INTRODUCCIÓN
El ámbito de internet se ha ido vinculando poco a poco a las diferentes esferas de la vida de las personas. A través de esta red, se interactúa en lo social, se adquieren productos o servicios, se accede a las noticias, se aprende. Gracias a internet, la información está al alcance de todos y es accesible desde cualquier punto del planeta, en beneficio de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la sobreabundancia de información que las personas reciben al estar permanentemente conectadas puede conducir a un problema que Cornellá (2008) denomina infoxicación, el cual surge cuando la cantidad de información recibida supera la capacidad de los individuos para manejarla, y genera ansiedad y confusión. Reducir el ruido informacional es apenas una de las habilidades que demanda la sociedad interconectada.
Las prácticas cada vez más abiertas para compartir información han multiplicado la cantidad de publicaciones en línea, y también han diversificado los formatos. Así, podemos encontrar revistas, blogs, microblogs, videos o imágenes cuya forma no es, necesariamente, un indicador de mayor o menor calidad. En este sentido, otra de las habilidades indispensables para optimizar el uso de las redes es ser capaces de localizar y reconocer, de entre toda la existente, la mejor y más pertinente información, acceder a ella de manera rápida, y privilegiar la calidad y no la cantidad.
Considerando que "aprender a aprender sigue siendo para el alumno la mejor garantía de que podrá después proseguir su itinerario educativo en estructuras formales o no formales" (Bindé, 2005, p. 80), las competencias para aprender colaborativamente, gestionar información y desenvolverse de manera óptima en los medios digitales son esenciales. Para promoverlas, se ha incorporado de modo gradual a la educación la curación de contenidos, concepto surgido en el ámbito de la mercadotecnia y el social media, que propone una gestión optimizada de los recursos de internet mediante un proceso que implica buscar, filtrar, analizar, editar y difundir información.
El objetivo de este trabajo es ofrecer un panorama de la investigación en torno al tema de la curación de contenidos en la práctica educativa y evaluar estos aportes en relación con las potencialidades vislumbradas por expertos de esta actividad como estrategia para el aprendizaje colaborativo, la gestión de información y la formación para desenvolverse de manera óptima en el entorno de los medios digitales modernos.
EL PROCESO DE CURACIÓN DE CONTENIDOS
El concepto curación de contenidos se atribuye a Bhargava (2009), quien planteó que la demanda de los usuarios de internet para acceder a contenidos de calidad ya no puede ser satisfecha por los motores de búsqueda, dado el crecimiento exponencial de la información contenida en la Web. Cuando se hace una solicitud a un buscador, este devuelve cientos o miles de resultados que materialmente son imposibles de revisar; es necesaria la intervención humana para determinar cuál de los resultados es el mejor y más pertinente. Por eso, esta labor es ejecutada por personas a quienes Bhargava (2009) denominó curadores de contenidos, que encuentran, organizan y comparten en forma continua contenido de interés sobre un tema específico. Su trabajo no es generar contenido nuevo, sino darle sentido al que otros crean. Esta idea inicial debe contextualizarse en los ámbitos de la mercadotecnia y social media, ya que en ellos empezó a darse la práctica de recuperar publicaciones consideradas interesantes para el público meta. En este proceso, una regla de oro es dar el debido crédito al autor, por lo que siempre deben estar visibles las fuentes originales.
Reig (2010a) retomó el concepto de curador de contenidos y elaboró una definición en español: "Un content curator, un intermediario crítico del conocimiento es alguien que busca, agrupa y comparte de forma continua (recordemos la real time web que vivimos) lo más relevante (separa el grano de la paja) en su ámbito de especialización" (párr. 18). A partir de estos conceptos, la curación de contenidos ha trascendido el ámbito de la mercadotecnia y ha llegado a otros contextos, como el periodismo y la educación.
De acuerdo con Posada (2013), la curación de contenidos "es el acto interactivo de investigar, hallar, filtrar, organizar, agrupar, integrar, editar y compartir el mejor y más relevante contenido de un tópico específico en una significativa colección digital online, que podría ser importante para un grupo de gente cuyo sentido del aprendizaje puede ser actualizado en torno a ese tópico" (p. 3). El término establece un símil con las actividades del curador de arte, quien aplica sus conocimientos, experiencia y criterios profesionales para seleccionar, preservar, organizar y exponer colecciones de piezas de arte (Posada, 2013). En una exposición museográfica subyacen historias que son contadas por los curadores mediante la organización de las piezas y las narrativas que las acompañan. De igual modo, el curador de contenidos digitales agrupa y reinterpreta las piezas multimedia al generar un producto nuevo; es decir, desde este punto de vista, a diferencia del concepto de Bhargava (2009), el curador de contenidos también es creativo.
El proceso de curar contenidos no es único; existen modelos propuestos desde diversas perspectivas; por ejemplo, Bhargava (2011) plantea cinco modalidades para curar contenidos: agregación, que implica una compilación en un solo sitio de lo más relevante de un tema; destilación, que consiste en extraer la idea principal de un contenido y compartirla; elevación, una de las formas más difíciles, ya que se trata de generar tendencias con los mensajes que se comparten; mashup, término usado en la producción musical para referirse a una mezcla de dos piezas en una sola, es decir, que consiste en generar una publicación a partir de otras; y la cronología, en la que se reúne información organizada con base en el tiempo.
Por otro lado, Leiva-Aguilera y Guallar (2013, 2014) proponen un proceso de curación al que llaman las 4 S>s de la Content Curation, que hace referencia a las iniciales de las palabras en inglés: search (buscar), es decir, localizar los contenidos en diferentes fuentes de información; select (seleccionar), que implica filtrar y organizar los contenidos más relevantes de acuerdo con los intereses del público objetivo; sense making (dar sentido) implica preparar la información para adaptarla a los fines de la publicación en cuanto a contenido, forma y estilo; y share (compartir), publicar y difundir los contenidos a través de diferentes medios.
Desde una perspectiva educativa, existen propuestas como las 5 Cs de la curación digital, de Deschaine y Sharma (2015), que describe un proceso de cinco fases: collection (colección), preservar, revisar, recopilar; categorization (categorización), comparar, generalizar, clasificar; critiquing (crítica), criticar, evaluar, discriminar; conceptualization (conceptualización), conceptualizar, reorganizar, resignificar; y circulation (circulación), dar circulación, exhibir, hacer accesible. Esta propuesta está dirigida a docentes que desean curar recursos para trabajar con sus estudiantes.
Otra propuesta para el ámbito de la educación es el ciclo de indagación curatorial para el aprendizaje, de Wolff y Mulholland (2013), el cual se muestra en la figura 1 y consta de siete fases iterativas: investigación, define las metas y delimita la tarea; selección y recolección de contenidos, filtra los contenidos y conserva los mejores; interpretación del contenido individual, escribe notas sobre el contenido en particular y resalta las ideas más importantes; interpretación entre contenidos, escribe notas desde la perspectiva de la tarea e identifica las relaciones más relevantes entre los contenidos y las notas individuales; organización, los contenidos son organizados de manera coherente con base en una historia subyacente y considerando las metas de aprendizaje; narración, la historia o reporte se presenta a la audiencia a través del medio seleccionado; investigación/recuración, la audiencia participa en el proceso de construcción de la narración mediante la retroalimentación. Esta conduce al autor a reflexionar y, de ser necesario, a volver a curar los contenidos para obtener un mejor producto.
Una característica de los modelos antes citados es que no están sujetos a ninguna herramienta tecnológica en particular. En realidad, la tarea de curar contenidos puede realizarse con una o varias herramientas, siempre y cuando sean suficientes para desarrollar todas las fases del proceso. Antonio, Martin y Stagg (2012) proponen una clasificación de estas herramientas de acuerdo con la actividad primaria para la que fueron creadas. Como podemos observar en la figura 2, Scoop.it es considerada una herramienta puramente de curación de contenidos, mientras que otras se sitúan en las categorías de blogs o microblogs, marcadores sociales o sitios para compartir imágenes y videos. Las herramientas más utilizadas por los curadores de contenidos son: Storify, Paper.li, Scoop.it, Pinterest, Pearltrees, Feedly, Flipboard, Evernote y Symbaloo.
EL POTENCIAL DE LA CURACIÓN DE CONTENIDOS EN LA EDUCACIÓN
Weller (2011) hace una interesante reflexión sobre los cambios que requiere la educación al pasar de una situación de escasez a otra, la actual, de abundancia. Una situación de escasez es, por ejemplo, el tener pocos expertos disponibles sobre una temática particular, lo cual puede solucionarse invitando a uno de ellos a dictar una conferencia en la universidad, o bien, que esos expertos escriban un libro en conjunto. Ambas son soluciones desde el punto de vista de la economía de la escasez. Sin embargo, en la actualidad lo que existe es abundancia; ahora es posible ver conferencias de expertos -incluso en tiempo real- desde cualquier parte del mundo a través de internet. Es factible interactuar de modo directo con ellos en redes como Twitter o ResearchGate y acceder a una gran variedad de publicaciones como revistas, blogs, videos o podcasts. La interrogante que plantea el autor es si hemos desarrollado los métodos de enseñanza y aprendizaje adecuados para arribar a lo que él llama pedagogía de la abundancia.
La abundancia implica que el contenido es gratuito, abundante y variado. En el entorno de la abundancia, sustentado en la interacción social, compartir es sencillo; las conexiones son light, se pueden mantener sin necesidad de una interacción constante uno a uno; la organización es barata, y se pueden fácilmente conformar grupos con intereses compartidos. Además, al ser internet libre e impredecible, posee una capacidad generativa, es decir, es un entorno propicio para la creación e innovación (Weller, 2011). Estas características, y otras en las que confluyen la madurez de las tecnologías y los sistemas sociales, configuran lo que Reig (2010b) llama ecosistema afín al conocimiento, donde las condiciones de información y participación social son propicias "para que el conocimiento fluya y se reproduzca, para que se convierta en un elemento cada vez más abundante y esencial" (p. 98).
Se busca un perfil de usuario crítico de las redes, pues, como afirma Cabero (2001), acceder a la Red sin la capacidad de evaluar y discriminar la información puede llevar "a una colonización cultural y a la supeditación a determinados clubes culturales" (p. 68); además, es deseable que sea creativo, colaborativo y ético en su actuar. Refiriéndose al uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en general, Crovi (2008) señala: "El reto es lograr que los usuarios de las TIC sean mucho más que consumidores de tecnología y contenidos, y se conviertan en creadores e innovadores a partir de sus propias capacidades tecnológicas" (p. 77).
De acuerdo con Rheingold (2012), el poder de las redes solo será tal cuando esté acompañado por las nuevas habilidades para desenvolverse en ellas. Estas habilidades no se limitan a tener conocimientos sobre cómo funciona un buscador o un gestor de marcadores sociales, cómo crear un blog, editar y publicar un video, o cómo funcionan las plataformas de las redes sociales. Es necesario, además, desarrollar habilidades sociales en red para saber cómo comportarse en una comunidad en línea, cómo generar y cultivar una red de aprendizaje personal o cómo compartir éticamente contenidos de terceros.
El desarrollo de estas habilidades técnicas y sociales, que favorecen el aprovechamiento óptimo de los recursos de internet, debe ser asumida por la educación superior como una tarea fundamental, no solo para que los estudiantes se desenvuelvan en forma adecuada en esta nueva configuración social y cultural, sino para que sean copartícipes de la sociedad del conocimiento. En este entorno de colaboración y construcción colectiva de aprendizajes, Reig (2010b) sugiere que la participación sea llevada a un nivel más elevado:
Estamos evolucionando desde la perspectiva del "Pienso luego existo" a la derivada del constructivismo social, el propio conectivismo y la concepción de la Web 2.0, "Participo, luego existo". Existo, añadiría, como "Prosumidor" activo, como productor de conocimiento, donde soy el verdadero protagonista. Participo y soy origen y destinatario de la información, del conocimiento. Participo, luego existo en una nueva conversación tan globalizada, tan diversa, como deseo (pp. 102-103).
Ante este nuevo escenario de aprendizaje, Good (2015) expone diez razones clave por las que la curación de contenidos revoluciona la educación y el aprendizaje:
1. La curación es la nueva bandera del aprendizaje, enarbolada por quienes, cansados del enfoque tradicional basado en la memorización, promueven una educación centrada en el estudiante (párr. 7).
2. La curación es una nueva forma de buscar, pues cuando se quiere aprender no se busca un nombre, una ubicación o la imagen de alguien (párr. 9) [en este sentido, la curación de contenidos genera conocimiento de mejor manera que los buscadores].
3. La curación es el nuevo Google [...] es, de hecho, un nuevo método para identificar, crear y sondear caminos de aprendizaje, reuniendo lo mejor de entre la enorme cantidad de recursos educativos disponibles en la red (párr. 10).
4. La curación es la mejor forma de identificar, haciendo más fácil encontrar nuevas herramientas y recursos sobre un tema en específico (párr. 12) [la persona elige de entre sus alternativas y no el motor de búsqueda].
5. La curación es un nuevo enfoque en la construcción de libros de texto personalizados, que reúnan los mejores contenidos para cualquier materia (párr. 13).
6. La curación ayuda a generar guías confiables de recursos educativos abiertos (REA), pues es el medio a través del cual se pueden localizar, evaluar, organizar y difundir REA valiosos en beneficio de muchos (párr. 14).
7. La curación es la vía que empodera a la inteligencia colectiva a nivel planetario, más allá del ámbito de la pura investigación científica [...] aumentando las posibilidades de aprender, descubrir y ampliar la comprensión del mundo que nos rodea (párr. 15).
8. La curación es la chispa que libera a los seres humanos de la idea de que toda la información es y debe ser encontrada a través de Google (párr. 16).
9. La curación es un camino revitalizado para los hallazgos fortuitos. Al conjuntar elementos de información relevante o que comparten rasgos y patrones sobre el tema que se investiga, el curador propicia grandes oportunidades de explorar y descubrir (párr. 17).
10. La curación resignifica la verdad como un factor relativo. Proclama una aceptación gradual de una realidad subjetiva, dinámica e intercambiable que se opone al dogma de una verdad única (párr. 18) [la subjetividad del curador reside en lo que este determina que es de valor para curar, pero no hay ninguna verdad última implícita].
Desde esta lógica, el valor potencial de la curación de contenidos en la educación es inmenso. El principal interés de este trabajo es conocer cómo la curación de contenidos está incursionando en la educación; para ello, indagamos en la literatura.
METODOLOGÍA
Para acceder a la literatura relacionada con la curación de contenidos, realizamos dos búsquedas mediante Google Académico. En la primera, solicitamos resultados únicamente en inglés con las palabras clave content curation, y en la segunda, resultados solo en español para las palabras "curación de contenidos". En ambos casos, acotamos la búsqueda al rango de fechas entre 2011 y 2016, y descartamos patentes y citas. La razón para utilizar Google Académico y no una base de datos especializada es porque determinamos hacer una búsqueda exhaustiva y abierta. Obtuvimos un total de 1 190 resultados para la búsqueda en inglés y 232 para la de español. Las gráficas 1 y 2 muestran la tendencia de publicaciones entre 2011 y 2015 para el idioma inglés y para el español, en ese orden.
Fuente: resultados obtenidos con el buscador Google Académico para content curation el 22 de septiembre de 2016.
Fuente: resultados obtenidos con el buscador Google Académico para “curación de contenidos” el 22 de septiembre de 2016.
El análisis de los documentos localizados se realizó en tres etapas. En la primera se revisaron los 1 442 resultados -conjuntando los de ambos idiomas-; se localizaron los abstracts y palabras clave disponibles en los documentos para determinar las áreas de conocimiento de las publicaciones. En este proceso se descartaron los libros, las presentaciones de diapositivas, diseños curriculares, materiales de cursos, entre otros. Al eliminar también los registros repetidos, quedaron un total de 843 publicaciones, distribuidas en cuatro categorías, como mostramos en la gráfica 3, de acuerdo con el campo de conocimiento principal:
Biblioteconomia y big data: desde la biblioteconomía, la curación de contenidos es vista como una actividad-servicio para seleccionar, organizar y poner la información a disposición de una comunidad. En esta categoría también se incluyen las publicaciones relacionadas con el concepto de big data, el cual alude el manejo y la organización de grandes bases de datos o repositorios, en los cuales los procedimientos de curación, apoyados con tecnología especializada como la minería de datos, permiten filtrar información útil.
Educación: publicaciones relacionadas directamente con los procesos de enseñanza y aprendizaje en todos los niveles y modalidades.
Mercadotecnia y social media: aquellos que se refieren a estrategias de mercadotecnia e interacciones en las redes, pero también estudios que tienen que ver con fenómenos de los medios sociales desde el punto de vista de la sociología y la psicología, entre otros.
Periodismo: publicaciones en las que la curación de contenidos es aplicada en el ámbito del periodismo y las agencias informativas.
La siguiente fase del análisis se enfocó en las 167 publicaciones vinculadas a la educación. El objetivo fue identificar los tipos de documentos y localizar aquellos estudios empíricos en los cuales se reportan experiencias educativas que aplican curación de contenidos. Los artículos de acceso restringido fueron localizados en las bases de datos Emerald, Wiley Online Library, IEEE Xplore y LearnTechLib para su análisis en profundidad; en total fueron nueve. Como resultado de este proceso, identificamos cinco tipos de documentos: 120 artículos, 14 capítulos de libro, 23 comunicaciones de congresos, 8 tesis de maestría y 2 tesis de doctorado. Para 85 de estos documentos, el tema de curación de contenidos es marginal, es decir, se menciona, pero no llega a abordarse. En 12, el tema se aborda, pero el estudio que se reporta no se refiere a la curación de contenidos. Por otro lado, 10 de los documentos tratan sobre el desarrollo de herramientas o módulos para plataformas tecnológicas educativas. Finalmente, en 41 publicaciones, el tema principal es la curación de contenidos, pero no son estudios empíricos; solo 19 son estudios empíricos sobre experiencias con curación de contenidos. En estos últimos centramos la última etapa del análisis.
RESULTADOS
De los 19 estudios empíricos localizados, 10 son artículos y 9 comunicaciones de congreso. Todas las publicaciones corresponden al nivel superior de educación. En la tabla sintetizamos la información sobre los objetivos, las herramientas utilizadas y los resultados reportados en cada caso.
En cada uno de los 19 estudios valoramos el nivel del análisis de tres aspectos que, se presume, pueden favorecerse con la incorporación de la curación de contenidos, a saber: el aprendizaje colaborativo, la gestión de información y la formación para los medios digitales. Para ello, tomamos en cuenta si se aplicaron o no instrumentos específicos para su evaluación, los puntos de vista desde los cuales se realizó el análisis y la importancia otorgada a cada aspecto al reportar los resultados del estudio. De acuerdo con esto, asignamos las etiquetas de ausente, superficial, medio y profundo y otorgamos a estas un peso de 0, 1, 2 y 3, en ese orden. Con estos valores, generamos la gráfica 4, que refleja el interés de cada estudio respecto de los tres temas planteados.
Desde un punto de vista global, el aprendizaje colaborativo y la gestión de información digital han sido abordados con el mismo nivel de profundidad, mientras que la formación para los medios digitales ha sido mucho menos estimada en la investigación. La proporción aproximada es de 42%, 41% y 17%, respectivamente. Algunas observaciones puntuales para cada tema se presentan a continuación.
Aprendizaje colaborativo
Por la propia naturaleza de la curación de contenidos, los aprendizajes propiciados por las experiencias didácticas basadas en esta actividad son de tipo colaborativo. Así, podemos identificar aprendizaje colaborativo en las redes personales conformadas por maestros y estudiantes (Albion, 2014; Antonio & Tuffley, 2014; Hergueta, 2014), que evidencian los beneficios de la retroalimentación, en particular cuando en esta interacción se incluyen especialistas. Este ambiente de colaboración "permite a los estudiantes y a la comunidad en su conjunto, conversar, compartir conocimientos y ayudarse mutuamente a lograr una mejor comprensión del tema que se discute mediante los comentarios y compartiendo entre sí información y recursos" (Antonio & Tuffley, 2014, p. 186). Por ello, limitarse a los miembros del grupo que cursa la asignatura (Negre, Marín y Pérez, 2014; Ostashewski, Brennan & Martin, 2014; Verhaart, 2012), quienes comparten un contexto y tienen un nivel de conocimientos similar, solo es aceptable como un primer acercamiento a la curación de contenidos, ya que implica dejar de lado un elemento importante para el aprendizaje colaborativo, que es la diversidad.
En la lógica de la pedagogía de la abundancia lo ideal es alentar a los estudiantes para que se acerquen a los especialistas del mundo real, que les planteen sus dudas y cuestionen sus respuestas. Otro punto importante es que son muy amplias las posibilidades de integración de la curación de contenidos a otro tipo de experiencias de aprendizaje. Como ejemplo, el estudio de Hergueta (2014), cuya finalidad es la construcción del currículo de una asignatura con la participación de docentes y estudiantes de maestría. En este caso, los resultados fueron globales respecto a tres prácticas: la curación de contenidos, la creación de una narración digital reflexiva y la elaboración de una guía de contenidos. En la curación de contenidos se utilizó Scoop.it y durante el curso se hizo uso del aula virtual, chat, Facebook y Twitter. Para la autora, esta combinación de prácticas y uso de medios es "una primera aproximación a la creación de un modelo educomunicativo intermetodológico y relacional para una educación horizontal, descentralizada y multidireccional que pueda ser implementada en el siglo XXI" (p. 35).
Gestión de información en línea
Evidentemente, el manejo de información digital es uno de los temas en que más estudios sobre curación de contenidos centran su atención. Los resultados reportados son positivos a todas luces (Antonio & Tuffley, 2015; Marín, Moreno y Negre, 2012; Negre, Marín y Pérez, 2013, 2014; Vivas y Gómez, 2016), lo que confirma que curar contenidos implica dar sentido a los datos y desarrollar la capacidad para discernir sobre la calidad y fiabilidad de la información, organizarla y otorgarle valor mediante comentarios propios o generando nuevos contenidos, así como compartiendo e intercambiando puntos de vista con otros usuarios de las redes. La idea de esta práctica es que se vuelva habitual y permanente, independientemente de la herramienta que se utilice para realizarla.
Marín et al. (2012) reportan que la gestión de información, a partir de la curación de contenidos con la herramienta Scoop.it, resultó efectiva y fue valorada de manera positiva por estudiantes y profesores. Esta fue la primera de tres experiencias sucesivas que permitieron configurar y mejorar un modelo de curación de contenidos que consta de seis fases: conceptualización, que establece la temática y objetivos de la curación de contenidos; creación y recepción, que configura el espacio de la curación y determina los sistemas de búsqueda y filtrado; valoración y selección, que aplica criterios de discriminación de información; conversión, preservación y almacenamiento, que almacena los datos debidamente etiquetados para su posterior acceso; acceso, uso y reuso, que implica compartir la información por diferentes medios; y la transformación en un nuevo producto, en la que el curador añade un valor a la información al generar productos nuevos. La herramienta utilizada para los estudios de Negre et al. (2013, 2014) fue el gestor bibliográfico Mendeley, que es indicativo de que no se requiere de modo necesario una herramienta especializada en curación de contenidos para esta actividad.
Formación para los medios digitales
Un último foco de análisis lo constituyen las acciones formativas para desarrollar la capacidad de los estudiantes para desenvolverse adecuadamente en los medios digitales. Vivas y Gómez (2016) reportan que la curación de contenidos contribuyó al desarrollo de la comunicación y la creación de contenidos, lo cual implica dotar de algunas de las habilidades necesarias para asumir el papel de prosumidor, descrito por Reig (2010b). Así también, al ser capaces de identificar tendencias e interpretar fenómenos en el ámbito de las redes sociales mediante la curación de contenidos, los estudiantes adquieren un poder de decisión basado en criterios propios (Wilkes & Hodson, 2013). Por su parte, McFall (2013) se interesa en propiciar un sentido de comunidad con las actividades de curación de contenidos; empieza por el grupo escolar y después trasciende hacia otros grupos de intereses afines en el contexto virtual.
Desenvolverse de manera óptima en el entorno de los medios digitales modernos supone participar de manera respetuosa y productiva en ellos. Un primer paso hacia esa figura de ciudadano crítico del ámbito virtual es que el estudiante cambie su dinámica de copiar y pegar a otra de analizar y compartir, o aún mejor, a participar en la construcción colectiva de conocimiento. Establecer vínculos y conformar redes es importante en cualquier ámbito, ya sea presencial o virtual, de modo que las estrategias para constituir redes personales de aprendizaje también deben abordarse en la formación para los medios digitales.
CONCLUSIONES
Las experiencias documentadas en los 19 estudios revisados son valiosas y los resultados reportados, alentadores. Sin embargo, aún podríamos considerar que son escasas, por lo que es evidente que nos encontramos en una etapa temprana en cuanto a la exploración del potencial de la curación de contenidos en la educación, particularmente en el ámbito de Latinoamérica, donde apenas algunas publicaciones han abordado el tema de curación de contenidos en el ámbito educativo (Blanco, 2014; González y Bermeo, 2013) y se carece de experiencias de implementación documentadas.
Los estudios revisados nos permiten vislumbrar que el potencial educativo de la curación de contenidos es real, pero es necesario seguir explorándolo desde diferentes perspectivas. En términos generales, hacen falta estudios que vayan más allá de la percepción de estudiantes y profesores; así, uno de los retos es desarrollar instrumentos que permitan contrastar estas percepciones. Otro desafío para la investigación en este campo es dar seguimiento a los estudiantes para corroborar que estos se apropian de las prácticas promovidas en el curso, al incorporarlas a su quehacer cotidiano y trascender el ámbito escolar. En el estudio de Negre et al. (2014), 25% de los estudiantes aseguraron que no seguirán utilizando la herramienta Mendeley ni en el ámbito académico ni en el profesional, y 65% afirmaron que solo recurrirán a él en el ámbito académico, es decir, para otras materias o para su trabajo de titulación. En este caso, la pregunta se refiere a la herramienta específica y está planteada en términos de intención de uso, pero sería interesante indagar sobre la práctica de curar contenidos en cursos sucesivos y si es que los estudiantes trasladan esta práctica al terreno de su cotidianidad.
Por otro lado, la formación para que el estudiante logre un óptimo desenvolvimiento en los medios digitales a través de la curación de contenidos ha sido poco estudiada. Aunque es una tarea que se puede abordar mediante distintas estrategias, la curación de contenidos ofrece de manera natural la oportunidad de fomentar habilidades para conformar redes y entornos personales de aprendizaje, para desarrollar una marca personal y profesional, así como para que el estudiante se convierta en un ciudadano participativo, crítico, creativo y ético en el ámbito virtual.
Considerando que una finalidad principal de la práctica de la curación de contenidos es que coadyuve a formar aprendices permanentes, los estudiantes requieren sentirse motivados para hacer de esta actividad un hábito. Algunos autores sugieren que, en la medida que el profesor se involucre con las actividades de los estudiantes, estos se sentirán más motivados (Harwood, 2014; Romero, 2016). Escribir comentarios a sus publicaciones o difundirlas en sus propias redes sociales incentiva a los estudiantes, pues perciben que su trabajo tiene repercusión en los demás y su visión de las cosas puede ser relevante para otros. No olvidemos, además, que el profesor y su forma de desenvolverse en los medios digitales es un modelo de referencia para los estudiantes.
En este mismo sentido, debemos considerar que la educación actual demanda de los docentes trabajo colaborativo, que bien puede efectuarse mediante proyectos conjuntos, como la conformación de repositorios de contenidos curados. Esta colaboración podría extenderse a los estudiantes y establecer con ellos un intercambio de ideas y reflexiones en el proceso de curación, en beneficio de la calidad de los contenidos y la construcción de aprendizajes en el proceso. Hacer partícipes a los estudiantes en este tipo de proyectos implica una motivación adicional para que asuman la tarea con responsabilidad e interés.
No obstante que la adopción de la curación de contenidos en la práctica educativa no se ha extendido con la celeridad que se esperaría y que la investigación aún está en ciernes, las enormes posibilidades formativas de la curación de contenidos alientan a seguir indagando desde diferentes planos e involucrando diversas fuentes de información. Sin duda, falta un largo trecho por recorrer, el cual, como en toda transformación importante en la educación, no estará exento de dificultades y cortapisas.