociales como estrategia de aprendizaje dentro de la planeación de las materias de ciencias exactas, y utilizar una o más de las tres redes sociales más comunes; de esta manera, se podrían reducir los índices de reprobación en este tipo de materias. Además, es conveniente generalizar el uso de las redes sociales a todas las materias del currículo de cada una de las carreras consideradas; esto, como estrategia de motivación en los alumnos; para ello, es necesario emprender más investigaciones al respecto.
Los datos aquí presentados sirven como inicio de lo que se podría seguir estudiando en cuanto al uso de redes sociales en los alumnos universitarios. Buscamos contribuir en dos sentidos: por un lado, ofrecer un punto de partida de preguntas de investigación dirigidas hacia estudiantes y, por el otro, alentar la investigación del impacto de las redes sociales en el aprendizaje mediante una comparación con los resultados obtenidos en los grupos en que no se permite el acceso a las redes sociales.
Los estudios futuros podrían seguir varias líneas de investigación. Una de ellas es conocer por qué los alumnos de ciencias exactas usan las redes sociales para compartir información escolar y determinar cuáles serían los obstáculos que tienen algunos profesores para permitir su uso en clase. Otra línea sería analizar con mayor profundidad, no sólo con una encuesta, los contenidos digitales generados por los alumnos (fotos, libros, mensajes) para establecer en qué medida están relacionados con los trabajos, proyectos escolares o tareas de asignaturas y comprobar, así, con datos producidos por los estudiantes mismos, si esto se lleva a cabo. Una última línea analizaría en qué medida las redes sociales, además de servir como herramienta de aprendizaje, distraen de los trabajos y las tareas escolares. La evaluación de la calidad de los trabajos y las tareas realizados mediante una red social serviría como referencia sobre la pertinencia del uso de estas redes.