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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.15 no.38 Ciudad de México sep./dic. 2018

https://doi.org/10.29092/uacm.v15i38.649 

Presentación

Presentación
Imaginario y experiencia de Ciudad

María de los Ángeles Moreno Macías* 

María Luisa Murga Meler** 

*Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México. Correo electrónico: angeles.moreno@uacm.edu.mx

**Profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional-Ajusco, México. Cuerpo Académico “Constitución del Sujeto y Formación”. Correo electrónico: mmurga @upn.mx


Hablar de la ciudad es hablar de los efectos de sentido que produce en quien dilucida sobre ella. Pensar la ciudad es pensar en la diversidad, no sólo la que en sí misma contiene, sino en las líneas de pensamiento que se han generado por la inquietud que produce.

Algunos de los rumbos de la elucidación sobre la ciudad ofrecen horizontes inusitados respecto a realidades que auténticamente son un reto al ejercicio de comprensión de lo social. Por ello, sabemos que la ciudad es más que objeto de producción, resultado de la imaginación, concreción de intenciones subjetivas que le dan forma en la vivencia diaria y lo urbano. Va más allá de lo que dispone y dispersa en términos económicos y tecnológicos. La ciudad es creación incesante que no responde a expectativas y no se rige sólo por lo establecido: su sentido como creación siempre es instituyente.

No hay una manera de establecer qué es ser en la ciudad, pero sin duda, es más que estar en la ciudad y eso, estar, ya es inaprensible en sí mismo. En la creación de ciudad se juega no sólo la imaginación acerca de esta, se incorporan formas y percepciones anteriores, se nutren perspectivas que, desde la vivencia cotidiana, los medios de comunicación y la labor académica, establecen lo que la ciudad es.

Así, la ciudad es -en la mirada de Duvignaud (1977)- un “ogro” que se come las creaciones “naturales” y produce símbolos; por eso, la vemos monstruosa y apacible, querida y odiada, bella e insoportable.

No hay manera de lograr un acuerdo más allá de lo que es común decir sobre la ciudad en la contemporaneidad: la omnipresencia tecnológica, la voracidad mercantil, la densidad demográfica, la exclusión, la inequidad, la pobreza, la violencia y la desigualdad. Todas estas -y otras más… como condiciones inequívocas que distinguen a las ciudades hoy, marcadas por las transformaciones de la globalización y del capitalismo neoliberal, influyen en lo que, para algunos, constituye el hecho de que ya no se pueda hablar de ciudad, al menos no en el sentido de encuentro.

Por mucho, y especialmente a pesar de los afanes de transformación, las situaciones que tienen lugar en -lo que seguiremos llamando- la ciudad, abren posibilidades y sugieren potencialidades respecto a una multiplicidad de significaciones y acciones que imprimen huellas y generan efectos en quienes las habitan y, así, se genera experiencia de ciudad.

Citar la experiencia abre la puerta a múltiples connotaciones y, en específico, en los estudios de la ciudad, la idea de experiencia se ha asociado primordialmente a las acciones que se llevan a cabo en ella o a los significados que se generan en el entramado de relaciones que la configuran. No obstante, las nociones que -en los campos de conocimiento- existen al respecto, no se circunscriben sólo a los significados y las acciones; las posibilidades de interpretación de la experiencia son amplias y no cabe aquí su delimitación.

Es vasta la literatura sobre experiencias en la ciudad abordadas como acciones y como significados; lo mismo podemos decir de las elaboraciones acerca de las concepciones de lo que se denomina “imaginarios urbanos”, mismas que ponen énfasis en el contenido de la imaginación más que en su carácter de potencia creadora. No obstante, la explícita articulación entre imaginario y experiencia, como una línea para comprender la creación social de la ciudad, es casi inexistente, por ello la propuesta de este dossier. Porque pensar la vinculación imaginario y experiencia no se plantea desde una visión dicotómica entre dos categorías analíticas marcadas por un signo de conjunción. Más bien, se parte de una postura en la que los lindes categoriales se flexibilizan para implicarse mutuamente con el fin de comprender los fenómenos.

Así, este dossier Imaginario y experiencia de ciudad, abrió una invitación a la exploración de los intrincados laberintos de lo imaginario y la experiencia en la creación social de la ciudad; el propósito fue recuperar la reflexión -desde la relación imaginario y experiencia- cuyo motivo fuera el ser y el estar en la ciudad.

La respuesta -en gran medida- hizo patente la insistente fuerza de referirse a lo imaginario como imagen o representación y, cuando se hacía explícita la experiencia, se presentaba en términos descriptivos y a partir de mínimos bosquejos de conceptualización. Los textos con líneas de trabajo diferenciales fueron pocos, ofrecían miradas interesantes desde los variados intentos de aprehensión de los complejos fenómenos que tratan de elucidar a partir de la búsqueda de articulaciones -conceptuales y metodológicas- que presentan múltiples retos.

De manera que este dossier integra dos vertientes que bien pueden llevarnos a pensar en lo instituido y lo instituyente, en lo que ha sido explorado y lo que está por explorarse, en lo que ya es y en lo que viene siendo. Por una parte, cuatro textos representativos de la tendencia predominante respecto al imaginario y, por otra parte, un par de escritos conceptuales que apuntan a otro modo de pensar la ciudad; estos últimos -por su carácter teorizante- dan marco a los primeros que derivan de investigaciones en campo.

El dossier abre con una revisión general de estas tendencias prevalecientes a las que nos hemos referido. “Imaginario y experiencia de ciudad. Mirada en devenir”, de Moreno y Murga, parte de una recuperación de lo ya declarado en torno a los imaginarios urbanos y a la indefinición con la cual suele tratarse la experiencia. El sentido de la reflexión es enfatizar la importancia de explorar otras vías en las que se da un lugar privilegiado a la articulación entre imaginario y experiencia, pensados como fuerzas generadoras de singularidad y potencia. En la trama de lo imaginario y la experiencia, el texto brinda espacio al pensamiento de Cornelius Castoriadis, a la concepción de experiencia de Charles Sanders Peirce y se aventura con una peculiar interpretación de la noción de acontecimiento de Gilles Deleuze. Es un texto que abre vías para pensar lo que, en su conjunto, ofrece el dossier.

“Significación del espacio barrial como imagen de ciudad: El caso de Pescaíto, Santa Marta” de León, Blanco y Cogollo”, plantea una interesante reflexión acerca de la significación y la experiencia, desde la perspectiva de lo imaginario como imagen. En el marco de los resultados de una investigación realizada en el Caribe colombiano, se adentra en la exploración de ciertos referentes identificatorios con los que los habitantes de “Pescaíto” en Santa Marta, recrean su espacio barrial -urbano- como imagen de ciudad. Todo ello en la consideración de que este barrio, además, es un sitio turístico, lo que introduce un conjunto de variables que hacen de la significación y apropiación de sus habitantes, una especie de resistencia a los procesos de exclusión y fragmentación que es común reconocer en los ámbitos en los que la esfera del turismo se sobrepone a la vida cotidiana de los barrios y ciudades. Al respecto, por ejemplo, podemos citar aquí, a modo de enlace, la discusión que actualmente mantienen los habitantes de algunos barrios de la “Barcelona Gótica”, que viven la transformación acelerada de sus espacios por causa del impacto del turismo.

Por su parte, “Bailar morenada en la ciudad. Las devotas de urkupiña en salta-argentina”, de Nava Le Favi, presenta la derivación que suele realizarse acerca de lo imaginario: las representaciones y, desde esa perspectiva, sitúa conceptualmente a la experiencia; con ello nos propone una especie de rescate de las celebraciones que, tradicionalmente, nuestras culturas realizaban en torno de aspectos de la vida colectiva. Es el caso de las devotas de Urkupiña en Salta-Argentina, quienes -como los devotos del “Niñopa” en Xochimilco, Ciudad de México- en cada procesión y celebración realizan un acto comunicativo con el que indicarían cómo no sólo es posible apropiarse colectivamente de la ciudad, sino que, además, tanto la religiosidad como la experiencia de configuración de identidades, está atravesada por un conjunto de negociaciones y tensiones en las diversas series discursivas que configuran la trama vital de las ciudades contemporáneas, todavía hoy.

En el siguiente artículo, “Imaginarios urbanos y prácticas laborales en los comerciantes de la vía pública del Centro Histórico de Querétaro”, de Gayosso, se realiza una aproximación a un sector de habitantes citadinos quienes, con su presencia, señalan ciertas condiciones en las que las tramas de relaciones son posibles aún en nuestras ciudades. Ello en una ciudad que desde los años noventa del siglo pasado ha recibido no sólo “migraciones” diversas, sino procesos de transformación urbana derivados de planes de desarrollo y modernización. En ese contexto, el autor propone reflexionar acerca de la gentrificación que, como proceso, incide en las prácticas laborales y organizativas de grupos sociales como los trabajadores informales. Los que, como señala el texto, definen el universo simbólico bajo el cual orientan sus prácticas laborales y sociales, con las que realizan ciertos tipos de apropiación de los espacios y resisten la estratificación que se genera a partir de las intervenciones gubernamentales en los espacios públicos, sobre todo en los centros urbanos y más aún en aquellos de ciudades que revisten valor turístico, como el centro histórico de la ciudad de Querétaro donde se realizó el estudio.

En el quinto artículo, “Imaginarios y prácticas del espacio público. La Feria de las Colectividades de Rosario, Argentina”, de Roldán, la idea de imaginarios pasa por el mismo tamiz problemático de las representaciones, pero en este caso, desde una perspectiva etnográfica plantea una reflexión acerca de las prácticas en el espacio público. La Fiesta de Colectividades de Rosario configura la posibilidad de reconocer a los agentes que toman parte en una de las dinámicas que se dirimen en la vida actual de las ciudades, sobre todo en Latinoamérica: apertura-clausura, las fronteras -bardas- frente a los ámbitos abiertos. La fiesta permite reconocer los procesos de estratificación y mercantilización que en la actualidad se viven en ciudades como Buenos Aires y la de México; estos, acompañados de mecanismos de seguridad que hacen de la vida, de las redes de relaciones, algo cada vez más sectorizado y acotado por fronteras que le atribuyen a la ciudad una carga simbólica diferente.

El último texto del dossier, “La ciudad como experiencia y acontecimiento (Hacia una ontología de la ciudad)”, de López, nos propone reflexionar en torno de la ciudad como experiencia y acontecimiento a partir del pensamiento de Gilles Deleuze. A diferencia de los cuatros textos que le preceden, el planteamiento del autor se centra en el desarrollo de una perspectiva conceptual y ciertos tipos de claves que son puestas a la consideración de los lectores para pensar la ciudad. Por ejemplo, la idea de que esta, como experiencia, se construye a partir de los cuerpos, retomada y desprendida -en cierto sentido- de lo que en otro tiempo Richard Sennett planteó. La idea de territorio, enlazada tradicionalmente a la reflexión en torno de las ciudades, se recupera de manera que es posible reconocer que, en la ciudad, el territorio no es unívoco, más bien, es diverso y cambiante, por lo que la experiencia que se configura acerca de ello tiene un papel significativo en cuanto a su reconocimiento. Para el autor, la reflexión en torno de la ontología y el pensamiento en acerca de la ciudad, no se han desarrollado suficientemente, a pesar de que para él es necesario. Por ello nos propone que las ideas vertidas en el texto puedan ser retomadas para potenciar diálogos, debates en torno a los entrecruzamientos de éstas en ánimo de un mayor desarrollo de tales perspectivas en los estudios sobre la ciudad.

Forma parte de este dossier la traducción de “La ciudad a puerta cerrada”, del libro Lugares y no lugares de Jean Duvignaud (1977), que, hasta ahora, no había tenido versión al español. Lugares y no lugares forma parte de la exploración que Duvignaud realizara en torno de las potencias de lo imaginario como subversión de lo posible. En esta obra, como en El sacrificio inútil, esta insistencia de la exploración sobre lo imaginario, no sólo continúa sino que se engarza con la indagación en torno de la importancia del espacio en la existencia de los hombres y las sociedades.

Así, “La ciudad a puerta cerrada” abre la discusión acerca de la importancia del espacio, del espacio en las ciudades y de cómo estas, en sus fronteras, potencian nichos en los que la imaginación deviene formas y discursos. Como en toda su obra, con la perspectiva antropológica, Duvignaud -en este texto- ofrece materia para que nuestras interrogaciones acerca de la vida de las colectividades en la ciudad, encuentren vías fértiles para su desarrollo problematizador. Este es un documento que también, como en otros de nuestro autor, la referencia al teatro, al teatro de la vida, aporta no sólo metáforas potentes, sino que, a pesar de que algunas pudieran ser polémicas, entran en consonancia con las apuestas del trabajo que desarrolló a lo largo de su vida: la interrogación permanente, la puesta en tensión de nociones y concepciones a las que se ha concedido estatuto de códigos inmutables.

Posteriormente, presentamos la entrevista que Murga y Moreno realizaron a Raymundo Mier Garza, quien abordó algunos de los temas relacionados con las inquietudes que llevaron a proponer el dossier. La pregunta por la ciudad, por la experiencia de ciudad, por aquello que nos permite pensar las vicisitudes que cotidianamente se enfrentan en el diario vivir, llevó a que nuestro entrevistado planteara un conjunto de consideraciones muy significativas en relación con la complejidad que implica acercarse a la ciudad con el objetivo de dilucidar sus condiciones de concreción como hecho espacial, demográfico, económico, social, antropológico, histórico y, por supuesto, ambiental. En su intervención, Mier planteó, entre muchos otros, que “la ciudad designa un espacio complejo, heterogéneo, determinado por una integración de procesos, de estructuras sociales y de acontecimientos que comprometen el vínculo y la coexistencia de grandes grupos de población, en un marco territorial más o menos reconocible”. En donde la experiencia es posible en tanto que

tiene siempre una condición de síntesis. No hay fragmentación de la experiencia. La experiencia, precisamente, es la experiencia de la síntesis imaginaria. La participación de lo imaginario está dándole cohesión a la experiencia, o bien es la composición de un conjunto disyuntivo de experiencias que intrínsecamente son fragmentarias, pero que se experimentan más allá de toda fragmentación, como una unidad difusa, sin contornos, pero incontrovertible. Uno no vive la experiencia como una pedacería.

Para nuestro entrevistado, la ciudad no se ve como un fragmento, aunque esté toda fragmentada, sino que la vivimos como un espacio coherente, cohesivo.

Cierra este dossier la presentación de un corpus bibliográfico que propone trayectos para la elaboración de conceptualizaciones sobre el vínculo entre imaginario y experiencia, en su potencial para la construcción de horizontes de pensamiento y de acción. Las perspectivas son diversas, tanto por su carácter disciplinario e interdisciplinario como por sus enfoques; se trata de textos de carácter teórico y de textos que recuperan la especificidad de la ciudad. Todo ello brinda oportunidades para la configuración de tramas pertinentes a fines de investigación, en amplia diversidad.

Fuentes consultadas

Duvignaud, J. (1977). L’huis-clos de la ville. En J. Duvignaud, Lieux et non lieux (pp. 11-56). París: Galilée. [ Links ]

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