Introducción
El mobbing consiste en un repertorio de conductas violentas que una persona o grupo ejercen contra otra, en el lugar de trabajo1 2. Este tipo de conductas, tradicionalmente, hacen referencia al abuso psicológico, a la intimidación, al trauma, etc.; en la actualidad, se utilizan distintas expresiones para referirse al mismo concepto, tales como: workplace bullying 3, conflicto en el lugar de trabajo4, o violencia en el lugar de trabajo5. Al respecto, existe desacuerdo entre los autores que apoyan el uso intercambiable de los diferentes términos6, y aquellos que defienden la necesidad de examinar las diferencias entre conceptos relacionados, pero no intercambiables7.
En Psicología del Trabajo, durante los últimos 15 años, los conceptos que hacen referencia al acoso o la intimidación en el entorno organizacional, han sido objeto de interés. No obstante, los resultados de la investigación sobre este tema muestran variaciones notables, en cuanto a la prevalencia del fenómeno. Estas diferencias pueden ser debidas, principalmente, a la utilización de diferentes categorías y modos de operacionalizar el concepto8. En esta línea, hay autores que proponen que el uso de diferentes métodos puede afectar a los datos de prevalencia del fenómeno analizado. Es decir, los resultados en diferentes estudios sobre acoso laboral varían los datos sobre prevalencia, si no se tiene en cuenta lo que los autores denominan "variables moderadoras". Una de estas variables es la aportación o no de una operacionalización del concepto; encontrando que las tasas más altas de prevalencia se daban en los casos en los que no se aportaba una definición, previa a la recogida de datos9.
Aunque el acoso laboral es un fenómeno que ha sido tratado ampliamente en la literatura científica, y desde gran variedad de disciplinas; hay autores que sugieren que una definición concisa del término, aún no está disponible10.
El acoso laboral es más que un simple conflicto entre dos individuos. Se trata de un fenómeno complejo que solo puede ser entendido a través de un examen de los factores sociales, individuales y organizacionales. Puede afectar la salud física y psicológica de las víctimas, así como su desempeño en el trabajo (con disminución de la productividad), y el desgaste de los empleados11. De ahí que, sobre todo en el ámbito de la salud y los cuidados, se recomienda la preparación de los profesionales, antes incluso de su incorporación al mundo laboral, dotándoles de estrategias de afrontamiento al estrés12.
Al igual que ocurre en otros contextos13, estas conductas de intimidación tienen consecuencias graves tanto para los individuos como para la institución14 15 16.
El acoso laboral ha sido identificado como un creciente factor de tensión laboral entre los profesionales sanitarios. Según la Organización Mundial de la Salud17 18, faltan en las instituciones sanitarias 4.3 millones de trabajadores de la salud en todo el mundo. Las consecuencias negativas del mobbing en trabajadores de la salud han sido analizadas en diversos estudios, que revelan tasas elevadas de depresión, ansiedad, pensamientos obsesivos, o trastornos psicosomáticos19 20 21. En algunos casos se ha observado que las víctimas de mobbing pueden llegar a experimentar trastorno de estrés postraumático, con síntomas comparables a los que presentan víctimas de guerra1. También ha sido asociado a un mayor consumo de sustancias (p.ej., medicamentos psicotrópicos), con consecuencias para la salud física y mental de la víctima22. Y esto ocurre, a pesar del alto nivel de conocimientos por parte del personal sanitario, no solo de la administración de fármacos, sino también de sus efectos23.
Por otro lado, además del impacto negativo de las experiencias de mobbing para la salud y el bienestar de la víctima24, el hecho de estar sometido a una tensión constante, compromete seriamente la capacidad del sujeto para el desempeño de su trabajo25. De hecho, el entorno laboral en general, se ve afectado cuando los empleados son intimidados. Los testigos de la intimidación temen convertirse en el próximo objetivo y con frecuencia experimentan altos niveles de estrés26 y una baja satisfacción laboral27.
En el estudio de los factores relacionados con el acoso entre el personal sanitario, es importante señalar las diferencias identificadas por género ya que enfermería es un campo donde tradicionalmente predominan mujeres28; según la estadística de profesionales sanitarios colegiados29, enfermería en 2014 se sitúa entre las cinco profesiones sanitarias con mayor porcentaje de mujeres (84.3%); se ha señalado que las modalidades de acoso laboral varían según el género, Campanini et al.30, encontraron que, en general, las mujeres eran víctimas de agresiones relacionadas con valores interpersonales y aspectos emocionales, mientras que los hombres eran atacados con respecto a su rendimiento en el trabajo.
En otros trabajos, que analizan las consecuencias del mobbing sobre la organización, se hace referencia a una asociación positiva entre la intimidación y la intención de abandonar el puesto31.
El acoso laboral entre compañeros es altamente perjudicial para los propios implicados (también para los compañeros "espectadores"), para la calidad de la atención sanitaria y también para la profesión de la salud en general32. Es importante entender cómo y por qué se produce el acoso, así como analizar también los efectos negativos de la intimidación y si pueden ser reducidos en los entornos sanitarios. No obstante, a pesar de la atención que la investigación ha prestado a este tema33, existe una modalidad más específica de mobbing entre compañeros de un mismo equipo de trabajo, que en los últimos años se presenta como una de las principales preocupaciones de los profesionales sanitarios34. El objetivo del presente trabajo es analizar las publicaciones científicas sobre el acoso entre profesionales de enfermería: prevalencia, factores de riesgo y consecuencias, en la última década.
Métodos
Unidad de análisis y búsqueda bibliográfica
En el caso que nos ocupa, debido a la diversidad de variables contempladas en el objetivo, y la heterogeneidad de los trabajos identificados, resulta inapropiado agrupar los datos en conjunto, mediante el uso de metaanálisis35. Es por ello, que se opta por la realización de una revisión sistemática.
Para la búsqueda de las publicaciones, se consultaron diferentes bases de datos nacionales (Dialnet, ISOC Ciencias Sociales y Humanidades, IME Biomedicina) e internacionales (CINHAL, Medline, PsycINFO, PubMed Central), así como directorios de revistas con acceso abierto (DOAJ), con fecha de búsqueda 16/11/2014.
En función de las características y ámbito de cobertura de las bases de datos (nacional o internacional), se utilizaron descriptores en español ("acoso ", "enfermeros ", "enfermeras "), en inglés ("mobbing ", "bullying ", "nurses "), o ambos. Para las bases de datos Medline y PsychINFO, se llevó a cabo una búsqueda conjunta a través del recurso Proquest.
Para todos los casos, se filtraron los resultados por el tipo de documento "artículo de revista" y se limitó la búsqueda al intervalo temporal: 2005-2014. En cuanto al idioma de la publicación, en un primer momento no se incluyó limitación al respecto y tampoco se especificó ámbito geográfico.
Proceso de selección de las publicaciones
Tras la búsqueda bibliográfica, en total se identificaron 96 referencias. En la figura 1, se presenta el proceso de selección de trabajos para la revisión. En primer lugar, se revisan los trabajos duplicados, eliminándose 12 de ellos. Posteriormente, se establecen unos criterios de inclusión, que serán aplicados tanto en la revisión de abstracts como en el análisis posterior de los textos completos. Los criterios de inclusión establecidos fueron los siguientes: 1) estudios que analicen el acoso laboral entre el personal de enfermería; 2) con cualquier diseño metodológico; 3) que aporten datos empíricos sobre el estado de la cuestión; 4) con acceso al texto completo de la publicación; y, 5) trabajos publicados en inglés, español o portugués.
Los criterios de exclusión fueron: 1) trabajos teóricos, notas editoriales o estudios de caso; 2) trabajos donde se analizan episodios violentos o agresión de pacientes y/o familiares hacia el personal de enfermería; 3) acoso laboral en otras ramas profesionales; y, 4) trabajos en los que se abordan otras problemáticas asociadas a la profesión enfermera. Así, durante la revisión de abstracts fueron descartados: 6 trabajos por tratarse de revisiones teóricas sobre el tema, 4 estudios de caso, 2 notas editoriales, 18 trabajos centrados en otras temáticas (p.ej., burnout), 5 trabajos publicados en otros idiomas (polaco, italiano), y 3 de las referencias, sin acceso al texto completo.
Debido a que algunos de los trabajos no ofrecían datos suficientes en el abstract , para tomar una decisión respecto a su inclusión, se introdujo un paso intermedio en el proceso de selección, donde se revisaron los textos completos. En esta fase, fueron descartados 28 trabajos: 10 publicaciones que hacían referencia a la violencia en el entorno hospitalario (del paciente y/o familiar hacia el personal de enfermería), y 18 publicaciones donde se analizaba el mobbing sin hacer referencia de forma exclusiva al personal enfermero (de los 18 trabajos, 4 hacían referencia a las relaciones de acoso entre médicos), o en otros ámbitos profesionales.
Tras la revisión inicial de abstracts y, posteriormente, de los textos completos, todos los trabajos que parecían cumplir con los criterios establecidos fueron revisados de forma independiente por dos miembros del equipo de investigación, para su inclusión y extracción de los datos. Así, se llevó a cabo el análisis de los trabajos que finalmente son incluidos en la revisión (18 artículos), por cumplir los criterios citados con anterioridad (fig. 1).
Resultados
De los 18 trabajos seleccionados, es posible diferenciar categorías de análisis, según los objetivos que se plantean en cada uno de los estudios. Así, encontramos estudios de prevalencia, otros donde se analizan posibles factores causales o de riesgo, y aquellos que se centran en evaluar las consecuencias que las conductas de acoso entre enfermeros/as pueden tener sobre la salud de las víctimas, su rendimiento profesional, o su bienestar psicológico. Sin embargo, lo más común es encontrar trabajos que hacen referencia a dos o más de los aspectos señalados (prevalencia, factores causales/de riesgo y consecuencias/efectos del acoso entre enfermeros/as). En la tabla 1, se presenta un resumen con los datos de los trabajos seleccionados para la revisión.
Autor/es (año) | País | Aspectos evaluados | Muestra | Instrumento/s |
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Bortoluzzi, Caporale y Palese (2014) | Italia | Factores de riesgoEstilo de liderazgo | N = 175Edad: 30-39 años | Negative Acts Questionnaire-Revised (NAQ-R; Einarsen, Hoel y Notelaers, 2009)Empowering Leadership Questionnaire (Arnold, Arad, Rhoades y Drasgow, 2000) |
Korhan, Guler, Khorshid y Eser (2014) | Turquía | Niveles de mobbing Factores causales | N = 282Edad: 22-60 años | The Mobbing Scale (Öztürk, Yılmaz y Hindistan, 2007) |
Dilek y Aytolan (2008) | Turquía | Percepción de conductas de acoso | N = 476Edad: M = 29.34 años | The Workplace Psychologically Violent Behaviours Instrument (Dilek y Aytolan, 2008) |
Cevik, Tan, Saritas y Altuntas (2012) | Turquía | Percepción mobbing , causas, perpetradores y reacciones de las víctimas | N = 180Edad: 18-33 años | Mobbing Perception Scale (Yavuz, 2007) |
Efe y Ayaz (2010) | Turquía | Exposición a mobbing Factores causales | N = 206Edad: 26-30 años | The Mobbing Scale (Öztürk, Yılmaz y Hindistan, 2007) |
Yildirim, Yildirim y Timucin (2007) | Turquía | Comportamientos de acoso, efectos y reacciones de las víctimas | N = 210Edad: 24-62 años | Cuestionario ad hoc |
Berry, Gillespie, Gates y Schafer (2012) | EE. UU. | PrevalenciaEfectos sobre la productividad | N = 197Edad: 21-59 años | Healthcare Productivity Survey Negative Acts Questionnaire |
Losa y de Bengoa (2012) | España | PrevalenciaAsociación intimidación-autoestimaFactores determinantes de mobbing | N = 538Edad: M = 37.72 años | Negative Acts Questionnaire (NAQ; Einarsen y Raknes, 1997)The Rosenberg Self-Esteem Scale (Rosenberg, 1989) |
Budin, Brewer, Chao y Kovner (2013) | EE. UU. | IncidenciaAcoso verbal | N = 1407Edad: no especificado | Verbal Abuse Scale (VAS; Manderino y Banton, 1994) |
Trepanier, Fernet y Austin (2013) | Canadá | Efectos en la salud mental | N = 1179Edad: M = 42.7 años | The French Canadian version (Trepanier, Fernet y Austin, 2012) of the Negative Acts Questionnaire Revised (NAQ-R)The Work-Related Basic Need Satisfaction scale (Van den Broeck et al., 2010)Maslach Burnout Inventory General Survey (MBI-GS; Schaufeli, Leiter, Maslach y Jackson, 1996)Utrecht Work Engagement Scale (UWES-9; Schaufeli et al., 2006) |
Topa y Moriano (2013) | España | Estrés, identidad grupal y conductas de ayuda en el grupo | N = 388Edad: M = 36.3 años | Spanish version NAQ (Negative Acts Questionnaire (Moreno, Rodríguez, Gamarra y Gálvez, 2007)Spanish version ERI scale (Fernández-López, Martín-Payo, Fernández-Fidalgo y Rödel, 2006)The Social Support Scale (Self, Holt y Schaninger, 2005) |
Pai y Lee (2011) | Taiwan | Factores de riesgoConsecuencias salud física y mental | N = 521Edad: 21-58 años (M = 36.2) | Chinese version The Workplace Violence Questionnaire (WVQ) |
Ozturk, Sokmen, Ylmaz y Cilingir (2008) | Turquía | Experiencias de acoso psicológico | N = 162Edad: M = 33.19 años | The Mobbing Scale for Academic Nurses |
Fornés-Vives, Martínez-Abascal y García-Banda (2008) | España | Tipo, frecuencia y procedencia de conductas hostilesVariables socioprofesionales | N = 464Edad: 25-65 años (M = 35.11) | Cuestionario de hostigamiento psicológico-HPT (Fornés, 2002) |
Carter, Thompson, Crampton, Morrow, Burford, Gray e Illing. (2013) | Reino Unido | PrevalenciaMalestar psicológicoBarreras para la notificación | N = 2950Edad: 18-55 años | Negative Acts Questionnaire (NAQ-R; Einarsen, Hoel y Notelaers, 2009) |
Esfahani y Shahbazi (2014) | Irán | Prevalencia | N = 162Edad: M = 32.8 años | Cuestionario ad hoc |
Fonseca y Santos (2011) | Portugal | Frecuencia e intensidad | N = 52Edad: 24-56 años (M = 38) | Cuestionario de estrategias de acoso en el trabajo ElLIPT-60 (Rivera y Abuín, 2005) |
Yildirim (2009) | Turquía | PrevalenciaFactores asociadosConsecuencias | N = 286Edad: M = 28.66 años | Workplace bullying behaviour(Dilek y Aytolan, 2008) |
Prevalencia de acoso entre personal de enfermería
Las cifras de prevalencia presentadas por los diferentes estudios analizados, muestran una gran variabilidad, según la temporalidad (en el último año, durante el mes anterior,...), según el hecho de haber presenciado algún episodio entre compañeros, o por el contrario, ser víctima directa de acoso (tabla 2). En este sentido, los resultados sobre la percepción general sobre la existencia de acoso entre compañeros, desde la posición de espectador, destaca el elevado porcentaje que presentan Yildirim et al.36, con un 91% de los casos en los que se habían encontrado con alguna situación de este tipo. En estudios más recientes37 38, los porcentajes de profesionales que han presenciado acoso se sitúan entre un 43% y un 28-59%.
Autor/es | Año | Prevalencia | Tipo acoso | Consecuencias |
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Yildirim, Yildirim y Timucin | 2007 | Espectador: 91%Víctima: 17% | Ataques a la condición personal: 85%Ataques a la personalidad: 82% | Reacciones fisiológicas, emocionales y socialesSuicidio |
Dilek y Aytolan | 2008 | - | Aislamiento socialAtaques personales y al estatus profesionalConductas de acoso directo (violencia física, dañar pertenencias, etc.) | - |
Ozturk, Sokmen, Ylmaz y Cilingir | 2008 | Víctima: 34% | Ataques personalesCríticas a la práctica profesional | Efectos psicológicosFatiga |
Fornés-Vives, Martínez-Abascal y García-Banda | 2008 | Víctima: 17.2% | Hostigamiento psicológico(Distorsión de la información, críticas y falta de consideración profesional) | - |
Yildirim | 2009 | Víctima: 21% | Ataques al estatus profesionalAtaques personales | Depresión, baja motivación laboral, disminución de la capacidad de concentración y productividad, falta de compromiso con el trabajo y deterioro en las relaciones sociales |
Efe y Ayaz | 2010 | Víctima: 9.7-33% | HostigamientoAcoso moral | - |
Pai y Lee | 2011 | - | Acoso físico: 19.6%Acoso verbal: 51.4%Conductas de intimidación relacionadas con el desempeño laboral: 29.8%Acoso sexual: 12.9% | Trastorno por estrés postraumático |
Fonseca y Santos | 2011 | Víctima: 90.38% | Intimidación manifiestaDesprestigio laboralBloqueo de la comunicaciónIntimidación encubierta | - |
Berry, Gillespie, Gates y Schafer | 2012 | Víctima: 72.6% | - | Baja autoestimaMenor capacidad para concentrarseBaja motivación hacia las tareasDisminución de la productividad |
Losa y de Bengoa | 2012 | Víctima: 17% | - | - |
Budin, Brewer, Chao y Kovner | 2013 | Víctima: 49% | Abuso verbal | Baja satisfacción laboralMenor compromiso organizacionalBajo nivel de autonomía |
Trepanier, Fernet y Austin | 2013 | - | - | Problemas psicológicosAgotamiento crónico |
Topa y Moriano | 2013 | Víctima: 74.2% | Mobbing horizontal | Niveles altos de estrés |
Carter, Thompson, Crampton, Morrow, Burford, Gray e Illing | 2013 | Espectador: 43%Víctima: 20% | HumillaciónAislamiento socialAcoso verbal | Problemas psicológicosEscasa satisfacción laboral |
Bortoluzzi, Caporale y Palese | 2014 | Riesgo de mobbing: 34% | - | - |
Korhan, Guler, Khorshid y Eser | 2014 | Espectador: 28-59%Víctima: 53.2% | - | - |
Esfahani y Shahbazi | 2014 | Víctima: (22% frecuentemente;9% ocasionalmente) | Intimidación verbal | - |
En cuanto a la exposición directa al acoso, en dos de los trabajos se informa de una frecuencia de 1:5 casos39 40. En otros casos3 36 37 41, la frecuencia en la que se ha sido víctima de acoso se sitúa entre el 17 y el 21% de los casos.
Por otra parte, al concretar sobre el período temporal de los episodios de acoso, Berry et al.42 encuentran que el 72.6% de los casos han sido víctimas de un episodio de acoso durante el mes anterior y el 21.3%, lo sufría a diario durante los 6 meses previos. En el trabajo de Ozturk et al.40, el 49% de los participantes declaran una situación de acoso en la actualidad y el 67% durante tres años o más. En trabajos más recientes43, un 22% de los participantes son expuestos al acoso en ocasiones, mientras que el 9% declara que son víctimas habituales. Para otros autores38, el 46.7% de las experiencias de acoso tienen lugar durante los primeros años del ejercicio de la profesión.
Finalmente, en otros casos44 se ofrecen resultados sobre la frecuencia de episodios de acoso, según su tipología. De manera específica, un 19.6% de los casos declaran ser víctimas de acoso físico, un 51.4% acoso verbal, un 29.8% conductas de intimidación relacionadas con el desempeño de sus funciones y un 12.9% acoso sexual.
Factores de riesgo y variables relacionadas con el acoso entre enfermeros/as
La mayoría de los trabajos hacen referencia a la edad, como un factor de riesgo, los autores coinciden en determinar la población de enfermeros/as menores de 30 años como los de mayor riesgo para desarrollar el perfil de víctima. Sitúan el intervalo de mayor riesgo en los 18-25 años45, en los menores de 25 años46, y para otros, serían los de edades inferiores a 30 años44. Por el contrario, hay trabajos que encuentran un mayor riesgo de padecer acoso entre los enfermeros hombres, solteros y de 47 a 56 años47. Sobre los aspectos referentes al sexo y al estado civil, en otros estudios también se hace referencia al sexo masculino37 y estar solteros42 como factores de riesgo de padecer acoso por los compañeros.
Relacionado con la edad, otros autores proponen un menor nivel de formación y menor experiencia laboral de los enfermeros/as como factor de riesgo45. En este último aspecto, coinciden otros añadiendo factores de origen institucional como una menor autonomía, escaso compromiso con la organización y baja satisfacción laboral48.
Los resultados, en relación con la unidad o el servicio donde trabajan, muestran un mayor riesgo en departamentos internos38, unidades de medicina interna45 o en unidades de cuidados intensivos46. En todos los casos en los que se hace referencia al turno de trabajo, los resultados coinciden en señalar el turno de noche como el de mayor riesgo44 45.
Finalmente, uno de los factores que con mayor frecuencia desencadenan las conductas de intimidación entre compañeros, son los problemas de comunicación46. Al respecto, otros autores encuentran factores de riesgo derivados de la relación con el grupo, como un estilo de liderazgo autoritario49 o la falta de apoyo del grupo51.
Consecuencias derivadas del acoso entre compañeros y respuestas de las víctimas
Sobre las consecuencias derivadas del acoso entre compañeros, Yildirim et al.36, encuentran que las víctimas presentaban diversas reacciones fisiológicas, emocionales y sociales. Particularmente, el trabajo "les parecía más duro" y "desempeñaban su profesión con miedo y evitando las críticas" ), además un 9% de las víctimas confesó haber pensado en el suicidio alguna vez. En la mayor parte de los trabajos se mencionan consecuencias relacionadas con un peor estado de la salud mental de la víctima o problemas psicológicos37 50, que registran niveles altos de estrés51 o incluso un trastorno por estrés postraumático44, depresión3, y continua sensación de agotamiento, que deriva en un síndrome de burnout50.
En cambio, en otros de los estudios analizados, se identifican consecuencias del acoso que afectan al desempeño laboral de la víctima y su productividad42, con una menor capacidad para concentrarse y baja motivación hacia las tareas3, y una escasa satisfacción laboral37.
Por último, en los trabajos donde se muestran resultados acerca de la respuesta de la víctima ante el acoso, se encuentran resultados que indican que el 61% de las víctimas guardan silencio sobre lo ocurrido, el 91% lo comparte con familiares o amigos, y el 49% tratan el tema directamente con el acosador40. En este sentido, Cevik et al. encontraron que la respuesta más habitual por parte de las víctimas fue la pasividad (37.7%)45. Mientras que, en el reciente estudio de Khorhan et al., el 12.7% de las víctimas hacen caso omiso a las conductas de intimidación, mientras que el 16% tratan de hablar del tema para buscar solución38.
Discusión
Los resultados de la presente revisión revelan una escasa producción científica sobre las situaciones de acoso entre el personal de enfermería. A pesar de tratarse de un tema de gran relevancia en la actualidad, el número de publicaciones se redujo considerablemente al aplicar algunos de los criterios de inclusión. Uno de los criterios que dio lugar a la eliminación de un mayor número de trabajos fue la limitación de violencia "entre" enfermeros/as. La mayoría de los trabajos que analizan el acoso en el entorno hospitalario, hacen referencia a la violencia "hacia" el personal de enfermería, bien de los pacientes o de los familiares de estos.
De los trabajos que presentan datos acerca de la prevalencia del acoso entre enfermeros/as, destacan, por ofrecer las cifras más elevadas, los trabajos de Fonseca y Santos47 con un 90.38% de los enfermeros que declararon haber sufrido algún episodio de acoso por sus compañeros, o el de Berry et al.42 con un 72.6% de los sujetos del estudio que habían sido acosados al menos un vez durante el mes anterior. En otros casos, se obtienen elevados porcentajes de profesionales que han presenciado episodios de acoso entre compañeros, como los que presentan Yildirim et al.36 con un 91%, o Khorham et al.38 que obtienen, para estos casos, una frecuencia de entre el 28 y el 59%.
En cuanto a las variables relacionadas con la presencia de conductas de acoso entre compañeros, se hace referencia a un mayor riesgo para los/las enfermeros/as menores de 30 años44 45 46, con una corta trayectoria profesional45 48, que trabajan en determinadas unidades y en el turno de noche38 44 45 46. Por otro lado, los problemas de comunicación se presentan como uno de los factores causales de mobbing 46, mientras que, en otros casos, la mala comunicación entre los compañeros de una unidad sería considerada una forma de hostigamiento41.
Por último, en cuanto al impacto negativo de sufrir el acoso por los compañeros, los resultados demuestran que este supone un problema, no solo desde el punto de vista organizacional31, sino que conlleva consecuencias negativas para la salud física y mental de los profesionales que lo padecen6 17 18 19 20.
Además, se detecta un número reducido de trabajos donde el objetivo principal de la investigación sea el análisis de las diferencias de género, en la manifestación de conductas de acoso y/o intimidación, entre profesionales de la enfermería11. Este fenómeno, a pesar de ser tratado de forma indirecta, en la mayoría de los casos, puede estar explicado por la mayor representatividad de la mujer, en la profesión enfermera28.
Otra de las limitaciones que implican los trabajos de revisión en este campo, es la heterogeneidad en el uso de términos para hacer referencia al tema del acoso laboral, especialmente en el campo profesional de la enfermería8 10. De modo que, la selección de los criterios de búsqueda quedaría supeditada al uso de determinados conceptos, intercambiables6 o no7, por parte de los autores. Por otra parte, haciendo referencia a la variabilidad de los datos sobre prevalencia, esto puede estar explicado, en parte, por el hecho de proporcionar, o no, una definición de acoso laboral, previo a la recogida de datos9.
Finalmente, destacar el uso de instrumentos de evaluación poco específicos52, lo que plantea la necesidad de ampliar la investigación orientada al desarrollo de cuestionarios y/o escalas, que contemplen las peculiaridades del entorno sanitario y el tipo de relaciones que se establecen entre los profesionales de este ámbito.
Conclusiones
Se hace evidente la necesidad de investigación específica en el campo de las relaciones que se establecen entre el personal sanitario, en general, y la profesión enfermera, en particular; esta debe orientarse a la comprensión del fenómeno del acoso laboral, así como de las implicaciones que tiene para los profesionales, pacientes y la propia organización. Por otro lado, la aplicación práctica derivada del análisis del fenómeno se traduce en el diseño de intervenciones para la mejora del clima organizacional en el ámbito de la salud, y la consecuente optimización en la atención a los pacientes.