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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.1 no.2 Mérida sep./dic. 2006

 

Reseñas

 

Daniel Villafuerte Solís y Xóchitl Leyva Solano (coords.), Geoeconomía y geopolítica en el área del Plan Puebla Panamá

 

Manuel Jesús Pinkus Rendón

 

México, H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y Miguel Ángel Porrúa, 2006, 308 pp.

 

PEM, FFYL/IIFL, UNAM.

 

Esta obra muestra el esfuerzo de un grupo de investigadores encabezados por Villafuerte y Leyva, coordinadores de la edición de los textos emanados del Primer Encuentro Internacional sobre "Desarrollo e Integración Regional en el Sur de México y Centroamérica", realizado en junio de 2003 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, en donde, pese a la diversidad de los puntos de vista en cada una de las ponencias, hubo consenso general acerca de la necesidad de revisar los conceptos de desarrollo, región, soberanía y fronteras, enmarcados en los actuales procesos de cambio estructural de la globalización. Temas que, para Leyva, se convierten en un quehacer de la geopolítica y planificación, lo que sin duda motivó la edición del libro.

El Plan Puebla Panamá (PPP) a pesar de estar inscrito en el título de la obra, se trata en forma muy somera ya que solamente se habla de su constitución en el 2001 y su puesta en marcha en 2003, así como del liderazgo del presidente mexicano Vicente Fox para impulsarlo; no se analizan su impacto ni sus aciertos y desaciertos. Al respecto, los coordinadores señalan que el Plan no fue el centro de la reflexión, sino que más bien se utilizó su área de influencia a modo de referente geopolítico, dividiendo la obra en tres partes, que incluyen la discusión de la problemática del desarrollo regional en la cual se entrelazan los actores involucrados, los recursos disputados, la operación de los mercados y el desarrollo de las políticas públicas.

Así, en la primera parte "Las relaciones interamericanas de la integración comercial", se analizan las relaciones económicas y políticas entre Norteamérica, México y América Central, sobre todo las relaciones interamericanas de la integración comercial. En ese sentido Jaime Preciado, en el capítulo "México y Centroamérica: hegemonía mundial, resistencias y visibilidad social", afirma: "los grandes proyectos geoeconómicos se topan con intereses y estrategias geopolíticas que, o bien provocan cohesión entre los países latinoamericanos, o provocan una fuerte polarización entre el norte y el sur", en consecuencia analiza la naturaleza de la nueva hegemonía de los Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la búsqueda de liderazgo moral en Occidente y la hegemonía capitalista del mercado mundial.

Asimismo, se muestra cómo en el proceso de integración continental participan los Estados Unidos como superpotencia y "ex hegemón", que habría perdido su posición con la caída del Muro de Berlín y el inicio de lo que se ha llamado post guerra fría, y México y Brasil como "sub hegemones", llamados así por Alberto Rocha en su texto "La geopoltica de México en Centroamérica: ¿una hegemonía regional?". Justamente con la desaparición de la bipolaridad mundial, Estados Unidos se consolida como una superpotencia cuya supremacía militar no tiene igual, pero sí pares en el ámbito económico. Rocha señala que mientras los Estados Unidos hacen "uso extensivo de los TLC como mecanismo excelso para definir su hegemonía... México hace uso de su comercio y de los TLC para sentar su presencia en el mundo y reforzar su vocación mundial". En este sentido, México, se vuelca a los temas económico-comerciales y el desarrollo centroamericano, siempre y cuando le permitan alcanzar sus intereses geopolíticos.

Sobre el mismo tema de los TLC, Daniel Villafuerte, en el capítulo "Integraciones en el norte y sur de México: del NAFTA al CAFTA", analiza su impacto en México y demuestra como a 10 años de la puesta en marcha del TLCAN, la desigualdad regional, social y económica ha ido en aumento. De igual forma, señala que el desarrollo de las negociaciones del TLC entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés), no ha ayudado a los países de ésta a mejorar las cuentas macroeconómicas, además, apunta el autor, sólo se ha logrado "institucionalizar lo que ya les había otorgado el gobierno norteamericano, más otras pequeñas concesiones, pero a cambio las economías del istmo tuvieron que abrir sector claves como el pecuario, granos básicos, hortalizas, telecomunicaciones y seguros".

Considero que estas políticas neoliberales, impulsadas por los gobiernos de México y Centroamérica, tienen la finalidad de hacer participar a sus pueblos de manera dinámica en la expansión de los mercados de los Estados Unidos. Sin embargo, la pobreza de las condiciones de trabajo y de vida de los pueblos de estos países, imperante desde hace ya muchas décadas, permite inferir que difícilmente se podrán establecer relaciones y lograr una participación en términos de igualdad con los diversos agentes que promueven los procesos neoliberales, así como en la dinámica del desarrollo que se está impulsando.

Finalmente, para cerrar la primera parte de este trabajo colectivo, Yolanda Trápaga, en "El tema agrícola en la integración comercial entre México, Estados Unidos y Centroamérica", analiza los procesos de integración regional en dicho tema y advierte que México y Centroamérica son economías enfrentadas, con escasas posibilidades de apoyo e intercambio entre sí, debido a que, por su posición geográfica y especialización histórica, ofrecen el mismo tipo de productos agropecuarios. Además, destaca como, desde 1986, cada vez que se incorpora el tema agrícola a las negociaciones de la liberación comercial, se presenta algún asunto que cuestiona los plazos, los acuerdos y los objetivos de los foros. En este contexto, la autora afirma que Estados Unidos, con su Ley Agrícola de 2002, no reconoce el frágil equilibrio de los mercados mundiales agropecuarios, ante lo cual los gobiernos de México y Centroamérica deberían de reconsiderar la apertura comercial y enfocarse en fomentar el sector primario de su economía nacional, a más de defender posiciones que favorezcan su autodeterminación y seguridad alimentaria en las negociaciones con la OMC y frente a los Estados Unidos.

La segunda parte del libro, "Recursos estratégicos en el área del Plan Puebla-Panamá", está conformada por tres capítulos, que dan cuenta de cómo los recursos naturales del Sur Sureste de México y Centroamérica han adquirido un sentido estratégico en la medida en que sólo se pueden "pensar en las nuevas circunstancias geopolíticas que se han ido definiendo en los cambios en los últimos 10 años a nivel global y cambios recientes en nuestro hemisferio", como señala Arturo Arreola, en su trabajo "Mesoamérica, el saldo actual de sus recursos naturales estratégicos". En este sentido, los recursos naturales se convierten en fuentes de conflictos y negociaciones. Por su parte, Miguel Equihua, Griselda Benítez, Lyssete Muñoz, Alexandro Medina, José Luis Álvarez, María Teresa Pulido, René Palestina e Israel Acosta, en "Bosques y agua en el sur de México: un balance general", se enfocan en el estudio del agua y los bosques mexicanos en la actualidad, y sostienen que el sur de nuestro país mantiene "una integridad ambiental funcional con los países vecinos de Centroamérica", amén de conservar los más importantes remanentes de selvas del país. Los autores afirman que la constante depredación de dichas selvas se ha convertido en el principal tema ambiental a considerar, dejando en un segundo plano "las amenazas atribuibles al proceso de cambio climático global". Este cambio, aseguran, está íntimamente ligado con "grupos sociales, leyes naturales y ecosistemas", pero también con los "efectos negativos del modelo dominante del desarrollo".

Para finalizar este apartado, Neil Harvey, en su capítulo "La disputa por los recursos naturales en el área del Plan Puebla-Panamá", señala que el capitalismo actual ha entrado a su "fase ecológica" en la que el capital "ya no percibe a la naturaleza como algo externo", sino que la incorpora a su desarrollo, de tal manera que los actuales "procesos de acumulación capitalista dependen del manejo y manipulación de los recursos genéticos, convirtiendo la naturaleza en un aspecto integral de la propia reproducción del capitalismo", cuestión, sin duda, de gran importancia y que en la práctica se concreta en ejemplos como el Corredor Biológico Mesoamericano, diseñado por el Banco Mundial, que se pudiera considerar una coartada para apropiarse del mezclado mundo de las riquezas biológicas dentro de la nueva economía, ya como materias primas, ya como productos agropecuarios, farmacéuticos o forestales. De ahí que en estos corredores biológicos importe no sólo el tránsito de especies, que garantiza la vitalidad genética de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), sino también los flujos migratorios de biopiratas, finqueros terratenientes y ONGs ambientalistas nacionales y transnacionales que privatizan esta nueva riqueza estratégica, aplicando sistemas de información geográfica en el estudio de ecosistemas y de la ingeniería genética, que convierte las reservas naturales en bancos genéticos in situ y la diversidad cultural indígena en bancos de saberes locales, concibiéndolo como un bizarro corredor donde se intercalan ANP con plantaciones (supuestamente "ordenadas" en áreas núcleo y cinturones de amortiguamiento). Además, las plantaciones también son diseñadas para obtener productos industriales, alimentarios o medicinales que la nueva ingeniería genética diseña incluso para el mercado.

La tercera y última parte del libro se dedica a las cuestiones de seguridad y fronteras. En el primer capítulo, "Migración y seguridad nacional en las fronteras norte y sur de México", Juan Sandoval analiza el modelo actual integrador del capitalismo globalizador, y advierte que los estados nacionales "débiles requieren de fronteras territoriales fuertes", es decir, que se debe establecer una infraestructura carretera y de servicios más adecuada para el libre tránsito de mercancía a través de esos territorios y "para el desarrollo de corredores económicos parques industriales y zonas internacionales de servicios". Esta infraestructura, además, permitiría a las corporaciones transnacionales "tener acceso a los recursos naturales localizados en las regiones fronterizas". No obstante, se ha demostrado que —históricamente— uno de las principales causas del agotamiento y sobre explotación de los recursos naturales en México ha sido precisamente el permisionismo o concesión de explotación a las empresas transnacionales. Basta ver el apartado anterior para hacerse una idea del expansionismo del capital representado en los Estados Unidos y cuyo interés representan los recursos naturales del sur sureste de México y Centroamérica.

Sandoval infiere que todo esto propiciaría la creación de grandes bloques geoeconómicos y geopolíticos con nuevas fronteras regionales; muestra de ello son los intereses de los Estados Unidos que impulsan la creación de un perímetro de seguridad de América del Norte, con el cual intentan controlar el flujo de armas, narcotráfico y emigrantes laborales, pero sobre todo promueve la militarización de las fronteras y, por ende, la pérdida de soberanía para todos los vecinos continentales del "ex hegemón". Además, analiza algunas cuestiones de militarización y seguridad de los Estados Unidos como parte de la nueva recomposición hegemónica y las vincula con la migración laboral de mexicanos y centroamericanos y señala que el asunto de la emigración mexicana fue excluido de las negociaciones del TLCAN, en vista de que —supuestamente— el libre comercio traería consigo fuentes de empleo, lo cual sería una solución a largo plazo para la emigración. No obstante, eso no sucedió y la medida sólo sirvió a los Estados Unidos para excluir de todo tratado comercial la migración laboral.

El último capítulo, "Violencia social y pandillas. Las maras en la región fronteriza", está dedicado al análisis del trinomio soberanía nacional, frontera sur y violencia social. Sus autores, Hugo Ángeles y Santiago Martínez, centran su investigación precisamente en la región fronteriza de México y Guatemala, con especial interés en las causas estructurales y coyunturales que dan origen a la llamada Mara Salvatrucha, organizada en grupos que habitan en Centroamérica, Estados Unidos y México, cuyos gobiernos afrontan ya severos problemas de inseguridad pública, que intentan controlar mediante el empleo de mecanismos legales, policíacos e, incluso, militares. Desafortunadamente, advierten, a pesar de estas acciones, la falta de coordinación en aspectos de seguridad entre los países involucrados coadyuva a la creación de un perímetro de seguridad controlado desde Estados Unidos.

A manera de colofón, Daniel Villafuerte nos lleva a reflexionar sobre las relaciones interamericanas de la integración que prevalecen hoy en día y afirma que "el Estado se ha transformado para dar paso a la voracidad del capital que está dispuesto a disponer de todo aquello que represente ganancias".

Así, los diversos apartados de Geoeconomía y geopolítica en el área del Plan Puebla Panamá muestran las debilidades y fortalezas de la región del PPP y denuncian la necesidad de elaborar un modelo de desarrollo regional alternativo.

Considero que esta obra es, en resumen, una lectura obligada para quienes se interesan por el estudio de los cambios estructurales que trae consigo la globalización, ya que nos permite reflexionar sobre este panorama de políticas neoliberales y deterioro económico, las participaciones desiguales entre capitales privados y amplios grupos empobrecidos y la disputa de la tutoría para la explotación de los recursos naturales. Su revisión nos lleva a inferir, acerca del modelo de desarrollo que están implementando los gobiernos del área del Plan Puebla-Panamá, como en los demás países latinoamericanos a partir de la globalización y sus procesos, que éstos de ningún modo representarían un paradigma viable para mejorar las condiciones de vida de estos pueblos y propiciar entre ellos un desarrollo social equitativo y democrático, al tiempo que se garantiza la preservación de sus recursos naturales y de su diversidad cultural.

La naturaleza intrínseca del modelo de desarrollo, basado en el aumento de la producción y la productividad, del valor de la renta y la máxima ganancia es, en sí, contradictoria con el desarrollo sustentable y el discurso de superación de las condiciones de vida tan frecuentes en la retórica que se promueve en los pueblos subdesarrollados. En otras palabras, el desarrollo integral de las naciones americanas a través de la asociación con Estados Unidos y Canadá, no es viable en la medida en que, en la división social del trabajo, a los países poderosos les toca jugar el papel hegemónico en todos los aspectos de las relaciones de producción y a México y Centroamérica el de subordinados y dependientes de ellos; en especial cuando sus economías y mercados se encuentran en franca desventaja en las relaciones que actualmente se están estableciendo. Por consiguiente, la vida de estos pueblos difícilmente alcanzará condiciones de reproducción económica y social dignas y democráticas bajo el esquema propuesto.

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