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Agricultura, sociedad y desarrollo
versión impresa ISSN 1870-5472
agric. soc. desarro vol.11 no.4 Texcoco oct./dic. 2014
Diagnóstico de la maquinaria agrícola en Amecameca y Texcoco, Estado de México
Diagnosis of agricultural machinery in Amecameca and Texcoco, Estado de México
Miguel A. Sánchez-Hernández1, Alma V. Ayala-Garay1*, Rocío Cervantes-Osornio1, Martha Garay-Hernández1, Micaela De la O-Olán2, Guillermina Martínez-Trejo2, Noé Velázquez-López1
1 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Campo Experimental Valle de México. Carretera Los Reyes-Lechería, km.18.5. Texcoco Estado de México. 56230. (ayala.alma@inifap.gob.mx) * Autor responsable.
2 Campo Experimental Valle de México. INIFAP. Carretera Los Reyes-Texcoco, km 13.5. Coatlinchán, Texcoco, Estado de México. 56250.
Recibido: septiembre, 2013.
Aprobado: julio, 2014.
Resumen
El objetivo del estudio realizar un diagnóstico de la maquinaria agrícola y obtener el índice de mecanización en la región de Amecameca y Texcoco, Estado de México. Los sujetos de estudio fueron los productores agrícolas beneficiados por programas de gobierno de 1996 a 2006. Se aplicó una encuesta a 133 productores que fueron seleccionados por medio de un muestreo probabilístico estratificado. Los resultados indican que la superficie promedio que utiliza un tractor es menor (27.8 ha tractor-1) a la recomendada por FAO (2011) (50 ha tractor-1); el índice de mecanización en Amecameca y Texcoco es de 6.4 y 4.6 hp ha-1, respectivamente, lo que indica que existe un nivel de mecanización elevado. De acuerdo con Gaytán (2007), el recomendado es de 1 hp ha-1. Se detectó que el nivel de conocimientos para operar eficientemente un equipo agrícola era deficiente; 75.2 % de los usuarios de la maquinaria agrícola dijeron no haber sido capacitados al momento de adquirir un equipo nuevo, mientras que 24.8 % había recibido capacitación general al momento de adquirir su maquinaria. Los conocimientos con que cuentan han sido obtenidos a través del tiempo mediante prueba y error, o conocimientos transferidos por familiares, compañeros o vecinos.
Palabras clave: implementos agrícolas, índice de mecanización, tractores agrícolas.
Abstract
The objective of the study was to perform a diagnosis of the agricultural machinery and to obtain the mechanization index in the region of Amecameca and Texcoco, Estado de México. The study subjects were agricultural producers who benefited from government programs in 1996 to 2006. A survey was applied to 133 producers who were selected through a stratified probabilistic sample. The results indicate that the average surface where a tractor is used is lower (27.8 ha tractor-1) than recommended by FAO (2011) (50 ha tractor- 1); the mechanization index in Amecameca and Texcoco is 6.4 and 4.6 hp ha-1, respectively, which indicates that there is a high level of mechanization. According to Gaytán (2007), the level recommended is 1 hp ha-1. It was detected that the level of knowledge to operate agricultural equipment efficiently was deficient; 75.2 % of the users of agricultural machinery said they had not been trained at the moment of acquiring the new equipment, while 24.8% had received general training at the time of acquiring their machine. The knowledge they have has been obtained throughout time through trial and error, or as knowledge transferred by family members, workmates or neighbors.
Key words: agricultural tools, mechanization index, agricultural tractors.
Introducción
Según datos del INEGI (2012), en el Estado de México, durante 2007 se registraron 533 969 unidades de producción, de las cuales 345 299 (64.7%) realizaron alguna actividad agrícola, pecuaria o forestal y 175 084 unidades de producción utilizaron tractor para realizar sus actividades. Los resultados obtenidos indican que cinco de cada 100 unidades de producción mexiquenses cuentan con tractor propio. De los 8479 tractores que existen en el estado de México, 70.5 % cuenta con más de cinco años de uso, mientras que 27.5 % tiene hasta cinco años de uso en las actividades agropecuarias o forestales. Uno de los problemas ha sido que el mantenimiento y la operación son costosos, ante el alza de los combustibles (Ayala Garay et al., 2011).
Con el fin de buscar el desarrollo del campo mexicano a través de la mecanización agrícola, el gobierno federal y los gobiernos estatales pusieron en marcha diversos programas de apoyo que han tenido como objetivo la capitalización e integración regional de los productores. Dentro de esos apoyos, la mecanización fue un objetivo (Ayala Garay et al., 2010). Durante 2001-2006, el Programa de Mecanización del Campo en el Estado de México fue impulsado por el gobierno estatal; el objetivo fue mecanizar el campo, mediante la adquisición de tractores con implementos agrícolas. Cabe resaltar que en el Estado de México se apoyaron programas relacionados con la mecanización agrícola por medio del Fideicomiso Agropecuario (FIDAGRO) y a través de subsidios. Sin embargo, Durán et al. (2002) mencionan que es necesario analizar si el tipo de maquinaria otorgada es la adecuada a las necesidades del usuario agrícola, pecuario y forestal, según sus condiciones de producción agrícola, ya que ésta debe ser acorde al tipo de trabajo que necesite el productor; esto propicia una mayor eficiencia en las actividades del campo (Segura, 2009). Por otro lado, al comprar un equipo es importante que el agricultor conozca sus características técnicas, con el fin de saber si es el adecuado para las actividades que pretende realizar; así, reducirá los costos de producción, contribuirá al ahorro energético y disminuirá la emisión de elementos contaminantes nocivos para el medio ambiente (Arnal, 2001). Además, para que el equipo sea seguro para el productor, como lo sugieren Arana et al., (2010), se buscan procedimientos para reducir riesgos que pudieran afectar la integridad del operador, los cuales se toman en consideración por los fabricantes de las máquinas, así como el estudio de los métodos de trabajo y la supresión de las causas del riesgo, cuando esto no resulta posible, y el empleo de dispositivos de protección.
Con la finalidad de mostrar las condiciones de la maquinaria y los implementos agrícolas, y tener una herramienta para la toma de decisiones sobre la operación y orientación de futuros programas de apoyo gubernamental, se llevó acabo el "Estudio del parque de maquinaria agrícola en el Estado de México". Éste se desarrolló bajo la supervisión del Comité Técnico de Evaluación de los Programas de la SAGARPA, 2009, en co-ejercicio con el Gobierno del Estado de México (Ochoa Bijarro, 2010).
Se realizó en la región de Amecameca y Texcoco, Estado de México; incluso podría omitirse la palabra región, debido a la importancia agrícola de estas zonas. Se retomó la información obtenida, de ahí que el objetivo de este estudio fue realizar un diagnóstico de maquinaria agrícola y obtener el índice de mecanización en la región de Amecameca y Texcoco, en el estado de México, para presentar una visión del estatus de la mecanización a los tomadores de decisiones.
Materiales y Métodos
Caracterización de la región de estudio
La extensión territorial del Estado de México es de 2 235 680 ha; en 46.30 % de éstas se desarrolla la agricultura (IGECEM, 2011). En 2009 la agricultura de riego ocupó 159 712 ha. Esta superficie se caracteriza por ser terrenos aptos para la mecanización, con aplicación de paquetes tecnológicos que incluyen, además, fertilización y control fitosanitario, entre otras prácticas. Dada su ubicación en los valles más altos del altiplano, las principales limitantes que enfrenta están relacionadas con los factores climáticos. En el resto de la entidad predomina la agricultura de temporal, con una superficie de 748 445 ha (Gaucín, 2007; IGECEM, 2011), caracterizada por bajos niveles tecnológicos en la que prevalece el minifundio con un marcado monocultivo.
La superficie agrícola de riego se distribuye en los Distritos de Desarrollo Rural (DDR) de la siguiente manera: 20.9 %, Atlacomulco; 16.9%, Toluca; 16.6%, Zumpango; 14.2 %, Tejupilco; 8.4 %, Coatepec Harinas; 7.9 %, Texcoco; 7.9 %, Valle de Bravo; y 7.1 %, Jilotepec. Las mayores superficies de riego (punta de riego) se encuentran en Atlacomulco, Toluca y Zumpango, mientras que las tierras de temporal se distribuyen de manera uniforme entre los ocho distritos, acorde con la superficie agrícola total que se presenta en cada uno de éstos (Rodríguez Carreón, 2007).
Para 2007 la producción de granos básicos (maíz, frijol y trigo) ocupaba la mayor parte de la superficie sembrada del estado, con 67.6 % (613 855 ha), siendo el maíz el cultivo con la más superficie (586 845 ha) (Gaucín, 2007; IGECEM, 2011).
Características regionales
Región Amecameca
El Municipio de Amecameca se localiza en el sureste del Estado de México en la Región X. Se integra por 13 Municipios y se sitúa en las faldas de la Sierra Nevada, dentro de la provincia del eje volcánico y la cuenca del Río Moctezuma-Pánuco; colinda, al norte, con el Municipio de Tlalmanalco; al sur, con los Municipios de Atlautla y Ozumba; al este, con los Municipios San Nicolás de los Ranchos y Tochimilco, pertenecientes al Estado de Puebla; y al oeste, con el Municipio de Ayapango y Juchitepec, enmarcado en las siguientes coordenadas geográficas extremas: N 19°03'12", S 19°11'02", E 98°37'34" y O 98°49'10" (Figura 1). Cuenta con una superficie de 18 172 ha, que representa 0.8 % del territorio estatal, ocupando el lugar número 44 por su extensión territorial (PMDUA, 2010).
La clasificación climática elaborada por el Instituto de Geografía de la UNAM indica que esta zona es de tipo C (w2) (w)-"Templado subhúmedo con lluvia de verano el más húmedo, y con lluvia invernal menor de 5 %" (PMDUA, 2010). En cuanto a la precipitación pluvial promedio se establece en 1200 mm anuales; la temporada de lluvias empieza a finales de mayo y a principios de junio, y termina en octubre. El municipio forma parte de la región hidrológica del Valle de México, originada fundamentalmente por aguas de deshielo de los volcanes (PMDUA, 2010).
Los suelos de Amecameca son escasos en materia orgánica y muy susceptibles a la erosión; son de origen volcánico y no retienen mucha agua. Las unidades de suelo características de esta zona se dividen en cuatro tipos: litosoles, and osoles, cambisoles y fluvisoles.
Aprovechamiento actual del suelo
El municipio de Amecameca es principalmente forestal en más de la mitad de su territorio, y sólo 4 % es zona urbana; más de una tercera parte es de actividad agropecuaria y una pequeña es de pastizales y zonas erosionadas. El municipio tiene aproximadamente 9000 ha de bosque, de las cuales 5000 pertenecen a bienes comunales de la región y las restantes son de pequeña propiedad (PMDUA, 2010) (Cuadro 1).
La actividad agropecuaria ha disminuido en los últimos 20 años; sin embargo, sigue siendo una actividad de la que depende 28 % de la población. En cuanto a la tenencia de la tierra, la mayoría pertenece a la propiedad privada (98 %, aproximadamente).
El principal cultivo es el maíz, con 3357 ha y un rendimiento de 3.41 ton ha-1; le sigue, en orden de importancia: alfalfa, trigo, avena, forrajes, verduras y legumbres (IGECEM, 2011).
Región Texcoco
El municipio de Texcoco se localiza en el oriente del Estado de México y forma parte del Valle Cuautitlán-Texcoco (VCT), así como del área metropolitana de la Ciudad de México en el oriente. Se ubica a 23 kilómetros del Distrito Federal en la zona nororiente del Estado. Limita al norte con los municipios de Atenco, Chiconcuac, Chiautla, Papalotla y Tepetlaoxtoc; al sur, con Chimalhuacán, San Vicente Chicoloapan, Ixtapaluca y Nezahualcóyotl; al este, con el estado de Puebla y Tlaxcala; y al Oeste, con Ciudad Nezahualcóyotl (Figura 1) (Moreno Sánchez, 2007).
Según el gobierno del Estado, la superficie es de 428.53 km2, en la cual habitan 204 102 habitantes (INEGI, 2000). La cabecera municipal concentra más de 105 000 habitantes; es, por tanto, una ciudad media y en sus diversas comunidades concentra el resto de la población en un total de 53 delegaciones, pueblos y rancherías, con una densidad de 40 534 hab/km2, la cual es menor con respecto a la del Estado de México, que es de 610.25 hab/km2.
Muestreo
La metodología empleada en esta investigación se basó principalmente en trabajo de campo. La herramienta principal fue una encuesta con preguntas de carácter cuantitativo y cualitativo, la cual se aplicó durante 2010. Los sujetos de estudio fueron productores agrícolas del Estado de México, beneficiarios de 1996 a 2006 por programas de gobierno, como Alianza para el Campo, Diesel Agropecuario, FIDAGRO, proveedores de maquinaria agrícola, FIRA, FIRCO, Financiera Rural, SAGARPA y ayuntamientos. Para la aplicación de los cuestionarios se realizó un muestreo probabilístico estratificado, el cual garantizó una precisión de 10 % y una confiabilidad de 85 a 95 %. Al tamaño de la muestra se le agregó 30 % más, donde se consideraron los reemplazos necesarios; además, cada área geográfica que ocupan los DDR de la Delegación Federal de la SAGARPA conformó un estrato. Las unidades muestrales que conformaron cada estrato fueron seleccionadas empleando un método aleatorio simple.
Para la región Amecameca y Texcoco el tamaño del estrato fue de 62 y 71 productores, respectivamente. Para dar cumplimiento a los objetivos de este estudio, el trabajo se divide en las siguientes secciones:
Características de las unidades de producción y de los productores. Para caracterizar a los productores, la información que se obtuvo de los cuestionarios fue analizada con la ayuda de estadísticas descriptivas y se soportó con una investigación documental.
Manejo y uso de equipos. Este apartado se subdivide en cinco secciones y tiene la finalidad de mostrar la forma en que se seleccionó el equipo, la capacitación y el servicio posventa:
a) Selección de equipo
b) Capacitación para la adquisición y operación
c) Lugares de protección para los equipos
d) Existencia de talleres de reparación
e) Abandono de equipos agrícolas
Características de los equipos agrícolas. Enfocado al tipo de equipos agrícolas con que se cuenta y sus principales características, se dividió en dos secciones en:
a) Implementos
b) Tractores
Índice de mecanización. Se calcula al dividir la potencia disponible (hp) entre el número de hectáreas laborables de una región (ha), sus unidades (hpžha-1). La potencia disponible se obtiene al sumar la aportación de potencia de cada uno de los tractores y demás equipos automotores utilizados en las actividades agrícolas.
Resultados y Discusión
Características de las unidades de producción y de los productores
A continuación se presentan las características de los productores que fueron seleccionados y beneficiados por los programas de gobierno en Amecameca y Texcoco. El rango de edades fue de 30 a 85 años.
Cinco declararon edades de 30 a 39 años y 15, de 61 a 85. Estos productores conforman 15 % de la muestra; 85 % dijo tener entre 40 y 60 años. El promedio fue 50 años, por lo que se consideran productores con una edad productiva apropiada. El nivel de estudios registrado fue desde primaria incompleta hasta licenciatura. La mayor frecuencia fue para primaria completa, con 26 casos. Cabe resaltar que autores como Damián Huato (2007) señala que la apropiación de tecnología agrícola, la edad y el nivel de escolaridad, son variables con alto impacto en el desempeño de las actividades, ya que puede repercutir en la adopción de nuevas tecnologías. Por lo anterior, se corroboró que los que tienen mayores estudios y una edad menor a 50 años (54 %) son los que buscan obtener mayores apoyos para sus unidades de producción.
Del total de unidades de producción visitadas, 89 % se caracterizan por ser agrícolas, 10 % de las mismas se dedican a las actividades pecuarias y sólo 1 % se dedica a la producción forestal.
De acuerdo con los resultados obtenidos, los principales productos cultivados son maíz (Zea mays), cebada (Hordeum vulgare) y avena (Avena sativa) que, en su conjunto, aportan 93 % de la superficie cultivada (Figura 2). De acuerdo con Espinoza et al. (2005), el estado de México tradicionalmente había sido uno de los mayores productores de maíz a nivel nacional, llegando a destinar hasta 80 % de su superficie agrícola a la producción de este grano.
La producción resulta proporcional con respecto a la superficie cultivada, ya que el maíz ocupa el primer lugar (62 %), seguido de la avena (26 %), la cebada (8 %) y el frijol (1 %).
Manejo y uso de equipos
Selección de equipo
La selección adecuada de la maquinaria debe ser primordial para el productor. Esta selección está en función de cuestiones técnicas, que consideran: tipo de suelo, pendiente del terreno, tamaño de la unidad de producción, tipo de cultivo, labores a realizar, entre otros; cuestiones económicas, como costo de adquisición del equipo; cuestiones comerciales, como diferentes marcas y modelos de equipos, seguridad y características internas y externas de éstos (Negrete et al., 2013).
En este trabajo se encontró que la selección de equipo por parte del productor está en función de diferentes aspectos; por ejemplo, 36 % mencionó que con base en la experiencia con la marca, seguido de las especificaciones del tractor (25 %), por el costo y la forma de pago (15 %), por el consumo de combustible y las recomendaciones (8 %), por otras razones, como son el modelo o la necesidad (6 %) y, finalmente, por asistencia técnica (2 %) (Figura 3). Por lo anterior, es importante que el productor considere otros aspectos que estén relacionados con el tipo de unidad de producción.
Capacitación para la adquisición y operación de equipos
Para determinar qué tipo de equipos adquirir, el productor no se asesora y no tiene el conocimiento para ver la tendencia de la agricultura, y son pocos los que buscan nuevas tecnologías; por tanto, buscan nuevos implementos que ayuden a hacer nuevas opciones en el campo. Por ello, un productor con un arado de discos, una rastra y una sembradora, es un productor con un sistema de producción convencional, de altos costos de producción, dañando el suelo y perdiendo humedad.
Se detectó que el nivel de conocimientos requeridos para operar eficientemente una maquinaria o equipo agrícola era bajo; 75.2 % de los usuarios de la maquinaria agrícola dijeron no haber sido capacitados al momento de adquirir un equipo nuevo, mientras que el otro 24.8 % había recibido capacitación muy general al momento de adquirir su maquinaria. En general, los conocimientos con que cuentan han sido adquiridos a través del tiempo a prueba y error o mediante conocimientos transferidos por familiares, compañeros o vecinos.
De los productores encuestados, 90.9 % tiene un arado de discos y 13.5 % cuenta con un subsuelo, pero la mayoría lo utiliza para roturar el suelo y después barbechar con el arado de discos. Sólo 8.3% utiliza un sistema de mínima labranza, es decir, rotura y rastrea antes de la siembra. El otro 9.1 % que no trabaja con los arados de discos, se desempeña principalmente en invernaderos.
Existencia de talleres de reparación
No existen talleres de reparación especializada cerca de las regiones. Estos tipos de talleres están localizados en las grandes ciudades, como en el caso de los centros de acopio o centros de venta de producción en Texcoco y en las regiones cercanas a la Ciudad de México. En la zona de Texcoco y Amecameca, 45 % de los productores acude a la Ciudad de México, por la variedad de refacciones, y otro 55% acude a las distribuidoras de Texcoco. El primer caso trae consigo un retraso de hasta de 20 días en las reparaciones por la inexistencia de las refacciones, traslados con las máquinas o implementos en mal estado.
Lugares de protección para los equipos
Dentro de la muestra de productores encuestados se encontró que 33 % cuenta con estructuras para proteger su maquinaria: sin embargo, éstas son sencillas y sólo la protege del sol y la lluvia. El resto de los productores que no tienen alguna estructura para proteger sus máquinas (67 %) las tienen a la intemperie, sin piso firme o pavimento para su estacionamiento o el guardado de sus máquinas.
Abandono de equipos agrícolas
En Texcoco (16.55 %) y Amecameca (6.21 %) se observó el abandono de los equipos agrícolas por el mal estado que presentan, ya sea por poco o nulo mantenimiento, falta de refacciones originales o el alto costo de las mismas y el tiempo en que tardan las distribuidoras o refaccionarias en tenerlas disponibles; es decir, el servicio posventa es ineficiente.
Para evitar estos contratiempos algunos productores realizan ajustes (caseros) de manera inapropiada, tales como colocar piezas de fabricación austera o sencilla en comparación con el material del implemento original, o bien someten al equipo a soldadura eléctrica, ocasionando deformaciones al implemento por el alto grado de calor que la soldadora utiliza. Posteriormente, al utilizar refacciones originales y por los cambios ocasionados al equipo, éstas ya no se instalan de manera correcta, por lo que se opta por desecharlos.
El equipo o implemento que más se abandona es la rastra, y la causa de ello es el alto costo de reemplazo de los discos dado que, si la rastra se utilizó de manera correcta, su desgaste ocurre en la totalidad de éstos. El siguiente equipo abandonado es el arado de discos que recae en el mismo caso de la rastra; es decir, desgaste de los discos, mencionando que el costo de uno de éstos es más elevado. Los otros equipos son sembradoras y empacadoras; en las primeras se presenta desgaste en sus ejes de transmisión mecánica y deterioro de los botes o contenedores de semilla y fertilizante, mientras que en las segundas el problema ocurre en el mecanismo de amarre y en el cortado del material de amarre, el cual es altamente costoso y difícil de adquirir por piezas.
El abandono de los tractores también ocurre, principalmente por su costo de reparación, en particular la del motor, además de que son tractores con muchos años de trabajo y que sus refacciones son muy escasas o ya no existen, por lo que el productor opta por abandonarlos; 13 % de las unidades de producción visitadas tenía algún tractor ya en desuso.
Características de los equipos agrícolas
Del total de unidades de producción visitadas se encontró que, en promedio, cada unidad cuenta con un equipo de maquinaria, que pueden ser un surcador, una sembradora, un motocultor, una motobomba, un tractor, una aspersora de mochila, un arado o un subsuelo. Los valores entre las regiones son similares, ya que las condiciones de producción de estas zonas también son semejantes (Cuadro 2). En este cuadro se muestra que el número de implementos agrícolas por unidad de producción es bajo. Cada proceso de producción, en maíz por ejemplo, requiere al menos de los siguientes equipos: tractor, arado, rastra, sembradora, cultivador y cosechadora. Éstos deberían estar al alcance del productor agrícola.
Cabe hacer mención que lo importante no es el número de maquinaria ha-1, sino que este equipo sea el adecuado para las actividades agrícolas de cada unidad de producción.
Implementos
La disposición de implementos en cada región es variable, según los datos de las encuestas en campo. El principal implemento fue el arado de discos, con 27 % en sus diferentes versiones (3, 4 y 5 discos), siguiéndole la rastra de discos, con 23.5 %, también en diferentes versiones (18, 24 y 28 discos) y, como tercer lugar, la sembradora de granos, con 12.5 %; posteriormente está la cultivadora, con 9 %. El resto de los equipos encontrados se consideran menos usados o poco comunes, dependiendo del nivel tecnológico del productor; por ejemplo, el subsuelo en sus diferentes versiones y las aspersoras fueron implementos que destacaron poco (Figura 4). Es decir, se le ha dado poco apoyo o los productores que no han mostrado interés en adquirir equipos de labranza, de postcosecha y de control fitosanitario.
Tractores agrícolas
Los agricultores de Amecameca y Texcoco utilizan tractores de 70 a 89 (52.2-66.4 kW) caballos de fuerza.
Los tractores de 31 a 49 (23.1-36.5 kW) y menores a 30hp (<30hp) son los menos utilizados (Figura 5). De acuerdo con Hernández Hernández (2011), los tractores con potencias de 50 a 60 hp (37.2 a 44.7 kW) deberían de ser los más utilizados, ya que son los adecuados para esta zona por las condiciones de tamaño de las unidades de producción.
El 13 % de los tractores de la región tiene más de 20 años de vida; por lo mismo, los productores demandan mayores reparaciones para su mantenimiento y servicio (Figura 6).
La mayor parte de los tractores que anualmente se incorporan al parque de maquinaria están destinados a la renovación de equipos obsoletos (Negrete et al., 2012). De acuerdo con los resultados obtenidos, los tractores que tienen menos de cinco años de vida son los que tiene una potencia superior a 70 hp. De acuerdo con Ochoa Bijarro (2010), en los últimos años las empresas de tractores han detectado que el mercado predominante en México son los tractores de 60 hp en adelante, tractores de menor capacidad son considerados huerteros o de categoría I, no aptos para trabajo a campo abierto, por lo que el productor adquiere un tractor promedio de 70 hp o más, aun cuando tiene menos superficie que hace 20 años.
Por esto, se debe considerar el nivel de uso que se dará a la maquinaria agrícola, ya que depende del tipo de cultivo y del tipo de labranza que se maneje, entre otros factores. El sistema es convencional por las actividades reportadas. Este sistema demanda más actividades de mecanización como se observa en la Figura 7, donde el barbecho representa el mayor número de horas promedio (14 %), seguido del rastreo, la siembra y la cosecha (11 %).
Marcas predominantes
Las marcas predominantes son: New Holland, John Deere, Ford y Massey Ferguson. Estas son las más utilizadas en la región de estudio y representa en su conjunto 96 % del total (Figura 8).
Destaca la presencia de tractores Ford en la región, equipos con más de 20 años de vida, ya que éstos se comercializaban en el mercado mexicano desde 1991 (CNH, 2012); 4 % corresponde a otros equipos, como marca Case, McCormick, Challenger, Sidena, Olinko y Foton, los cuales son importados. Respecto a algunas de estas marcas, los usuarios mencionaron que tuvieron dificultades en el funcionamiento de los tractores, así como un mal servicio posventa, ya que no tuvieron el respaldo de sus vendedores.
Cabe resaltar que, de acuerdo con Ayala et al. (2012), en el apoyo para la adquisición de maquinaria dentro del Programa de Apoyo a la Inversión en Equipamiento e Infraestructura de la SAGARPA se pidió que los equipos contaran con una certificación de la calidad por el Organismo de Certificación de Implementos y Maquinaria Agrícola (OCIMA), con el fin de que se garantizara que los equipos cumplían con estándares establecidos por las normas mexicanas referentes a los procesos de producción, funcionamiento y servicio posventa (Ayala et al., 2010); sin embargo, en el Estado de México esto no se pidió. La importancia de la certificación es que se garantiza el servicio posventa y la capacitación al usuario final. Durante el trabajo de investigación se observó que un problema de los equipos tanto importados como nacionales es el servicio posventa, ya que 23% de los entrevistados mencionó que el servicio por parte de los vendedores no fue el adecuado, pues no tuvieron una capacitación y tuvieron complicaciones para hacer válida las garantías de sus equipos.
Índice de mecanización
En Amecameca y Texcoco se encontró que existe una relación promedio de 2.5 implementos por tractor. Este dato indica que se carece de implementos y que el tractor está subutilizado, lo cual no lo hace rentable. Por lo anterior, y sin considerar el tipo de implementos con los que se cuente, el productor solo puede realizar dos o tres actividades con su tractor y para el resto requiere conseguir o rentar el implemento faltante, por lo que la clave es buscar un balance entre el tractor con sus implementos.
La superficie promedio de la unidad de producción empleada para laborar las unidades de mecanización (tractor implemento) están por debajo (27.8 ha tractor-1) de la recomendada por FAO (2011) (50 ha tractor-1). El índice de mecanización en Amecameca y Texcoco es de 6.4 y 4.6 hp ha-1, respectivamente, lo que indica que existe un nivel de mecanización elevado; de acuerdo con Gaytán (2007) el recomendado es de 1 hp ha-1. De este modo se observa que hay tractores con mayor capacidad de la que realmente se necesita (Cuadro 3). Esto podría representar un aumento en los costos de producción, ya que es bien sabido que el consumo de combustible se incrementa para tractores con mayor potencia. Además, si el tractor es más grande, el rendimiento efectivo puede ser afectado cuando se usa en superficies pequeñas por el tiempo que se pierde en las vueltas.
De acuerdo con Palacios y Ocampo (2012), el uso de tractor ha sido un factor importante para desarrollar la noción de competitividad al imponerse la idea de que el uso de los tractores permite poner a trabajar tierra que no había sido utilizada para inducirla a la producción; asimismo, al disminuir costos de producción, posibilita vencer la escasez estacional de mano de obra y liberar trabajo en periodos críticos para otras tareas productivas. Sin embargo, el uso de tractor debe ser acorde con las características de las unidades de producción, pues de acuerdo con Negrete et al. (2013), a nivel de predio, región y país debe existir una relación armónica de capacidad de trabajo y costos entre la demanda de tractores y de máquinas de los sistemas productivos y la disponibilidad de éstas. La sobremecanización causa un aumento de los costos fijos o de propiedad con la consiguiente menor rentabilidad, así como de la cesantía rural; de ahí la importancia de que el tractor sea el adecuado para la unidad de producción.
Conclusiones
• En la región de estudio existen pocos implementos, por lo que el tractor está subutilizado.
• La disposición de implementos en cada región es variable, según los datos de las encuestas en campo. El principal implemento fue el arado de discos, con 27 % en sus diferentes versiones (3, 4 y 5 discos), siguiéndole la rastra de discos con 23.5 %, también en diferentes versiones (18, 24 y 28 discos) y, como tercer lugar, se encuentra la sembradora de granos, con 12.5%. Posteriormente se encuentra la cultivadora, con 9%; el resto de los equipos encontrados se consideran menos usados o poco comunes, dependiendo del nivel tecnológico del productor. Por ejemplo, el subsuelo en sus diferentes versiones y las aspersoras fueron implementos que destacaron poco.
• La superficie promedio que utiliza un tractor es menor (27.8 ha tractor-1) a la recomendada por FAO (2011) (50 ha tractor-1). El índice de mecanización en Amecameca y Texcoco es de 6.4 y 4.6 hp ha- 1, respectivamente, lo que indica que existe un nivel de mecanización elevado ya que, de acuerdo con Gaytán (2007), el recomendado es de 1 hp ha- 1.
• En cuanto a las marcas predominantes se observó que tanto en Amecameca como en Texcoco, New Holland es la marca más utilizada y representa, con 46 % y 41 %, respectivamente. Cabe señalar que 36 % de los productores seleccionan el equipo con base en la experiencia con la marca.
• La información existente en la base de datos que manejan las autoridades operantes de los programas de apoyo es incompleta, lo que dificultó el trabajo de campo.
• Se detectó que el nivel de conocimientos requeridos para operar eficientemente una maquinaria o equipo agrícola era deficiente; 75.2 % de los usuarios de la maquinaria agrícola dijeron no haber sido capacitados al momento de adquirir un equipo nuevo y el otro 24.8 % había recibido capacitación general al momento de adquirir su maquinaria.
Literatura Citada
Arana, I., J. Mangado, P. Arnal, S. Arazuri, J.R. Alfaro, and C. Jarén. 2010. Evaluation of risk factors in fatal accidents in agricultura. Revista Española de Investigaciones Agrarias 8(3): 592-598. [ Links ]
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