Introducción
Existen agrupaciones, tanto en el mundo rural como urbano, que, mediante la participación social, la acción colectiva y la colaboración solidaria, así como la resignificación de sus prácticas socio-productivas y culturales, funcionan como redes de apoyo ante sus contextos de crisis económicas y de precariedad laboral (García Bustamante 2015; Román-Suarez 2020). Se ha registrado, en menor medida, que estos espacios no sólo fungen como una importante red de apoyo en términos materiales, también son espacios de soporte emocional ante sus situaciones de vida y proporcionan herramientas a través del diálogo, respeto, solidaridad y reciprocidad (Sopransi 2010; Menéndez 2010).
El apoyo social es definido como el conjunto de prácticas, recursos y herramientas que proveen a los individuos de oportunidades para la retroalimentación de sí mismos. Las redes sociales, es decir las interacciones sociales, son elementos significativos para estudiar el apoyo social (Thoits 1985). En ellas se expresan y externalizan situaciones, aprendizajes, malestares y necesidades emocionales, así como necesidades materiales vinculadas con la condición social, económica y cultural de quienes las experimentan. Estas relaciones implican el intercambio de emociones y afectos, tales como el amor, el respeto o la admiración, así como formas de asistir materialmente con dinero, objetos o información para su recuperación ante una enfermedad o crisis emocional (Kahn y Antonucci 1980).
En los años sesenta la Teoría de Apoyo Social enfatizó la importancia que tienen las redes sociales en la reducción del estrés (Berkman y Syme 1979; Lefcourt 1983), en la promoción/fortalecimiento de la salud de personas que padecían depresión y esquizofrenia (Perry y Pescosalindo 2014), VIH (Schneider, Zhou y Laumann 2014) y Alzheimer (Llopis 2015), así como en procesos de transición en la vida que pueden detonar disturbios psicológicos como jubilación, viudez, cambios de residencia y recuperación ante desastres naturales (Antonucci y Aki-yama 1987; Cornwell y Laumann 2013; Li y Zhang 2015).
De acuerdo con estos estudios, la necesidad de recurrir a redes que otorguen soporte emocional y social aumenta cuando los roles vitales de una persona sufren cambios significativos, principalmente impredecibles y/o no deseados, como consecuencia de eventos presentados en el transcurso de sus vidas (Kahn y Antonucci 1980; Antonucci y Akiyama 1987). Estos eventos o "experiencias de transición" suponen para el individuo, particularmente adulto, la búsqueda y el encuentro de un nuevo rol social a partir de la generación de nuevos vínculos afectivos y el tránsito entre diferentes experiencias emocionales (Kahn y Antonucci 1980).
La reciprocidad, definida como la correspondencia mutua entre una persona y otra, es uno de los atributos de las redes de apoyo social. De acuerdo con los trabajos antropológicos de Mauss (2009) y Godelier (1998), todas las sociedades humanas conocen la reciprocidad y muchas de las primeras formas de organización social eran regidas por una serie de mecanismos sociales, particularmente espirituales y morales, que obligan a devolver el presente recibido (Godelier 1998; Temple 2003).
Para fines de este artículo, lo importante es destacar que la reciprocidad, lejos de ser una forma arcaica de intercambio, se trata de un principio fundamental que ha cobrado fuerza entre los sujetos y ha estimulado procesos organizativos (Gracia y Horbath 2014, 51) que posibilitan los espacios de encuentro y de apoyo emocional ante las situaciones de crisis producidas por sus situaciones de vida (muchas veces ocasionadas por problemas económicos).
Tal es el caso de "Campeche, por amor a la madre naturaleza" (CAMN), organización no oficial dedicada a donar, vender e intercambiar plantas entre la población de San Francisco de Campeche, Campeche. Estas prácticas de organización social, basadas en el intercambio no monetario, atraviesan acciones de carácter económico, político y cultural que pueden desplegarse en la esfera pública o en "lo público-no estatal" a través de la sociedad civil organizada (Mance 2001; Useche 2014).
Si bien se ha argumentado que en estos espacios se expresan necesidades de los grupos, particularmente de corte económico y productivo, poco se ha abordado la importancia de la dimensión emocional como punto de partida para analizar la participación social de los sujetos y la relación con sus condiciones de vida. De allí que nos preguntamos si la dinámica social que desarrolla este grupo contribuye a la trascendencia de estados o funciones sociales afectadas.
El objetivo es visibilizar cómo una organización social de la ciudad de San Francisco de Campeche desarrolla prácticas dirigidas a trascender situaciones críticas que involucran la dimensión emocional-afectiva de sus participantes. Se eligió CAMN por su filosofía grupal basada en el "compartir plantas" sin "fines de lucro", y la venta de plantas con "costos accesibles", así como por su dinámica social depositada en el valor, intercambio y donación de plantas.
Los estudios de las emociones no son recientes y han sido objeto de interés de diversas perspectivas disciplinarias. Desde una perspectiva naturalista, las emociones han sido definidas y posicionadas como una sustancia que nace en el cuerpo y su expresión es fisiológica, no simbólica, abandonando su condición social y persistiendo un dualismo entre emociones y el individuo (Le Breton 2012).
Ante la necesidad de situar en un mismo contexto analítico y superar las dualidades entre mente-cuerpo, se utilizó la propuesta de Calderón Rivera (2014) sobre la dimensión emocional, la cual posiciona como la depositaria de universos emocionales simbolizables que, en el sentido común y la experiencia cotidiana, se conocen como emociones, pasiones, sentimientos y afectos. Todos ellos son constituidos por repeticiones de vivencias significativas y culturales que se expresan e intercambian en diversos campos semánticos. Desde esta perspectiva, las emociones y los afectos forman parte integral de las experiencias socio-culturales de los grupos que no están desarticulados del cuerpo (Csordas 2010) ni desarticulados del malestar físico y cambian de acuerdo al contexto social, ya que están ligadas a las interpretaciones del individuo (Le Breton 2012).
Esta propuesta no construye una definición única y precisa respecto a los términos emoción, afectos, sentimientos, debido a que en la experiencia corporal estas categorías no están aisladas (Calderón Rivera 2014). Son un conjunto de herramientas que nos permiten comprender el actuar de los usuarios consigo mismos y el propósito de los vínculos sociales, poniendo como centro las subjetividades (Mazariegos 2019, 80). En ese sentido, se eligió un marco metodológico cualitativo que permitiera registrar el punto de vista de los sujetos, particularmente desde una dimensión subjetiva que integrara las formas de pensar y sentir de los sujetos sociales, sus emociones y sus experiencias de vida.
Para el registro de las percepciones y prácticas socioculturales de interés, las salidas de campo se organizaron en dos periodos; el primero se extendió de marzo a diciembre de 2018 e incluyó una exploración de aquellos lugares señalados entre los lugareños o por observación directa de agrupaciones en el espacio público que ofreciera un ambiente de convivencia interpersonal. El segundo fue de enero a mayo de 2019, en el cual se realizaron entrevistas semiestructuradas a cuatro hombres (entre 33 y 40 años) y siete mujeres (entre 28 y 70 años) mayores de edad del grupo CAMN, 11 personas divididas en tres tipos de actores sociales de acuerdo al rol social que desempeñan dentro del grupo y en su participación vendiendo, intercambiando o donando plantas: fundadores-administradores, autonombrados así por su función de gestionar la comunidad virtual de CAMN y de gestionar el espacio público; miembros activos, quienes fueron señalados por todos los participantes por su fidelidad con el grupo y su compromiso intercambiando plantas; acompañantes, quienes no intercambian, pero participan de manera secundaria en actividades como juegos de mesa, la lotería campechana o sólo brindan compañía a sus esposas o madres; y venteros o vendedores de plantas.
También se recurrió a la observación participativa que, de acuerdo a Dewalt y colaboradores (2000), implica la presencia y observación simple y la intervención e interacción en prácticas culturales propias de las personas con las que se trabaja. Se participó en la donación con la asistencia a las reuniones del grupo los sábados de 10:30 de la mañana a 2:00 de la tarde, en un parque público de la zona céntrica de la ciudad de San Francisco de Campeche, así como a los festejos, reuniones informales y eventos donde se congregaban los participantes, coordinador y administradores(as) que solían ser en la casa de alguno(a) de ellos(ellas).
Los temas y subtemas abordados en las entrevistas giraron en torno a datos sobre la caracterización general de los sujetos; motivaciones y beneficios al participar en la agrupación; tipos de intercambio y creencias, saberes y prácticas relacionadas con las plantas, sus emociones y situaciones interpersonales. Asimismo, dado que el recurso central del intercambio son las plantas, se hizo en algunos casos una colecta de material herbario y un registro fotográfico in situ para su identificación taxonómica.
Caracterización del área de estudio: San Francisco de Campeche, Campeche
La ciudad de San Francisco de Campeche (SFC) cuenta con una población de 283 025 habitantes, 135 405 hombres y 147 620 mujeres, de los cuales el 55.3 % de la población se encuentra dentro de la población económicamente activa (PEA), conformada por 60.7 % de hombres y sólo por 39.9 % de mujeres. En la PEA predominan las ocupaciones administrativas, comerciales, de vigilancia, empleados en ventas y trabajadores en actividades agrícolas, ganaderas, forestales y de pesca, así como trabajadores en el gobierno (INEGI 2017). Entre la población que no está activa (44.6 %) el 42.5 % se dedica al hogar (INEGI, 2017).
En cuanto a la situación de ingresos económicos, 50.8 % de la población en el estado tiene un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos (CONEVAL 2019). Además, desde 2017, la población que tiene un ingreso laboral inferior a lo que cuesta la canasta alimentaria básica ha aumentado. Aunque estos datos han cambiado del 2017 al 2019 (de 40.9 % a 39.5 %) existe un notorio aumento desde el 2016 (36 %) (Índice de Tendencia Laboral Campeche 2019; CONEVAL 2020).
En 2019, el estado de Campeche elevó su tasa de desempleo de 2.6 % registrada en 2018 a 3.4 % para marzo de 2019. Esto no es una casualidad, pues los datos oficiales reflejan que en este mismo año diversas empresas manifestaron dificultades económicas, particularmente por los altos costos para abrir una empresa, además de ser uno de los cinco estados con menor número de estableci mientos económicos a nivel nacional (La Jornada Maya 2019; INEGI 2014).
Estos datos indican una notoria crisis en cuanto a las condiciones laborales y económicas en Campeche, las cuales se reflejan en la situación de rezago social. Los índices de pobreza señalan que, en 2018, 46.2 % de la población se encuentra en situación de pobreza, 9.8 % en situación de pobreza extrema, 4.6 % es población vulnerable por ingresos, el 31.8 % es vulnerable por carencias sociales y sólo 17.3 % es población no pobre y no vulnerable (CONEVAL, 2018).
En cuanto a datos que refieren al acceso a servicios básicos como educación y servicios de salud, indican que 45 % de la población tiene educación básica, 24.1 % educación media superior, mientras que 26.6 % cuenta con educación superior. Sólo 4.3 % no tiene escolaridad (INEGI 2015). Pese a que Campeche es uno de los tres estados con mayor acceso a los servicios de salud comparado al resto del país (Observatorio de Política Social y Derechos Humanos 2018), presenta altos índices de mortalidad causados por enfermedades del corazón, diabetes mellitus y tumores malignos (INEGI 2017) además de problemas emocionales que atraviesa la población, ya que 31.3 % de la población campechana ha experimentado sentimientos de depresión y 54.4 % manifestó vivir con nerviosismo o preocupación en algún momento de su vida (INEGI 2018).
En los últimos años, SFC se ha ubicado en los primeros cuatro lugares de mortalidad del país a causa del suicidio asociado con problemas familiares, amorosos y depresivos (Instituto de Salud Campeche. Epidemiológica de los Suicidios 2019). Pese a que este dato es relevante, se carece de información oficial que exponga la relación entre las emociones y los contextos de crisis socioeconómicas que pudieran estar afectando las condiciones de vida de los campechanos.
La organización social "Campeche, por amor a la madre naturaleza"
En SFC existen diversos grupos dedicados a la venta de plantas que se organizan en el espacio público. Algunas de estas agrupaciones registradas durante el primer periodo de campo (2018) fueron "Club Plantando Campeche" (organizada en el Parque Ximbal), "Plantas Campeche. Donaciones, Eventos e Intercambios", "Ventas y Subastas de Plantas Campeche", "Plantas Insauste", "Plantas Campeche, consejos de jardinería, ventas e intercambios" (organizados en el pasillo de San Juan), "Feria de Plantas Campeche" y "Campeche, por Amor a la Madre Naturaleza" (CAMN) (organizados en el parque de San Martín).
Pese a que estos grupos tienen más de tres años organizándose en el centro histórico y alrededores, sus participantes y transeúntes señalaron que han sido hostigados por autoridades para desalojar los espacios donde las personas conviven y socializan. Muestra de ello son las recientes juntas a las que ha convocado la Secretaría de Desarrollo Económico para "negociar" el uso del espacio con los integrantes de los grupos de plantas, en las cuales proponen frenar los procesos previos de organización, al grado de entregar su gestión al Ayuntamiento o desalojar el centro histórico por ser, en palabras de la secretaria de Desarrollo Económico, "inviable" y dar "mal aspecto" al centro de la ciudad.
Estas tensiones se deben a que el centro histórico de SFC recibió la declaratoria por la UNESCO de Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 1999. Con el fin de regularizar la imagen urbana, la autoridad municipal utiliza el Reglamento de Imagen Urbana creado en 1993 para restringir la instalación de puestos semifijos y ambulantaje en el estado de Campeche. Sin embargo, esta regularización cambia acorde a los permisos que establezca la administración del gobierno municipal vigente.
"Campeche, por Amor a la Madre Naturaleza" sobresale de los grupos y mercados de plantas, pues además de reunirse para venderlas, predomina en su dinámica el intercambio no monetario. Esta propuesta surge años posteriores en otros Mercados de Plantas organizados en el pasillo público de San Juan. Sin embargo, no fue bienvenida por quienes se dedicaban a la venta de plantas de ornato, ya que "les quitaba la venta" y ocasionó discordancias entre sus miembros. Tal discusión animó a Fernando,5 fundador y administrador de CAMN, a crear un grupo basado en el "sentido de compartir", con el fin de crear vínculos amistosos a través de "cambios" basados en el trueque de plantas de ornato, donaciones a través de la rifa gratuita, también llamada "rifa general" y la donación cara a cara en la cual se donan plantas de manera voluntaria entre participantes y transeúntes. Al posicionarse como "un grupo de amigos que les gustan las plantas", "sin fines de lucro" y "sin ninguna adscripción religiosa o política", el acoso administrativo cesó y pudieron congregarse cada sábado de manera pacífica en el parque público de San Martín.
Para organizarse, CAMN utiliza un espacio virtual vía Facebook (FB) para invitar a la población campechana interesada en reunirse para intercambiar plantas, así como para compartir consejos de jardinería y "presumir" sus plantas durante la semana. La dinámica cambia los días sábados, pues de manera presencial se realizan las reuniones en el parque de San Martín de nueve de la mañana hasta la una de la tarde, aunque en ocasiones suelen quedarse hasta las cuatro de la tarde jugando lotería campechana. En este recinto se congregan entre cincuenta y sesenta personas durante toda la mañana, aunque en fechas festivas como el día del amor y la amistad suelen llegar hasta cien. Mientras tanto, las y los participantes platican acerca de sus aconteceres semanales y sucesos importantes entre ellos, como problemas de salud, conflictos familiares, fallecimientos, anécdotas y consejos sobre plantas.
En el grupo también se fomentan prácticas de venta de plantas provenientes de los jardines y solares de los participantes del grupo, donados por sus familiares, obtenidos a través de CAMN en rifas o ventas, comprados en viveros y/o recolectados en los alrededores de la ciudad. Esta actividad no se visibiliza para evitar que se promueva como un mercado.
La reciprocidad como principal medio de sociabilización entre sus integrantes, el rechazo a ser cooptados por la población y organizaciones con fines partidistas, la búsqueda de momentos que fomenten la convivencia a través del sentido de compartir, así como la participación de población de estatus socioeconómico bajo, fueron los criterios que permitieron delimitar como sujetos de estudio a los integrantes de CAMN.
Características de los sujetos de estudio
Este estudio se centró en la población adulta que asiste o asistió de manera regular a las reuniones sabatinas de CAMN en el parque de San Martín. Esta población oscila entre los 38 y 70 años de edad, son nativos de Campeche, aunque también provienen de otros estados como Tabasco, Puebla y Veracruz. Si bien la mayoría de los informantes no hablan o no se denominan como maya hablantes, casi todos narraron que algún miembro de su familia (padres o abuelos) hablaron y/o entendían maya. La mayoría de los participantes profesan el catolicismo y pocos miembros pertenecen a otras iglesias como presbiterianas y adventistas.
En la agrupación la población femenina es predominante; se trata de mujeres que se desempeñan como amas de casa, costureras, estilistas, vendedoras de artículos por catálogo, maestras y dentistas; predominan viudas, divorciadas y casadas. En menor medida, participan también hombres, quienes se desempeñan como abogados, agrónomos, campesinos, vendedores ambulantes, maestros y costureros, de los cuales todos son casados y sólo uno es divorciado.
La mayoría de los informantes provienen de un estrato social de ingresos medios y bajos, y la situación de carencias e incertidumbres económicas se vislumbra durante sus pláticas al narrar que tienen deudas o conflictos con deudores. Muchos de ellos provienen de colonias populares, también llamadas "invasiones", las cuales se han formado en la periferia de la ciudad y han sido legalizadas, otros viven en casas de interés social o en colonias populares antes conocidas como "Quintas" por ser terrenos ejidales, e inclusive para trasladarse al centro histórico (al parque de San Martín) toman de uno a dos camiones públicos. Algunos de ellos carecen de servicios básicos como agua o luz, de calle pavimentada y los espacios de su vivienda son reducidos.
Situaciones trascendentales y no trascendentales en la vida de los participantes de camn
Con la finalidad de abordar la problemática social que afecta a los integrantes y las lógicas de pensamiento que forman parte de sus estructuras sociales (Calderón Rivera 2014) se retomó la propuesta de Mazariegos (2019), en la cual las experiencias emocionales fueron registradas y analizadas a partir de las voces de los actores sociales y desde la experiencia de la investigadora, permitiendo identificar narrativas comunes en los participantes. Esto con la finalidad de identificar cuáles son "los disparadores de su sentir", usualmente vinculados con las circunstancias que vivían más allá del grupo (Mazariegos 2019).
Estos registros de disparadores de sentires y experiencias emocionales se dividieron en experiencias de transición, aquellas que remiten a un problema económico del hogar y aquellas situaciones que no necesariamente cuestionan las motivaciones o roles que rigen su existencia, pero que generan disturbios consigo mismos o con terceras personas derivadas de carencias y deseos de objetos materiales. Finalmente, se analizaron los tipos de vínculos que se tejen en la agrupación respecto a sus situaciones y experiencias de vida, con la finalidad de responder la función que CAMN desempeña en la vida de sus integrantes.
Situaciones de transición críticas consigo mismo y los demás
Se registró, de manera frecuente, que aquellos estados emocionales dolorosos en la vida de los participantes de CAMN fueron detonados por ciertas situaciones como fracturas de los vínculos afectivos ante la pérdida de una persona amada y por aquellos que ponen en tela de juicio su identidad, el significado y valor que tiene la persona consigo misma y el rol que ocupan en la sociedad y en los sectores en los que se desenvuelven.
Mujeres entre 28 y 70 años dedicadas al hogar, profesionistas o dedicadas al servicio doméstico, atravesaron por situaciones de pérdida de algún ser entrañable, abandono de sus hijos, procesos de ruptura, transformación familiar y fuertes cargas de responsabilidad por lidiar con el cuidado de sus padres entrantes en la senectud, mismas que experimentan estrés, soledad o aislamiento por estar encerradas dentro de su propia casa.
En particular, aquellas que vivieron la disolución de su matrimonio experimentan miedo y frustración al "no poder" cubrir las necesidades de sus hijos debido a conflictos con sus ex cónyuges por no cumplir con las pensiones alimentarias. Estas situaciones derivaron en insomnios, adicción a la nicotina y a vivir fuertes dolores en cadera y lumbares e inflamación en el nervio ciático, atendiéndose mediante remedios a base de hierbas como el Ylang-Ylang (Jasminum fluminense Vell) para conciliar el sueño, analgésicos para el dolor, o bien reposar, caminar y cambiar la alimentación.
Aquellas que cuidan de sus padres ancianos lidian con problemas de salud generadas por tensiones emocionales, descritas como estrés, además de sentirse aprehensivas, como problemas del tejido subcutáneo (vitiligo), el cual se atienden con remedios a base de células madres; y problemas en segmentos del cuerpo que, al combinarse con factores como la mala ergonomía y los movimientos involuntarios, han ocasionado hernias en los discos lumbares e intensos dolores que les impiden la movilidad, dormir e incluso el disfrute de sus actividades como la jardinería.
En situaciones donde hubo rupturas afectivas o asignación de funciones por responsabilizarse del cuidado de sus padres y/o hijos fueron comunes los conflictos por desacuerdos dentro del núcleo familiar. Para "armonizar" sus espacios en el hogar utilizan plantas, entre ellas la flor del desierto de Jericó (Anastatica hierochuntica), Teléfonos (Epipremnum aureum) y Jade (Crassula ovalata), para "purificar" y "alejar" la ira y discusiones dentro del hogar. Esta información la han encontrado en Internet, en la comunidad virtual de FB de CAMN.
Por otro lado, aquellas mujeres que están en transición al envejecimiento experimentaron síntomas relacionados con su propio deterioro osteomuscular, como dolores en cadera, lumbares, hernias no detectadas a tiempo y várices. Ante estos problemas hubo mala atención y nula resolución por parte del sistema de salud público, provocando la inmovilidad de las participantes, dolores intensos y el refugio en sus casas, además de depresión, tristeza y enojo al sentirse incomprendidas por los médicos. Entre los remedios y prácticas a las cuales acudieron para aliviar el dolor se encuentran el uso de ungüentos naturistas como Mariguanol, consultas con distintos médicos privados, rehabilitación y/o reposo.
En la transición particular de estas mujeres del grupo, se pudo observar que ellas sienten acompañamiento, "distracción", "felicidad" y un "refugio" al "estar en contacto con la naturaleza" por medio de la adquisición de plantas de ornato y el uso de prácticas de jardinería como regar sus plantas, fertilizarlas con componentes orgánicos, realizar injertos, etcétera. Además de ello, desarrollan afectos por sus plantas, a tal grado que les atribuyen nombres de persona como "Florencia" o adjetivos alusivos a cariños como "mi preciosa" o a su forma y floración.
Cabe señalar que, en su mayoría, estos vínculos afectivos cobran mayor importancia si dichas plantas fueron donadas por el grupo o por amistades, o también si alguien del grupo contribuyó a su mantenimiento. Especialmente, el recurso botánico más valorado económica y afectivamente son las flores del desierto (Adenium obesum), plantas de apariencia "exótica" debido a su tallo en forma de cuerpo humano.
Asistir a grupos y mercados donde intercambian y venden plantas como CAMN, les permite a las mujeres participantes acompañarse y contrarrestar la sensación de encierro, soledad o victimización. Quienes atravesaron por una ruptura familiar sustituyeron sus redes primarias (familia y/o amigos) por nuevas amistades que les permitieron distraerse de su estado anímico. Ejemplo de ello es Esmeralda, de 38 años, administradora y participante del grupo, quien al recordar su divorcio describió haberse sentido deprimida y constantemente se victimizaba. Pese a que iba a correr y cuidaba su alimentación se alejó de amistades y hábitos que le recordaban su vida anterior y, a pesar de eso, su estado anímico empeoraba. La asistencia a un grupo de superación personal, acudir con un psicólogo y socializar con nuevas amistades en CAMN, le permitieron transitar de un estado anímico a otro:
Mi divorcio fue algo sorpresivo, [yo estaba embarazada] y yo no sabía que se estaba cocinando el arroz por allá. [Al enterarme] me quedo frustrada [...] [Solíamos] salir en pareja, en familia y con sus amigos [así que, al divorciarme] evité amistades que teníamos en común. Eliminé de mi Facebook a familia, a todos, y puse mis barreras, y las puse con ¡todo mundo! Porque nada más venían a decirme cosas [...] Estaba desganada, no trabajaba nada, me la pasaba llorando, así estuve casi un año, me dedicaba a hacer ejercicio, no me los llevaba a ellos [sus hijos], bajé 30 kilos de peso. Mi hijo tenía dos meses [de nacido cuando ocurrió. Corría y lloraba. Había veces que los niños faltaban a la escuela, mi única compañía era mi celular y Facebook. Un día vi [en la comunidad virtual de Facebook de CAMN] que compartieron algo de las plantas, y empiezo a ver el grupo por una amiga de Facebook que yo no conocía, la tenía agregada. Les mandé la invitación. Vi unos Jacintos, fue la primera vez que fui al parque. [Me presenté con] Fernando y empecé a comprar plantitas en el grupo de plantas [CAMN], después a hacer dinámicas y rifas. Así combiné correr, zumba y las plantas (fragmento de entrevista realizada en enero 2019).
Gracias a ello, algunas participantes han adquirido jovialidad y más de una expresó que desde que empezaron a ir al grupo CAMN ponen más atención a su arreglo personal; esto es como una forma de expresar la seguridad que sienten en sí mismas. Acudir a nuevas actividades como vender, intercambiar plantas e interactuar con gente, afirman, las hizo sentirse útiles y valoradas.
La anterior información contrasta con lo narrado por los hombres entrevistados, con rango de edad entre 33 y 40 años, dedicados al campo y a la venta por ambulantaje. Ellos informaron haber atravesado cambios en los roles dentro del hogar para procurar el cuidado de sus hijos. Aunque hubo menos soltura en su expresión, el informante confesó estar preocupado por el legado -del trabajo informal-, a su hijo. Mientras que el otro informante masculino, acompañante, dejó su empleo formal fuera de Campeche, para estar cerca de su familia porque sentía que se estaba perdiendo la infancia de sus hijos.
Los hombres entrevistados de CAMN, contrario a la población femenina, narraron que recurren a su familia (suegros, hijos, esposa) para la resolución de sus problemas emocionales; únicamente, en un caso de ruptura nupcial, el participante, al irse a vivir solo, recurrió a comprar plantas para no sentirse triste y hacer nuevas amistades a través del grupo.
Situaciones que remiten a crisis económicas en el hogar
Otros problemas dolorosos que trastocan los roles en la vida social de las y los entrevistados, son aquellos relacionados con problemas económicos por falta de empleo y/o de crisis económicas en el hogar.
Los hombres entre 33 y 40 años dedicados a oficios, ambulantaje o el campo, mencionaron haber atravesado por estados emocionales de "preocupación", al ser responsables de proveer económicamente al hogar, incluso de dejar un legado a sus hijos que cubriera las necesidades de su familia, "aunque sea tener para el frijol", comenta uno de los venteros. Diversificar sus opciones de empleo con la venta de plantas de ornato ha ayudado a varios a cubrir necesidades económicas como la compra de insumos para el hogar:
Yo la verdad empecé a vender porque me estaba yendo un poco mal económicamente, no tenía tiempo ni trabajo. Tenía que acondicionar la casa, ayudar a mi esposa [que trabaja], pagar la luz y muchas cosas […] Al principio me daba un poco de pena si no lo has hecho ninguna vez en tu vida. Pero ya después como hay gente amigable me fui relacionando y fui vendiendo más (fragmento de entrevista, marzo 2019).
Mujeres adultas, principalmente madres solteras, amas de casa y/o dedicadas al servicio doméstico, también han encontrado en CAMN una forma de diversificar sus ingresos a partir de la venta de plantas de ornato, fertilizantes e incluso vender otros artículos no relacionados con la jardinería como miel, maquillaje, bolsas, joyería y artículos de belleza.
Si bien, la mayoría de las mujeres venteras expresaron que el ingreso que reciben de la venta de plantas lo invierten para resolver situaciones relacionadas con crisis económicas del hogar, como consultas en la atención médica privada, pagar deudas, alimentos y transporte, otras lo reinvierten en sus jardines y en la compra de más plantas para su hogar. Una de ella expresa que decidió dejar su empleo anterior el cual era esclavizante, e incentivada por sus hijos decidió dedicarse a "las plantitas", pues es una actividad que disfruta y le deja un ingreso extra para invertirlo en la jardinería.
De acuerdo con la identificación de recursos herbolarios y botánicos, las plantas circulan entre los participantes a partir de prácticas como la venta y la donación cara a cara, y en menor medida por medio de los intercambios (o trueques). Las plantas ornamentales, particularmente exóticas e introducidas, son los principales recursos botánicos más vendidos en la agrupación. Entre ellas se encuentran las de mayor valor económico, como la flores del desierto (Adenium obesum Forssk., Roem. y Schult), Coronas de cristo (Euphorbia milii Des Moul.), Suculentas (Echeverría sp., Sempervivum calcareum) y otras de menor valor económico como las llamadas "Mala madre" (como Chlorophytum comosum Thunb.) Jacques, Bryophyllum delagoense (Eckl. y Zeyh. Druce) y las Huernias.
Al encontrarse en situaciones inesperadas referentes a problemas de salud, tales como heridas no cicatrizadas en pacientes de diabetes mellitus, heridas a causa de dermatitis, problemas de cálculos renales, embarazos de alto riesgo o accidentes automovilísticos que requirieron intervenciones quirúrgicas, junto con la pérdida total de sus automóviles, han generado gastos extras en el bolsillo de los participantes. Debido a la falta de solvencia económica para cubrir los servicios de salud privados o por las trabas burocráticas del sistema de salud público, mujeres y hombres adultos han tenido que vender sus pertenencias, entre las que destacan autos, ropa e incluso plantas de alto valor económico, como la flor del desierto (Adenium obesum). Durante la observación participante, se registró que deshacerse de sus plantas, particularmente de sus flores del desierto, no ha sido fácil e incluso más de una persona expresó tristeza y llanto al tener que vender sus plantas para cubrir los gastos de un accidente automovilístico.
En caso de que alguno de los participantes atraviese por una enfermedad de gravedad o con algún familiar en riesgo de muerte, los administradores y el fundador se solidarizan convocando a quienes deseen apoyar por medio de donativos económicos, la rifa de sus plantas para reunir dinero o, en determinados casos, el apoyo con medicinas, las cuales se donan con previa receta médica, o para que acompañen al enfermo(a) con una oración proveniente del culto católico.
Mientras que para algunos la venta de plantas es parte de sus prácticas de recreación -que a su vez atiende sus emociones y afectos en lo cotidiano- también es una práctica que los ayuda a solventar sus necesidades económicas no resueltas debido a la falta de seguridad social, mala atención por el sistema biomédico o circunstancias inesperadas. Estas últimas situaciones se agudizan si los participantes atraviesan por brechas de desempleo y empleos informales.
Uno de los informantes venteros expresó que vender plantas es un negocio redituable, contrario a otras cosas como ropa, porque las plantas "nunca pasan de moda" y se puede acceder a ellas de manera muy fácil porque las encuentran a sus alrededores. También expresaron que, al contrario de cosas materiales, las plantas pueden seguir reproduciéndose y no habría pérdidas: "se pueden sacar esquejes, te salen, los creces, sacas semilla", por lo tanto, no habría pérdidas económicas.
Situaciones que remiten a conflictos producto de las relaciones interpersonales derivados de carencias y deseos materiales
Existen otras situaciones que están relacionadas con problemas entre mujeres participantes con sus amigas, vecinas, compañeros de trabajo y familiares lejanos que derivan en envidias, lo que fue interpretado como sentir que otra persona compite, tiene celos o las / los envidia por su carencia y el deseo de objetos materiales como las plantas, provacando conflictos entre las personas involucradas y generando en éstas sueño, estrés, fatiga y enojo.
Dentro de la agrupación, algunas participantes expresaron que han sido o han visto otras personas ser perjudicadas por el mal aire o brujería a causa de la envidia. Inclusive una de ellas mencionó que en su familia poseen el don de sanar:
Hasta la fecha, en nuestra familia, hay personas así, que hablan con difuntos o se le meten espíritus malos o buenos, tienen el don de durar. Mi hijo tiene eso […] La familia de mi nuera es bruja, así le decimos [porque] cura, pero hace maldad. A mi nuera se le subió el muerto dos o tres veces, sí, el muerto que le dicen. Eso le pasa porque su vecino le ha hecho maldad. Mi hijo ha tenido que ir a [su casa] a echar agua bendita en las cuatro esquinas y oraciones. Cuando llegó a la casa se le pararon los vellitos, al llegar a la sala la perra se alteró y mientras su hermano le contaba lo que pasaba vio que algo acechó en la puerta, algo feo (fragmento de entrevista, febrero 2019).
En casos como CAMN, la envidia se registró como el deseo de tener aquello que el otro(a) posee, vive o experimenta. Es decir, no sólo se desean recursos o bienes, también aspectos no materiales como un rol importante en la toma de decisiones de la agrupación, deseo de pareja, algún lugar importante en la vida de una tercera persona (el cual no tiene), sentirse apreciado o querido por alguna persona e incluso, deseo de algún atributo de belleza.
Aunque las y los participantes no expresan abiertamente tener algún problema con terceras personas, han expresado sentirse envidiadas(os) y buscan protegerse constantemente de "los malos aires6 y la gente envidiosa", motivo por el que adquieren plantas como Mal viento o Mal aire (Euphorbia tithymaloides) -que se siembran en las cuatro esquinas de la casa-, la Vicaria (Catharanthus roseus), Sansiviera (Sansevieria trifasciata Prain), Romero (Rosmarinus officinalis L.), o la Albahaca (Ocimum sp.), plantas que colocan al frente de sus hogares o que utilizan para ramear los cuerpos. Estas plantas, al recibir la envidia, pueden debilitarse, absorber y repelerla e incluso morir. Estos recursos botánicos circulan de manera frecuente en la agrupación a través de la donación cara a cara, pues se utilizan para ornato, acompañados de un fuerte valor simbólico que refleja el miedo a ser envidiados.
De acuerdo con una de las administradoras, las plantas son el principal objeto de envidia, lo que ocasiona su muerte: "Las plantas sienten [la envidia]. Así me ocurrió. Una vecina fue y me dijo: '¡Canija tienes ruda!'; la agarró y se me murió. Para eso es la Sansiveria, para los malos aires y la gente envidiosa".
Sentirse codiciados puede provocar la muerte de sus plantas, lo que refleja la envidia de alguien hacia ellas, hasta el ultraje de sus pertenencias, particularmente de sus plantas con alto prestigio social como las flores del desierto (Adenium obesum). Las quejas del robo, en especial de plantas, es constante en las comunidades virtuales, lo que ocasiona sentimientos de indignación, rabia y miedo al no sentirse seguros en sus propias casas. El miedo al robo de casa habitación fue uno de los problemas que se señalaron como los más frecuentes en SFC, incluso las y los participantes contaron sus experiencias donde entraron a robar mientras ellos estaban bajo el mismo techo que los ladrones. Para evitar estas situaciones algunos han optado por poner cámaras, otros por esconder sus plantas para no ser objeto de atención de sus vecinos, mientras que otros tuvieron que vender todas sus plantas para evitar más infortunios.
Los papeles sociales que desempeña el grupo en la vida de los participantes
La reciprocidad como una forma de amortiguar los conflictos emocionales
De acuerdo con Godelier (1998), las relaciones de reciprocidad son resultado de los procesos históricos y socioculturales de los sujetos. Se revisten de significados, adquieren especificidades, predominancias y formas de articulación acorde al contexto histórico-social (Godelier 1998; Gracia y Horbath 2014). Este autor argumenta que, en condiciones donde las clases o rangos sociales son distintos, se pueden dar relaciones de subordinación física, material y social. Lo que es importante destacar es que, en el análisis del don y la reciprocidad, siempre hay que tener en cuenta la relación existente (Godelier 1998).
En el caso de CAMN, las personas participantes pertenecen a sectores marginados y vulnerados socialmente (mujeres y madres solteras, mujeres de edad avanzada y familias que viven en la periferia social). Compartir situaciones "disparadoras" de sentires en común, tales como crisis detonadas por pérdidas y fracturas en los vínculos afectivos, crisis en los roles familiares, conflictos económicos que limitan el acceso a servicios de salud que ponen en riesgo su bienestar, han neutralizado las tendencias a la diferenciación social (Núñez 2014, 113), al tiempo que estimularon relaciones de solidaridad social y sentimientos de empatía y de consideración por el otro (Temple 2003):
[Cuando empecé a ir al grupo] era muy selectiva, sólo plantas bonitas entraban a mi casa. Pero me di cuenta que no debo ser así, que debo aceptar lo que la gente me regalaba, mucha gente va al grupo sólo con el dinero de su camión ¿Por qué? Me di cuenta que [así como] yo también necesitaba esa terapia, más gente que está ahí es porque trae problemas emocionales, sentimentales y hasta físicos. De mis [ingresos económicos] yo tomo dinero y compro cositas para rifa. Eso me motiva a mí porque siento que la gente está feliz (fragmento de entrevista, enero 2019).
Durante el trabajo de campo se encontró que, aunque las y los participantes han desarrollado un gran gusto por las plantas, más allá de ir por el intercambio y la donación de "las plantitas", CAMN representa un espacio de escape ante su cotidianeidad.
Si bien diversos autores han abordado la reciprocidad a partir de la teoría del intercambio social, Temple (2003) propone pensar el intercambio y la reciprocidad como procesos distintos. El intercambio está motivado por el interés que se dedica a las cosas mismas o por su valor; es una relación de intereses y puede suponer una reciprocidad mínima. En estos casos, el don se convierte en "un acto que vincula a sujetos abstractos a un donante que ama a la humanidad y a un donatario que encarna, durante algunos meses, la miseria del mundo" (Godelier 1998, 16). A diferencia de este tipo de don, el don recíproco "no se encierra en la satisfacción de un interés privado, se abre hacia un sentimiento, un estado de gracia que, cuando tiene un rostro, se llama amistad". Es tener consideración del otro y las condiciones de existencia (Temple 2003, 322).
En estas prácticas donde predomina el valor de uso y el lazo social entre las personas que intercambian (a diferencia del mercado en donde lo más importante es el valor de cambio) (López-Córdova 2015, 440), se generan sentimientos y afectos que disponen a los individuos a cuidar del otro y a producir y reproducir valores humanos (Temple 2003, 323). Por ejemplo, para aquellos quienes a causa de experiencias de transición críticas decidieron alejarse de su familia, parejas y amistades cercanas, en CAMN encontraron una forma de sustituir sus redes primarias (familias y/o amigos) por nuevas amistades; mientras que para otras personas les permitió resignificar los roles en su vida social sintiéndose valoradas.
Los lazos de reciprocidad ante las crisis económicas y la desigualdad social
Los vínculos y lazos establecidos por las y los participantes de CAMN se pausaron, en muchas ocasiones, por situaciones relacionadas con sus ingresos y la desigualdad económica que muchos atraviesan. Las situaciones que remiten a crisis económicas en el hogar, que a su vez trastocan los papeles en la vida social, han sido resueltas a partir del dinero obtenido de la venta de semillas y plantas de sus propios jardines. Incluso, problemas como gastos de consultas médicas, medicinas o gastos funerarios han sido solventados a partir de la donación de dinero de los integrantes del grupo.
Aunque el grupo no considera la venta como relevante, sí funge como un importante recurso para diversificar sus ingresos económicos en situaciones de crisis inesperadas o ante las brechas de desempleo que atraviesan los participantes, en donde el desempleo, la falta de seguridad social, el trabajo informal y la falta de un salario digno los lleva a situaciones de incertidumbre cotidiana en el cuidado de su familia y de ellos mismos.
El estado de Campeche ocupa un lugar alto en el rezago social frente al resto de los estados del país (posición 9) (CONEVAL, 2015). Además, los canales institucionales también son un impedimento para la generación de empleos, la creación de empresas y de nuevas fuentes de ingresos para los campechanos.
Las constantes presiones por el Ayuntamiento, las trabas administrativas para que organizaciones se congreguen en el espacio público, las tensiones entre las administraciones a nivel municipal y federal y las intenciones de entregar las gestiones de las organizaciones no oficiales a manos del Ayuntamiento, evidencian que las posibilidades de organización social sin la intervención del Estado o sin intereses partidistas son difíciles en un contexto como SFC. Como menciona Favela (2000), en un sistema de instituciones y prácticas políticas cerradas, hay una notable reducción de las oportunidades en la toma de decisiones y de movilización debido a los estrechos canales institucionales. Sumado a lo anterior, las brechas de desempleo y los bajos salarios posicionan a Campeche en una profunda crisis social que afecta las experiencias de vida de los campechanos.
En las sociedades contemporáneas, las prácticas basadas en la donación y el intercambio no monetario se ven propiciadas en "una economía de la que el Estado ha optado por desentenderse, como también ha elegido desentenderse paulatinamente de otros aspectos de la vida social" (Godelier 1998, 13). Ante este panorama, organizaciones como CAMN emergen desde planos poco visibles, desde nuevas formas de convivir, de resistir y que llenan de sentido el espacio público (Useche 2014). Entendemos la resistencia como un impulso vital ligado a otras "formas de vida" que abarcan diversos campos que hacen posible la redefinición de los encuentros entre la esfera política, en la constitución de otras relaciones y en la apertura de "nuevas formas de creación y de goce vital", más allá de emerger desde la mera oposición (Useche 2014, 260).
Los papeles sociales de los recursos herbolarios y botánicos dentro de CAMN
Durante el trabajo de campo se documentó que la herbolaria desempeña un papel importante en la autoatención de padecimientos primarios como resfriados comunes y problemas gastrointestinales, que no necesitan la intervención de un médico y se resuelven en el hogar (Huicochea-Gómez 2014; Caamal-Dzib 2017; Rodríguez 2016). Esto no es casualidad ya que en diversos estudios regionales se ha documentado la importancia de la herbolaria en la vida de los campechanos pues continúa siendo el principal recurso utilizado y presente en la atención de la salud por su alto valor social (Caamal Dzib 2017).
Además, se registró que sus cualidades domésticas y de autoatención son utilizadas para el alivio de malestares vinculados a sus emociones como el insomnio, a causa de un conflicto entre amigas o por un disgusto entre parejas, para la protección de la envidia ocasionada por terceras personas, seres inmateriales o sobrenaturales, padecimientos que el sistema biomédico no comprende ni aborda. En esta dinámica convergen distintos sistemas explicativos de vida, pues por un lado, se documentó la inclusión de recursos y prácticas culturales, propias de la región cultural maya, tales como curar, sanar y/o proteger de la envidia, el mal aire y seres sobrenaturales (Huicochea Gómez y Cahuich-Campos 2015). Algunas otras prácticas eran aprendidas y transmitidas a través de sus padres o amistades del grupo, mientras que otras eran encontradas desde Internet, justificadas y entendidas desde un marco New Age, como es el uso de plantas para el Feng shui y la armonización del hogar.7 Sin embargo, el interés por las plantas no sólo predomina por los valores simbólicos y culturales atribuidos, sino también porque en dichos usos están implicadas situaciones de vida y emociones en crisis que se desean contrarrestar, atender, proteger y/o trascender, por ejemplo, aquellas situaciones derivadas de la envidia y el deseo de tener aquello que la otra posee, sean recursos, pareja o el lugar en la vida de otra persona.
De acuerdo con estudios de corte antropológico, en México se ha evidenciado que la envidia se da con más frecuencia en contextos donde la acumulación de bienes es escasa, en contexto de desigualdad social y económica. Esta suele ser la expresión de enfermedades como el mal de ojo y el mal aire, y son los curanderos los responsables de lidiar con ella o intentar transformarla (Foster 1972, en Jacobo-Herrera 2013, 33). En este caso, no son curanderos, ni algún sujeto con la autoridad espiritual en el grupo, sino las mismas mujeres quienes se aconsejan, de manera no tan visible, cómo repeler estas problemáticas ya sea a través de plantas, imágenes religiosas o incluso consejos de "gestión emocional" para evitar estos conflictos.
Para otras participantes, recurrir al intercambio no monetario de plantas como un medio de sociabilización, ayuda a que se afiancen y reafirmen relaciones de amor, cariño y cuidado entre los participantes y sus plantas, a tal grado que los recursos botánicos y herbolarios llegan a tener un papel importante en sus vidas, atribuyéndoles cualidades de acompañantes o una práctica que les permite distraerse de su realidad social y anímica.
En este sentido, estos elementos de la naturaleza nos permitieron entender que ciertos recursos herbolarios continúan satisfaciendo sus necesidades no sólo de tipo curativo, alimentario y/o culinario, material y/o económico, sino también emocionales. Los recursos naturales -botánicos y herbolarios- además de ser captados por las personas mediante las sensaciones y sentidos corporales del mundo natural, cultural y social, se organizan y simbolizan permitiendo explicar y reflejar su realidad cotidiana (Huicochea-Gómez y Cahuich-Campos 2015), en las cuales enuncian conflictos sociales, tales como las crisis en los roles familiares y de género, la desigualdad social, desprotección familiar, ocasionada, a veces, por deudores alimentarios morosos, el desempleo y la falta de protección social.
Conclusiones
Pese a que en SFC hay una notoria reducción de oportunidades para organizarse socialmente en el espacio público debido a los estrechos canales institucionales, se observa que existen grupos como CAMN, organizaciones dedicadas a la venta de plantas y otras dirigidas a la venta de productos ecológicos que desde posicionamientos lejanos a lo institucional, rechazan participar en alguna iniciativa partidista o fomentada por el Estado, ni tampoco buscan un "estatus jurídico" como ser asociación civil, sino que más bien participan desde las contribuciones de todas y todos los participantes beneficiados por la venta y la convivencia.
Esta agrupación resiste a las presiones institucionales desde otras formas de generar vínculos a través del "sentido de compartir", particularmente en un sector de la población que se encuentra en un estado liminal con relación a sus sentimientos y emociones por la pérdida de algún ser u objeto de afecto.
De acuerdo con Jacobo (2013), las emociones contienen lógicas de pensamiento que expresan maneras de compartir y de ser de una sociedad (Jacobo 2013; Calderón-Rivera 2014, 12). Calderón Rivera (2014) propone entenderlas tanto desde el ámbito funcional, como reguladoras de conductas, hasta en lo estructural, como creadoras de sentido y el reflejo de tensiones entre el individuo y la sociedad. Desde esta perspectiva, las emociones, además de convertirse en mecanismos de agencia, pueden enunciar las desigualdades (Mazariegos 2018).
En este sentido, las situaciones presentadas en esta investigación no sólo enuncian y evidencian la ausencia del Estado, sino también la sustitución de las instituciones como la familia y la sociedad por estas agrupaciones que dan, de manera exitosa, una atención a la población vulnerada (desempleados, amas de casa, divorciadas, viudas y adultas mayores). Por lo tanto, el vínculo con el otro, y lo que ocurre a partir de esa relación, se convierte en un factor tan indispensable, en estos contextos, para garantizar la salvaguarda de los individuos que motiva a las personas a que se congreguen y habilitar los espacios públicos para su encuentro.
Sin embargo, en una estructura institucional cerrada y limitada como la de SFC, se ejerce una permanente presión a cualquier práctica económica alternativa pues además de carecer de un contexto económico en crecimiento y desarrollo, tampoco hay facilidad sociopolítica para el respaldo de esas economías alternas que son pieza fundamental en el sostenimiento de los afectos y las emociones de los campechanos. En ese sentido, organizarse para generar otros tipos de vínculos socioambientales y económicos, donde lo afectivo y emocional también está de por medio, no es comprendido por el Estado, mucho menos impulsado.
Para finalizar: agradecemos al Colegio de la Frontera Sur y a CONACYT por la beca recibida, misma que permitió la realización de este trabajo. Gracias a las y los integrantes de "Campeche, por Amor a la Madre Naturaleza" que compartieron sus experiencias y puntos de vista. Gracias al Mtro. Pedro Zamora encargado del Herbario de la Universidad Autónoma de Campeche y a Hugo Ruíz González, estudiante de posgrado de ECOSUR, por su apoyo en la identificación de plantas. También al M. C. Francisco Serrano Flores, de ECOSUR, por su apoyo y acompañamiento durante la colecta de datos en campo.