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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.14 no.1 Mérida ene./jun. 2019

 

Artículos

Estrategias de vida familiar y formas de adquisición de alimentos en localidades mayas de Yucatán

Family Life Strategies and Forms of Food Acquisition in Mayan Localities of Yucatan

María Guadalupe Gutiérrez Carbajal1 

Miguel Ángel Magaña Magaña2 

Daniel Zizumbo Villareal3 

1 Instituto Tecnológico de Conkal, lupita9196@gmail.com.

2 Instituto Tecnológico de Conkal, Departamento de Posgrado, drmmagana@gmail.com.

3 Investigador Visitante, Departamento de Agricultura, Ambiente y Sociedad. El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), zizumbodaniel@gmail.com.


Resumen

El objetivo del estudio fue analizar las diversas formas de adquisición de alimentos de las familias mayas de Yucatán, bajo el enfoque de estrategias de vida, a partir del estudio de tres localidades de la entidad. Se logró identificar una serie de estrategias de vida familiar orientadas a satisfacer las principales necesidades alimenticias, para lo cual recurren a los capitales que integran su marco de subsistencia, determinado por hábitos y costumbres. Se identificaron diferencias en el uso de los capitales que dispone la familia, lo que conlleva diferentes vulnerabilidades de ésta frente a los factores externos, como las políticas de mercado y el efecto del cambio climático; esta condición se agrava por falta de liquidez financiera y de organización social en las comunidades, aspectos que condicionan las estrategias de vida que se reflejan en las formas de adquisición de los alimentos, ya sea recurriendo al agroecosistema tradicional o al mercado.

Palabras clave: agrosistemas; capitales de la familia; globalización; vulnerabilidad; migración

Abstract

The objective of the study was to analyze the different forms of food acquisition of the Mayan families of Yucatán under the life strategies approach. In the three localities of interest, different family life strategies were found to satisfy the main nutritional needs, for which they resort to the capitals that make up their subsistence framework, being this determined by habits and customs. Differences were identified in the use of the capital available to the family, which leads into a different vulnerability of each family to external factors, such as market policies and the effects of climate change. This condition is further aggravated by a lack of financial liquidity and social organization in the communities, aspects that condition the life strategies that are reflected in the forms of food acquisition, either by resorting to the traditional agro-ecosystem or the market.

Keywords: Agrosystems; family capitals; globalization; vulnerability; migration

Introducción

La adaptación del hombre al ambiente natural propició el desarrollo de diversas estrategias de subsistencia e integración social, las cuales incluyeron las habilidades tanto de abstraer las experiencias particulares y de comunicarlas entre generaciones, como la organización dentro y entre familias, con el fin de aprovechar los recursos disponibles (Arroyo 2008, 433; García 2012, 17). Sin embargo, los avances tecnológicos del siglo pasado, que dieron lugar a la llamada modernidad alimentaria, modificaron la relación tradicional del hombre con el ambiente, al impulsar la intensificación productiva, el uso de productos sintéticos y la industrialización de los productos agrícolas, situación provocó menor dependencia de los recursos naturales (Contreras 2008, 58). En años recientes, el proceso de globalización ha inducido cambios en la producción de alimentos, favoreciendo aquellos productos que presentan mayor ventaja competitiva, esto en el contexto de la lógica de libre mercado (Teubal 2001, 46; Castro 2012, 188).

Como parte de la dinámica del modelo de desarrollo orientado hacia el exterior, en México se han consolidado grandes empresas dedicadas a la producción y distribución de alimentos, lo que ha generado efectos negativos sobre la economía rural y en los hogares campesinos, como el abandono gradual de actividades de autoconsumo, migración y un incremento en la producción y consumo de alimentos no tradicionales (Teubal 2001, 60; Gutiérrez y Magaña 2017). Ante este panorama, la unidad doméstica campesina se ha tenido que adaptar a las condiciones socioeconómicas cambiantes y ha diversificado sus actividades (Ariza y Oliveira 2001,10); a pesar de ello existen graves problemas de malnutrición, saneamiento, escolaridad y acceso a los servicios de salud, entre otros, además de que el fenómeno migratorio ha favorecido la desaparición gradual de los actores tradicionales en el campo mexicano (Bonfil 1996, 6; Teubal 2001, 61).

En el caso particular del estado de Yucatán, los efectos de la globalización se han traducido en condiciones de marginación y pobreza creciente de la población rural, en especial en las comunidades mayas, donde se presenta un alto grado de malnutrición y una constante migración hacia las ciudades de Mérida y Cancún, principalmente. Este último fenómeno se asocia a los procesos de cambio macro y microsocial presentes en tales comunidades, lo cual se observa principalmente por el desmantelamiento del campo y la diversificación económica, incluso a pesar de que aún se tiene acceso de manera colectiva o individual a los recursos naturales disponibles, con los cuales desarrollan sistemas de producción orientados al autoconsumo, con baja productividad y donde los pocos excedentes se destinan a la venta a nivel local (Ramírez 2006, 90).

Las características agroecológicas y socioeconómicas de las regiones que integran el estado de Yucatán han determinado la forma de aprovechamiento de los recursos naturales y su principal actividad productiva (García y Córdoba 2008, 42). Esta vocación productiva se ha visto modificada por la implementación de programas de desarrollo para el estado, en los cuales se induce al productor agrícola a seguir prácticas modernas que comprenden el uso de agroquímicos y semillas mejoradas, no propias del sistema milenario de producción adaptado a las condiciones naturales, sociales y económicas de la población rural. Estos cambios han originado que el acceso a los alimentos sea diverso y no sostenible, y por lo tanto, se dependa cada vez más del mercado para su abastecimiento, situación que ha comprometido la alimentación de las familias (Ramírez 2006, 93).

La situación alimentaria, pobreza, disponibilidad y aprovechamiento de los recursos naturales en las comunidades rurales justifica la realización de estudios dirigidos a la identificación y análisis de las formas de adquisición de alimentos según las estrategias de subsistencia de las familias, para lo cual se propone el enfoque de "estrategias de vida" expuesto por Bebbington (2007, 37), que se considera una herramienta analítica multidimensional aplicada a nivel local, y que reconoce redes e interacciones entre los diferentes capitales rurales. Este enfoque permite la identificación tanto de factores favorables, como las restricciones o barreras que enfrentan los hogares campesinos en el logro de su bienestar que, en este caso particular, se circunscribe a la disponibilidad de alimentos necesarios para satisfacer los requerimientos nutricionales de todos los integrantes de la unidad familiar.

Planteamiento del problema

En el caso particular de las comunidades mayas, las condiciones de vida familar han sido modificadas por las políticas de gobierno, y las han orillado a integrarse a la economía de mercado, donde se tienen desventajas, por lo que los integrantes de esta etnia son más vulnerables ante los cambios del exterior (Gurri 2007, 62; Gutiérrez y Magaña 2017, 106). Se han realizado estudios acerca del papel y el aporte de la agricultura familiar en la alimentación, los cuales revelan su importancia como proveedor de nutrientes en la dieta de la familia (Toledo et al. 2008, 349). Ante esta situación, se plantean las siguientes interrogantes: ¿qué estrategias de vida permiten a las familias de comunidades mayas adquirir sus alimentos y adaptarse mejor a las nuevas condiciones externas? y ¿cómo influyen los elementos del capital físico, natural, humano, social y financiero del que disponen las familias sobre las formas de adquisición de sus alimentos?.

Para dar respuesta a tales interrogantes se plantea como objetivo general analizar las diversas formas de adquisición de alimentos entre las familias mayas de Yucatán, bajo el enfoque de capitales en estrategias de vida, a partir del estudio de tres localidades de la entidad. El supuesto básico fue que el capital natural del que dispone la familia maya ha perdido importancia relativa como proveedor de alimentos, mientras que el capital físico, financiero y social ha adquirido una mayor relevancia debido a las políticas de mercado y globalización, por lo cual se requiere de mayores ingresos monetarios para satisfacer las necesidades básicas, condición que motiva a sus integrantes a emplearse en actividades secundarias y terciarias fuera de la localidad, lo que determina la mayor adquisición de los productos alimenticios en el mercado.

Marco teórico-conceptual

El enfoque de estrategias de vida -o livelihoods- es parte de las teorías sociales de la nueva ruralidad, que se centra en el surgimiento de actividades económicas distintas a las agropecuarias, y surge como una búsqueda de perspectivas metodológicas a finales del siglo pasado, que considera a los activos de los diferentes capitales como vehículos de acción instrumental para ganarse la vida y establece estrategias de subsistencia (Ávila y Ramírez 2015, 60); este enfoque es multidimensional y visualiza a la pobreza como un fenómeno que, además de los aspectos económicos, tiene características sociales, políticas y culturales (Craviotti 2012, 546; Ávila y Ramírez 2015, 60). Además, reconoce los mecanismos por los cuales los campesinos identifican y utilizan sus diferentes activos integrados en los capitales natural, físico, humano, social y financiero, como recursos disponibles que interaccionan entre sí para el logro del bienestar familiar (Kay 2007, 83-84; Bebbington 2007, 35; Ávila y Ramírez 2015, 61).

Los capitales antes mencionados se describen como sigue: el humano se refiere a los integrantes de la unidad familiar e incluye sus habilidades y el conocimiento que se aporta para la sobrevivencia, mientras que el natural hace referencia a suelo, agua y biodiversidad; el capital físico se refiere a la infraestructura y servicios, así como la tecnología que se encuentra disponible y es aprovechada por la familia; en cuanto al capital social, en éste se consideran las relaciones entre los diferentes miembros de la comunidad y la participación en organizaciones e instituciones que se encuentran en el entorno que facilita el acceso a otros recursos; finalmente, el capital financiero comprende los activos fácilmente convertibles en dinero y el acceso a créditos monetarios (Craviotti 2012, 546; Pat et al. 2010; Ávila y Ramírez 2015, 62).

Este enfoque de estrategias de vida es considerado como base para la metodología modos de vida sustentable (MVS), propuesta por FAO, la cual aporta una perspectiva multidimensional al análisis de la pobreza de las familias rurales, y ha sido utilizada en numerosas investigaciones académicas y proyectos gubernamentales y de cooperación a escala local (Bebbington 2007, 36; Gottret 2011, 9). Sin embargo, estas teorías han sido criticadas por investigadores de países latinoamericanos, cuyos argumentos se centran principalmente en que se minimizan tanto las relaciones de dominación y clase, como la desigualdad social y distintos procesos históricos en el contexto sociopolítico que se experimenta en las comunidades de esta región; dichos argumentos son discutidos bajo otros enfoques, como los denominados estrategias de reproducción y de resistencia social, que forman parte del análisis de la nueva ruralidad en Latinoamérica (Tuíran 1993, 9; Craviotti 2012, 647; Ávila y Ramírez 2015, 76).

Materiales y métodos

La investigación realizada fue de tipo no experimental de corte trasversal, en su variante descriptivo analítico (Hernández, Fernández y Baptista 2014, 154). La obtención de información primaria se basó en dos técnicas: la primera fue una encuesta por muestreo estadístico, en la cual se aplicó una cédula de entrevista integrada con preguntas estructuradas y dirigida a las personas encargadas de la compra y preparación de los alimentos, con apartados dirigidos a evaluar de manera cuantitativa los diferentes capitales rurales de la familia; la segunda técnica se basó en una investigación participativa, que incluyó la realización de tres talleres con 35 mujeres de las comunidades, que aportaron sus opiniones acerca de la agricultura familiar y la contribución de ésta a la alimentación y a su economía. En dichos talleres se identificaron las relaciones de intercambio de productos alimenticios en la comunidad, percepción de la importancia nutricional y las formas de adquisición de los productos alimenticios, todo esto con el fin de complementar las observaciones de los diferentes activos de la familia.

Las tres comunidades rurales del estado de Yucatán consideradas en el presente estudio fueron seleccionadas por su diferente actividad productiva, entre las que destacan la milpera de auto-subsistencia, ex henequenera y la frutícola comercial, esto con el fin de contrastar el análisis entre comunidades. Asimismo, éstas debían cumplir los siguientes requisitos: primero, que la mayoría de las familias tengan como lengua materna el maya; segundo, que cuenten con menos de 2500 habitantes y más de 100 familias, para que la muestra sea representativa y, tercero que presenten según las estadísticas oficiales un grado de marginación. La información se recolectó durante los meses de abril de 2015 a julio de 2016.

Las localidades seleccionadas, así como las zonas donde se ubican, se describen a continuación. La primera zona considerada, denominada maicera (6a), se ubica en la región Oriente del estado de Yucatán. Ahí se se encuentra el municipio de Chemax, del cual se seleccionó la localidad de Uspibil, ya que cumple con las características de inclusión descritas en el párrafo anterior: cuenta con 182 viviendas y 890 habitantes, se considera una comunidad mayahablante con un muy alto nivel de marginación (SEDESOL 2013). La citada localidad se encuentra ubicada en las coordenadas 20°46'08"N y 88°00'12"O, y la zona a la que pertenece está clasificada en cálida subhúmeda con lluvias en verano, una temperatura media anual de 26.3° C y registra una precipitación pluvial media de 900 milímetros anual (García y Córdoba 2008, 70).

La segunda localidad seleccionada, Uayalceh, pertenece al municipio de Abalá y se encuentra en la zona 7c occidental en transición (Fig. 1); forma parte de la ex zona henequenera, donde aún existen algunos remanentes de producción agrícola. Está conformada por 542 viviendas, con 2323 habitantes, y presenta un alto nivel de marginación (SEDESOL 2013). Se ubica en las coordenadas 20° 4l' 40" N y 89°35'38"O, y la zona presenta una temperatura media anual de 26° C y una precipitación promedio anual alrededor de 685 mm (INEGI 2012; García y Córdoba 2007, 69).

Fuente: García y Córdoba (2007).

Figura 1 Localización de los municipios de estudio. 

La tercera comunidad, Emiliano Zapata, se ubica en el municipio de Oxkutzcab y se localiza en la zona 5a Sur frutícola (Figura 1). Esta localidad cuenta con 339 viviendas habitadas y un total de 1350 habitantes (SEDESOL 2013). El clima de la zona es cálido subhúmedo, y presenta una temperatura media anual de 26.3°C, con lluvias en los meses de mayo y junio. Tiene 1010 milímetros de precipitación pluvial media anual; la citada localidad se encuentra ubicada en las coordenadas 20°22'38"N 89°46'04"O (García y Córdoba 2007, 69).

El tamaño de muestra final se calculó siguiendo el procedimiento descrito para el muestreo estadístico por conglomerados (Scheaffer, Mendenhall y Ott 2006, 284). Como variable asociada al muestreo se consideró el gasto promedio men sual destinado por cada familia a la adquisición de productos alimenticios y como error de estimación el 2% de esta variable. La muestra final de manzanas o con glomerados, donde se ubicaron las familias de interés por localidad, fue: 13 en Uayalceh, que integró a 86 familias; 8 en Uspibil (52 familias) y 12 en Emiliano Zapata (67 familias); la muestra preliminar fue inferior a la muestra final, por lo que los resultados son estadísticamente válidos. Como se señaló, el enfoque teórico seguido en la presente investigación fue el de estrategia de vida de la familia propuesta por Bebbington (1999, 2030), el cual plantea que la decisión de uso de los diferentes capitales de la familia, se puede evaluar a través de indicadores de estrategias o modos de adaptación de la familia a su entorno para lograr el bienestar (Pat et al. 2010), que en el presente estudio se centró en las formas de adquisición de alimentos para cubrir las necesidades nutricionales.

Las variables de interés evaluadas de los diferentes capitales se presentan en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Variables e indicadores del capital rural disponible para la unidad familiar 

Capital Variables e indicadores
Físico Infraestructura carretera, medios de trasporte, escuelas, infraestructura familiar
Natural Aportación de la agricultura familiar y comercial, acceso a las áreas naturales para obtener alimentos, tamaño de predio y composición
Humano Escolaridad, tipo empleo, salarios, roles de género
Social Organización familiar, relaciones con la familia extensa, parentela, vecinos, instituciones y organizaciones
Financiero Venta de activos para obtención de dinero rápido, acceso a créditos comerciales y gubernamentales

Fuente: Elaboración propia.

La comparación estadística de la media de los valores cuantitativos entre comunidades se realizó a través de la prueba ANOVA con un nivel de confianza de 95 %, mientras que para el análisis estadístico de las variables cualitativas se empleó la 96 2 de homogeneidad. La estimación de los estadísticos de prueba se realizó con el programa SPSS 20.

Resultados y discusión

La primera categoría del capital familiar identificada en las comunidades de interés fue el físico, cuya parte fundamental lo constituye la disponibilidad de infraestructura de comunicación, en especial la existencia de carreteras y medios de trasporte, la cual fue desarrollada inicialmente en la década de los noventa del siglo pasado como acción gubernamental de lucha contra la pobreza rural y que formó parte de diversos programas sociales, principalmente el denominado "Solidaridad", que tuvo como objetivo la alfabetización y la inserción social y económica de las fami lias en las zonas rurales (Appendini y De Luca 2006, 2).

Se identificó en las tres comunidades una infraestructura similar de comunicación básica. Se dispone de carreteras hacia cada cabecera municipal; el trasporte público se encuentra limitado por el costo del pasaje y los horarios ya que, para el traslado de la mayoría de los habitantes, éste se programa en función de las actividades y del monto del dinero que el usuario asigna para el servicio. El trasporte público se utiliza para el traslado hacia los lugares de trabajo y centros educativos (diario o semanal) y, en ocasiones para la realización de compras fuera de la localidad, principalmente para la adquisición quincenal o mensual de alimentos para la familia. En la localidad de Uspibil se cuenta con trasporte público disponible sólo en dos horarios al día (mañana y tarde), lo cual limita la integración de los pobladores a actividades fuera de la comunidad, aunque los jefes de familia utilizan la bicicleta como medio de transporte en distancias cortas y se dirigen a su lugar de trabajo, sea éste la parcela, la milpa o algún pueblo vecino.

En contraste, la infraestructura de transporte es más diversa en Uayalceh, probablemente porque su cercanía a la ciudad de Mérida genera una mayor necesi dad de desplazamiento de sus pobladores hacia los centros de trabajo, educativos y de abasto de alimentos ubicados en la ciudad capital. Por lo tanto, el trasporte público tiene recorridos más frecuentes durante el día; por otro lado, es importante agregar que, al ubicarse Uayalceh en la ex zona henequenera, se dispone de una mayor red carretera hacia diferentes destinos del estado, lo que facilita el acceso a productos alimenticios en fresco e industrializados -que se ofrecen en otras regiones-, lo cual ha repercutido en el cambio gradual de los hábitos alimenticios.

Autores como Gurri, Alayon y Molina (2000) señalan que el grado de desarrollo de las vías de comunicación y transporte brinda oportunidades de empleo a los pobladores y afectan sus decisiones productivas, así como la dinámica y estilo de vida de sus miembros. Esto ocurre en Uayalceh, donde los pobladores han abandonado la mayoría de las actividades primarias y salen hacia zonas urbanas de manera diaria, donde adquieren diferentes alimentos que no se encuentran en su localidad, principalmente procesados.

En cuanto a los centros educativos, segundo componente del capital físico, se observó que en las tres comunidades se cuenta con instalaciones propias para los niveles de prescolar, primaria y telesecundaria, lo que ha permitido que la mayoría de los niños terminen la primaria antes de integrarse de tiempo completo a las labores productivas o del hogar. En el Cuadro 2 se demuestra que la escolaridad de los hijos es mayor que la de los padres, esto debido a que en las últimas décadas los planes de desarrollo del país han ampliado la infraestructura escolar, sobre todo en el nivel básico de primaria (SEP 2015, 5). Lo anterior coincide con los datos obtenidos, los cuales ponen en evidencia que la mayoría de los hijos cubren el nivel básico de enseñanza, sin embargo, no cursan el nivel secundario o lo abandonan para dedicarse a otras actividades, casi siempre para, en el caso de los jóvenes, ayudar a sus padres en las actividades productivas, mientras que las adolescentes colaboran en las labores de la casa.

Cuadro 2 Características demográficas 

Comunidades Intervalo de Confianza (95%)
Concepto Uayalceh Uspibil Emiliano Zapata
Número de hijos 3.8-4.5 3.2-4.9 2.1-3.3
Edad de padres (años) 26.7-45.1 27.7-47.3 25.6-46.3
Escolaridad padres (años) 2.6-3.9 3.3-5.2 3.5-6.2*
Edad de los hijos (años) 16.6-26.2* 8.5-11.2 11.5-13.7
Escolaridad hijos (años) 4.8-6.3 5.2-6.3 4.3-7.4

Fuente: Elaboración propia.

p<0.05 diferencias significativas prueba ANOVA.

Estos resultados son similares a lo encontrado por Gurri (2003) en estudios de comunidades mayas del estado de Campeche. Por otra parte, en varios estudios realizados en comunidades rurales se ha demostrado que el aumento de la escolaridad no garantiza un mejor nivel de bienestar económico y social para la familia, si ésta no supera el nivel medio superior de enseñanza, por lo que las condiciones de vida de la familia se reproducen de padres a hijos (Yúnes y Taylor 2001; Kay 2007, 82).

Con relación a la vivienda -parte del capital físico-, en las tres comunidades se caracteriza por la presencia de una casa habitación propia, un espacio abierto destinado a las actividades familiares y otro para el cultivo de plantas, frutales y crianza de animales; las diferencias encontradas entre las viviendas por localidad residen en sus dimensiones y la diversificación de aprovechamiento. En cuanto al tamaño del predio se observó que en la comunidad de Uspibil los terrenos resultaron más grandes (de 400 a 6000 m2), y se destina una gran parte del espacio abierto al cultivo de plantas medicinales, de ornato, frutales y hortalizas; además en los predios es frecuente encontrar instalaciones como corrales, para la crianza de animales, principalmente aves.

En contraste, en la comunidad de Emiliano Zapata las familias poseen predios familiares más pequeños (400 m2 a 3500 m2), pero la casa habitación tiene un mayor tamaño; en los espacios abiertos hay mayor presencia de plantas ornamentales y menor cantidad tanto de árboles frutales como de animales. En Uayalceh se observaron predios de tamaño intermedio, con presencia de frutales incipientes, y poco interés en la crianza de animales. Estas diferencias en infraestructura de viviendas influyen sobre las formas de adquisición y disponibilidad de alimentos producidos en dicho espacio, tanto entre familias y localidades.

Las características identificadas de la vivienda o predio en las localidades de estudio, coinciden en utilización y tamaño con lo descrito en otros estudios realizados en comunidades mayas de la península de Yucatán (Baños 2002, 169; Mariaca 2012, 12; Pulido, Ordoñez y Díaz 2017, 133). Por otra parte, Toledo et al. (2008) describen una distribución de los predios de las comunidades mayas, donde se distinguen las áreas de casa-habitación, productivas y recreativas de la familia, en la que se le otorga una gran importancia al traspatio como un lugar para disponer productos alimenticios, esto último como estrategia para completar el abasto familiar. Aunque el predio ha sufrido modificaciones, en la mayoría de los casos no ha perdido su identidad y funcionalidad. Dentro de estas modificaciones se observó que, al compartirse este espacio entre hijos y parientes, el predio se ha dividido y provocado una sensible reducción de la superficie del traspatio destinada a la producción de alimentos, principalmente en la producción pecuaria.

Otra de las modificaciones que han experimentado los predios se debe a los programas de modernización de vivienda impulsados por organismos gubernamentales, que las construyen con materiales que no son de la región (ladrillos y cemento) y que no toman en cuenta la adaptación al clima (Pulido, Ordoñez y Díaz 2017), lo cual las hace inadecuadas. En este sentido, Baños (2002) advierte que la vivienda maya es una unidad multifuncional que se ha adaptado a las condiciones climáticas y ha perdurado por siglos, sin embargo, tiende a fracturarse rápidamente debido a las trasformaciones de modernización impulsado por programas centrales de gobierno, con frecuencia acompañados por manifestaciones culturales externas.

En lo que respecta al capital humano, en las familias éste se encuentra representado por el papel y función de los padres, hijos y familia extensa. La organización familiar se divide según edad y género de los integrantes (Figura 2), por ejemplo, las mujeres jefas de familia se dedican a las labores de casa y los jefes de familia al trabajo tanto de campo o actividades fuera de la localidad, donde son empleados en diferentes trabajos (Cuadro 3), mientras que los hijos menores de 15 años generalmente ayudan en labores domésticas. El trabajo productivo recae principalmente en los varones y la jefatura de familia, así como la toma de decisiones productivas y monetarias (Bonfil 1996, 5; Ariza y Oliveira 2001, 18).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2 Capital humano. Organización familiar 

Cuadro 3 Tipos de actividad productiva 

Participación (%)
Concepto
Uayalceh Uspibil Emiliano Zapata
Autoempleo
Actividades del campo 10.3 33.8 57.6
Artesanías 8.9 2.7 1.9
Ambas 9.9 57.4 0.0
Otras (ventas, carbón, leña...) 0.9 6.1 4.5
Asalariado
Actividades de campo 3.6 3.7 32.3
Construcción 60.8 1.3 1.1
Servicio doméstico 4.6 0 0.0
Empresas privadas 0.4 0.8 1.8
Otras (ventas, artesanías, empleado.) 0.6 0.2 0.8

Fuente: Elaboración propia.

*p < 0.05 (X2) presentaron diferencias significativas entre comunidades en los indicadores de trabajo asalariado y doméstico.

Por su parte, las mujeres cumplen con funciones reproductivas, y tienen a su cargo el cuidado y crianza de los hijos, así como la atención del hogar, la elaboración de alimentos y con una serie de actividades complementarias como el cultivo de traspatio y la crianza de animales. Esto se observa en las tres comunidades, sin embargo, en Uayalceh -debido a la influencia de las zonas urbanas cercanas- poco a poco se ha trasformado esta realidad, ya que una cuarta parte del total de las madres de familia sale de sus hogares para ingresar al mercado laboral asalariado, empleándose en actividades domésticas, con el fin de cubrir, con ese ingreso, las necesidades básicas. Su ausencia redunda, usualmente, en el descuido de los espacios productivos del traspatio, lo cual limita la producción de alimentos en dicha área.

En el capital humano, el número y la importancia que representan los hijos para la familia es un factor importante para su organización y estrategia de vida (Cuadro 2). Este número presentó diferencias significativas entre comunidades (p>0.05). A este respecto, Hernández, Martínez y Méndez (2014, 21) señalan que el número de hijos en las familias rurales tradicionales representa la disponibilidad de mano de obra para diferentes actividades como las del campo; no obstante, esta estrategia familiar ha sufrido modificaciones: en las comunidades de estudio se observó que el papel de los hijos en edad escolar es importante ya que tienen acceso a las becas "PROSPERA", por lo que se han convertido en estrategia para la obtención de recursos económicos. Este fenómeno se observó en las tres localidades, principalmente en Uspibil, donde los menores en edad escolar aportan recursos económicos cuyo monto bimensual oscila de 200 a 500 pesos por niño, según el grado académico.

El tipo de trabajo se considera un factor importante en el capital humano, ya que aprovecha las diferentes habilidades de cada integrante de la familia. En el Cuadro 3 se observa que entre localidades existen diferencias en cuanto al tipo de trabajo asalariado y de autoempleo (p<0.05); debido a que las familias adaptan sus actividades productivas a las condiciones económicas y sociales y a los recursos naturales disponibles, según sus necesidades y destrezas de sus integrantes.

En Uayalceh se observó un mayor porcentaje de personas con empleo asa lariado, mientras que el autoempleo no fue relevante. El empleo fuera de la localidad en el sector de la construcción fue el más recurrente entre los varones, tanto jefes de familia como hijos mayores de 15 años, los cuales son contratados con un salario fijo. Esto último coincide con lo reportado por diferentes autores (Attanasio y Szekely 2001, 18) para localidades rurales del país, sobre todo en aquellas cercanas a las zonas urbanas, que demandan mano de obra no calificada. En contraste, en las comunidades de Uspibil y Emiliano Zapata se observó que la mayoría de los habitantes realiza actividades productivas de autoempleo, donde el trabajo en el campo constituye la principal ocupación.

Acorde con lo señalado, se observó que una parte de la población de las comunidades rurales se emplea como mano de obra no calificada, debido a que cuenta -en promedio- con 4.9 años de escolaridad, dato que resulta inferior a lo reportado por el INEGI (2010), información que señala como media nacional 6 años de escolaridad. Esta situación se traduce en bajos salarios, lo que ocasiona una alta vulnerabilidad ante los cambios estructurales del mercado y las políticas de Estado, además de las trasformaciones demográficas y socioculturales en el interior de las familias (Gurri, Alayón y Molina 2000).

En lo referente al capital natural, éste comprende los recursos ecosistémico que son aprovechados para el beneficio familiar. La disponibilidad y calidad de los recursos naturales dependen principalmente de las condiciones climáticas y geográficas, en función de las cuales se diseñan diferentes estrategias de vida, condi ción que, debido al cambio climático, ha tomado una mayor relevancia (Pat et al. 2010).

En la localidad Uspibil se determinó que el principal aprovechamiento de los recursos naturales se realiza a través del sistema agrícola de la milpa, el cual es practicado por el 98.8% de las familias, y el principal cultivo es el maíz, que provee de grano durante la mayor parte del año. En dicho sistema se cultivan otras especies complementarias como la calabaza, el frijol y el chile, entre otros, cuya producción se destina principalmente al autoabasto familiar. Así, este espacio se caracteriza por una diversidad de cultivos que tienen por objetivo cubrir las necesidades y gustos familiares, tal como lo señalan Granados, López y Trujillo (1999, 70); sin embargo, en la actualidad la producción no es suficiente para cubrir las necesidades de autoconsumo de las familias, por lo que en ocasiones tienen que adquirir en el mercado dichos productos para completar sus requerimientos.

En la localidad de Emiliano Zapata el sistema productivo predominante es la parcela con riego, que ocupa al 93.6% del total de los jefes de familia. En la mayoría de los casos el terreno es propio. En este espacio productivo se cultivan principalmente frutales y algunas hortalizas, como el chile habanero, que son destinados a la venta; una pequeña parte de la producción es para autoabasto. Es importante indicar que esta localidad está ubicada en la región más productiva del estado de Yucatán, donde se han implementado programas de gobierno para impulsar la producción comercial de productos agrícolas, básicamente con paquetes tecnológicos integrales, lo cual ha ocasionado el abandono de cultivos de subsistencia, por lo que la adquisición de alimentos para la familia depende de las condiciones del mercado. Sin embargo, la sustitución de cultivos tradicionales por cultivos comerciales no es acompañada de beneficios sociales; por el contrario, ha favorecido la afectación del suelo y la salud de los trabajadores rurales, y ha resultado en una mayor vulnerabilidad de las familias rurales, como lo discuten más ampliamente algunos autores (Appendini y De Luca 2006, 9; Teubal 2001, 52).

En Uayalceh, por otra parte, la agricultura ha perdido importancia como actividad principal de la familia, debido a los procesos de migración y urbanización, por lo cual menos del 18% de las familias se dedica a las actividades productivas del campo. Sin embargo -y a pesar de que ya no practican la agricultura-, se observó que el 62.3% de las familias de la localidad aprovechan la vegetación aledaña, de donde obtienen leña y carbón para la preparación de alimentos y venta de excedentes. El abandono de la agricultura, debido a la oportunidad de empleo que representa la cercanía a los centros urbanos, motiva a los integrantes de la familia a emplearse en actividades productivas en el sector secundario y terciario, pero en períodos de inestabilidad económica los hace vulnerables a los cambios del mercado laboral y de los bienes de consumo (Gurri 2003; Castillo 2016, 102).

En cuanto a la categoría de capital social, si bien su composición depende de los paradigmas teórico-metodológicos planteados por diferentes autores, en el presente trabajo se consideró el expuesto por Freyre (2013, 97), quien lo define bajo la perspectiva teórica de Bourdieu (2000, 44) como "el conjunto de diferentes prácticas por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o a aumentar su patrimonio, y a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase". El principal problema en el análisis de este capital reside en la dificultad de su medición o cuantificación, por lo que en el presente estudio las apreciaciones del mismo se basaron en las observaciones realizadas durante las entrevistas y en conclusiones obtenidas en los talleres (Figura 3).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 3 Capital social. Relaciones sociales. 

En términos generales, se observó que en las tres comunidades las relaciones sociales inician en el hogar, en el que se establecen las reglas de convivencia y se distingue el integrante de la familia que funge como autoridad. A través de dichas relaciones se asignan roles a cada miembro según su edad y género. De esta manera, la unidad familiar es un escenario de sociabilización por parentesco, cooperación económica y cultural, con una naturaleza dinámica, que se adapta en mayor o menor grado a las diferentes condiciones internas y externas (Ariza y Oliveira 2001, 18). Esta unidad se organiza como una familia extensa, en la cual -aunque sus integrantes no cohabitan- guardan relación entre ellos, en especial para hacer frente a las diversas necesidades.

En la comunidad de Uayalceh, donde se presenta la migración femenina, se observó que las abuelas cuidan a sus nietos mientras la madre -soltera, divorciada o en apoyo al marido- se mantiene fuera de la localidad por motivo de trabajo; también en esta comunidad se observó que las hijas mayores cuidan a los hermanos ante la falta de la abuela. Otra forma de relación intrafamiliar se presenta cuando las amas de casa se reúnen en una casa en común para la elaboración de los alimentos, en esta práctica social la adquisición de los productos es compartida entre las participantes, y ante esto ellas comentaron "rinde más el dinero y se aprovecha mejor". Además, en esta localidad se identificó que los abuelos que viven solos, acuden a la casa de sus hijas o parientes cercanos para la ingesta de sus alimentos, y a cambio aportan al gasto familiar parte de su jubilación o la ayuda económica gubernamental que reciben, lo cual se destina generalmente a la compra de productos alimenticios no perecederos. Las diversas relaciones sociales observadas entre familiares de Uayalceh se basan en la ayuda mutua, generalmente para hacer frente a las necesidades y para superar la difícil situación económica que enfrentan. Tales relaciones promueven la convivencia y fortalecen los vínculos emocionales, sociales y culturales entre sus miembros. Lo anterior refleja la importancia del capital social.

Por su parte, en las otras dos comunidades de interés se observó que el papel de las abuelas y las hijas mayores es menor, ya que la madre no sale de su hogar para realizar actividades adicionales. Por su parte, se identificaron en mayor proporción familias mononucleares, con relaciones cercanas a la familia extensa y parentela principalmente entre abuelos, padres e hijos, sean o no casados; aunque en situaciones de crisis -ya sea económica, de salud o familiar- se recurre a los diferentes miembros que cohabitan o no en el mismo predio. A este respecto, la Comisión Nacional Población (CONAPO 2010) reportó que en las zonas rurales más del 80% de las familias recurren a algún pariente para obtener cierto tipo de apoyo, en especial en casos de alguna crisis, como la pérdida de empleo, pérdida de cosechas, enfermedades, accidentes o muerte, entre las más frecuentes.

Con respecto a las relaciones entre integrantes de la familia, Esteinou (2004, 101) sostiene que, en las sociedades rurales, el papel de la estructura familiar extensa prevalece desde la época precolombina hasta nuestros días, y que desarrolla funciones socioeconómicas que promueven la cohesión social. Es importante resaltar que en situaciones de crisis se modifican los arreglos y acuerdos previos y el modo en que las familias se interrelacionan hacia adentro y en el ámbito externo, dejando al descubierto la estrecha interconexión entre la unidad familiar y otros ejes de organización social e institucional, por ejemplo, en huracanes o crisis ambientales (Mercado 2007, 25; Román Reyes y Padrón 2010, 141).

En cuanto a las relaciones observadas fuera de la familia en las tres comunidades, éstas ocurren principalmente entre vecinos, con quienes se mantiene una relación estrecha. Por ejemplo, en lo que respecta a la adquisición de alimentos, se observó que algunos productos que se obtienen del traspatio se regalan o venden a precios muy bajos entre vecinos, o se fían. Así mismo, se identificó que varias personas obtienen mercancías en fiado de las tiendas circunvecinas bajo palabra y, en cuanto disponen de dinero en efectivo, ya sea de los apoyos gubernamentales, venta de cosechas, salarios o remesas liquidan la deuda.

Otro elemento identificado del capital social es la relación que se establece entre los pobladores y los representantes de las instituciones religiosas, a través de la cual algunos entrevistados encuentran a su "segunda familia". En las localidades de estudio predomina la religión católica, se identificó la presencia de un templo en el centro de la misma, lo que ratifica su importancia; aunque en Uspibil se observó que varias familias ahora profesan otra religión. Algo seme jante ocurre en Emiliano Zapata, donde se tuvo la oportunidad de entrevistar a un representante de una Iglesia cristiana, el cual comentó que poco a poco su congregación va ganando adeptos, sin embargo, la presencia de esta iglesia representa una minoría en las comunidades.

Se observó que el culto ejerce una influencia en la adquisición de alimentos para actos religiosos; concretamente, algunas actividades productivas familiares -como la engorda de cerdos y la crianza aves- se realizan para este fin. La familia invierte recursos económicos e involucra a otros miembros de la comunidad, sean o no familiares, al fungir como padrinos. Martens (2000, 41) señala que el padrinazgo, como práctica cultural, actúa como un elemento de integración social en diferentes espacios, además de que afirma los lazos formados por alianzas internas y externas a través de relaciones religiosas, en el marco de las cuales ocurren intercambios de bienes y servicios entre los individuos que participan en la relación.

Además, en todo el país existe una serie de fiestas religiosas durante el año, las cuales evocan a diferentes patronos. En estas fiestas se renueva la pertenencia a la comunidad, además no sólo se involucra el aspecto religioso, sino también el económico y social, con una organización sistematizada que demuestra la identidad y cooperación de los habitantes (Buenrostro 2015, 111).

En este sentido, en el estado de Yucatán se realizan fiestas religiosas dedicadas al patrón o santo en cada localidad, donde grupos sociales, denominados "gremios", participan para sufragar los gastos y las diferentes actividades de convivencia, integrándose en colectivos organizados por actividad productiva, oficio o categoría social. Estos eventos aún tienen importancia en las comunidades rurales, ya que se establecen relaciones entre los habitantes de las comunidades y promueven, como en el ámbito nacional, la identidad y pertenecía de grupo (Mossbrucker 2001, 363). Así, los gremios son parte de asociaciones productivas y sociales de las comunidades, las cuales, además de su participación en fiestas religiosas, tienen otros fines durante el resto del año.

En Uayalceh se observó que los habitantes entrevistados tienen poca participación activa en este tipo de asociaciones, debido principalmente al alto nivel de migración de sus habitantes y la escasa actividad en el campo, que dificulta la organización social en esta localidad. Por su parte, en Uspibil los habitantes se vinculan en función de las actividades productivas, se encuentran integrados en el gremio de milperos. Este grupo lleva a cabo reuniones con las autoridades locales y del municipio, así como con instituciones gubernamentales federales y locales como SAGARPA y SEDESOL, entre otras. Las relaciones están motivadas por los acuerdos que derivan en apoyos económicos y tecnológicos para la producción agrícola, cuya cosecha se destinan principalmente al autoconsumo.

En la localidad de Emiliano Zapata se observó una mayor organización social motivada por la actividad agrícola, la cual es impulsada por instituciones gubernamentales a través de diversos programas instrumentados por dependencias como SAGARPA, SEDESOL y SSA, así como por asociaciones campesinas y civiles. En este sentido, la agricultura comercial se institucionaliza para cumplir con las metas de la economía del mercado global, por lo que la adquisición y venta de alimentos depende de la cadena comercial y de valor de cada producto.

Otro ámbito de la relación social es la que se establece entre las unidades domésticas de la comunidad con representantes del gobierno federal y estatal, la cual se encuentra plasmada bajo la reglamentación del plan del gobierno. Un ejemplo de lo anterior es el programa denominado "La cruzada contra el hambre". Además de este programa se tiene otros adicionales, como Oportunidades, 65 y Más, Proagro (Cuadro 4), entre otros (Morales et al. 2013, 203). Así, estos programas se vinculan con las familias, las cuales adaptan sus estrategias de subsistencia en función de los recursos económicos obtenidos a través de los apoyos.

Cuadro 4 Apoyos económicos gubernamentales. 

Localidad Uayalceh Uspibil Emiliano Zapata
Familias Monto (pesos) Familias (%) Monto (pesos) Familias Monto (pesos)
Prospera 51.8 5560 63.5 5845 48.3 7260
Más de 65 9.1 6600 5.4 7116 6.6 6822
Proagro 1.2 1000 12.2 1452 24.2 1420

Fuente: Elaboración propia.

En las comunidades de estudio el 72.6 % de las familias recibe, por lo menos, un apoyo gubernamental, superior a lo reportado por Morales et al. (2013, 202), sin embargo la mayoría de estos programas se encuentra condicionado a diferentes reglas de operación, como la disponibilidad de recursos, inscripción en un padrón, participación en actividades de gobierno, así como la utilización de determinados productos o su adquisición en centros de comercialización indi cados. En el caso de la ayuda de PROAGRO, los campesinos de la comunidad de Emiliano Zapata manifestaron que ésta se condiciona a la utilización de paquetes tecnológicos de variedades modificadas, así como fertilizantes y pesticidas distribuidos por SAGARPA, lo cual limita la producción de productos alimenticios de autoconsumo, afectando con esto las estrategias de vida y la soberanía de las familias para la disponibilidad de alimentos.

Con base en lo anterior, puede reconocerse que los programas fomentan diferentes relaciones entre la población y la institución encargada de su aplicación, así como con los comisarios y presidentes municipales. Al respecto, Morales et al. (2013, 203) indican que el plan de gobierno sexenal es instrumentado e implementado desde la cúpula del gobierno federal, lo que puede resultar poco congruente y pertinente para la población objetivo, ya que no toman en cuenta características culturales, sociales y ambientales que persisten en cada localidad.

Finalmente, la categoría de capital financiero se considera en el presente estudio desde el punto de vista de Niehof (2004, 327), quien lo describe como la liquidez de que disponen las personas, ya sea mediante ahorros, préstamos o de otras formas monetarias en efectivo. Sin embargo, y debido a los bajos ingresos las familias campesinas pocas veces tienen ahorros o acceso a préstamos bancarios (Cuadro 5), en la economía rural se consideran otras formas de disponibilidad de recursos que se puedan convertir en activos financieros, como la posesión de ganado, joyas, reserva de alimentos, terrenos, entre otros.

Cuadro 5 Tipo de empleo e ingreso anual del jefe de familia 

Localidad Asalariado
(%)
Ingreso
($)
Autoempleo
(%)
Ingreso
($)
Sin empleo
(%)
Uayalceh 65.8 41,770 19.5 15,390 14.7
Uspibil 5.8 25,200 92.2 8,484 2.0
Emiliano Zapata 37.5 36,060 51.8 41,062 10.7

Fuente: Elaboración propia.

Existen diferencias significativas entre tipo de empleo y localidad (p< 0.05) con la prueba de X2.

En la comunidad de Uspibil se pudo identificar que los animales que se tienen en el traspatio representan un ahorro potencial al que, ante alguna emergencia o necesidad, se puede recurrir -con su venta- para obtener dinero en efectivo que solvente la crisis en cuestión. Esto mismo ocurre con el maíz, chile, semilla de calabaza y frijol que se tiene almacenado para su autoconsumo: en caso de necesidad económica se dispone de cierta cantidad para su venta.

Por otra parte, en Emiliano Zapata se constató la presencia de mutualistas o tandas organizadas por las mujeres de la comunidad, con el fin de disponer de dinero extra para una actividad programada. Asimismo, en dicha comunidad se observó una mayor participación de la mujer en el manejo y distribución del dinero, sobre todo entre mujeres de mayor edad. Contrario a lo anterior, en Uayalceh se observó una baja incidencia de préstamos de dinero en efectivo, ya que las personas asalariadas tienden a pedir a su patrón un adelanto de su paga semanal. Ante falta de liquidez, también es frecuente que entre vecinos se realice un préstamo de alimentos, que amerita una retribución mayor a lo recibido; esta relación se basa en la confianza mutua.

Respecto a lo expuesto, Platas, Arcos y Pérez (2011, 663) indican que en diversos estudios en el ámbito rural de México se han identificado servicios financieros informales que ofrecen créditos a la producción, pero sobre todo al consumo; entre los oferentes se encuentran los prestamistas que cobran altos interés, las tiendas de abarrotes y otros vendedores de bienes, quienes cobran valores más altos por los servicios del crédito comercial que otorgan. En los últimos años se han multiplicado las casas de empeño, así como casas de cambio, las cuales fungen como receptoras de remesas y, ambas, operan con amplio margen de ganancias a costa de los usuarios. Por otro lado, Caro (2003, 4) añade que las instituciones formales de crédito perciben a los pequeños productores como un sector con baja capacidad de pago, poca tecnología y con carencia de garantías suficientes y de liquidez para ser sujetos de servicios financieros; como consecuencia, los pequeños productores quedan vulnerables ante el trato con los prestamistas y otros agentes del mercado informal.

Conclusiones

El enfoque teórico de estrategias de vida de la nueva ruralidad fue adecuado en este estudio, ya que su perspectiva metodológica permitió evaluar aspectos involucrados en los cambios que ocurren en el territorio rural, como la influencia de las relaciones urbano-rurales a través de la migración, incremento del empleo no agrícola, la importancia de la infraestructura en el intercambio de productos y servicios, el papel de las organizaciones sociales en la conservación de las tradiciones locales, así como los cambios en la diversidad ecológica y productiva. Así, las unidades domésticas en las comunidades de estudio se adaptan paulatinamente a los cambios internos y del entorno, para lo cual recurren a los diferentes capitales a fin de satisfacer sus principales necesidades básicas, como la adquisición de alimentos.

De acuerdo con lo anterior, las formas de subsistencia de las unidades familiares del medio rural se sustentan en una compleja combinación de estrategias de vida basadas en la disponibilidad de sus capitales y activos correspondientes que, en un contexto de globalización económica y cambio climático, adquieren relevancia en su nivel de bienestar. De este modo, los capitales tienen una importancia diferencial en las formas de adquisición de alimentos y son destinados para para reducir la vulnerabilidad ante los diversos escenarios socioeconómicos y ambientales.

En las localidades con predominancia agrícola de subsistencia el capital natural es el de mayor importancia, aunque la producción en los sistemas de traspatio y milpa es vulnerable a los efectos del clima, situación que condiciona la disponibilidad y adquisición de los alimentos. Mientras que, en comunidades con actividad agrícola comercial, donde el capital natural, físico, social y financiero son de similar importancia, la disponibilidad de los alimentos depende tanto del clima y de las condiciones del mercado de productos, como de las relaciones de la unidad familiar con diferentes instituciones públicas y privadas. En este segundo caso, la mayor parte de los alimentos de consumo familiar se adquieren en el mercado y, en una pequeña proporción, del agroecosistema tradicional.

Por su parte, el capital humano adquiere mayor relevancia en las localidades clasificadas como no agrícolas, ya que las estrategias de vida familiar se caracterizan por mayor presencia de integrantes con trabajo asalariado, en la cual se mantiene el papel del hombre como proveedor, pero con una gradual integración de la mujer al mercado laboral. Este mercado se distingue por bajos salarios y una oferta de mano de obra poco calificada, situación que ocasiona ingresos económicos limitados para la obtención de alimentos que requiere la familia, por lo cual el acceso a los alimentos se encuentre condicionado a las fluctuaciones del mercado de productos y los salarios.

Finalmente, debido a la importancia que representa el estado de salud y la nutrición en el bienestar de las familias mayas, se recomienda la realización de más estudios que consideren los procesos culturales, sociales y políticos, así como que se profundice en el análisis de las relaciones de poder que surgen con globalización y cambio climático, debido a que tales escenarios afectan directa e indirectamente las formas de adquisición de alimentos, en un contexto en el cual se ha trastocado la estructura y dinámica de los sistemas tradicionales de producción agropecuaria, tal y como se observó en las comunidades consideradas en el presente estudio. Es relevante la reorientación de los programas de gobierno instrumentados para este fin, que hasta el presente no han demostrado su eficacia para combatir el hambre y la pobreza.

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Recibido: 28 de Febrero de 2018; Aprobado: 04 de Octubre de 2018

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