COHESIÓN SOCIAL: VISIONES Y FACETAS
Las diversas dimensiones involucradas en la configuración de la cohesión social propician su estudio desde distintas perspectivas. Gracias a ello es posible apreciar las peculiaridades de las condiciones que la hacen posible y también la pertinencia y alcance de las visiones sugeridas para su comprensión. Este número de la revista Pueblos y fronteras digital da cabida a contribuciones referidas a distintas modalidades de aquélla, provenientes además de diferentes tradiciones analíticas. El resultado, creemos, resulta sugerente pues anima a los lectores a explorar distintas vertientes del estudio de la cohesión social.
Los dos primeros artículos formalizan, desde una perspectiva fincada en la simulación social, variantes estilizadas del comportamiento individual y colectivo. En el primer caso, Valdivia propone un modelo de toma de decisiones individuales mediante el cual estudia el efecto, en el comportamiento de los actores, del acceso por parte de éstos tanto a información local como global. En el segundo artículo, Franco, Costa y Coelho utilizan, en el marco de la simulación multiagentes, la teoría piagetiana de los intercambios sociales; mediante este enfoque muestran cómo la valoración efectuada por los agentes hacia las acciones y objetos intercambiados influye en la formación de alianzas y de grupos.
La generación de conocimiento aplicado mediante formas de colaboración reticulares es el asunto reflexionado por Hidalgo, Natenzon y Agunin. La discusión en torno a esta red científica multinacional e interdisciplinaria hace uso explícito de herramientas provistas por el análisis de redes sociales.
Enseguida, García emplea la categoría capital social para estudiar la constitución y cambio de un movimiento social argentino. Como señala el propio autor, dicha categoría ofrece un amplio marco de referencia útil para abordar elementos clave de la acción colectiva y los dilemas sociales de la cooperación.
Los tres artículos siguientes comparten la preocupación por el papel de las instituciones. Si hablamos de Isunza, la autora centra su atención en las convenciones sociales y su influencia en el funcionamiento de las organizaciones burocráticas.
Con base en opiniones vertidas por Boaventura de Sousa Santos en torno a la burocracia, la retórica y la violencia como elementos centrales de todo Derecho, Aragón establece un marco analítico para estudiar los juzgados comunales en el estado mexicano de Michoacán.
La contribución de Giraldo se refiere a la organización cognitiva y social iku, nutrida por la concepción de la sacralidad objetivada en su territorio: Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia.
Los artículos finales presentados por Moctezuma y Chávez aportan evidencias construidas mediante métodos etnográficos referidas a cambios en la organización económica y social sucedidos en localidades rurales de municipios mexicanos. En el primer caso, la autora analiza los vínculos entre la incorporación del trabajo femenino en la alfarería y la valoración económica y cultural de esta actividad expresada por las nuevas generaciones residentes en el municipio de Tlayacapan, Morelos. A su vez, Chávez argumenta que la categoría de unidad doméstica rural sustentada en la familia como unidad de producción-consumo es insuficiente para explicar modalidades recientes de organización rural productiva ubicadas en los márgenes del Bajío.
Los coordinadores de este número animan a la lectura de los artículos incluidos en el mismo con el objetivo de tener una visión más amplia del término «cohesión social» tan utilizado en la actualidad por propios y extraños.