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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.12  Tijuana ene./dic. 2021  Epub 25-Jun-2021

https://doi.org/10.33679/rmi.v1i1.2220 

Artículos

La acogida y la integración de refugiados en Portugal: recuperando las voces de los actores

1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, Argentina, alejandro.goldberg@gmail.com


RESUMEN

Este artículo analiza de forma articulada las trayectorias experimentadas por un grupo de refugiados sirios acogidos en Portugal, en el marco del programa europeo de recolocación (2015-2017), y las políticas adoptadas, así como los programas ejecutados, para acogerlos e integrarlos en el país. A partir del desarrollo de una metodología etnográfica, se recuperaron las perspectivas de los propios sujetos actores de esos procesos. Por medio del análisis de sus narrativas fue posible detectar una serie de déficits, falencias y necesidades de desarrollo no cubiertas, en términos de programas de acogida y políticas de integración, los cuales pueden sintetizarse en tres principales: lenguaje (falta de enseñanza eficaz del idioma portugués), trabajo (falta de herramientas de apoyo para su búsqueda e inserción laboral) y capacitación (falta de formación). Un cuarto elemento a considerar en el análisis es el de los obstáculos estructurales, fundamentalmente aquellos de orden burocrático- clientelar.

Palabras clave: 1. acogida; 2. refugiados; 3. integración; 4. Portugal; 5. Lisboa

ABSTRACT

This paper analyzes, in an articulated way, the trajectories experienced by a group of Syrian refugees hosted in Portugal, within the framework of the European relocation program (2015-2017), and the policies adopted, as well as the programs implemented, to host and integrate them in the country. From the development of an ethnographic methodology, the perspectives of the actors themselves of these processes were recovered. Through the analysis of their narratives, it was possible to detect a series of deficits, shortcomings, and development needs not covered in terms of refugee-hosting programs and integration policies, which can be synthesized into three main ones: language (lack of effective teaching of the Portuguese language), work (lack of support tools for its search and job placement) and training (lack of training). A fourth element to consider in the analysis is that of structural obstacles, fundamentally those of bureaucratic-clientele order.

Keywords: 1. hosting; 2. refugees; 3. integration; 4. Portugal; 5. Lisbon

Introducción

Los últimos datos disponibilizados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), muestran que en el mundo hay 272 millones de migrantes internacionales, lo cual representa el 3.5 por ciento de la población mundial. De éstos, 70.8 millones de personas se encontraban desplazadas forzadamente de sus hogares en todo el mundo, como resultado de persecuciones, conflictos, violencias, desastres ecológicos o violaciones a los derechos humanos; 25.9 millones residen fuera de sus países de origen;

41.3 millones desplazados internos y 3.5 millones solicitantes de refugio (ACNUR, 2019). La misma fuente especifica que 82 por ciento del total mundial (16.6 millones) de personas refugiadas o solicitantes de refugio, proviene de diez países, en este orden: Siria, Afganistán, Sudán, Myanmar, Somalia, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Eritrea y Burundi (ACNUR, 2019), en los que la intensificación y prolongación de los conflictos bélicos continúa agravando una de las crisis humanitarias globales más acuciantes de la historia reciente.

De acuerdo a la OIM, estas estadísticas configuran a Siria como el único país en el que el desplazamiento forzado afecta a la mayoría de la población, y el país con mayor número de personas desplazadas en el mundo, aproximadamente 12 millones de personas: 5.5 millones de refugiados en terceros países; 6.3 millones de desplazados internos y 185 000 solicitantes de asilo (OIM, 2019). Los países cercanos a los principales focos de conflictos violentos, apuntados anteriormente, albergan los campos de refugiados más poblados. Así, Turquía es el país con mayor número de refugiados dentro de sus fronteras, mayoritariamente sirios, seguido de Pakistán; mientras que el Líbano tiene la mayor concentración de refugiados en su territorio en relación al total de población (OIM, 2019).

Contrariamente a la creencia que se pretende imponer a través de discursos políticos xenófobos y manipulaciones de determinados medios de comunicación en Europa, los datos permiten comprobar que los países europeos concentran únicamente 17 por ciento de la población refugiada en el mundo, siendo Alemania el único que destaca en cantidad (OIM, 2019).

Lo anterior, a pesar de que las costas del sur de Italia y de Grecia experimentaran un aumento en las llegadas de embarcaciones con personas africanas provenientes de Libia, en el primer caso, y fundamentalmente sirias desde Turquía, en el segundo. El referido escenario, que tuvo su pico en 2014 y que fue designado como “crisis de refugiados”, obligó a la Unión Europea (UE) a adoptar medidas para controlar y gestionar esos flujos (Padilla y Goldberg, 2017). Como resultado de ello, fue creada en mayo de 2015, la Agenda Europea sobre Migración, con el objetivo de implementar respuestas coordinadas a nivel de la UE respecto a los desafíos de la problemática planteada.

Entre las acciones definidas, se estableció el traslado (la recolocación/reubicación) de los solicitantes de asilo que llegaban a los principales puertos de destino en el continente: Italia y Grecia, así como el reasentamiento de refugiados que se encontraban en países externos a la UE (como en el Artículo 78/3 del Tratado de Funcionamiento de la UE), aunque ninguna medida fue tomada hasta hoy para proteger a las personas que cruzan el mar Mediterráneo, ruta que desde 2014 a 2019 se había cobrado la vida de 15 000 personas (ACNUR, 2019).

La realidad muestra una política europea que potencia el axioma de seguridad -en detrimento del paradigma de derechos humanos- basado en la noción de la “Europa fortaleza” (Goldberg, 2007; Sassen, 2013) y la externalización de sus fronteras, contribuyendo de esta forma a la reproducción global de una necropolítica (Mbembe, 2011) criminal, direccionada por el occidente capitalista, que ejecuta un plan de exterminio sistemático y selectivo contra determinadas poblaciones socioculturales de migrantes y desplazados africanos y de Oriente Medio (Caminando Fronteras, 2019). Y para aquellos ciudadanos europeos que se oponen a este estado de injusticia y deshumanización, que se organizan para ayudar a estas personas, que se solidarizan con ellas, se aplica la ley de la persecución.

Fue así que mediante la Decisión 2015/1601 del Consejo (UE), del 22 de septiembre de 2015, que aprobaba las cuotas por países para reubicar a los refugiados de los hot spots de Italia y Grecia, quedó establecido un contingente de 1642 personas que recibiría Portugal: 388 desde Italia y 1.254 desde Grecia. Así, entre el 17 de diciembre de 2015 y el 29 de noviembre de 2017, 1.520 personas fueron acogidas bajo el Programa Europeo de Recolocación (de ahora en adelante, PER), tratándose mayoritariamente de hombres jóvenes (18 a 35 años) provenientes de Siria, Irak y Eritrea, en ese orden, quienes fueron distribuidos en 89 municipios del país, siendo la ciudad de Lisboa la que recibió mayor cantidad. Vale subrayar que 51 por ciento de los refugiados acogidos por Portugal en el marco del PER, había abandonado el país antes de cumplir con el término del mismo. Del 49 por ciento que restó en Portugal, un 50 por ciento se encontraba trabajando o estudiando (ACM, 2018).

Portugal, históricamente, ha sido un país de emigración, hasta que en la última década del Siglo XX, y debido a que su entrada a la Unión Europea (1986) le proporcionó una mayor atracción como destino, se convirtió también en un país de inmigración, aunque en menor medida respecto a otros países del sur europeo, como España e Italia, y con una población de extranjeros (incluidos los de la UE, que son casi la mitad del total), que no llega a representar ni siquiera 9 por ciento de la población del país, de 11 millones (INE, 2018).

De esa forma, en 1996 fue creada una estructura político-administrativa centralizada, que permitiría a la administración organizar los procesos de acogida e integración de los inmigrantes: el Alto Comisariado para las Migraciones (ACM). El ACM, dependiendo del contexto, asumió nuevos roles: en primer término, el de reincorporar a los emigrantes portugueses que retornaban al país (emigrantes que, hasta 2018, seguían siendo más, en números absolutos, en el exterior, que los inmigrantes residiendo en Portugal) (INE, 2018); en segundo lugar, con posterioridad, el ACM se hizo cargo de la acogida e integración de los refugiados, quienes habían permanecido al margen de la intervención de este organismo. Fueron justamente las demandas del PER las que empujaron y llevaron a este cambio que finalmente le darían injerencia en la materia, de modo de aprovechar las estructuras existentes en los procesos de integración.

La estructura de acogida puesta en marcha por el Estado portugués comenzó por el Ministério dos Negócios Estrangeiros (Ministerio de Negocios Extranjeros), a través de su Direção Geral dos Assuntos Consulares e das Comunidades Portuguesas (Dirección General de Asuntos Consulares y de las Comunidades Portuguesas). Una vez en territorio nacional, es el Ministério da Administração Interna (Ministerio de la Administración Interna), por medio del Serviço de Estrangeiros e Fronteiras (SEF) (Servicio de Extranjeros y Fronteras), el que asume la responsabilidad de operacionalizar la ley de asilo y de la gestión burocrático- administrativa del estatuto, incluyendo el permiso de residencia, con la intervención complementaria de funcionarios de la Organización Internacional para las Migraciones, que brindan asistencia informativa a los refugiados que llegan al aeropuerto.

Mientras que a nivel de la organización y coordinación de los procesos de acogida e integración, la entidad gubernamental supervisora y centralizada es el Alto Comissariado para as Migrações (ACM) (Alto Comisariado para las Migraciones), contando para ello con servicios locales integrados de proximidad a través del Centro Nacional de Apoio à Integração de Migrantes (CNAIM) (Centro Nacional de Apoyo a la Integración de los Migrantes), son sedes en Lisboa, Porto y Faro, y creando el Núcleo de Apoio à Integração de Refugiados (Núcleo de Apoyo a la Integración de Refugiados).

El ACM articula el trabajo, a su vez, con las distintas entidades de acogida, entre las que sobresalen dos: 1) el Conselho Português para os Refugiados (CPR) (Consejo Portugués para los Refugiados), ONG representante del ACNUR en Portugal; y 2) la Plataforma de Apoio aos Refugiados (PAR) (Plataforma de Apoyo a los Refugiados), formada por organizaciones de la sociedad civil local, entre las cuales se encuentran el propio CPR, UNICEF y varias entidades católicas.

Por su parte, estas dos supraentidades, CPR y PAR, tercerizaron la gestión de los procesos de acogida de refugiados del PER, con organizaciones menores2 a través de convenios de colaboración, así como con los gobiernos municipales del país (Sacramento y Silva, 2018). Vale apuntar que el PER, en Portugal, supuso normativamente garantizar para los beneficiarios y, dado el caso, sus familiares, los derechos de acceso a la vivienda, la salud y la educación, ayudas a la alimentación y a la vestimenta, la enseñanza del idioma portugués, el apoyo en la inserción laboral y la formación, así como una asignación mensual de 150 euros por adulto durante un período de 18 meses, tal como sucedió con los sujetos refugiados seleccionados para este artículo.

A pesar de encontrarse los derechos garantizados por la ley de asilo vigente, al explorar las realidades experimentadas en la práctica por los refugiados acogidos en Portugal, aparecen hechos y datos que contrastan con la legislación. De acuerdo a Costa y Sousa (2017), el contexto portugués de acogida estuvo marcado desde el inicio por la escasa experiencia en el trabajo con este grupo específico, un reducido número de organizaciones que intervienen en el área y la carencia de programas públicos sectoriales. En opinión de los mencionados autores, a pesar de la disponibilidad política manifestada en todo momento por Portugal, en realidad no existían estructuras adecuadas y suficientes para acoger de manera efectiva a los refugiados recolocados en el país.

Siguiendo esta línea de análisis crítico, que contribuye a evaluar la ejecución y los resultados de las acciones de acogida implementadas en Portugal, se adscribe este trabajo. Fruto de una indagación etnográfica llevada a cabo entre 2017 y 2019, pretende constituirse en un aporte al fenómeno de estudio, enfatizando en la necesidad de recuperar la voz, el punto de vista, la propia experiencia de los sujetos refugiados, principales protagonistas de los procesos abordados.

Contexto de investigación y estrategias metodológicas

Es posible identificar una cierta tendencia que busca desenvolver visiones macro estructurales de la realidad de los refugiados, basadas únicamente en el discurso oficial hegemónico, los medios de comunicación masivos y la perspectiva institucional dominante. El esquema señalado fue aplicado, concretamente, al momento de analizar la llamada “crisis de los refugiados”, abordada desde una lógica eurocéntrica (gestión/gobernabilidad/control, y acogida/destino/recepción/integración de los refugiados), que ignora casi por completo a los sujetos actores-protagonistas (y víctimas) de esos procesos desde su heterogeneidad, con un déficit mayor aún al momento de aplicar un enfoque de género (Padilla, Ribas y Goldberg, 2019).

Los nuevos escenarios marcados por “los patrones actuales de inmigración: el número sin precedentes de migrantes y refugiados que han entrado recientemente en Europa; la naturaleza mayormente no regulada de esta nueva inmigración” (Baubock y Tripkovic, 2017, p. 1), permiten identificar áreas grises donde aún no se han proporcionado interpretaciones sistemáticas en la materia. Entre las excepciones pueden mencionarse: un trabajo sobre integración laboral (Adecco, 2017); un estudio más amplio realizado por Cheung y Phillimore (2017) en el Reino Unido en diferentes áreas de integración (redes sociales, idioma, salud, educación, empleo y vivienda) con un enfoque de género; el mapeo elaborado por Martin et al. (2016) sobre las medidas de apoyo a la integración en el mercado laboral para solicitantes de asilo y refugiados en nueve países de la UE; y el análisis genérico realizado por Guild, Costello, Garlick y Moreno-Lax (2015) sobre las trayectorias de los refugiados y los programas de acogida de los países europeos, que reveló las diversas debilidades en el intento de garantizar el acceso a condiciones dignas de vivienda, alimentación, asistencia sanitaria y oportunidades de integración en las sociedades receptoras. Por último, sobresalen dos trabajos que suponen una contribución novedosa en torno a la problemática abordada: el de Niemann y Zaun (2018), por un lado, y el de Scholten et al. (2017), en clave comparativa europea, por el otro.

En el caso específico de Portugal, la literatura académica que analiza los procesos de integración de los refugiados desde el punto de vista sociocultural es prácticamente nula, especialmente desde la perspectiva de los propios refugiados. Recientemente, los trabajos de Costa y Teles (2017), Costa y Sousa (2017); así como las disertaciones de maestría de Coelho (2016), Ribeiro (2017), Carvalho (2017), Gonçalves Souza (2017) y Hermann-Jung (2017), describieron el desempeño de las organizaciones de acogida portuguesas, pero sin tener en cuenta el punto de vista de los refugiados, principales destinatarios de las acciones de acogida. Mientras que Santinho (2016) se centró en la temática de los refugiados y solicitantes de asilo en Portugal, tomando como punto de partida las condiciones políticas que regulan su acogida, la permanencia y la movilidad, poniendo el foco en el ámbito del acceso a la salud.

Al respecto, Coelho (2016) sostiene que aunque existe una gran diversidad de estudios internacionales sobre temas de refugiados, todavía se nota una escasez de investigaciones que incorporen la experiencia de los refugiados como foco de análisis, recuperando sus perspectivas y experiencias. En la misma línea, Triandafyllidou (2017) destacó la necesidad de tener en cuenta la preponderancia explicativa que cada individuo refugiado asume como un agente activo en el proceso migratorio. Partiendo de lo anterior, resulta fundamental considerar a las migraciones como fenómenos configurados por personas en movimiento, con subjetividades particulares determinadas, en muchos casos, por las situaciones de violencia extrema y peligro de vida, a causa de las cuales se han visto obligadas a huir de sus hogares en busca de protección y refugio. En tal sentido, un supuesto inicial central a tener en cuenta, ya sea a nivel del abordaje académico como en el de las políticas y prácticas sectoriales, es que la población de refugiados/as no constituye una masa indiferenciada o un grupo único y homogéneo, sino personas con orígenes, trayectorias, necesidades y particularidades de distinto tipo, que deben interpretarse dentro de sus especificidades concretas. No comprender esto, y no actuar en función de ello, puede conllevar a que se produzcan un conjunto de opresiones materiales y simbólicas diferentes hacia estas personas (Faist, 2018).

Por lo tanto, es necesario, ante todo, reconocer la heterogeneidad presente en el contexto de análisis, otorgándole, al mismo tiempo, un lugar esencial al individuo, su trayectoria, su subjetividad frente al proceso que se estudia. Adicionalmente, resulta fundamental asumir a estos sujetos como actores-protagonistas de esos procesos (huida, trayecto, acogida/refugio, inserción/integración a la sociedad receptora), portadores de experiencias, saberes y prácticas, únicas e indivisibles. De ahí la imperiosa necesidad de deconstruir los estereotipos de víctimas a los que son sometidos frecuentemente, escuchar sus opiniones, sus puntos de vista, conocer sus representaciones y valoraciones, sus sueños e ilusiones, contribuyendo a su empoderamiento, fortaleciendo su capacidad de agencia. Como parte de ese enfoque, se retoma la idea de Agier (2006) en el sentido que los refugiados encuentran significado a su experiencia, desde el momento en que sus testimonios son reconocidos como una voz y no sólo como un sufrimiento; cuando llegan a ser entendidos como actores, sujetos históricos, con sus múltiples potencialidades y capacidades.

El acercamiento con la problemática y los sujetos del estudio se produjo a partir de mi desempeño, durante el bienio marzo de 2017 a marzo de 2019, como investigador en el proyecto Refugium: building shelter cities and a new welcoming culture. Links between European universities and schools in Human Rights (2016-1-ESO1-KA203-025000).3

La metodología de investigación adoptada en el análisis que presenta este artículo es etnográfica, como estrategia de investigación privilegiada para abordar los procesos sociales y la experiencia diaria de los agentes sociales (Hammersley y Atkinson, 2007) que, como en el caso de los refugiados, a menudo son invisibilizadas y sus voces silenciadas. En el marco del mencionado proyecto, realicé trabajo de campo (observaciones participantes, grupos focales, entrevistas semi estructuradas en profundidad y conversaciones informales con refugiados residentes en Lisboa, acogidos por distintos programas), articulado con el procesamiento y el análisis de datos provenientes de fuentes secundarias (estadísticas, informes, bibliografía específica, documentos oficiales, etcétera).

Particularmente para este trabajo, y en función del análisis que se propone, así como a las limitaciones del espacio, se han seleccionado cinco entrevistas en profundidad semi estructuradas con refugiados sirios hombres, acogidos en Lisboa bajo el mismo programa: el PER. Los entrevistados seleccionados (Tabla 1), con quienes realicé un acompañamiento y seguimiento desde mayo de 2017 hasta junio de 2019, son parte del contingente de refugiados sirios (mayoritarios, dentro de aquellos que llegaron en el marco del PER), que ya cumplieron con los 18 meses del programa, el cual les garantizaba, a través de la intermediación de distintas entidades de acogida, una ayuda de 150 euros al mes, con la vivienda (una habitación compartida) y las comidas incluidas. A partir del momento en que caducó su contrato con el programa, pasaron a cobrar 180 euros de la seguridad social (lo mismo que un desempleado portugués), pero ese único importe no cubre ni vivienda ni las comidas (ni transporte ni otros gastos). Las entrevistas se organizaron de acuerdo a tres bloques temáticos principales, previamente definidos, que corresponden, a su vez, a tres momentos identificables en las trayectorias de vida de los sujetos del estudio: 1) Mundo de la vida en el origen; 2) Itinerarios y trayectorias migratorias/de refugio; y 3) Procesos de acogida e inserción en la sociedad receptora.

Tabla 1 Perfil sociodemográfico de los refugiados sirios entrevistados en Lisboa, seleccionados para este artículo 

Estrategia de investigación Pseudónimo Edad Año llegada / país Tipo de estatuto / programa Situación laboral/educacional
EP D 27 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió abogacía en origen (interrumpido). Estudia recursos humanos en una universidad pública de Lisboa (beca de la institución)
EP L 39 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió diseño de interiores en origen (finalizado). Estudia arquitectura en una universidad pública de Lisboa (beca de la institución)
EP N 27 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió profesorado en electrónica en origen (interrumpido). Próximo curso 2019/20 va a comenzar a cursar electrónica en una universidad de Lisboa (beca de la institución)
EP S 26 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió computación en origen (interrumpido). Pretende trabajar y/o estudiar (con beca)
EP Q 25 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió abogacía en origen (interrumpido). Pretende trabajar y/o estudiar (con beca)
EP A 27 2016, Siria Programa Europeo de Recolocación Estudió economía en origen (interrumpido). Estudia economía en una universidad pública de Lisboa (sin beca/trabaja)

Fuente: elaboración propia.

Resultados

A partir de la recuperación de la perspectiva de los actores, resultó posible recopilar diferentes realidades experimentadas por los refugiados, así como distintas formas de conceptualizar las valoraciones, representaciones y puntos de vista sobre los procesos vivenciados. No obstante, es notable la coincidencia encontrada entre sus narrativas, en relación a determinados elementos interactuantes en los mismos, a saber:

Los cinco refugiados sirios seleccionados para este artículo fueron recolocados desde Grecia, adonde llegaron cruzando el Mediterráneo desde Turquía, tras itinerarios que, en algunos casos, supusieron hasta dos años de duración. A diferencia de los emigrantes del sur de Europa -españoles, italianos y portugueses de mediados y finales del siglo XIX, principios del XX con destino a distintos países de Sudamérica-, los migrantes no europeos actuales que llegan al continente no son los más pobres en sus países de origen (Goldberg, 2007).

Tampoco los refugiados, incluso si, como en el caso de los sirios, el haber huido de su país los dejó sin ningún recurso material: por el contrario, muchos tienen estudios superiores y calificación laboral. En el caso de los cinco refugiados sirios seleccionados para este artículo, uno había finalizado sus estudios universitarios en su país de origen, mientras los cuatro restantes debieron interrumpir los mismos para escapar de la guerra. La mayoría de ellos ansía poder retomarlos o, dado el caso, continuar con una formación de posgrado.

Todos ellos destacaron el problema de la (falta de) información en los campos de refugiados, la cual calificaron de insuficiente, poco clara y engañosa. De hecho, ninguno de ellos, en su momento en el campo de refugiados griego, eligió Portugal entre los 8 países a escoger como opción de país a ser reubicados en el marco del PER. Les anunciaron que irían a Portugal, sin más. Respecto a sus experiencias con la información recibida en el país de acogida (Portugal), opinaron que ésta tiende a ser confusa y superficial, no constituyendo una ayuda importante para su inserción en el nuevo contexto de vida y en el marco de sus procesos de integración a la sociedad receptora.

En todos los casos fue revelada la opinión del desajuste que existe entre lo prometido en el programa de acogida y lo ofrecido en la práctica por las entidades implicadas. Todos coincidieron en valorar negativamente la falta de compromiso y de participación de las instituciones responsables y entidades intermediarias. Del mismo modo, resaltaron la poca sensibilidad, empatía y ánimo de convivencia intercultural por parte de las personas portuguesas que trabajan en éstas, incluyendo el desconocimiento y la ignorancia respecto a los hábitos alimentarios y las prácticas religiosas de los refugiados.

Fueron subrayadas las falencias que hay en el programa respecto a los procedimientos de apoyo y acompañamiento en la búsqueda de trabajo, como parte importante de sus procesos de inserción e integración a la sociedad de acogida. Lo mismo, en cuanto al apoyo psicológico, considerando que muchos de los sujetos sufrieron violencias de distinto tipo que necesitan ser tratadas profesionalmente, así como en términos de sus planes futuros de vida en Portugal. En ese sentido, es importante remarcar que buena parte de los refugiados experimentan una serie de pérdidas, duelos y estrés profundos. Diferentes estudios han demostrado que los trastornos mentales como la depresión, el trastorno de estrés postraumático o la ansiedad (Palic y Elklit, 2011; Stenmark, Catani, Neuner, Elbert y Holen, 2013), son causados por la situación de origen de los refugiados, los motivos por los que se vieron obligados a huir y las duras trayectorias migratorias que soportaron hasta llegar a su sociedad de acogida. Esta realidad está presente en sus narrativas, en las que se identifica un marcado sufrimiento emocional y se registran episodios de múltiples violencias padecidas.

Todos destacaron la ineficacia en la enseñanza de la lengua portuguesa, señalando la carencia de clases de idioma impartidas, lo cual, según sus valoraciones, constituye un obstáculo de envergadura en sus procesos de integración a la nueva sociedad (resaltando la manera que influye lo anterior al momento de generar relaciones interpersonales, conseguir trabajo o retomar los estudios).

Este último aspecto será retomado para analizar puntualmente en este trabajo, con posterioridad a una indagación crítica global sobre la estructura de acogida portuguesa.

La (falta de) experiencia de Portugal (gobierno, instituciones, entidades, personal) en materia de acogida. La carencia de una política estratégica respecto a la integración de los refugiados Los problemas estructurales (burocracia, clientelismo, corrupción) como obstáculos.

La inexperiencia y la burocracia estructural del sistema institucional portugués hace que con frecuencia, en la práctica, la persona refugiada esté sujeto/a a obstáculos de diverso orden, tipo y jerarquía, volviendo dependiente su proceso de inserción a los distintos ámbitos de integración (laboral, sanitario, educativo-universitario) a los arreglos informales, las disponibilidades personales de individuos particulares y/o la posesión de contactos previos con portugueses (técnicos de entidades de acogida, organizaciones religiosas, etcétera), conseguidos a partir de las interacciones sociales desarrolladas desde su llegada. Esa falta de experiencia, recogida en los testimonios de los propios sujetos refugiados, principales actores-protagonistas y destinatarios de las acciones de acogida, no se cuestiona a nivel del gobierno ni de las instituciones involucradas (tal vez, porque no se preocupan en escuchar las opiniones y valoraciones de los propios refugiados).

Al mismo tiempo, una parte de las entidades de acogida hicieron un reciclaje institucional a partir del dinero que llegó a Portugal desde la UE para financiar las cuotas asumidas en el PER. Así, entidades que otrora trabajaban con un público-destinatario, por ejemplo, de usuarios de drogas inyectables del centro de Lisboa, personas sin techo, etcétera., aprovecharon los fondos disponibles para saltar al trabajo con refugiados, optando por reciclarse en la atención de este nuevo público. Dicho reciclaje o aggiornamiento les permitió sobrevivir por un tiempo a la crisis de captación de recursos financieros, aplicandoun gesto mecánico por medio del cual únicamente debieron cambiar de grupo poblacional, maquillando algo el enfoque y adaptando las prácticas, pero sin transformaciones sustanciales.

Omitiendo su nombre a fin de resguardar su anonimato, vale mencionar uno de los casos paradigmáticos que ejemplifica lo descrito: se trata de una organización que históricamente concentró sus tareas en el asistencialismo a personas “sin techo” de Lisboa, sobre todo usuarios de drogas intravenosas, y que a partir de la llamada “crisis de los refugiados”, y al igual que otras tantas entidades de este tipo, aprovechándose de la coyuntura, amplió su campo de captación de recursos financieros hacia la gestión de los procesos de acogida de los nuevos refugiados que llegaron a Portugal bajo el manto del PER. Al respecto, Y, refugiado africano e integrante de una organización portuguesa de refugiados, sostuvo:

Las personas que asumieron la responsabilidad del Programa Nacional para Refugiados, no tenían ningún tipo de conocimiento, y menos experiencia, con refugiados. Entonces, con la crisis de refugiados, y como la política siempre utiliza cualquier cosa para sacarle provecho, se crearon, de repente, como 150 organizaciones que querían “ayudar” a los refugiados, y hoy en día casi desaparecieron todas... Se ve que aparecieron en su momento por el financiamiento europeo... Esto también fue un problema. Y, dentro de esto, hubo un problema de discriminación también, entre las organizaciones que tenían experiencia previa para hacer el trabajo con refugiados, y las que no. Las primeras quedaron un poco aisladas por la burocracia portuguesa (porque en Portugal todo funciona de amigo a amigo, y no de profesional a profesional... Entonces, si soy director de un programa y tú eres mi amigo, y tu organización da clases de portugués, aunque no tenga gran experiencia, igualmente voy a hacer el protocolo contigo). Esto fue y es algo errado, pero en Portugal todo funciona así... (Y, comunicación personal, 16 de marzo de 2019).

Más allá de la autopropaganda positiva, la retórica y la publicidad exitista del gobierno portugués respecto a la acogida e integración de los refugiados, e independientemente de sus buenas intenciones (las cuales, en todo caso, no se pretende juzgar, sino, más bien, identificar “buenas prácticas” y evaluar resultados de los programas), se considera fundamental tener en cuenta la opinión de los propios refugiados, principales destinatarios de esas acciones. De alguna forma, se busca dar cuenta de la brecha existente entre lo declarativo, el inicio del mecanismo (en términos de la ley y la financiación), y lo que sucede al interior del mecanismo en el momento de ponerlo en funcionamiento, sus resultados, los impactos positivos que, dado el caso, éste genera.

Una de las principales hipótesis de trabajo del estudio fue que los problemas en torno a los procesos de acogida e integración de los refugiados en Portugal, no están determinados, en lo esencial, por la falta de fondos (en el caso del PER, se trató de fondos europeos), sino, en todo caso, por el deficiente uso y poca transparencia en el manejo de los mismos. Al respecto, un informe del Tribunal de Contas (Cuentas) de Portugal (2019), en el que se analizaba la gestión y utilización de los fondos europeos para acoger a los refugiados y solicitantes de asilo en sus procesos de integración, durante el período 2014-2018, determinó que hubo una sub ejecución de dichos fondos del orden de 75 por ciento. El citado informe detalló que sólo fueron gastados 11.6 millones de euros de los más de 45 millones que disponía el estado en fondos aprobados por la Comisión Europea para el programa nacional del Fondo para el Asilo, la Migración y la Integración (FAMI). Este hecho motivó una declaración pública de rechazo por parte de diversas asociaciones, entidades y organizaciones de la sociedad civil portuguesa, expresadas en la declaración de un manifiesto público de denuncia titulado Portugal Irresponsável nas Políticas de Inclusão Social e Migrações” (Portugal Irresponsable en las Políticas de Inclusión Social y Migraciones).

Los problemas no se agotan en el plano económico-financiero, sino que a nivel organizacional y de recursos humanos, también se encuentran grandes falencias que actúan como obstáculos para los refugiados, tal y como fue apuntado por varios de los entrevistados para el estudio en el que se basa este artículo.

L, ciudadano refugiado sirio, de 39 años, nacido en Alepo, llegó a Portugal también en 2016 a través del PER. La entidad portuguesa que asumió y gestionó su acogida le proporcionó durante los 18 meses de duración del programa una asignación de 150 euros mensual, alojamiento en su sede de Oeiras (municipio del Área Metropolitana de Lisboa) en una habitación compartida con otro refugiado sirio, y derecho a las tres comidas diarias. L tiene formación previa en diseño de interiores en la Universidad de Alepo, así como experiencia de trabajo de diez años en ese campo en la compañía estatal de ferrocarriles de Siria. Huyó por la guerra a través de Turquía, para luego cruzar en bote a Grecia, y de allí fue recolocado en Portugal por medio del citado programa.

Uno de sus objetivos principales fue, desde el inicio, conseguir una beca para estudiar en la universidad. Hizo un curso de portugués en una universidad pública de Lisboa, y otro refugiado conocido le comentó que allí había una profesora que ayudaba a los refugiados que querían estudiar. Fue por medio de la gestión de esta profesora que logró inscribirse a la carrera de Arquitectura gratuitamente, aunque no pudo resolver hasta el segundo año de cursada la obtención de una beca de estudio de la propia institución. Respecto a los procesos de acogida, la inserción e integración, reflexionó:

Yo, refugiado, no quiero dinero, quiero ayuda para poder estudiar o trabajar. Es la misma concepción que tenía Buda, que decía: No me des el pescado, enséñame cómo se pesca (L, comunicación personal, 21 de mayo de 2017).

A, por su parte, hizo el siguiente análisis:

Cuando miras los canales de TV, ellos buscan a los refugiados que triunfaron para mostrar, pero cuántos son? Son pocos los que consiguieron un buen trabajo, los que pudieron estudiar en la universidad, pero no muestran la realidad de la mayoría de nosotros... Y eso que estamos en Lisboa, imagínate en otros pueblos de Portugal dondenadie conoce la historia ni sabe de los refugiados que están allí. El otro día vi una noticia de una familia siria que vive en uno de esos pueblos, su contrato con el programa acabó, después de dos años, y no pueden pagar el alquiler de una casa, ni tienen dinero para comer, entonces tienen que salir... ¡Y pensar que Portugal quiere acoger más refugiados! Es como si quieres invitar a alguien a cenar. Primero tienes que poder preparar la cena para todos, y que los invitados no se queden con hambre (A, comunicación personal, 25 de marzo de 2018).

D, nacido en Damasco, Siria, hace 27 años, divorciado, con un hijo (su ex mujer y su hijo viven en Damasco), estudió tres años abogacía en esa ciudad, huyó por la guerra y llegó a Portugal en 2016 -como A- a través del PER, cuyo plazo expiró en 2018. En 2017 comenzó a estudiar Managment en una universidad pública de Lisboa, pero en el siguiente curso se cambió a Recursos Humanos, en la misma institución. Complementariamente, enseña árabe en esa misma casa de estudios e imparte otros cursos gestionados por la Cámara Municipal de Lisboa (Ayuntamiento) y el Serviço Jesuíta aos Refugiados (JRS), la entidad religiosa que gestionó su proceso de acogida. También participó como voluntario en la organización de refugiados Familiy of Refugees (FOR), creada en 2018 en Lisboa.

D opinó, en base a su propia vivencia, sobre las entidades de acogida portuguesas y las personas que trabajan en ellas. En tal sentido, sus críticas se focalizaron en la falta de experiencia, la falta de interés de parte de las personas que trabajan en ellas, las trabas burocrático-administrativas que presentan, entre otras dimensiones: “No tienen experiencia. Este es un gran problema. No tienen experiencia y nosotros tenemos ayuda solamente durante un año y medio, que es el tiempo que dura el programa” (D, comunicación personal, 14 de mayo de 2017). Un problema puntual con relación a esto último que remarcó el entrevistado, fue que algunas de estas asociaciones y organizaciones:

En realidad no están interesadas en los refugiados, sino que sólo lo asumen como su trabajo, su misión. Trabajan con nosotros como si trabajaran con cualquier otro, no creen en la situación de crisis. Únicamente cumplen con su trabajo, no pretenden ayudar o hacer trabajo “extra”. No sienten lo que nosotros sentimos como refugiados, no saben lo que nosotros necesitamos, no conocen nuestra verdadera situación (D, comunicación personal, 14 de mayo de 2017).

S también es refugiado sirio llegado a Portugal en 2016 a través del PER. Con 26 años, tras haber interrumpido la carrera en computación en una universidad siria que cerró a causa de la guerra, confesó que su sueño era:

Tener una nueva vida y poder continuar con mis estudios. Hice algunos trabajos en Lisboa, cambié cada mes, pero tengo el problema de que no hablo bien portugués, necesito aprenderlo mejor. También sufrí con el tema de habitaciones para alquilar. Si llego a poder estudiar, va a ser mejor para mi vida, para el futuro, porque voy a poder trabajar en mi área, en lo que me gusta, voy a tener más confianza en mí mismo. Quiero encontrar un trabajo para vivir y ayudar a mi familia en Siria (S, comunicación personal, 20 de abril de 2018).

Mientras que Q, que al momento de realizar la entrevista se encontraba sin trabajar ni estudiar, pero que consiguió empezar la escuela de hotelería en el curso 2019/2020, sostuvo lo siguiente:

Un refugiado necesita de alguien que lo ayude a conseguir un trabajo, unos estudios, una beca, ¡algo de dinero para sobrevivir, y lo mínimo es que alguien nos escuche! Estoy hace más de un mes buscando trabajo. Voy a ir al gabinete de trabajo del ACM para ver si me pueden ayudar a conseguir un trabajo. La mayoría de los refugiados que llegaron aquí, y acabó su contrato, están sin hacer nada, ni estudio ni trabajo. Mi opinión es que las entidades que trabajan en la acogida de los refugiados en Portugal no tienen mucha idea de las oportunidades para ofrecernos, tanto de trabajo como de estudio, sencillamente porque no conocen nuestras necesidades. ¡Imagínate que si ni siquiera pueden proporcionarnos una escuela profesional para el aprendizaje de la lengua! (Q, comunicación personal, 28 de abril de 2018).

La ineficacia en la enseñanza de la lengua portuguesa y su impacto negativo en los refugiados

El aprendizaje de la lengua del país de destino constituye un factor determinante en todo proceso migratorio, en términos de integración sociolaboral-educativa a la nueva sociedad (Turtiainen, 2012; Valtonen, 2015). En el caso analizado, una de las principales barreras que experimentan los refugiados al momento de planificar su inserción en las universidades portuguesas (así como a nivel laboral), es la dificultad que tienen, ante todo, para acceder a un curso de portugués, algo prometido desde los inicios de su contrato con el programa de asilo.

Como consecuencia de la falencia anterior, se encuentran con el grave problema para entender el idioma en el que se imparten las clases (portugués) en los centros de estudio. Por lo tanto, la poca oferta de cursos, la falta de enseñanza y el incompleto aprendizaje que los refugiados vivenciaron durante el proceso de acogida/integración (por ejemplo, en el marco de PER de 18 meses: sólo de uno a tres meses de cursos de idioma portugués, que además eran ofrecidos tardíamente, resulta, en algunos casos, un freno al ingreso; mientras que, en el caso de aquellos que comienzan a cursar, se trata de una dificultad de peso que deben sortear como puedan.

En consecuencia, para una buena proporción de los refugiados acogidos en Portugal, el aprendizaje de la lengua prácticamente se redujo a los recursos disponibles en Internet por el ACM, a través de la plataforma de Portugués En línea,4 un sitio web interactivo diseñado para introducir de modo general a los migrantes al idioma portugués, sin la consideración de la heterogeneidad y la variedad en términos de origen y condición.

D relató su propia valoración sobre esta falencia, y su estrecha vinculación con el ámbito de inserción laboral:

Nosotros sabemos muy bien cuáles son nuestros problemas y necesidades: Uno, la lengua… Yo conseguí mi primer curso oficial en portugués recién después de un año de llegar. Duró seis meses, cuatro veces a la semana, organizado por la Cámara Municipal de Lisboa... ¿Cómo puedo yo aprender portugués, conseguir experiencia y trabajar con eso? ¡En seis meses, no lo creo! En Alemania, tienes la escuela de lengua que son 7 u 8 horas. Si nos dieran un curso durante seis meses, de 7 u 8 horas al día, de seguro estaría hablando y escribiendo portugués tras esos ocho meses. Y ni qué hablar de la situación de muchos refugiados que viven en pequeños pueblos, yo los visité, en pueblos alrededor de Porto, de Coímbra... pueblos de 50 casas, sin escuelas... ahí no tienen cursos de portugués, una vez al mes llegan voluntarios durante dos horas... Sólo con pensar en ellos, es posible decir que el programa no está funcionando muy bien. Dos, las asociaciones orientan a los refugiados para que busquen trabajo por Internet (websites de empleo).

¿Cómo vamos a encontrarlo, si ni siquiera los portugueses que buscan trabajo por ese medio lo encuentran? Y los refugiados, que no hablamos portugués, muchos no hablan ni el inglés, no tienen experiencia con nada, no sirve solamente que armemos un CV. Podrían impartir cursos técnicos, por ejemplo, de trabajos manuales: cómo arreglar un caño del agua, una taza de café, no necesitas saber la lengua para eso, porque, tal vez, piensan que nuestro nivel de educación, nuestra edad, 40-45 años por ahí, que ya no puedes estudiar para siempre, tienes que trabajar, entonces te instruyo con una formación en una profesión manual... ¡Pero luego, no puedo encontrarte trabajo! Al menos que nos den herramientas para poder trabajar, además de la lengua, formación, y que nos ayuden realmente a encontrar trabajo”. (D, comunicación personal, 14 de mayo de 2017).

Similares son las vivencias experimentadas que narraron L y N, respectivamente:

Nos dijeron que empezaríamos a estudiar el portugués enseguida, pero fue recién ocho meses después de llegar, en febrero de 2017, que comenzamos el curso de tres meses en el INATEL, impartido por el centro de empleo. Éramos un total de 18 personas en el curso de portugués” (L, comunicación personal, 21 de mayo de 2017).

Compañero de entidad de acogida y vivienda de L, al momento de tener que huir de Siria N se encontraba estudiando el profesorado de electrónica. Desde que finalizó su contrato en 2018 con el PER, su vida cotidiana pasa por la intensa búsqueda de una beca para poder retomar sus estudios de electrónica en alguna universidad portuguesa (hasta el momento, infructuosa). Sobre los cursos de enseñanza de la lengua destacó: “El curso de portugués de la Seguridad Social sólo duró un mes, nos dieron un certificado y nunca más nos ofrecieron otro curso” (N, comunicación personal, 21 de mayo de 2017).

Q, refugiado sirio del mismo contingente y programa, de 25 años, apuntó en su narrativa la dificultad que supone el no saber la lengua portuguesa al momento de retomar o comenzar estudios universitarios en Portugal:

Es difícil estudiar con una lengua diferente... Si fuera en árabe para mí sería muy fácil, con seguridad volvería a estudiar. Es el principal problema! En Alemania, conozco refugiados que están ahí, y estudiaron la lengua tres años! Los dos primeros años estudian la lengua en general, y el tercero la aprenden específicamente orientada al sector en el que van a estudiar. Es más organizado y fácil para estudiar que acá. Acá también es difícil trabajar sin saber la lengua, sólo con 4 meses de clases de portugués en dos años! Acabé el nivel B1, creo que no alcanza para entrar en la universidad... (Q, comunicación personal, 28 de abril de 2018).

Por último, A opinó lo siguiente:

Pienso que la primera llave para abrir la puerta es la lengua. Primero, al menos, danos la lengua, después pregúntanos porqué no trabajas, porqué no estudias, porqué no te integras... pero danos esa herramienta. Tienen un problema con la enseñanza de la lengua debido a una cuestión burocrática, no hay cursos, por esto o por lo otro... (A, comunicación personal, 25 de marzo de 2018).

Reflexiones finales: del asistencialismo de la acogida, a la complejidad del proceso de integración inclusiva

A través de la recuperación y el análisis de las narrativas de los actores, en este trabajo fue posible detectar una serie de déficits, falencias y necesidades de desarrollo no cubiertas, en términos de políticas de acogida e integración de refugiados en Portugal. Los refugiados sirios entrevistados, seleccionados para el análisis de este artículo, concentraron sus críticas en las entidades portuguesas (organizaciones de la sociedad civil) responsables de sus procesos de acogida, destacando su limitada experiencia, la falta de interés, empatía y formación/aptitudes del personal que trabaja en ellas, así como en los obstáculos burocrático- institucionales del sistema portugués, que no contribuyen para nada en facilitarles la vida cotidiana en destino, brindándoles, al mismo tiempo, pocas opciones para enfrentar los retos que asumen sus procesos de integración.

Concretamente, consideraron que las distintas entidades responsables de la gestión de sus procesos de acogida y su personal, no sienten lo que sienten ellos como refugiados, no saben lo que ellos necesitan, no conocen su situación real ni las experiencias traumáticas sufridas (carencia de empatía, falta de sintonía e interés en conocer, en situarse mínimamente en la posición y el lugar del otro): “trabajan con refugiados pero no trabajan para los refugiados”. Al mismo tiempo, los sujetos identificaron, en todos los casos, los principales problemas y necesidades a nivel de sus procesos de inserción e integración, representándolos como déficits en la aplicación del programa de acogida por parte de las entidades, los cuales pueden sintetizarse en tres principales: lenguaje (falta de enseñanza eficaz del idioma portugués), trabajo (falta de herramientas de apoyo para su búsqueda e inserción laboral) y capacitación (falta de formación).

El gobierno portugués, mantuvo hasta el momento un discurso oficial que promueve la amplia apertura y disponibilidad del país para acoger refugiados, por un lado; y, no obstante, como si resultara una causa per se de lo anterior, publicita paralelamente la supuesta eficacia de los mecanismos de acogida portugueses desarrollados. Se trata de dos dimensiones completamente distintas, además del hecho irrefutable por el cual nunca se han presentado resultados objetivos ni datos rigurosos que corroborasen tales afirmaciones públicas. Si bien el inicio del mecanismo (en términos de la ley y la financiación) son inobjetables, es, sin embargo, al interior del mecanismo, en términos de su puesta en práctica y sus resultados, donde no existen impactos positivos empíricamente corroborables.

Dicho de otro modo: no se trata de falta de voluntad, ni se pretende juzgar la intención. Eso no es lo trascendental en el análisis de los procesos, en la evaluación de las políticas o en la medición de los resultados. Lo que se está valorando es la aplicación de los programas, la (in)capacidad de los que deciden las políticas sectoriales y los convenios con las organizaciones (entidades) -a través del clientelismo, el amiguismo, etcétera- que se encargan de gestionar los procesos de acogida e integración de los refugiados. En opinión de Y, el resultado final del proceso es “negativo”:

No hay una estrategia de desarrollo de país, porque, probablemente, los refugiados que en cinco años se conviertan en los nuevos ciudadanos portugueses, van a volver a ser los sin techo que fueron acogidos como refugiados. Es un poco así: inviertes en algo para sólo tener una reputación y que todos digan: “eres muy bueno en la acogida e integración de los refugiados”, pero en diez años, las personas ya se olvidan de los diez años que pasaron; pero los refugiados que están aquí hace diez años, cuando los vuelves a ver, es en condiciones muy malas. Esto te permite tener la capacidad de saber lo que debe hacerse. Pero como los trabajadores de las organizaciones, los asistentes sociales, nunca más se encuentran con estas personas, para ellos los refugiados están en un sitio donde son felices... El gobierno no tiene un feedback de la realidad. Vamos a ser prácticos: si Portugal invirtió 100 millones de euros en 1000 ó 2000 refugiados, al final de los cinco años, si ninguno trabajó, cotizó en la seguridad social y pagó finanzas, por unos diez millones, yo pienso que esos 100 millones fueron mal gastados. La realidad es que el dinero disponible acabó yendo para las entidades y los que trabajan en ellas, que trabajan con refugiados y no para los propios refugiados. Entonces, el refugiado, a la salida de la máquina, sale como entró, porque no hubo ningún progreso. Si la persona no produjo físicamente, financieramente ni intelectualmente, no sé que ganancia puede percibir el gobierno (Y, comunicación personal, 16 de marzo de 2019).

Uno de los interrogantes que se desprenden es, si al gobierno portugués, le interesa verdaderamente esse feedback al que se refiere Y con los sujetos-actores refugiados, ya que, en la práctica, pareciera estar más preocupado por la publicidad y el marketing, que por el contenido y los resultados de las políticas implementadas. La contradicción es: ¿en base a qué datos reales se habla de suceso o de resultados positivos en la acogida y la integración de refugiados en Portugal, y tomando qué dimensión temporal? Adicionalmente, no se escucha ni se tiene en cuenta la voz, la opinión, las valoraciones de los propios sujetos- actores del proceso...

Por tanto, un elemento determinante para apuntalar el mejoramiento de los procesos analizados, radica en el convencimiento, por parte de la administración pública, de la necesidad de conocer a estas personas que componen la población de refugiados en el país (los destinatarios, supuestos beneficiarios); escuchar sus opiniones, valorarlas, para, a partir de allí, pensar políticas e instrumentalizar acciones que resulten eficaces y relevantes, que satisfagan sus demandas inmediatas y a mediano/largo plazo. Se trata, en sí, de cumplir con lo dispuesto por la ley de asilo y la normativa oficial -lo mismo que los compromisos adquiridos- al respecto, materializando una verdadera y efectiva acogida, promoviendo sus procesos de integración a la nueva sociedad, a fin de evitar que estas personas acaben frustradas, a expensas de sufrir en sus procesos de integración a la sociedad portuguesa, nuevas situaciones de vulnerabilidad social, exclusión, precariedad y subalternidad.

Esto último es de suma importancia, más aún si se tiene en cuenta que, tal como he podido relevar en las entrevistas realizadas, si no fuera por el problema del contexto de escasez y precariedad laboral imperante en Portugal, sumado a la falta de reconocimiento de la calificación previa y al hecho de que este país detenta el salario mínimo más bajo de Europa Occidental, a una buena parte de estos refugiados le gustaría quedarse a vivir en Portugal/Lisboa (probablemente, del mismo modo que a la gran cantidad de jóvenes portugueses que, aún en la actualidad, deben emigrar por las mismas causas estructurales).

Lo anterior debido a que valoran las dimensiones social-relacionales positivas de los portugueses y, en el caso de algunos sirios, hasta la cercanía cultural, en contraposición a la información que tienen sobre el racismo y la xenofobia contra inmigrantes y refugiados en países del norte de Europa: “las personas portuguesas son amables, no nos odian como en otros países que odian a las personas refugiadas. Es como: Bienvenidos a Portugal. OK, puedes vivir con nosotros, pero depende de ti (D, comunicación personal, 14 de mayo de 2017).

De modo que los refugiados y refugiadas enfrentan una amplia gama de desafíos. Mayoritariamente, cuentan con trayectorias previas de sufrimiento y sobrevivencia a guerras y violencias de distinto tipo e intensidad, que abarcan desde su lugar de origen, pasando por los itinerarios recorridos, hasta los campos de refugiados en Italia y Grecia. Estas situaciones generan estresores acumulativos que pueden llegar a tener consecuencias psicológicas, físicas y emocionales negativas en su salud, que deben atenderse de forma particular. Asimismo, en términos de derechos humanos universales, existen desafíos para los estados en materia de acceso a los servicios públicos de salud, educación y en el ámbito de la inserción laboral, sin olvidar las barreras lingüísticas y culturales (Kanstroom, 2017) que se identificaron en el estudio.

Por otra parte, como fue apuntado con anterioridad, los refugiados y solicitantes de asilo

-lo mismo que los inmigrantes- no representan un grupo homogéneo, sino que se caracterizan por una diversidad de grupos étnicos (predominantemente africanos y asiáticos de Oriente Medio), socioculturalmente muy diferentes. Dichas diferencias, a menudo, se reflejan en los tipos de problemas que enfrentan a nivel de la “integración” a las sociedades de acogida, en el marco de las cuales las interacciones sociales de estos grupos en relación a los “nativos”, con frecuencia pueden ser conflictivas.

Sin embargo, a pesar de la heterogeneidad señalada, estos sujetos experimentan dificultades y obstáculos compartidos de distinto tipo en sus procesos de inserción e integración a esas sociedades. Nótese que cuando aquí se aborda el problema de la “integración”, se está discutiendo la noción eurocéntrica tradicional hegemónica, que equipara prácticamente la integración con el integracionismo, con una incorporación mecánica, una asimilación sumisa, pasiva, obediente y uniforme de los extranjeros a la sociedad y cultura nacionales que los acoge, porque de una forma u otra los necesita como mano de obra barata, como aportantes a la seguridad social para mantener las pensiones -y la tasa de natalidad- de una población cada año más envejecida. Dicho enfoque, a menudo concibe de manera paternalista a los refugiados como personas “pobres” y “desesperadas”, a los que simplemente se les “pide” (¿exige, obliga?) que “se adapten” y que “encajen” en el contexto de la sociedad receptora, que introyecten sin más sus valores dominantes, independientemente de sus orígenes, culturas, tradiciones, estilos de vida o sistemas de valores y creencias.

Tampoco las calificaciones y habilidades previas que los refugiados traen consigo, como parte de sus saberes y experiencias acumuladas en el transcurso de sus trayectorias de vida, son tenidas en cuenta, con frecuencia quedando éstas devaluadas o directamente negadas. Así, se produce un profundo proceso de subestimación y/o despersonalización del refugiado, íntimamente relacionado con la reproducción de un sesgo biocultural estereotipado, construido en torno al idioma, la religión, la etnia y otras variables estigmatizantes.

Por el contrario, la perspectiva de la integración adoptada en este trabajo sintoniza filosófica, ontológica y personalmente -esto último en función de mi propia experiencia y trayectoria como sujeto histórico-, con un enfoque construccionista, en el que se da un proceso de adapación por parte del sujeto al nuevo contexto, en el cual se van produciendo interacciones sociales, intercambios de conocimiento y experiencias, relaciones de respeto, ayuda y apoyo mutuos y de cooperación a partir de ese intercambio, donde se generan fusiones y sincretismos de distinto tipo que van provocando un mestizaje cultural y genético inexorable en el devenir, en pos del nacimiento de una nueva sociedad, más rica y justa desde su heterogeneidad y variabilidad.

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2 Algunas de las entidades que asumieron la acogida de refugiados en Portugal: Serviço Jesuíta aos Refugiados (JRS), Crescer na Maior, INATEL, entre otras.

3 Proyecto Erasmus + KA2 integrado por la Universidad de Murcia (España, coordinación), la Universidad de Salerno (Italia), el Instituto Universitario de Lisboa (Portugal) y la Universidad de Lund (Suecia). El proyecto tuvo como objetivo desarrollar iniciativas y prácticas educativas innovadoras dirigidas a fortalecer el papel de las instituciones de educación superior en el campo del refugio, en tanto agentes de cambio social en cada país.

Recibido: 11 de Octubre de 2019; Aprobado: 02 de Abril de 2020

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