Ante el panorama internacional y el discurso de globalización que se extiende por todo el mundo, es importante tejer un horizonte que nos permita diferenciar las corrientes historiográficas actuales y su impacto en el quehacer del historiador. En este contexto, Sebastian Conrad presenta su obra: Historia global: una nueva visión para el mundo actual, en la cual se despejan muchas preguntas que surgen a los historiadores que pretenden realizar investigación bajo este enfoque. Escrita originalmente en alemán, este libro es un manual que permite a los estudiosos de Clío y a los académicos adentrarse a las entrañas de la historia global para conocer sus características y el debate historiográfico en torno a ella.

La obra que aquí se reseña está compuesta por diez capítulos que desarrollan la idea de lo que ha sido llamado historia global. Conrad explica las diferentes concepciones que se han tenido de "lo global" desde Heródoto hasta los autores contemporáneos y aporta ideas en torno a esta corriente. Sin embargo, advierte que el resultado es solamente una fotografía del tiempo en el que escribe, ya que debido al mundo cambiante en el que vivimos y a que los conocimientos se generan a una velocidad sin precedentes, la visión de esta disciplina puede cambiar en cualquier momento.

¿Qué es la historia global? ¿Para qué sirve la historia global? ¿Por qué una historia global? Son las interrogantes que el autor plantea para introducirnos a este enfoque y crear un hilo conductor que nos brinda un panorama para entender esta concepción historiográfica. En este sentido, Conrad proporciona sus rasgos distintivos: trata de la movilidad, de procesos que transcienden fronteras, de un mundo interconectado, de la circulación de objetos y del intercambio de cosas, personas e ideas. Es decir, la historia global ha tenido diversos enfoques a lo largo del tiempo antes de consolidarse y establecer las bases de esta nueva perspectiva historiográfica. Por ello, en el capítulo cuarto se dedica a desenmarañar las distintas visiones que sirven para comparar la concepción actual con las del pasado. Por ejemplo, la teoría del sistema mundo, los estudios poscoloniales, la historia trasnacional y el concepto de modernidades múltiples. En palabras de Conrad, los historiadores globales han adoptado algunos aportes de estos enfoques por lo que nos enumera sus ventajas y sus desventajas. El punto toral del libro es el capítulo cuarto, ya que el autor desmembra las características actuales de la historia global, sin perder de vista su pasado. Dice que esta co rriente ya está consolidada y presenta peculiaridades metodológicas que permiten abordar diferentes temas a partir de ella. Por ejemplo, los historiadores globales no pretenden tener macro perspectivas, pero en sus estudios sí se da un "giro espacial" muy característico del enfoque. Además, utiliza unidades históricas alternativas como la familia, las naciones o las civilizaciones para establecer relaciones e interacciones en sus estudios. Finalmente, este capítulo cierra con el análisis del concepto de integración, que es crucial para entender la globalidad actual.

En los capítulos quinto y sexto, Conrad retoma la discusión metodológica para analizar la relación que existe entre la historia global y las diferentes formas de integración y la concepción de espacio que se ha ido configurando entre los historiadores globales. Le dedica estos capítulos debido a que considera que el concepto es clave para entender esta corriente, teniendo en cuenta que el impacto de las conexiones depende precisamente del nivel de integración que exista entre ellas.

En el capítulo siete el autor señala que el tiempo es uno de los desafíos más grandes para los historiadores que prefieren "el telescopio más que el microscopio" a la hora de realizar sus estudios. Por ello, presenta al ruedo los conceptos de historia profunda y gran historia para contrastarlas con la visión de tiempo que ha imperado en el mundo académico. No obstante, recalca que la historia global no necesariamente se caracteriza por tener una temporalidad de larga duración, sino que dependerá de las cuestiones planteadas. Adicionalmente, esta corriente ha despertado el interés por la "sincronía", entendida como dos fenómenos contemporáneos pero ubicados en distintas geografías.

En los últimos tres capítulos el autor aborda preocupaciones distintas. En el octavo, discute el problema de los "centrismos" en los que están inmersos los estudiosos de Clío y los nuevos "posicionamientos" en los estudios históricos. Por ello, es importante enfatizar que los historiadores globales necesitan delimitar claramente la ubicación y el tiempo de sus objetos de estudio. En otras palabras, esta perspectiva historiográfica no desecha los contextos institucionales y nacionales para sus análisis, sino que son cruciales para llevarlos a cabo.

En el noveno, se explora la creación de los mundos y los conceptos del engranaje de esta perspectiva. Además, se recalca que lo global describe un modo de tematización o una forma de visualizar mundos. En esta visión, hay que enfatizar que esta corriente incorpora términos basados en experiencias ajenas a la historia occidental.

Finalmente, en el capítulo décimo el autor responde una pregunta básica en toda corriente historiográfica que quiera marcar tendencia: ¿historia global para quién? bajo esa cuestión explora las controversias que han nacido en torno a ella y vislumbra el futuro de las generaciones que pretendan realizar estudios bajo esta óptica.

En suma, este libro está bien estructurado y nos permite comprender una visión particular de hacer historia. Aliento su lectura porque nos brinda un panorama completo del pasado, presente y futuro de la historia global como corriente historiográfica. Además, considero que brinda las herramientas metodológicas para realizar estudios con este enfo que. Por ello, considero que será de mucha utilidad para los historiadores que pretendan acercarse a ella.