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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.15  Tijuana ene./dic. 2024  Epub 29-Jul-2024

https://doi.org/10.33679/rmi.v1i1.2784 

Artículos

La inmigración suiza y el surgimiento de una red vinculada a la yerba mate en Misiones, Argentina: un abordaje a partir de la microhistoria (1919-1929)

María Cecilia Gallero1 

Laura Mabel Zang2 

1 Instituto de Estudios Sociales y Humanos (Conicet-UNaM), Argentina, mariaceciliagallero@gmail.com

2 Instituto de Estudios Sociales y Humanos (Conicet-UNaM), Argentina, lauramabelzang@yahoo.com.ar


Resumen

El presente artículo centra su atención en las migraciones suizas durante la década de 1920 y tiene como objetivo analizar la figura del profesor Andreas Sprecher von Bernegg como nexo fundamental para la conformación y articulación de una red migratoria vinculada a la yerba mate, “el oro verde”. A partir del abordaje microhistórico y prosopográfico, la metodología empleada es esencialmente cualitativa con análisis de fuentes obtenidas de archivos particulares y estatales, memorias de inmigrantes, relatos de viajeros y entrevistas para la creación de fuentes orales y entrevistas etnográficas. La llegada de sus alumnos al territorio de Misiones fue fundamental para transformar la economía local y propiciar el pasaje de una economía extractiva a una productiva en torno al cultivo de la yerba mate, con la visión de que prime la calidad más que la cantidad.

Palabras clave: 1. migraciones suizas; 2. yerba mate; 3. Andreas Sprecher von Bernegg; 4. Misiones; 5. Argentina

Abstract

This article focuses on Swiss migration during the 1920s and aims to analyze the figure of Professor Andreas Sprecher von Bernegg as a fundamental link in the formation and articulation of a migratory network linked to yerba mate, “the green gold.” Based on a microhistorical and prosopographical approach, the methodology employed is essentially qualitative, with the analysis of sources from private and state archives, immigrants’ memories, travellers’ accounts, and interviews for the creation of oral sources and ethnographic interviews. The arrival of his students in Misiones was fundamental in transforming the local economy and promoted the transition from an extractive economy to a productive one based on the growing of yerba mate, with the vision that quality rather than quantity should prevail.

Keywords: 1. Swiss migrations; 2. yerba mate; 3. Andreas Sprecher von Bernegg; 4. Misiones; 5. Argentina

Introducción3

Llegará el momento en que los plantadores tendrán que prestar atención a la calidad más que a la cantidad.

(Sprecher von Bernegg, 1936)

Cuando las migraciones internacionales en masa decayeron tras la Primera Guerra Mundial, la actual provincia argentina de Misiones se convirtió en un polo de atracción para las movilidades de origen suizo. Si bien a finales del siglo XIX fueron escasas las personas de ese origen que se establecieron allí, fue entre las dos guerras mundiales cuando se registraron dos momentos de mayores ingresos: el primero a lo largo del decenio de 1920 y el segundo a mediados de 1930. El perfil migratorio de cada una de estas oleadas fue muy diferente. En la primera, las movilidades fueron mayoritariamente de hombres solteros con estudios universitarios y recursos económicos para la inversión en yerba mate (Ilex paraguariensis St. Hilaire); mientras que en la segunda fueron grupos familiares afectados por la recesión económica que atravesaba Suiza.

En el proceso de movilidad de personas desde Suiza a Misiones, las relaciones conformadas a través de una red migratoria consolidada fueron de gran importancia durante el momento de emigrar como en el nuevo entorno al que arribaron (Zang, 2020). Entendidas como los “conjuntos de asociaciones recurrentes entre grupos de personas ligadas por lazos ocupacionales, familiares, culturales o afectivos” (Portes, 1999, p. 12) la importancia de las redes en la vida económica radica en que son medios para fortalecer los recursos como el capital y la información, que resultan esenciales al momento de emigrar. Este artículo se centra en la primera de estas corrientes migratorias y analiza la figura del profesor Andreas Sprecher von Bernegg como nexo fundamental para la conformación y articulación de una red migratoria vinculada a la yerba mate, el “oro verde”, y de qué manera dicha red fue fundamental para que en este cultivo prime la calidad más que la cantidad.

El artículo se organiza en dos secciones. La primera de ellas estudia el panorama general de la inmigración suiza a comienzos del siglo XX en Misiones. La segunda aborda, por un lado, la conformación de una red migratoria en torno a la yerba mate durante la década de 1920 y el accionar del profesor Andreas Sprecher von Bernegg en relación con el itinerario de inmigrantes que tuvieron un rol primordial en la consolidación de una red en Santo Pipó; y por otro, la extensión de esa red hacia el norte de Misiones con la colonización de Puerto Esperanza.

Metodología

Esta investigación se llevó a cabo a partir de una metodología cualitativa y conllevó la utilización de recursos heurísticos múltiples: archivos particulares (Archivo de la Fundación Alberto Roth, la Cooperativa de Productores de Yerba Mate de Santo Pipó, Pindó, S. A., Iglesia Evangélica Suiza) archivos estatales de la ETH en Zúrich, Schweizeriches Bundesarchiv en Berna, Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos y el Archivo General de Gobernación de Misiones), memorias de inmigrantes, relatos de viajeros y entrevistas para la creación de fuentes orales y entrevistas etnográficas.

El análisis de estas fuentes fue de vital importancia en la reconstrucción de las redes de relaciones que mantuvo el profesor Andreas Sprecher von Bernegg con sus alumnos que migraron a Misiones y las vinculaciones que estos tuvieron entre sí. El abordaje microhistórico y prosopográfico permitió el estudio de “la construcción de identidades sociales plurales y plásticas que se efectúa a través de una densa red de relaciones (de competencia, solidaridad, alianza, etc.)” (Revel, 2005, p. 50).

La reducción de la escala de análisis propuesta tanto por la prosopografía como por la microhistoria fue contemplada como un “recurso analítico aplicable en cualquier lugar, con independencia de las dimensiones del objeto analizado” (Levi, 1996, p. 122). Esto hizo posible adentrarse en la complejidad y “densidad” -en términos de (Grendi, 1996)- en las redes conformadas y el papel que tuvieron los individuos en estos procesos. En este sentido, como método que busca un acercamiento a la realidad social, la prosopografía estuvo estrechamente vinculada a la microhistoria en la medida que analizó el rol de los individuos frente a la estructura social (Martínez Esquivel, 2016). Un abordaje de este tipo, por lo tanto, facilitó lograr un acercamiento de las relaciones y dinámicas sociales de los migrantes, y al mismo tiempo comprender el contexto histórico en que estos sujetos estuvieron insertos.

Misiones y la inmigración suiza

En Argentina, luego de la caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas (1852) y la sanción de la Constitución nacional (1853) de “inspiración alberdiana”,4 se dio un cambio en el rol del Estado que significó un giro sustancial en la historia de la migración, pues bajo el lema de “gobernar es poblar” (Mayer, 1969, p. 409), en las décadas siguientes se consolidó el fenómeno de las migraciones en masas “corroborables con el inicio, en 1857, de los registros de ingreso de extranjeros en el puerto de Buenos Aires” (Sassone, 2021, p. 47). De este modo, desde mediados del siglo XIX, Argentina se convirtió, junto a Estados Unidos y Brasil, en un destino elegido por los suizos (Andrian-Werburg von, 2007) a partir de la fundación de las primeras colonias que surgieron en Buenos Aires y Santa Fe (Schobinger, 1957; Mauron, 2006).

Los primeros contactos que tuvieron los suizos con Misiones se pueden rastrear desde finales del siglo XIX, cuando en 1881, gracias a que se convirtió en territorio nacional, motivó la llegada de viajeros y naturalistas que realizaron viajes exploratorios con fines científicos para recabar información. Dentro de este marco se destacó el reconocido botánico y naturalista Moisés Bertoni, quien llegó a Santa Ana y por problemas políticos migró de nuevo a Paraguay (Baratti, 1999; Ortiz, 2004). Así mismo sobresalen el pastor evangélico Louis Constant Lagier y su hijo Eugenio -que arribaron a Argentina unos años más tarde-, como también el doctor Francisco Machon y el empresario Julio Ulyses Martin.

A comienzos del siglo XX, gran parte de las provincias cerealeras argentinas -entre ellas Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y gran parte de La Pampa- no tenían disponibilidad de tierras para la instalación de los inmigrantes recién llegados de Europa como propietarios (Barsky y Gelman, 2009). Sin embargo, las zonas más distantes del principal centro productivo nacional, como el caso del entonces territorio nacional de Misiones, no solo representaban un refugio para muchos inmigrantes que huían de una Europa destrozada tras la Primera Guerra Mundial, sino que también significaban la posibilidad de consolidarse como propietarios de sus tierras. Al terminar el conflicto bélico, la situación económica de Suiza fue sumamente crítica (Zang, 2017).

Aunque el país no fue partícipe de la guerra, al no contar con salida al mar tuvo desabastecimiento de productos primarios.5 En este contexto, la emigración representó el acceso a mejores oportunidades. Si bien en ese momento la migración internacional descendió, para los suizos la situación fue distinta. En efecto, las movilidades dirigidas a Misiones hacia finales de 1918 superaron en número los ingresos de las décadas anteriores; y tras la crisis de 1929, el porcentaje de emigrantes suizos fue en ascenso, de tal modo que para 1938 aproximadamente 70 por ciento de los emigrantes suizos se ubicaron en seis de las principales colonias privadas de Misiones (Santo Pipó, Puerto Rico, Puerto Esperanza, Oro Verde, Montecarlo y Eldorado) (Glatz, 1997).

De este modo, Misiones fue el destino principal elegido por los inmigrantes suizos durante la primera mitad del siglo XX. Dentro de este marco temporal, pueden reconocerse dos subetapas: la primera se configuró a lo largo de la década de 1920 a partir del arribo de alrededor de ochocientas personas procedentes de Suiza; en tanto que la segunda se consolidó desde mediados de la década de 1930 con un poco más de dos mil nuevos ingresos (Glatz, 1997).

Pese a que las movilidades de origen helvético no alcanzaron rasgos de masividad -estas representan solo 0.2 por ciento del total migratorio (República Argentina, 1914, p. 399)-, Argentina fue el destino de la comunidad suiza más grande en América Latina. En este escenario, Misiones tuvo un papel destacado al recibir a más de dos terceras partes de los inmigrantes de este origen entre los años 1900 y 1939 y ser el lugar donde se asentaron tres cuartas partes de los “subvencionados” que llegaron dentro del marco del Tratado Suizo-Argentino de Emigración y Colonización, firmado en 1937 (Gallero, 2009, p. 38).

Los perfiles migratorios de ambos grupos fueron muy diferentes debido a los orígenes regionales de procedencia y al contexto histórico de arribo, pues la posibilidad de efectuar o no plantaciones de yerba mate fue un elemento central; así como los mecanismos para la ejecución de los proyectos migratorios y los contrastes socioeconómicos de las oleadas migratorias.

Los emprendimientos colonizadores de Eugenio Lagier en Santo Pipó (1919), de Julio Ulyses Martin en Oro Verde (1925) y de Gustavo Keller en Puerto Esperanza (1926) fueron fundamentales para el comienzo de un período nuevo dentro de las movilidades suizas a Misiones. La yerba mate fue un elemento clave dentro en este contexto pues, hasta finales del decenio de 1920, fue un producto de gran valor económico. De este modo, la difusión de los yerbales implantados generó cambios en todas las esferas de la sociedad al ser uno de los motores principales para la radicación de los futuros colonos.

En la trayectoria de la migración hubo proyectos truncos. Por ejemplo, Ferdinand Fuchs, abogado de San Gall, impulsó entre 1926 y 1934 las migraciones de personas de manera planificada por el Estado suizo como un mecanismo que hacía frente a la inestabilidad social causada por el aumento de la desocupación. A partir de la ejecución de este proyecto, se crearía una colonia de nombre Colón, destinada a inmigrantes suizos, y estaría situada al norte de Eldorado. Sin embargo, el Consejo Federal de Suiza no apoyó esta iniciativa y el plan de Fuchs no prosperó.6 Similar fin tuvieron los proyectos realizados por el propio Pablo Hasselbach -cuñado de Fuchs- y Enrique Bucher.7

Por otra parte, la yerba fue el cultivo que abrió el territorio a la colonización, y sigue siendo el motor de la economía provincial. En este proceso, la política se convirtió en un factor de primer orden, como lo evidenció el decreto del 15 de marzo de 1926, que obligaba a plantar y cultivar con yerba mate una determinada parte de la superficie concedida a los adjudicatarios de lotes agrícolas fiscales (Billard, 1944).

Surgimiento de la red migratoria vinculada a la yerba mate

La yerba mate Ilex paraguariensis St. Hilaire tiene la particularidad de ser un ejemplar natural de la selva paranaense -conocida también como mata atlántica-. Por mucho tiempo consumida y recolectada de yerbales naturales por las poblaciones guaraníes, con algunas experiencias de cultivo en el período reduccional jesuítico (1610-1768); hubo que esperar hasta principios del siglo XX para lograr materializar grandes plantaciones. La iniciativa partió de la mano de Julio Ulyses Martin -inmigrante suizo proveniente de Vaud-, quien concretó los primeros yerbales en gran escala en San Ignacio. A este impulso y nuevo emprendimiento del cultivo yerbatero se fueron sumando otros inmigrantes suizos, como Ernesto Addor -compatriota del cantón de Vaud-, quien llegó a San Ignacio proveniente de Paraguay para administrar el secadero de yerba de Martin y Cía. Al tiempo lo reemplazó su cuñado Roberto Deccopet. Más tarde, Allain y Addor realizaron grandes plantaciones de yerba mate en la Sociedad Auxiliar Fabril, Agrícola y Comercial (SAFAC) en Puerto Bemberg, al norte de Misiones.

En las primeras décadas del siglo XX, San Ignacio pasó a ser la zona de mayor concentración de yerbales cultivados del Territorio Nacional bajo el liderazgo de dos grandes empresas: Martin y Cía. y La Plantadora, S. A. Al poco tiempo, Santo Pipó se transformó en un caso paradigmático por el incremento de yerbales implantados. En efecto, de ser un centro obrajero explotado por los hermanos Damus, con una población obrera de 130 hombres (Niklison, 1914), pasó a ser una colonia particular destinada a inmigrantes suizos y dedicada al cultivo de yerba mate, como puede verse tal denominación en el mapa 1. En este sentido, la red de inmigrantes suizos fue fundamental para lograr el paso de una economía extractiva a una productiva.

Fuente: Reelaboración por Humberto Smichowski (2023) a partir de los mapas originales de Muello (1930, s. p.).

Mapa 1 Sección central del mapa de Misiones  

El negocio de la yerba mate había interesado al suizo-francés Eugenio Lagier, quien primero se instaló en Candelaria para más tarde incursionar en la empresa colonizadora. Sin embargo, por ser extranjero, las tierras destinadas a la colonización fueron adquiridas por el santafesino Luciano Leiva,8 amigo de la familia. El fraccionamiento de lotes en la colonia fue de 100 hectáreas -casi el cuádruple de tamaño de lo usualmente realizado hasta entonces en otros asentamientos-, lo que evidencia que el perfil socioeconómico de quienes allí se asentaron correspondía más al de inversores de capital que a los típicos inmigrantes europeos empobrecidos de finales del siglo XIX.

Un plantador de yerba mate necesitaba un buen presupuesto para iniciar las plantaciones, más aún considerando que los yerbales podían comenzar a ser cosechados cuatro años más tarde de su plantación. De este modo, Machon estimó:

que un colono debe contar con él de un capital de 20 000 a 25 000 francos suizos al menos. La mitad de esto es para comprar el terreno que se puede pagar en varias cuotas, el resto le permitirá vivir durante cuatro años, los que necesitará para obtener la primera cosecha, es decir, para su alojamiento, para las herramientas necesarias, etc. [traducción propia] (Machon, 1926, s. p.).

Los primeros inmigrantes en arribar a Santo Pipó fueron los hermanos Pablo y Rodolfo Hasselbach, Eugenio Jorge Heer y Guillermo Haene, provenientes de San Gall, entre otros; y al poco tiempo arribó desde Lausanne Víctor Schopfer, que había iniciado “obrajes en plena selva virgen en 1921, demostrando gran coraje y una resistencia a toda prueba” [traducción propia] (Machon, 1926, s. p.) (figura 1).

Fuente: Elaboración personal a partir de entrevistas y memorias.

Figura 1 Esquema de la red migratoria9  

El profesor Sprecher von Bernegg, especialista en botánica, trabajó en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Eidgenössische Technische Hochschule Zürich [ETH]). Había realizado una tesis sobre ginkgo biloba en 1907, y a partir de 1912 laboró en la recién creada estación experimental de tabaco y caucho en la isla Besuki de Java. En 1916, a su regreso a Suiza, fue colaborador en fisiología vegetal en la ETH. A partir de 1923 fue profesor con asignación docente, y desde 1926, profesor titular en el Departamento de Agricultura de la Universidad de Zúrich. Posteriormente desempeñó el cargo de director del laboratorio para el desarrollo económico de plantas tropicales y subtropicales hasta su jubilación en 1941.10 Entre los años 1926 y 1928 realizó un viaje de estudios a Sudamérica para investigar los cultivos subtropicales, lo que más tarde le permitiría publicar una obra fundamental sobre el té y la yerba como cultivos económicos a nivel mundial (Sprecher von Bernegg, 1936).

En torno a este tipo de protagonismo se sostiene la importancia de un análisis prosopográfico. En relación con ello, Wolfgang Reinhard resalta la utilidad de este método para confeccionar los llamados sets, es decir, las relaciones de toda una red de individuos, polarizadas siempre en una persona, en un ego; se trataba de relaciones muy variadas que la persona en cuestión podía poner en movimiento si era necesario (Vones-Liebenstein, 2005, p. 355).

Como un recurso en las relaciones, la vinculación del profesor Sprecher von Bernegg con sus alumnos, potenciales migrantes, y la información compartida por ellos fueron mecanismos que facilitaron el accionar social, que en este caso se tradujo en la migración. En este sentido, al realizar averiguaciones en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich,11 se comprobó que egresaron como ingenieros agrónomos: Alejandro de Chambrier en julio de 1921; Alejandro Stockar en julio de 1923 y, en octubre del mismo año, Santiago de Coulon como doctor en ciencias naturales; Juan Girsberger y Adolfo Mousson en julio de 1924, y Alfonso Scherer en 1926. Marcos Borel y Bernardo Christ egresaron sin diploma en julio de 1923 y 1924, respectivamente. Todos ellos, a excepción de Alejandro de Chambrier y Gustavo Keller, cursaron las siguientes materias con el profesor Sprecher von Bernegg: plantas tropicales útiles y su cultivo (Tropische Nuzpflanzen und ihre Kultur), ejercicio en mercología (Übung in Warenkunde), influencia del clima tropical en plantas, animales y seres humanos (Einfluss des Tropenklimas auf Pflanze, Tier und Mensch). En sus reuniones de estudio, el profesor “servía a sus alumnos y oyentes mate cocido y con bombilla” (Ziman y Scherer, 1976, p. 168), como un modo de acercar las lejanas tierras e incentivarlos a convertirse en plantadores.

En ese entonces, la enseñanza superior era minoritaria y forjaba un lazo muy sólido entre quienes tenían la posibilidad de realizarla. En este caso, los vínculos universitarios se vieron estrechados con la emigración; es decir, además de tener una memoria común de experiencias vividas, habían compartido los mismos profesores y la lectura de libros requeridos para sus estudios, pero, sobre todo, entablaron una amistad que traspasó el océano y que se consolidó en las picadas de tierra roja. Incluso si no hubieran cursado los mismos estudios universitario, bastaba con haber llevado a cabo juntos la primaria, como fue el caso de Gualterio Gessner, quien fue compañero de banco de Bernardo Christ, y en un viaje a Suiza este le contó que Misiones era el paraíso. Don Gualterio había realizado un doctorado en historia del arte y las posibilidades de conseguir trabajo en la universidad de Basilea estaban aún muy lejanas. Gressner, luego de casarse con Elisabeth Wendland, emprendió el viaje hacia Santo Pipó.

El impulso colonizador tuvo distintos afluentes, entre los cuales la instalación de oficinas destinadas a promocionar las nuevas colonias propició el arribo de nuevos inmigrantes. Jacques de Chambrier, por ejemplo, ofrecía lotes de 100 hectáreas en Santo Pipó a través de una oficina radicada en Posadas e hizo propaganda en Europa y en Estados Unidos (Gallero, 2011).

Consolidación de la red yerbatera en Santo Pipó

Muchos otros inmigrantes que fueron arribando compartían una cultura común y una misma nostalgia, pero, sobre todo, un espíritu aventurero, que los llevó a buscar nuevas oportunidades en Misiones.

Hacia 1924 fueron llegando como productores yerbateros: Alejandro de Chambrier, Jacques de Coulon, Marcos Borel, Juan Girsberger, Adolfo Mousson, Bernardo Christ, Alejandro Stockar, Jean Bugnion, Miguel Alberto de Haller y Gualterio Gessner. Más tarde arribaron Alberto Roth, con su esposa Margarita Würgler de Roth -tras una breve estadía en Córdoba-, y el armenio ginebrino Jorge Toumanian.

En el cuadro 1 se ha ordenado cronológicamente el arribo al puerto de Buenos Aires de los principales inmigrantes que llegaron a Santo Pipó a principios del siglo XX. Los datos fueron extraídos del Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (CEMLA). En todos los casos se tomó únicamente la fecha del primer viaje que allí figura. El cuadro brinda un interesante panorama sobre la nacionalidad, lugar de nacimiento y profesión; sobre esta última, llama la atención que algunos al arribar ya se denominaban hierbatero o plantador, evidenciando desde muy temprano la idea que venían a concretar.

Cuadro 1 Datos sobre el arribo de los inmigrantes suizos que llegaron a Santo Pipó (1909-1939)12  

Apellido y nombre Edad Nacionalidad Profesión Buque Fecha de arribo Lugar de nacimiento
Lagier Eugene 42 Suiza/Helvetia Agrónomo France 23/10/1909 Desconocido
Wagnière de Lagier Alice 40 Suiza/Helvetia Sin profesión France 23/10/1909 Aubonne
Heer Eugenio (hijo) 31 Argentina Comerciante Andes 29/11/1919 Desconocido
Heer Eugenio (padre) 62 Suiza/Helvetia Negociante Andes 29/11/1919 St. Gallen
Coster Edouard 54 Luxemburguesa Comerciante Lipari 17/8/1922 Diekirch
Cuenod Jean Jaques 28 Suiza/Helvetia Hacendado Desirade 12/3/1923 Vaud
De Chambrier Alexandre 24 Suiza/Helvetia Ingeniero Principe di Udine 18/5/1923 Neuchatel
Roth Albert 23 Suiza /Helvetia Jardinero Baden 18/3/1924 Basel
Würgler de Roth Margarethe 28 Suiza/Helvetia Casera Baden 18/3/1924 Basel
De Haller Michel Albert 24 Suiza/Helvetia Empleado en comercio Tomaso di Savoia 22/5/1924 Tour de Peil
Oberschelp Gustav 30 Alemana Maestro de escuela Wuttemberg 5/8/1924 Desconocido
Schopfer Victor 25 Suiza/Helvetia Agricultor Cap. Norge 23/11/1924 Gimel
De Bonstetten Andre 22 Suiza/Helvetia Agricultor Valdivia 9/2/1925 Berna
Haene Victor 33 Suiza/Helvetia Agricultor Monte Olivia 19/10/1925 St. Gallen
Haene Annie 30 Suiza/Helvetia Ama de casa Monte Olivia 19/10/1925 St. Gallen
Mousson Adolf 23 Suiza/Helvetia Ingeniero Monte Olivia 26/12/1925 Zúrich
Christ Bernhard 24 Suiza/Helvetia Hierbatero Monte Olivia 26/12/1925 Zúrich
Kellog Horace 38 Suiza/Helvetia Sin profesión Formosa 12/4/1926 Desconocido
Bugnion André 24 Suiza/Helvetia Ingeniero Alsina 29/5/1926 Lausanne
Pigerl André 21 Alemana Electrotécnico Bayern 3/7/1926 Regensburg
Pigerl Otto 27 Alemana Ingeniero Bayern 3/7/1926 Regensburg
Ha[e]ne Guillermo 32 Suiza/Helvetia Plantador Baden 6/9/1926 St. Gallen
Ha[e]ne Gertrud 25 Suiza/Helvetia Labores domésticas Baden 6/9/1926 St. Gallen
Ha[e]ne Otto 3 Suiza/Helvetia Menor Baden 6/9/1926 St. Gallen
Schoch Henrich 26 Suiza/Helvetia Ingeniero Weser 19/9/1926 Welfingen
Fenkart Paul 25 Suiza/Helvetia Ingeniero Weser 19/9/1926 St. Gallen
Fenkart Hanny 27 Suiza/Helvetia Sin profesión Weser 19/9/1926 Zúrich
Bourgeois Jean 28 Suiza/Helvetia Ingeniero agrónomo Florida 8/12/1926 Zúrich
Borel Marc 28 Suiza/Helvetia Ingeniero Florida 8/12/1926 Neuchatel
De Coulon Jacques 28 Suiza/Helvetia Comercio Conte Verde 3/3/1927 Neuchatel
Bugnion Daniele 23 Suiza/Helvetia Sin profesión Alcantara 23/5/1927 Burtigni
Schreiner Rosa 33 Alemana Sin profesión Gotha 28/11/1927 Hochwurden
Trümpler Theodor 23 Suiza/Helvetia Agricultor Monte Olivia 4/3/1928 Zúrich
Roulet Jean Pierre 30 Suiza/Helvetia Ingeniero Augustus 8/6/1928 Neuchatel
Schreiner Paul 42 Austríaca Herrero Mendoza 30/9/1928 Nebersdorf
Girsberger Jean 30 Suiza/Helvetia Ingeniero Monte Olivia 10/2/1930 Berna
Hardmeier Jacobo Enrique 31 Suiza/Helvetia Técnico Monte Rosa 9/10/1931 Zúrich
Fivaz Edmond 32 Suiza/Helvetia Comerciante Giulio Cesare 24/2/1933 Vaud
Fivaz Helena 31 Suiza/Helvetia Labores domésticas Giulio Cesare 24/2/1933 Vaud
Fivaz Claude 3 Argentina Estudiante Giulio Cesare 24/2/1933 Desconocido
Wendland de Gessner Elisabeth 33 Suiza/Helvetia Casera Neptunia 22/4/1935 Zúrich
Gessner de Bally María Theresa 6 Argentina Sin profesión Neptunia 22/4/1935 Desconocido
De Giacomi Jean 40 Suiza/Helvetia Industrial Mar del Plata 27/5/1939 Bonaduz

Fuente: Elaboración propia con base en información extraída del CEMLA.

Hacia la colonia de Santo Pipó se dirigió la mayoría de inmigrantes procedentes de los cantones franceses, en tanto que los provenientes de los cantones germanos arribaron más tardíamente. Egresados como agrónomos de la ETH de Zúrich, el perfil de los suizos radicados en esta colonia correspondió a una migración de elite, más aún si se considera la disponibilidad de capitales con que arribaban para la inversión en yerbales de gran extensión, lo que después tuvo un impacto en el aumento del precio de la tierra. La red que se gestó entre estos inmigrantes se transformó en un capital social a partir de un conjunto de relaciones basadas en la ayuda mutua, canales de información, confianza y diversas formas de reciprocidad que posibilitaron acciones que de otra forma no hubieran sido posibles. De este modo, toda red que se consolida se encuentra en estrecha relación con el grado de confianza y solidaridad compartidas por sus miembros (Portes y Sensenbrenner, 1993). En efecto, estos vínculos previos posibilitaron que los migrantes accedieran “al conocimiento, a la asistencia y a otros recursos que facilitaron su movimiento” (Massey et al., 2000, pp. 24-25).

Estos agrónomos, desde ahora yerbateros, vinieron dispuestos a lograr plantaciones modelo a gran escala. En algunos casos fueron representantes de firmas suizas que realizaban inversiones, como Víctor Schöpfer, que trabajaba para Lecoultre y Cía. -una importante fábrica de relojes-; en otros casos representaban a amigos o familiares que enviaban capitales, como Andrés Bugnion o Bernardo Christ, quienes concentraron acciones de tíos y hermanos, entre ellos integrantes de bancos suizos; o como Gualterio Gessner, quien tenía como financista a su compañero de escuela Rolf Bally (Gallero, 2011).

Los lazos de amistad y parentesco forjados de este modo crearon un mecanismo social que permitió canalizar la información y reducir los riesgos implícitos no solo a partir del traslado a un entorno nuevo sino también en el contexto posmigratorio. Esta situación se identifica en el caso de Bernardo Christ, quien arribó al puerto de Buenos Aires declarando ser hierbatero, aunque inicialmente se dedicó a administrar la propiedad de la familia Bugnion. En estos lazos de amistad que se fueron forjando, se puede ver que Christ se relacionó con Alberto Roth, quien provenía del mismo cantón, y al buscar consejo sobre cómo iniciar la plantación de yerba reconoció que “era un placer hablar otra vez el dialecto de Basilea” (Gallero, 2014, p. 161). La motivación para emprender el viaje, el conocimiento, los recursos económicos compartidos y los distintos mecanismos de contención del migrante utilizados para el afianzamiento de la movilidad permitieron la consolidación de una “cultura migratoria”, que se fortaleció “mediante las relaciones de intercambio recíproco, entre las cuales los favores están extendidos a parientes, amigos y vecinos” (Pedone, 2003, pp. 224-229).

En el caso de Santo Pipó, que fue una colonización privada, se estimularon las plantaciones para que fueran realizadas de modo organizado y para que pronto pudiera ser catalogada como una colonia yerbatera modelo. En poco tiempo surgieron viveros destinados a una cuidadosa producción de plantines, los que a su debido momento fueron trasplantados en tierras desmontadas para tal fin. En un antiguo libro contable, entre otras cosas, se detalla el costo de implantación del yerbal de Alejandro de Chambrier en el año 1925, en el que se puede ver el precio que tenían los plantines, el replante, el vivero, el galpón, el alambrado y la mano de obra (en este caso el peón, el centinela que cuidaba la plantación, y el costo por desmontar).13

Todos estos nuevos yerbateros tuvieron comienzos similares. El intercambio entre los alumnos con el profesor Sprecher von Bernegg se notó en los cuidados especiales que requiere la plantación definitiva en el campo para lograr una producción no solo más rentable sino también de una mejor calidad. La yerba, al ser una especie del sotobosque, es muy delicada en relación con el suelo, además de ser una planta muy sensible a las temperaturas y con extrema sensibilidad a la exposición solar. Esto hace que las nuevas plantaciones requieran cuidados especiales, tales como ponchos o pantallas que protejan a los tiernos plantines de yerba mate (figura 2). Así mismo, en su libro el profesor establece claramente los marcos de plantación y la distancia entre las plantas, así como la poda de formación (Sprecher von Bernegg, 1936).

Fuente: Archivo particular María Theresa Gessner de Bally, ca. 1927.

Figura 2 Protección de plantines 

Al principio, aunque las plantaciones sufrieron reveses, como sequías o invasión de langostas, dieron sus primeros frutos entre los cuatro y los cinco años de haberse iniciado. Para esta incipiente producción había que elaborar, lo que significa que se debían realizar tres operaciones: el sapecado, el secado y el canchado, al final de las cuales las hojas en estado natural se convertían en materia prima para la molienda.

François Machon considera que seguramente los colonos establecieron “bajo la forma cooperativa, fábricas centrales a donde irán con su yerba sapecada, como en casa los campesinos van al lugar comunal a separar los granos de trigo” [traducción propia] (Machon, 1927, s. p.). A principios de la década de 1930, la red migratoria se transformó en una red de cooperación y dio lugar a la primera cooperativa especializada dedicada a la producción, elaboración y comercialización de yerba mate. A esta asociación se le denominó Productores de Yerba Mate de Santo Pipó, Sociedad Cooperativa Limitada (en adelante PYM).

Entre los fundadores de la cooperativa se destacaron tres exalumnos del profesor Sprecher von Bernegg: Juan Girsberger,14 Adolfo Mousson15 y Bernardo Christ.16 Otros integrantes de este núcleo fueron Miguel Alberto de Haller, quien estudió administración bancaria en Suiza; Andrés Bugnion, ingeniero civil que continuó con la tarea iniciada por su hermano Jean, luego de su prematuro fallecimiento en Santo Pipó; Gualterio Gessner; Juan de Giacomi y el comerciante luxemburgués Eduardo Coster, quien luego estuvo representado por su sobrino Jorge Heer.

El objetivo inicial fue unirse para secar la yerba producida por los asociados. Al poco tiempo se sumaron nuevos integrantes: Esteban Roulet, Alice Wagnière (viuda de Eugenio Lagier), Eugenio Jorge Heer, Juan Cuenod y Alejandro de Chambrier, en tanto que Willian Fitting y David Lecoultre estuvieron representados por un apoderado, el que luego pasó a ser Andrés Bugnion.17 Un punto a tener en cuenta es que el secadero funcionaba antes de haberse formalizado la constitución de la cooperativa, lo que demuestra tanto lazos de amistad previos como solidaridades regionales (véase figura 1).

Desde el principio se pretendió tecnificar los procesos para la elaboración de la yerba mate y, en este sentido, fueron introducidos los inventos desarrollados por el suizo Esteban Roulet: la sapecadora mecánica y un secadero tipo catre, que años después se perfeccionó hacia el secadero a cinta. Este sapecador fue perfeccionado en 1928 y a partir de allí se empleó por casi todos los secaderos, tal como se puede observar en la fotografía 1. En la imagen se muestra un sapecador giratorio de malla de alambre, debajo del cual se encendía fuego. Este artefacto se utilizaba en Puerto Esperanza y era propiedad de Enrique Bucher, quien fue un nexo clave y es analizado en el siguiente apartado.

Fuente: Tell y Priamo (2020, p. 98).

Fotografía 1 Sapecado de yerba mate en Puerto Esperanza, ca. 1930 

El secadero de tipo catre inventado por Esteban Roulet reemplazó al barbacuá -antiguo sistema de secado-, que se utilizaba hasta ese momento. Las innovaciones técnicas y la incorporación de nuevas plantaciones permitieron que la pequeña cooperativa empezara a crecer de un modo bastante seguro en un negocio que estaba perdiendo el color dorado del oro verde. Sin embargo, la rentabilidad del cultivo de la yerba mate, el capital invertido en los yerbales y la ausencia de una estructura de pequeños propietarios preocupados por el abastecimiento de bienes de consumo, provocaron con posterioridad el estancamiento de la colonia (Dohmann, 1999). Muchos inmigrantes subsanaron esta situación buscando tierras en colonias vecinas, como por ejemplo Ñacanguazú, Corpus, Gobernador Roca o General Urquiza (J. Würgler, comunicación personal, 27 de febrero de 2019).

Al mismo tiempo, en esta red migratoria se destacan los proyectos asociativos que tuvieron sus integrantes. En primer lugar, la Asociación Rural Yerbatera Argentina (ARYA) en 1936 y la Federación de Cooperativas Agrícolas de Misiones en 1939, en las cuales desempeñaron un rol preeminente Juan Girsberger y Andrés Bugnion. En segundo lugar, la Tungoil, S. C., L., surgió en 1946 con la comisión de estudio en la que estuvieron Alejandro Stockar,18 Eugenio Jorge Heer, Andrés Bugnion, Juan Girsberger, Carlos Dufaux y Claudio Lagier (quien continuó el legado de su padre Eugenio Lagier). Esta cooperativa, dedicada al aceite de tung (Aleurites fordii), congregó colonos de las vecinas localidades de Corpus, General Roca, Gisela, Naranjito, Ñacanguazú, Puerto Mineral y Tabay, todas las cuales tuvieron su centro geográfico en la colonia Santo Pipó.

En tercer y último lugar, a fines del año 1945 se inició una segunda cooperativa, que se denominó Cooperativa Agrícola de Santo Pipó, que tuvo como impulsores a Alejandro Stockar y Pablo Würgler. Su objetivo fue más amplio que el de la PYM, pues además de la elaboración e industrialización de la yerba mate, se centró en el tung, citrus de todos los productos de sus socios de la región. Entre los miembros fundadores estaban Teodoro Trümpler, Alejandro Stockar, Guillermo Oberschelp, Alberto Roth, Pablo Würgler, Margarita Würgler de Roth, Pablo Fenkart, Marcos Borel, Andrés de Bonstetten, Enrique Schoch, Horacio Kellog, Juan Bourgeois, Juan Bernoulli y Jacobo Hardmaier. Lamentablemente, con el tiempo, muchos de sus socios se fueron de Santo Pipó a otros lugares de la provincia en Argentina, o retornaron a Suiza (del listado referido, se fueron tempranamente Pablo Fenkart y los mencionados después de este) y actualmente la cooperativa no está operando.

La red se extiende: la colonización de Puerto Esperanza

Si se parte del supuesto de que las redes sociales se perpetúan en tiempo y espacio para adquirir una dinámica propia (Pedone, 2002), se comprenderá que el impulso migratorio en torno al oro verde llegó a otros puntos del entonces territorio nacional de Misiones. En efecto, además de la fundación de la colonia Oro Verde hacia finales de 1925, nació Puerto Esperanza en el norte del territorio al año siguiente.

Hasta 1907, gran parte de las tierras del noroeste de Misiones eran propiedad de la Sociedad Martín Errecaborde y Cía. La disolución de esta empresa conllevó el remate de 100 leguas cuadradas de tierras fraccionadas en cuatro grandes lotes.19 Los hermanos Istueta fueron los adquirentes del lote D, de 42 500 hectáreas, tierras que años más tarde se convertirían en Puerto Esperanza. Allí también se instaló la empresa Núñez y Gibaja, dedicada a la importación de yerba desde Brasil (Rojas y Gherardi, 2003). Hasta 1926, la sociedad de herederos Istueta se dedicó a la explotación de los montes y al arrendamiento de tierras, pero no tuvo un accionar colonizador sino hasta la intervención de la sociedad Yerba Mate Aktiengesellschaft (en adelante Yerba Mate A. G.) con sede en Suiza. De este modo, las raíces de la colonización de Puerto Esperanza “se radican, en gran parte, a miles de kilómetros de distancia, allende el Atlántico” (Ziman y Scherer, 1976, pp. 167) (mapa 2).

Fuente: Reelaboración por Humberto Smichowski (2023) a partir de los mapas originales de Muello (1930, s. p.).

Mapa 2 Sección norte del mapa de Misiones 

Gustavo Keller,20 principal impulsor de esta colonia -quien también estudió en la ETH de Zúrich-, luego de una estadía en Misiones y Brasil, volvió a Zúrich para buscar apoyo dentro de la sociedad Plantagen A. G., compañía cuyo principal objetivo en ese entonces era la explotación y gerenciamiento de las plantaciones de caucho en Sumatra, té y café en Java. Tras la fundación de la sociedad Yerba Mate A. G., sociedad que surgió a partir de la inversión realizada por 30 accionistas suizos, Gustavo Keller reunió medio millón de francos para invertir en la plantación de yerba mate e impulsar la colonización en el norte de Misiones (Ziman y Scherer, 1976). Según Pedro Scherer, esta sociedad poseía acciones de suma importancia en ese momento, e inclusive cotizaba en bolsa (P. Scherer, comunicación personal, 26 de septiembre de 2021). A partir de la obtención de los recursos económicos, Keller adquirió tierras y, luego de gestionar el título de estas, desde Posadas partió hacia Puerto Esperanza acompañado de peones paraguayos que seencargaron de la apertura de las picadas en la selva. Meses más tarde, con el incentivo del profesor Sprecher von Bernegg, llegaron los agrónomos Alfonso Scherer21 y Gustavo Ernst22 (véase la figura 1). Según Pedro Scherer, Gustavo Keller era una persona “con bastante experiencia en agricultura”, aunque aclara que “la yerba no es agricultura. En realidad, es arboricultura tropical” (P. Scherer, comunicación personal, 26 de septiembre de 2021).

Por su parte, Enrique Bucher,23 que había arribado en el año 1913 a Argentina, tras recorrer el sur del país “se vinculó con la antigua oligarquía de estancieros. Y lo contrataron como maestro para los hijos en las estancias”, entre ellos con Bunge y más tarde con los Istueta (P. Scherer, comunicación personal, 26 de septiembre de 2021). Fue con el señor Bunge con quien llegó a Misiones y trabajó durante varios años en Puerto Gisela, muy cercano a Santo Pipó. Sin embargo, el anhelo de adquirir sus propias tierras lo vinculó a Gustavo Keller, con quien se dirigió al norte para establecerse en Puerto Carolina (Bucher, 2003). A su vez, Otto Bucher -hermano de Enrique- trajo como ayudante de su compatriota, el agrónomo Alfonso Scherer, egresado de la ETH de Zúrich. Según Pedro Scherer -su padre-, Alfonso ya había arribado poco antes a Argentina y “anduvo dando vueltas en la colonia suiza en Buenos Aires”, donde conoció a Bucher, quien “tenía la misión de la familia Istueta de ir a [Puerto] Esperanza y hacer la primera plantación [de yerba]” (P. Scherer, comunicación personal, 26 de septiembre de 2021).

Para el año 1927, la sociedad Yerba Mate A. G. realizó nuevas inversiones de capital para adquirir más tierras. En efecto, ese año, con fondos de la sociedad Plantagen A. G., compró 200 hectáreas en Puerto Esperanza que debían ser desmontadas y plantadas con yerba mate. Con este objetivo en vista, los propietarios de El Tupí fundaron la sociedad Ernst y Scherer (Ziman y Scherer, 1976; Tschumi, 1948). Para 1931, este establecimiento ya disponía de su propio secadero con una capacidad de elaborar un millón de kg de yerba canchada. En 1935 fundaron una nueva empresa, Ernst, Scherer & Cía. Plantaciones Carolina, que actuaba de manera independiente de El Tupí, con alrededor de 800 hectáreas de tierra plantadas con yerba y tung. Scherer y Ernst también estuvieron a cargo como apoderados de la Colonia Istueta, S. A. con el fin de fomentar la colonización (Tschumi, 1948).

En 1929, la Colonia Istueta, S. A.,24 destinó parte de sus tierras situadas al norte de la propiedad de la sociedad Yerba Mate A. G. para un “convenio de colonización a comisión” junto con el suizo Jacques de Chambrier y el científico alemán Federico Mayntzhusen, orientado hacia inmigrantes alemanes-brasileños (Rojas y Gherardi, 2003). En los años siguientes, la venta de los lotes no prosperó de acuerdo con lo esperado, pues fueron pocos los colonos que arribaron (Ziman y Scherer, 1976). En 1936, Enrique Bucher -que participó en colonia Istueta como plantador de yerba mate- propuso destinar tierras para un nuevo frente colonizador compuesto por inmigrantes suizos que partían debido a la difícil coyuntura económica por la que atravesaba su país de origen. Para lograr este propósito, Bucher viajó a Suiza, donde realizó una intensa propaganda para captar potenciales pobladores y de ese modo logró atraer a 15 familias.

Hacia fines de la década de 1930, Luis A. Ferrari había sido designado comisario de emigración suizo luego de la firma del Tratado de Inmigración y Colonización entre Suiza y Argentina el 6 de julio de 1937. En 1942 escribió En misión a Misiones, libro en el que relató las vivencias del viaje que realizó entre julio y agosto de 1937 por los principales asentamientos con inmigrantes de origen suizo. En la narración destaca las precarias condiciones habitacionales y la pobreza en que estaban inmersos los pobladores asentados en colonia Istueta luego de varios meses de radicación:

Y me quedo penosamente sorprendido, porque esto no me lo esperaba. Bürki es uno de los primeros colonos que he recibido en Buenos Aires y dirigido a Misiones. Y me lo veo aquí, ocupando con su familia numerosa, un rancho por demás primitivo, a orillas de un arroyuelo sucio (Ferrari, 1942, pp. 133-134).

Aquí ya es posible vislumbrar diferencias sustanciales entre los migrantes que arribaron a lo largo de la década de 1920 y quienes se establecieron en Misiones después de 1935. En este último caso, no pudieron efectuar nuevas plantaciones de yerba mate pues todo el sector yerbatero se encontraba atravesando una fuerte crisis que devino en su intervención a partir de la creación de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate -CRYM- el 4 de octubre de 1935 por medio de la Ley 12236 de 1935. El objetivo central de este organismo fue la reglamentación de las nuevas plantaciones de yerba mate y la regulación de las podas de las ya existentes.

La situación crítica de muchos colonos motivó a que desde Suiza se planteara el envío de un pastor, quien fue mandado especialmente para atender a los colonos que manifestaban penurias y sufrimiento en su adaptación a la tierra colorada. Fue así como se creó la Iglesia Evangélica Suiza a fines de la Segunda Guerra Mundial con la llegada de Gotfried Rohner en 1944 (Rohner, 1945). Al año siguiente de arribar, realizó un informe sobre la situación de los colonos en el que diferenció, por un lado, a los grandes yerbateros, que se destacaban por tener extensas propiedades con yerba, y por otro, a los colonos yerbateros, que llevaban una vida más carenciada. A su vez, estableció una distinción entre los inmigrantes que no eran propietarios de yerba -entre los que ubicó unos pocos viejos inmigrantes establecidos en la década de 1920- y los nuevos colonos arribados a partir de 1936.25 Esta distinción evidencia, por un lado, los perfiles migratorios de quienes llegaron con capital y recursos para invertir, y por otro, aquellos que se vieron afectados por la crisis económica Suiza y vinieron subvencionados en un momento en el que ya no pudieron realizar plantaciones de yerba mate por haberse reglamentado el cultivo. Por otra parte, es interesante tomar en cuenta esta diferenciación porque permite vislumbrar una red social de asistencia y reciprocidad, como fue la creación de la Comisión de la Ayuda Social (COMSO), una “comisión suiza pro fomento entre los suizos en Misiones”.26 Esta asociación, cuyos principales promotores fueron Alberto Roth y Bernardo Christ, difundió ideas de ayuda y solidaridad a través de cartas circulares, Rundbriefe, entre 1946 y 1963, en las que se daban consejos sobre distintos temas, especialmente en la agricultura: cómo enfrentar algunos problemas en los cultivos, cómo cuidar el suelo, qué hacer con los ataques de las langostas. También reflexionaba en torno a la Navidad (Rundbrief 16 [diciembre, 1951]) o la Fiesta Nacional Suiza del 1 de agosto.27 Otro de los temas o preocupaciones principales tratados en estas cartas era la educación de la juventud.28 Finalmente, la Iglesia Evangélica Suiza centralizó sus actividades en Línea Cuchilla, lugar en el que terminó desarrollando su principal obra diaconal: el Instituto Línea Cuchilla (ILC). La COMSO, que había surgido entre los miembros de la iglesia de la primera oleada asentados en Santo Pipó en 1946, tuvo como principal preocupación la educación de los jóvenes. Una vez que vio que esta obra estaba consolidada, dejó su legado a la Comisión del Consejo Directivo del Colegio Instituto Línea Cuchilla, siendo actualmente un centro de enseñanza secundaria con orientación técnica, agronómica y en turismo, que es reconocido en la provincia, en el país y en Suiza (Gallero, 2019).

Conclusiones

Dentro de las migraciones suizas hacia Argentina, el presente artículo analiza la gestación y consolidación de una red migratoria en torno a la yerba mate en el territorio nacional de Misiones. En este espacio, aunque hubo varios antecedentes de inmigrantes suizos, fue recién en el período comprendido entre las dos guerras mundiales cuando los ingresos fueron más numerosos y organizados. Dos subperíodos se destacaron aquí: a lo largo de 1920 y después de 1935. En la primera de estas etapas, el proceso migratorio puede ser atribuido principalmente al boom de la yerba mate.

Los aportes de la prosopografía y la teoría de redes sociales permitieron analizar el rol de determinados sujetos dentro del contexto migratorio y estudiar el entramado de relaciones sociales suscitadas entre los actores que consolidaron las movilidades y las prolongaron en el tiempo a partir del arribo de nuevos migrantes. Esta situación quedó plasmada en el llamado del oro verde: la difusión de las noticias en torno a la yerba mate en Suiza incentivó las migraciones hacia Misiones a comienzos de 1920. El nexo entre los migrantes en este período fue el profesor Andreas Sprecher von Bernegg de la Escuela de Altos Estudios Politécnicos de Zúrich (ETH), pues recomendó el traslado de sus alumnos hacia Misiones y los asesoró en el cultivo de la yerba mate. De este modo, el eje vertebrador fue su cultivo y cómo la red de agrónomos influyó en el modo en el que se realizaron los yerbales cultivados con una repercusión a largo plazo, pues permitió lograr un aumento de la productividad de las plantaciones y la calidad del cultivo.

Por otra parte, con el aporte de sus alumnos y el intercambio epistolar, además de su visita a Misiones, este profesor realizó una obra académica que a nivel mundial tuvo repercusión sobre la yerba mate. A partir de su persona se reconstruyó una red migratoria que a través de la prosopografía permitió analizar la acción social de sus integrantes, que se plasmó en la fundación de cooperativas (Productores de Yerba Mate, S. C. L.; Cooperativa Agrícola de Santo Pipó, S. C. L., y Tungoil, S. C. L.), la participación en la Iglesia Evangélica Suiza y la Comisión Social entre los Suizos (con repercusión a nivel educativo en el Instituto Línea Cuchilla), y en agrupaciones como la Asociación Rural Yerbatera Argentina (ARYA) y la Federación de Cooperativas Agrícolas de Misiones. Estas instituciones a nivel local representan una complejidad de relaciones que exceden el análisis de este artículo, por lo que se espera que a futuro se promuevan nuevas investigaciones.

Durante gran parte del siglo XIX y las primeras décadas del XX, las prácticas inadecuadas de cosecha de los yerbales nativos de Misiones plantearon la necesidad de recuperar las técnicas para la reproducción de plantines a partir de la siembra en almácigos y posibilitaron el progresivo aumento de la yerba mate cultivada frente a la de origen silvestre. En la década de 1920, a las poblaciones de Santo Pipó y Puerto Esperanza llegaron suizos con capital para invertir y realizar plantaciones de yerba mate, el oro verde, que permitiría el paso de una economía extractiva a una productiva en Misiones, entre otras actividades que surgieron después. En la década de 1930, la crisis económica que había repercutido a nivel mundial motivó que el Estado suizo propiciara una emigración organizada, en la cual las conexiones entre los inmigrantes que ya estaban asentados en Misiones fueron clave para que el principal contingente llegara a Línea Cuchilla, y que otra parte se diseminara en otras colonias, como en Eldorado, Helvecia en Puerto Esperanza y en Oberá.

La diferencia entre una y otra oleada, y en especial las dificultades que tuvieron los suizos que arribaron en la segunda -en parte porque no pudieron cultivar yerba mate, en parte porque no lograron adquirir grandes extensiones, pero principalmente porque no estaban preparados para vivir en el “monte”- motivó a que la Federación de Iglesias Evangélicas Suizas enviara un pastor. Dentro de este marco, se crearon redes de solidaridad que se generaron entre quienes habían llegado en diferentes momentos y circunstancias a la actual provincia de Misiones, y en la cual la red migratoria estudiada en torno al profesor Andreas Sprecher von Bernegg fue clave en sus conexiones y para su desarrollo.

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3 Este artículo se encuentra enmarcado dentro del proyecto “Cartografía etnográfica e historia ambiental en Misiones (1881-2010)”, cuya directora es la doctora Cecilia Gallero y del cual la doctora Laura Zang es investigadora. El proyecto cuenta con financiamiento dentro del marco PIP 11220200100391CO. Se agradece la asistencia técnica de Guido Diblasi y Mariana Dimas, carrera del personal de apoyo del Instituto de Estudios Sociales y Humanos (Conicet-UNaM).

4 El proyecto político de la Constitución Nacional de Argentina siguió los lineamientos propuestos por Juan Bautista Alberdi en su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. “Alberdi es sin lugar a dudas el arquitecto principal del Estado Argentino” y quien propuso “la fórmula política del Estado Constitucional Argentino” (Santiago, 2003, p. 238), dentro del cual una idea era “gobernar es poblar”.

5 Suiza era un país altamente industrializado y su economía se centraba en la exportación de productos manufacturados; en cambio, era importador de materias primas con una fuerte dependencia de artículos alimenticios de otros países vecinos como Alemania.

6 Schweizerisches Bundesarchiv, Berna, Suiza, E 2175, Papier 1000/132_36. Kolonisation Eldorado Dr. Fuchs & Projekt Colon.

7 Schweizerisches Bundesarchiv, Berna, Suiza, E 2175, Papier 1000/132_37. Kolonisationsprojekt Bucher in Misiones. Kolonisationsprojekt Haselbach-Misiones.

8 Luciano Leiva -hijo de quien fuera gobernador de Santa Fe entre 1894 y 1898- también fue socio de Adolfo Schwelm en Colonia Victoria, al norte de Eldorado. Sin embargo, no pudo encargarse de ninguna gesta colonizadora ya que falleció en 1921.

9 Obsérvese que en el cuerpo de la figura se ha distinguido el origen regional de los migrantes: en tonos de amarillo a los suizo-alemanes, en matices azulados a los suizo-franceses y en color rosado al único caso de origen suizo-italiano. Con blanco se distingue a los inmigrantes cuyo origen es desconocido o que provienen de otros países europeos, en su mayoría de Alemania.Con el inicio de la empresa colonizadora, Lagier no solo comunicó al gobierno suizo acerca de las aptitudes agrícolas de las tierras misioneras sino también instó a que otros jóvenes compatriotas lo siguieran a incursionar en el cultivo de la Ilex paraguariensis St. Hilaire. En este sentido, el profesor Andreas Sprecher von Bernegg fue el nexo de unión entre muchos inmigrantes que conformaron una sólida red migratoria con el objetivo de cultivar el oro verde. Según Ladislao Ziman y Alfonso Scherer, la mayoría de los colonos suizos de Santo Pipó y el Alto Paraná tomaron el primer contacto con la yerba mate y con Misiones exactamente en la casa de este profesor, en la calle Susenbergstrasse, en Zúrich. Estos autores señalan que se trataba de uno de los mejores científicos mundiales especializado en cultivos tropicales y subtropicales, que recomendaba a sus alumnos fervientemente plantar yerba mate en Sudamérica en lugar de cauchera o palmas de aceite en África o Asia (Ziman y Scherer, 1976).

10 Falleció a los 80 años en Zúrich el 13 de agosto de 1951 (Sprecher, A. [s. f.]. Archivo de la ETH [H5 446- 6]. Zúrich).

11 Se agradece a Úrsula Steinhauser, de la biblioteca de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, por la información brindada.

12 Los nombres de los migrantes en el cuadro aparecen como en la base de datos del CEMLA, no así en el cuerpo del artículo, donde han sido castellanizados.

13 Libro contable, gentileza de Martha de Haller de De Coulon.

14 Juan Girsberger: Nació el 1 de septiembre de 1901 en la ciudad de Zúrich, donde murió a los 94 años. Se recibió como ingeniero agrónomo en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Fue conocido como Juan Pirú por su delgadez, pero, además, como una eminencia gris por estar en todo y actuar siempre en un segundo plano o detrás de bambalinas. Permaneció soltero. Era muy hábil con los negocios y muy emprendedor. Sus últimos años fueron un pendular ir y venir entre Suiza y Misiones. De vasta cultura, lectura permanente y viajes por todo el mundo, tienen su sello inicial la Asociación Rural Yerbatera Argentina (ARYA), la Tungoil, S. C. L., la Estancia Yohasá, Regional Máquinas, la Sociedad Comercial Santo Pipó, Ivoty y Papel Misionero.

15 Adolfo Mousson, también conocido como «Chu chu», nació el 4 de febrero de 1902 y falleció en Santo Pipó en 1977. Se recibió como ingeniero agrónomo en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Se casó con Fulgencia Candia, una mujer que había enviudado muy joven y de quien adoptó a sus cuatro hijos: Marta, Victoria, Adolfina y Crescencio. Estuvo en los comienzos de la Sociedad Comercial de Santo Pipó, a la que denominaba «Mein boliche».

16 Bernardo Christ nació en Basilea el 29 de septiembre de 1901, lugar donde falleció ochenta años más tarde. Estudió agronomía en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Se casó con Sigried Rehsche, originaria de Letonia, con quien tuvo dos hijos: Alexandra (conocida como Sacha), quien vive actualmente en Suiza, y Manuel, quien falleció siendo niño. Luego de vivir unos años en Santo Pipó, trasladó su establecimiento a Tabay, desde donde continuó sus relaciones con la PYM.

17 Todos los precitados se constituyeron en los socios fundadores de la cooperativa, tal como lo estableció el artículo decimosexto de sus estatutos, los que fueron aprobados por el decreto Nº 46.634-438 del 9 de agosto de 1934. Estatutos de Productores de Yerba Mate de Santo Pipó, S. C. L.”, 1934.

18 Alejandro Stockar realizó el estudio cinético del tung y algunas publicaciones como «Tung Aleurites fordii Hemsleyo» (Stockar, 1964).

19 La mensura de la propiedad de los herederos Istueta fue realizada más tarde por el agrimensor Francisco Foulliand, quien encontró que faltaban alrededor de 8 000 hectáreas al lote D, por lo que la Compañía Tierras y Maderas de Iguazú -en su momento adquiriente del lote C del remate efectuado por la Sociedad Martín Errecaborde y Cía.- debía ceder esta cantidad de tierras para completar la faltante. Para 1913, los herederos Istueta también arrendaron la propiedad de Núñez y Gibaja en Puerto Esperanza (Ziman y Scherer, 1976).

20 Gustavo Keller nació en Suiza el 30 de marzo de 1890. En octubre de 1913 ingresó a la ETH de Zúrich y egresó en marzo de 1917 con un diploma de agricultor.

21 Alfonso Scherer nació en Soleure (Suiza) el 7 de abril de 1904. Hijo de Hermann Scherer y Leontine Maire, se casó con Matilde Elmiger y tuvieron cuatro hijos: Pedro, Mónica, Isabel y Doris. Se recibió de agrónomo en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) y llegó a Misiones en 1926.

22 Gustavo Ernst nació en Winterthur (Suiza) el 10 de septiembre de 1903, en el hogar de Ricardo Ernst y Elisabeth Sulzer. Se recibió como ingeniero agrónomo en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza). Llegó a Misiones en 1926.

23 Enrique Bucher nació el 21 de agosto de 1889 en Lucerna (Suiza). Si bien estudió entre 1909 y 1910 en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, se recibió de ingeniero agrónomo en la Universidad de Leipzig en Alemania.

24 Esta se constituyó como tal el día 11 de agosto de 1928 con el objetivo de explotar 5 000 hectáreas de tierra destinadas a realizar plantaciones de yerba mate y fomentar la colonización.

25 Archivo de la Iglesia Evangélica Suiza, Ruiz de Montoya.

26 Archivo de la Fundación Alberto Roth, Libro de Actas de la COMSO, pp. 1 y 2.

27 Las “cartas circulares” (Rundbrief) se encuentran en el archivo particular de la Fundación Alberto Roth. Se citan las siguientes: Rundbrief 5 (octubre, 1946) y Rundbrief 10 (noviembre, 1947) (dedicadas al problema de la langosta especialmente); Rundbrief 16 (diciembre, 1951), Rundbrief 20 (agosto, 1954); Rundbrief 22 (agosto, 1956), Rundbrief 23 (agosto, 1957), Rundbrief 24 (agosto, 1958), Rundbrief 25 (agosto, 1959), Rundbrief 26 (agosto, 1961), Rundbrief 27 (agosto, 1962) y Rundbrief 28 (agosto, 1963)

28 En primer lugar, porque la escuela primaria iba hasta sexto grado -se terminaba con 12 años aproximadamente-, y no había escuelas secundarias a las que se pudiera concurrir en la cercanía. Algunos suizos optaron por enviar a sus hijos o hijas a Posadas, como internos en los colegios Roque González o Santa María; otros a Buenos Aires, viviendo en casas de familia y concurriendo a distintos establecimientos educativos de la capital federal. Solamente unos pocos los enviaron a Suiza, y una gran mayoría los dejó trabajando en la chacra familiar.

Recibido: 13 de Junio de 2022; Aprobado: 25 de Noviembre de 2022

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