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Migraciones internacionales
versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906
Migr. Inter vol.2 no.1 Tijuana ene./jun. 2003
Reseña bibliográfica
La dimensión política de la migración mexicana
Emmanuelle Le Texier
Leticia Calderón Chelius y Jesús Martínez Saldaña, México, Instituto Mora, 2002
* University of California, San Diego.
La dimensión política de la migración mexicana explora las múltiples facetas de los comportamientos, actitudes, valores y opiniones de los migrantes mexicanos en los estados Unidos, por una parte, y de su participación política, por otra. la validez del estudio radica en su intento de enfocar el debate en dos características fundamentales para el análisis contemporáneo de las migraciones internacionales.
Primero, el libro trata de evitar la conceptualización de los migrantes como pasivos, tan presente en los estudios sobre migración. Habitualmente analizados como sujetos de fuerzas de atracción y repulsión que los llevan a migrar o como receptores estáticos de los determinantes de la cultura política del país de inmigración, los migrantes aparecen aquí como sujetos de su propio porvenir y como actores de su conjunto social y político dentro del proceso migratorio. Pero el estudio también se centra en las dimensiones binacionales y transnacionales del fenómeno migratorio, entendido como una compleja red de intercambios entre los lugares de origen y de destino que transforman tanto a los individuos como los contextos. Globalmente, los lazos entre los migrantes y su país de origen se crean tanto en los ámbitos cultural y económico como en el político.
Desde un punto de vista teórico, el libro dista de ser una simple apología de los conceptos del transnacionalismo aplicados al estudio de las migraciones internacionales. Al contrario, apunta las limitaciones de las teorías de la política transnacional, al demostrar que los estados nacionales siguen diseñando procesos que determinan o por lo menos influyen la experiencia migratoria. Así, por ejemplo, se enfatiza que el desarrollo de un proceso de socialización inédito al nivel individual y colectivo dentro del proceso migratorio resulta también de las relaciones establecidas entre los migrantes y los Estados de origen y de destino.
Desde una perspectiva empírica, la migración mexicana a los Estados Unidos es un caso fascinante, un terreno fértil y experimental para las varias modalidades de participación política de los migrantes en asuntos domésticos e internacionales. La migración mexicana ofrece la oportunidad de construir un modelo analítico detallado de las diferentes formas en que el gobierno mexicano percibe a sus conacionales. La creación de una red de política transnacional se destaca en los ejemplos que analizan ambos autores de manera complementaria al nivel cualitativo y cuantitativo.
Leticia Calderón Chelius presenta un estudio estadístico de los comportamientos, actitudes, opiniones y valores políticos de los migrantes mexicanos. la investigación de campo, realizada en el condado de los ángeles (california) mediante cuestionarios aplicados a migrantes mayores nacidos en México y que salieron del país después de 1980, presenta un panorama enriquecedor y denso de la nueva socialización de estos sujetos políticos. Las conclusiones hacen posible un entendimiento profundo de la compleja construcción de la identidad política -o más bien de las identidades políticas- en el proceso migratorio. Al mismo tiempo, la autora explora las nuevas dimensiones y formas de expresar el ser ciudadano como ser político de dos entidades nacionales y de un espacio político transnacional inédito. La parte más innovadora e interesante del estudio se encuentra, sin duda, en el trasfondo teórico y en la reflexión sobre los procesos de socialización entrelazados y a veces superpuestos. la formación de nuevas actitudes políticas no se desarrolla únicamente a partir del contacto con el sistema social y político estadunidense, sino siempre con referencia a México, en una continua interacción.
El cambio de definición de valores, actitudes y percepciones políticas (de las instituciones, del voto, de la participación, etcétera) anuncia formas originales de concebir la democracia y el poder. El ser migratorio implica un proceso continuo de elaboración de estos valores, de incesantes idas y vueltas entre dos espacios sociales y políticos distintos. Esta dinámica se arraiga en los vínculos de los migrantes con ambas sociedades. La ley de la doble nacionalidad y la demanda por el derecho al voto en el exterior simbolizan un cambio en la relación del Estado de origen con su diáspora y en los mismos migrantes que quieren expresar y sacar fruto de estas dualidades.
Una actualización de los datos recopilados por la doctora Calderón Chelius en 1996 permitiría sacarle todo el jugo a las preguntas sobre afiliación partidista, interés político, orientación del voto según género, edad y práctica religiosa, generación de la migración, en particular respecto de los potenciales electores mexicanos desde el exterior. El periodo de alternancia política que vive México desde el 2000 abre nuevas opciones y quizá trajo consigo una visión diferente del juego político mexicano. Frente a un contexto más abierto, competitivo y democrático, los migrantes pueden tener el sentimiento de que ahora cuentan con un espacio más flexible para sus demandas. Igualmente, una comparación de las percepciones sobre corrupción, alternancia política y transparencia -por mencionar algunos de los temas que se tocan en las encuestas- entre 1996 y 2003 tendría mucho valor. Así, el lector se beneficiaría de un estudio longitudinal, realizado con el mismo grupo de encuestados, para notar la posible evolución de las percepciones acerca de la política mexicana.
La segunda parte del libro, a cargo del doctor Jesús Martínez Saldaña, presenta cuatro estudios de caso que ilustran la praxis política cotidiana de los migrantes mexicanos en los Estados Unidos. Los casos están localizados en el área de San José, en el norte de California. Estos estudios hacen posible comprender la complejidad de los enlaces que se crean entre las dimensiones locales, estatales y transnacionales de las prácticas políticas de los migrantes. El primero demuestra el nuevo peso de los inmigrantes mexicanos en la determinación de la política local estadunidense, al analizar la movilización por el reconocimiento de los símbolos artísticos que le dan validez a la herencia histórica y cultural de los migrantes en San José. El segundo caso provee un ejemplo de la política binacional partidista en el análisis de la extraterritorialización del cardenismo en California. El surgimiento de comités de base del PRD y las campañas de Cuauhtémoc Cárdenas en los Estados Unidos han dado paso a una nueva dimensión de la política tradicional mexicana, en la que se tiene que considerar a este nuevo cuerpo político que forman los migrantes. Los actores institucionales mexicanos -gobierno y partidos políticos- han modificado su percepción de la migración mexicana y de su influencia binacional. El tercer caso, la lucha contra la Propuesta 187 en California, ejemplifica las lógicas de fragmentación y cooperación de los grupos migrantes que tomaron parte en la movilización masiva que tuvo lugar en 1994. La aprobación de la propuesta por 59 por ciento de los electores, y en particular por casi 50 por ciento de los latinos, representó un fracaso para estos grupos; pero, paradójicamente, permitió dar visibilidad a los migrantes y formalizar sus movimientos. Finalmente, el último estudio abarca el ámbito transnacional de la experiencia política migratoria, al enfocarse en la historia de la demanda por el derecho al voto migrante. El caso del derecho al voto migrante, presentado de manera complementaria por ambos autores, se usa para promover una visión de la movilización "desde los de abajo". Sin embargo, no toma suficientemente en cuenta las variables estructurales. Así, a pesar del optimismo de los autores, tanto los obstáculos al voto migrante como sus avances tienen determinantes con origen en la real politik. La posición de apertura y acercamiento del gobierno mexicano a los migrantes (agudizada con la administración de Vicente Fox) y las estrategias de los partidos políticos mexicanos (en particular la del PRD en California e Illinois desde principios de los noventa) son dos variables imprescindibles para entender el nacimiento de la ley de la doble nacionalidad y de la demanda del voto migrante. Los cuatro estudios, aunque son muy descriptivos, pierden eventualmente su fuerza analítica y tipológica. No obstante, la densidad y la riqueza de los casos empíricos analizados por el doctor Martínez Saldaña demuestran que se requiere también alejarse de los cuadros teóricos para entender mejor la complejidad de las nuevas dimensiones políticas de la migración mexicana. De modo complementario, el libro provee una visión cuantitativa y cualitativa de los nuevos procesos y fenómenos políticos que los estudiosos de la migración deben urgentemente integrar en sus análisis.