Introducción
Los estudios sobre la parasitofauna de los cánidos silvestres en México han sido básicamente incidentales como consecuencia de la dificultad logística, legal y ética que implica trabajar con ellos (Hernández-Camacho y Pineda-López, 2012; Hernández-Camacho, Jones, Pineda-López y López-González, 2012; Hernández-Camacho, Pineda-López, López-González y Jones, 2011); no obstante, es necesaria la realización de estudios básicos y aplicados sobre los parásitos de estos organismos por su importancia ecológica, debido al papel que juegan en el funcionamiento de los ecosistemas y por el potencial que tienen como indicadores de la salud de los mismos (Alonso-Aguirre, 2009; Tabor y Alonso-Aguirre, 2004). La información aquí presentada forma parte de un proyecto que busca confirmar el potencial de los cánidos silvestres y su parasitofauna como un sistema centinela de la salud de los ecosistemas en México. Este trabajo fue realizado en el área de reserva ecológica de la zona residencial Zibatá con un área de 149.8 ha, situada al noreste de la ciudad de Santiago de Querétaro, con selva baja caducifolia como el tipo de vegetación predominante. Durante el periodo de captura (noviembre de 2013), se analizaron 3 cánidos silvestres, 2 Urocyon cinereoargenteus (hembra y macho) y 1 Canis latrans (macho), bajo el permiso de colecta SGPA/DGVS/10935/13 expedido por la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Dichos animales se encontraron dentro del rango de peso y talla esperado para estas especies según Bekoff (1977), Fritzell y Haroldson (1982) y Gutiérrez-García, Luna-Soria, López-González y Pineda-López (2007). El proceso de manejo y contención química de los animales siguió las recomendaciones de Gannon, Sikes y The animal care and use committee of the American Society of Mammalogists (2011) y Kreeger y Arnemo (2007). A cada organismo se le tomó una muestra de 8 ml de sangre por medio de punción a la yugular; de dicha muestra, 1 ml se destinó a la descripción de la biometría hemática y el resto al perfil bioquímico y análisis serológicos. Para la búsqueda de hemoparásitos, se realizaron 10 frotis de gota gruesa in situ que fueron procesados posteriormente en el laboratorio a través de la técnica de tinción de Wrigth (Lamothe, 1997) para su posterior observación. Durante la revisión de las preparaciones para hemoparásitos, se observó la presencia de filarias de D. immitis (Fig. 1) en 5 de las 10 preparaciones de uno de los U. cinereoargenteus capturados, 1 macho joven de 3.5 kg de peso. Considerando esto, se realizaron más análisis no invasivos para la confirmación de la presencia de nemátodos adultos en corazón; para ello, se extrajo 1 ml más de sangre de la vena cefálica para la realización de una prueba de detección de antígeno de D. immitis y en un hospital veterinario especializado se realizó un ecograma para la búsqueda de los nemátodos adultos en corazón. Tanto la prueba de detección del antígeno como del ecograma arrojaron datos negativos, solo se registró que el animal presentaba neutrofilia, según los datos obtenidos a través del hemograma y la muestra serológica resultó insuficiente para el perfil bioquímico. El animal fue liberado en el mismo sitio donde fue capturado, en las coordenadas UTM 362707-2286779, sin efectos secundarios por los análisis. Una preparación permanente con filarias fue depositada en la Colección Nacional de Helmintos con el número de catálogo CNHE 8485. La presencia de D. immitis en cánidos silvestres de Querétaro no es nueva, ya se ha registrado previamente en coyotes (Hernández-Camacho y Pineda-López, 2012) y en perros callejeros, con una prevalencia de 1.3% en una muestra de 378 animales (Cantó, García, García, Guerrero y Mosqueda, 2011). La importancia de este registro en particular estriba en ser extraordinariamente oportuno, ya que se pudieron obtener filarias por métodos tradicionales en una zorra gris que presentaba un estado inicial de la infección por D. immitis , en donde todavía las filarias se encuentran presentes en sangre periférica, además de la extrema baja prevalencia de este nemátodo en la zorra gris, como se menciona en otros estudios realizados en Estados Unidos (Davidson, Appel, Doster, Baker y Brown, 1992; King y Bohning, 1984; Simmons, Nicholson, Hill y Briggs, 1980). Sin embargo, para México se desconoce el grado de infección que pudiera alcanzar D. immitis en las poblaciones de U. cinereoargenteus , si la infección presenta un comportamiento similar a lo registrado en la parte norte de su distribución o si las poblaciones de este cánido son más o menos susceptibles en México; desafortunadamente no fue posible la confirmación a través de análisis molecular de la presencia de D. immitis en esta zorra, sin embargo, se continúa trabajando en la zona y se espera obtener mayor información a largo plazo de la presencia de este parásito en zorra gris.