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Revista de El Colegio de San Luis

versión On-line ISSN 2007-8846versión impresa ISSN 1665-899X

Revista Col. San Luis vol.12 no.23 San Luis Potosí ene./dic. 2022  Epub 27-Mayo-2024

https://doi.org/10.21696/rcsl122320221335 

Artículos

Más allá del ring y del gimnasio. Trayectoria del boxeo profesional en Jalisco, México

Beyond the Ring and the Gym. Trajectory of Professional Boxing in Jalisco, Mexico

Víctor Manuel Castillo Girón* 
http://orcid.org/0000-0002-8307-2952

* Universidad de Guadalajara. Correo electrónico: victorm.castillog@gmail.com


Resumen

El objetivo de este artículo es analizar la trayectoria de la práctica del boxeo profesional en Jalisco como una actividad significativa para la sociedad desde la década de 1950. La investigación adopta un enfoque cualitativo con carácter descriptivo, sustentada en información bibliográfica, observación participante y entrevistas con actores clave en diversos gimnasios, en particular de la zona metropolitana de Guadalajara. Los resultados subrayan que, sin menoscabo de la relevancia de las habilidades físico-atléticas del deportista, la trascendencia social del boxeo profesional y su trayectoria a través del tiempo están vinculadas a diversos factores contextuales, entre los que sobresalen las actuaciones de quienes intervienen en los negocios del boxeo como espectáculo de masas, así como diversas políticas y acciones de índole local orientadas a la práctica del boxeo competitivo. Nuevos trabajos deberán profundizar en estas vicisitudes teniendo como referencia las trayectorias de los campeones mundiales locales, y, con ello, explicar las correlaciones entre los logros de estos y los factores de su entorno personal y específico, pero también del contexto global.

Palabras clave: Arena Coliseo de Guadalajara; boxeo profesional; boxeadores de Jalisco; entorno deportivo; ring y gimnasio

Abstract

This study analyzes the trajectory of professional boxing in Jalisco as a significant activity for society since the 1950s. The research follows a qualitative descriptive approach, supported by scholarly literature, participant observation and interviews with key informants from various gyms, particularly in Guadalajara metropolitan area. Without undermining the relevance of the athlete’s physical-athletic skills, the results highlight that the social significance of professional boxing and its trajectory over time is linked to various contextual factors. They include the outstanding involvement of those in the boxing business as a mass spectacle and various local policies and actions aimed specifically at competitive boxing. New research should delve into these vicissitudes, taking the trajectories of the local world champions as a reference, and with this, explain the correlations between their achievements and the personal and specific factors of their environment and the more global context.

Keywords: Arena Coliseo de Guadalajara; professional boxing; Jalisco’s boxers; sports environment; ring and gym

Introducción

Por ser un deporte de contacto, el boxeo resulta polémico: para unos, es una actividad agresiva; para otros, no solo es un conjunto de acciones físicas, técnicas y tácticas regidas por estrictas reglas, sino también un medio que favorece la integración racial, la posibilidad de movilidad económica y la promesa de diferenciación y trascendencia social, particularmente pero no exclusivamente, de la clase trabajadora (Wacquant, 2006; Wacquant, 2006a; Pérez, 2016).

Su relevancia social es tal que, después del futbol, constituye el deporte con mayor audiencia en México y uno de los espectáculos que genera mayores ganancias al mercado televisivo. En la esfera internacional, el boxeo mexicano se ubica en segundo lugar, después del de Estados Unidos, por el número total de campeones mundiales, y México destaca como el país con mayor número de boxeadores en activo, funciones boxísticas a lo largo del año y protagonistas de los mejores encuentros pugilísticos profesionales (América Economía, 2013; Ferrer, 2015).

Sin buscar exonerar al pugilismo de las condenas de violencia que pesan sobre él y, en consecuencia, enfatizar los elogios de que ha sido objeto, el presente trabajo tiene como propósito analizar la trayectoria del boxeo profesional en Jalisco como una práctica significativa para un amplio sector de la sociedad desde finales de la década de 1950. Así, sin dejar de reconocer que el sendero de este deporte está marcado por los logros personales de algunos peleadores profesionales, asociado a las habilidades propias y a factores del entorno inmediato de estos, como el apoyo familiar y de quienes les asisten en sus entrenamientos y preparación, el documento subraya una trayectoria del boxeo profesional en tanto práctica significativa para un amplio sector de la población, en extremo vinculada con la emergencia, disponibilidad y accesibilidad de una serie de recursos existentes en un contexto que va más allá del ring y del gimnasio.

El énfasis en el estado de Jalisco, en particular en la zona metropolitana de Guadalajara (segunda metrópoli con mayor número de habitantes en México), donde se ha concentrado la mayor práctica del boxeo profesional de la entidad, puede ser un referente de la actividad pugilística en México. Si bien, durante las últimas décadas el número de boxeadores profesionales se ha incrementado sustancialmente en los estados de Sinaloa, Sonora y Baja California, Jalisco sigue siendo la entidad con mayor riqueza histórica y campeones mundiales en esta disciplina, después de la Ciudad de México (Castellanos, 2013; Boxeología Mexicana, 2017). Incluso, a decir de uno de los entrenadores activos más experimentados, Jalisco, y en concreto la zona metropolitana de Guadalajara, puede considerarse como la plaza de boxeo más emblemática de México, dado que, aunque la capital del país ha tenido el mayor número de campeones mundiales, una parte importante proviene de otras entidades federativas (JC, comunicación personal, 2020, enero 25).1

Además de esta introducción y de las conclusiones generales, el documento se integra de tres apartados. En el primero se plantean algunos conceptos que permiten considerar que, si bien los logros de un deportista se vinculan con las habilidades personales y los apoyos que recibe del entorno inmediato, es también importante la dotación de algunos recursos específicos del propio contexto social. En el siguiente apartado se exponen las estrategias y los procedimientos metodológicos para la investigación. Y en el tercer apartado se analizan las vicisitudes de las diversas etapas en el boxeo profesional del estado de Jalisco desde finales de la década de los 50.

Marco de referencia: el boxeo profesional como manifestación social

De acuerdo con Wacquant (2006a), los boxeadores profesionales, en particular los que han logrado posicionarse en la élite mundial, son personas con habilidades físico-atléticas propicias para un deporte intensamente corporal que requiere velocidad, fuerza, coordinación y resistencia. Si bien estas cualidades pueden ser de naturaleza genética, el rendimiento de alto nivel de estos deportistas también está condicionado por la interacción de un conjunto de factores presentes en el contexto en que estos se desenvuelven. En los deportes de élite, que por definición son internacionales (De Bosscher et al., 2009), como es el caso del boxeo profesional, este contexto puede dividirse en dos niveles: el personal y el específico (De Bosscher et al., 2006; Capetillo, 2008; Lorenzo y Calleja, 2010; Moreno, 2015; Jacques et al., 2016).

Los elementos distintivos del contexto personal del boxeador profesional

Este contexto, que se asemeja a la proximidad social clásica (Hamouda y Talbot, 2018), se expresa por las interacciones que el deportista mantiene con otros individuos para recibir o compartir sus recursos tanto materiales o tangibles como intangibles o que carecen de existencia física tales como la motivación, la información, el conocimiento, entre otros (Núñez y Rodríguez, 2015).

Un elemento distintivo de este contexto inmediato es la familia del deportista (Capetillo, 2008; Lorenzo y Calleja, 2010; Aguilar et al., 2018). De acuerdo con nuestros entrevistados, la observación personal en varios gimnasios durante las últimas cuatro décadas y los estudios de Wacquant (2006, 2006a), los boxeadores locales son personas trabajadoras y, con frecuencia, de bajos recursos, lo que dificulta la dedicación a esta actividad. Según lo dicho por uno de los mánager entrevistados, de cada 200 a 300 practicantes del boxeo, solo tres o cuatro llegan a ser boxeadores profesionales y apenas uno de ellos logra campeonatos destacados.

Además de la demanda física y el alto grado de disciplina para practicar este deporte, otro factor importante es el apoyo económico que los deportistas suelen recibir de su familia para sus entrenamientos, en tanto se posicionan en funciones estelares y obtienen mayores ingresos por su desempeño o a través del patrocinio de empresas promotoras (JC, comunicación personal, 2020, enero 25).

De acuerdo con Moreno (2011, 2015), el acceso a los recursos familiares es fundamental para potenciar la trayectoria deportiva de los pugilistas, lo que coadyuva a la dispensa del trabajo y a mantener la regularidad en la práctica del boxeo, incluyendo el seguimiento de una dieta, la adquisición del equipo necesario y otros gastos para su manutención y cuidado. Sobra decir que la familia es fuente también del apoyo emocional que recibe el pugilista durante los combates. Sin olvidar la red social básica que soporta la taquilla durante la fase inicial de los boxeadores, toda vez que la paga de estos suele quedar supeditada a la venta de boletos de ingreso a las funciones correspondientes.

En este entorno inmediato, el gimnasio tiene un lugar especial (Wacquant, 2006, 2006a; Moreno, 2011). Aunque un boxeador depende de sí mismo durante un combate, los movimientos corporales y las estrategias implementadas in situ son producto de los entrenamientos realizados con antelación, en los que se emplean los diferentes aparatos del gimnasio y se practica una serie de posturas y movimientos con ayuda de otros boxeadores y bajo un programa diseñado y supervisado por los entrenadores. Por ello, luego de una intensa sesión de entrenamiento suele ser común escuchar a los entrenadores decir: “aquí es donde se ganan o pierden las peleas” (AMC, comunicación personal, 2018, agosto 26; CS, comunicación personal, 2019, marzo 27; JTL, comunicación personal, 2019, agosto 24; JC, comunicación personal, 2020, marzo 24).

Por lo anterior, el gimnasio es un recurso capital en la trayectoria profesional de un pugilista, donde no solo se repiten consciente e intencionadamente una serie de posturas, patrones de movimientos y estados cognitivo-emocionales, sino también se realizan contiendas cuerpo a cuerpo que despliegan las estrategias para los combates y, por ende, el ethos guerrero de los practicantes que, como señala Moreno (2011), diferencian al boxeo de otro tipo de deportes. Allí, mediante la interacción con sus coequiperos, y en particular con el entrenador, el boxeador se beneficia del conocimiento tácito que estos actores han desarrollado y acumulado a lo largo del tiempo y que solo pueden transferirlo cara a cara a través de la acción (Zeballos, 2005).

El carácter eminentemente empírico que suele atribuírsele al boxeo resalta la valía de los entrenadores y sus gimnasios. La calidad de los entrenadores suele asociarse con el número de boxeadores estelares a su cargo (Moreno, 2011) y con el interés que expresan los boxeadores aprendices por acercarse a los entrenadores que han forjado campeones. Podría decirse que, ante la composición relativamente similar de los gimnasios y, por ende, la posibilidad de realizar las mismas actividades corporales (Moreno, 2011), el conocimiento individual de los diferentes actores que coinciden en el gimnasio y, sobre todo, la capacidad para socializar y compartirlo de modo apropiado (Melbouci y Souki, 2014) constituyen una fuente de valor para la diferenciación de estos y, con ello, mayores posibilidades para trascender.

Los factores del contexto específico que permean en el boxeo como práctica social

El contexto específico, que puede corresponder con lo que algunos autores denominan meso nivel (De Bosscher et al., 2006; Mesopartner, 2017), se refiere a las interacciones que el deportista puede establecer con otros actores, que, aunque no necesariamente sean del mismo ámbito territorial o practiquen el mismo deporte, tienden a geolocalizarse, y sostienen intercambios mediante acuerdos, formales o no, para dotarse de recursos y emprender actividades con fines utilitarios para las partes involucradas (Vázquez, 2015).

Si bien este contexto no puede sustraerse de las dinámicas económicas, sociodemográficas, tecnológicas, políticas, etcétera, internacionales o globales, los factores del entorno específico intervienen de manera relevante en el rendimiento de los boxeadores de alto nivel y, sobre todo, son determinantes para que el boxeo profesional se convierta en una práctica social significativa para un amplio sector de la población, tanto para quienes lo practican como para quienes lo disfrutan como espectáculo.

Entre los factores contextuales determinantes de la trayectoria del boxeo profesional, las actuaciones de quienes intervienen en los negocios del boxeo como espectáculo de masas (Chiva y Hernando, 2014; Martínez, 2018) son de particular importancia, así como las políticas o acciones, públicas y privadas, orientadas a la promoción del boxeo competitivo, tales como la creación de infraestructura para el entretenimiento, las estructuras organizacionales para gestionar la actuación de los involucrados en el boxeo, así como las normas y reglamentaciones locales y regionales destinadas específicamente a atender el desempeño de los actores o grupos de actores involucrados en este deporte (Anderson, 1998; Scott, 2008; Wooddward, 2011).

Desde esta perspectiva, los promotores de las funciones boxísticas son actores clave en la trayectoria del boxeo como espectáculo de masas. En tanto el boxeo profesional es una actividad encaminada a la generación de un beneficio económico para quienes se involucran en él, es entendible el interés de los entrenadores por simultáneamente fungir como mánager con el fin de obtener mayores ingresos (Moreno, 2011). Por esto, en la medida que se va escalando en el ranking, e incluso para que esto pueda ocurrir, la eficacia del binomio boxeador-mánager queda permeada por el grado de acercamiento que tengan con los promotores u organizadores de eventos o espectáculos públicos de boxeo.

De acuerdo con Wacquant (2006), la posibilidad de obtener ganancias extraordinarias es uno de los motivos que los boxeadores y la sociedad mencionan con más recurrencia para explicar las razones por las cuales se practica este deporte. En ese sentido, otro factor contextual relevante en el boxeo profesional es la infraestructura para el entretenimiento, sobre todo la existencia de plazas o centros de espectáculos, y la infraestructura para la transmisión constante por los medios de comunicación masivos, preferentemente televisivos. Después de todo, el boxeo profesional es un negocio (Moreno, 2011) en el que todos los actores buscan optimizar sus inversiones, pero también sus dividendos (Wacquant, 2006a; Wooddward, 2011).

De igual forma, la ascendencia o no del boxeo profesional reside en los promotores o matchmaker, en las relaciones de proximidad y en la interacción que estos tengan con actores del negocio del boxeo ubicados en otros contextos geográficos, sobre todo internacionales, que favorezcan la movilidad de los boxeadores a espacios de mayor cobertura y la inserción de estos en los circuitos más prominentes del mercado global del boxeo, como los centros de espectáculos ubicados en Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos.

Aunque la opinión sobre el boxeo ha sido polémica (Moreno, 2012), su trascendencia social o nivel de significancia entre algunos sectores de la población se asocia con la actuación de aquellas organizaciones responsables directamente de supervisar y arbitrar la actividad boxística, así como de algunos grupos de opinión inmiscuidos en su práctica, como son los periodistas, los funcionarios públicos, los médicos deportivos, entre otros. Mientras estos son trascendentales para ampliar y mejorar el acceso a instalaciones con equipo de vanguardia, entrenamientos especializados, cobertura de medios, etcétera (Moreno, 2015), las estructuras organizacionales, tales como las comisiones municipales de box y lucha libre, son decisivas para regular la presentación de espectáculos y exhibiciones en el ámbito local, e incluso para mediar en los posibles conflictos de intereses entre los entrenadores, los boxeadores y los árbitros, entre otros actores vinculados, y, con todo ello, fomentar la incorporación de un mayor número de personas en la práctica de este deporte.

Más adelante, sin menoscabo de la relevancia de los factores del contexto personal del deportista, analizaremos la trayectoria del boxeo profesional desde una perspectiva que podría asociarse con lo que Ménard (1997) denomina cambios por adaptación, en la que el comportamiento y las variaciones experimentadas se alimentan de una diversidad de factores del contexto específico que evolucionan conjuntamente.

Enfoque de la investigación

La investigación adopta un enfoque cualitativo con alcance descriptivo. Cualitativo porque pretende una interpretación del comportamiento de la realidad objeto de estudio recurriendo a un proceso indagatorio que, a través de la interpretación y el diálogo, busca la comprensión de la perspectiva de los individuos involucrados en el contexto de la investigación (Schettini y Cortazzo, 2015; Livian, 2015; Campos y Maia, 2018; Barbosa y Urrea, 2018). El alcance de la investigación es de carácter descriptivo porque tiene como objetivo describir y analizar un proceso social tal como ocurre, e incluso seguir su evolución, sin ningún tipo de manipulación de variables o uso de hipótesis preconcebidas, por medio de la observación de los comportamientos o la aplicación de cuestionarios y entrevistas a personas que tienen experiencias prácticas con el problema investigado (Ato, López y Benavente, 2013; Campos y Maia, 2018).

Esta investigación, a su vez, sigue un método tradicional o narrativo de la literatura en conjunción con el método etnográfico y la observación participante. En ese sentido, más que hacer una revisión sistemática de la literatura y, por ende, una recopilación detallada de datos secundarios para un periodo específico (Simba y Ojong, 2017), se hizo una búsqueda bibliográfica selectiva que nos dirigió a una serie de textos resultantes de investigaciones, así como a un conjunto de podcast y opiniones de expertos individuales e institucionales disponibles en internet, con los cuales fue posible desarrollar un marco matizado sobre el boxeo competitivo y los factores contextuales en que este se engloba, con lo cual se constituyó nuestro objeto de este estudio.

Los métodos observacionales se escenificaron en el trabajo de campo. La práctica ininterrumpida de este deporte de manera no profesional por parte del autor, desde la década de los 80, ha sido la pauta para observar, dialogar con diversos boxeadores y reflexionar en torno a la práctica de este deporte, las experiencias de algunos de sus actores y para rememorar algunos eventos, así como ciertos factores significativos de su evolución durante las últimas décadas.

Con el interés específico de analizar con mayor detenimiento las vicisitudes del boxeo profesional, entre 2018 y 2020 se sostuvieron diversas entrevistas con poco más de una docena de boxeadores profesionales y con cuatro de los mánager2 con mayor antigüedad en esta actividad, tres de los cuales también sostuvieron varias peleas profesionales. Las entrevistas, más que seguir una guía estructurada, tuvieron un carácter relativamente informal, con preguntas abiertas orientadas en particular a “sacar significado” sobre las representaciones de los entrevistados (Moreno, 2011a; Livian, 2015) acerca de aquellos factores contextuales que en un determinado momento marcaron el devenir del boxeo como práctica social o significativa para ciertos sectores de la población.

En ese sentido, los entrevistados, más que constituir una muestra representativa, fueron seleccionados por conveniencia en función de los objetivos de la investigación, particularmente por contar con cierta antigüedad en este deporte. En la mayoría de los casos, las entrevistas se realizaron cara a cara, en los gimnasios donde aún tienen alguna actividad o que ocasionalmente visitan.

El boxeo jalisciense: una trayectoria vinculada a los factores contextuales

La trayectoria del boxeo en Jalisco, como una práctica social o con cierta significancia entre la sociedad jalisciense, puede dividirse en tres etapas cuyas fronteras temporales pueden englobarse, en gran medida, por la interdependencia de algunos elementos del contexto específico donde este tiene lugar, según se analiza enseguida.

La emergencia del boxeo como práctica significativa en la sociedad jalisciense

La relevancia de Jalisco en el boxeo profesional data de finales de los años 50, y se asocia particularmente con la apertura de la Arena Coliseo de Occidente, en Guadalajara, el 20 de junio de 1959. Este acontecimiento coincide con la obtención del campeonato del mundo, 18 días después, por José “Joe” Becerra Covarrubias, considerado el primer campeón mundial nacido y formado en los gimnasios de Guadalajara.3

El logro de Becerra y la posibilidad de celebrar funciones boxísticas de talla internacional como las que se realizaban desde 1943 en la Arena Coliseo de la Ciudad de México aumentaron la popularidad local de este deporte y propiciaron que la Arena Coliseo de Occidente se convirtiera poco a poco en el principal espacio de Jalisco para ejercitarse y organizar peleas de campeonatos nacionales o regionales, en demérito de otros gimnasios y arenas más modestas que operaban en Guadalajara como la Canada Dry, Campo Oro, Oblatos, Progreso, Plaza de Gallos, o la Juárez, en Tlaquepaque (Fares, 2015). Así, la construcción y la puesta en operación de la Arena Coliseo se constituyeron en un instrumento detonante del boxeo en Jalisco como un producto utilitarista o de consumo (Chiva y Hernando, 2014) y, con ello, el principal aliciente de una época de auge que terminó a inicios de la década de los 90.

Este florecimiento del boxeo también se vinculó con la institucionalización internacional de la práctica de este deporte a través de la creación del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el 14 de febrero de 1963, con la participación de once países, incluido México. Por las prerrogativas que significaba, particularmente la posibilidad de acceder a “peleas de grandes ligas”, la operación del CMB propició la creación de estructuras organizacionales locales que al mismo tiempo fungieron como medio para el control de la violencia en el boxeo (Anderson, 1998; Scott, 2008; Martínez, 2018) cuidando la equidad en los enfrentamientos y la integridad de los deportistas,4 lo que favoreció la especialización de los actores involucrados en su práctica.

Así, agrupados en la Unión de Managers de Jalisco, los entrenadores debían acreditar conocimientos en primeros auxilios, contar con un número mínimo de peleadores profesionales y respetar los denominados “derechos morales” del mánager sobre sus pugilistas, para evitar el pirateo de boxeadores entre ellos (López, 1988; JC, comunicación personal, 2020, enero 25). En ese contexto adquirieron notoriedad nacional e internacional los mánager Ignacio Silva, Ángel Casillas, Ramón “La Negra” Rodríguez, Manuel García, “Chocolate” Zambrano, Juan “Yaqui” Márquez, Julio Cardona, Julián Magdaleno, entre otros (Castro, 2018; JC, comunicación personal, 2020, enero 25).

Para destacar la relevancia del boxeo en esta época, uno de los mánager entrevistados (JC, comunicación personal, 2020, enero 25) nos contó que llegó a tener de manera simultánea más de 70 peleadores “estrella” que, junto con los boxeadores de los demás entrenadores, disputaban constantemente campeonatos nacionales, del mundo hispano, norteamericanos y mundiales, avalados por los distintos organismos internacionales que fueron surgiendo de modo paulatino. Así, en este periodo se sumaron a la lista de campeones mundiales Efrén “Alacrán” Torres (1969), Rafael “Huastaco” Herrera (1972), Pedro Flores (1972), Antonio “Poema” Avelar (1981), Jorge Vaca (1987) y Alejandro “La Cobrita” González (1995).5

Esta época de auge del boxeo jalisciense se distinguió asimismo por la participación de peleadores estelares como Jesús “Papelero” Estrada, Salvador “Güero Papero” Martínez Carrillo, Francisco “Trompo” Márquez, Pedro Galaviz, Mario Díaz Preciado, Humberto Alcalá, Juan Graciano, Raymundo “Pelón” Rodríguez, Alfonso “El izquierda de oro” Ibarra, Wilibaldo “Willy” Salazar, Gonzalo Villalobos, Juan Carlos “Griego” Salazar, Oscar “Negro” Bejines, Francisco “Kiko” Bejines, David “Galán” Bejines, Mario “Azabache” Martínez, Rodolfo “Dorado” Martínez, Alberto “Húngaro” Martínez, entre otros más. Si bien ellos no lograron campeonatos mundiales, sí fueron campeones nacionales o sostuvieron peleas por la obtención de esos reconocimientos.

La popularidad alcanzada por esta élite de entrenadores, boxeadores de campeonato y peleadores estelares es parte de una atmósfera que, en la percepción de nuestros informantes, en particular cuando evocan funciones abarrotadas y la euforia de los espectadores, denota la pasión por mostrar que el boxeo hace posible que los pobres ganen cuantiosas sumas de dinero (Carol, 1987; Martínez, 2018), y que esto, junto con el reconocimiento como ídolos de barrio, constituía un aliciente para que más personas se inclinaran por la práctica del boxeo, por querer disfrutarlo como espectáculo y, por ende, alentar la reproducción de esta actividad (Moreno, 2011).

En esa dinámica del boxeo jalisciense también fueron cruciales las economías de alcance logradas por los empresarios de la Arena Coliseo de Occidente por la realización de grandes espectáculos de box y de lucha libre de forma conjunta en las arenas de su propiedad que fueron construyendo en las principales ciudades del país. Combinando estos dos deportes, no solo optimizaron el uso de las instalaciones y el conocimiento colectivo de entrenadores de ambas disciplinas, sino que también lograron aumentar la cantidad de boxeadores profesionales en diversas partes del país y generar economías de escala para realizar funciones de campeonatos regionales, estatales y nacionales de manera constante y simultánea en varias partes de México.

Otro elemento que potenció al boxeo jalisciense fue el rol del administrador de la Arena Coliseo de Occidente para amalgamar los intereses de la empresa con los de los mánager y boxeadores. Algunos profesionales activos en esa época, que ahora son mánager en algunos gimnasios de la zona metropolitana de Guadalajara, recuerdan que, si bien la administración de esta empresa logró un control sobre los entrenadores y peleadores locales, porque “nadie podía pelear sin su consentimiento”, promovía que los boxeadores amateurs y profesionales participaran en eventos boxísticos, tanto en la ciudad como en otras entidades del occidente del país. En la medida que estas fueron de mejor calidad, muy concurridas e incluso atractivas para boxeadores de otros países, el boxeo local adquirió notoriedad mundial (AMC, comunicación personal, 2019, enero 19; CS, comunicación personal, 2019, marzo 16; JTL, comunicación personal, 2019, agosto 24; JC, comunicación personal, 2020, enero 25).

La apertura en Guadalajara de la Arena Coliseo de Occidente y, con ello, los espectáculos de box y lucha vinieron a ampliar la oferta de espectáculos que se ofrecían en las plazas de toros y, sobre todo, en los cines ubicados en la ciudad. Así, ante la escasez de opciones para el esparcimiento, las funciones boxísticas tuvieron tal demanda que en los primeros años se realizaban los miércoles y los sábados, con un aforo generalmente de tres cuartas partes y lleno total,6 respectivamente. Este abarrotamiento también ocurría con las funciones de lucha libre cada domingo (JC, comunicación personal, 2020, febrero 8; AMC, comunicación personal, 2019, enero 12, respectivamente).

Casi en paralelo, a partir de la década de los 60, la televisión local comenzó a desarrollarse particularmente en la zona metropolitana de Guadalajara (Aceves, 1987). Y fue a partir de la década de 1970 con la creación de Televisión Vía Satélite (Televisa) cuando este medio tuvo mayor incidencia en la trayectoria del boxeo jalisciense y, en general, del país. Toda vez que el boxeo constituía uno de los programas de mayor rating (Aceves, 1987), y como parte de una estrategia para incrementar la audiencia nacional, la empresa televisiva condicionó a los empresarios locales que las funciones sabatinas se trasladarán a los viernes y, con ello, dejar los Sábados de box exclusivamente a la Arena Coliseo de la Ciudad de México (JC, comunicación personal, 2020, febrero 8; El Informador, 2009). Si bien esta decisión provocó que disminuyeran las entradas a las arenas locales, tanto por el cambio de día como por la opción de ver las peleas por televisión, esta estrategia mercadológica promovía el boxeo como una tradición familiar, y propició que fuera conocido por más personas y que se incrementara el número de prospectos que buscaban ser estelares en las funciones televisadas (Sulaimán, 2018).

Esta ampliación de espacios y de medios para atender una demanda creciente da cuenta del éxito comercial del boxeo profesional en un periodo en el que la política pública nacional privilegiaba la producción interna de bienes y servicios. El boxeo profesional y sus ídolos populares fueron ingredientes básicos para fomentar el espíritu nacionalista (Martínez, 2018), y ello contribuyó, al mismo tiempo, a su creciente popularidad.

Una época de claroscuros: nuevas formas de negocio y reajuste de actores

Al iniciar la década de los 90, la práctica del boxeo mantuvo su dinamismo bajo el influjo favorable de la administración del presidente Salinas de Gortari con respecto de los eventos masivos de carácter internacional como parte de la política neoliberal para insertar al país en las dinámicas de la globalización (Martínez, 2018). En ese sentido, por ejemplo, tuvieron singular relevancia las peleas que sostuvo Julio César Chávez contra Greg Haugen, en el Estadio Azteca, en febrero de 1991, así como contra Héctor “Macho” Camacho, en Las Vegas, en septiembre de 1992. La parafernalia del espectáculo y la narrativa en torno a la figura de Chávez como ícono nacional constituyeron un aliciente para mantener el boxeo como una de las prácticas deportivas más populares. Ello evidenció no solo el enorme potencial del boxeo como deporte para espectadores, sino también la capacidad de los medios de comunicación masiva para generar afectos, sensaciones y moldear el gusto del público aficionado (Wooddward, 2011; Chiva y Hernando, 2014; Martínez, 2018).

Paradójicamente, la misma empresa televisiva se convirtió en el detonante de la desaceleración que el boxeo local y, en general, el nacional, experimentarían desde entonces y hasta 2006. Luego del éxito de las empresas televisivas estadounidenses, en particular con la trasmisión de la pelea entre Chávez y el “Macho” Camacho bajo la modalidad de pago por evento (pay per view), Televisa conjeturó que el negocio del boxeo residía en esta nueva modalidad (El Informador, 2009). En consecuencia, si bien durante la primera mitad de la década de los 90 las funciones de box en la Arena Coliseo de Occidente se mantuvieron, estas fueron cada vez más esporádicas, hasta que dejaron de realizarse en 1996, cuando Televisa decidió desaparecer el boxeo de su programación en señal abierta nacional (De la Cruz, 2009; América Economía, 2013).7

En esas condiciones, el boxeo jalisciense entró en una segunda etapa, caracterizada por resultados claroscuros y por reajustes entre los actores vinculados. Mediante el pago por evento, el boxeo llegó a un nuevo nicho de mercado, en menoscabo de una parte del auditorio tradicional de la televisión abierta que fue migrando a otro tipo de opciones de espectáculos, antes que asumir los costos asociados a esta nueva modalidad televisiva (El Siglo de Durango, 2009; El Informador, 2009). Sin la difusión y el patrocinio de la televisión y ante el retiro de la empresa hegemónica local, los boxeadores locales afrontaron agravantes, que no fueron mayores gracias a la incursión emergente de Eliseo Villa, empresario local que decidió retomar la promoción de funciones boxísticas en Guadalajara, primero en la Arena Jalisco y posteriormente en la Arena Coliseo (De la Cruz, 2009).

En ese contexto tuvieron continuidad boxeadores locales de talla mundial como Jorge Vaca y Alejandro “La Cobrita” González,8 y mantuvieron su presencia otros que eran o serían campeones nacionales o regionales como Juan Carlos “Camello” Rodríguez, Jesús “Monje” Castañeda, Julio César “Lobito” Cardona y Alfredo “Bufón” Virgen. Asimismo, se consolidaron o debutaron otros boxeadores jóvenes que a la postre fueron campeones mundiales interinos como Manuel “Chango” Vargas (2008) y Jorge “Coloradito” Solís (2010), así como otros más que se convirtieron en campeones mundiales como Oscar “Chololo” Larios (2002), Javier “Chatito” Jáuregui (2003), Ulises “Archie” Solís (2006) y Oscar “Niño” Romero (2008).

Sin el apoyo de la televisión, y ante la diversidad de actividades de entretenimiento en la ciudad, en particular del futbol, la asistencia a los espectáculos de boxeo fue insuficiente para cubrir los costos inherentes y, en consecuencia, Eliseo Villa dejó de organizar funciones boxísticas en 2002 (De la Cruz, 2009). El boxeo local también resintió los efectos del recrudecimiento de las diferencias que fueron generándose entre los mánager locales que, en paralelo con la disminución de actividades de la Arena Coliseo de Guadalajara y, por lo tanto, la reducción de personas que quisieran entrenar, fueron refugiándose en pequeños gimnasios abiertos por ellos mismos o por boxeadores retirados. En estas condiciones, comenzó a resquebrajarse el respeto por los derechos morales o de exclusividad que los entrenadores locales tenían sobre los pugilistas, lo cual ocurría también en el resto del país (López, 1988; Castro, 2008).

Sobre esto último, Moreno (2011a) señala que, al igual que los entrenadores de boxeo de la Ciudad de México, los mánager locales se formaron en la misma práctica de este deporte como boxeadores, y en virtud de que la administración de la Arena Coliseo había sido la organización articuladora de la industria del boxeo profesional, su ausencia provocó un vacío institucional para dirimir las controversias. En este contexto, como lo señala Carol (1987) en su estudio, la complicidad de apoderados y promotores, junto con el interés de los boxeadores por lograr mayor dinero o simplemente reconocimiento, fue crucial en este ambiente convulso.

En esta circunstancia, los mánager no necesariamente fueron buscados por su capacidad para enseñar, sino, más bien, por sus posibilidades para promocionar a los deportistas en eventos que se efectuaban ya fuera en sus propios establecimientos, en otras pequeñas ciudades del país o, en el mejor de los casos, en otras plazas relevantes de las ciudades de México, Monterrey, Tijuana, Los Mochis, Acapulco, Reynosa, Mexicali, Tepic, entre otras, y sobre todo en el extranjero, en particular en el Fórum de Inglewood o los grandes casinos de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos. Por supuesto, eso no puede explicarse al margen del interés de los propios entrenadores, toda vez que la concertación de peleas incrementaba igualmente las posibilidades de obtener dividendos en el negocio del boxeo (Moreno, 2011a).

Un periodo de altibajos: pocos boxeadores estrellas y exiguas relaciones de interdependencia entre diversos promotores

Las condiciones desfavorables para la práctica del boxeo local comenzaron a revertirse poco a poco en la segunda mitad de la primera década del siglo XXI, lo que derivaría en una tercera etapa del boxeo jalisciense, que puede dividirse en dos periodos con cierto dinamismo, mediados entre sí por un lapso de relativo estancamiento entre 2013 y 2015. Ambos periodos estuvieron asociados a dos elementos, vinculados de modo directo: la iniciativa de empresarios locales interesados en la organización de funciones boxísticas y el interés de las dos principales empresas nacionales de televisión por transmitir estos eventos por señal abierta.

De este modo, a partir de 2005 volvieron los espectáculos boxísticos en la Arena Jalisco, bajo el patrocinio de la empresa Galan’s Box Promotions, dirigida por los empresarios locales Mario Pedroza, Alberto Ramos y Héctor García Ninomiya. Si bien en las primeras funciones la asistencia directa del público representaba su principal objetivo, paulatinamente comenzaron a pagar las transmisiones por radio y, las de mayor envergadura, por televisión, tanto a través del sistema SKY o servicio de televisión por suscripción satelital como de las estaciones regionales de las cadenas de televisión nacional, sobre todo por el canal 4 de Televisa. Con ello, de acuerdo con Mario Pedroza (De la Cruz, 2009), la empresa buscaba una mayor difusión de sus funciones y que los boxeadores fueran más conocidos.

Aunque con una experiencia breve, el hecho de ser la principal referencia regional propició que, a finales de 2008, Héctor García Ninomiya constituyera la empresa HG Boxing y se asociara con Box Latino, compañía dirigida por el tricampeón mundial tijuanense Erick “Terrible” Morales, con el propósito de promover el boxeo en el occidente del país aprovechando el interés expreso de las cadenas televisivas nacionales por volver a transmitir el pugilismo mediante señal abierta (Mediotiempo, 2008). De tal manera, bajo la promoción de Galan’s Box Promotions y de HG Boxing, en paralelo con el éxito nacional que tuvieron los programas Box azteca y Sábados de Corona, de TV Azteca y Televisa, respectivamente, el boxeo recobró su dinamismo.

Así, por ejemplo, entre 2008 y los primeros meses de 2013 se celebraron espectáculos boxísticos prácticamente todos los viernes, e incluso algunos sábados, en particular de campeonatos regionales, nacionales y aun mundiales.9 Con el propósito de acercar el boxeo a los diferentes sectores poblacionales, y dependiendo de la cartelera, las funciones transitaban por los diferentes centros de espectáculos, principalmente de la zona metropolitana de Guadalajara como la Arena Jalisco, la Arena Coliseo, algunos casinos de juegos, el Auditorio Benito Juárez, el Palenque Zapopum de la Calle 2, La Arena VFG y, sobre todo, en el Coliseo Olímpico de la Universidad de Guadalajara, que terminó erigiéndose como el principal escenario del boxeo en Jalisco (De la Cruz, 2009, 2015).

Así, los aficionados pudieron ver directamente a algunos de los protagonistas del boxeo mundial y se creó un entorno favorable para la continuidad de los boxeadores locales estelares como Oscar “Chololo” Larios y Ulises “Archie” Solís (2006), para el despegue de las carreras de algunos peleadores que después lograrían campeonatos regionales como Rafael “Chocho” Guzmán y para la consolidación como campeones mundiales interinos de Manuel “Chango” Vargas (2008), Jorge “Coloradito” Solís (2010) y Rigoberto “Español” Álvarez (2010). De igual modo, Omar “Niño” Romero (2008), Juan José “Goffy” Montes (2009), Saúl “Canelo” Álvarez (2009) y Miguel “Títere” Vázquez (2010) obtuvieron campeonatos mundiales. Aunque desde 1996 ya existía el boxeo profesional femenino en el contexto mundial, fue durante este periodo cuando se incrementó la presencia de las mujeres locales en la práctica de este deporte, en el que han destacado particularmente Irma “Güerita” Sánchez, quien en 2008 fue campeona mundial y, con ello, primera mujer jalisciense en obtener esa distinción.

Esta dinámica marcada por la inmersión de nuevos empresarios y el renovado interés de la televisión por este tipo de espectáculos confirmaron que, a diferencia de otros deportes, la industria del boxeo profesional es rentable y que la falta de una sólida estructura regulatoria local no es impedimento para comercializarlo (Anderson, 1998). Esta movilidad de la industria boxística también evidenció la capacidad del boxeo para adaptarse a la industria del espectáculo y combinar con facilidad intereses locales e internacionales (Martínez, 2018).

El sendero que el boxeo profesional tomó en los años siguientes hace subrayar la importancia de la falta de autocontrol que priva en esta industria para salvaguardar su continuidad con una visión de largo aliento. Como muestra de ello, durante 2013 y 2014, las funciones boxísticas disminuyeron drásticamente o en ocasiones se confinaron a algunas ferias o pequeños centros de espectáculos emergentes en esta actividad. Desde 2015 hasta mediados de 2016 tuvieron apenas un ligero repunte, asociado con el surgimiento de nuevas empresas interesadas en la promoción de los boxeadores locales como Promociones Nono Boxing, dirigida por los entrenadores tapatíos Roberto “Nono” Sánchez y Édgar “Siamés” Meza; RG Boxing, encabezada por Ricardo García Ninomiya; GL Boxing, de Giber López García, y Eventos Especiales Rocky, de Héctor Sánchez Arredondo.10

Entre las causas de esta crisis coyuntural está el retiro en el estado de Jalisco del programa televisivo Sábados de box y, con ello, la relativa inanición que supuso para HG Boxing, su principal socio regional. Consideramos que ello estuvo asociado, en gran medida, con los efectos de la alternancia en la administración pública estatal y, en particular, en los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara. Así, por ejemplo, en 2013, luego de tres sexenios de gobierno bajo administraciones emanadas del Partido Acción Nacional, el regreso del Partido Revolucionario Institucional reavivó los vínculos con algunas agrupaciones gremiales que dos décadas atrás habían sido pilares centrales de la actividad boxística, fundamentalmente con la administración de la Arena Coliseo.

En esas condiciones surgió la queja de algunos integrantes de la Asociación de Managers, Entrenadores y Boxeadores Profesionales y Amateurs del Estado de Jalisco contra los gobiernos municipales de la zona metropolitana de Guadalajara, que argumentaron el otorgamiento de permisos sin el cumplimiento de los requisitos legales para la celebración de eventos boxísticos en diferentes gimnasios y arenas (Ayuntamiento de Guadalajara, 2015). En esta coyuntura, las acusaciones de la administración entrante sobre el presunto desvío de recursos para la celebración de los Juegos Panamericanos 2011 fueron un aliciente para aminorar los permisos para las funciones boxísticas. El cambio de la administración general en la Universidad de Guadalajara en abril de 2013 y, con ello, la reestructuración de las empresas parauniversitarias, en particular el Ágora de la Calle 2 y el Coliseo Olímpico, hasta entonces consideradas plazas importantes para la celebración de espectáculos de boxeo, se sumaron a los factores causales.

Aunque esas condiciones pudieron no afectar a los campeones mundiales formados en las gimnasios locales que ya participaban en las grandes funciones boxísticas internacionales como Saúl “Canelo” Álvarez, sí tuvieron repercusiones en la trayectoria de otros campeones mundiales que aún no tenían participación en los grandes escenarios internacionales, pero que continuaban activos para sostenerse en la élite de este deporte, como Omar “Niño” Romero, Irma “Güerita” Sánchez, Juan José “Goffy” Montes y Miguel “Títere” Vázquez.

Luego de la participación frecuente en peleas estelares organizadas en los diferentes centros de espectáculos locales entre 2013 y 2015, estos boxeadores prácticamente dejaron de pelear y las escasas ocasiones que lo hicieron fue en otras ciudades medianas del país. Si bien los tres primeros boxeadores ya se encontraban en la última parte de su carrera pugilística, los cuatro volvieron a participar en funciones boxísticas, que cobraron un nuevo dinamismo en la ciudad entre 2016 y 2017.

Esa situación del boxeo local también afectó a boxeadores jaliscienses que lograron campeonatos mundiales en ese mismo periodo como Víctor “Vikingo” Álvarez (2013), Oswaldo “Gallito” Novoa (2014), Joselyn “La princesa tapatía” Arroyo (2015) y Moisés “Chucky” Flores (2015). Todos ellos se consolidaron antes de 2012 en las funciones boxísticas locales, y, ante la suspensión de estas, tuvieron que desplazarse a otras plazas de diferentes ciudades medias del país. Después de 2016 todos mantuvieron su actividad boxística, pero, con excepción de Moisés “Chucky” Flores, a partir de ese año ya no volvieron a participar en las funciones organizadas en la zona metropolitana de Guadalajara.11

Si consideramos que en todos estos casos la ostentación como campeones fue relativamente efímera, coincidimos con Fernando Ortega Ramos, director del Consejo Municipal del Deporte de Guadalajara, en que la ausencia de apoyo y de funciones boxísticas en la ciudad contribuyó para que algunos boxeadores se retiraran y otros se vieran obligados a buscar oportunidades en otras plazas del país y servir de señuelo para abrir camino a pugilistas de otros lugares (Guerra, 2018). Como funcionario de una administración derivada de un partido político diferente a los anteriores, el argumento de este directivo muestra que la administración inmediata anterior no logró ir más allá de, por un lado, avivar algunas disputas internas entre los actores relevantes de la industria del boxeo y, por otro lado, renovar el interés por articular el boxeo con la política pública o, por qué no, utilizarlo como herramienta política (Chiva y Hernando, 2014).

En ese escenario, a partir de la segunda mitad de 2016 comenzaron a regularizarse las actividades boxísticas locales, y a partir de mayo de 2017 volvieron los espectáculos de alcance mundial. Nuevamente fue esencial el binomio empresas locales y televisión por señal abierta, aunque ahora alentadas por la política pública municipal y la alianza con empresas promotoras bien posicionadas en el mercado mundial del pugilismo.

En efecto, con el inicio de una nueva administración municipal en abril de 2016, el Consejo Municipal del Deporte de Guadalajara puso en marcha el programa Box COMUDE Guadalajara, con el propósito de rehabilitar los gimnasios municipales, promover peleas amateurs mensuales, realizar espectáculos boxísticos profesionales de gran nivel y, con esto, promover a los boxeadores locales y que la población viera directamente a las grandes figuras vigentes del boxeo nacional, regional y mundial (Guerra, 2018).

Aunque las primeras funciones boxísticas profesionales organizadas en el marco de este programa municipal contaron con la promoción de la empresa MSG Boxing, creada por los hermanos Héctor y Ricardo García Ninomoya, con el respaldo de las excampeonas mundiales Arely “La Ametralladora” Muciño e Irma “La Güerita” Sánchez (Canal 44, 2016), desde inicios de 2017 la organización de las actividades boxísticas regionales recayó esencialmente en las empresas recién incorporadas al mercado local, RG Boxing y GL Boxing, y más recientemente Promotora de Boxeo Álvarez, dirigida por Rigoberto “Español” Álvarez, así como Clase y Talento, de Eddy Reynoso (Guerra, 2018).

Este último empresario, además de las relaciones y contactos con el sector pugilístico internacional, contribuyó a dar a Jalisco una mayor notoriedad por ser el entrenador de Saúl “Canelo” Álvarez, convertido en uno de los boxeadores más prestigiosos en el mundo. Además, fortaleció el interés de Promociones Zanfer, una de las empresas promotoras del boxeo más prominentes en América Latina (Zanfer Boxing, 2018), que continuó con la transmisión de las peleas locales en el programa Box Azteca, de TV Azteca.

Esta vitalidad del boxeo local propició que a partir de mayo de 2017 se volvieran a transmitir las funciones locales en el programa Sábados de box, de Televisa Deportes, mediante alianzas entre las promotoras locales con Promociones del Pueblo, otra de las empresas referentes del boxeo nacional y mundial (Promociones del Pueblo, 2017).

En ese contexto, las veladas boxísticas se intensificaron con una periodicidad mensual y ocasionalmente cada una o dos semanas, hasta mediados de 2017, regresando a los inmuebles tradicionales como la Arena Jalisco y la Arena Coliseo. De igual manera, las actividades pugilísticas cobraron un dinamismo creciente en los gimnasios de los parques públicos municipales y, sobre todo, en el Gimnasio Multiusos del Parque San Rafael, desde donde transmitían Televisa y TV Azteca, a través de las empresas Promociones del Pueblo y Promociones Zanfer, respectivamente, bajo acuerdos específicos con las empresas locales.

Según los impulsores de esta nueva fase del boxeo, durante estos últimos años ha crecido la afición y han surgido nuevos valores que se han posicionado entre la élite del boxeo nacional, y en la que pueden surgir los próximos campeones mundiales (Box al Día, 2018; KOntreras, 2019). Entre quienes destacan por haber logrado algún campeonato regional o haber peleado en el extranjero se encuentran Alondra “Magnifica” García, Benito “Canelito” García, Erick Omar “Habanerito” López, Fernando “Calladito” Villa, Gabriel Gollaz Velenzuela, Jorge “Dandy” Pacheco, José “Changuito” García, José “Charalito” Rivas, Luis “Huesos” Orozco, Ronaldo “Rony” Ruelas, Yarely “Chololita” Larios, entre otros.

La inclusión de mujeres en esta lista confirma la creciente presencia de estas en el boxeo profesional local, sobre todo desde inicios de la segunda década de los años 2000 con los logros de la “Güerita” Sánchez y la “Princesa” Arroyo. El involucramiento de “La Ametralladora” Muciño y “La Güerita” Sánchez en la promoción de los espectáculos de boxeo, así como el mayor interés de los entrenadores por incluir mujeres en sus gimnasios, resulta significativo para demostrar el trastoque de exclusividad como actividad masculina que caracterizaba al boxeo profesional (Carol, 1987; Moreno, 2011). En la práctica, no obstante, es posible advertir que los avances hacia la equidad de género han sido lentos. Por ejemplo, las mujeres reciben pagos más bajos con respecto de los que perciben los hombres (Notisistema, 2020) y, aunque con algunas mejoras, en los gimnasios con mayor trayectoria en el boxeo sigue siendo escasa la infraestructura para mujeres (Esto, 2021).

En 2020 volvieron a nublarse las condiciones del boxeo local. Por una parte, desde julio de 2019, y teniendo al futbol como uno de sus principales objetivos, Televisa regresó a la transmisión de contenido deportivo a través del sistema de paga, en alianza con la cadena norteamericana Univisión Deportes, bajo el nombre TUDN o Televisa Univisión Deportes Network (Navarro, 2019). Por otra parte, al arrancar ese año se intensificó la inconformidad de los promotores, mánager y boxeadores profesionales y amateurs frente a las políticas restrictivas impulsadas por la Comisión de Boxeo, Lucha libre y Artes Marciales del Ayuntamiento, a grado tal que migraron a municipios vecinos y del interior de la entidad para obtener sus licencias, autorizaciones médicas y apoyo para realizar las funciones boxísticas en las arenas de Guadalajara (Guerra, 2020). En paralelo, para mitigar la pandemia de covid-19, los gimnasios y las actividades boxísticas en el ámbito mundial comenzaron a cancelarse o posponerse indefinidamente.

Al término del primer semestre de 2021, al momento de cerrar la redacción del presente artículo, si bien comienzan a realizarse funciones de boxeo que son transmitidas por las cadenas de televisión abierta, principalmente de paga, estas se enfocan en peleas de campeonato mundial cuyo principal referente jalisciense es Saúl “Canelo” Álvarez, desde escenarios ubicados en Estados Unidos. Las condiciones de salud asociadas a la pandemia de covid-19 no parecen prometedoras para la reanudación de la práctica regular de este deporte. Dicho en otros términos, el escenario de los gimnasios de boxeo en la zona metropolitana de Guadalajara y de los peleadores profesionales que se ejercitan en estos no parece ser muy halagüeño, y podría preverse una nueva etapa desfavorable para este deporte.

Conclusiones

Sin menoscabo de la influencia de los logros individuales de algunos boxeadores de alto nivel competitivo, la trayectoria del boxeo profesional jalisciense está asociada a una diversidad de factores del entorno personal y, sobre todo, del contexto específico en que estos deportistas se desenvuelven.

En el entorno personal, la familia y el gimnasio tienen un rol destacado. El potencial ascenso hacia el profesionalismo no solo se beneficia del apoyo de los familiares en el aspecto emocional, sino que también este es esencial para proveer recursos económicos que les permitan la práctica regular del boxeo. El gimnasio, por su parte, es propicio para la socialización del conocimiento tácito que poseen los mánager y otros peleadores experimentados, donde se facilita la compartición de rutinas, experiencias, sentimientos, valores e intuiciones, que son importantes debido al carácter eminentemente empírico que se atribuye a este deporte. Además, esta interacción permite a los boxeadores un acercamiento tanto con los entrenadores que han forjado campeones como con otros peleadores renombrados.

El contexto específico o nivel meso no solo es relevante para el rendimiento de los boxeadores estelares, sino, sobre todo, es determinante para que el boxeo profesional sea una práctica social significativa para un amplio sector de la población, tanto para quienes lo ejercitan como para quienes lo disfrutan como deporte espectáculo.

En este artículo se analizó el boxeo profesional visto como una práctica social o de cierta significancia entre la población jalisciense, con una trayectoria en la que se distinguen tres grandes etapas cuyas temporalidades guardan interdependencia con el comportamiento y las variaciones de diversos elementos de dicho contexto específico.

La primera etapa, de génesis del boxeo profesional como actividad significativa en la sociedad jalisciense, inició en la segunda mitad de la década de 1950 y duró alrededor de cuatro décadas. La apertura de la Arena Coliseo de Guadalajara, la institucionalización de las reglas para la práctica profesional de este deporte, junto con la especialización de entrenadores y promotores en torno a esta Arena, fueron factores coadyuvantes del auge del boxeo jalisciense durante esta época.

En ese contexto adquirieron notoriedad nacional e internacional alrededor de una decena de mánager y media centena de peleadores profesionales que lograron diversos campeonatos mundiales, regionales y nacionales. Las funciones en vivo resultaban atractivas para una población con altas tasas de crecimiento y escasas opciones de esparcimiento. A partir de los 70, bajo una estrategia mercadológica y al amparo de una política pública que encontró en el boxeo profesional un ingrediente para fomentar el espíritu nacionalista, el boxeo local paulatinamente sumó prospectos, se proyectó en otras entidades del país, pero sobre todo en la región occidente, y logró notoriedad mundial.

La segunda etapa abarca dos décadas que iniciaron en la primera mitad de los 90. Debido a reajustes en los actores asociados al boxeo profesional como espectáculo, a sus estrategias de negocios y en el marco de la política salinista que buscaba insertar al país a un mundo globalizado, desde finales de 1992 el boxeo profesional local y nacional comenzó a experimentar una desaceleración.

Uno de los factores de esta desaceleración fue el retiro de la programación del boxeo en señal abierta, que provocó que la difusión y el patrocinio de las funciones boxísticas locales mermaran y la empresa hegemónica local y los boxeadores profesionales afrontaran fuertes agravantes. La incursión de algunos inversionistas locales permitió la continuidad boxística de algunos peleadores destacados en las esferas regional e internacional. Sin embargo, su inmersión fue efímera y el boxeo comenzó a perder notoriedad. A ello se le aunaron las diferencias entre los mánager locales respecto a los derechos para conservar la exclusividad de los boxeadores, la incapacidad para restituir el rol articulador a la Arena Coliseo y la complicidad de apoderados y promotores para lucrar según sus intereses aprovechando un vacío institucional para dirimir posibles controversias.

La tercera etapa, que abarca la última década y media, se caracteriza por los altibajos en la práctica del boxeo profesional, en particular en las actividades de algunos boxeadores estrellas, entre ellos algunas mujeres, el constante retiro e incorporación de las televisoras para programar espectáculos de boxeo por señal abierta, así como una frecuente entrada y salida de actores, tanto privados como públicos, interesados en la promoción de este deporte, pero con pocas relaciones de interdependencia entre ellos. Aquí, igualmente ha sido significativo el rol diferenciado que las administraciones de los diversos municipios, e incluso de un mismo municipio, han concedido a la práctica masiva del boxeo y, con ello, a la asignación de recursos financieros.

La escasez de referentes jaliscienses en el boxeo, aunada a la ausencia de promotores locales interesados, las transmisiones televisivas por el sistema de paga, las diferencias entre promotores, mánager y boxeadores profesionales y las políticas restrictivas de las administraciones de los gobiernos locales para realizar funciones en las arenas de Guadalajara, hacen que la vocación boxística de Jalisco no se vea prometedora, incluso cuando la actual pandemia permita la práctica regular de este deporte.

Nuevos estudios deberán profundizar en la comprensión holística de la práctica del boxeo desde una perspectiva que recupere las trayectorias de los pugilistas locales que han logrado campeonatos mundiales y, con ello, buscar determinar las correlaciones entre los logros de estos y los factores, personales y contextuales que influyen en sus trayectorias deportivas. Las fuentes de información deberán incluir a otros actores vinculados al boxeo profesional como funcionarios de los gobiernos locales, comunicadores, médicos del deporte, empresarios y aun los espectadores.

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1Salvo indicación contraria, se usan las siglas de los informantes para respetar la confidencialidad.

2Si bien el mánager es el representante comercial de los boxeadores (Moreno, 2011), en lo sucesivo, salvo indicación contraria, usaremos este término de manera indistinta para designar al entrenador o al manejador, en virtud de que en los casos referidos participan tanto en la preparación física y táctica como en la gestión de las peleas y contratos del pugilista.

3Esta distinción suele ser controvertida en el caso de Juan Bautista Zurita Ferrer, quien se coronó campeón mundial el 8 de marzo de 1944 (Leñero, 2008). Si bien Zurita se inició como boxeador en Guadalajara, no se le reconoce como el primer campeón mundial jalisciense porque es originario de Veracruz y porque la mayor parte de su trayectoria como profesional la realizó fuera del estado (De la Cruz, 2009; Estrada, 2017). Por cierto, después de Alberto “Baby” Arizmendi, quien logró el campeonato mundial el 18 de octubre de 1932, Zurita es reconocido como el segundo campeón mundial mexicano, toda vez que se reveló que José Pérez Flores, quien alcanzó el campeonato mundial welter junior el 20 de febrero de 1993, era estadounidense, no mexicano (Ferrer, 2015).

4A diferencia de los peleadores de la “vieja escuela”, estas nuevas reglas favorecieron, por ejemplo, un mayor distanciamiento entre una pelea y otra.

5Por haber nacido en Jalisco, aunque se formaron en los gimnasios de California, Estados Unidos, entre los campeones mundiales jaliscienses de esa época también suele incluirse a Rodolfo “Gato” González (1972) y a los hermanos Gabriel (1994) y Rafael Ruelas (1995).

6La Arena Coliseo de Occidente, en Guadalajara, tiene un aforo cercano a siete mil personas.

7Un elemento que también trastocaría el dinamismo de la empresa propietaria de la Arena Coliseo de Occidente fue la fundación, en 1992, de la empresa AAA (Asistencia, Asesoría y Administración), que vino a disputarle el mercado nacional e internacional de la lucha libre (Sánchez, 2011).

8Si bien Alejandro “La Cobrita” González, campeón internacional en 1992 y campeón mundial en 1995, trasladó su residencia de Guadalajara a California poco antes de ser campeón mundial, estas condiciones locales tampoco le fueron ajenas después de perder el campeonato mundial en marzo de 1996 en la Arena Coliseo de Occidente y, con ello, en la segunda etapa de su carrera profesional entre 1999 a 2003 (De la Cruz, 2009; Zenteno, 2014).

9Para conocer más sobre las fechas y lugares de las funciones boxísticas organizadas por estos promotores, véase BoxRec (s/f).

10Aquí cabe señalar que la empresa Galan’s Box Promotions dejó de organizar funciones boxísticas desde principios de 2013.

11Para el análisis de la trayectoria pugilística de estos boxeadores, véase BoxRec (s/f).

Recibido: 05 de Abril de 2021; Revisado: 15 de Julio de 2021; Revisado: 07 de Enero de 2022; Revisado: 09 de Enero de 2022

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