La mayoría de los registros sobre la ingesta de residuos plásticos en animales han sido documentados para la fauna marina como ballenas, delfines, tortugas, peces y aves, en los cuales se han encontrado restos de polímeros sintéticos como cuerdas, bolsas, envases, microplásticos, entre otros. Esto se debe a la llamada "basura de deriva", es decir, desechos humanos que son arrastrados por los ríos hacia el mar o vertidos directamente al mismo, causando la contaminación de los ecosistemas marinos y la muerte de los animales por la obstrucción del aparato digestivo y otros problemas fisiológicos (Boerger, Lattin, Moore y Moore, 2010; Derraik, 2002; Lazar y Gračan, 2011; Moore, 2008).
En los mamíferos terrestres los registros de residuos plásticos en el contenido estomacal o heces son escasos. Al respecto, Takahashi et al. (1999) documentó la presencia de residuos de compuestos químicos como el tributilestaño, provenientes de pinturas, pesticidas, fungicidas, entre otros; en los hígados del macaco japonés (Macaca fuscata ) y el perro mapache (Nyctereutes procyonoides ). En el zorro rojo (Vulpes vulpes ) y el oso pardo (Ursus arctos ) se encontraron en bajas concentraciones éteres como el difenil polibromado (Voorspoels, Covaci, Lepom, Escutenaire y Schepens, 2006). Por otra parte, en el tejido muscular del zorro polar (Alopex lagopus ) y la sangre del oso polar (U. maritimus ) también evidencia la presencia de sustancias contaminantes bioacumulables como los policlorobifenilos, que son transportadas dentro de la cadena trófica y que causan los efectos más perjudiciales a los organismos presentes en la cima de la misma (Christensen, MacDuffee, Macdonald, Whiticar y Ross, 2005; Fisk et al., 2005; Hoekstra et al., 2003). Estos estudios demuestran la relación entre los ecosistemas alterados a causa de la extracción de materias primas, transporte y vertimiento de residuos, que conllevan a la contaminación del medio ambiente y la bioacumulación de estos elementos en la fauna silvestre (Derraik, 2002; Hopkins, Hepner y Hopkins, 2013; Lyons et al., 2013; Nannoni, Protano y Riccobono, 2011).
Para el presente estudio, los muestreos de campo se realizaron desde junio de 2012 hasta noviembre de 2014 en el Parque Nacional Natural Tamá (PNN Tamá) y su área de amortiguación (fig. 1), ubicado al norte de la Cordillera Oriental de Colombia en la frontera con Venezuela. El área se dividió en 24 cuadrantes de 3x3 km2, en cada cuadrante se realizaron 3 transectos de 1.8 km y caminatas entre las 8:00 y 18:00 h en búsqueda de señales de mamíferos terrestres, dentro de las cuales se incluyó el registro, recolecta y análisis de las heces (Beltrán-Saavedra, Angulo y Gonzales, 2009; Guzmán-Lenis y Sanabria, 2004; Zug, 2009). Los muestreos de campo forman parte de un proyecto que tiene como objetivo determinar la ocupación y disponibilidad del hábitat del oso andino (Tremarctos ornatus ) en el PNN Tamá (Cáceres y Acevedo, 2014; Goldstein et al., 2013).
Durante el desarrollo de esta investigación se han recolectado 295 heces que fueron georreferenciadas, almacenadas en bolsas plásticas, para su posterior análisis en el Herbario Catatumbo-Sarare de la Universidad de Pamplona. Las heces se suspendieron en agua destilada durante 24 h, y para eliminar los fluidos orgánicos y otros residuos como tierra y pequeñas rocas se lavaron en repetidas ocasiones con agua destilada sobre tamices de 0.5 μm. Después, con la ayuda de pinzas histológicas, un microscopio óptico Nikon-Alphaphot y un estereoscopio óptico Olympus, se disgregaron. Por último, se secaron a temperatura ambiente y se compararon con colecciones de referencia (Beltrán-Saavedra et al., 2009; Klare, Kamler y Macdonald, 2011; Medina, Díaz, Delgado, Ynga y Zela, 2009; Pacheco, Lucero y Villa, 2004).
Como parte del estudio, el 6 de diciembre de 2013 se registró en el páramo de Santa Isabel (7°19'32.0" N, 72°19' 52.3" O; 3,307 m snm, WGS84), una hez de oso andino que presentó restos fibrosos de Puya sp. , Greigia sp., Tillandsia sp., y Espeletia sp. , además de semillas de Miconia sp., Macleania sp., Prestoea sp., y Geonoma sp., especies comunes en la dieta de esta especie (Figueroa, 2013a, 2013b; Figueroa y Stucchi, 2009; Ontaneda y Rivera, 2012; Ríos-Uzeda, Villalpando, Palabral, y Álvarez, 2009; Rivadeneira-Canedo, 2008) (fig. 2A). Sin embargo, esta hez también presentó fragmentos de un polímero sintético de pequeño tamaño, el cual no había sido registrado en estudios previos de su dieta (fig. 2B).
Por otra parte, el 28 de mayo de 2014, en el páramo de La Cabrera (7°26'15.6" N, 72°28'02.1" O; 2,950 m snm, WGS84) se halló un cadáver de coatí andino (Nasuella olivacea ) (fig. 3A), el cual fue examinado en el Laboratorio de Ecología y Biogeografía de la Universidad de Pamplona. Debido a que aún presentaba parte de sus intestinos y estómago, estos fueron lavados y examinados. Al revisar su contenido, se encontró un trozo de polímero sintético transparente de gran tamaño (fig. 3B), que por su tamaño y ubicación claramente obstruía el estómago. El polímero fue revisado con un microscopio óptico Nikon-Alphaphot para verificar la ausencia de estructuras celulares. Por otro lado, debido al avanzado estado de descomposición, no se pudieron identificar los elementos que formaron parte de su dieta. El material biológico preparado se depositó en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Pamplona, Colombia.
Es posible que los polímeros registrados en el oso y coatí andino provengan de cuerdas y empaques que han sido arrastrados desde los asentamientos humanos cercanos por fuertes corrientes de aire presentes en la zona, ya que son los elementos más comunes que se observan. Sin embargo, se ha comprobado que la presencia de cazadores y contrabandistas de mercancías y ganado conlleva al transporte y derrame de residuos líquidos y sólidos a causa de sus actividades, lo cual pudo ocasionar la presencia de los polímeros en las áreas de alimentación del oso y coatí andino.
Estos registros alertan sobre los problemas de conservación que afrontan algunas áreas del PNN Tamá y su efecto en la fauna silvestre. Debido a que se conoce que la presencia de los polímeros sintéticos tiene efectos adversos en la salud de la fauna silvestre (Boerger et al., 2010; Derraik, 2002; Fisk et al., 2005), principalmente en mamíferos terrestres (Moore, 2008; Voorspoels et al., 2006), se recomienda determinar las fuentes y densidades de estos contaminantes dentro del PNN Tamá, y establecer un plan de ordenamiento de los residuos sólidos, que, además de mantener la salud de la fauna silvestre, influirá de manera positiva en el mantenimiento del paisaje.
Agradecimientos a Catalina Camargo, Lucía Sánchez, Fundación Alejandro Ángel Escobar (FAAE), Alianza para la Conservación del Oso Andino (ABCA), WCS-Colombia, IDEA WILD, Parques Nacionales de Colombia y la Universidad de Pamplona por el financiamiento y apoyo logístico.