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Culturales

versión On-line ISSN 2448-539Xversión impresa ISSN 1870-1191

Culturales vol.5 no.10 Mexicali jul./dic. 2009

 

Artículos

 

Algunos geosímbolos de Baja California. Identidad y memoria colectiva de la ruralidad

 

Alberto Tapia Landeros*

 

 

*Universidad Autónoma de Baja California altapialanderos@gmail.com

 

Fecha de recepción: 19 de febrero de 2009
Fecha de aceptación: 15 de abril de 2009

 

Resumen

Este documento presenta una descripción de algunos lugares de Baja California que históricamente han sido nombrados por el ser humano nativo y colono en virtud de su utilidad como orientadores al viajar, porque poseen agua, han sido testigos de algún hecho relevante, son mencionados por motivos religiosos, reconocidos en cultos indígenas, destacados por razones políticas y cualquier otra causa para asignarles un significado simbólico. El conocimiento de estos sitios se ha obtenido a través de investigación documental y registros orales, en visitas de campo y mediante entrevistas con la población del lugar. También acudiendo ala antropología, historia, geografía y biología, entre otras disciplinas. La descripción de estos geosímbolos se analiza a la luz de las llamadas "razones" de Joel Bonnemaison, de quien se tomó la definición, así como la idea de "nombrar es conocer, es crear" de Guillermo Bonfil. Se localizan los sitios mediante sus coordenadas en un mapa del estado de Baja California y se discute su ubicación.

Palabras clave: Baja California, geosímbolos, representación simbólica, identidad, memoria colectiva.

 

Abstract

This document presents a description of some places of Baja California that have been historically named by native people and colonizers. These places have been used asa guide for travelers, known by their importance for containing water, remembered because a relevant event took place there, named after religious beliefs, recognized in indigenous ceremonies or a given political context and, in general, of importance because of any other event added it with a symbolic meaning. The knowledge of these sites was obtained through a research of documents written along half a century and also through methods of oral registry visiting rural places and talking with indigenous inhabitants and rural people. Anthropology, History, Geography and Biology frameworks of reference, among others disciplines, have been used in this research. The description of geosymbols is analyzed according with the so called "reasons" of Joel Bonnemaison, from where the definition of "geosymbol" was taken; also, the idea "to name is to know, is create", of Guillermo Bonfil is used here. Finally, the work shows all sites quoted in the document in a map of Baja California, located by coordinates. A discussion about its localization is also offered.

Keywords: Baja California, geosymbol, symbolic representation, identity, collective memory.

 

La identidad no es solamente "efecto" sino también "objeto" de
representaciones. Y en cuanto tal requiere, por una parte, de nominaciones
(toponimias, patronimias, onomástica) y, por otra, de símbolos,
emblemas, blasones y otras formas de variedad simbólica.

Gilberto Giménez Montiel

Introducción

El propósito de este trabajo es compartir con los lectores la sabiduría de muchos hombres de campo con los que a lo largo de medio siglo he conversado. Muchos de ellos son sujetos formados en el medio rural: indígenas, vaqueros, gambusinos, guías de cazadores, cazadores, pescadores, botánicos, zoólogos, exploradores, antropólogos, hierberos,1 campesinos, leñadores, mineros y recientemente campistas, personajes que han destinado gran parte de su vida a explorar y convivir en el medio natural bajacaliforniano. Pero también en el presente escrito comparto mis propias vivencias en las sierras desérticas con vegetación xerofítica; así como arboladas de coníferas; entornos de la costa del Golfo de California y el Océano Pacífico; en desiertos, chaparrales y bosques. Lugares de los cuales estos informantes aprendimos su nombre, les dimos existencia al conocerlos, señalarlos, hacerlos propios y compartirlos. Lugares con significados, sitios que simbolizan algo en la subjetividad del sujeto rural y que éste está dispuesto a compartir. Todo esto a la luz del estudio de la antropología, la historia, la geografía y la biología, así como otras disciplinas que se suman al aprendizaje y conocimiento de los sujetos rurales.

Los lugares aquí enlistados son algunas representaciones sociales de lugares naturales. Quizá habrá otras acompañadas de otros significados.

Algunos de mis informantes ya murieron. Pero el conocimiento que tuvieron sobre el paisaje y lo que éste representa no debe desaparecer con ellos.

En casi cincuenta años ha sido mi costumbre compartir la fogata, el pan y la sal con lugareños; también he preguntado por rutina cómo se llama el lugar, ¿por qué?, ¿desde cuándo?, ¿qué tiene de bueno o malo? Cuando surge información nueva para mí, acudo a las disciplinas citadas para corroborar y completar los datos proporcionados por el informante.

Parte de esta información es desconocida para muchos; por ello decidí plasmar en este escrito algo de lo aprendido y exponerlo, auxiliado por la cartografía del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el documento Baja California Almanac y la tecnología del sistema de información geográfica Google Earth normal, de donde tomé las coordenadas de cada sitio para ubicarlo en el mapa del estado de Baja California. Las altitudes de los cerros fueron tomadas del Aeronautical Map of Baja California, documento oficial de navegación en los Estados Unidos, del que he conseguido una copia en el aeropuerto de Imperial, California. Convirtiendo los pies en metros, mediante una operación de multiplicación del número de pies de altitud registrada en este mapa especializado por 30.48 centímetros, obtuve los metros de elevación sobre el nivel del mar (msnm). La altitud de los cerros que por su baja altitud no aparecen en el Aeronautical se tomó de las curvas de nivel en metros del citado Baja California Almanac. Es importante señalar que se incluyen las elevaciones para que el lector tenga una idea de la importancia cultural concedida a la altitud.

Mi experiencia de campo ha estado referenciada y cotejada con la de exploradores de la época misional, como Consag, Link y Arrillaga (Lazcano, 2000); así como con la de contemporáneos que han publicado sus vivencias en México, como es el caso de Fernando Jordán. También con la de autores estadunidenses, como Hogg (1930), Henderson (1948), Belden (1967), McMahan (1974), Merrick (1974), Clyde (1975) y Minch (1998). Algunas guías (Peterson, 1987; Lindblad, 1987) para visitantes de la península bajacaliforniana me ayudaron a identificar los sitios y lugares enlistados. Todas estas referencias aparecen en la bibliografía que contiene el presente documento.

En relación con la toponimia, he podido constatar las coincidencias entre aquellas del INEGI, el Baja California Almanac y las de mis informantes (salvo contadas excepciones), cuando al realizar la fotogrametría, durante la década de los años setenta, los recolectores de datos preguntaban a los lugareños los nombres de poblados rurales y sitios históricos. Por poner un ejemplo, puedo señalar el caso del Valle de la Trinidad (Moreno, 1861), que oficialmente es la Colonia Lázaro Cárdenas; el Valle de la Trinidad en realidad es una pequeña ranchería situada a cinco kilómetros hacia el oeste de Lázaro Cárdenas. El poblado de San Matías, que vi nacer desde su primera ramada, oficialmente es el Ejido Francisco R. Serrano. La Laguna Hanson, que originalmente fue bautizada por José Joaquín Arrillaga en 1794 como "La Laguna", cambió a Laguna Juárez (aunque la razón del cambio fue política, no cultural).

Pero además del uso material y objetivo que los actores sociales dan a los sitios y lugares, el sujeto rural les otorga otros significados. Algunos simbolizan conceptos, identidad, orgullo, capacidad, éxito, pertenencia, identificación. Esta gama subjetiva que los sitios y lugares representan para ellos es parte de su patrimonio cultural inmaterial.

Fue recientemente que identifiqué estos sitios y lugares del medio ambiente natural como geosímbolos. Esto gracias a una conferencia impartida por don Gilberto Giménez Montiel en la que retoma el concepto de Jöel Bonnemaison: "Un lugar, un itinerario, una extensión o un accidente geográfico que por razones políticas, religiosas o culturales reviste a los ojos de ciertos pueblos o grupos sociales una dimensión simbólica que alimenta y conforta su identidad" (1981:256, en Giménez, 2005).

En el caso de los geosímbolos que enunciaré, la mayoría de ellos significó la supervivencia en el desierto bajacaliforniano. Tuvieron, y en algunos casos aún tienen, un uso en la orientación al viajar, así como el de proporcionar el más vital de los elementos naturales y escasos en la península bajacaliforniana: el agua. De esta manera, estos símbolos adquieren una dimensión simbólica al tener un uso "utilitario" para la cultura del desierto.

Otra idea útil para el análisis y comprensión de la importancia del geosímbolo de Bonnemaison es el expresado por Guillermo Bonfil Batalla:

Nombrar es conocer, es crear. Lo que tiene nombre tiene significado o, si se prefiere, lo que significa algo tiene necesariamente un nombre. En el caso de los toponímicos, su riqueza demuestra el conocimiento que se tiene de esta geografía: muchos son puntualmente descriptivos del sitio que nombran y otros se refieren a la abundancia de ciertos elementos naturales que caracterizan al lugar nombrado (Bonfil, 1990:37).

Bonfil Batalla no asigna un nombre específico a su idea, como lo hace Bonnemaison, por considerar que no solamente se refiere a "accidentes geográficos", sino a sitios históricos, ocupaciones sociales del espacio natural. Pero además aporta nuevas "razones" a las de Bonnemaison: describen puntualmente el sitio y/o refieren la abundancia de ciertos elementos naturales.

Ensayaré a describir los geosímbolos bajacalifornianos aquí enlistados observando en ellos las "razones" de Bonnemaison: a) política, b) religiosa y c) cultural.

Tanto la aportación de Bonfil como las características utilitarias (orientación y supervivencia) propias de la cultura del desierto comentadas serán consideradas en este trabajo como pertenecientes a las "razones" culturales de Bonnemaison.

A continuación presento la descripción y ubicación de algunos geosímbolos bajacalifornianos analizados a la luz de tales "razones".

 

Exposición

Es indudable que el geosímbolo de mayor importancia en la esquina noroeste de México y suroeste estadunidense es el Río Colorado. Desde su descubrimiento y bautizo inicial como "Río de la Buena Ventura" y "Río del Tizón", para quedar en "Colorado".

Este accidente geográfico fue utilizado como orientación y meta durante la exploración española. Desde finales del siglo diecinueve y hasta la fecha es sustento de una gran parte de la población de Baja California. Sus aguas se utilizan hasta en la costa del Pacífico. Estadísticas de 2005 indican que 25 millones de personas dependen de él en Estados Unidos y México (Proyect WET, 2005:xxi). Por tanto, simboliza la vida moderna del oeste estadunidense. Políticamente, el Río Colorado representa la frontera entre Estados Unidos y México y la confluencia de cuatro estados: California, Arizona, Sonora y Baja California. Es un lugar de encuentro y un lugar de disputa.

En 1996 el Museo Universitario de la Universidad Autónoma de Baja California, en Mexicali, inauguró una exposición museográfica sobre el Río Colorado con el título de El Río: Agua de Vida. Un esfuerzo de divulgación que tuvo el índice más alto de visitas en esta institución. También estuvo durante el periodo más prolongado, con 18 meses, cuando el promedio por exposición era hasta entonces de tres meses. Su título trató de simbolizar la importancia de este cauce de agua dulce para la cultura del desierto.

Otro significado simbólico lo encontramos en el mito fundacional cucapá llamado " El muchacho travieso" . Esta historia, que ha pervivido en forma oral, cuenta que este río nació cuando un muchacho travieso perforó el escroto de un monstruo acuoso, del cual brotó un chorro de agua azul formando el río (Ochoa, 1980:55).

El Río Colorado es un geosímbolo que contiene "razones" políticas y culturales. No se proporcionan sus coordenadas, ni aparecen en el mapa, debido a su longitud y ubicuidad.

 

1. Cerro Cuchumá

Un accidente geográfico en la frontera es el Cerro Cuchumá. Se ubica al noroeste de la ciudad de Tecate y colinda con Tecatito, California. Este cerro es compartido por los dos países: México y Estados Unidos, y representa el origen de los tecatenses, según una versión local que se expone en la cervecería. Entre otros ciudadanos, el Cuchumá simboliza la resistencia contra el movimiento filibustero de 1910-1911. La palabra Cuchumá viene de cu 'ma', vocablo de origenkumiai (Shipek, 1968:50). Para este grupo indígena este cerro simboliza lo sobrenatural, es un lugar para ejercer la brujería, sitio de práctica de sus curanderos. El cerro tiene más de 600 metros sobre el nivel del mar (en adelante, msnm). Está cubierto por plantas de la región fitogeográfica del "chaparral" (Delgadillo, 1998), con algunos encinos en su vertiente norte y sombreada, en California. Los encinos, a su vez, pertenecen al "bosque de coníferas" (en este caso, de piñonero y huata), aunque geográficamente se ubica en el chaparral de montaña (Delgadillo, 1998:124). Para los botánicos representa el ecotono2 de dos ecosistemas. Este geosímbolo reúne dos de las "razones" de ser: política, por ser frontera y símbolo del movimiento filibustero, y cultural, por ser origen de los tecatenses y lugar de culto de los kumiai. Además, tiene una "razón" científica por su simbolismo botánico.

 

2. Cerro El Centinela

En la frontera con los Estados Unidos se encuentra otro geosímbolo fronterizo, el Cerro El Centinela, con una altitud de 600 msnm. Su extremo norte, un lomerío muy bajo, queda en el estado de California. Por el tramo mexicano cruza el acueducto a Tijuana. Para los exploradores españoles que desde Sonora buscaban el paso a California, El Centinela marcaba el rumbo. Es una señal importante en ambos lados de la frontera geopolítica.

A partir de 1846, cuando esta frontera fue trazada, El Centinela también adquirió un significado de frontera, se convirtió en el lugar donde comienza la patria; igual para los habitantes del otro lado de la frontera, que lo conocen con el nombre de Signal Mountain. Un corrido popular, "El Cachanilla", de Antonio Valdés Herrera, al mencionar al Cerro El Centinela como "altivo y viejo guardián", introdujo de lleno el geosímbolo en la cultura popular.

El llamado Crooner de moda del siglo veinte, Armando Toledo (†), cantaba su versión de "El Cachanilla". En una de las estrofas decía al referirse a El Centinela: "Desde donde Murrieta divisaba el plan". Joaquín Murrieta es un personaje cuya leyenda ha contribuido a que esta montaña tenga un significado y simbolismo muy especial para los mexicalenses. Al estar ubicado El Centinela sobre la Vereda del Mesteño (Rojas, 1990:104), ruta alterna al Camino del Diablo, que comunicaba a Sonora con California, el legendario "bandido mexicano" (según los estadunidenses) vigilaba desde su altura si era perseguido para huir a tiempo. En el naciente Mexicali de principios del siglo veinte se creía que Joaquín Murrieta había enterrado su tesoro en El Centinela. En su autobiografía (Shipek, 1968), la indígena "dieguefla" Delfina Cuero relata que ambos cerros, El Cuchumá y El Centinela, estaban conectados por los vuelos de sus curanderos.

Tal vez acordándose de Murrieta, el relato de Delfina Cuero dice que en su interior El Centinela es de oro (Shipek, 1968:52). No obstante, los mexicalenses entendemos que su nombre obedece a que simboliza el "cuidador" de Mexicali (¿o de los tesoros?). Cuando la carretera Mexicali-Tijuana fue pavimentada, en 1953, los mexicalenses subíamos a ver el valle desde arriba. Los adultos nos decían: "Atrás de El Centinela está Mexicali. No puede verse porque el cerro la protege, la cuida". Ahora, el crecimiento de Mexicali hacia el sur puede verse de noche iluminado desde la cuesta de La Rumorosa; particularmente, el bulevar Lázaro Cárdenas. Por cierto, El Centinela ya no puede cubrir la ciudad por las tardes con su sombra.

Si seguimos a Bonnemaison, con excepción del significado de frontera, que es una "razón" política, el resto de su descripción tiene "razones" culturales.

 

3. Peña Blanca y 4. Juntas de Nejí

En el municipio de Tecate sobresale entre el chaparral una cumbre rocosa: Peña Blanca (1 200 msnm). Su alta elevación de granito rodeado de chaparral es notable desde muy lejos. Por ello fue y sigue siendo referente geográfico y de identidad para los kumiai. Con el ritual del baño de temascal en Peña Blanca, los indígenas ven el futuro; por ello lo saben un lugar sagrado. "Y pues aquí estoy yo, la india blanca cuidando la Peña Blanca. Arriba hay una serpiente gigante que sopla muy fuerte y no deja que nadie suba a lo alto", versa el testimonio de la señora Josefina López, indígena kumiai (Garduño, en Rebolledo y Tomic, 2006:148).

Doce kilómetros al este de Peña Blanca hay otra roca de gran significación para este grupo indígena. La historia oral cuenta que allí vivió una vieja, N'ji, que fue una centinela (otro) que se hizo piedra, por eso su pueblo se llama Ui N'ji, o la Piedra Nejí, como también se le llama al lugar. Debido a su vecindad con el histórico rancho Las Juntas, también recibe el nombre de Juntas de Nejí.

Entre estos dos geosímbolos serranos hay algunos manantiales naturales en los cuales las brujas colocan piedras especiales. Quien bebe de ellos "escucha voces y ve cosas", dice un testimonio de la señora Delfina Cuero (Shipek, 1968:49).

Ambos geosímbolos se caracterizan por "razones" puramente culturales.

Nota: En los meses de julio y agosto de 2009 participé en un proyecto de investigación de rescate de sitios sagrados kumiai. En una primera búsqueda por tierra nos fue imposible ubicar esta roca sagrada. En una segunda búsqueda por aire, en helicóptero, tampoco pudimos encontrarla, aun con GPS en mano, asociado al de la aeronave. Una tercera búsqueda por tierra, mediante guías kumiai, tampoco tuvo éxito. Aparentemente, la piedra sagrada de Nejí ya no está en su sitio histórico.

 

5. Picachos

Hacia el este de Nejí, a 32 kilómetros de distancia, destacan en el altiplano de la Sierra de Juárez dos cerros, uno en forma de mesa y otro con su parte más elevada rematada en una forma oscura y redondeada. Este último es el más alto de los dos, alcanza los 1400 msnm, y debido al aspecto de su cumbre se le nombró Teta de la India. La meseta de menor altura fue llamada Cerro de las Plastas. Al conjunto se le conoce como Cerros de Picachos. Se encuentran en el lindero sur de una importante cuenca hidrológica que siempre tiene agua en el arroyo de Picachos, mismo que corre al oriente y desemboca en el Cañón de Llanos, que a su vez corre hacia el norte para desembocar en la hondonada de Salton Sea, en el estado de California.

Para los viajeros del desierto que buscaban el paso hacia la costa pacífica, Picachos significaba, primero agua, después lave-reda ancestral para vencer los 1300 metros de diferencia entre el desierto de San Felipe y el altiplano de la Sierra de Juárez. Para los viajeros de la sierra, los que se trasladaban desde Tijuana o San Diego al valle llamado más tarde de Mexicali, los Cerros de Picachos significaban el fin del altiplano, del bosque piñonero, del agua; representaban el inicio del descenso hacia el desierto, el cambio de clima, entrar a otro mundo ambiental.

Estos dos cerros pueden verse con claridad desde grandes distancias, como desde Tecate Divide, Boulevard y Jacumba, en California. Esta característica y el hecho de que su arroyo cruce la frontera geopolítica les confiere una representación de frontera. Otro geosímbolo de "razón" enteramente cultural.

 

6. El Tajo

El cañón El Tajo significa muchas cosas a la vez. Culturalmente, es una ruta ancestral para subir y bajar la Sierra de Juárez, así como también presencia temprana de grupos humanos. Botánicamente, es un cañón con más de 4 500 palmas (verdes y azules) en la vertiente oriente de la Sierra de Juárez (Henderson, 1953). La pared de granito blanco al fondo del cañón es visible desde la Sierra Cucapá y la Laguna Salada; por tanto, fue faro, guía, para los viajeros que transitaban hacia la costa pacífica desde el desierto. Sus manantiales permanentes y tinajas con agua significaron muchas veces la vida para sedientos y caminantes deshidratados. Debido a lo ancho de su vereda, también sirvió como camino de herradura. Recientemente, su pared granítica se ha popularizado con practicantes de rapel y escaladores. He visto a algunos que cuelgan hamacas en el vacío para dormir en ellas. A esta pared se le llama ahora El Trono Blanco y se anuncia como "el monolito más alto de México, con 1970 pies" de caída libre (National Geographic Society, 2007:1, mapa). Campistas de ambos lados de la frontera geopolítica practican caminata y campismo durante todo el año en este cañón.

Como otros sitios de belleza natural, El Tajo es para muchos la frontera, el lugar salvaje y lejano en el cual se reúnen con la naturaleza.

Un geosímbolo con amplias "razones" culturales, considerada entre ellas la utilitaria.

 

7. Laguna Salada

Entre la Sierra de Juárez y la Cucapá se encuentra la Laguna Salada, geosímbolo de gran importancia tanto en el pasado como en el presente. Su gran extensión no requiere de ubicación precisa. Debido a su aridez y alta temperatura extrema en el verano, este llano constituye hoy en día una "representación de la muerte" para el mexicalense urbano debido a fallecimientos por insolación, golpe de calor o deshidratación. Pero La Salada también representa un reto al explorador. Una tentación al empresariado mexicalense, que logró organizar en su extremo norte La Noche del Sol, con la presencia del tenor italiano Luciano Pavarotti (f), en la celebración del centenario de la ciudad de Mexicali, capital del estado de Baja California. Este preciso lugar, ubicado en los 32°34' de latitud norte y los 115°45' de longitud oeste, se ha convertido en un lugar de culto para la sociedad mexicalense. Lo mismo sirve de escenario para fotos de bodas, de graduación, que para paseos dominicales y "carnes asadas" (excepto en el verano). Es punto de reunión de viajeros que incursionan en la "mortal" Salada, así como pista para elevar cometas y carreras fuera de camino. En fin, este pedazo de aridez simboliza para muchos la representación del desierto bajacaliforniano. Pero la gran mayoría de "esos muchos" son viajeros de carretera entre Mexicali y Tijuana que jamás han pisado el suelo duro del llano salado. Entonces, para estos sujetos urbanos y adoradores del confort, La Salada es el desierto visto de lejos, intocable, conocido a través de un cristal refrigerado. Este geosímbolo norteño tiene uso cultural material e inmaterial a la vez.

Razones culturales: todas, incluida la del festejo del centenario de Mexicali.

 

8. Volcán Cerro Prieto

En el desierto de San Felipe, entre la zona agrícola del valle de Mexicali y la Sierra Cucapá, tenemos al Cerro Prieto, con 200 msnm, y la zona volcánica del mismo nombre. Esta zona tuvo un geosímbolo muy importante durante la exploración española: la Laguna de los Volcanes, que fue una referencia obligada para los viajeros del desierto y que ha quedado bajo las aguas residuales de la planta geotérmica de Cerro Prieto. Desde antes de cruzar el Río Colorado, los viajeros provenientes del este podían tener la seguridad de llegar a la Laguna de los Volcanes con sólo dirigir sus pasos y cabalgaduras hacia este Cerro Prieto, muy notorio en medio de la arena blanca del desierto.

Recientemente, el Cerro Prieto, vestigio externo de la falla geológica del mismo nombre, ha sido señalado por los vulcanólogos como quien ocasiona los temblores en Mexicali, como los registrados en febrero y marzo de 2008. En la cultura popular cachanilla, el Cerro Prieto empieza a tener la identidad de "el que hace temblar la tierra", sobre todo entre los niños de la zona rural, que pueden verlo a diario desde cualquier punto del valle mexicalense. Para los indígenas cucapá, el Cerro Prieto simboliza la huella agonizante del monstruo acuoso del mito de "El muchacho travieso". "El animal se revuelca. Luego regresa, pero ahí queda la huella de su agonía. Ahí está la piedra negra, el Cerro Prieto, ahí está la grasa hirviendo, ahí todos la pueden ver, el que quiera puede ir a verla" (Ochoa, 1980:56). El Cerro Prieto adquiere también una dimensión simbólica de carácter ambiental, al ser, entre todos los geosímbolos aquí enlistados, el cerro más bajo (200 msnm); más caliente, con 24.52°C3 de temperatura media anual (en adelante tma), y más seco, con 55 milímetros de precipitación pluvial anual (ppa). Puede compararse con el Picacho del Diablo.

Como otros lugares, éste ha tenido y sigue teniendo una representación simbólica para los habitantes del valle de Mexicali en particular y para el resto en general. Otro geosímbolo cultural bajacaliforniano.

 

9. Laguna Juárez (Hanson)

En medio del bosque de pinos de la Sierra de Juárez, tenemos a la Laguna de Juárez (Hanson). Su nombre original se debe al de un antiguo explorador extranjero que visitó el lugar e intentó establecer un rancho ganadero y una prospección de oro de placer.

Esta laguna fue descubierta el 20 de septiembre de 1796, durante la tercera exploración del capitán de Loreto, José Joaquín Arrillaga, gobernador de las Californias. En esa ocasión, "La laguna" -como la nombra el explorador- estaba seca. Pero en su diario de campaña anotó: "se conoce que coge mucha agua" (Lazcano, 2000:336). En efecto, en prolongadas épocas de lluvia o intensas nevadas la laguna se llena, para luego filtrar su líquido hacia Guadalupe y otros cañones que desembocan en la Laguna Salada y hacia el sur y el oeste.

Para el explorador español "La Laguna" significó haber alcanzado los 32° de latitud norte. Los kumiai consideran este lugar como un campamento de fin de verano; ahí se congregaban a recolectar piñón y cazar liebres, conejos, ardillas y venado. Por otro lado, los ganaderos lo significan como el sustento de sus hatos, no obstante la prohibición del pastoreo en el Parque Nacional. Y para muchos bajacalifornianos la Laguna Juárez o Hanson significa la "frontera", el territorio salvaje, aventura, exploración y el riesgo que alimenta el espíritu de muchos citadinos aficionados a realizar campamentos familiares y excursiones. La Semana Santa es marcada en su calendario como la fecha de comunión con otras familias naturalistas, que gustan de convivir en medio del bosque. En invierno el paisaje serrano nevado es común en este lugar. Como vimos, "La Laguna" está protegida por el Parque Nacional Constitución de 1857.

La administración del parque ha construido cabañas y sanitarios, un sendero interpretativo, así como lugares para acampar. Es un lugar que simboliza el encuentro del urbano con el mundo natural.

Sobre esta región: "Es la ruta de los placeres de oro, de los gambusinos, de los explotadores de bosques y de los cazadores o veraneantes de Mexicali" (Jordán, 1998:204). Es de los pocos geosímbolos con "razones" políticas y culturales, incluida en éstas la histórica.

 

10. Pico de Guadalupe

En la Sierra de Juárez hay otros geosímbolos más importantes en el pasado que los que existen hoy en día, sobre todo cuando los posicionadores geográficos (GPS) cumplen en parte la función utilitaria de geosímbolo para orientar al viajero. El Pico de Guadalupe está ubicado en el cañón del mismo nombre y es llamado así gracias a que en ciertas horas de la tarde puede verse la figura de la Virgen de Guadalupe (simbolismo religioso). Debido a su altitud (1 200 msnm, aproximadamente), este pico servía de orientación a los viajeros de la Laguna Salada para llegar al agua de sus manantiales; también indicaba el inicio de la vereda prehispánica utilizada para subir a la sierra de pinos.

Para el viajero del desierto, en la parte posterior del Pico de Guadalupe se encuentra la única laguna de Sierra de Juárez: Hanson o Juárez. Promesa de agua. Guadalupe fue y es, pues, referente de varias cosas para distinta gente del pasado y del presente.

El primer geosímbolo con una "razón" religiosa. El resto son "razones" culturales, incluida la utilitaria.

 

11. El Mayor

En la Sierra Cucapá destaca en su extremo sur el geosímbolo Cerro El Mayor, con 962 msnm. Algunos mapas separan la Sierra Cucapá de la Sierra del Mayor. A cuatro kilómetros al sur de ésta hay otra cumbre de menor elevación nombrada en la cosmo antropogénesis cucapá como Cerro El Águila (Ochoa, 1980). Algunos mapas actuales aún distinguen a las dos cumbres con esos nombres (Baja California Almanac). Los indígenas adoptaron nombres jerárquicos de los blancos, como "El Capitán", "El Gobernador", y es posible que "El Mayor" haya sido asignado al cerro por el mismo motivo. Pero también podría deberse a su mayor altitud. Al pie del Cerro El Águila vivía el muchacho travieso del mito ya citado. Esta circunstancia le confiere una dimensión simbólica al cerro, transformándolo en geosímbolo.

Este monumento natural de piedra fue "faro" para los navegantes que desde el mar buscaban la boca del Río Colorado. Desde el Alto Golfo de California y Sonora, El Mayor representaba el corazón de la gran nación cucapá. También significa el fin sur de la Sierra Cucapá y permite el paso hacia la Laguna Salada y la Sierra de Juárez. El Mayor es la mayor elevación en las sierras áridas norteñas.

Al simbolizar actualmente lo que resta de aquella gran nación cucapá, El Mayor reviste una "razón" política e histórica. El resto de su descripción es "razón" cultural, incluida la utilitaria (la de ser faro).

 

12. Cerro El Vigía

La Bahía de Todos Santos tiene dos puntas en sus extremos: en el norte, el Cerro El Vigía; en el sur, Punta Banda. El Vigía debe su nombre a su elevada posición (200 msnm, aproximadamente), desde donde se contempla la bahía entera cuando la neblina permite divisar Punta Banda. Su vecino, el Cerro Chapultepec, es ahora una colonia residencial con la misma vista. El Vigía significaba para los viajeros de principios del siglo veinte que se acercaban por mar que a su pie estaba el naciente pueblo de Ensenada; es decir, la "civilización". Para los viajeros que llegaban por tierra desde el norte (Tijuana), que era la única forma de llegar desde el resto del país, doblar su punta significaba arribar al próspero puerto pesquero (después convertido en industrial y turístico).

"Hemos llegado a la gloria" es una expresión de la señora Manuela González (Gómez y Mancilla, 1999:110) al doblar la punta de El Vigía provenientes de Tijuana. "Entramos por el área del monumento a Hidalgo, el mirador famoso de Hidalgo; era el famoso cerro ahí de El Vigía, antes que lo hicieran pedazos para hacer el muelle" (Gómez y Mancilla, 1999:110). Testimonio de la señora Aurora Martínez Martínez de su llegada a Ensenada el 9 de octubre de 1946.

Conformado de roca metavolcánica (Minch, 1998:27), a mediados del siglo veinte (1951-1952) se tronó una carga de 30 toneladas de dinamita dentro de un túnel perforado ex profeso para derrumbar El Vigía, fragmentarlo y utilizar su piedra en la construcción del rompeolas de Ensenada (Gómez y Mancilla, 1999:136).

Si bien la punta desapareció para dar vida a las obras portuarias, el resto de su colina que se prolonga hacia el norte sigue intacto. Botánicamente, representa una colonia de pitahaya agria (Machaerocereus gummosus), curiosamente postrada contra el cerro debido a la acción del viento oceánico. Para algunos ensenadenses, la desaparición de parte de El Vigía cambió el clima de la ciudad porteña; dicen que quedó desprotegida de los vientos fríos del noroeste provenientes del Océano Pacífico.

Este geosímbolo reúne condiciones históricas y utilitarias, por tanto, "razones" culturales.

 

13. Punta Banda

La punta sur de la Bahía de Todos Santos, sobre la costa del Océano Pacífico, es el complejo serrano al sur de Ensenada. En su conjunto es conocida como la Sierra de Punta Banda o Sierra de la Bufadora. Esta cordillera es visible desde mar adentro. Los navegantes que llegan desde el sur a la Ensenada de Todos Santos tuvieron y tienen actualmente, sobre todo quienes navegan sin tecnología, un faro indicador de la proximidad de Maneadero y Ensenada. En el siglo diecinueve significaba llegar a la pequeña colonia de Punta Banda, donde se abrió un balneario de aguas termales. "El sitio contiene un raro, salado y sulfuroso manantial caliente, un hotel, y un baño fue construido y abierto para negocio en 1888" (Golbaum, 1971:49). Este autor ignoraba que Punta Banda señala el inicio de la Falla de Agua Blanca, que corta la península diagonalmente y se detiene en San Matías, al borde del desierto de San Felipe (Minch, 1998:29). A ello se debe la descripción de "sulfuroso" y "caliente".

De este complejo sobresale por su mayor altitud, 22 kilómetros hacia el sureste de la Punta Banda propiamente dicha, el Cerro de la Soledad (1 373 msnm). Desde el norte se ve primero el Cerro de Las Ánimas (1 040 msnm). Por el norte, sur y el Océano Pacífico, este complejo serrano representaba la civilización; hoy, servicios y comercio. Para los botánicos de ahora significa un tesoro de plantas endémicas; para los geólogos, la punta oeste de la Falla de Agua Blanca; los arqueólogos lo ven como una fuente muy importante en sus monumentales "concheros".4 Para el explorador mexicano Fernando Jordán significó "el lugar más altivo del litoral bajacaliforniano" (Jordán, 1997:63). El complejo está cubierto por vegetación de chaparral, así como de matorral costero vecino. Para la geología, Punta Banda significa el lugar donde fue descubierto el rudista Coralliochama orcutii, "primer fósil de Baja California descrito científicamente por White en 1885" (Téllez, en Velásquez, 2000:21). Geosímbolo de "razones" culturales totalmente, incluyendo la científica.

 

14. El Capirote

En la vertiente oeste de la Laguna Salada, el extremo sur de la Sierra de las Tinajas remata en un cerro distintivo: El Capirote (330 msnm). Se trata de un cerro de dos colores, como un "becerro capirote", designación española para la res con pelaje en dos tonalidades. El Capirote significó y significa para los viajeros de La Salada -de la que se encuentra fuera de su vaso- que al trastumbarlo ("cruzarlo", en jerga vaquera) o rodearlo encontrarán una sierra alta de pinos, la Sierra de Juárez.

Los viejos gambusinos y arreadores de ganado contaban, al calor de la fogata con lefia de palo fierro, que en El Capirote había nacido el primer mestizo, versión corroborada por el antropólogo Jesús Ángel Ochoa Zazueta. No indagué si se referían al estado de Baja California o a toda la región.

Al ver el sol naciente iluminar la cumbre de El Capirote con su piedra en dos tonos, es posible imaginarse el significado y simbolismo de ésta. Desde la subjetividad, el hombre evoca una dualidad: el llano y la montaña, el día y la noche. Indio + colono = mestizo, el "sujeto nuevo" en el mundo indígena yumano. El Capirote, icono de la Laguna Salada, ¿y del mestizaje?

Es uno de los geosímbolos bajacalifornianos con mayor significado cultural. También tiene la "razón" política del mestizaje.

 

15. Pozo Coyote

No todos los geosímbolos son cerros. Al sur de El Mayor, en el plano del desierto de San Felipe, existe uno de los tres aguajes que fueron sustento vital para los primeros viajeros desde el sur. El más norteño es el Pozo Coyote, que se localiza hoy a tres kilómetros de la carretera a San Felipe (número 5). A principios del siglo veinte y para los colonos que desde San Felipe intentaban arribar a la naciente Mexicali, este pozo representaba la última oportunidad de obtener agua. De ahí, el brazo del Río Colorado -bautizado como Hardy a fines del siglo diecinueve- los salvaba de morir de sed. El Pozo Coyote fue también de gran importancia para la gente cucapá, pues fue lugar en donde acampaban por periodos (conversación personal con la señora Inocencia Sáiz, indígena cucapá). Este es un geosímbolo de "razones" puramente culturales, incluyendo la utilitaria.

 

16. Tres Pozos

Hacia el sur, a 23 kilómetros se encuentra Tres Pozos, después conocido como Saldaña. Ésta era la segunda escala para los viajeros de San Felipe a Mexicali. Rodeado de pinos salados, Tres Pozos se veía desde grandes distancias. Quizá los propios viajeros sembraron estos árboles exóticos y tolerantes de salinidad. Eran señal en la distancia y descanso en su sombra.

En la segunda mitad del siglo veinte, la compañía minera San Felipe instaló una planta de bombeo y un acueducto hasta su explotación de oro en la sierra Las Pintas. Actualmente se encuentra suspendida su operación, quizá debido al precio mundial del metal. Pero algunos ambientalistas han señalado que la sobreexplotación del acuífero de Tres Pozos impactará negativamente en el delicado equilibrio hídrico de este singular ecosistema.

Geosímbolo de "razones" puramente culturales, incluida la utilitaria y económica de la minera.

 

17. Mesa del Venado

Al sur de la Sierra de Juárez, cinco kilómetros al oeste de El Witiñam, se ubica la Mesa del Venado (1500 msnm). Este conjunto de mesas (además de la del Roble al norte y la de Chucho Prieto al sureste) representa para todo cazador, vaquero o deportivo, la posibilidad de encontrar al ciervo Odocileus hemionus, o venado bura. Es una región agreste, elevada, muy fría en invierno, que congrega a estos rumiantes casi todo el año.

Desde el sur, la silueta plana de la Mesa del Venado ha inspirado a muchos cazadores para subirla en busca de un astado, de preferencia macho. Frente a una fogata los vaqueros locales han avivado por casi todo un siglo el ánimo de citadinos que acuden cada año en busca del ciervo (Tapia, 2006:110). El conjunto de mesas ha sido transformado en una representación para medir la capacidad física del visitante. Cualquiera puede subir a la Mesa de Chucho Prieto, pocos a la Mesa del Venado, casi nadie a la del Roble. Esta clasificación está enraizada con firmeza en la subjetividad del vaquero-cazador, y se ha afianzado porque el actor social puede comprobar constantemente el grado de dificultad que encierra esta relación. Si bien el nombre es ambiental, el significado es por completo cultural. La Mesa del Venado puede considerarse un geosímbolo enteramente cultural.

 

18. Cerro El Witiñam

Al sur de La Salada se erige una elevación de la Sierra de Juárez, visible desde muy lejos y en el desierto de San Felipe. Se trata de El Witiñam, o Cerro de la Noche (tiñam significa "noche" en kiliwa). Llamado así quizá porque en noches de luna su silueta se ve claramente y sirve de guía solamente a los viajeros del desierto. El "Witi", como lo abrevian vaqueros, mineros y cazadores, es un geosímbolo heredado del pasado kiliwa y cu-capá. Con sus 1200 msnm, es el primer punto que se neva visto desde el desierto. Cuando El Witi amanece nevado, al humano del desierto y del delta bajo del Río Colorado le significaba el inicio del invierno. Recientemente, corredores de vehículos fuera de camino utilizan una ruta nueva para encumbrar esta montaña, llamada por ellos "El Summit", que en inglés significa "cumbre". Otro significado cultural posmoderno. El Witi es un geosímbolo de "razones" totalmente culturales.

 

19. Sierra Las Pintas

Sierra Las Pintas es un complejo de baja altitud (500 msnm) que colinda con la planicie costera del Alto Golfo de California. De color oscuro e invadida de arena que lleva el viento, muestra una apariencia "pinta". Para los navegantes del Río Colorado, su avistamiento significaba gran cantidad de sal disponible a sus pies. Este lugar fue bautizado después como "Salina Ometepec".

Para los paseantes de Mexicali a San Felipe, Las Pintas representan la mitad del camino, y para los paleontólogos, el sitio del "primer hallazgo de rocas fosilíferas paleozoicas" en Baja California (Téllez, en Velásquez, 2000:19). Para los cazadores es el lugar que tiene un récord en producción de borrego cimarrón cazado por un deportista mexicano en 1979 (Buckner y Reneau, 2005:858). Para los indígenas cucapá es el cuerpo del perro pinto que acompañó y dio su vida por el "muchacho travieso" (Ochoa, 1980). Es un geosímbolo de "razón" cultural.

 

20. Cerro El Borrego

Entre El Chinero y la Sierra de San Pedro Mártir aparece una gran elevación. Se trata del Cerro del Borrego. El Arrajal, su cúspide mayor, alcanza los 1392 msnm. Desde la costa del Alto Golfo de California, el Cerro del Borrego representaba el fin del desierto sanfelipense y la transición a la gran sierra. Su nombre data desde tiempos de la exploración española y significaba, y significa, el hábitat del borrego cimarrón. En 50 años he visto su cumbre nevada solamente en una ocasión, en 1978, que registró un crudo invierno. Puede considerarse un geosímbolo de "razón" cultural.

 

21. Pozo Salado

Los viajeros que pasaban por El Chinero debían localizar el primer ojo de agua: ése es el Pozo Salado, mismo que la construcción de la carretera a Ojos Negros cambió de nombre a Laguna Amarga. Este manantial se ubica 12 kilómetros al suroeste de El Chinero. Si se le achica, es decir, se le saca un poco de agua, la que brota es dulce y consumible. Cuando los cucapá dejaron de usarlo y los ganaderos entendieron que el desierto sanfelipense no sirve para criar ganado, el agua del manantial subió hasta disolver la sal de la superficie y se "ensalitró". De ahí su nombre, Salado o Amargo. No obstante, su agua puede salvar a cualquier humano moderno de morir de sed. Es un aguaje muy visitado; sin importar la hora que se le visite, siempre tiene bebedores. Salen huyendo palomas huilotas y ala blanca. Codornices de Gambel. Coyotes y hasta un gato montés he visto de día. Será interesante visitarlo de noche y conocer a sus abrevadores nocturnos. A pesar de lo "ensalitrado", en su margen crece el tule, planta dulceacuícola. Es un geosímbolo de "razón" cultural.

 

22. Cerro El Chinero

Para llegar de San Felipe al primer manantial en el desierto, primero había que llegar al geosímbolo Cerro El Chinero (224 msnm). Visible desde el mar, la playa y la Sierra de San Pedro Mártir, es el único cerro importante al este de la carretera número 5. El Chinero tomó su nombre del Desierto de los Chinos, una vasta extensión de tierra entre Mexicali y San Felipe, actualmente área natural protegida por la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo y Delta del Río Colorado. Es una de las regiones más áridas de México, con menos de cuatro centímetros de precipitación pluvial anual.

El nombre de Desierto de los Chinos le viene de una tragedia ocurrida en 1902, cuando un grupo de orientales guiados por un mexicano emprendieron la caminata de San Felipe hacia Mexicali y todos murieron por deshidratación, insolación o golpe de calor antes de llegar a su destino. El grupo de orientales pretendía llegar a Mexicali para trabajar en el naciente campo agrícola del Valle Imperial, en California (Hogg, 1930; Weber, 1977). Su guía, José Escobedo, jamás encontró los manantiales del desierto (pozos) aquí descritos. Este desierto es un geosímbolo de "razones" culturales, incluida la política e histórica de los migrantes chinos.

 

23. Picacho del Diablo

Justamente al oeste de la Laguna Diablo está el geosímbolo del norte peninsular más famoso ambientalmente hablando: el Picacho del Diablo. La cumbre más elevada de San Pedro y toda la península, fue punto de referencia para los humanos y quizá para algunos animales migratorios. Durante la exploración española, el Picacho representaba alcanzar el paralelo de 31° de latitud norte. El pico granítico rosado alcanza los 3 096 msnm. Debido a ello, desde el inicio del siglo veinte exploradores estadunidenses lo han encumbrado. El primero que registra la historia fue Donald McLain en 1911 (Clyde, 1975:18). No obstante, los indígenas pudieron haberlo ascendido antes.

Cada primavera y otoño, cientos de alpinistas, montañistas y campistas intentan escalar su cumbre. Si antes fue faro, hoy es meta, significado del éxito. Quienes logran encumbrarlo entran a una élite selecta de montañistas. "Hacer cumbre en El Diablo" significa triunfar como tal. Hacer realidad un sueño, alcanzar un objetivo. Pararse sobre el techo de la península bajacaliforniana y con tan sólo girar la cabeza 180° ver el Golfo de California en el este y el Océano Pacífico en el oeste es algo que solamente "los que hacen cumbre en El Diablo" pueden experimentar.

Como la Laguna Hanson para los paseantes de Semana Santa, el Picacho del Diablo es para muchos bajacalifornianos la representación de lo más alejado de casa. El lugar de los riesgos en donde se puede demostrar superioridad.

Y si el Cerro Prieto es el cerro geosímbolo más bajo, caliente y seco, el Picacho del Diablo significa lo contrario: de todos los cerros geosímbolos aquí enlistados, es el más alto (3 096 msnm), el más frío (6°C tma) y el más húmedo (750 mppa). Con una "razón" cultural, histórica y utilitaria, el Picacho del Diablo es asimismo un geosímbolo.

 

24. Laguna Diablo

Al sur del Cerro del Borrego y al pie de San Pedro Mártir se encuentra otro lago pluvial arcaico: Laguna Diablo. Inviernos productores de mucha nieve, conjugados con algunas lluvias torrenciales, casi han llenado esta laguna. En el pasado, llegar a ella significó arribar al confín del oeste en esta longitud. Esto se debe a que la vertiente este de San Pedro es infranqueable a lomo de caballo. Aun a pie, escalar esta escarpa representa toda una odisea. En el siglo veinte la captación de agua por esta depresión permitió el nacimiento de espacios agrícolas como Valle Chico, Colonia Morelia y Colonia San Pedro Mártir. Este acuífero es el más importante del estado de Baja California. Hoy Laguna Diablo representa la frontera agrícola del desierto de San Felipe, y es a todas luces un geosímbolo de "razón" cultural.

 

25. Cerro El Canelo y 26. Cerro Los Heme

Entre la Sierra de Santa Isabel y la costa del Mar de Cortés se encuentran dos picos sobresalientes en la geografía de colinas bajas de la vertiente del golfo: al norte, el picacho El Canelo (1 067 msnm), y en el sur, el Cerro Los Heme (692 msnm). Para orientarse en el desierto, junto con el Pico de Matomí (al norte del Desierto Central) y San Juan de Dios, estas cuatro referencias fueron de gran utilidad para los cazadores de borrego cimarrón del siglo veinte. También simbolizan un lugar de "trofeos de caza mayor"; es decir, borregos ancianos. Debido al aislamiento de esta región, algunos cimarrones llegaron a muy viejos, característica de gran valor para los cazadores deportivos, quienes cobraron algunos destacados ejemplares en esta área geográfica (Buckner y Reneau, 2005). Por "razones" culturales, son geosímbolos.

 

27. Cerro San Juan de Dios

Entre El Rosario y sus dos misiones (la de arriba y la de abajo) en el oeste peninsular, sobre el paralelo de 30°, y la Sierra de Santa Isabel, en la costa del Mar de Cortés, hay un pico muy notorio que sirvió de referencia a los primeros exploradores europeos, quienes lo bautizaron como el Cerro de San Juan de Dios (1 260 msnm). Uno de los pocos toponímicos originales fue nombrado por el misionero explorador Wenceslao Linck, el 8 de marzo de 1766, durante la expedición que buscaba llegar al Río Colorado desde la misión frontera de San Francisco de Borja (Lazcano, 2000:206). Visible desde las estribaciones altas que rodean a San Fernando Velicatá, San Juan de Dios significó la proximidad de los bosques del norte. Desde esta latitud se divisan los arbolados de pino y encino de la escarpa austral de San Pedro Mártir. Para la gran familia pionera del desierto, los Espinosa, San Juan de Dios significó su casa y el sitio ideal para ganado mayor. Sus múltiples manantiales son vida para los antiguos californios, que todavía al inicio del siglo veinte (1908) vivían aquí "en cuevas y chozas hechas de varas y tule" (Barrón, 2002:30).

De San Juan nace el arroyo del mismo nombre que se une al arroyo de los Mártires y ambos desembocan precisamente en El Rosario, Baja California. De la lista mostrada en este trabajo, éste es el segundo geosímbolo con "razón" religiosa; el resto es de "razón" cultural, incluidas la histórica y la utilitaria.

 

28. Sierra El Mármol

Al cruzar el Desierto Central en su parte norte, una sierra muy blanca al este marcaba una señal importante para viajeros y nativos. Se trata de la Sierra El Mármol (800 msnm). Para todo viajero que transitaba por el Camino Real, El Mármol significaba tener al Mar de Cortés (Golfo de California) al otro lado. De El Mármol nace el Arroyo de San Fernando, que dio origen a la única misión franciscana en el estado de Baja California: San Fernando Velicatá, fundada en 1769. De El Mármol se extrajeron grandes bloques y lajas de ónix para exportación, embarcadas en el puerto de Santa Catarina, en el Océano Pacífico.

Geológicamente, El Mármol representa la presencia de fusulínidos, fósiles marinos del periodo Pérmico, de hace 245 millones de años (Téllez, en Velásquez, 2000:20). Éste es, indiscutiblemente, un geosímbolo de "razón" cultural, incluida la científica.

 

29. Mesa de San Carlos

En la costa del Océano Pacífico son muy notorias y visibles a grandes distancias las mesas de San Carlos (600 msnm) y de Santa Catarina (400 msnm), que son divididas solamente por el arroyo El Canasto. A lo lejos parecieran ser una sola. La Mesa de San Carlos ha sido referencia obligada para los viajeros del desierto desde el siglo diecisiete, ya que su avistamiento significa tener al otro lado la Mar del Sur (Océano Pacífico). En el extremo sur de la Mesa de Santa Catarina se encuentra el puerto del mismo nombre, lugar en el que a finales del siglo diecinueve se embarcaban lajas de ónix extraídas de la Sierra El Mármol. El mapa aeronáutico del estado de Baja California trae impresa una advertencia en referencia a esta mesa. Anuncia que, a pesar de lucir plana y lisa, su superficie es en gran parte de ceniza volcánica y aun caminar ahí es difícil. Se advierte no aterrizar en ella, ni aun en emergencias (The Aeronautical, s/l, s/a). Así pues, San Carlos seduce y engaña a pilotos estadunidenses colocándolos en situación de riesgo. Es una mesa "encantadora" de pilotos. Pero no solamente seduce a pilotos; también a algunos cazadores de borrego cimarrón que buscaron en ella, durante el siglo veinte, un mítico borrego blanco (Sr. Jorge Belloc, conversación personal; Tapia, 1997:75). Es por todo ello un geosímbolo de "razón" cultural.

 

30. Cataviñá

En medio del Desierto Central hay un arroyo y manantial de aguas perennes y palmeras nativas llamado Cataviñá. Este geosímbolo representaba una parada obligada para los viajeros del desierto. Pasto para sus bestias, agua y sombra para todos. Ancestral asentamiento humano que atestigua su colección de pinturas rupestres. Aun en nuestros días, Cataviñá es parada obligatoria para los transeúntes de la carretera número 1. El parador (hotel), la venta de gasolina y la comida típica peninsular, con el sabroso "pan de dátil", significan la posibilidad de "descansar para seguir" para todo aventurero moderno. El paisaje cataviñense representa para muchos fotógrafos internacionales la representación del gran Desierto Central bajacaliforniano. Geosímbolo de "razón" cultural.

 

31. Cerro Tomás

Al sur de la última misión jesuita de Santa María de los Ángeles, es notorio desde los cuatro puntos cardinales el Cerro Tomás (1 131 msnm). Para todo viajero significaba que al norte estaba Santa María y al este el manantial y rancho de Jaraguay. Para todo navegante del Mar de Cortés, el Cerro Tomás representaba ubicar el Puerto de San Luis Gonzaga, lugar de desembarque de provisiones para Santa María y posible visitación misional (Tapia, 1999). Sus múltiples tinajas de agua dulce fueron, y son, una bendición en esta aridez. Geosímbolo de "razón" cultural.

 

32. Laguna chapala

Tres planicies en medio de colinas desérticas fueron durante el último periodo glacial "lagos pluviales". La más conocida, por pasar sobre su lindero oeste la carretera transpeninsular o federal número 1, es Laguna Chapala. Sus vecinas hacia el oeste y noroeste, el Islote y Laguna La Guija, pertenecen a este sistema lagunar prehistórico, donde se congregó el hombre primitivo, a juzgar por los vestigios líticos encontrados aquí, que datan de hace nueve mil años (Bendímez, en Velásquez, 2000:53). Paralos exploradores europeos fueron referencias precisas de haber rebasado los 29° de latitud norte. El misionero jesuita Wenceslao Linck cuenta en su diario de campaña el bautizo de este lugar: "A este paraje, por hacer memoria de su país, han querido llamar Chapala algunos soldados transportados aquí del reino de Nueva Galicia"5 (Lazcano, 2000:200). Para los viajeros modernos, Chápala representa la confluencia de la ruta del golfo y la carretera número 1. Es un geosímbolo de "razones" culturales, incluidas la histórica y la utilitaria.

 

33. Mesa Colorada de La Asamblea

Destaca por su altitud desde los cuatro puntos cardinales la Mesa Colorada (1 555 msnm), que es la mayor elevación de la Sierra de la Asamblea.

Esta enorme montaña fue y es hábitat del borrego cimarrón, animal de gran significación para los nativos de la región. En la década de los setenta se estrelló contra su cumbre un avión DC3 cargado de langosta proveniente de Punta Abreojos, Baja California Sur. Los envíos eran de nueve mil libras de langosta (Gómez y Magaña, 1999:75), por lo cual deben haber quedado restos del crustáceo que perdurarán por siglos en esta cumbre desértica bajacaliforniana.

A cierta hora del día es posible ver el reflejo de parte de su fuselaje desde la carretera número 1. Este evento alimenta el simbolismo de la montaña entre peninsulares y visitantes modernos.

La Asamblea tiene en su Mesa Colorada vegetación de chaparral propia de las altas sierras norteñas, Juárez y San Pedro, lo cual simboliza botánicamente prueba del efecto de la última glaciación en este desierto. Desde siempre ha sido la señal en el Desierto Central peninsular de la existencia de agua en su vertiente norte: el manantial de Calamajué. Geosímbolo de "razones" culturales.

 

34. Yubai

Al este del Camino Real se divisa una mesa que tiene un manantial: es Yubai, geosímbolo de nativos y forasteros a los que les aseguraba agua y pasto al viajar por el Desierto Central. Con una altitud de 900 msnm y un entorno casi plano de bajas colinas, Yubai es visible desde todos lados. Su nombre, de origen indígena, fue popularizado a partir de 1966, cuando el cazador estadunidense Arthur R. Dubbs cobró aquí un borrego cimarrón con un cuerno que midió más de un metro de largo. Esta hazaña deportiva fue difundida en la cinta The American Wilderness, producida por el propio Dubbs y exhibida en los Estados Unidos y Canadá (Tapia, 1997:103).

A partir de entonces y hasta 1990, año en el que se pudo detener la cacería de cimarrón en Baja California, Yubai simbolizó para los cazadores nacionales y extranjeros un lugar de grandes borregos. Geosímbolo de "razón" cultural, incluida la deportiva.

 

Conclusión

Es evidente que en las descripciones de los geosímbolos enlistados y ubicados aquí predomina la "razón" cultural sobre la política y religiosa. También resulta evidente que lo "político" y "religioso" es totalmente cultural. El hecho de que la realidad descrita sea enteramente "ambiental" abona a considerar lo ambiental como "razón" de ser de los geosímbolos enlistados. Pero la tentación a proponer dos "razones", la cultural y la ambiental, en vez de las tres de Bonnemaison, se trunca si acudimos al razonamiento y propuesta de otros pensadores sobre el tema. Cito a Claude Lévi-Strauss: "Sostenemos, pues, que todo lo universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo sujeto a la norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular" (en Giménez, 2005:238-239). Si bien asignar topónimos ("nombrar es conocer, es crear", de Bonfil) a los accidentes geográficos corresponde a "lo universal y espontáneo en el hombre" (de Lévi-Strauss), su significación para los rurales y quienes acuden a lo rural corresponde a lo "relativo y particular" dentro de lo cultural de Lévi-Strauss.

Desde la perspectiva cultural, lo ambiental deja de ser natural al constituirse una representación social de la misma. Por esta razón, concluimos que los geosímbolos aquí enlistados, al ser representaciones sociales con dimensión simbólica y significados que confortan identidades y conforman una memoria colectiva, son expresiones puramente culturales, incluidas las "razones" política y religiosa.

Concluyo que al examinar cada uno de los sitios llamados geosímbolos emergen razones muy claras para nombrarlos. Por ejemplo, la económica de la Minera San Felipe, la histórica tan evidente, la utilitaria que resume la orientación al viajar y el tener agua, la científica representada por la geografía y la biología, principalmente, y por último, la deportiva, representada por los cazadores y alpinistas. Entonces, aparte de las razones política y religiosa, respetando la clasificación de Bonnemaison, su razón cultural se puede subdividir, como conclusión de este análisis, en:

En la introducción, antes de abordar el concepto geosímbolo, emergen mis propios conceptos para designar lo mismo. Me refería a ellos antes de escribir este texto como "sitios" o "lugares". Para cerrar esta conclusión, conviene analizar estas ideas con las de un académico ambiental, Enrique Leff: "El lugar es el territorio donde la sustentablidad se enraíza en bases ecológicas e identidades culturales" (Leff, s/f).

En palabras de este texto, el geosímbolo es un elemento natural con bases y relaciones "ecológicas" entre sus componentes, del cual se ha apropiado el sujeto rural mediante su cultura, adquiriendo una dimensión simbólica que refuerza su identidad.

Un cerro es un cerro, con una función específica en el ecosistema independientemente del sujeto. Un cerro nombrado por el ser humano puede ser un geosímbolo si adquiere una dimensión simbólica.

Al ubicar en el mapa los geosímbolos, lugares, sitios nombrados, y por ello reconocidos por los sujetos rurales, vemos su ausencia en el sur y en la costa del Océano Pacífico del estado de Baja California. No es una casualidad. El sur es precisamente la región menos poblada de México, con apenas un habitante por kilómetro cuadrado. Por tanto, hay menos sujetos rurales de los cuales conocer el significado de los lugares. Y sin ellos no se da "el nombrar es crear" de Bonfil ni la dimensión simbólica de Bonnemaison.

En este mapa, la ausencia de geosímbolos en la costa pacífica quizá se deba a que la ruta misionera, principal fuente de descubrimientos, reconocimientos y bautizos de lugares peninsulares, evitó, por alguna razón, estar en el húmedo litoral oceánico. No se fundó ninguna misión en esta costa. La más cercana fue la primera misión de la orden dominica, nuestra señora de El Rosario de Viñadaco (1774), aproximadamente a siete kilómetros del Océano Pacífico. La razón por la que muchos de los lugares descritos poseen agua pudiese significar que en el desierto fueron de mayor importancia en relación con otros en la costa marina primera mision de la orden dominica, nuestra señora del Rosario de Viñadaco (1774), aproximadamente a siete kilimetros del Oceano Pacífico. La razón por la que muchos de los lugares descritos poseen agua pudiese significar que en el desierto fueron de mayor importancia en relación con otros en la costa marina más húmeda de occidente. Destacan en ésta los geosímbolos ensenadenses. Sin duda, una bahía con estas características fue de gran importancia en los siglos de la navegación. Sus extremos elevados, sobre todo el del sur (Punta Banda), tuvieron que ser nombrados, creados, por los sujetos que se sirvieron de ellos y les otorgaron una dimensión simbólica.

Por último, una reflexión compleja. Si cultura es todo lo creado por el ser humano, la ciencia ambiental positivista cuantitativa es una representación social del ambiente. Geografía y biología, creaciones culturales del ser humano, dan cuenta del cerro. Sin estas disciplinas no habría una representación social del "cerro". Y al no haberla, no existe el cerro cultural; por tanto, no existe ningún cerro.

 

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Notas

1 Así llaman los rurales a quienes practican la herbolaria.

2 Ecotono: lugar donde confluyen, conviven dos ecosistemas, regiones naturales o fitogeográficas.

3 Temperatura y precipitación corresponden a la Estación Delta, la estación meteorológica más cercana.

4 Sitio arqueológico donde humanos antiguos acumularon conchas de moluscos.

5 Parte del actual estado de Jalisco perteneció a la Nueva Galicia. Por tanto, es muy posible que "Chapala" sea referencia a la popular y contaminada laguna jalisciense, vecindad de la ciudad de Guadalajara.

 

Información sobre el autor

Alberto Tapia Landeros. Mexicano. Es maestro en educación ambiental por la Universidad Pedagógica Nacional, campus Mexicalli. Es investigador del Centro de Investigaciones Culturales-Museo de la UABC. Su área de investigación es la cultura y el medio ambiente. Entre sus libros recientes se encuentran Homo- Ovis. El borrego cimarrón en México (UABC, Mexicalli, 2007) y Baja California, Uso y Abuso de su biodiversidad (UABC/Porrúa, México,2006).

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