Testigos oculares del genocidio: la población indígena y la justicia transicional
Los estudios sobre violencia política, terrorismo de Estado y violaciones de derechos humanos en Latinoamérica se enfocan en las víctimas porque sus experiencias han sido silenciadas y no han sido reconocidas en las historias oficiales. Este enfoque, que es una parte fundamental de la justicia transicional, se centra en los proyectos civiles para restablecer la democracia y hacerla más justa e inclusiva antes, durante y después de los periodos de violencia (Wilson, 2001; Hayner, 2002; Ross, 2002; Sanford, 2003; Minow, 2008; Hinton, 2011). En este sentido, las memorias de las víctimas mayas en Guatemala han tenido un protagonismo relevante en el país, en la región y en el mundo después de la firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1996. Las memorias colectivas en procesos formales posconflicto en Guatemala se fundamentaron en dos comisiones de la verdad que se dedicaron a examinar los testimonios de los sobrevivientes del conflicto armado en todo el país. La mayoría se centra en personas mayas de los pueblos originarios. En 1998, el Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala publicó el informe titulado Guatemala: nunca más (ODHAG, 1998). Asimismo, en 1999 la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) de las Naciones Unidas publicó la obra Guatemala. Memoria del silencio (CEH, 1999) en nueve volúmenes. A partir de la publicación de estos documentos, sectores diversos de la comunidad nacional e internacional han comenzado a prestar mayor atención al reconocimiento, la investigación y el análisis de las memorias de los sobrevivientes del genocidio en el país.
Hasta el día de hoy, las investigaciones centradas en qué cuentan las personas sobrevivientes mayas de sus experiencias han documentado y permitido el análisis de la violencia experimentada en las comunidades rurales mayas. Los estudios mencionados se centran, entre otros episodios, en cómo entraron los militares en cada pueblo y aldea, en las masacres específicas que perpetraron o en las experiencias de huida después de los ataques (Montejo, 1987; Falla, 1992; CEH, 1999; Sanford, 2003), en la violencia sexual como clara estrategia para extinguir a la población indígena (Velásquez Nimatuj, 2014; Sanford, Dill y Duyos, 2020) y en la búsqueda de justicia para los muertos y desaparecidos (Nelson, 2015).
En este estudio aportamos una línea de análisis que se ha investigado menos, centrada en cómo cuentan sus experiencias las personas sobrevivientes mayas. Queremos ofrecer un enfoque centrado en el habla y el discurso de los hombres y mujeres kaqchikeles porque, según las epistemologías indígenas, los idiomas mayas, el habla y las maneras específicas de contar son vehículos culturales que transmiten la memoria histórica a lo largo de los siglos para los hablantes mayas (OKMA, 1993; Sam Colop, 1999;Ajpacajá, 2001). Como explica el grupo Oxlajuuj Keej Maya’ Atz’iib (OKMA):
Guatemala es un país multicultural y plurilingüe, realidad desconocida o rechazada por muchas personas. El Pueblo Maya conforma la población mayoritaria del país, posee sus propios valores, lo que constituye una gran riqueza humana. Entre los valores más fuertes se encuentran los veinte idiomas mayas que se hablan en la actualidad […] Los idiomas mayas representan una gran riqueza para sus hablantes, ya que por medio de ellos han mantenido su identidad cultural, su cosmovisión (OKMA, 1993: 1-4).
Según esta perspectiva, argumentamos que el habla de los sobrevivientes maya-kaqchikeles ofrece una riqueza analítica desconocida para comprender las influencias de los idiomas, la cultura y la cosmovisión maya, una aportación que hasta el momento no ha sido reconocida en los estudios sobre la violencia en Guatemala. Además, los idiomas, la cultura y la cosmovisión maya son de suma importancia analítica, política y ética, pues son partes clave de su memoria histórica como pueblo. Esta falta de conocimiento de los aspectos culturales y lingüísticos, así como del habla de los sobrevivientes mayas, es resultado del poder que ejercen los investigadores y analistas, que utilizan una perspectiva fundamentalmente occidental. Además, también es resultado del menosprecio hacia los idiomas mayas (OKMA, 1993; French, 2010) y hacia el “español mayanizado” (Santos, 1997; García Matzar, 2017) que utiliza la población indígena, esto debido al racismo presente en la historia de Guatemala y de la región. En el contexto de posconflicto armado Guatemala, la lingüística es una herramienta importante para la reivindicación de los pueblos mayas. Como explica el Dr. Demetrio Cojtí:
La lingüística Maya tenga aportes positivos, de manera directa o indirecta para con los Mayahablantes. En efecto, la comprensión global y adecuada del conflicto lingüístico existente en Guatemala, la explicación del estado y nivel de conciencia y del comportamiento lingüístico de los Mayahablantes, la capacitación de los lingüistas Mayas […] la descripción de dichas lenguas […] son contribuciones positivas para el conocimiento y perpetuación de dichas lenguas y los Mayahablantes en la historia (Cojtí Cuxil, 1990: 23).
Por lo expuesto, el presente estudio se centra en reivindicar al pueblo maya-kaqchikel, y constituye también una contribución a partir de la lingüística y la antropología lingüística a los estudios del genocidio y la violencia en las Américas desde las perspectivas de víctimas y sobrevivientes.
Metodología y epistemología: “Campesinos indígenas, lengua materna y dificultad en castellano”
Generalmente, la metodología basada en documentar los testimonios de testigos oculares de la violencia de Estado y del genocidio en el campo de los derechos humanos y la justicia internacional utiliza perspectivas científico-sociales occidentales (Baer, 2005). Se impone en general un protocolo fijo para establecer los hechos específicos de violencia y para crear un archivo empírico de la historia, a la vez que se da a las víctimas un espacio protegido para contar las atrocidades que vivieron. Quienes lideraron el proyecto de la CEH en Guatemala siguieron esa metodología. En tal sentido, se refleja la perspectiva de la comisión y de los sobrevivientes en el siguiente texto:
Las víctimas de los hechos más graves son, en su inmensa mayoría, campesinos indígenas, muchos analfabetos, que se expresan en su lengua materna y con dificultad en castellano y cuyo estilo narrativo no incorpora una serie de categorías necesarias para establecer o calificar con mayor precisión los hechos, de acuerdo a la metodología diseñada por la Comisión (CEH, 1999: 60).
Las palabras de los autores del documento de la CEH indican que existen tensiones importantes en los niveles de documentación de los recuerdos y las memorias de las víctimas indígenas del conflicto armado de Guatemala (French, 2009). Por una parte, se trata de una tensión que nace del conflicto basada en las diferencias de empoderamiento de las personas involucradas. En este sentido, Sánchez Pérez opina lo siguiente sobre el proceso de toma de testimonios de los sobrevivientes del genocidio:
La pretensión del científico de buscar explicaciones sobre unos sujetos a quienes, de un modo u otro, les pide que hablen con voz propia […] es un encuentro desigual, desequilibrado, en el que una de las partes, el científico social, siempre juega con ventaja, pues se arroga el privilegio de concebir e imponer unas reglas del juego a las que, ineludiblemente, ha de someterse la otra parte (Sánchez Pérez, 2005: XIV).
En el contexto específico de Guatemala, esa desigualdad entre investigadores y testigos está mediatizada por la desigualdad estructural y el racismo que ha vivido la población maya, la gran mayoría de las víctimas, en el Estado guatemalteco desde tiempos inmemoriales.
La imagen del “campesino indígena analfabeto que habla en lengua materna y con dificultad en castellano,” que identifican los autores del CEH, muestra que se presume un estándar en la manera de hablar y de contar, e implícitamente se menosprecia el habla que no se ajusta a él. Este menosprecio del habla indígena ha sido una característica central en la manera de discriminar a la población maya en Guatemala durante muchas décadas (Cojtí Cuxil, 1990; OKMA, 2003; French, 2010). En este sentido, proponemos que el encuentro y el proceso de recordar memorias de los sobrevivientes mayas también se constituyen a partir de conflictos epistemológicos (la relación entre saber y contar), culturales (cómo se cuenta en las comunidades mayas) y discursivos (los idiomas y el habla). Es necesario investigar estos tres procesos si se quiere lograr una comprensión adecuada de las perspectivas indígenas, lo cual pretendemos aportar en el siguiente análisis.
Antes de proceder con el análisis, mencionaremos las posiciones y trayectorias de los autores, así como de la base de datos que se usa para el estudio a fin de ubicarlos en contextos culturales y políticos. Lolmay García es lingüista, investigador y hablante nativo de kaqchikel que ha trabajado y publicado en investigaciones lingüísticas por varias décadas, y Brigittine French es antropóloga lingüista norteamericana y ha trabajado en investigaciones antropológicas en comunidades kaqchikeles desde 1995. La colaboración entre los autores está basada en un compromiso profesional para fortalecer los idiomas y los pueblos mayas como parte principal del ambiente en que se formaron en Guatemala (Cojtí Cuxil, 1990; OKMA, 1993).
Los datos lingüísticos y los análisis discursivos que se presentan están basados en memorias de sobrevivientes mayas del genocidio en Guatemala que fueron grabadas en un proyecto audiovisual realizado por la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) con el apoyo de la Fundación Shoah de la Universidad California del Sur, Estados Unidos. Se empezaron a tomar testimonios de los testigos oculares en Guatemala en 2015, trabajo que continúa hasta el día de hoy (Hallett y Gruner-Domic, 2021). Las personas guatemaltecas entrevistadas dieron su consentimiento informado para poner los testimonios en el archivo público del Archivo Visual Histórico (VHA), en la colección “Genocidio guatemalteco” (Visual History Archive, s.f.). En este estudio nos enfocamos en los testimonios que identificamos en el archivo procedentes de personas originaras de comunidades maya-kaqchikeles. Según nuestro análisis, los kaqchikeles constituyen el 11 ٪ de aproximadamente 600 personas entrevistadas, es decir, aproximadamente 70.
El idioma y el pueblo maya-kaqchikel
La mayoría de los sobrevivientes del genocidio en Guatemala tienen como lengua materna algún idioma maya y, a veces, el español como segundo idioma. Las lenguas mayas proceden de un idioma ancestral que los investigadores denominaron “protomaya”, el cual se habló hace aproximadamente 4 000 años. Dado que tienen el mismo origen, presentan muchas semejanzas, pero también se han desarrollado diferencias grandes a través del tiempo; así, entre hablantes de idiomas de distintas ramas no pueden comunicarse (England, 2001:13). Los 22 idiomas mayas reconocidos en Guatemala son herencia del pasado autónomo de los pueblos y el vehículo de la memoria histórica y de la identidad que van floreciendo de generación en generación hasta el día de hoy.
El presente estudio se centra en el idioma kaqchikel y en el pueblo que lo habla, el cual sufrió violencia durante el conflicto armado (CEH, 1999). Los hablantes de este idioma son aproximadamente 410 000 personas ubicadas en los departamentos de Chimaltenango, Sololá, Sacatepéquez y Guatemala (OKMA, 1993) y, por situaciones de movilidad, en Santa Cruz el Chol, Baja Verapaz, en el norte, y en Suchitepéquez y Escuintla en el sur. Es uno de los idiomas más hablados en el país, sin embargo, al igual que la mayoría, se encuentra en peligro de extinción (OKMA, 1993). Los niños ya no lo hablan, sobre todo en comunidades urbanas, por la presión de asimilación, por la discriminación que han vivido sus hablantes y porque el Estado carece de políticas lingüísticas. En esta dirección se han creado organizaciones e instituciones del Estado, como la Academia de Lenguas Mayas y la Dirección General de Educación Bilingüe Intercultural (DIGEBI), sin embargo, no se han podido concretar sus objetivos.
Cuando existe contacto entre idiomas y sus hablantes, en el caso que nos ocupa entre kaqchikel y español, se manifiestan influencias gramaticales que se pueden analizar desde una perspectiva lingüística, la cual aportamos aquí. En este sentido, se toman en cuenta los sonidos y su sistema (fonética y fonología), la estructura de las palabras (morfología) y el orden de estas en las oraciones (sintaxis). Cada nivel constituye una parte integral de la lógica interna del idioma.
Para lograr una mejor comprensión explicaremos brevemente algunos puntos específicos de la gramática del kaqchikel para valorar su influencia en el español hablado por las personas sobrevivientes.
El alfabeto kaqchikel consta de 32 letras, 22 consonantes y 10 vocales; de estas, cinco son tensas, similares al español, y cinco son relajadas, propias del kaqchikel, y ocurren en palabras monosílabas y en sílabas finales (véase Tabla 1).
Kaqchikelización del español
A continuación, se presentan algunas influencias del kaqchikel sobre el español en el habla de los sobrevivientes mayas.
Aspectos fonológicos
En primer lugar, se muestran ejemplos de los sonidos propios del kaqchikel resaltando en cursivas los rasgos específicos del habla.
Algunos ejemplos de palabras con vocales relajadas son los siguientes:
säq ‘blanco’
k’ël ‘chocoyo/perico’
tijonïk ‘enseñanza’
kotz’öl ‘acostado’
ütz ‘bueno’
Se ejemplifican a continuación las consonantes compuestas para contrastar su uso con sus pares glotalizadas y mostrar la diferencia entre ambas.
ch
chupam ‘dentro de’ wochoch ‘mi casa’ xukïch ‘lo embarró’
tz
tzäy ‘salado’ patzapïk ‘peludo’ kumätz ‘culebra’
Algunos ejemplos de consonantes compuestas glotalizadas son los siguientes:
ch’
ch’ök ‘zanate’ pach’u’n ‘trenza’ puch’ ‘cheles’
tz’
tz’aq ‘pared’ wotz’otz’ ‘tostada’ parutz’ ‘flor de muerto’
Algo importante que cabe resaltar es el patrón silábico del kaqchikel, ya que algunas palabras del castellano se reducen al patrón del este idioma maya. Según García Matzar y Rodríguez Guajan: “Existen dos clases de sílabas, la sílaba abierta y la sílaba cerrada. La abierta termina en vocal (CV) y la cerrada termina en consonante (CVC)” (1997: 21). Algunos ejemplos son los siguientes:
CV CV
k’a partícula de discurso
pe direccional hacia acá
xepe xe pe ‘vinieron’
keb’e ke b’e ‘que se vallan ellos/as’
CVC CVC
jun jun ‘uno’
käq käq ‘rojo’
kem kem ‘tejido (textil)’
raxkej rax kej ‘calambre’
raxya’ rax ya’ ‘agua fría’
k’oxtun k’ox tun ‘edificio piramidal maya’
cholq’ij chol q’ij ‘calendario ritual de 260 días’
Son muy pocas las palabras en kaqchikel que tienen sílabas abiertas. por lo que en general terminan en consonante, es decir, en sílaba cerrada, lo que conduce a que, al hablar castellano, la última vocal casi no se pronuncie; por ejemplo:
Mija eso vas a hacer un díy(a) cuando usted va encontrar esposo (Joj Martín, 2016).1
Esos mis tiys de antes teniy(a) su sext grad, tonces ellos si saben bien, bien como es leer (Xalín Atz, 2016).
Otro aspecto es el acento, debido a que el kaqchikel tiene el acento fijo en la última sílaba. Si la palabra es monosílaba, lo llevará en la vocal, como en säq ‘blanco’; si es bisílaba, como en rax-che’ ‘roble’, lo llevará en la segunda sílaba, y si es trisílaba o más, como en xu-tz’a-ma’ ‘lo fue a agarrar’, lo llevará al final. Entonces, la influencia de sílaba y acento del kaqchikel fuerza a reducir las palabras en español, como en los siguientes ejemplos:
Hacen tortill(a) tonce yo me encargo de llevar tortill(a) a los que están entrenando (Xalín Atz, 2016).
Y allí había otro, otro muchach(o) que no aguantó caminar, le tiraron bala también dice (Joj Martín, 2016).
Las personas entrevistadas evitan el uso de diptongos en algunos casos:
Me precupé porque mi esposa estaba embarazada justamente digamos en ese rato dio a luz (Tay Balan, 2019).
Pero entonces se va a la autoxia médica, pero como nosotros no teníamos recurso, tonces el juez me lo llevó a San Martín (Tay Balan, 2019).
Asimismo, conservan el uso del cierre glotal [ʔ] en español, en el caso de palabras que inician con vocal.
Cosas como vuelvo ʔa repetir todas las cosas ʔeran baratas ʔera barato, ʔal ser ʔadolescente yo ʔaprendí ʔa tejer ʔeste ʔah ʔahorita ʔeste ya no ʔes como de ʔantes tampoco (Cajti Hic, 2016).
Algunos sonidos del español que no existen en kaqchikel se adaptan a sonidos cercanos en los puntos o modos de articulación. A continuación, representamos los sonidos con símbolos fonéticos en la descripción analítica:
f x Una fricativa labiodental pasa a una fricativa velar
Allí me jue a dejar a trabajar, tres año trabaje en la capital (Calí Peren, 2016).
¿Dónde se jueron? Cuando yo miré, en ese tiempo estaba verdión todavía la milpa (Tay Balan, 2019).
g k Un sonido oclusivo simple velar sonoro pasa a uno oclusivo simple velar sordo
Pero con eso algo le ayuda ella y ella se va en aldea. Va a buscar en tiempo de manco (mango) a traer manco (mango) y yo voy con ella (Balan Puy, 2016).
d t Un sonido oclusivo simple alveolar sonoro pasa a sordo
Hoy lo que me queda pues, ni modo verda y como también después de que uno estanto allá le recomientan a uno aquí ustedes hoy que fueron disciplinados, fueron muy educados. Bueno que para ellos es así, aunque sí hubo parte de educación, hubo mucho respeto ahí sí que aquí a veces le digo a la familia, “Ustedes aquí si hacen lo que ustedes quieren, pero allá se nos enseñó mucho la educación”, El respeto y todo, la disciplina y todo, todo esto ni modo le recomientan a uno, bueno eso el respeto y la disciplina (Yucuté Atz, 2016).
Aspectos morfológicos
Los ejemplos muestran que existe una influencia de la derivación de palabras del kaqchikel al español, pero como información adicional presentamos también las marcas de las personas gramaticales y de derivación de palabras. Para construir sustantivos se usan las marcas que figuran en las columnas 2 y 3 de la Tabla 2; las que figuran en la columna 2 se usan con sustantivos que inician con consonante y las de la columna 3 con sustantivos que inician con vocal. Los lingüistas llaman a estas marcas juego ergativo (García Matzar y Rodríguez Guaján, 1997: 78-79) (véase Tabla 2).
Número de persona gramatical | Antes de consonante | Antes de vocal |
---|---|---|
1ps | nu- | w- |
2ps | a- | aw- |
3ps | ru- | r- |
1pp | qa- | q- |
2pp | i- | iw- |
3pp | ki- | k- |
Existe otro juego que los lingüistas llaman absolutivo, una de cuyas funciones es la de marcar la persona y el número gramatical del sujeto en verbos intransitivos y de predicados no verbales y objeto en verbos transitivos (véase Tabla 3).
Género
En kaqchikel en vez de artículos se usan determinantes, y estos no marcan diferencia de género en el sustantivo al que acompañan, lo cual se observa en varios ejemplos de las memorias. El género, como otras formas de concordancia, es indistinto en los pronombres, por lo que el referente puede ser masculino o femenino, como en los siguientes casos: ri achin ‘el hombre’ y ri ixoq ‘la mujer’.
Entonces, al hablar español las personas tienden a reproducir esta característica del sistema kaqchikel.
Nos sacaron pa la orilla el carretera, como el, como la casa esta abajo el carretera allí por en San Fran… San Francisco y nos sacaron pa el carretera, tonces cuando ellos empezaron a disparar y yo cargaba a mi chiquito (Tay Balan, 2019).
Ähä esos se murieron, se murieron de prim […] Mi primer bebe se murió de un mes por el tosferina (Calí Peren, 2016).
Concordancia entre género y número
Los temas de género y número, generalizados en los pronombres, así como en otras formas de concordancia, se utilizan de manera distinta en kaqchikel y en español por las diferencias idiomáticas y las formas específicas. En kaqchikel su uso es indistinto, por lo que los hablantes de este idioma no perciben tal concordancia al escuchar las expresiones en español, de manera que el referente puede ser masculino o femenino, y singular o plural; esto sucede incluso entre personas con formación universitaria, sobre todo cuando el referente de concordancia se encuentra lejano discursivamente. En el siguiente ejemplo la hablante hace mención a una tercera persona que es mujer (ella), por lo que se usaría la, pero utiliza lo, la forma para masculino.
Lo tiraron en el carro, tovía lucho mi hija, no se quería entrar en el carro. Tovía agarro la puerta así, y había un hombre, lo agarro de la cintura y lo tiro para adentro y se fue el carro (Machán Azurdia, 2016).
En los dos ejemplos siguientes no hay concordancia entre los pronombres y su marca en el verbo. En el primer caso, el pronombre yo no concuerda con dijo, que se refiere a tercera persona del singular, y en el segundo, estuvo se refiere a una tercera persona del singular, pero el referente es primera persona, yo.
Pero yo dijo entro de mí, bueno lo llegué a ententer (Yucuté Atz, 2016).
Entonces por eso ya solo estuvo creciendo yo con mi, mi aguelita (Estrada Canel, 2016).
En el siguiente ejemplo podemos ver la falta de concordancia entre género y número:
Luego murió mis dos hermanos varones, eh, que’s el nombre es Jerónimo Estrada, Delfino Estrada, es la que murió en ese tiempo cuando fue el conflicto armado… Ahí voy, eh, pero simplementes ya solo con mi aguelita crecí (Estrada Canel, 2016).
Derivación
El kaqchikel, como cualquier otro idioma, tiene sus propias formas de derivar palabras, es decir, que de una raíz de una clase determinada se pueden derivar otras clases de palabras u otras palabras de la misma clase, pero con significado diferente. A continuación, mostraremos las principales derivaciones del kaqchikel (García Matzar, 2016).
Las derivaciones que se forman a partir de sustantivos son: agentivo, gentilicio, sustantivo abstracto y verbo transitivo (véase Tabla 4).
Agentivo | Gentilicio | Sustantivo abstracto | Verbo intransitivo |
---|---|---|---|
ajtz’ib ‘escritor’ | aj Semetab’äj ‘de Semetabaj’ | rujutil ‘su travesura’ | x-Ø-u-chub’-a-j ‘lo escupió’ |
ajkar ‘pescador’ | aj Chixot ‘de Comalapa’ | rulewal ‘su clima’ | Xuq’et-e-j ‘lo abrazó’ |
Las derivaciones de adjetivos son: versivo, moderativo, superlativo, sustantivo abstracto (véase Tabla 5).
Versivo | Moderativo | Superlativo | Sustantivo abstracto |
---|---|---|---|
Xsaqir ‘se puso blanco’ | Saqsöj ‘blancuzco’ | Saqiläj ‘muy blanco’ | Rusaqil ‘su blancura’ |
Xk’ayir ‘se puso amargo’ | K’ayk’öj ‘medio amargo’ | K’ayiläj ‘amarguísimo’ | Ruk’ayil ‘su amargura’ |
Las derivaciones de verbos intransitivos son: el causativo, el participio perfecto y el infinitivo (véase Tabla 6).
Causativo | Participio perfecto | Infinitivo |
---|---|---|
xub’inisa-j ‘lo encaminó’ | b’ininäq ‘caminado’ | b’inem ‘caminar’ |
xukamisaj ‘lo mató’ | kaminäq ‘muerto’ | kamïk ‘morir’ |
Las derivaciones de verbos transitivos son: el pasivo, antipasivo, instrumental locativo, participio perfecto e infinitivo (véase Tabla 7).
Pasivo | Antipasivo | Instr. locativo | Participio perf. | Infinitivo |
---|---|---|---|---|
x-Ø-chap ‘fue agarrado’ | Xchap-o-n ‘agarró’ | Chap-b’äl ‘agarrador’ | Chap-om ‘agarrado’ | Chap-ïk ‘agarrar’ |
x-Ø-k’ol fue ‘recogido’ | Xk’ol-o-n ‘recogió’ | K’olb’äl ‘guardador’ | K’ol-om ‘recogido’ | K’ol-ïk ‘recoger’ |
Procesos de derivación del kaqchikel y otras palabras que no existen en español
Cada idioma tiene su forma de derivar palabras; en kaqchikel, tomando como base los adjetivos se pueden derivar sustantivos abstractos, verbos intransitivos, verbos transitivos, moderativos que indican que el adjetivo es de media calidad del adjetivo al que se refiere y superlativos que indican mucha intensidad del adjetivo del que se derivan. Tomamos los adjetivos käq ‘rojo’ y ch’äm ‘ácido’ como ejemplos (véase la Tabla 8).
Abstracto | Verbo intransitivo | Verbo transitivo | Moderativo | Superlativo |
---|---|---|---|---|
ru-kaq-il ‘su rojura’ | x-Ø-kaq-är ‘se puso rojo’ | x-Ø-u-kaq-ir-isa-j ‘lo puso rojo’ | kaq-köj ‘medio rojo’ | käq käq ‘muy rojo’ |
ruch’amil ‘su amargura’ | x-ø-ch’amïr ‘se puso ácido’ | xuch’am-ir-isa-j ‘lo puso ácido’ | ch’amch’öj ‘medio ácido’ | ch’äm ch’äm ‘muy ácido’ |
En el habla en español de los sobrevivientes kaqchikeles se observa el uso de estos procesos morfológicos. Los siguientes cinco ejemplos reflejan estas derivaciones y muestran la creatividad lingüística y cultural de los hablantes mayas relacionada con su ambiente y cosmovisión (véase Tabla 9).
Toda la ropa, ropero, libro de los patojos, toooodo cenizas se quedó. Todas las láminas como se puso, chicharon así (junta sus dedos, haciendo un puño con la mano derecha) (Calí Peren, 2016). |
¿Dónde se jueron? Cuando yo miré, en ese tiempo estaba verdión todavía la milpa (Tay Balan, 2019). |
Se ve que le dieron un colatazo en la cabeza, se le deshació el seso, la cabeza, todo, ahí murió mi hermana la Esmunda (Tay Balan, 2019). |
Eh eh el soporte de la lámina y todo ahí habían colgado lazos y yo estuve allí y, y estaba como repellado a la pared tiñado de sangre (Tay Balan, 2019). |
De último nos fuimos a la parte Chijocom, Panatzan allí terminó nuestra carrera y ahí nos parpajeamos y ellos se vinieron y yo me quedé (Tay Balan, 2019). |
Chicharon a primera vista podría interpretarse como chicharrón, pero la persona dice la palabra en forma verbal y no la usa como sustantivo. Desea expresar que, al dejar una naranja, un limón u otra fruta al sol, la cáscara se va tostando y luego se arruga; ese proceso se dice en kaqchikel xtz’umuyïr x-Ø-tz’umuy-ïr ‘se puso arrugado y seco’. Si hubiera pretendido usar la palabra chicharrón, hubiera usado otra estructura en kaqchikel, como achi’el chicharrón xkib’än ri láminas ‘las láminas se pusieron como chicharrón’.
En cuanto a la palabra verdión, procede del moderativo raxröj ‘está medio verde’. En el caso de se le deshació, puede derivar de dos procesos: puede proceder de la generalización del sufijo, como en el caso de desapareció, o puede tratarse de una combinación del verbo intransitivo en kaqchikel. Para llegar a una conclusión sería necesario analizar más ejemplos. En el caso de tiñado, también puede tratarse de la generalización del sufijo para formar el participio con un verbo de la primera conjugación del español. Se parpajearon viene de otra derivación, que indica un frecuentativo; en este caso, que sonaron varias veces las alas xerapäp. Se trata de un uso metafórico para mencionar que todos se fueron a sus casas, todos en su rumbo, lo que se forma del sufijo -V1C2 que representa la vocal de la raíz y la segunda consonante, tomando en cuenta que la estructura de las raíces en kaqchikel tiene la forma CVC.
Aspectos sintácticos
La sintaxis se refiere al orden básico, a la estructura fundamental de una oración, que incluye el sujeto, el verbo y el objeto. Los idiomas mayas, con la excepción del ch’orti’, tienen un orden básico de verbo inicial (England, 1999: 114). García Matzar y Sis Iboy (2003) indican que en términos sintácticos existen cuatro patrones de órdenes en los idiomas mayas. Los mostramos a continuación:
Grupo 1 VSO
Rama mam: mam, teko, awakateko e ixil
Rama q’anjob’al: q’anjob’al, popti’ y chuj de San Sebastián
Grupo 2 VOS
Rama yukateka: yukateko, mopan, itzaj y lakantun
Rama q’anjob’al: tojolabal
Rama ch’ol: tzotzil
Rama k’iche’: tz’utujiil de Santiago y San Juan
Rama mam: ixil de Cotzal
Grupo 3 VOS y VSO
Rama wasteka: wasteko
Rama ch’ol: tzeltal
Rama q’anjob’al: chuj de san Mateo, akateko y mocho’
Rama k’ichee’: kaqchikel, k’iche’ y tz’utujiil de San Pedro
Grupo 4 SVO
Rama ch’ol: ch’orti’
El kaqchikel pertenece a los idiomas con orden básico VOS (verbo, objeto y sujeto); sin embargo, es muy flexible, de manera que puede utilizarse casi cualquier orden pues, por características propias del idioma, el uso depende de si se desea enfatizar uno de los argumentos, ya sea el objeto o el sujeto, que se adelantaría al verbo, o por influencia del español, cuando se hace una traducción literal y el orden queda como sujeto, verbo, objeto.2
Español hablado por kaqchikeles entrevistados | Estructura en kaqchikel | Español sin marca |
---|---|---|
“[…] fuera salieron antes ustedes, dijeron” (Tay Balan, 2019). | […] xa ta xixel el antes k’a, xkib’ij | ‘[…] hubieran salido antes, dijeron’ |
“A caso hay que estoy haciendo pues” (Tay Balan, 2019). | A chi el ta k’o tajin ninb’än k’a | ‘A caso estoy haciendo algo pues’ |
“¿Por qué mucho están matando? dice él” (Tay Balan, 2019). | ¿Atux ruma k’ïy tajin yekamisan? ncha’ rija’ | ‘¿Por qué están matando demasiado? dice él’ |
“Aquí no había escuela antes, ähä, hasta mi esposo, lo hicieron la escuela primero” (Calí Peren, 2016). | Wawe’ manaq tijob’äl ojer, ähä, k’a wachijil, xkib’än ri nab’ey tijob’äl … | ‘Antes no había escuelas aquí, hasta mi esposo, hicieron la primera’ |
“[…] él ha nacido de año ١٩٣٥, el ٤ de diciembre, medio año la diferencia” (Calí Peren, 2016). | […] ri ja’ alaxnäq pa ri juna’ 1935 pa 4 richin diciembre, nik’aj juna’ kikojol… | ‘[…] nació el 4 de diciembre de 1935. Tienen medio año de diferencia’ |
Tautología
En el kaqchikel, como en todos los idiomas mayas, se utiliza un recurso denominado tautología, que se refiere a la repetición intencional de frases, oraciones o párrafos. Este recurso lingüístico se usa mucho y es sumamente importante en la cultura maya por razones diversas, como para asegurar que la información que se está expresando quede clara, para dar énfasis emocional, para usar características reconocidas en el discurso formal de las autoridades comunitarias o por razones estéticas (Tedlock, 1983; Sam Colop, 1999). Lo anterior se observa en la repetición que aparece en la siguiente narrativa, donde la tautología se utiliza para enfatizar el sentido de que no quisieron salir cuando empezó la violencia.
Tons así pasó lo dije, ¡ay! ¿Qué te pasó? Pues les dijimos hombre, fuera salieron antes ustedes dijeron, pero no quisimos salir, él no quería salir, mi esposo no quería salir. Caso hay que estoy haciendo pues, “Yo estoy trabajando,” dice él, no sé por qué, ¿Qué pasa, porque mucho están matando? dice él, ¿Por qué Dios mío? “Solo Dios,” dice él, pero, pero no sabe uno ¿Por qué? saber, ahí con mi suegro fui a estar yo (Tay Balan, 2019).
Aparte de tautología, en este mismo texto podemos encontrar expresiones en español que nacen de la sintaxis del kaqchikel. Para una persona hablante de español ajena a la comunidad indígena parece rara la expresión, pero es una variación lingüística regular que tiene que ver con la estructura del kaqchikel que se traslada al español (véase Tabla 10).
Estructura lingüística de las memorias a nivel discursivo
Hemos visto algunas maneras en que la gramática del kaqchikel, en su estructura fonológica, morfológica y sintáctica, ha influido en el uso del español hablado por los sobrevivientes campesinos kaqchikeles. El análisis muestra cómo el español no es simplemente “mal hablado”, como se insinúa incluso en publicaciones oficiales derivadas de los acuerdos de paz y como se afirma con frecuencia de una manera discriminatoria en Guatemala durante el genocidio por la dictadura (French, en prensa). Más bien, el español de los sobrevivientes muestra una influencia profunda del idioma materno maya que está de acuerdo con sus procesos internos lingüísticos y contiene aspectos autónomos de la historia de los kaqchikeles, así como aspectos sutiles de su cosmovisión. En las páginas siguientes se analiza la estructura lingüística de las memorias a nivel discursivo para ampliar el conocimiento de cómo hablan los sobrevivientes kaqchikeles y cómo manejan los conflictos de poder y cultura.
Al documentar los testimonios de los sobrevivientes del genocidio, los conflictos se deben a las desigualdades entre las personas que entrevistan y las entrevistadas. Existen “una serie de protocolos metodológicos y dispositivos técnicos con los que gestionan el encuentro empírico entre el yo conocedor y el otro por conocer” (Sánchez Pérez, 2005: XIV), y son quienes gestionan el proyecto formal los que diseñan la estructura e imponen un orden en el proceso. Los protocolos y el proceso están basados en una epistemología sociocientífica occidental (Baer, 2005), pero se consideran como si fueran “neutrales” y “objetivos”. Asimismo, cuando los conocedores juzgan que “el estilo narrativo de los sobrevivientes mayas campesinos no incorpora una serie de categorías para establecer o calificar los hechos” (CEH, 1999: 60), se muestra que los estilos narrativos nunca pueden ser verdaderamente “objetivos”, porque siempre tienen su base en las culturas de quien escribe o habla. Los sociocientíficos, que son los autores de las encuestas, para documentar testimonios de los sobrevivientes mayas reproducen un estilo narrativo que históricamente proviene de la Ilustración europea. Este estilo ilustrado, supuestamente objetivo, se basa en la cultura y la historia del siglo XVIII, y más específicamente en cómo cuentan sus experiencias los judíos europeos sobrevivientes del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial (Baer, 2005). Argumentamos, pues, que es importante incorporar nuevos marcos teóricos, lingüísticos y metodológicos para el estudio de los genocidios que estén contextualizados en los idiomas y las culturas particulares de cada situación. No existe, entonces, un estándar para el análisis de episodios traumáticos y de crímenes de lesa humanidad.
Estructura de las entrevistas y tiempo lineal
En el nivel de la estructura de las entrevistas, se impone un orden de tiempo bastante cuadriculado. Se parte de una cronología lineal, lo cual es la base principal para relatar en las culturas europea y norteamericana. Se manifiesta como un principio y un final claros (Baer, 2005: 187) a lo largo de la entrevista y la historia de vida, siempre empezando con el nacimiento del testigo hasta el día de hoy. También el enfoque cronológico se manifiesta en el gran énfasis que se pone en identificar datos específicos sobre fechas durante la entrevista formal. Así se ve en los ejemplos siguientes:
Estructura del discurso de la entrevista al iniciar
Entrevistadora: ¿Qué fecha nació usted?
Sobreviviente: 30 de octubre de mil novecientos treinta y ocho.
Entrevistadora: ¿Don José3 puede contarnos usted a cerca de su vida cuando era niño?
Estructura del discurso de la entrevista con fechas a lo largo del testimonio
Entrevistadora: ¿Doña Gabi,4 en marzo de 1980 usted sale?
Sobreviviente: No recuerdo bien si fue en marzo o fue en abril.
Entrevistadora: ¿Pero en los, en el año 80?
Sobreviviente: Lo que sí recuerdo es que en una semana santa ya no estaba, ya no estaba, y como a veces la semana santa sube y baja.
Entrevistadora: ¿Hacia dónde?
Sobreviviente: A veces es en marzo, a veces es en abril.
Entrevistadora: ¿Hacia dónde fue?
Sobreviviente: Eh, a la ciudad capital.
Entrevistadora: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí? (Visual History Archive, s.f).
En el primero de estos dos ejemplos, después de preguntarle al testigo ocular por su nombre completo, se le pregunta en qué año nació. Se observa así la atención detallada en fechas y tiempos a lo largo de todas las historias de vida. En el segundo de los dos ejemplos anteriores se observa que, en tres de los turnos del habla, la entrevistadora hace preguntas relacionadas con el tiempo, en las líneas 1, 3 y 9. En general, la estructura consiste en que la persona que entrevista hace preguntas usando un orden cronológico al que los sobrevivientes deben responder.
Sin embargo, durante las entrevistas los testigos kaqchikeles se resisten a dicha estructura discursiva y a la lógica cronológica, pues utilizan otra lógica para ordenar sus memorias y para recordar la violencia ocurrida en sus comunidades. En el siguiente ejemplo se observa la perspectiva de doña Candelaria, de San José Poaquil, Chimaltenango. Ella no contesta la primera pregunta de la entrevistadora y, por el contrario, toma la palabra para centrarse en temas de mayor interés para ella.
Resistencia a la estructura: una lógica alternativa cultural
Entrevistadora: Doña Candelaria, antes de empezar muchas gracias por darnos su entrevista y recibirnos en su casa. ¿Podría decirnos su nombre completo por favor?
Doña Candelaria: A muchas gra... Buenos días compañeros. Yo agradecí a dios y usted. Primera vez viene aquí con mi con mis casas yo estoy agradecida a dios como dice la palabra de dios dios e to todo tiene que van te van a dar a mi tiene confianza a dios gracias a dios. Primera vez viene usted y yo también y conozco tu persona y usted también no conozco tu vida pero aquí nos conocemos todos somos hermanos gracias a dios que vino con nosotros porque varias compañeras son viudas de la violencia están aquí en Saquitacaj y no se puede formar. Ojalá que se venga unos cinco compañeras para para ver uste tu persona que trabajo estamos haciendo aquí con la Marcelina y la Marcelina también está dando su apoyo aquí en Saquitacaj, no solo aquí en Saquitacaj si no también en San Martín, en varios lugares. Yo la primera primera vez nos conocimos sacamos los cadáver allí, allí nomas y por eso, la gente conoce estamos luchando por los compañeros que falleció. Los secuestraron, lo mataron en diferentes lugares, en frente del río, en el monte ese tiempo, pura lastima hacen la gente que dice que no es gente, puro animales y nosotros sentimos somos seres humanos no se pueden dejar unas personas si da lástima como hacen (llora) a mi esposo en el destacamento todo lo cortaron (señala las piernas) su vida hasta su nariz, su oreja por eso da lástima por eso estoy toy luchando por la gente.
Entrevistadora: ¿En qué año nació usted?
Doña Candelaria: Yo nació en el año mil novecientos cincuenta y cuatro y nació del primero de noviembre. Yo nací de pobreza con mi papá. Mi papá no tiene mucho terreno y mi abuelo también si tiene terreno, pero no le da su herencia a mi papa, sólo tres cuerdas y sufrimos. Yo cuando tengo 4 años, fui a la costa allí están ganando un poco dinero con mi papá. Yo nací primero, nació primero mi hermano, pero se murió. La segunda se murió. Yo soy tercero y luche de las costa, y después mi papá se aburrió mucho de la costa 20 años, 20 años luché con mi papa (Chutá Sirin, 2016).
Vemos en el ejemplo anterior que doña Candelaria, de San José Poaquil, pone su propio orden en la entrevista: comienza con lo que le urge contar, y avanza con un orden de importancia moral y social basado en su comunidad. Es notable que doña Candelaria no contesta de inmediato la pregunta referente a cuál es su nombre. En cambio, empieza danto gracias a su dios y a la entrevistadora, pues es costumbre en cualquier evento formal en las comunidades mayas comenzar con los agradecimientos. A continuación, ella reconoce las relaciones sociales y se centra en contar sus memorias, primero con el personal de la FAFG que hace la entrevista y después con las compañeras viudas kaqchikeles con las que trabaja para recuperar los cuerpos de sus familiares desaparecidos. Cuando termina su turno de hablar, lo hace revelando lo personal y la tortura y asesinato de su propio esposo durante el genocidio. Es decir, el discurso comienza apelando a lo colectivo y termina con una reflexión del ámbito personal. Se demuestra, así, la importancia del ámbito comunitario.
Siguiendo con el ejemplo anterior de doña Candelaria, el conflicto de poder entre las personas interlocutoras y sus lógicas culturales continúa cuando la entrevistadora ignora los comentarios de la narradora y sigue con sus preguntas cronológicas: “¿En qué año nació usted?” (línea 3). Nuevamente, doña Candelaria se resiste a la lógica cronológica. Su contestación se centra en un ámbito diferente, en las experiencias de pobreza vividas con su papá durante la niñez. Doña Candelaria utiliza la entrevista para contar aspectos más concretos que anteceden al genocidio, pero que están relacionados con las formas de violencia y discriminación de los pueblos indígenas desde la formación del Estado. Es esencial en este, así como en futuros estudios, entender las experiencias vitales anteriores a los hechos acaecidos durante el genocidio.
Así, la manera en cómo cuenta doña Candelaria, dentro de una estructura discursiva ajena, refleja un conflicto epistemológico entre la entrevistadora y la entrevistada. Doña Candelaria muestra una perspectiva kaqchikel sobre qué es lo más importante en sus memorias de violencia y genocidio, aspectos que no se reconocen en la metodología ni en los análisis vigentes. Se trata de una falta de comprensión cultural de la cosmovisión maya, la cual se observa en la mayoría de los análisis sobre genocidio y violencia de Estado hasta en los aspectos más fundamentales, las cifras de muertos.
Consecuencias fatales: enfermarse y morirse por tristeza
Las investigaciones sobre genocidio y terrorismo de Estado se basan en la recolección de datos para ofrecer cifras oficiales de crímenes de lesa humanidad. En estas estadísticas se cuenta el número de muertos, el número de masacres y el número de personas desaparecidas para aclarar los hechos más graves (Nelson, 2015). En el genocidio de Guatemala, la CEH (1999) concluyó que hubo aproximadamente 200 000 muertos como consecuencia de la violencia y por lo menos 626 comunidades masacradas por el ejército guatemalteco. Como estos hechos parecen “objetivos”, se ignoran elementos culturales sobre cómo los sobrevivientes cuentan y cómo entienden las consecuencias de esa violencia, incluso en los episodios de mayor crueldad. Entre las personas sobrevivientes mayas se habla mucho de lo que es ponerse enfermo y morirse de tristeza debido a la violencia. Los siguientes ejemplos muestran cómo la enfermedad de tristeza pasa de madre a hijo por la leche maternal. Asimismo, se entiende que la tristeza mata a las personas, aunque hayan sobrevivido a masacres de los militares.
Doña Rosalina: Por mi condición de salud porque uno eh también al estar en el desplazamiento, por las tristezas uno se enferma mucho y esa enfermedad lo reciben los niños a través de la leche materna y a veces nuestros hijos pues se enfermaban mucho y entonces había que conseguir medicina, conseguir medicina (Tuyuc Velásquez, 2015).
Doña Candelaria: Pobre las pers las mujeres y los varones se lo llevaron y ahorita no ningún xxx han encontrado también saber dónde qué lugar lo mataron o no lo mataron solo dios sabe. Es por eso por el tristeza muchas personas ya no están vivas y yo también estoy luchando por la gente pero tal vez cada ratos voy a enfermar porque la tristeza, la golpe (Chutá Sirin, 2016).
Don Manuel: Tonce yo le dije que si es posible trasladamos al hospital o ya no? le dije yo vamos a ver cómo está. Dijeron lo vieron ellos el pulso ya estaba muerta tonce no hay necesidad llevar al hospital al hospital le dije yo pero no nos queda otra cosa, nosotros ya bajamos. Dijeron tenemos que informar, tiene que bajar el juez y la policía decía y ese tiempo que pasó el autoccia a desgracia como yo nunca y la verda jue y me sorprendí por completamente y si es cierto. Bajo el el juez mmm bajo la policía, y que es lo que pasó y yo les dije tal como fue xxx la trauma desde desde la masacre de 1982 y eso nunca se le se le termino con los hijos que se murió le dije yo y así así hicieron el acta fueron la autoccia en la morgue y así así cuando fue la causa de su muerte mi esposa. Tonce es una historia muy grande es la consecuencia de la masacre (Tay Balan, 2019).
Los sobrevivientes kaqchikeles nos enseñan que no se puede únicamente contar el número de fallecidos durante las masacres. En realidad, muchos fallecimientos ocurrieron en los meses y años posteriores a la violencia debido a que muchas personas experimentaron una tristeza profunda. El señor Tay recordaba cómo explicaba a la policía, a los médicos y a los jueces por qué murió su esposa. Para él y su familia, la muerte de la señora no fue un suicidio, sino la consecuencia de la tristeza profunda que sufrió por sus hijos, asesinados por los militares. La conclusión de la autopsia, suicidio, era incorrecta desde su perspectiva como esposo, padre y campesino kaqchikel que vivió esa historia con su familia y comunidad.
Consideraciones finales
Como se aborda en este estudio, existe una tensión sustantiva en el proceso de documentar las experiencias de las víctimas del genocidio porque se trata de un encuentro desigual entre la persona entrevistadora y la entrevistada. En el caso del genocidio en Guatemala, la mayoría de las víctimas y sobrevivientes son indígenas de los pueblos mayas. La desigualdad es aún más acentuada debido al racismo y a la discriminación imperante que ha vivido y continúa viviendo la población de las comunidades mayas años después del conflicto armado (Velásquez Nimatuj, 2014). Nuestro análisis demuestra que se necesita tomar en cuenta otras consideraciones relacionadas con el contexto lingüístico y cultural sobre lo que cuentan los sobrevivientes para así realmente entender los hechos ocurridos. Argumentamos que los análisis del genocidio en Guatemala deben enfocarse en cómo cuentan las víctimas sus historias porque sus relatos conllevan una riqueza lingüística y cultural hasta ahora no conocida. Estas prácticas y creencias han perdurado mucho después (y mucho antes) de enfrentarse a las fuerzas de aniquilación colectiva.
Las aportaciones de este estudio tienen implicaciones para las metodologías utilizadas en lingüística, antropología, sociología e historia. Estas disciplinas se basan en encuestas y en estudios cuantitativos y cualitativos centrados en subjetividades, así como en las narraciones de personas no académicas. Se concluye así que es mejor hacer preguntas abiertas con un protocolo flexible para dejar que las personas entrevistadas cuenten sus vivencias como quieran. De este modo aprenderemos más y mejor, y también se sitúa a entrevistadores y entrevistados en un plano con menor desigualdad y menos divergencias de empoderamiento. Es de suma importancia que los sobrevivientes guíen el discurso en las investigaciones si se quiere lograr plasmar realmente las perspectivas silenciadas de la violencia.