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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.10 no.1 Texcoco ene./mar. 2013

 

Reseña

 

Gerardo Torres Salcido y Rosa María Larroa Torres (coord). 2012. Sistemas agroalimentarios localizados: identidad territorial, construcción del capital social e instituciones.

 

Benito Ramírez-Valverde*

 

México: UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: Juan Pablos Editor. 384 p.

 

* Colegio de Postgraduados, Campus Puebla. Km 125.5 Carretera Federal México-Puebla, Santiago Momoxpan, San Pedro Cholula, Puebla, México. 72760. (bramirez@colpos.mx)

 

El libro consta de una serie de capítulos organizados en una forma coherente, donde se inicia con la parte teórico conceptual, seguida de estudios empíricos de productos específicos bajo el enfoque Sistemas Agroalimentarios Localizados (Sial). Tiene 14 capítulos y una introducción, separados en cuatro partes: 1) la categoría Sial; 2) certificaciones de calidad; 3) identidad territorial de los quesos artesanales; y 4) la acción colectiva y las instituciones en la integración del territorio. Dilemas éticos en las redes de comercio justo.

Un hecho destacable es la participación en el escrito de académicos de cinco países (México, Francia, España, Argentina y Estados Unidos) pertenecientes a nueve instituciones de enseñanza e investigación.

En esta reseña se presentarán algunos puntos importantes expresados por los diversos autores de los capítulos del libro. No se describirán los capítulos ni sus autores en forma detallada, sino que se tomarán las ideas en una discusión general del tema.

El libro se inicia con un capítulo donde se desarrolla el surgimiento del concepto Sistemas Agroalimentarios Localizados (José Muchnik). Éste concepto es de reciente desarrollo, y surge en Europa en el año de 1996 dentro de un contexto de crisis de las sociedades rurales y recrudecimiento de los problemas ambientales y alimentarios. Los sistemas agroalimentarios localizados fueron definidos como:

"[...] Organizaciones de producción y de servicio (explotaciones agrícolas, empresas agroalimentarias, empresas comerciales, restaurantes) asociadas, por sus características y su funcionamiento, a un territorio específico. El medio ambiente, los hombres, sus técnicas, sus comportamientos alimentarios, sus instituciones y sus redes de relaciones se combinan en un territorio para producir una forma de organización agroalimentaria en una escala espacial dada. (Muchnik, 1996; Muchnik y Sautier, 1998:4)"

En el escrito se plantea que el enfoque Sial se caracteriza por: a) la naturaleza interdisciplinaria del enfoque y la diversidad de herramientas conceptuales empleadas; b) la gran variabilidad de situaciones que enfrentan; y c) la creciente demanda institucional del concepto de los Sial como herramienta para guiar los procesos de innovación territorial.

El desarrollo del concepto de los Sial se basó en sus inicios en las escuelas económicas que estudiaban las concentraciones de empresas vinculadas a un territorio. Entre estos enfoques del desarrollo territorial se mencionan el de los Distritos Industriales o clusters, el de los Sistemas Productivos Locales y el de las agroindustrias rurales.

José Muchnik menciona que el concepto se ha utilizado en formas distintas, la primera de ellas se refiere a los Sial como un objeto concreto consistente en un conjunto de actividades agroalimentarias visibles establecidas territorialmente; otra forma de interpretar el concepto es como un enfoque, una manera de abordar el desarrollo de los recursos locales, aunque en realidad él "sistema" no exista y finalmente una nueva forma de utilizar el concepto es como una herramienta de planificación para las instituciones.

El factor determinante en los sistemas agroalimentarios localizados es el vínculo alimento-territorio, considerando territorio como "un espacio socialmente construido, culturalmente identificado e institucionalmente regulado" (López y Muchnik, 1997). Muchnik considera que el territorio funge como "un actor" con cualidades e inteligencia para organizar estrategias colectivas. Y define como inteligencia territorial a la capacidad de reaccionar, de formular y coordinar proyectos. Esta inteligencia colectiva resulta de los diversos actores territoriales interesados, (públicos y privados), y no es la suma de las inteligencias individuales de esos actores.

Dos de los principales problemas en el medio rural mexicano son la pobreza y la desigualdad; y ante la persistencia de estos problemas se han venido realizando propuestas de desarrollo local con mayor participación de los actores. El desarrollo local se considera un elemento importante del desarrollo rural sustentable, y se relaciona directamente con el concepto de territorio, aspectos tratados a lo largo del escrito.

En México, la política agrícola seguida por el estado en los últimos años no ha funcionado, y se manifiesta en los altos niveles de marginación y pobreza; y en el libro, Héctor Alejandro Ramos destaca la necesidad de realizar un análisis a partir de una perspectiva territorial del desarrollo rural, y Gerardo Torres menciona que el enfoque Sial representa la posibilidad de implementación de políticas públicas de combate a la pobreza rural, pero que requiere un acercamiento a la gestión pública, aspecto poco desarrollado en los Sial.

Ante las políticas neoliberales, los productores (al menos algunos grupos) usan diversos elementos, destaca Gerardo Torres, como los lazos familiares, el capital social, la solidaridad, los gobiernos locales elegidos por usos y costumbres, el crédito informal y la valorización de sus productos, aunque esas acciones colectivas locales no interactúen adecuadamente con los gobiernos

El escrito resalta que los consumidores manifiestan nuevas exigencias de alimentación, que se orientan hacia un modelo de consumo respetuoso para la salud y el medio ambiente. Esta situación contribuye a que la construcción de los Sial se realice cada vez más con base en la demanda y en el acercamiento entre productores y consumidores. Además, el consumidor adquiere los productos alimenticios no sólo por sus atributos físicos, ligados al territorio, sino que también selecciona por sus contenidos simbólicos.

En el caso de los Sial, se considera la competitividad solidaria como un aspecto central, por lo que los beneficios económicos deben favorecer a todos los actores de la cadena agroalimentaria de manera equitativa y no sólo a unos cuantos, generando un sistema donde todos ganan.

La indicación geográfica representa una forma concreta de propiedad industrial, que toma en cuenta los elementos distintivos que marcan una diferenciación de un producto en el mercado, considerando su calidad otorgada por las particularidades del origen geográfico. En estas especificaciones se considera aspectos como clima, tipo de tierra y las formas de producción, que en muchos casos se realizan en forma tradicional.

Sobre indicaciones geográficas, se menciona que en Europa hay al menos 600 productos agrícolas, alimentos y bebidas que son comercializados bajo las categorías de Indicación Geográfica Protegida y Denominación de Origen Protegida. En cambio en México, con toda su biodiversidad y cultura se tienen solamente 13 productos con denominación de origen.

La importancia de estas indicaciones geográficas es que puedan proporcionar elementos a los productores agrícolas para generar y apropiarse de un valor añadido de su producción. Como ejemplo sobre las indicaciones geográficas mexicanas, Fernando Cervantes y colaboradores mencionan que los principales argumentos de rechazo hacia los quesos mexicanos artesanales son la falta de inocuidad y adulteración con productos diferentes de la leche, y que específicamente la denominación de origen y la marca colectiva pueden constituirse en un valioso instrumento para eliminar estos argumentos.

En México, los productos con mayor número de denominaciones de origen se ubican en el sur sureste del país, donde se encuentran la mayor parte de los grupos indígenas. Fernando Cervantes y colaboradores consideran que la denominación de origen puede ser una vía para impulsar el desarrollo local de estas áreas.

Otra indicación geográfica en México es la marca colectiva, que distingue en el mercado los productos y servicios colectivos respecto a otros, con el inconveniente de que no aporta una protección completa al contenido geográfico de la marca. Existen varias marcas colectivas, pero pocas en alimentos. En quesos se han registrado dos: queso Cotija y queso bola de Ocosingo. Sin embargo se reconocen más de 33 variedades de queso artesanal propio, por lo que se requiere una valorización de estos quesos, la que puede darse en dos aspectos: a) obtención de indicaciones geográficas, principalmente denominación de origen y marca colectiva; y b) otras actividades relacionadas como el turismo rural.

Es importante analizar si es posible agregar valor a los productos que cuentan con reputación territorial, y en el libro se presentan diversos ejemplos, donde destacan los quesos por la amplitud con que son tratados. Tirzo Castañeda y colaboradores discuten sobre el papel de la proximidad geográfica y organizada en la construcción de una estrategia colectiva vinculada a la industria quesera rural; Alfredo Cesin y Fernando Cervantes escriben sobre la producción de queso en México y su vinculación con el territorio.

Un caso importante de reputación territorial lo constituye el café de la Reserva del Triunfo de Chiapas. En el caso del café, menciona Marie-Christine Renard, su calidad organoléptica y gustativa se puede deber en gran parte a las condiciones propias del territorio donde se produce, considerando esta situación como la combinación de condiciones ambientales y el saber-hacer de sus productores. A éstos se les conoce como cafés de origen. Pero en México, ni las instituciones gubernamentales ni las organizaciones de productores han sido capaces de institucionalizar la certificación ni de darles protección jurídica. Sin embargo, los cafetaleros de esta región lograron crecer y mantenerse debido a tres factores: a) Capacidad de ubicarse en nichos de mercado como café orgánico y comercio justo; b) Colaboración entre cafetaleros y otras organizaciones de productores en el estado y en México; y c) La reputación del café de la región. Por estas razones, el café de esta región requiere una valorización territorial y una protección jurídica del nombre del café para seguir fortaleciéndose y conseguir mayores beneficios para los productores, principalmente porque ellos se encuentran entre los grupos más pobres del país.

En el libro se presenta otra experiencia ubicada en Argentina. Irene Velarde realiza un trabajo sobre cuatro productos siguiendo el enfoque SIAL: vino, tomate variedad platense, carne vacuna y quesos semiduros. La autora manifiesta que este enfoque es muy reciente en Argentina, pero podría contribuir a cambiar la forma de pensar la producción y el consumo de alimentos, teniendo como punto de partida la valorización de los recursos territoriales. Si bien los productos tienen reconocimiento regional o nacional por su calidad, solamente el vino tiene una verdadera identificación con el territorio

En el libro se hacen planteamientos sobre lo que constituye nuevos retos en el estudio de los sistemas agroalimentaria localizados, entre los que destacan la protección al medio ambiente, el desarrollo de las sociedades rurales, la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos. También, en el desarrollo de los escritos presentados en el libro, se mencionan algunos aspectos donde se requiere avanzar, como el acercamiento de los productores a las instituciones académicas, mayores avances teóricos en el método de análisis y mayor capacitación en la elaboración de políticas de desarrollo local.

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