Introducción
La vinculación transnacional de los migrantes ha sido entendida tradicionalmente como un obstáculo para la integración en las sociedades de destino. Desde la óptica predominante de la asimilación, y de forma muy especial en el contexto estadounidense, el transnacionalismo migrante se ha considerado como una práctica incompatible con una incorporación exitosa en el país receptor (Huntington, 2005b). Sin embargo, desde finales de la década de 1990 algunos autores han comenzado a analizar cómo los migrantes mantienen sus vínculos con sus sociedades de origen mientras desarrollan procesos de integración en destino, mostrando resultados que apuntan a que ambos caminos no son excluyentes y que existen estrategias que permiten combinar armónicamente la relación entre el origen y el destino (Guarnizo, Portes y Haller, 2003; Guarnizo, 2008; Itzigsohn y Saucedo, 2002; Pitkänen, Içduygu y Sert 2012; Portes, Haller y Guarnizo, 2002; Snel, Engbersen y Leerkes, 2006). En línea con estos resultados han surgido conceptos como el de ‘simultaneidad’ (Levitt y Glick, 2004) o ‘integración simultánea’ (Portes, 2005) que aluden a vivencias migratorias de doble presencia y ausencia (Sayad, 1999), entre ‘el aquí y el allí’ (Levitt, 2004).
La investigación sobre los factores que determinan la continuidad del vínculo con el país de origen se ha desarrollado en diferentes poblaciones y contextos, ofreciendo resultados heterogéneos (Levitt y Jaworsky, 2007). Una de las poblaciones migrantes más estudiadas ha sido la colombiana, en buena medida debido a la importancia numérica que los inmigrantes de este origen tienen en países como Estados Unidos o España, pero también por el interés que suscita conocer de qué manera los emigrantes de un país con una historia de violencia política mantienen sus vínculos con el lugar de origen. Además, el Estado colombiano lleva más de una década desarrollando una política activa de vinculación de sus nacionales en el extranjero, propiciando una comunidad transnacional mediante planes de acción e iniciativas legislativas (Escrivá, Bermúdez y Moraes, 2009; González-Rábago, 2012; Lafleur, 2011), que podría estar jugando un importante papel en la manera en que la población colombiana se relaciona con el país.
El presente artículo tiene como objetivo analizar los determinantes de la vinculación transnacional de las personas colombianas que residen en el País Vasco y para ello se han utilizado datos procedentes de una encuesta realizada en el año 2012 que ofrece información sobre múltiples tipos de prácticas transnacionales, tanto objetivas como subjetivas, y relacionadas con muy diferentes ámbitos de la vida del migrante. Así mismo, la base de datos dispone de numerosa información sociodemográfica y sobre la situación de integración de los inmigrantes colombianos en el País Vasco. De esta manera, se examinará cómo las características sociodemográficas y la situación de integración de estas personas tienen relación con su vinculación transnacional, identificando así el perfil de migrante con un vínculo con el origen más intenso.
Contexto y perspectiva teórica
Durante la década de 1980, diversos autores que posteriormente realizarían importantes aportaciones teóricas y empíricas a los estudios del transnacionalismo, desarrollaron teorías migratorias basadas en la estructura del mercado mundial y sus efectos en la dirección y forma de los flujos migratorios (Castells, 1989; Morawska, 1990; Portes y Walton, 1981; Sassen, 1990). La consolidación de esta manera de entender las relaciones de movilidad humana global y la constatación de una cada vez mayor comunidad de migrantes que mantienen sus relaciones y un sentido de la pertenencia con sus sociedades de origen, en oposición a la asimilación, hasta el momento pensada como inevitable, van sembrando la semilla de un interés científico cada vez mayor por abordar los procesos migratorios desde una visión más dinámica y global, de interrelación continua entre origen y destino, y que atienda a una multiplicidad de causas y efectos.
Es durante la década de 1990, con este bagaje desarrollado dentro de las nuevas teorías del sistema mundo y de la aplicabilidad de las mismas a la explicación del fenómeno migratorio internacional, cuando surge la acepción inicial de ‘transnacionalismo’, de la mano de las antropólogas Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Szanton Blanc (1992) poniendo el énfasis en los espacios sociales que se crean entre la sociedad de origen y la sociedad de destino, los cuales suponen una ruptura con el pasado en cuanto a la conceptualización de la interconexión entre ambas sociedades.
La perspectiva transnacional nació con fuerza en parte como oposición a una asumida postura asimilacionista (Blanco, 2007; Moctezuma, 2011), reinante en el contexto estadounidense en aquella época, las décadas de 1980 y 1990, y que aún sigue con gran fuerza siendo uno de los principales enfoques desde el cual mirar la integración de poblaciones migrantes con destino a sociedades occidentales. La teoría transnacional surgió cuestionando el positivismo estructuralista y funcionalista (Waldinger y FitzGerald, 2004), que se había materializado tanto en el modelo asimilacionista como en el aculturalista, dominantes en Estados Unidos a través de la militancia xenófoba, como lo postula uno de sus exponentes, Samuel Huntington (2005a y b). La evidente confrontación de las teorías clásicas de la asimilación, que es por definición unidireccional y opuesta a la diversidad,1 con las ideas sobre el enriquecimiento cultural y las diferentes ópticas de la integración en relación a la simultaneidad o la bidireccionalidad (Levitt y Glick, 2004; Portes, 2005) que los precursores del transnacionalismo tenían como ejes de guía, supuso una fuerte apuesta por parte de algunos investigadores con respecto a esta nueva idea de interconexiones individuales y comunitarias con el origen desplegadas por los migrantes en las sociedades de destino.
Con un mundo progresivamente más global e interconectado, cada vez más aspectos de la vida social tienen lugar a través de las fronteras. En ningún tiempo como ahora la creencia de que la migración es un proceso unidireccional ha sido más inverosímil y menos cierta. A medida que avanzaba la década de 1990, los académicos que comenzaban a estudiar la continuidad del vínculo con el origen de los inmigrantes en Estados Unidos desarrollaron una posibilidad teórica intermedia que conjugaba tanto la incorporación exitosa a la sociedad de acogida como la relación continuada con la sociedad de origen. Hasta ese momento las opciones de conjugar las relaciones con ambas sociedades se habían planteado como excluyentes bajo la idea de que una incorporación plena y exitosa en Estados Unidos implicaba una pérdida de los elementos culturales y de las relaciones con el origen, o que la continuación de la vinculación de origen y los valores culturales asociados a ella suponía un rechazo a la sociedad de acogida y a la incorporación en la misma. Por lo tanto, las nuevas ideas sobre la transnacionalidad rompieron con este enfoque y comenzaron a vislumbrar que una integración exitosa (en términos estructurales y socioeconómicos) no era contraria al mantenimiento de los lazos y las relaciones económicas, sociales, religiosas, políticas y culturales con las sociedades de origen (Levitt y Jaworsky, 2007).
Lo transnacional: Evolución del concepto y su medición
Si en un primer momento la literatura sobre transnacionalismo restringía el fenómeno únicamente a ocupaciones y actividades que implicaran contactos sociales regulares y sostenidos en el tiempo a través de las fronteras nacionales (Portes, Guarnizo y Landolt, 1999), con el paso de los años y la exploración de las experiencias transnacionales de los migrantes, se comienza a hablar también de vivencias y sentires transnacionales (Guarnizo, 2003). El desarrollo de una vida transnacional por parte del migrante implica el establecimiento de relaciones que superan y rebasan las fronteras y que ponen en contacto al migrante residente en su lugar de destino con una multiplicidad de sujetos, objetos y escenarios en el lugar de origen. Además de una relación tangible a través de actividades objetivamente medibles, la vida transnacional implica un sentimiento de vinculación y pertenencia doble, entre origen y destino. Es decir, el vivir transnacional se formula en presente continuo y significa el desarrollo de relaciones sociales, económicas, políticas o culturales, activas y dinámicas durante el proceso migratorio.
En esta evolución conceptual, paralelamente a la realización de los primeros estudios empíricos sobre el tema (Guarnizo, Portes y Haller, 2003; Itzigsohn y Saucedo, 2002; Portes, Haller y Guarnizo, 2002), se fueron desarrollando conceptualizaciones de lo transnacional que superaban la delimitación a actividades, abordando el estudio de la identidad y la pertenencia como parte constituyente de los procesos transnacionales (Levitt y Glick, 2004; Mahler y Pessar, 2006; Moctezuma, 2011; Smith, 2006). Las experiencias subjetivas de acción y pertenencia no siempre han sido consideradas a la hora de entender el transnacionalismo migrante y, sin embargo, autoras como Glick (2003) y Morawska (2007) sostienen que deben ser parte del análisis sobre la experiencia transnacional. Subrayan que es importante tener en cuenta no sólo las actividades formales y regulares, sino también las realizadas en circunstancias especiales, llevadas a cabo no sólo por individuos sino también por familias o comunidades nacionales, y que puedan ser llevadas a cabo dentro de la esfera privada de la vida de las personas (Levitt y Jaworsky, 2007:133).
De esta manera, según el desarrollo de diferentes formas de conceptualizar la vinculación transnacional, se han utilizado también diferentes indicadores para medirla. En su mayoría, las prácticas que se han analizado están centradas en la esfera pública de la relación con el país de origen, tales como la participación política (voto en elecciones, apoyo o financiación a partidos políticos), la participación sociocultural (asociacionismo migrante, viajes para fiestas en el lugar de origen, eventos deportivos) o actividades económicas (remesas familiares, comercio con mercancías, remesas colectivas). Sin embargo, no existe un consenso claro sobre cómo definir ni tampoco sobre cómo medir el transnacionalismo.
Por lo tanto, dada la diversidad de perspectivas y formas de medir lo transnacional, que diferentes autores han desarrollado, se considera imprescindible aclarar, en primer lugar, qué se entiende por vinculación transnacional en el contexto de esta investigación. Se considera transnacional toda aquella vinculación, objetiva o simbólica, que ponga en relación al migrante con su sociedad de origen, en cualquier ámbito de la vida en el que se produzca, tanto en la esfera privada como pública, y en el que el sujeto de origen con el que se relaciona pueda ser desde un individuo hasta un sujeto colectivo o una institución. Este concepto de transnacionalismo precisa de dos matizaciones.
En primer lugar, el concepto utilizado no presupone una regularidad mínima de la vinculación transnacional para ser considerada como tal, sino que una mayor o menor frecuencia en las prácticas establecerá diferentes grados de transnacionalismo migrante, de mayor o menor intensidad. Esta conceptualización de lo transnacional no busca diferenciar entre migrantes transnacionales y no transnacionales, sino conocer el grado en que éstos se vinculan transnacionalmente, entendiendo que la gradación contempla en su punto más bajo la inexistencia de vinculación.
En segundo lugar, esta forma de definir la vinculación transnacional no se limita únicamente a actividades propiamente dichas sino también a puestas en escena de formas de identidad y pertenencia que se muestran como condiciones de existencia y como elementos subjetivos de vinculación. De esta forma, el estudio de la vinculación con el origen abordará no sólo las formas de acción transnacional sino también de sentirse transnacional.
La definición aportada en este estudio se materializa en 25 indicadores que se detallan más adelante y que se refieren tanto al ámbito económico, político, sociocultural como al ámbito más personal o familiar de la vida del migrante (Cuadro 1).
La relación entre la vinculación transnacional y la integración
La perspectiva teórica del transnacionalismo no ha hecho sino introducir mayor complejidad a los ya de por sí complejos procesos de integración de personas migrantes en las sociedades de acogida. Actualmente ya no es posible ni adecuado estudiar la integración en destino sin atender a los vínculos y conexiones, prácticas o simbólicas, que los migrantes mantienen con sus lugares de origen como un factor interviniente que puede tener incidencia en el proceso. De hecho, ya existen algunos estudios que se han centrado en conocer de qué manera la vinculación transnacional influencia la integración en destino (Lucassen, 2006; Mazzucato, 2008; Morawska, 2004; Oeppen, 2009; Portes, 2005; Rinken, 2006; Sert, 2012; Snel, Engbersen y Leerkes, 2006).
Dentro de este intento de conocer los determinantes del transnacionalismo, se ha puesto énfasis en ciertas características sociodemográficas como el sexo, la edad en que se produjo la migración, el nivel de estudios o el tiempo de residencia (Guarnizo, Portes y Haller, 2003; Morawska, 2004; Snel, Engbersen y Leerkes, 2006), que definirían un perfil de migrante a partir del cual analizar sus vínculos transnacionales. Estos rasgos individuales son analizados de forma combinada con otros indicadores sobre la posición del migrante en la sociedad de acogida, esto es, su condición socioeconómica, sus relaciones con la población autóctona, su estatus legal, etcétera. Una buena posición dentro de la sociedad de acogida es considerada como un indicador de integración exitosa (Lucassen, 2006). Sin embargo, esta forma de entender la relación entre transnacionalismo e integración no tiene en cuenta otros indicadores relativos del bienestar del migrante que pueden estar condicionando la vinculación con su origen. Es decir, en qué medida una integración en la sociedad de acogida en términos de identidad, de satisfacción con la vida y de bienestar social determinan una mayor o menor relación transnacional (Wright, 2012).
Por lo tanto, se considera importante en el presente estudio abordar la relación entre transnacionalismo e integración bajo un enfoque tridimensional de la integración, que tenga en cuenta no sólo las características demográficas y la posición material-estructural del migrante en la sociedad de acogida, sino también que analice como posibles determinantes del transnacionalismo otras variables de integración (que se detallan en el siguiente apartado), tanto en la dimensión relacional-sociocultural como en la dimensión personal-identitaria (Solé et al., 2011; Wright, 2011).2
Por tanto, partiendo desde este marco conceptual y analizando el grupo nacional y el contexto en el que se enmarca la investigación, la hipótesis principal del estudio sería que la vinculación transnacional de la población colombiana residente en el País Vasco no es incompatible con el desarrollo de un proceso normalizado de integración (material, relacional e identitaria). Por tanto, serían las personas colombianas con mayor tiempo de residencia, mayor regularidad administrativa y mayor participación sociopolítica en el contexto de destino, las que en mayor grado mantendrían los vínculos con Colombia. Además, se pretende comprobar la existencia de diferentes determinantes de la vinculación transnacional en función del sexo de las personas migrantes.
Metodología
Se ha utilizado como base de datos la Encuesta a Población Andina en el País Vasco 2012 (EPAPV) (n=604) que recoge información sobre personas nacidas en Colombia, Ecuador y Perú residentes en el País Vasco. La EPAPV contiene datos sobre características sociodemográficas de los migrantes, su situación de integración en España y su relación con el país de origen. Para este estudio se utilizó sólo la información de la muestra de personas colombianas (n=271), ya que se ha pretendido la comparación de los resultados con otros estudios que también habían tenido como población objeto de estudio a la población procedente de Colombia.
La población colombiana migró de forma muy intensa a partir de mediados de la década de 1990 y principios del siglo XXI a España, con aumentos porcentuales de la población colombiana de 180 % en el año 2000 y de 105 % en 2001, llegando a un stock residente de más 370 000 personas en 2012 (Padrón Municipal de Habitantes, España). En el País Vasco, la nacionalidad colombiana ha sido la principal residente desde 2002. Es una población por tanto con un tiempo de residencia medio de siete años, con una alta inserción laboral y con una regularidad administrativa alta (43 % tenía nacionalidad española en el momento de realizar la encuesta).
La EPAPV utilizó un muestreo no aleatorio de conveniencia con cuotas de sexo, grupos de edad y país de nacimiento establecidas a partir de los datos del Padrón Municipal de Habitantes.3 Muestreos no aleatorios como el de conveniencia resultan una de las mejores opciones para el caso de poblaciones de difícil cobertura, como la de personas inmigrantes, en las que no existe un marco muestral o es de difícil acceso (Delclos et al., 2011; Rinken, 2003). Se tomó como referencia todo el territorio del País Vasco, considerando tanto las tres principales ciudades, así como también municipios de tamaño medio y pequeño. El número total de personas encuestadas fue de 271. Este tamaño de muestra supone que, de haberse realizado un muestreo aleatorio, el margen de error para un nivel de confianza de 95 % y asumiendo la variabilidad máxima, p=q=0.5, sería de 5.91 %.
Para la selección de la muestra se plantearon diferentes estrategias para contactar a los entrevistados. Por un lado, la selección ajustada a las cuotas por parte de las personas encuestadoras en espacios de alta concentración de inmigrantes, estableciendo preferencias que no distorsionasen los resultados en torno a algunas cuestiones centrales en la encuesta, como el caso de las prácticas transnacionales, indicando no sobredimensionar lugares como los locutorios o las remesadoras. Y, por otro lado, se realizó un proceso de difusión de la investigación en la que permitimos la autoselección del encuestado a participar en la muestra. A partir de estos dos primeros puntos de arranque, se continuó la selección de casos por bola de nieve (Beauchemin y González-Ferrer, 2011).
Todas las estrategias y procedimientos utilizados para la selección de los casos invitan a pensar que a pesar de no ser un muestreo aleatorio, la captación de los encuestados ha pretendido acercase a la idea de aleatoriedad (Rinken, 2003) en la mayor medida posible. Esta cuestión y la fijación de cuotas han contribuido dentro de las limitaciones establecidas a mejorar la representatividad de los datos de la EPAPV.
Para el análisis de la vinculación transnacional se construyó un índice de transnacionalismo a partir de 25 indicadores sobre la relación del migrante con su lugar de origen y que englobaban prácticas de tipo económico, político, sociocultural y personal, desarrolladas tanto en el propio país de origen, Colombia, como desde España pero con relación directa con el lugar de origen. En su mayoría, los indicadores incluidos en el índice han sido utilizados con anterioridad en otros estudios empíricos en este campo de conocimiento (Guarnizo, 2008; Portes, Escobar y Walton, 2007), pero además se han considerado también otros indicadores que consiguieran aprehender, desde una visión integral, las diferentes formas de vinculación con el origen, tanto objetivas como subjetivas, y tanto en la esfera pública como privada de la vida del migrante, de forma coherente con el concepto holístico que hemos definido antes (véase listado de indicadores en Cuadro 1)
Así, se tomaron en cuenta prácticas y percepciones sobre la vinculación del migrante con su origen y se otorgaron puntuaciones entre 0 y 1 a las diferentes categorías de las variables seleccionadas, considerándose 0 a aquellas categorías que indicaban la inexistencia de vinculación trasnacional y 1 a aquellas que suponían una mayor relación con el país de origen. Las categorías intermedias se puntuaron como 0.5 en la mayoría de los casos, ya que el rango era de tres en muchas de las variables, o 0.3 y 0.6 para aquellas cuyo rango era cuatro.
A partir de esta asignación de puntuaciones entre 0 y 1 se realizó un análisis factorial, concretamente un análisis de componentes principales, para extraer factores que agrupasen las 25 variables. Ello dio como resultado ocho factores que mediante ponderaciones4 se agruparon en cuatro dimensiones de transnacionalismo que respondían a cuatro tipos de vinculación transnacional según su intensidad y ámbito en que se desarrollan, desde un mero interés por el país de origen hasta la realización de actividades concretas, y dentro de la esfera privada o pública. Estas dimensiones fueron denominadas “interés personal”, “interés social”, “acción personal” y “acción social”. En el Cuadro 1 se muestran las prácticas transnacionales que aglutinan cada dimensión. Posteriormente, para una mayor facilidad en el análisis comparativo se estandarizaron las puntuaciones obtenidas para cada caso de nuestra muestra en una escala de 0 a 100 puntos, donde el individuo con menor puntuación en cada dimensión toma el valor cero y el individuo con mayor puntuación toma el valor 100.
Una vez ponderados los factores y construidas las cuatro dimensiones, se creó el índice de transnacionalismo (IT) como resultado de la suma simple de las puntuaciones de las cuatro dimensiones, pero conservando la escala de 0 a 100. De esta manera se llegó a un índice que aglutinaba un total de 25 indicadores. El índice aborda la transnacionalidad como un concepto multidimensional y en el que debe atenderse no sólo a las actividades que realiza el migrante para relacionarse con su país de origen, sino también ciertas formas de vinculación subjetiva que ponen al migrante en relación con su origen y con ciertas maneras de ser y de identificarse, a través de la distancia en el espacio transnacional.
Aunque se realizó también un análisis de los determinantes de cada tipo de práctica transnacional según las cuatro dimensiones, las cuales se muestran en el Cuadro 4, la descripción de los resultados gira en torno a los determinantes de la vinculación transnacional global medida a través del IT construido a partir de las cuatro dimensiones (Cuadro 3).
+ p<0.10 *p<0.05 **p< 0.01
Nota: Ref. indica la categoría tomada como referencia en cada variable.
Fuente: Elaboración propia, con base en Encuesta a Población Andina en el País Vasco, 2012.
+ p<0.10 *p<0.05 ** p< 0.01
Nota: Ref. indica la categoría tomada como referencia en cada variable.
Fuente: Elaboración propia, con base en Encuesta a Población Andina en el País Vasco, 2012.
Se realizó un análisis de regresión lineal tomando como variable dependiente el IT y seleccionando como variables independientes varias características sociodemográficas y de integración del migrante en España. Entre las variables sociodemográficas encontramos el sexo, la edad, el nivel educativo, el tiempo de residencia en España y la composición familiar, tanto en Colombia como en España. Por otro lado, como variables de integración se han seleccionado la situación administrativa, la condición socioeconómica, la relación con personas autóctonas (tanto en la vida cotidiana como en términos de ocio y tiempo libre), la participación en asociaciones, la experiencia de discriminación, el sentimiento de integración, la satisfacción con la vida y el bienestar social. Para medir la satisfacción con la vida se utilizó la Satisfaction with Life Scale (SWLS) de Ed Diener y sus colegas (1985), en su versión adaptada al castellano y validada (Vázquez, Duque y Hervás, 2013) y para medir el bienestar social se usó la Escala de Bienestar Social de Core Lee Keyes (1998) en su versión validada y traducida al castellano (Blanco y Díaz, 2005). La elección de las variables de integración ha respondido a la consideración de los tres tipos de integración del migrante en las sociedades receptoras mencionadas antes, esto es, la integración material-estructural, la relacional-sociocultural, y la personalidentitaria (Wright, 2011).
Se construyeron dos modelos de regresión, el primero incluyendo únicamente las variables sociodemográficas, y el segundo que incorporaba también las variables de integración. En términos generales se ha tomado como referencia la primera categoría que aparece en cada variable, sin embargo, en algunas variables y en relación con alguna de las dimensiones, se ha preferido tomar como referencia aquella categoría que mostraba la puntuación mínima o máxima de transnacionalismo, de cara a facilitar el análisis y mostrar las diferencias existentes de una manera más sencilla y legible. En cualquier caso, la categoría de referencia se indica expresamente en cada variable (Cuadro 3). Se comprobaron los supuestos de linealidad, normalidad, homocedasticidad y no colinealidad mediante pruebas con SPSS. Los análisis se hicieron de forma separada para hombres y para mujeres, además de para el conjunto de la población. Se utilizó el sexo como variable de estratificación ya que numerosos estudios han mostrado que existe evidencia de que “hombres y mujeres tienen visiones diferentes de los países de origen y de destino” (Guarnizo, Portes y Haller, 2003:1216). Además, la relación de hombres y mujeres con el lugar de origen y su incorporación a la sociedad receptora es claramente diferente, en especial en torno a la vinculación de los migrantes (Jones-Correa, 1998; Pessar y Mahler, 2003). El enfoque de género en los análisis migratorios resulta clave para comprender en mayor medida cómo se producen ciertos procesos sociales y cuáles son sus determinantes (Mahler y Pessar, 2006).
Resultados
Descripción sociodemográfica de la población
De la población analizada, 43.2 % son hombres y 56.8 % mujeres, distribución similar a la del conjunto de la población colombiana residente en el País Vasco. Es principalmente una población joven, en edad activa, con 84.1 % del total entre 18 y 49 años, y que en su mayoría (53.5 %) lleva residiendo en España entre nueve y 14 años (llegados entre 1998 y 2003). Su nivel de estudios es alto, con 52 % de los hombres y 57 % de las mujeres que tienen bachillerato o estudios universitarios. Y en relación con la situación familiar, la mayoría de la población colombiana analizada no tiene ni pareja ni hijos en el país de origen (73.1 % entre los hombres y 74.2 % entre las mujeres), aunque sí otro tipo de familiares como padres, madres, hermanos u otros (25.2 % en los hombres y 22,4 % en las mujeres).
La vinculación transnacional de los migrantes colombianos: Diferentes ámbitos, desigual, intensidad
El Cuadro 2 muestra la proporción de personas colombianas que realizan cada uno de los tipos de prácticas transnacionales que se han incluido en el estudio. Se han distinguido cuatro dimensiones: la económica, la política, la sociocultural y la personal.
Las prácticas económicas tales como el envío frecuente de remesas o las inversiones en Colombia (vivienda, negocios, tierras) son realizadas por aproximadamente uno de cada cuatro hombres, mientras que entre las mujeres, el envío de remesas es una práctica más común, realizada por casi la mitad de éstas. Además, un fuerte sentimiento de vinculación con la economía colombiana es también frecuente, mientras que otras prácticas económicas como las remesas colectivas o el comercio con mercancías son muy escasas entre la población estudiada.
Por otro lado, en relación con las prácticas políticas, los datos muestran una pequeña proporción de personas que tienen una vinculación política fuerte al menos expresada en términos formales, tales como el voto (15.9 % en hombres y 19 % en mujeres), la pertenencia a partidos políticos o la participación en asociaciones vinculadas a Colombia (Cuadro 2). Así mismo, una proporción relativamente pequeña de personas dice sentirse vinculada con la política colombiana. Sin embargo, es destacable el elevado porcentaje de los que dicen seguir las noticias políticas del país (82.4 % en hombres y 68.1 % en mujeres), mostrando que a un nivel menos comprometido el interés por la política de origen sigue vigente tras la emigración.
En tercer lugar, y en el mismo sentido que lo anterior, las prácticas socioculturales tales como el consumo de medios de comunicación o de productos colombianos es una actividad muy frecuente. Además, se aprecian diferencias en la participación en actividades entre hombres y mujeres, siendo más frecuentes las de tipo religioso entre éstas (25.4 %), y las de tipo deportivo entre los varones (25.9 %).
Y por último, en referencia a las prácticas personales o de tipo más familiar, se aprecia que el contacto frecuente con la familia en el país de origen es muy habitual, aún más en mujeres que en hombres, mientras que en el caso de los amigos, el contacto es menor. Este patrón se repite al observar la frecuencia de un fuerte sentimiento de vinculación, que es muy mayoritario en relación con la familia, y menos acusado cuando se trata de los amigos. Así mismo, en términos subjetivos, la influencia de las circunstancias de Colombia en las decisiones o la presencia del país en el día a día de las personas colombianas es también elevada. Finalmente las visitas cada cierto tiempo a Colombia, aunque frecuentes, son menores en hombres (71.9 %) que en mujeres (79.4 %).
De los datos mostrados en el Cuadro 2 se desprende que la población colombiana en el País Vasco tiene una vinculación transnacional muy asociada al ámbito familiar y personal, y que las prácticas de tipo sociocultural y político son minoritarias. Analizando todas las prácticas recogidas, se destaca un transnacionalismo ligado al ámbito privado de la vida del migrante, y que apenas contempla la participación a través de prácticas en la esfera pública colombiana. En este sentido, es destacable la frecuencia del contacto con la familia que reside en Colombia, suponiendo un mantenimiento intenso de la relación en la distancia, y en mayor medida en mujeres que en hombres. Además, el contacto no es igual dependiendo de la composición familiar en el país de origen (datos no mostrados), siendo más frecuente cuando existe un grupo familiar nuclear, es decir, cuando son la pareja y los hijos, o al menos alguno de ellos, los que residen en Colombia. La influencia de la existencia de familia nuclear en el origen se muestra también en otro indicador clave de vinculación transnacional, el envío de remesas, y especialmente entre las mujeres. Entre éstas, 44.2 % envía dinero al menos de forma trimestral a su familia, pero esta proporción asciende a 70.1 % cuando tienen pareja y/o hijos en Colombia (datos no mostrados). Se muestra, por tanto, la relevancia que tiene contar con familia nuclear en la continuidad del vínculo y plantea la necesidad de profundizar sobre qué ocurre cuando la familia más cercana se reagrupa o no existe.
Como vemos, las actividades transnacionales que se desarrollan en la esfera pública son menos frecuentes, mostrando un comportamiento transnacional más débil en este sentido. Es destacable que más de 80 %, tanto en hombres como en mujeres, no haya votado nunca en elecciones de su país desde que reside en España, ni pertenezca a organizaciones vinculadas a su país, como asociaciones de migrantes (más de 90 %).5
La puntuación media del índice de transnacionalismo en la población colombiana es de 42.8 puntos en hombres (DT 8.7) y 42.9 en mujeres (DT 8.5). Además, la mediana es muy similar a la media (42.9 en hombres y 42.2 en mujeres) indicando que se trata de una distribución simétrica. Los percentiles 25 (37.1 en hombres y 36.7 en mujeres) y 75 (48.7 en hombres y 46.8 en mujeres) indican una distribución bastante concentrada en torno a la media.
Tras el análisis descriptivo, y antes de comenzar con el análisis de los determinantes de la vinculación transnacional a través del índice global, se ofrecen a continuación algunos apuntes sobre los resultados de la relación entre cada una de las dimensiones de transnacionalismo y las características de la población colombiana. En primer lugar, respecto a la dimensión “interés personal” son las mujeres quienes tienen más vinculación de este tipo frente a los hombres, y especialmente aquellas personas con estudios secundarios o superiores frente a un menor nivel. El hecho de tener familia en Colombia también tiene relación con esta dimensión, y especialmente en mujeres. Además, son las personas que dicen sentirse más integradas las que puntúan significativamente más alto en este tipo de prácticas transnacionales (Cuadro 4).
En segundo lugar, la dimensión “interés social” es influida por variables sociodemográficas como el sexo, la edad, la familia residente en España, y por variables de integración relacionadas con la participación y el bienestar social, como el caso de la participación en asociaciones y el bienestar social. Los hombres muestran una puntuación significativamente mayor que las mujeres en esta dimensión, al contrario de lo que ocurría en la anterior.
Por otra parte, son las personas con más tiempo de residencia en España, especialmente mujeres, quienes puntúan más alto en la dimensión “acción personal transnacional”. Se observa, además, una mayor vinculación de este tipo según la condición socioeconómica del migrante, siendo significativamente menor a medida que ésta es más precaria, especialmente en varones desempleados y estudiantes.
Finalmente, la “acción social” parece estar relacionada significativamente con el nivel de estudios en los hombres, que hace aumentar ésta entre aquellos con estudios universitarios frente a estudios primarios o menos. Así mismo, la condición socioeconómica del migrante, especialmente en mujeres, tiene relación con este tipo de vinculación, disminuyendo significativamente cuando desciende la cualificación del trabajo, o la persona se encuentra en desempleo, realizando labores del hogar, o es estudiante. Pero la variable de integración más importante que incide en la “acción social transnacional” es la participación en asociaciones, lo cual muestra la importancia de la participación social activa en destino, para esta vinculación en el lugar de origen.
Determinantes de la vinculación transnacional: La importancia de la posición socioeconómica, la participación social en destino y la composición familiar en origen
Tal y como se ha explicado en la metodología, se ha construido un índice de transnacionalismo (IT) que posiciona a las personas migrantes en una escala de 0 a 100 según sus prácticas de vinculación con el país de origen. De esta manera, se han analizado las diferencias en la vinculación transnacional según las características sociodemográficas de la población y según las principales variables de integración antes definidas. En primer lugar, el modelo 1 del Cuadro 3 muestra las diferencias en la vinculación ajustando por el sexo, edad, nivel educativo, tiempo de residencia y composición familiar en Colombia y en España. Así, el sexo, la edad y el tiempo de residencia no marcan diferencias significativas en la relación del migrante con su país de origen. Sin embargo, tanto el nivel educativo como la composición familiar parecen establecer un diferente comportamiento transnacional. Por un lado, son las personas colombianas de un nivel educativo superior (universitarios) las que más se vinculan con Colombia frente a aquellas con estudios primarios, y ello tanto en hombres como en mujeres. Y por otro lado, las personas con pareja y/o hijos en Colombia tienen una puntuación mayor en el índice de transnacionalismo frente a aquellas que tienen únicamente familia extensa (sin pareja o hijos) o no tienen familia (diferencias significativas para el conjunto y en mujeres). La importancia de la familia se observa también en relación a la composición familiar en España, siendo más alta la vinculación entre aquellas personas con una familia extensa (nuclear y no nuclear) en el país de destino, aunque las diferencias dejan de ser significativas al analizarlas por separado en hombres y mujeres.
Si bien el efecto de tener familia en el país de origen sobre una mayor vinculación podía parecer lógica y de acuerdo con la hipótesis de que los lazos familiares son impulsores del transnacionalismo, en el caso de la relación entre la composición familiar en España y la vinculación con el origen no era tan previsible, y de alguna manera, rompe con la idea de que la configuración de una familia en España, bien sea por reagrupación o bien por nueva creación en destino, favorece la ruptura con el mundo de origen.
Al incorporar al análisis las variables de integración (modelo 2), observamos que el nivel de estudios y la composición familiar en Colombia sigue manteniendo el efecto sobre la vinculación y en el mismo sentido expresado anteriormente. Sin embargo, la composición familiar en España, aunque sigue siendo más alta la relación con origen cuanto más ampliada es la familia residente en el país de destino, la relación deja de ser significativa.
Por otro lado, el modelo 2 nos muestra que la estabilidad legal en España tiene relación con la vinculación, siendo significativa para aquellos que tienen nacionalidad española o comunitaria, muy probablemente por el efecto que tiene la doble nacionalidad sobre la posibilidad del migrante de viajar a su país cada cierto tiempo sin obstáculos legales. Además, son las personas con trabajo de cualificación media las que más se vinculan, siendo significativamente menor el vínculo para aquellas con trabajo de baja cualificación y las que se dedican a labores del hogar y el cuidado. Si desagregamos el análisis por sexo, la relación entre la condición socioeconómica y la vinculación transnacional es significativa sólo en el caso de las mujeres.
Por otro lado, en términos del efecto de las relaciones en la sociedad de destino sobre las prácticas transnacionales, vemos que sólo en el caso de las mujeres las relaciones sociales cotidianas con personas extranjeras tienen incidencia, aumentando significativamente su vinculación. Así mismo, la participación en asociaciones, bien compuestas por personas autóctonas o bien sólo por personas extranjeras, tiene relación con el transnacionalismo. El hecho de participar activamente en una asociación, de cualquier tipo que ésta sea,6 incrementa la vinculación con el origen, siendo aún más importante el efecto cuando la asociación pone en relación al migrante con personas extranjeras, normalmente de su mismo origen nacional, propiciando su vinculación. La relación es significativa tanto para hombres como para mujeres, aunque parece que la composición de personas extranjeras tiene mayor relevancia en el caso de las mujeres que de los hombres.
Por último, en relación con las variables de integración personal, es decir, acerca del bienestar y del sentimiento de pertenencia de los migrantes, observamos que sólo el bienestar social muestra relación con la vinculación transnacional en el grupo de las mujeres. A medida que disminuye el bienestar social disminuye también la vinculación, que es significativamente menor entre aquellas personas que puntúan bajo en bienestar social frente a las que puntúan alto. Es decir, el hecho de sentirse parte del grupo y de la comunidad y sentirse valorado dentro de ella, ayuda a relacionarse más con el origen. El resto de variables relacionadas con la satisfacción con la vida, el sentimiento de integración o la discriminación no muestran relaciones significativas con un mayor o menor vínculo transnacional, no pudiendo por tanto aceptar la idea de que son los menos satisfechos, más discriminados y con menor sentimiento de integración en la sociedad de destino los que más se vinculan al origen. De hecho, aunque las diferencias no son significativas, vemos que aquellos que dicen sentirse más satisfechos y más integrados son los que puntúan más alto en el índice de transnacionalismo.
Conclusiones
Los resultados del estudio muestran que la población colombiana en el País Vasco tiene una vinculación transnacional muy asociada al ámbito familiar y personal, siendo minoritaria la existencia de relación en términos de relación sociocultural y política con el país de origen. Además, el análisis de los determinantes de la vinculación muestra la importancia de algunos rasgos personales de los migrantes para entender su relación con el origen, entre los que destacan el nivel de estudios y la composición familiar en Colombia. A su vez, se han mostrado también como importantes determinantes de la vinculación algunas características relacionadas con la integración, como la documentación, la condición socioeconómica y la participación en asociaciones.
Si bien el contacto con la familia y el envío de remesas son prácticas frecuentes entre la población colombiana, otros tipos de formas de vinculación con el país de origen resultan muy poco frecuentes. Así, se concluye que la importancia de lo transnacional en la vida del migrante está mediada por el ámbito privado de sus relaciones personales, relegando a un segundo plano el interés y la participación a través de prácticas en el ámbito público. Estos resultados son consistentes con los encontrados en otros estudios sobre transnacionalismo en Europa. Como destaca Luis Eduardo Guarnizo (2008), es el sostenimiento de las relaciones microsociales individuales y familiares las que sobresalen en el caso de la población colombiana. Así, la escasez de participación electoral, por ejemplo, no es sorprendente para el caso colombiano, ya que la cultura política está predominada por el escepticismo y la desconfianza en el proceso electoral. Sin embargo, los resultados de nuestro estudio se confrontan con los encontrados en el contexto estadounidense en el plano de la vinculación sociopolítica no electoral (Guarnizo, Portes y Haller, 2003) con una participación en estas prácticas mucho mayor. Nuestros resultados de baja participación sociopolítica, tanto formal como informal, son similares a los encontrados en el caso de la población colombiana en Londres (Guarnizo, 2008), y como señala el propio autor del estudio londinense, son quizá factores asociados al contexto de destino, europeos en los dos casos, los que están actuando tras este débil comportamiento transnacional.
En segundo lugar, a pesar de la poca frecuencia que algunas prácticas transnacionales tienen entre la población colombiana en el País Vasco, es destacable la identificación de ciertas características sociodemográficas y de integración como determinantes de la vinculación. Por un lado, el nivel de estudios marca diferencias en la relación con el lugar de origen, siendo las personas con estudios superiores (universitarios) los que muestran una mayor vinculación frente a aquellas con estudios primarios o menos, y con especial relevancia en el caso de los hombres. Estos resultados coinciden con aquellos encontrados para el caso estadounidense, en el que se muestra que son los inmigrantes con mayor nivel de estudios los que más probabilidad tienen de participar en cualquier tipo de práctica transnacional, aunque de forma especial en aquellas relacionadas con la vinculación más social y política.
Por otro lado, de los resultados de nuestros análisis se puede concluir también la relevancia de la existencia de familia en el país de origen, y especialmente de familia nuclear propia (pareja y/o hijos). Tener familia en Colombia incrementa la vinculación transnacional, especialmente en el caso de las mujeres. Los resultados, sin embargo, no nos indican que exista relación significativa entre variables como el sexo, la edad o el tiempo de residencia en el país de destino. En el caso del sexo, ser hombre o mujer no ejerce una influencia decisiva sobre tener una mayor o menor vinculación con el origen, resultados que contradicen los hallazgos de Portes (2003). La relación entre el sexo y la vinculación transnacional es ambigua a lo largo de la literatura internacional, mostrando influencia dependiendo de los grupos nacionales y del tipo de práctica transnacional que se analice. De hecho, Snel y sus colegas, para el caso holandés, tampoco encontraron que la participación en actividades transnacionales estuviera relacionada con ser hombre o mujer.
Además, nuestros resultados muestran que el tiempo de residencia en España no tiene relación con una mayor o menor vinculación con Colombia. Estos resultados no se encuentran en la línea de lo encontrado en otros contextos, en donde el tiempo de residencia muestra una relación importante con la vinculación, siendo mayor a medida que el migrante lleva más años residiendo en el país (Portes, 2005; Snel, Engbersen y Leerkes, 2006). Una de las razones por las que esta diferencia de resultados se produce puede tener que ver con el escaso tiempo de residencia de la población inmigrante en España, que provoca que los grupos en los que se ha dividido nuestra muestra (menos de cinco años, entre 5 y 12 años, y 13 o más años) sean muy similares.
Analizando la relación de la vinculación con algunas características que tienen que ver con la integración desde las tres dimensiones de la misma (material, relacional y personal), se aprecia la incidencia principalmente de la situación documental del migrante, su condición socioeconómica y su participación en asociaciones en España. Tener nacionalidad española u otra comunitaria (Unión Europea) aumenta la vinculación frente a estar en una situación de indocumentación, siendo el efecto de esta situación más fuerte que el encontrado en otros estudios, en donde la ciudadanía del país de destino no supone una mayor vinculación pero tampoco reduce la probabilidad de pertenecer a organizaciones transnacionales o de participar en la vida social y política en el país de origen (Portes, 2005).
Por otro lado, son las personas que se encuentran trabajando en puestos de cualificación media las que muestran más relación con origen, frente a aquellas que trabajan en puestos de baja cualificación o aquellas personas que se dedican a labores del hogar. Estos resultados van en la línea del transnacionalismo dependiente de recursos bajo la idea de que no contar con recursos de tipo económico puede impedir el compromiso inicial para realizar prácticas transnacionales, no sólo en aquellas directamente relacionadas con lo económico como las remesas, sino en cualquier otra que implique recursos de tiempo y esfuerzo, dedicados prioritariamente para mejorar su situación desfavorecida en la sociedad de destino. Sin embargo, una vez que las personas inmigrantes cubren sus necesidades básicas en el lugar de residencia, es cuando se vinculan también a la sociedad de origen. Es decir, las prácticas transnacionales se constituyen entre aquellos con la información, la estabilidad y los recursos de tiempo y dinero suficientes para dedicarse a estas actividades.
Finalmente, entre las variables asociadas a la integración en España, destaca por su relación con la vinculación transnacional la participación en asociaciones, de cualquier tipo y no necesariamente relacionadas con el origen. De hecho, es el hecho de participar o no, y no tanto el tipo de asociación, lo que parece apoyar su relación con la vinculación. Se podría decir por tanto, que el hecho de ser activo socialmente en la sociedad de destino es indicativo también de una mayor relación con el origen, y aún más cuando la actividad pone en contacto con la extranjería, como es el caso, por ejemplo, de las asociaciones de inmigrantes.
Contrariamente a lo que apuntan otros estudios (Guarnizo, Portes y Haller, 2003; Itzigsohn y Saucedo, 2002; Portes, 2005; Portes, Escobar y Walton, 2007), la experiencia de discriminación individual de la población colombiana en el País Vasco no tiene relación con una mayor vinculación transnacional. El transnacionalismo reactivo, identificado por Itzigsohn y Saucedo (2002) como uno de las posibles explicaciones de la relación entre transnacionalismo e integración, no se produce en el caso de nuestra población objeto de estudio, mientras que la discriminación sí parece aumentar algunos tipos de vinculación en otros contextos. Además, en relación con la percepción subjetiva de integración en la sociedad de destino, podemos concluir que el sentimiento de integración no muestra relación significativa con seguir vinculado con origen, por lo que no se podría concluir que ambos procesos son incompatibles.
Por lo tanto, estos resultados no muestran una incompatibilidad entre la vinculación con el lugar de origen y la integración en la sociedad de destino. La situación objetiva del migrante en términos de su condición socioeconómica, su estabilidad legal en España y su participación asociativa indican que son aquellos con una posición más estable, segura y participativa, los que se vinculan en mayor medida con sus lugares de origen. Además, la percepción subjetiva del migrante sobre su propia integración y su experiencia de discriminación no muestran relación con el transnacionalismo, indicando que ambos procesos, de integración en destino y de vinculación con origen, son compatibles desde el punto de vista del migrante. En todo caso, las formas de vinculación transnacional en la población colombiana en el País Vasco están muy conectadas con el mantenimiento de las relaciones personales en la esfera privada, siendo muy reducido el peso que tiene la vinculación en términos sociales en la esfera pública.