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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.15 no.28 Monterrey ene./may. 2019  Epub 12-Ene-2024

 

Reseñas

Consejos para las artes: de lo privado a lo público

Arts Councils: From the Private to the Public Sector

Carolina Rendón Okolova

Upchurch, A. R.. 2016. The Origins of the Arts Council Movement: Philanthropy and Policy. London: Palgrave Macmillan,


A mediados del siglo XX sucede un cambio en la responsabilidad del financiamiento de las artes: del sector privado y filantrópico, pasa al Estado. Esta transición ha sido descrita por los historiadores y analistas de política cultural como una consecuencia del desarrollo del Estado de Bienestar o de cambios más generales en los contextos políticos y económicos de Europa Occidental, con los cuales se marca el surgimiento de los primeros modelos nacionales de política cultural. El libro de Ana Rosser Upchurch hace una interesante aportación a la historiografía de las políticas culturales que permite entender dichos cambios desde la perspectiva de las ideas y los actores que influyeron en la conformación de un modelo de financiación pública de las artes basado en un consejo.

Mediante el análisis de los casos de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos, y sus respectivos consejos, la autora plantea la tesis de que la presencia de filantropía artística y de élites intelectuales fue crucial para el desarrollo del movimiento de consejos para las artes, puesto que sus alianzas, ideas y estrategias buscaron atraer la atención del gobierno y convencerlo de financiar las artes mediante un modelo que ellos mismos recomendaron. La fundamentación principal de este, por su parte, consistía en garantizar la independencia de la toma de decisiones.

Tal como nos indica el título del libro, The origins of the Arts Council movement, la autora nos remonta a los orígenes de lo que ella denomina el “movimiento del consejo de las artes”, que comienza en Gran Bretaña con el establecimiento del Arts Council of Great Britain en 1946 y culmina con la creación de la Federación Internacional de Consejos de las Artes y Agencias Culturales (IFACCA, por sus siglas en inglés) en el año 2000. Dicho movimiento no solo pone al centro de la discusión pública la importancia de la cultura y las artes para la vida humana y en sociedad y, por ende, la necesidad de la intervención del Estado en dicho ámbito, sino también se cuestiona el lugar que debe ocupar el gobierno frente a la cultura, especialmente cuando se trata de temas que pueden impactar directamente en la libertad de creación y de expresión.

A través de fuentes de información primarias, tanto publicadas como inéditas, tales como memorias institucionales, papeles privados, cartas, diarios particulares, entre otros, Anna Rosser reconstruye una historia de las ideas que pretende mostrar las posturas ideológicas, conexiones sociales y estrategias políticas de actores clave para el establecimiento de los consejos para las artes en Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos. De los tres personajes analizados con mayor profundidad (John Maynard Keynes en Inglaterra, Vincent Massey en Canadá y Dorothy Elmhirst de EE.UU.), destaca sobre todo el papel del economista e intelectual inglés, cuyas ideas sobre la sociedad, el mercado, las artes y el gobierno, así como su labor al frente de instituciones académicas y culturales, influyeron decididamente en la conformación de un órgano independiente que garantizara la financiación pública para las artes y, al mismo tiempo, dejara la toma de decisiones en manos de expertos que no estuvieron influidos por intereses políticos.

La obra está compuesta por ocho capítulos, algunos de los cuales son resultado de la tesis doctoral de la autora, otros son textos ampliados y revisados de artículos previamente publicados en una de las revistas más reconocidas sobre políticas culturales, International Journal of Cultural Policy; y otros más son material inédito, esto da la ventaja de que el lector puede aproximarse a cada acápite como una unidad de texto independiente. Los primeros dos capítulos representan una introducción al “movimiento del consejo de las artes” y a los actores y grupos que lo promovieron, es decir, filántropos e intelectuales. Posteriormente, la autora describe los fundamentos ideológicos y pensamiento intelectual de la época que influyeron tanto en la identidad de los intelectuales británicos, como de los filántropos de Norteamérica.

Los siguientes cuatro capítulos corresponden al estudio de los casos particulares de Gran Bretaña, Canadá y, más brevemente, Estado Unidos. Se presenta un recuento de la historia de la política para las artes en los tres países, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el establecimiento formal de un órgano nacional de financiación artística y cultural. Esta perspectiva sociohistórica resulta interesante y original, puesto que permite comprender un proceso de formación de política como el resultado de relaciones sociales y procesos informales, tales como reuniones, negociaciones y alianzas entre las élites de dos continentes diferentes que propiciaron el intercambio de ideas y valores comunes y lograron influir en las decisiones de política de sus respectivos países. La ruta trazada de las alianzas y vínculos entre las élites permite ver tanto coincidencias como discrepancias en la implementación de las políticas culturales nacionales. Por ejemplo, mientras que en Gran Bretaña la preocupación ante la amenaza que representó la guerra para la cultura y la libertad de expresión ocasionó que se enfatizara la autonomía frente al gobierno y la búsqueda de la calidad estética, en Canadá más bien se planteó un modelo híbrido entre fundación privada y consejo, fundamentado en argumentos de tipo nacionalista y de rechazo a la cultura del mass media estadounidense. En el caso del National Endowment for the Arts (NEA) de Estados Unidos, Rosser Upchurch presenta una interesante mirada del rol de las mujeres de clase media educadas, quienes promovieron tanto las bellas artes como el arte amateur y fueron precursoras del movimiento de los consejos desde una lógica local y estatal.

Por otro lado, la cuestión del grado de control que debe mantener el Estado y el rol de los actores privados en materia de intervención cultural yace en el origen mismo de las políticas culturales y continúa bajo debate. Es por ello que la obra reseñada resulta fundamental para los analistas de política y estudiosos de políticas culturales, pero también puede resultar de utilidad para aquellos interesados en el estudio de la filantropía artística y el mecenazgo. Adicionalmente, la obra abona a una caracterización más aterrizada del principio arm's length, tan frecuentemente mencionado en la literatura sobre políticas culturales, sobre sus implicaciones y distintas acepciones.

Por último, si bien el objetivo principal de la obra es remontarse a los orígenes y las motivaciones iniciales que dieron pie al modelo de consejo para las artes y este queda cabalmente logrado, es preciso destacar la ausencia de una perspectiva crítica. La autora es explícitamente partidaria del modelo de subsidios gubernamentales para las artes y le toca al lector reflexionar sobre cuestiones como: ¿qué implicaciones tiene la implementación de un modelo de consejo en materia de políticas culturales? ¿Cuáles han sido sus limitaciones, fracasos y aciertos? ¿Cuál es el rol de la ciudadanía?

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