Introducción
El cambio climático repercute en una mayor frecuencia de eventos extremos de temperatura y precipitación pluvial que se traduce en sequías e inundaciones más frecuentes y, a su vez, afecta directamente en el sistema alimentario, reduciendo la disponibilidad de alimentos e incrementando la desigualdad del acceso a sectores desfavorecidos de la población; si a esto añadimos variables socioeconómicas del manejo de riesgo en vías de acceso e instalaciones obtendremos un efecto más relacionado con los estratos económicos y los grupos originarios (The global food and security programme, 2015).
Los riesgos ante el cambio climático se dan por la interacción de tres factores, la amenaza, la vulnerabilidad y la exposición de las personas o los ecosistemas; la amenaza incluye procesos breves como una intensa tormenta hasta tendencias lentas como sequías prolongadas o aumento del nivel del mar, mientras la vulnerabilidad y la exposición son sensibles a un amplio rango de procesos sociales y económicos que pueden tener incrementos o decrementos, según la forma de acceso al desarrollo (IPCC, 2014).
Desde la agroecología el concepto de la resiliencia se asoció al cambio climático. En primer término, desde los agroecosistemas, como un atributo que está en función del nivel de diversidad y materia orgánica en el suelo. Actualmente, en una visión más amplia, la resiliencia es la habilidad del sistema para absorber perturbaciones o la rapidez para recobrarse de disturbios climáticos y en una aplicación del término se crea la resiliencia social como la habilidad de las comunidades para mantener la estructura social ante shocks externos (Altieri et al., 2014).
Norris et al. (2008) afirma que existen dos propiedades importantes en la definición de resiliencia en la literatura: 1. La resiliencia es mejor conceptualizada como habilidad o procesos que como un producto; 2. La resiliencia es mejor conceptualizada como adaptación que como estabilidad.
La resiliencia tiene al menos tres formas de expresión reconocidas por varios autores; en primer lugar, como la capacidad de reaccionar eficientemente a un evento dado. En una segunda acepción también se acepta como la capacidad de recuperarse rápido del evento y en una tercera acepción se asume como resiliencia, y mantener las funciones vitales o estructurales a pesar de estar ante un evento (Morecroft et al., 2012).
Las acciones recientes en Latinoamérica de adaptación al cambio climático incluyen acuerdos de conservación y manejo comunitario de áreas naturales, además de contar con variedades de cultivo resiliente, pronósticos del clima y manejo de agua (IPCC, 2014).
Sin embargo, falta atención al estudio de resiliencia al nivel de las organizaciones nacionales e internaciones, especialmente al contexto económico y político (Blesh y Wittman, 2015).
Durante la búsqueda por publicaciones sobre resiliencia que estén al alcance de las organizaciones sociales y técnicos de campo se encontró que el concepto como tal ha sido revisado ampliamente desde diferentes ángulos y niveles de profundidad, como lo muestran, por ejemplo, Matzenberger (2013), Rutter (2006) y Folke et al. (2010). Otros trabajos recientes son las compilaciones hechas por instituciones o personas interesadas en comunicar resultados de investigación o posturas al respecto de temas relacionados con resiliencia individual, familiar o colectiva.
Por tanto, el motivo de esta revisión fue avanzar en cómo participar y modificar nuestra posición epistémica en el desarrollo de alternativas para mejorar la resiliencia del sector agrícola, campesino e indígena de una forma horizontal y colectiva, en el entendido que los sistemas son complejos y diversos.
El propósito de este artículo es analizar diferentes enfoques del concepto de resiliencia en publicaciones que revisan casos y experiencias para explorar qué efecto pueden tener las propuestas y cuál es el papel de las organizaciones campesinas e indígenas.
En este momento en que se necesita más esfuerzo de facto, para alcanzar los compromisos acordados en las medidas para mitigar el cambio climático (UNEP, 2015) resulta relevante visibilizar el nivel de propuesta de las organizaciones sociales al respecto, así como contrastar con las publicaciones institucionales en un intento de agruparlas.
Método
Se seleccionaron un total de doce trabajos sobre resiliencia que tienen relación con eventos extremos causados por el cambio climático, de los cuales cuatro son de compilación, dos de opinión, dos de revisión, uno de debate y tres conceptuales.
A continuación se presenta una pequeña descripción de los textos seleccionados. La compilación de Cárdenas (2010), a pesar de que no considera el término resiliencia, fue seleccionado porque presenta trabajos hechos en México y proporciona datos en varios aspectos del cambio climático y opiniones desde el deber de las instituciones relacionadas con el tema. La compilación de Altieri y Nicholls (2013) cuenta con trabajos de autores reconocidos en la academia en el área de agroecología. En Andrade et al. (2010) son trabajos sobre uso de la biodiversidad y servicios de ecosistemas como parte de una estrategia de adaptación a los efectos del cambio climático. Del Villar et al. (2011) se dedica al tema de preparación jurídica de México en materia de cambio climático. Los de opinión, el de Grain (2011) es una crítica a la agroindustria. Smith y Vivekananda (2009) se dedican a entender y proponer cómo el tercer mundo se adapta al cambio climático, temas como migración y gobernanza se encuentran allí. Claeys y Delgado (2015) analizan la trayectoria de los movimientos sociales de 2007 a 2015 respecto al proceso de la United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC); por ejemplo, la crítica a las iniciativas del mecanismo “Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+)” explora los retos en relación con las políticas globales del clima en el futuro. Biodiversidad, sustento y culturas y colaboradores (2010) proponen un análisis a la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático (COP15) en donde participan la vía campesina y grupo semillas acción ecológica, entre otros.
La forma de análisis fue mediante categorías (enfoque del texto, componente social, discurso hegemónico y papel de las organizaciones campesinas e indígenas).
En la discusión de resultados se destaca la relevancia del sujeto, del sentido en que se mueve el conocimiento y cómo desde la epistemología podemos acercarnos al cómo de la transformación social para reducir los efectos nocivos del cambio climático.
Resultados y Discusión
Los resultados encontrados dicen que todas las publicaciones incluyen un componente social; en el caso de las compilaciones aplica para algunos de los autores. En cuanto al discurso hegemónico tenemos que cuatro pueden considerarse dentro de este; dos trabajos conceptuales están posicionados de tal manera que pueden usarse en ambos discursos y por esta razón se consideró como no aplica (NA) (Cuadro 1).
Primer autor y Año | Enfoque | Incluye componente social | Discurso hegemónico | Papel de las organizaciones campesinas e indígenas |
Cárdenas, M. J., 2010 | Ecología (compilación) | Si | Si | Receptores |
Del Villar Arias, 2011 | Legal y políticas públicas (compilación) | Si | Si | Receptores |
Altieri y Nicholls, 2013 | Agroecología (compilación) | Si | No | Sujetos |
GRAIN, 2011 | Agroecología (opinión) Relación naturaleza-sociedad. | Si | No | Sujetos |
Constantino, 2011 | Análisis de sistemas complejos (conceptual) | Si | - | - |
Claeys y Delgado, 2015 | Justicia climática (revisión) | Si | No | Actores principales |
Smith y Vivekananda, 2009 | Gobernanza (revisión) | Si | Si | No específica |
Andrade Pérez, Herrera Fernández y Cazzolla Gatti, 2010 | Ecología (compilación) | Si | Si | No se visibilizan |
Biodiversidad, sustento y culturas, et al., 2010 | Análisis de la realidad (debate) | Si | No | Líderes |
Altieri, 2014 | Agroecología (conceptual) | Si | No | - |
Pelling, 2011 | Sociología (conceptual) | Si | - | - |
En cuanto al papel de las organizaciones campesinas e indígenas se identificaron cinco categorías. Únicamente en el caso de Smith y Vivekananda (2009) no se identifica un rol; más bien el autor cuida que en su enfoque no especifique un papel claro para las organizaciones mencionadas. El primer rol en el Cuadro 1 es: receptoras; en este caso están Cárdenas (2010) y Del Villar Arias et al. (2011), donde la inclusión del componente social desde un discurso hegemónico hace que las organizaciones campesinas e indígenas sean en quien se deposite conocimiento e instrucción que fluye desde la legalidad, las políticas públicas, el conocimiento científico y proviene de las instituciones rectoras encargadas en México de estos casos.
Un segundo papel encontrado es: sujetos. Aquí se encuentra Altieri y Nicholls (2013) y GRAIN (2011), en donde las organizaciones son quienes llevan a cabo actividades, comparten conocimiento y ejercen una voluntad de actuar y decidir. En la revisión de Claeys y Delgado (2015) el papel de las organizaciones indígenas y campesinas va más lejos; son actores principales porque se habla de su contribución en el debate del cambio climático, en contraste con la compilación de Andrade Pérez et al. (2010) porque, a pesar de que incluyen algunos aspectos sociales, las organizaciones campesinas e indígenas no se visibilizan. Finalmente, en el papel de líderes, en el trabajo de Biodiversidad, Sustento y Culturas, las organizaciones son autoras; ellas hacen el análisis, la crítica y las propuestas del tratamiento que se da al tema de cambio climático actualmente.
Según lo anterior se puede visibilizar qué publicaciones van por un diálogo y quiénes se consideran poseedores del conocimiento para compartir o aplicar. En un intento por generalizar en esta búsqueda de literatura realizada, quedan de la siguiente manera: cinco autores buscan el análisis, dialogo horizontal, ser actores y autores, mientras los cinco restantes pretenden instruir y siguen el discurso cientificista y vertical de posesión del conocimiento. Este resultado se puede ver como una conquista de 50 % en los espacios de divulgación desde las organizaciones campesinas e indígenas. Sin embargo, aún se tiene que la mitad de las publicaciones terminan sirviendo al pensamiento hegemónico, en el sentido de que la verticalidad de la estructura económica mundial imperante no facilita el diálogo, dado que fomenta el distanciamiento social (Freire, 2001).
Por tanto, la fuente del conocimiento está clara, pero ¿a dónde va?, ¿cuál conocimiento se encamina a la transformación?, ¿en qué búsqueda de resiliencia está la fuente promotora de la seguridad y la protección que se incluye en el modelo de individualismo y consumismo del discurso dominante?
Recuperar al sujeto pensante desde todas sus facultades es el reto. El proceso de cambio de las sociedades latinoamericanas tiene sus repercusiones inmediatas y sus implicaciones a más largo plazo. La tendencia del campesinado de algunos países, al diferenciarse y organizarse como un sector específico de intereses sociales, se manifiesta en la emergencia de vigorosos movimientos político-sociales, ya que han ejercido una influencia sobre sus respectivas sociedades (Quijano, 2010). Lo mismo podemos decir de las organizaciones indígenas y campesinas en el continente con su resurgimiento como sujetos, como puede verse en Esteva (1997) con el ¡Ya basta! zapatista y en Rivera Cusicanqui (2010) con un recuento histórico de luchas campesinas Qhechwa y Aymara.
El efecto que tiene la posibilidad de ser actores y autores en publicaciones contra el cambio climático potencia su capacidad de expresarse, por ejemplo, en la crítica a los conceptos como adaptación al cambio climático y vulnerabilidad.
La función epistémica más importante de la conciencia histórica es denunciar la tendencia a ontologizar los discursos dominantes (Zemelman, 2002). Por tanto, tenemos que preguntarnos si los conceptos de que disponemos están a la altura o no de nuestros desafíos actuales, si siguen siendo instrumentos adecuados para nuestra realidad, o si por el contrario no se han convertido en contenidos mentales estancados que nos impiden desarrollar un pensamiento crítico y creador (Fornet-Betancourt,1994). Los objetos disciplinarios no pueden dar cuenta de la relación compleja y dinámica en que se expresa aquella relación conformada por la necesidad de ser sujeto-necesidad del mundo, necesidad del mundo-necesidad de ser sujeto (Zemelman, 2002).
Cuando los campesinos e indígenas, sujetos históricos, sujetos situados en el tiempo que poseen visión de totalidad y una organización propia (Houtart, 2006) crean espacios que exceden los límites impuestos y autoimpuestos significa que se confronta con lo indeterminado, dando lugar a interrogantes acerca de cómo es posible la organización de lo inteligible. La construcción del conocimiento considera abordar la organización del pensamiento desde lo no atrapado todavía conceptualmente (Zemelman, 2002).
Un buen comienzo sería reformar de fondo el lenguaje de la ciencia. Una transformación que busque, como dice Zemelman (2002:112), “convertir el conocimiento en conciencia y a la conciencia en necesidad de conocimiento”. Así que el espacio ganado en la difusión de las organizaciones campesinas e indígenas como actores y, mejor aún, como autores, es un paso importante para influir en la toma de conciencia, con una postura que venga de la voluntad de conocer. Necesitamos poner la objetividad entre paréntesis para señalar al observador (Matzenbeger, 2013). Es importante el que observa y desde dónde lo hace.
Cuando no hay una manera de saber que domine a otra se puede construir colectivamente a partir de experiencias históricas, saberes y cosmovisiones diversas (McCune et al., 2017). Un diálogo abierto, espíritu crítico y diálogo profundo (Najmanovich, 2008) son mecanismos que acercan, mueven y conmueven que tienen mayor posibilidad de crear conciencia para transformar socialmente; no solo resistir, ni reponerse de los embates del cambio climático.
Conclusiones
Se debe resaltar el conocimiento local, ancestral y propositivo en este punto en que urge cumplir con las reducciones de emisiones de bióxido de carbono para atenuar los efectos del calentamiento global en el planeta. Con la participación de organizaciones campesinas e indígenas en la dinámica social de la construcción de conocimientos para un paradigma no hegemónico. Por medio de la recuperación del sujeto histórico, como en este caso, en que se retoman posiciones como actor y autor de propuestas que propician la toma de conciencia mediante publicaciones en el tema de resiliencia.
Estamos en una etapa de visibilización de las posturas que provienen de organizaciones indígenas y campesinas, como sujetos. La importancia de este momento histórico es la posibilidad de tomar acciones reales de mitigación del cambio climático por estos sujetos que se escuchan y en conjunto toman espacios antes negados.