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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.21 no.46 Hermosillo sep./dic. 2009

 

Reseñas

 

Tania Hernández Vicencio (2009), Tras las huellas de la derecha: el Partido Acción Nacional, 1939–2000

 

Nicolás Pineda Pablos*

 

México, Itaca, 231 pp.

 

* Profesor–investigador del Programa de Estudios Políticos y de Gestión Pública de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: npineda@colson.edu.mx

 

El libro de Tania Hernández resulta oportuno, porque aborda los antecedentes de uno de los actores más críticos y poderosos del sistema político mexicano actual. Como es de todos sabido, el Partido Acción Nacional (PAN), después de 61 años de ejercicio y aprendizaje político llegó a la Presidencia de México, y así cumplió su cometido de sacar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Los Pinos, y en la actualidad es actor relevante de la partidocracia que rige en el país.

Tras las huellas de la derecha: el Partido Acción Nacional, 1939–2000 consta de una introducción y cuatro capítulos dedicados al mismo número de etapas históricas, en que la autora divide la evolución del PAN y de la derecha partidista y electoral en México. "Primeras pesquisas", "Contrapuntos", "Los inicios" y "Las evidencias". La obra no contiene cuadros, gráficas ni ilustraciones, y además del cuerpo del trabajo incluye una bibliografía amplia de las fuentes consultadas, así como una lista larga de las siglas empleadas en el texto. Esto hace pensar que está orientada a un público especializado y conocedor del tema, aunque es de fácil lectura y comprensión.

Tania Hernández es doctora en Ciencias Sociales por El Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Fue profesora investigadora del COLEF de 1997 a 2005, y actualmente labora en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como investigadora; también ha impartido cursos en el COLEF y en las universidades Iberoamericana y Autónoma Metropolitana. En 1995, publicó Los gremios de taxistas en Tijuana. Alternancia política y corporativismo cetemista; en 2001, De la oposición al poder y El PAN en Baja California, 1986–2000, y en ese mismo año coordinó el libro La experiencia del PAN. Diez años de gobierno en Baja California. Según se desprende de estas publicaciones, la autora se ha especializado en el estudio del PAN y desde hace algunos años trabaja en este tema, tanto desde la perspectiva del estado de Baja California como de una nacional.

Tras las huellas de la derecha es resultado de los trabajos del seminario México contemporáneo, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH. Su matriz es entonces el estudio de la historia contemporánea y los métodos historiográficos de investigación. Esto nos explica que se basa sobre todo en las fuentes publicadas, documentales y entrevistas. En cierto modo, puede decirse que el libro constituye una gran revisión de la bibliografía existente sobre partidos políticos en México y en particular sobre el PAN, a la que se agregan algunos datos y aspectos originales producto del acceso a fuentes documentales nuevas y a entrevistas. Por tanto, se inscribe en la vertiente de trabajos sobre Acción Nacional realizados en los últimos años por Soledad Loaeza (1999) y Víctor Reynoso (2007), por mencionar sólo a dos estudiosos.

De acuerdo con la introducción, la obra busca responder a la pregunta: ¿cómo se dio el proceso de transformación del PAN, si durante muchas décadas fue imposible pensar que ese partido lograría articular la fuerza social y política necesaria para disputar el gobierno de la república al partido oficial?

Para responderla, la autora narra los antecedentes inmediatos del PAN y su evolución, de 1939 a 2000. Puede decirse que el actor principal de esta obra es "la derecha", a la que define como "un conjunto heterogéneo de actores que comparte un núcleo duro de valores como la defensa a ultranza del orden social y político a partir de estructuración vertical de la autoridad y de un sistema de relaciones donde se conjugan privilegios, asimetrías y selectividad en las distintas esferas de la vida". En este concepto encaja principalmente el PAN, en mucha menor medida la Unión Nacional Sinarquista, el Partido Demócrata Mexicano y, con una sola mención, el Partido Alianza Social.

Entre los sucesos abordados están el conflicto religioso de la década de 1920, y el statu quo que resultó de las negociaciones entre los obispos y el gobierno mexicano, las tensiones tanto del cardenismo con los empresarios en la década de 1930, como las suscitadas por la política educativa. En etapas posteriores, analiza los conflictos internos del PAN, así como sus transformaciones durante las épocas de sus diversos dirigentes, la llamada invasión de los bárbaros del norte, el liderazgo del Maquío Clouthier, así como el ascenso de Vicente Fox a la Presidencia.

En forma paralela a la evolución del partido, se da seguimiento a las vicisitudes de la participación política de los católicos mexicanos y las disyuntivas y obstáculos que han enfrentado. Hay una descripción de las tensiones entre la jerarquía católica y diversos grupos católicos de laicos en lo que respecta a dicha participación. Resalta también la existencia de diversas ramas en el catolicismo, entre las que destacan la conservadora y la liberal. Además, es interesante la lectura del relato de cómo la jerarquía católica, en aras de mantener su posición de influencia, con frecuencia se ha inclinado al lado del PRI, y ha dejado al PAN a su suerte. Al menos este fue el caso del nuncio apostólico monseñor Prigione, quien en la elección del año 2000 apoyó a Francisco Labastida y no atendió las invitaciones de Fox. Sin embargo, con estas menciones no pretendo reseñar el contenido del texto, sino al contrario provocar el interés e invitar a su lectura. Es una parte de la historia contemporánea de México que merece y debe estudiarse.

En general, el libro cumple con el propósito de recorrer la evolución de la derecha mexicana, desde el ostracismo de los años veinte y treinta al encumbramiento del cambio de siglo. Es fiel al relatar "cómo" se dio el ascenso del PAN, pero al mismo tiempo tiene la gran limitante de no plantearse el por qué. Uno se queda con la impresión de que el relato del "cómo" no es suficiente, y que se requiere además un análisis que explique el "por qué". Por otra parte, en el ámbito ideológico, se trata de una obra que puede considerarse académica, y como tal aborda el tema de "la derecha" de una manera aséptica, es decir, toma distancia y no se compromete ni a favor ni en contra; se esfuerza por ser neutral y no tomar partido. El riesgo de esta posición es no quedar bien con ninguno de los dos lados. A la izquierda puede parecerle que el libro no es lo bastante crítico de la derecha, y no explica el contexto del Estado capitalista mexicano y el entorno internacional en que se dan "las huellas de la derecha".Y a la derecha puede parecerle que soslaya la lucha democrática del PAN, y no toma en cuenta de manera suficiente la transición democrática de México.

De cualquier forma, el trabajo resulta provocador; su lectura tiene la virtud de suscitar muchas preguntas nuevas, cavilaciones y reflexiones. Me permitiré hacer dos, que buscan complementar el tema. La primera reflexión parte de la teoría política del Estado; al respecto me surgen tres preguntas, que van más allá de la planteada por este libro: ¿en qué contexto político se dio la transformación del PAN? ¿Qué significado tiene el ascenso del PAN y la derecha en México, para la transformación y evolución del Estado mexicano?, y ¿cuál es el lugar del PAN en el Estado mexicano?

El Estado que resultó del movimiento social conocido como Revolución Mexicana (1910–1929) nació como una demanda de ampliación del régimen liberal, que buscaba mayor participación política y la extensión de la base ciudadana, con el lema planteado por Francisco I. Madero: "sufragio efectivo y no reelección". Sin embargo, pronto involucró también demandas de tipo social y corporativo, como el acceso al reparto agrario y prerrogativas por parte de grupos populares.

Dicho Estado, que integró demandas liberales de ampliación de derechos individuales y libertades políticas de la incipiente clase media, que eran continuación del liberalismo del siglo XIX, pronto recogió también viejos reclamos de derechos colectivos y propiedad comunal subyacentes desde la época colonial. Estas dos corrientes de demandas no eran compatibles, ya que mientras unos enfatizaban los derechos y garantías individuales, los otros buscaban la representación corporativa de sus intereses y el retorno a los valores comunitarios. El régimen político revolucionario intentaría amalgamar ambas demandas en un sistema político híbrido por su composición ideológica. En lo que se refiere a la elite social que tenía acceso al poder, el Estado resultante de la Revolución Mexicana sería incluyente con la llamada "familia revolucionaria", que en términos claros eran los grupos dirigentes que se avenían a los modos y procedimientos del partido oficial, que no era tanto uno político de la sociedad civil sino una dependencia del presidente para asuntos políticos, tenía de facto el monopolio de los cargos de elección y constituía el único espacio donde se permitía hacer política y acceder a las esferas de toma de decisiones y puestos con poder.

De este modo, el partido oficial era una gran corporación que monopolizó la participación política y el acceso a los niveles de gobierno, y excluía a todos los grupos sociales que no se avenían a sus siglas y procesos internos. Para la representación política y la mediación de intereses de grupos estratégicos de la estructura social, el régimen revolucionario creó los "sectores" que en su periodo de mayor vigencia fueron: el obrero, el campesino y el "popular". Por otra parte, entre los excluidos por la nueva elite revolucionaria estaban, además de la jerarquía católica, diversos sectores de clase media católica y conservadora, así como algunos organismos empresariales que por su independencia y autonomía no encajaban en el partido oficial.

Este grupo excluido fue la base de la formación del PAN. Así, visto desde la teoría del Estado mexicano, el libro relata cómo fue incorporándose de manera paulatina pero constante en la elite del poder en México, a tal grado que el antiguo Estado revolucionario excluyente es en la actualidad uno más incluyente, al menos con este estrato de la sociedad mexicana. Podemos considerar que esta ampliación de los círculos de poder del Estado mexicano se dio principalmente con el reconocimiento del triunfo del PAN en las elecciones de 1989, para la gubernatura de Baja California. La transformación del partido ha significado entonces una conversión paralela del Estado mexicano revolucionario en uno en transición democrática, cuya naturaleza todavía no está enteramente consolidada.

La segunda reflexión tiene que ver con el uso del término y concepto de "derecha", como eje central que le da unidad al objeto de estudio principal de la obra. Como lector crítico, cuando en este libro se menciona la identificación de la derecha con el PAN, no se puede dejar de preguntarse en qué parte de la geometría política se ubica entonces el PRI, como partido hegemónico durante todo el siglo XX, y si hay un concepto claro y definido de la izquierda.

El término "derecha" es con frecuencia equívoco y no define una realidad que podamos considerar verificable. Dicho de otra manera, tiende a variar mucho de significado en el tiempo y en el espacio. Surgió en la Revolución Francesa, para distinguir entre los partidarios de la libertad individual y del laissez faire y los monárquicos del antiguo régimen. Después sufrió una metamorfosis completa, sobre todo a mediados del siglo XIX, con el surgimiento del marxismo y otras corrientes socialistas. Lo que en la Revolución Francesa era "izquierda", unas décadas después se convirtió en "derecha". Asimismo, durante casi todo el siglo XX, la izquierda era equiparable a marxista y socialista. Sin embargo, a raíz de la caída de la Unión Soviética las corrientes marxistas ya están en desuso, y a fines del siglo XX la izquierda abandonó los postulados de la lucha de clases y la dictadura del proletariado, para abrazar los sistemas de libre mercado y pluripartidistas democráticos. En la actualidad, la mayoría de quienes se identifican como socialistas y la izquierda en Europa y América Latina están de acuerdo en términos generales con la propiedad privada, la economía de mercado y las elecciones libres. Y, con audacia, podemos decir que ha habido un corrimiento hacia la derecha y tanto ésta como la izquierda están de acuerdo en convivir dentro de regímenes de mercado con multiplicidad de partidos.

A principios del siglo XXI, al menos en México, la definición operativa de la izquierda resulta borrosa y queda más como una manera de autoidentificación, que como una categoría objetiva. Por otra parte, al no haber claridad en la idea de izquierda, resulta igualmente borrosa "la derecha", que lo mismo puede agrupar a formas de pensar tan disímbolas como las de campesinos católicos, las de una clase media urbana y educada, que las de grandes empresarios. En mi opinión, la ideología del PAN se podría definir con más precisión como un liberalismo político, esa corriente que se originó en las ideas del contractualismo de Rousseau, Montesquieu y Locke, como en la tradición de las ideas del gobierno limitado, la división de poderes, las libertades individuales, la propiedad privada y el mercado. El problema pudiera ser que el término liberal ya había sido adoptado por el PRI, pero en el mejor de los casos sería otra variante más desfigurada y menos clara del liberalismo social, que fue más bien identificada como nacionalismo revolucionario.

No tengo ningún problema en identificar al liberalismo político del PAN con la derecha en México. Pero al hacerlo así, se requiere también una definición y toma de posición con el resto de la geometría política del México actual en donde no me queda claro si, desde el punto de vista del libro, el PRI se ubicaría en la izquierda, como seguramente quisieran ser identificados muchos priistas, o si también es de derecha. Asimismo, al definir al PAN como liberal, no está claro si la llamada izquierda mexicana se sigue ubicando en la tradición socialista o si se trata más bien de una nueva versión del liberalismo social, de la denominada economía mixta o si se constriñe a un cierto nacionalismo y a la defensa de la soberanía.

Por último, me parece que el libro de Tania Hernández, al trazar la trayectoria del PAN desde el concepto de "la derecha", desdibuja y soslaya la otra dimensión de los regímenes y partidos políticos que es el eje vertical del autoritarismo y la democracia. Este eje, más que el de izquierda y derecha, nos ayuda a explicar y entender de mejor manera la evolución del PAN en México, y cómo es que su ascenso e incorporación al Estado mexicano ha coincidido en buena medida con la democratización del país.

Con estas reflexiones de fondo, el texto repasa la historia de un actor clave y fundamental del México contemporáneo, sin el cual no se puede entender la realidad presente ni construir nuestro futuro.

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