Durante las dos primeras décadas del nuevo siglo se ha hecho patente un creciente interés por el tema de los conflictos socioambientales en México y América Latina. Sin embargo, hasta el momento en que escribo esta reseña, solo existen tres obras que abordan directamente la temática a escala del territorio nacional; me refiero a Conflictos socioambientales y alternativas de la sociedad civil, coordinada por Darcy Tetreault, Heliodoro Ocho García y Eduardo Hernández González; Conflictos, conflictividades y movilizaciones socioambientales en México: problemas comunes, lecturas diversas, coordinada por María Fernanda Paz y Nicholas Risdell, y Recursos naturales y conflictos socioambientales, cinco experiencias de los actores sociales, coordinada por Yolanda C. Massieu Trigo y Lucio Noriero Escalante.
Con esta nueva obra colectiva que lleva por título Despojo, conflictos socioambientales y alternativas en México, sus autores, adscritos a diferentes instituciones -Universidad Autónoma de Zacatecas, Universidad de Guadalajara, Universidad Autónoma de Chapingo, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo-, nos colocan de nueva cuenta frente al debate sobre los procesos de conflictividad socioambiental en México, con sugerentes formas de acercamiento a varios estudios de caso y con distintos tipos de enfoques críticos que provienen de la ecología política, el ecomarxismo y la antropología social de las resistencias.
A lo largo de diez capítulos organizados en tres secciones o partes, “I. Macroanálisis y debates teórico-conceptuales”, “II. Estudios de caso en contextos locales específicos” y “III. Alternativas desde abajo”, esta obra nos brinda un panorama de los conflictos socioambientales en México a partir de la contextualización de estos en las dinámicas históricas de despojo que han caracterizado tanto a los países latinoamericanos como a la propia nación mexicana desde por lo menos los tiempos de la Colonia.
En la introducción se afirma que “la matriz Estado-capital” recurre a diferentes estrategias de cooptación y control de los territorios para la explotación lucrativa de minas, para la construcción de presas, para el desarrollo de infraestructura carretera, para la agricultura de gran escala, para el turismo o para la disposición de desechos industriales. Su contraparte son los procesos de rechazo y de resistencia que surgen desde abajo de las poblaciones locales en respuesta a la diversificación de las formas de desposesión mediante las cuales el modelo neoliberal de relación entre el capital y el Estado promueve proyectos y actividades “bajo la bandera del progreso”, “el crecimiento económico” y la “modernización” (p. 5).
Desde un punto de vista pragmático, en este libro se parte de una premisa que constituye una piedra angular de la reflexión contemporánea y de la construcción del conocimiento científico social sobre la conflictividad ambiental en países como México. Esto es, los conflictos socioambientales se han multiplicado exponencialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX. Puede ser que esto sea así, pero también puede ser, como se afirma en la obra, que los conflictos por los territorios y sus recursos siempre han estado ahí, en la constitución de lo local, pero hacia el final del siglo pasado cobraron mayor relevancia política y mayor visibilidad social, por lo cual se ha generado la percepción de que se han incrementado. En cualquier caso, lo que sigue en discusión y que pulsa en las principales preocupaciones teóricas y metodológicas sobre la temática en la primera mitad del siglo XXI es ¿qué factores o cuál es la configuración particular de la articulación entre determinados factores durante el siglo XX y anteriores que causó que los conflictos socioambientales hayan cobrado mayor relevancia política y mayor visibilidad social hasta hace unas décadas?
Se han ensayado varias respuestas que van de lo macro a lo micro y que pasan por teorías como la diseminación mundial de la idea de la hipótesis Gaia de que el planeta es un ser vivo, lo que para algunos ha derivado en una “pachamamización” del mundo, la idea de que en México todo empezó con el movimiento ambientalista contra la planta nuclear de Laguna Verde en la década de los ochenta o, bien, la suma del movimiento contracultural o “hippie” de los años sesenta, más el acelerado crecimiento demográfico y urbano en el país, más el desarrollo de una industrialización salvaje y sin planeación, más la exhibición mediática de un medio ambiente cada vez más contaminado en casi la totalidad del territorio del país. No podemos detenernos en ello ahora, pero ya sea que se han multiplicado o, bien, que se les ha puesto más atención que nunca antes, los conflictos socioambientales se producen en el cruce de los ámbitos político, económico y medioambiental y, en tal sentido, son en sí mismos una forma de entrada al entendimiento del estado que guardan las relaciones sociedad-naturaleza y cultura-naturaleza en las diferentes regiones y contextos locales de nuestro país.
Así, el planteamiento de la obra es muy pertinente, ya que la construcción de alternativas se convierte en un tema crucial para fijar los nuevos límites y los alcances de dichas nuevas relaciones y el cambio sociocultural que con ello se está gestando en esta parte del mundo, y en nuestro país en particular.
Los conflictos socioambientales tienen una productividad social, es decir, producen formas de vida en común cuyo estatuto de interacción e intercambios puede ser alterado y acotado por un determinado horizonte de coerción y de reciprocidad negativa (Lomnitz, 2005). En tales casos, ya sea que las oposiciones objetivas y subjetivas se presenten en su forma más brutalmente abierta y violenta o, bien, que se desarrollen como una capacidad de simulación colectiva, estableciendo un estadio generalizado de armonía bajo tensión o negación de la conflictividad que atraviesa las vidas de toda una población, la construcción de la vida social se desarrolla sobre esta conflictividad y tensión permanentes (Madrigal, 2014, p. 65).
Lo anterior se hace constar en los casos que integran la segunda parte de la obra, en la que destacan los procesos de resistencia en torno al corredor eólico en el Istmo de Tehuantepec y a la construcción de la presa El Zapotillo, en el estado de Jalisco. En ambos casos queda a la vista el escalamiento del rechazo colectivo a una forma de conflicto socioambiental como resultado de la acumulación de factores sociales, culturales y ecológicos, pero también como consecuencia de un cambio en la correlación de fuerzas en la dimensión local de los territorios.
Por otra parte, los casos de la contaminación del río Santiago, en el estado de Jalisco, y de la crisis del agua en la zona conurbada de la ciudad de Zacatecas y municipios vecinos documentan la ineficiente regulación ambiental en el centro y occidente de México, así como la imbricada red de complicidades institucionales que se estructuran en una “corrupción institucionalizada”, es decir, en una muestra en pequeña escala de lo que bajo la teoría de la sociedad mundial del riesgo se han denominado formas de irresponsabilidad organizada (Beck, 1998, p. 508).
Se trata de una obra que no se queda en el mero recuento de los daños o las afectaciones que forman parte del repertorio multicausal de los conflictos socioambientales en México, sino que se esmera en recoger una buena muestra de las experiencias locales que, a partir de redes de colaboración, alianzas y un autorreconocimiento de la capacidad de agencia colectiva identitaria, han encontrado vías alternas al desarrollismo industrial modernizador guiado por el Estado y el mercado. Los casos del Valle del Mezquital, en Hidalgo, y de la Sierra Zapoteca, en Oaxaca, destacan por los procesos de organización comunitaria que mediante la participación y la solidaridad ganan terreno a la reciprocidad negativa y a la racionalidad meramente monetaria promovidas por el sistema neoliberal.
El caso de la elaboración de mezcal en los alrededores del volcán de Colima puntea muy bien los dos casos anteriores al agregar un eje más para el análisis de estos procesos de conflictividad socioambiental, el papel de los mercados, los circuitos comerciales internacionales y las trasnacionales en los procesos de desposesión campesina. Los maestros mezcaleros del sur de Jalisco enfrentan las presiones del crecimiento del mercado y de una producción industrial de mezcal que se expande a gran velocidad, por medio de alianzas con distintos actores, una articulación de mercados alternativos y una defensa sistemática del patrimonio biocultural. Las tensiones de la conflictividad socioambiental en la región no desparecen, pero se mantienen a raya mediante la reproducción social de las técnicas y métodos tradicionales, así como la práctica de un comercio justo y una economía más solidaria.
En su conjunto, se trata de una obra crítica que muestra un país atrapado entre múltiples crisis. El deterioro ambiental, el incremento de la violencia, el crecimiento urbano desenfrenado, la descomposición política de las instituciones y la descomposición institucional de la política apuntan, todos estos, a la hipótesis de una circunstancia coyuntural en la que el fracaso del modelo neoliberal estaba gestando en México una nueva gran alternativa. El libro fue escrito antes de que sucediera el cambio en la presidencia de la república en julio de 2018; sin embargo, ya nos adelantaba que se venía una oportunidad política para los movimientos populares y el pensamiento de izquierda en México. Ahora que el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) está por cumplir dos años como presidente, se hace patente que hubo, en efecto, un cambio en la correlación de fuerzas, pero también que existe una necesidad urgente de transformar al Estado para atacar desde abajo los problemas y conflictos socioambientales derivados del desarrollismo capitalista.
Finalmente, para los interesados y estudiosos del tema de los conflictos socioambientales, este libro contiene un buen recuento de materiales bibliográficos en los que se sustenta la discusión académica más actual sobre la conflictividad social y ambiental en México y en toda América Latina.