Introducción
El sobrepeso y obesidad en niños escolares es un problema complejo de salud que puede ser prevenido a partir de la adopción de un estilo de vida saludable. De acuerdo al Grupo Internacional de Trabajo sobre Obesidad (IOTF, por sus siglas en inglés)1, se estima que en el mundo hay 155 millones de niños en edad escolar (uno de cada 10) que presentan algún grado de sobrepeso u obesidad, en este contexto México ocupa el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial2.
La revisión de literatura muestra que algunas de las variables asociadas al desarrollo de sobrepeso y obesidad en escolares incluyen el peso del niño, el peso y glucosa de la madre en el embarazo, obesidad y/o dislipidemia en uno o ambos padres, actitudes y estilos de crianza paternos, el número de horas por día que pasa el niño frente a la televisión, número de horas de sueño por noche, accesibilidad a alimentos hipercalóricos e inaccesibilidad o ausencia de infraestructura de áreas para la actividad física, dentro de la casa y escuela3-10.
En este sentido, los determinantes que contribuyen a la disminución o control de sobrepeso y obesidad infantil son la práctica de ejercicio físico de moderado a vigoroso, el apoyo familiar y la participación en juegos activos11-13. Por otra parte, existe evidencia científica de que el sobrepeso y obesidad son factores de riesgo de enfermedades crónicas, por lo que es prioritaria la adopción de un estilo de vida saludable desde edades tempranas, enfocado a la prevención y a la promoción de la salud14.
Los índices de obesidad infantil se han incrementado en los últimos años, no solo en los países desarrollados sino también en países en desarrollo. En México la Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT) de 20122 reportó una prevalencia conjunta de sobrepeso y obesidad del 34.4% en niños y niñas entre 5-11 años. Al separarlas, la prevalencia de sobrepeso es de 19.8% y de obesidad es de 14.6%; por género, el sobrepeso se encuentra en 20.2 y 19.5% en niñas y niños, respectivamente, mientras que el 11.8% de niñas y 17.4% de niños muestran obesidad.
Estas prevalencias en niños mexicanos (as) en edad escolar representan alrededor de 5,664,870 niños con sobrepeso y obesidad. De acuerdo a su tipo de afiliación a los servicios de salud, se tiene que el 18.8 y el 12% corresponden al Seguro Popular; IMSS 21.1 y 17%; ISSSTE 22.9 y 19.5%; ninguna afiliación 19.9 y 17.2%; esto para sobrepeso y obesidad, respectivamente.
El estado de Guerrero presenta en promedio una prevalencia de sobrepeso más obesidad de 17%, la cual es de casi 9 puntos porcentuales mayor en los escolares de las localidades urbanas (21.1%) que los que habitan en localidades rurales (12.2%). Aunado a lo anterior, se tiene que 3 de cada 10 niños en el Estado presentan obesidad y sobrepeso en cualquiera de sus etapas15.
Ahora bien, la obesidad en niños es considerada un factor de riesgo para enfermedades metabólicas (dislipidemia y diabetes tipo 2), cardiovasculares (hipertensión, arterosclerosis, enfermedad arterial coronaria, embolia pulmonar, miocardiopatía, seudotumores cerebrales (solo aumento de la presión intracraneal) y trastornos ortopédicos como epifisiólisis de la cabeza femoral16, además de asociarse a problemas emocionales y problemas con compañeros17.
Asimismo, se sabe que la obesidad es el resultado de estilos de vida no saludables. El estilo de vida es entendido como la manera general de vivir, basada en interacción entre las condiciones de vida y las pautas individuales de conducta, determinada por factores socioculturales y características individuales18. En el área de la salud, los estilos de vida son patrones de comportamiento colectivos que se configuran a partir de diferentes elecciones que hacen los seres humanos, estos están condicionados por las oportunidades de vida que les brinda el contexto en que se desarrollan19.
Además, el estilo de vida comprende actitudes y valores, que se expresan en el comportamiento del individuo en diferentes áreas de la vida, entre ellas, la actividad física, la alimentación, el uso de bebidas alcohólicas y cigarrillos, así como el manejo de la sexualidad. De esta forma, el ambiente social, físico, cultural, y aspectos económicos impactan la vida de las personas, por lo que la salud puede verse afectada por el estilo y condiciones de vida20.
En este sentido, un estilo de vida saludable implica conductas y hábitos que influyen de manera positiva en la salud de la persona. La evidencia muestra que un estilo de vida activo se asocia a una mejor salud mental21. Igualmente, se sabe que los antecedentes familiares y estilos de vida pueden influir en el desarrollo y mantenimiento del sobrepeso y obesidad infantil22.
Al respecto, una investigación en escolares sobre consumo alimentario dentro y fuera de la escuela reportó que el 80% de los participantes consumían refrescos y jugos enlatados con alta frecuencia y en cantidades importantes, así como productos lácteos industrializados con alto valor calórico y bajo contenido de proteínas, además de ingerir pocos alimentos de origen animal; 30% comían 4 o 5 veces al día y 10% una o 2 veces. Estos resultados se asociaron con las características somatométricas de los niños donde 37.6% presentaron sobrepeso u obesidad y 12%, bajo peso23. Igualmente, el estudio realizado por Durán et al.10, quienes reportaron que la cantidad de sueño inferior a 10 horas es un factor de riesgo para obesidad en niños escolares.
Desde esta perspectiva, la presente investigación tiene como objetivo relacionar el estilo de vida y el estado de nutrición en escolares, con el fin de establecer estrategias de prevención para reducir este fenómeno en la población escolar. También, los resultados obtenidos permitirán establecer directrices de futuras investigaciones en este fenómeno de estudio, en las que se incorpore la perspectiva de enfermería y disciplinas afines.
Por otra parte, los resultados que arroje esta investigación serán un referente para fundamentar la implementación de actividades tendientes a la promoción de habilidades y actitudes de protección frente a los riesgos que representan el sobrepeso y la obesidad, así como para la construcción de un proyecto de vida, positivo y saludable en la población escolar. Lo anterior se puede llevar a cabo previa gestión con instituciones gubernamentales y su departamento de trabajo social, con el fin de atender este fenómeno de salud en los escolares a partir de un proyecto interinstitucional.
Métodos
Estudio correlacional, donde se buscó relacionar las variables estilo de vida y estado de nutrición, participaron 260 niños entre 6-12 años de edad atendidos en consultorios de los turnos matutino y vespertino en la Clínica ISSSTE de Chilpancingo Guerrero, en el periodo de mayo-julio de 2014, previo consentimiento firmado del padre o su tutor, asentimiento informado del participante y autorización de la institución. La selección de los niños fue aleatoria, y el cálculo de tamaño de muestra se determinó con la fórmula para poblaciones finitas con un nivel de confianza de 95%.
Para la recolección de los datos, se utilizó el cuestionario sobre estilos de vida en la niñez de Martínez24, validado por expertos y en la prueba piloto aplicada a 45 escolares se obtuvo un KR 20 de 0.78 y para este estudio fue de 0.83. El instrumento evalúa riesgos para la salud conforme al estilo de vida en 7 áreas: psicocorporal (13 reactivos), auto-concepto (13 reactivos), nutrición (7 reactivos), patrones de uso de sustancias (15 reactivos), tiempo libre (8 reactivos), expresión (11 reactivos) y creatividad (3 reactivos). En la dimensión psicocorporal se incluyen 3 reactivos respecto al sueño, mismos que fueron tomados para evaluar el sueño.
El cuestionario consta de 70 preguntas con opción de respuesta dicotómica (Cierto o Falso), el puntaje total es de 0-70. Se categoriza de 70 puntos sin riesgo; 49-69 puntos riesgo bajo; 31-48 puntos mediano riesgo y 0-30 puntos riesgo alto.
De la misma forma, se realizaron valoraciones del peso y talla por personal previamente capacitado a fin de asegurar la estandarización del proceso, la clasificación del estado de nutrición de los niños se realizó por el índice de masa corporal (IMC), y la Tabla de Nutrición de la Cartilla Nacional de Salud.
Se obtuvo la aprobación del Comité de Investigación de Postgrado de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Querétaro y de la Jefatura de Investigación del ISSSTE. En la recolección de los datos participaron la investigadora y 2 asistentes previamente capacitados para este fin.
En la sala de consulta externa se estableció contacto con el padre o tutor, así como con el niño (a), a quienes se les solicitó su participación en el estudio. Una vez obtenida su aceptación, se procedió a realizar la medición de peso y talla, en kilogramos y metros respectivamente. Para lo cual se usó una báscula mecánica de doble lectura de peso y barra de estatura marca Detecto modelo 339. Enseguida se aplicó la cédula de datos sociodemográficos y el cuestionario de estilo de vida.
Para el análisis de datos se aplicó estadística descriptiva e inferencial con apoyo del programa estadístico SPSS versión 17, para las variables categóricas se obtuvieron frecuencias y proporciones, para las variables continuas medidas de tendencia central y dispersión. Además, se construyeron índices y se aplicó la prueba Rho de Spearman y U de Mann-whitney. El presente estudio se apegó a lo dispuesto en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud25.
Resultados
Participaron 260 niños (137 niños y 123 niñas), con edades entre 6-12 años (M = 9.2 años, DE = 1.78). En cuanto al peso y talla, se encontró un promedio general de 34.5 kg y 135 cm de estatura. La tabla 1 muestra las características antropométricas de los participantes por sexo, donde el peso promedio en niñas fue de 34.19 kg (DE = 10.2) y en niños de 34.83 kg (DE = 12.0); la talla promedio tanto de niñas como de niños fue de 1.35 m.
Sexo | Valor mínimo | Valor máximo | Media | Mediana | DE |
---|---|---|---|---|---|
Niñas | |||||
Peso | 19.00 | 65.00 | 34.19 | 32.00 | 10.20 |
Talla | 1.13 | 1.60 | 1.35 | 1.34 | 0.10 |
IMC | 11.52 | 30.92 | 18.33 | 17.95 | 3.66 |
Niños | |||||
Peso | 17.00 | 86.00 | 34.83 | 31.00 | 12.07 |
Talla | 1.06 | 1.72 | 1.35 | 1.34 | 0.10 |
IMC | 12.05 | 30.23 | 18.45 | 17.70 | 4.02 |
Con el peso y talla se calculó el IMC, y se encontró un promedio general de 18.3 kg/m2, que al clasificarlo, mostró que el 64.6% tenía peso normal o bajo y el 35.4% mostraba sobrepeso u obesidad. La tabla 2 muestra el estado nutricio de los niños por sexo, donde 6 de cada 10 niñas y 7 de cada 10 niños se encontraron en peso normal. Sin embargo, 2 de 10 niños y niñas se encontraron en sobrepeso y uno de 10 niños y niñas en obesidad y bajo peso.
Sexo | Bajo peso | Normal | Sobrepeso | Obesidad | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
f | % | f | % | f | % | f | % | |
Niñas | 8 | 6.5 | 72 | 58.5 | 31 | 25.2 | 12 | 9.8 |
Niños | 10 | 7.3 | 79 | 57.7 | 32 | 23.4 | 16 | 11.7 |
En la tabla 3 se muestra el nivel de riesgo para la salud según el estilo de vida, en la evaluación general, 7 de cada 10 de los participantes se encuentra en riesgo bajo. Por dimensiones, la psicocorporal es la única que no tiene casos sin riesgo y en cambio una tercera parte de este grupo estudiado quedó clasificado como de alto riesgo; otra área que debe llamar la atención es la de tiempo libre ya que una cuarta parte o más quedó asignado en riesgo medio o alto. Contrario a lo esperado en la dimensión de nutrición es donde más del 50% se ubicó en sin riesgo. Si se considera el porcentaje conjunto de sin riesgo y bajo riesgo, en las dimensiones de autoconcepto, nutrición y expresión más del 90% de este grupo queda calificado en estos rubros.
Dimensión | Riesgo | |||
---|---|---|---|---|
Sin | Bajo | Medio | Alto | |
General | ||||
Niñas | 0 | 78.9 | 21.1 | 0 |
Niños | 0 | 75.2 | 24.8 | 0 |
Psicocorporal | ||||
Niñas | 0 | 26.8 | 44.7 | 28.5 |
Niños | 0 | 14.6 | 50.4 | 35.0 |
Autoconcepto | ||||
Niñas | 30.1 | 65.9 | 4.1 | 0 |
Niños | 32.8 | 59.1 | 7.3 | 0.7 |
Nutrición | ||||
Niñas | 56.1 | 37.4 | 5.7 | 0.8 |
Niños | 51.8 | 44.5 | 3.6 | 0 |
Tiempo libre | ||||
Niñas | 16.3 | 57.7 | 24.4 | 1.6 |
Niños | 13.9 | 49.6 | 32.8 | 3.6 |
Expresión | ||||
Niñas | 20.3 | 70.7 | 8.1 | 0.8 |
Niños | 21.2 | 69.3 | 8.8 | 0.7 |
Creatividad | ||||
Niñas | 41.5 | 39.0 | 18.7 | 0.8 |
Niños | 41.6 | 40.1 | 16.8 | 1.5 |
Por otra parte, no se encontró relación entre el estilo de vida de los niños y su estado nutricio (r s = 0.038, p > 0.05). Adicionalmente, se encontró que los niños con peso normal o bajo peso, tienen mejores hábitos de sueño que los niños con sobrepeso u obesidad (U = 3.79, p < 0.001).
Discusión
La prevalencia de sobrepeso más obesidad por sexo encontradas en este estudio (35%) fueron mayores a las reportadas por ENSANUT2 para el estado de Guerrero (17%), y respecto a los resultados de las características antropométricas fueron similares a lo reportado por Quizán-Plata et al.26, quienes informaron un peso promedio de 27.17 kg (DE = 7.67) y talla de 123.28 cm (DE = 6.59) en escolares de Sonora México. Igualmente, el estado nutricio de los participantes fue similar a lo referido por Almeida et al.27, quienes reportaron 65% de escolares con peso normal, 15.3% con sobrepeso y 17.6% con obesidad. Este conjunto de resultados dan cuenta de la magnitud del problema, uno de cada 3 escolares tiene sobrepeso u obesidad, por tanto se requieren diferentes esfuerzos y estrategias para su prevención y control.
En el rubro de nutrición en el que se investiga sobre tipo de alimentación, hábitos y costumbres a la hora de comer y compartir con la familia, es el que resultó con mayor porcentaje de sin riesgo, esto implicaría buenos hábitos relacionados con la alimentación, lo cual es contradictorio con el porcentaje de sobrepeso y obesidad observado en este grupo. No obstante, estos resultados en las dimensiones de nutrición y creatividad fueron similares a lo referido por Flores et al.28, quienes en su estudio manifestaron que los escolares se percibían capaces de realizar conductas que promuevan su salud: comer bien, seguir la dieta, dejar de comer cosas dañinas, realizar las 3 comidas recomendadas, asear la habitación, bañarse y vestirse sin ayuda (p < 0.001). Así, tal vez lo que faltaría evaluar es la conducta específica más que las intenciones.
En la dimensión psicocorporal es donde se observó mayor porcentaje de alto riesgo, en esta se hace referencia al manejo de su cuerpo y emociones, es decir los escolares tienen dificultad para concentrarse y dormir; perciben cierta sintomatología en su cuerpo como dolor de cabeza y estómago; además tienen problemas para manejar el enojo. Con datos de esta dimensión fue posible identificar que los niños con peso normal o bajo peso tienen mejores hábitos de sueño que los niños con sobrepeso u obesidad, lo cual puede estar vinculado con lo señalado por Cardenas9, quien reportó que menos horas de sueño por la noche puede provocar al día siguiente mayor apetito, mayor fatiga, menor deseo de realizar actividad física y con el tiempo mayor obesidad.
En relación con esta misma dimensión Gaeta y Martínez-Otero29 encontraron que el nivel de distractores que les conducen a tener dificultades en la concentración y atención en niños de Puebla influyó para ubicar a las niñas en un nivel medio alto y a los niños en un nivel medio de riesgo para la salud.
En las subescalas de autoconcepto, tiempo libre y expresión, en las que se pregunta respecto a la manera cómo se ven a sí mismos; actividades extra clases, comunicación con sus amigos y padres; cumplimiento de límites y expresión de su afecto, el mayor porcentaje se encuentra en bajo riesgo, ello implica que los escolares reconocen sus cualidades, se sienten integrados y aceptados por sus amigos, mantienen comunicación con sus padres y realizan actividades físicas en su tiempo libre, resultados similares a lo encontrado por Meza et al.30, quienes en su estudio en escolares de la ciudad de México reportaron que 55.5% fueron activos en el recreo, por la tarde entre semana, tarde y noche los fines de semana.
El instrumento aplicado permitió medir la variable estilos de vida en escolares, por lo tanto, en este estudio se muestra evidencia de su confiabilidad por consistencia interna.
Conclusiones
Los resultados muestran que la mayoría de los participantes se encontraron en un nivel de estilos de vida de riesgo bajo; sin embargo, el porcentaje de sobrepeso y obesidad fue mayor a lo reportado en la ENSANUT, lo cual justifica seguir indagando en relación con los factores que están incidiendo para la presencia de estas cifras y para su prevención.
Por otra parte, los niños con peso normal y bajo peso tienen mejores hábitos de sueño que los niños con sobrepeso u obesidad. Este estudio muestra indicios de que los aspectos vinculados con la dimensión psicocorporal y con uso del tiempo libre deberían indagarse a mayor profundidad, ya que fueron los que arrojaron cifras que ubican a los escolares en riesgo medio y alto.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.