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LiminaR

versión On-line ISSN 2007-8900versión impresa ISSN 1665-8027

LiminaR vol.21 no.2 San Cristóbal de las Casas jul./dic. 2023  Epub 26-Jul-2024

https://doi.org/10.29043/liminar.v21i2.1055 

Documentos

Un saqueo arqueológico en tres notas periodísticas de 1958

An Archaeological Loot in Three Journalistic Notes From 1588

Alejandro Sheseña Hernández* 
http://orcid.org/0000-0002-5593-2687

Rocío Ortiz Herrera** 
http://orcid.org/0000-0002-4005-8632

Alejandro Tovalín Ahumada*** 
http://orcid.org/0000-0003-3736-2403

* Doctor en Historia por la Universidad Estatal de Voronezh, Rusia, en colaboración con el Centro de Estudios Mesoamericanos Yuri Knórozov. Investigador de Tiempo Completo en la Facultad de Humanidades de la UNICACH. sesena@hotmail.com

** Doctora en Ciencias Sociales por el El Colegio de Michoacán, A.C. Docente-investigadora de la Facultad de Humanidades de la UNICACH. rortizh7@gmail.com

*** Maestro en Historia por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la Universidad Autónoma de Chiapas. Investigador del Centro INAH-Chiapas ftovalin@hotmail.com


Resumen:

A partir de tres notas periodísticas aparecidas en 1958, en el presente artículo se proporciona una pormenorizada reconstrucción del dramático saqueo del que fue objeto el mismo año un conjunto de sitios arqueológicos localizados en el norte de Chiapas. La importancia histórica de estos monumentos, y el severo daño al patrimonio cultural de México que representó este hecho, son destacados por los autores del artículo. La contribución incluye la transcripción completa de las notas periodísticas para la eventual consulta del lector interesado en este tema.

Palabras clave: saqueos arqueológicos; cultura maya; norte de Chiapas; Chilón

Abstract:

Based on three journalistic notes published in 1958, this article provides a detailed reconstruction of the dramatic looting that a group of archaeological sites located in northern Chiapas was subjected to that same year. The historical importance of these monuments, and the severe damage to Mexico’s cultural heritage that this fact represented, are highlighted by the authors of the article. The contribution includes the complete transcription of the journalistic notes for the eventual consultation of the reader interested in this topic.

Key words: Archaeological looting; Maya Culture; Northern Chiapas; Chilon

Durante los recientes trabajos de organización del archivo de Frans Blom en la Casa Na Bolom fueron halladas tres notas periodísticas de relevancia para el estudio de los sitios arqueológicos de Chiapas.1 Se trata de noticias pormenorizadas que denuncian el saqueo y destrucción del que fueron objeto un grupo de sitios arqueológicos localizados en la periferia del poblado actual de Chilón, Chiapas, en 1958. Los sitios son los denominados Natentsun, Mukana y Nachoj, pertenecientes al periodo Clásico, mismos que han sido reconocidos por la arqueología como sobresalientes debido a la riqueza material que poseían (Sheseña y Tovalín, 2014; Becquelin y Baudez, 1982; Taladoire, 2015 y 2017).

Las notas provienen de los siguientes periódicos ordenados cronológicamente: El Noticiero, del 16 de octubre de 1958; Excelsior, del 30 de octubre de 1958; y El Sol de Chiapas, del 31 de octubre de 1958. Los autores de las notas son, respectivamente, Roberto Reyes Cortés, Luis de Cervantes y Rafael Arles.

Estos periódicos en sus denuncias siguen el espíritu de las políticas culturales que el Estado mexicano impulsó en los años cincuenta del siglo pasado, las cuales, si bien se caracterizaron por una mayor apertura a expresiones culturales y artísticas de otras latitudes (García Diego, 2010, p. 41), mantuvieron el ideal nacionalista que promovieron los gobiernos surgidos de la posrevolución (1920-1940). En estos años, la élite encabezada por intelectuales como José Vasconcelos y Manuel Gamio (Acevedo, 2000, pp. 17-20) se dio a la tarea de construir una nueva identidad nacional que encontró en el pasado histórico la manera de unificar y cohesionar a la población. Se dio especial importancia a las culturas indígenas y a los sitios arqueológicos prehispánicos, por lo que en 1930 fue creado el Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y posteriormente, en 1939, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Desde entonces, esta institución se ha encargado de fomentar una identidad propia mediante la recuperación de las raíces históricas de la sociedad mexicana. Además de impulsar la exploración de zonas arqueológicas, una de las funciones más importantes que se le asignó al INAH fue precisamente la de vigilar y conservar los monumentos arqueológicos (Yánez Reyes, 2006, pp. 50-53).

A continuación, se presenta una reconstrucción de los hechos a partir de la información que proporciona cada una de estas noticias. Cabe señalar la presencia de algunos datos contradictorios entre las notas en cuestión, lo que da cuenta de las complejas circunstancias en las que ocurrieron los acontecimientos. Cada una de las diferentes versiones de un solo evento serán adjudicadas a sus respectivos periódicos. También se ofrecerá un comentario actualizado sobre los materiales arqueológicos que, según estas notas, fueron hallados durante el saqueo. Al final de estos párrafos se proporciona la transcripción completa de las notas periodísticas para la eventual consulta del lector interesado. La reconstrucción se ceñirá solo a la información de estas notas.2

Las noticias periodísticas se centran en el sitio de Natentsun. De acuerdo con estas, el 24 de septiembre de 1958 Alfonso Jiménez Gallegos, al excavar en un cerro en las afueras de Chilón con el propósito de obtener lajas para la construcción, halló unos “adornos en mezcla pintada” que inmediatamente sustrajo para esconderlos en su rancho denominado “Las Delicias”. El lugar de donde extraía lajas Alfonso Jiménez era una plataforma prehispánica de 50 x 40 metros, según El Sol de Chiapas, que presentaba en su interior decoraciones de figuras de estuco, así como una tumba con pintura mural, otros objetos de ofrenda y los propios restos óseos.

La existencia de este sitio arqueológico era ya sabida desde antes por los tseltales de la localidad, quienes regularmente lo visitaban para adorar ahí la tumba de un “gran rey vigilado por un venado rojo”. Con el propósito de obtener de este “rey” suerte en la caza, los tseltales realizaban procesiones a este lugar, en donde pronunciaban rezos y, como parte de los rituales que ejecutaban, también depositaban flores y quemaban copal en la tumba.

De acuerdo con El Sol de Chiapas, la dueña del terreno de donde se extraían las lajas, Lilia Jiménez Pérez, acude a denunciar a Alfonso Jiménez ante el jefe de Hacienda en Yajalón, José Moscoso, por el robo de la piedra-no por el saqueo arqueológico, por supuesto- La noticia trasciende y entonces una comitiva encabezada por el propio presidente municipal de Yajalón y otros acompañantes acuden al sitio y, “guiados por su ignorancia y ambición”, proceden a excavarlo por cinco días buscando tesoros. Según El Noticiero, llegan incluso a utilizar dinamita destruyendo “la tumba del rey” y otras más, así como sus materiales arqueológicos. El saqueo se extiende al cerro contiguo denominado Mukana y a otras cuatro elevaciones aledañas en donde también se levantaban plataformas prehispánicas.

El Noticiero señala que el dueño del terreno en realidad era Alfonso Jiménez, y que fue él quien, después de la extensa destrucción referida, denuncia los hechos ante el referido jefe de Hacienda en Yajalón, quien en ese entonces se encontraba en funciones de Agente del Ministerio Público en dicha localidad. Este último acude con sus empleados y un fotógrafo al lugar el día 30 de septiembre y atestigua la destrucción del lugar, pero también su “exuberancia”. Decide entonces invitar al especialista alemán Wolfgang Cordan, quien en ese momento se encontraba en San Cristóbal de Las Casas, para llevar a cabo una valoración del sitio.3 Cordan llega a Chilón el 3 de octubre. Ya en Natentsun, el explorador confirma que la gente destruyó prácticamente toda la decoración de la estructura superior y de “la tumba del rey”. También localizó en una casa a una legua del sitio, debajo de un horno y enterradas en un cerco de puercos, “cantidad de esculturas en mezcla” y otros materiales sustraídos de Natentsun. En cumplimiento a una orden del Fiscal Federal de Yajalón, Cordan traslada todo esto a Yajalón “dejando los objetos rescatados en depósito y bajo custodia de las autoridades”.4 Finalmente, el 6 de octubre el especialista alemán rinde su informe final ante el referido jefe de Hacienda Federal.

Según el Excelsior, la noticia llega hasta el doctor Eusebio Dávalos, director del INAH en la Ciudad de México, quien encomienda una investigación a Ignacio Bernal, de la oficina de Monumentos Prehispánicos. Este último comisionó a investigadores que acudieron a Natentsun acompañados de miembros del ejército. De acuerdo con El Sol de Chiapas, también “agentes secretos se trasladaron a practicar las investigaciones”. Todos ellos atestiguaron la completa destrucción del sitio. Después de las pesquisas, y según “un diario de la tarde de localidad”, los hechos fueron consignados el 23 de octubre ante el Ministerio Público Federal Domingo García López, quien estuvo acompañado del Agente Judicial No. 29 Rubén Castillejos Yáñez, además de Porfirio Camacho y Reynold Ochoa de la Cruz. En estas averiguaciones colaboraron el presidente municipal de Chilón y “el cabo de la partida militar”. Los enviados del INAH regresaron a la capital del país el miércoles 29 de octubre y entregaron un informe a Bernal.5

Cabe señalar que las notas periodísticas arriba resumidas corresponden a dos momentos claramente distintos. La primera nota (aquella publicada en El Noticiero) se centra en la intervención de Cordan a principios de octubre. De hecho, según su propio autor, Roberto Reyes Cortés, tenía en realidad como “finalidad última” la de “encomiar la honrada a la vez que oportuna intervención del titular de la Subalterna de Hacienda de Yajalón”. Esto fue en respuesta a la acusación publicada en días anteriores en el periódico Es! (del cual no se ha conservado ningún ejemplar), acerca de que el susodicho había cometido un delito. Las otras dos notas, de finales de octubre, se enfocan en las inspecciones más tardías realizadas por los comisionados que acudieron desde la Ciudad de México a valorar el sitio.

Para una mejor contextualización histórica de las notas, se presenta a continuación una cronología de todas las fechas mencionadas relacionadas con los hechos (todas, por supuesto, de 1958): 24 de septiembre - Alfonso Jiménez descubre la “tumba del Rey”.

30 de septiembre - Después de la denuncia correspondiente, José Moscoso, jefe de Hacienda en Yajalón en funciones de Agente del Ministerio Público en dicha localidad, acude al sitio a atestiguar el saqueo y destrucción.

3 de octubre - Llega Wolfgang Cordan a Chilón.

6 de octubre - Cordan entrega su informe final al jefe de Hacienda en Yajalón.

[Antes del 16 de octubre se publica la nota del periódico Es!]

16 de octubre - Se publica la nota de El Noticiero en respuesta a la nota anterior.

23 de octubre - Según un periódico local, citado después por El Sol de Chiapas, los hechos fueron consignados ante Domingo García López, Ministerio Público Federal.

29 de octubre - Llegan de regreso a la Ciudad de México los comisionados del INAH.

30 de octubre - Se publica la nota del periódico Excelsior. 31 de octubre - Se publica la nota de El Sol de Chiapas.

A continuación, se enlistan para su mejor visualización los materiales arqueológicos hallados, según la información dada por las notas. La descripción se acompaña de un comentario hecho a la luz de nuestros conocimientos actuales sobre el sitio, la región y la cultura maya en general. Así, de acuerdo con las notas, en la estructura asociada y en la tumba de piedra (de 80cm de ancho por 3m de largo, cubierta de lajas) se hallaron los siguientes materiales (además de los restos óseos del difunto):

Pintura mural:

  • Al interior de la tumba, un fragmento de mural con la imagen de un venado elaborada en color rojo6 y también inscripciones al fresco que fueron completamente destruidas. De acuerdo con estas descripciones, los dibujos presentaban el mismo estilo de aquellos que afortunadamente se han salvado de la destrucción en el sitio arqueológico vecino de Bolonkin, localizado a dos kilómetros hacia el norte (Andrieu et al, 2012; Sheseña y Tovalín, 2013).

Figuras de estuco:

  • Una “estela de 2 metros de altura” con la representación de “un ave mitológica coronada” que “expresa al mismo tiempo un baktun”. Al parecer, el autor de la nota de El Noticiero se refiere en realidad a la escultura de estuco que Cordan localizó en la casa de Alfonso Jiménez creyendo que se trataba de una representación de la unidad de tiempo maya llamada baktun (400 años) (Cordan, 1963, pp. 70-113) (véase fotos en Sheseña y Tovalín, 2014). Ahora se tiene identificado como un fragmento de la representación de una banda celeste que formaba parte de un programa escultórico más amplio (Valencia Rivera y Salazar Lama, 2017, p. 27).

  • Varios fragmentos de figuras. Es muy probable que se trate de los fragmentos fotografiados por Walter Sellschopp (Sheseña y Tovalín, 2014, p. 55) que muestran figuras antropomorfas, cráneos, posibles glifos y elementos que parecen corresponder a algunos de los elementos de los mascarones Witz, tales como sus orejeras (véase fotos en Sheseña y Tovalín, 2014). Recuérdese que este tipo de imágenes decoraban precisamente los edificios de las ciudades mayas. Seguramente formaban parte del programa escultórico arriba referido.

Otros:

  • El rostro de un “dios sonriente” de 40 cm de altura que, según El Noticiero, era la representación del dios de la lluvia de los antiguos mayas. El rostro fue hecho pedazos por los saqueadores.

  • Vasijas y piezas de jade que “acompañaban al muerto”, conchas y pequeñas figuras de barro y “un hombre en actitud de cuidador sentado en cuclillas y un chivo” que fueron destruidas por suponer que dentro tenían tesoros.

Según la nota de El Noticiero, Cordan sostiene que el cerro de Natentsun presenta una ocupación de por lo menos tres mil años. Según él, había evidencia de las siguientes tres capas:

  • La más antigua estaba representada por “un ídolo de gran tamaño”. Según Cordan, “la tumba del rey probablemente es de origen olmeca”. Sin embargo, como de hecho ya lo habían notado los comisionados del INAH, el sitio en general data del periodo Clásico. Sobre la existencia en este sitio de materiales olmecas o de estilo olmeca, no existe ninguna referencia hecha posteriormente por otros investigadores (Becquelin y Baudez, 1982; Sheseña y Tovalín, 2013). Posiblemente esta sea una apreciación personal de Cordan (1963, p.114), influenciado por la visita que realizó entre 1955-1958 a la escultura olmeca labrada en un pequeño risco denominada como el “Xoc”, localizada en una de las cañadas de la selva Lacandona.

  • “Arriba de la tumba se encontraban relieves y glifos grandes de estuco”. Estratigráficamente hay que considerar este espacio como parte de la misma estructura y evidentemente de la misma temporalidad, es decir, del periodo Clásico.

  • “La última capa a 15 centímetros de profundidad” contenía “idolitos de una civilización reciente”. Es posible que se refiriera a materiales del periodo Posclásico temprano. Durante la inspección realizada por la Misión Arqueológica Francesa en México varios años después, los arqueólogos hallaron en superficie 13 fragmentos de los tipos cerámicos San Gregorio Burdo, seis de Huistan Duro y uno de Silho Naranja, los cuales son representativos de dicho periodo histórico en la región de Toniná (Becquelin y Baudez, 1982, p. 609).

Debido a la información que contienen, las notas periodísticas abordadas en párrafos anteriores constituyen una fuente histórica invaluable, ya que precisan detalles sobre las circunstancias en las que se dio el saqueo y destrucción de los sitios en cuestión y, lo más importante, proporcionan datos adicionales a los que ya conocíamos acerca de los materiales hallados ahí.

Hemerografía

Reyes, R. (16 de octubre de 1958). La tragedia de Na-Tentz’un (Cerro del Venado). El Noticiero. [Archivo de la Casa Museo Na Bolom]. [ Links ]

Cervantes, L. (30 de octubre de 1958). Destrucción de la leyenda de Chilón. Excelsior. [Archivo de la Casa Museo Na Bolom]. [ Links ]

Arles. (31 de octubre de 1985). El caso “Nac-Choj” o el robo de valiosas joyas prehistóricas. El Sol de Chiapas. [Archivo de la Casa Museo Na Bolom]. [ Links ]

Referencias bibliográficas

Acevedo, E. (2000). El presente indígena y el pasado prehispánico en el pensamiento de José Vasconcelos y Manuel Gamio. Cuadernos de arquitectura mesoamericana, 17-20. [ Links ]

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Becquelin, P. y Baudez, C. (1982). Tonina: Une cité maya du Chiapas (Mexique). Centre d´Etudes Mexicaines et Centraméricaines. [ Links ]

Blom, F. y Duby, G. (1958a). Trip to Chilon from the 7th to the 8th of Oct. 1958. Manuscrito inédito conservado en la biblioteca del Museo Na Bolom en San Cristóbal de Las Casas. [ Links ]

Blom, F. y Duby, G. (1958b). Las ruinas de Natentzum, Muctana y otras cerca de Chilón, Chiapas, octubre de 1958. Para la Dirección de Monumentos Arqueológicos del INAH. Manuscrito inédito conservado en la biblioteca del Museo Na Bolom en San Cristóbal de Las Casas. [ Links ]

Cordan, Wolfgang. (1959). Geheimnisim Urwald. Entdeckungsfahrten auf den Spuren der Mayas. Deutsche Buch/ Gemeinschaft. [ Links ]

Cordan, W. (1963). Secrets of the Forest. On the track of the Maya and their temples. Doubleday & Company. [ Links ]

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Taladoire, E. (2015). Towards a Reevaluation of the Toniná Polity. Estudios de Cultura Maya, XLVI, 45-70. [ Links ]

Taladoire, E. (2017). El territorio de Toniná, Chiapas. Journal de la Société de Américanistes, 103(2), 111-173. [ Links ]

Valencia, R., y Salazar, D. (2017). El ave como cielo: la presencia del ave chan en las bandas celestes mayas. Journal de la société des américanistes, 103(2), 9-45. [ Links ]

Yáñez, S. (2006). El Instituto Nacional de Antropología e Historia: antecedentes, trayectoria y cambios a partir de la creación de CONACULTA. Cuicuilco, 13(38), 2006, 50-53. [ Links ]

1 Alejandro Sheseña agradece al museo Na Bolom por el apoyo brindado para la elaboración del presente artículo.

2Para consultar datos provenientes de otras fuentes, véase Sheseña y Tovalín, 2014.

3La versión de Cordan de los hechos se puede consultar en su libro Geheimnisim Urwald. Entdeckungsfahrten auf den Spuren der Mayas (1959).

4 Cordan (1963, p.94) señala que las piezas de estuco recuperadas fueron enviadas a un museo, pero no especifica a cuál. Según Augusto Sellschopp (véase Sheseña y Tovalín, 2014, p.55), fue José Moscoso, jefe de Hacienda en Yajalón, quien empacó las piezas y las envió al museo de arqueología de Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, en la bodega de dicho museo no se encuentran estos materiales.

5No pudimos realizar una revisión de este reporte debido a que en este momento (09 de julio de 2022) el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología se encuentra cerrado.

6Según Gertrude Duby, la pintura del venado estaba elaborada en color rojo y líneas negras sobre fondo blanco (Blom y Trudy, 1958a y 1958b).

Nota 1

SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS. “El Noticiero”.

Página 2 Octubre 16, 1958.

LA TRAGEDIA DE NA-TENTZ’UN (Cerro del Venado)

POR EL LIC. ROBERTO REYES CORTES.

Desde siglos, los indígenas Tzeltales de la región de Chilón, Chiapas; en el cerro de Natentz’un, adoran la tumba de un gran Rey, el que vigilado por un venado rojo, constituye el símbolo que da suerte en la caza del propio venado. Procesiones acompañadas de rezos y ritos religiosos, son comunes en la cima, para que el Rey envíe a las manos del cazador la presa.

Tal tradición que ancestralmente y de manera verbal se ha venido sucediendo de generación en generación, dejó de ser un mito en cuanto a la existencia de sus símbolos centrales, para convertirse en una hermosa realidad, misma que da origen a la vez, a la tragedia de Na-tentz’un.

El día 24 de Septiembre del año que corre, el ladino Alfonso Jiménez, tratando de obtener lajas que dedicaría a una construcción, excava el cerro y encuentra, para su sorpresa, adornos en mezcla pintada, mismos de los que se apodera y esconde en su rancho “Las Delicias”. Aunque desea guardar el secreto de su hallazgo, el rumor corre, se habla por doquier de la existencia de grandes tesoros. La ambición corroe el espíritu de los demás ladinos de Chilón; el propio Presidente Municipal, seguido de una amplia comitiva, comienza la obra destructora, se hace uso hasta de dinamita y se viola y saquean tumbas de incalculable valor arqueológico, extendiéndose la búsqueda destructora hasta un cerro situado al frente, “Muktaná” (casa enterrada). Por 5 días continúa el ignorante saqueo. Alfonso Jiménez, sintiéndose lesionado en su propio patrimonio, aunque la lesión a la que verdaderamente daña es a la Nación, denuncia ante el C. Agente del Ministerio Público de Yajalón los hechos, el que acompañado de empleados y un fotógrafo se traslada el día 30 de septiembre al lugar de referencia, ordenando se limpiara superficialmente los escombros de una pared de antemano destruida por los saqueadores, para darse cuenta, tanto de los perjuicios como de la importancia arqueológica de lo descubierto y en atención a la exuberancia de ésta última, inmediatamente llama al experto investigador y escritor Alemán Wolfgang Cordan, quien de Las Casas, vuela a Yajalón el día 3 de octubre. Con autorización escrita, el Sabio Alemán inicia sus investigaciones y puede percatarse la misma noche de su llegada, que los ladinos guiados por su ignorancia y ambición, armados con picos y machetes, destruyen relieves de gran valor, inclusive, el mural del venado rojo que vigilante se hallaba en la tumba del Rey, y a más, hacen pedazos la cara de un Dios sonriente, de cuarenta centímetros de altura que probablemente representa a “Chac” Dios de la Lluvia. El día 6 de octubre el señor Cordan rinde al C. Jefe de la Oficina Subalterna de Hacienda Federal, en funciones de Agente del Ministerio Público, informe detallado de sus investigaciones, mismas que realizó acompañado de un empleado de la Oficina de Hacienda; su ayudante en esos trabajos Manuel Pérez y el citado Alfonzo Jiménez, y, que, concluyentemente afirma: Ese cerro tiene una ocupación de por lo menos tres mil años. La capa más antigua está representada por un ídolo de gran tamaño. La tumba del Rey, probablemente es de origen Olmeca, antecedente de la cultura Maya. Arriba de la tumba de encuentran relieves y glifos grandes de estuco (mezcla), que por su grado de conservación son difíciles de descifrar. La última capa a quince centímetros de profundidad, contiene idolitos de una civilización relativamente reciente. A una legua del cero Nat-tentz’un, el investigador, convencido de que no hubo tiempo suficiente para destruir o vender todo de lo que se habían apoderado los saqueadores, como resultado de la exploración por él emprendida, localizó detrás de la pared de una casa aledaña, bajo de un horno y enterradas en un cerco de puercos, cantidad de esculturas en mezcla, entre las que por su magnificencia destaca una estela de dos metros de altura, representando una ave mitológica coronada. El relieve de increíble belleza expresa al mismo tiempo un “Baktun” siendo eso un ciclo de cuatrocientos años (con precisión absoluta no puede fijarse la época de origen de esta estela, pero seguramente es anterior a Jesucristo).

Como medida protectora y en cumplimiento a lo que el Fiscal Federal de Yajalón le había indicado, el Investigador Cordan, transportó a esa ciudad lo que oportunamente logró salvar de la estúpida destrucción, dejando los objetos rescatados en depósito y bajo la custodia de las autoridades.

Sin embargo, utilizando medios en ningún caso justificables como el soborno, dos exploradores extranjeros cuyos nombres no cabe citar, con el fin de satisfacer su indigna envidia profesional, lograron obtener datos de lo descubierto y rescatado, y, fraguaron mentiroso artículo que, desafortunadamente fue publicado por el diario “Es” de Tuxtla Gutiérrez, Chis., en el que inclusive acusan públicamente al C. Jefe de la Oficina Federal de Hacienda de Yajalón, confundiendo por delito, lo que sencillamente fue una actividad protectora de los bienes Nacionales.

La finalidad última de este artículo, además de reafirmar la de por sí relevante personalidad del Sabio Investigador Wolgang Cordan y sus méritos por haber sido el primer especialista que estuvo en contacto con los descubrimientos y que hizo ver la importancia de ellos, y, de encomiar la honrada a la vez que oportuna intervención del titular de la Subalterna de Hacienda de Yajalón; se contrae a hacer un llamado público a las Autoridades Federales correspondientes, para que, en forma debida se protejan nuestras bellezas arqueológicas; se ordene una excavación científica tendiente a determinar la importancia de lo hallado y en lo que toca al diario “ES” para que, dada su bien ganada reputación de seriedad, evite hasta donde sea posible publicar calumniosas mentiras elaboradas por envidiosos de profesión.

Nota 2

EXCELSIOR 30-A Jueves 30 de Octubre de 1958

Destrucción de la Leyenda de Chilón

Cien chiapanecos esperan desgracias.-La avaricia descubrió una tumba.-Saqueo y destrucción de la reliquia.-Investigadores trabajan protegidos con bayonetas.-Zona arqueológica no clasificada.-Construcción del siglo octavo. Falta dinero para trabajar.

Por LUIS DE CERVANTES, reportero de EXCELSIOR

[Pie de fotografía] ESTO ES PARTE de la decoración en estuco que se encontró en la tumba del cerro Na Tentz’un, cerca de Chilón, Chiapas. Manos profanas destruyeron la tumba esperando encontrar valiosas joyas. Investigadores del Instituto Nacional de Antropología clasificaron estas piezas como construídas en el siglo octavo de esta era, en el segundo período o segunda época clásica, con lo que se determina el Imperio Maya.

¡La maldición pesará sobre nuestras cabezas y nuestros descendientes!

¡Nos amenaza la desgracia! ¡Estamos condenados a sufrir la ira de los dioses!

En términos parecidos, se expresaron en su lengua tzotzil, el centenar de habitantes de Chilón, Chiapas.

El pico de un azadón habia profanado la tumba en que según decían, moraba su dios.

Y el venado que cuidaba sus restos, había desaparecido.

Para en el pequeño poblado, no tardarian en desatarse las peores desgracias.

La excavación continuó y sobre la maleza se empezaron a depositar las piezas de la tumba sagrada y aquello que acompañó al muerto, como vasijas, piezas de jade.

Y también ahí los restos fósiles del que fue Gran Señor hacia el siglo VIII de nuestra Era.

¡Las mujeres lloraban; los hombres mostraban temor e indignación y los niños, demudados, preguntaron qué era lo que iba a suceder!

Una mano guiada por la avaricia, por el deseo de enriquecerse y disfrutar de joyas que pertenecieron a un Gran Señor, empezó la destrucción de un altar, de un mito.

***

Todavía hace unas cuantas semanas, la vida en Chilón, Chiapas, transcurría tranquilamente. La insalubridad es absoluta; la miseria tiene todas sus expresiones y los hombres lo mismo iban al campo a trabajar que a cobrar alguna pieza en la cacería.

A corta distancia del poblado, sobre la falda del cerro que lleva el nombre de Na Tentz’un, junto a unos pinos y en un claro de la maleza, estaba el santuario de aquellos descendientes del imperio maya.

Año tras año, hombres, mujeres y niños iban a depositar flores y a quemar copal a su dios protector, cuyos restos eran cuidados por un venado.

La existencia de la tumba era de todos conocida; pero nadie se atrevió nunca a profanarla ni a investigar qué era lo que ahí se guardaba. Muchos ni sabían que efectivamente existiera.

Al través de las generaciones, la leyenda se convirtió en un hecho real para los habitantes de Chilón y las prácticas religiosas se sucedían año tras año o cuando “algún mal azotaba el pueblo”.

Pero surgió el mal de la avaricia. Uno de los moradores, con visión, planeó la excavación. “En aquella época los enterraban con tesoros”, pensaba. Y presto a obtener las joyas, se dio a la tarea.

Primero lo hizo solo; luego acompañado. En su afán, rompieron los pilastres y llegaron a donde se encontraba el sarcófago, removieron los restos fósiles, rompieron algunas vasijas y piezas de jade y algo se llevaron, no mucho, porque no había tales piedras preciosas ni otras joyas que esperaban encontrar.

Al saber del hecho, se indignó el pueblo. Pero el mito había sido destruido. El dios había quedado al descubierto en sus restos y al final, lo que más molestó a los habitantes de Chilón, fueron los actos de rapiña, que llegaron a conocimiento de las autoridades. ***

Aquí en la capital, el doctor Eusebio Dávalos, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ordenó una investigación que dirigió el doctor Ignacio Bernal, de Monumentos Prehispánicos.

Cuando los investigadores llegaron al cerro de Na Tentz’un, todo era indignación entre los habitantes de Chilón. Sin embargo, pudo contenerse su enojo y aunque no hablan español, pudieron guiarlos hasta el sitio que se profanó y en donde se cometió el saqueo.

Ayer retornaron a esta capital y entregaron al doctor Bernal un informe, que se mostró a EXCELSIOR.

Se revela que se encontró una tumba en una planta de tres metros de largo por ochenta centímetros de ancho, toda de piedra, con un techo de lajas.

Dentro de la tumba y sobre el muro que la forma, decoraciones en estuco, parecidas al estilo de Palenque y ciento por ciento maya.

Al descubrirse la tumba, restos fósiles, vasijas, piezas de jade, conchas y otros objetos, como pequeñas figuras de barro.

Se cree que es la tumba de un Gran Señor y por el estilo en la construcción, en el estuco y en las piezas, se desprende que pertenecen a la segunda parte de la época clásica, o sea en el siglo VIII después de Cristo.

Los investigadores se decepcionaron por la destrucción de la reliquia, que dará origen a nuevas excavaciones, pues en toda la región se cree existan estructuras de templos y más tumbas. En la región hay cuatro cerros y se verá más adelante el valor de los restos que se encuentren.

A pesar de que el que pretendió enriquecerse destruyó las decoraciones en estuco, será posible la casi reconstrucción total. Se tiene el problema de que no hay inscripciones, pero el estilo y otras características hará fácil la identificación plena de la época a que corresponde la arquitectura, escultura y pintura, así como la intención ritual de la tumba y la colocación de los objetos dentro de la misma y junto al entonces cadáver.

No fue fácil realizar los trabajos en virtud de la leyenda y del temor de los moradores de Chilón, sobre el disgusto de su dios y la amenaza de penalidades. Creen que al desaparecer el venado que guardaba los restos del señor, la región carecerá de esa su valiosa pieza de caza y de su alimentación.

Pero un grupo de soldados cuidan con celo el lugar, a donde sólo llegan los enviados por Antropología e Historia.

***

El descubrimiento de la tumba de Chilón plantea el problema, la necesidad de realizar trabajos en toda la zona, que no se consideran arqueología.

El presupuesto del Instituto Nacional de Antropología e Historia es por demás exiguo. Este hecho lo revela: existen en el país doce mil zonas arqueológicas y sólo se han trabajado 250.

Pero algún día, tal vez del año próximo, podrá trabajarse.

Y mientras los investigadores esperan mejores tiempos y recursos, las autoridades de Chiapas buscan a quienes saquearon la tumba y los habitantes de Chilón velan temerosos de que sean víctimas de la furia de los elementos, porque se profanó la tumba de su dios.

El próximo año ya no llevarán copal, flores ni otras ofrendas a la tumba. Es más fácil que colaboren en las excavaciones que se proyectan sobre toda la zona. Y es probable que olviden a su dios o busquen nueva representación.

Nota 3

“El Sol de Chiapas” - 31-X-1958.

El Caso de “Nac-Choj” o el Robo de Valiosas Joyas Prehistóricas

Escribe ARLES

-I-

UN hecho delictuoso, tan desconsolador como reprobable, y esto más todavía por las personas que en él intervinieron, tratándose de funcionarios menores de Yajalón y un arqueólogo alemán, acaba de principiar a desenredarse en relación con otro de los inveterados saqueos que en todos los órdenes viene sufriendo el Estado.

MI PRIMER ENCARGO DE EL SOL DE CHIAPAS

Sabedores afortunados, por una mera distinción inmerecida, que agradecemos a nuestra fuente, EL SOL DE CHIAPAS me encargó recabar datos suficientes sobre el asunto que podemos llamar “El Caso Nac-Choj”, o sea, el sacrílego robo a la prehistoria chiapaneca, cada vez descubierta en sus magnificentes suelos reveladores de una cultura superior de nuestras razas antecesoras.

Por datos que nos fueron proporcionados sabemos que, en terrenos de doña Lilia Jiménez Pérez, “Nac-Choj”, entre Bachajón y Chilón, se localizaron, en el cerro del “Borrego” unas ruinas a manera de plataformas superpuestas entre los 50 metros de largo, por 40 de ancho.

Lilia Jiménez Pérez se presentó ante el Jefe de Hacienda en Yajalón, José Moscoso, denunciando a Alfonso Jiménez Gallegos, quien practicaba excavaciones precisamente en las ruinas localizadas. Esta denuncia, tal vez dió origen al contubernio delictuoso. Me ha sido dicho que el alemán avecindado en Yajalón, Walter Selshop y Enrique González, Presidente Municipal, con Mariano Abarca, movidos de propósitos ambiciosos, prolongaron la excavación de la meseta superior, precisamente en el centro, encontrando a escasa profundidad, lo que por ahora se cree los restos de un Jefe, Monarca, o guerrero o sacerdote, bajo una lápida que fuera movida por un buen número de peones.

En esta tumba, la versión popular asegura que encontraron los profanadores “corona, monolitos, joyas; un hombre en actitud de cuidador, sentado en cuclillas y un chivo, que suponiendo que en el interior las esculturas tenían algún tesoro, destruyeron impíamente”. Afirman también, que en la cabecera de los restos se encontraron inscripciones al fresco, las que fueron raspadas, destruyendo sus vívidos colores.

La afirmación de haberse encontrado la “Ciudad Perdida” ha hecho que los antiguos desahoguen ciertas revelaciones, diciendo: “Igual que esas ruinas que están en el Borrego, hay otras cuatro; en cada uno de esos cerros: aquel cerro está encantado, ese otro también, también aquel otro y aquel igual”.

EL AMBICIOSO SAQUEO

Como aquel que se entrega a llenar sus costales con el botín, el alemán y los funcionarios inodados, así como contando con la complicidad de Abarca, llenaron un vehículo con las cosas encontradas, y tal vez se retiraron a repartirse el valioso hallazgo. Empero, era ya el acto delictuoso del dominio público, y por su importancia tuvo la trascendencia incontenible, llegando a México. Agentes Secretos se trasladaron a practicar las investigaciones, y -se me dijo- los actores y autores de la profanación, quedaron ya a disposición de las autoridades. Con el tacto necesario se presentaron en el lugar de los hechos; mediante un cordón de fuerzas de la Federación, se impidió el acceso a todo extraño a sus trabajos, y fueron practicadas las investigaciones.

Una vez comprobada la profanación y el saqueo, los hechos fueron consignados al Agente del Ministerio Público Federal, Lic. Domingo García López, quien “se constituyó personalmente para hacer una investigación minuciosa de la sustracción y violación de objetos arqueológicos que unos desconocidos llevaron a cabo en un cerro denominado ‘NaTentz’Un’ del mismo Municipio (Chilón)”. “Acompañaron a este funcionario -dice un diario de la tarde de localidad, de 23 de octubre- el agente judicial No. 29 Rubén Castillejos Yáñez, Porfirio Camacho y Reynold Ochoa de la Cruz”. Colaboraron eficazmente en este asunto las autoridades locales, como el Presidente Municipal de Chilón, y el cabo de la Partida Militar”.

Al margen de los reprobables hechos, se ocurre pensar, sin que por ello pudiera haber ni la mínima justificación, que esta región, rica en productos naturales y del subsuelo, ofrece mayores posibilidades y una gran oportunidad para sus investigaciones científicas, a geólogos y arqueólogos, atreviéndonos a avisorar, para un futuro no lejano, una próspera era de desenvolvimiento, de acuerdo con los factores que en ello tendrán que intervenir. A reserva de confirmar y ampliar todos los datos obtenidos en nuestras fuentes que nos merecen todo el crédito, continuaremos sobre el tema en próximos reportajes sobre esta región privilegiada. (Seguirá: Sello de Nuevo Cuño).

Recibido: 17 de Enero de 2023

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