Si uno revisa la cuidadosa edición, The Global History of Paleopathology: Pioneers and Prospects, publicada en el 2012 por la Oxford University Press descubrirá en el capítulo dedicado al Perú, que, junto a los nombres de los médicos peruanos Julio C. Tello, Pedro Weiss, Fernando Cabieses, Uriel García y Guido Lombardi, figura el del cirujano-dentista Luis Alberto Valdivia Vera.1
Nació el 19 de septiembre de 1908 en Sicuani, Cusco.2 Sus padres fueron comerciantes naturales de Arequipa. Posiblemente, la Reforma Universitaria de 1931 y la consecuente clausura de la Universidad de San Marcos por el gobierno peruano (mayo de 1932 a junio de 1935) llevaron al joven Valdivia Vera a matricularse en la Escuela Dental de la Universidad de Chile, donde el 22 de julio de 1943 presentó la memoria de prueba con el método de Dunlop en las paradenciopatías obteniendo el título de Cirujano Dentista con la máxima calificación.
En los claustros de la escuela santiaguina, el futuro pionero de la antropología dental peruana recibió una educación pública, de labor social y enseñanza aplicada.3 El origen de esta escuela dental está relacionado con el histórico caso del crimen de Beckert, de 1909, que fue esclarecido gracias al entonces director de la Escuela de Dentística, el Dr. Germán Valenzuela Basterrica; quien, a través de un peritaje odontológico forense, logró limpiar la honra de un hombre inocente y salvar la imagen internacional del estado chileno.4
La resolución del crimen de Beckert relacionó el dato biológico (dientes) con los aspectos sociales (antecedentes y tratamientos dentales) con el fin de reconstruir la verdad de los hechos. Esta idea u otra parecida debió cavilar el recién egresado Valdivia Vera durante su viaje de regreso al Perú, donde revalidó su título en la Universidad de San Marcos y empezó a ejercer su profesión en la ciudad de Lima de forma privada y vespertina; mientras en las mañanas investigaba ad honorem la antropología y patología bucomaxilofacial de los restos óseos prehispánicos en los diferentes museos del Perú.
Durante los próximos 40 años, Valdivia Vera analizó el macizo craneofacial de los antiguos peruanos, desde una perspectiva multidisciplinaria, integrando el dato paleopatológico de la región bucodental con las costumbres, el sistema de vida, la alimentación, la adaptación a la altura, el clima, la ecología, etc.; quizás él nunca lo supo, pero sus trabajos son los rudimentos de lo que hoy es la antropología ecológica.
En 1988, publicó Odonto antropología peruana (Figura 1),2 donde reunió gran parte de sus trabajos, frutos de su dedicación, constancia y propio peculio:
• Clasificó las anomalías de posición dentaria en cráneos de 200 años AEC a 1200-1500 años EC, según sexo, procedencia y edad cercana; para luego relacionarlo con las características bucodentales actuales de indígenas y mestizos peruanos. Concluyó que la disminución de la fuerza masticatoria por la ingesta de dietas blandas y de poca consistencia y los frecuentes cambios ecológicos producto de las migraciones produjeron un lento proceso de reducción del área dentofacial; ergo, se observa en los actuales peruanos una mayor frecuencia en la malposición del canino dentario.
• Relacionó la constitución dentomaxilar del antiguo poblador de la costa y el ande con las paleodietas y las migraciones desde lo alto andino a las tierras de clima más templado. Concluyó que la dentadura del andino presenta una mejor calcificación que la del costeño por una mayor calidad en la alimentación y en la higiene dental.
• En las zonas fluoradas de la costa de Lima, los cráneos infantiles de 1400 años AEC no presentan dientes deciduos veteados; en cambio, los juveniles y adultos muestran dientes permanentes veteados en una pequeña proporción. Para la data de 1200-1400 años EC, los cráneos infantiles tienen un mayor número de dientes deciduos veteados y una mayor prevalencia de fluorosis moderada y severa.
• Los indígenas de la altura están menos predispuestos a la caries dental que los de la costa; además, la mayor presencia de los rayos solares (climas soleados) está relacionado con una menor susceptibilidad a esta patología. La enfermedad periodontal es más antigua que la caries dental, según se observa en los restos humanos de 8830-5700 años AEC.
A pesar de haber ocupado diferentes cargos en el gremio odontológico y recibido varios homenajes y distinciones, Valdivia Vera sufrió la incomprensión e indiferencia de su tiempo, jamás pudo ejercer con regularidad la docencia y sus investigaciones nunca generaron el interés sufi ciente entre los odontólogos para crear una escuela; por el lado de la antropología y arqueología, sus trabajos carecían del rigor de las ciencias sociales; sin embargo, pese a sus limitaciones teóricas y metodológicas, quienes fuimos seducidos por la perspectiva biocultural, leerlo fue siempre tonifi cante, inspirador e incluso revolucionario.
Luis Valdivia Vera no tuvo familia y perdió a sus familiares cercanos, pasó los últimos años sumido en la indigencia y en la orfandad gremial. Gracias al apoyo de su amigo, el Dr. Fernando Cabieses, fue acogido en el Hogar Canevaro de la Sociedad de Beneficencia de Lima, donde ocupó la habitación 127 del pabellón central. El 25 de setiembre de 1993, a los pocos días de cumplir 84 años, una fatal neumonía puso fi n a su vida.
Según Plutarco, las vidas paralelas son moralmente aleccionadoras. El mismo año que nació y murió Luis Valdivia Vera coinciden con el del dentista estadounidense Albert A. Dahlberg, profesor emérito de la Universidad de Chicago y antropólogo dental de renombre mundial, considerado por el mundo académico como uno de los fundadores de esta disciplina. Yo creo que esos paralelismos encierran también crueles ironías.