La guerra civil modificó, como es bien sabido, la relación de fuerzas políticas y sindicales en la zona que permaneció fiel a la república. Una de sus consecuencias fue la conversión de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) en un sindicato de masas, con más de 30 000 afiliados, agrupando así a la inmensa mayoría de los profesionales de la enseñanza, excepción hecha del Sindicato Único de la Enseñanza, adscrito a la CNT. Si el papel de la FETE había sido destacable durante el quinquenio republicano, a lo largo del conflicto bélico, su relevancia en todos los órdenes -sindical, político, educativo, cultural, internacional...-, tanto en la retaguardia como en los frentes de batalla fue decisiva y determinante. En consecuencia, el franquismo, tanto a lo largo de la guerra como después de la misma, convirtió a la FETE y a sus militantes en el principal chivo expiatorio de una política educativa calificada de "revolucionaria", "atea" y "disolvente", teniendo como objetivo principal la represión que se abatió sobre los profesionales de la enseñanza.1 Una parte, nada despreciable, de sus dirigentes y militantes más activos y comprometidos lograrían abandonar el país al finalizar la guerra con destino a Francia, donde muchos de ellos vivirían la dura experiencia de los campos de internamiento.2
Desde el primer momento, habida cuenta de las deplorables condiciones de los campos, la cercanía a la frontera española, el más que probable conflicto armado que se cernía en el horizonte europeo y los peligros que todos esos factores suponían para los exiliados, los organismos de ayuda a los refugiados creados por las autoridades republicanas, el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) -constituido en marzo de 1939, por iniciativa del socialista Juan Negrín, presidente del gobierno- y la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) -formada por decisión de la Diputación Permanente de las Cortes Españolas en su reunión, en París, a últimos días de julio de 1939, bajo el control y la dirección del también socialista Indalecio Prieto-, se plantearon como objetivo principal la evacuación del mayor número posible de compatriotas hacia América.3 De los países americanos, fue México el que acogió al colectivo más numeroso de refugiados, hasta tal punto que el exilio en aquel continente se confunde generalmente con el que se asentó en ese país.4 La emigración a México se realizó en diversas fases. La tercera fue la más importante desde el punto de vista cuantitativo -las anteriores tuvieron como protagonistas a 450 niños, los "niños de Morelia",5 y a un reducido grupo de intelectuales-, afectando a un contingente numeroso de hombres y mujeres que se encontraban en Francia y en el norte de África. En mayo de 1939 tuvo lugar la primera de las grandes expediciones a bordo del buque Sinaia.6 Posteriormente, otros barcos, el Mexique y el Ipanema, completarían hasta mediados de 1940 esta primera gran oleada de refugiados republicanos hasta totalizar una cifra de unos 10 000 exiliados.7
El traslado a México
De los 20 000 refugiados acogidos en México, unos 500 -hay documentos que hablan del millar y otros que suben de forma extraordinaria esa cifra hasta los 5 ó 6 000- eran maestros y en su gran mayoría militantes de la FETE. A ellos habría que sumar, dentro del campo de la enseñanza, los catedráticos de universidad, los inspectores de enseñanza primaria y los profesores de escuelas normales y de instituto -que rondaban en conjunto los 600.8 La mayor parte llegaron al país norteamericano en 1939, es decir, aprovechando las tres primeras expediciones que alcanzaron el puerto de Veracruz. Un mes después de cruzar la frontera española hacia Francia, coincidiendo con los preparativos iniciales de las embarcaciones con destino a México, la comisión ejecutiva de la FETE comenzó a hacer gestiones ante su par de la UGT para tratar de enviar al mayor número posible de afiliados a México. Para su secretario general, César García Lombardía, resultaba especialmente urgente la marcha de algunos dirigentes para así ganar la delantera en la organización del sindicato en tierras mexicanas, puesto que otros viajeros se estaban dando prisa y "pudieran causarnos contrariedades".9 Lombardía sugería, incluso, que se preparara una expedición exclusiva para dirigentes de las federaciones de la UGT y que en todas las embarcaciones la central sindical dispusiera de un número de plazas determinado. Era, en su opinión, una manera de garantizar el control político y sindical de las evacuaciones y, por tanto, del futuro en tierras mexicanas habida cuenta, le advertía a del Rosal, que "se está haciendo política, por lo menos en mis medios profesionales, alrededor de la emigración".10
Las diferencias "políticas", con las que Lombardía se refería a la división entre los maestros adscritos a la CNT y la FETE por una parte y, sobre todo, a la que separaba en este último sindicato al sector "negrinista" -el mayoritario durante la guerra y durante los diez años siguientes a su finalización, y donde figuraba en primer lugar, lógicamente, su comisión ejecutiva- del "llopista" -así llamado por ser Rodolfo Llopis su figura más representativa y partidario de restablecer la hegemonía de los socialistas en los órganos de dirección del sindicato y, por supuesto, de la UGT, anudar las tradicionales y estrechas relaciones con el psoe y "descomunistizar" las estructuras sindicales, empezando por la propia FETE-, se complicaron con desavenencias de criterio e interferencias varias entre los propios "amigos políticos" a la hora -importantísima- de elaborar las listas de embarque y, por tanto, de decidir quiénes debían viajar en las distintas expediciones con destino a México. El ejemplo más claro de este último, lo representó el "incidente Amparo Ruiz", detrás del cual se escenificaron las posturas encontradas o, mejor dicho, un conflicto de autoridad entre las comisiones ejecutivas de la UGT y de la FETE. El hecho es que Amparo Ruiz, militante comunista, representante de la FETE en el comité nacional de la UGT y encargada de atender las necesidades de los militantes internados en los campos de refugiados, tomó sobre sí, y con el permiso de la UGT, la responsabilidad de configurar las relaciones de maestros que debían ser evacuados a México, sin contar con el listado que había elaborado la ejecutiva de FETE. El incidente terminó de forma abrupta, con el cese de Amparo Ruiz como miembro del órgano de dirección de la FETE y representante del mismo en el comité nacional de la UGT y la dimisión después de Lombardía como miembro de la ejecutiva de la central sindical, la cual no fue aceptada.11
De las diversas listas de embarque que Ruiz configuró, se ha conservado la que presentó en agosto de 1939 y que, según rezaba el encabezamiento de la relación, contaba con el acuerdo del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de México,12 de manera que el triángulo decisivo en las evacuaciones de los miembros de la FETE sería el constituido por aquel sindicato mexicano, el comité nacional de la UGT y la propia Amparo Ruiz. Se trata de una lista con 100 nombres, acompañados de otros datos, como la situación profesional, el papel que jugaban en el sindicato, la dirección en Francia o los familiares más directos, que, naturalmente, también figuraban en la relación de los evacuados propuestos.13 Del análisis de la misma podemos extraer algunas conclusiones. Por ejemplo, que un 52 por ciento, es decir, un poco más de la mitad de los que allí figuraban, residían en campos de internamiento,14 mientras que la otra mitad vivía en albergues y colonias varios, y algunos estaban acogidos en viviendas particulares de familias francesas. De todos ellos, el 90 por ciento eran hombres, por tanto, sólo aparecían 10 mujeres. Sus edades eran diversas, pero en conjunto se trataba de un grupo joven con una media de edad en torno a los 30 años. Casi la mitad, exactamente cuarenta, estaban casados; de ellos veinticuatro tenían entre uno y cuatro, con edades muy cortas, que iban desde los 14 años del mayor hasta los siete meses del más pequeño. Eran naturales o procedentes de diferentes provincias de España, pero en un porcentaje alto, aproximadamente el 40 por ciento, provenían de la región catalana, lo que tampoco representaba una sorpresa si se tiene en cuenta que la gran oleada migratoria hacia Francia fue la que se correspondió con el fin de la campaña de Cataluña. Finalmente, entre ellos destacaban algunos dirigentes del sindicato, como José Alcobé Biosca -miembro del comité nacional de la FETE-, Ismael García Lombardía -miembro del comité nacional del sindicato y que moriría en México en 1968, un año antes que su hermano César-, Palmira Pla Pechovierto -del comité regional de Aragón-, Cayetano Delhom Brugues y Joaquín Golobardes Vicens -miembros de la ejecutiva de Barcelona-, José Villalta Pons y José Barull Suñé -de la ejecutiva de Lérida-, Ramón Costa-Jou -casado con Dolores Piera y destacado dirigente de la FETE en Barcelona y Cataluña- Ricardo Pons Rubio, José Roca Rovira, Miguel Vigatá Simo, Rosa Delhom Brugues, Antonio Bonet Isart y Ramón Cluet Santiveri -líderes catalanes-, Eduardo Bárzana Bárzana -de la afamada saga de maestros comunistas asturianos-, Enrique Barahona Gutiérrez, Francisco Ventura García y Francisco Querol Amorós -ex ejecutivo y dirigente de Valencia, respectivamente-, Olegario Serrano Calero -dirigente de Cuenca- o Cecilio Barragán Pablo -líder de Logroño.15
Una primera y singular experiencia educativa en los barcos
En las diversas expediciones que se dirigieron a México desde Francia en el año 1939, se desarrollaron una serie de iniciativas educativas y culturales que, a pesar de su brevedad -el tiempo de duración de la travesía-, no dejaron de ser llamativas. Las más conocidas son las que tuvieron lugar a bordo del Sinaia entre el 27 de mayo de ese año, apenas dos días después de su salida del puerto francés de Sète, y el 12 de junio, en que atracaba en el puerto mexicano del estado de Veracruz.16 Se organizó una escuela donde los niños que viajaban, tras un examen previo de su nivel de conocimientos, fueron agrupados en cuatro niveles. Los maestros, con los relevantes dirigentes de la FETE, el inspector Antonio Ballesteros Usano y su mujer, Emilia Elías de Ballesteros, al frente,17 organizaron las clases con el material que los mismos maestros transportaban en sus equipajes, así como aquel que pudo improvisarse con los trebejos del buque. En el diario que se publicó, podemos leer las siguientes palabras, a propósito de la actividad docente emprendida: "Allí está el maestro sentado entre ellos, promoviendo inquietudes, despertando la inteligencia de los rapaces, aclarando conceptos. Procura ser un compañero más. Ya saben muchas cosas nuevas -Geografía, Física, Historia Natural. Es la observación la que les ayuda más poderosamente, hechos que vieron, retazos de su propia vida infantil, todo se encauza para que les sea útil".18
Hubo iniciativas culturales destinadas a la población adulta, especialmente un conjunto de conferencias y charlas de carácter divulgativo, dirigido a dar a conocer aspectos de la historia, la geografía, las costumbres, la economía, la política, la sociedad y la cultura de México. Se celebraron igualmente veladas musicales a cargo de una improvisada pero muy profesional Agrupación Musical Española. Desde la aparición del periódico, el Sinaia, no faltaron en sus páginas diarias las colaboraciones literarias y artísticas, los testimonios personales y los artículos de fondo sobre diversos temas, todos elaborados con un evidente propósito educativo y divulgador.
La reconstrucción y las actividades del sindicato
Al finalizar la guerra civil española, los cuadros y dirigentes más significativos del sindicato pasaron a México. Allí se fijó la sede de la comisión ejecutiva con la misma composición que la decidida por el último congreso del sindicato, celebrado en junio de 1936, y las modificaciones posteriores establecidas en los comités nacionales de diciembre de ese mismo año y enero de 1938. Por tanto, el negrinista César García Lombardía (residente en México), como secretario general y el comunista Domingo Amo (residente en México), como secretario adjunto, a su frente. Junto a ellos, Antonio Regalado (residente en Cuba), como presidente; Serafín García Barriga (residente en Colombia), como tesorero; Augusto Vidal (residente en Francia) como secretario de prensa y propaganda; y Ramón Ramírez (residente en México) y Carlos de Sena (residente en Venezuela), como vocales.
Al mismo tiempo que se restablecía el órgano dirigente del sindicato, los militantes que habían conseguido establecerse en México se dividieron, como en los campos de refugiados franceses, en dos grupos, "negrinista" y "llopista". El primero seguía las directrices de la comisión ejecutiva de la FETE y de la UGT de González Peña y Rodríguez Vega, la que se constituyó tras la crisis del sindicato en plena guerra civil y que se autoproclamaba como la única y auténtica UGT. Sus dirigentes eran mayoritariamente comunistas y socialistas negrinistas. Por su parte, el otro sector, minoritario hasta finales de la década de los cuarenta, momento en que el grupo comunista-negrinista desaparece prácticamente de la escena sindical, recogía a los escasos efectivos fetistas que militaban en los distintos sectores del socialismo antinegrinista. Sus líderes políticos y sindicales -Prieto y Largo Caballero sobre todo- habían roto las relaciones con Negrín, acusándole de filocomunista. Se pretendía una vuelta a la antigua dependencia e interconexión de la UGT con el psoe, aunque inicialmente siguieron manteniendo las grandes diferencias -programáticas y personales- que les habían separado radicalmente durante la guerra.19 La partición de la FETE, subsistente hasta prácticamente el comienzo de la década de los años cincuenta, reproducía, por tanto, la división interna que caracterizó a la UGT y al Partido Socialista hasta esas mismas fechas.20
El grupo más importante, el encabezado por Lombardía, se autodenominó Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza en el Exilio. Inicialmente fijó su domicilio en la sede de la UGT, sita en la calle Madero, publicó un Boletín de Información, cuyo primer número vio la luz en diciembre de 1940.21 Entre sus militantes más destacados estaban, además de los miembros de la comisión ejecutiva, Luis Soto, Ismael García Lombardía, Abelard Fábregas, Ricardo Fernández Gallo, Pedro Pareja, Edmundo García Perdomo, Luis Aige, Francisco J. Parrilla, Francisco Pestana, Ramón Castellanos, Esteban Garriga, Domingo Tirado, Isidoro Enríquez Calleja, José Alcobé, José Santaularia, Eleazar Huerta, Félix Artero, Ramón CostaJou, Wenceslao Roces, Juan Comas, Veneranda G. Manzano, Jesús Barcala, Regina Lago, Pedro Carrasco, Antonio Ballesteros Usano, Ángel Vera, Estrella Cortich, Cecilio Palomares, Federico Bonet, Antonio Vigatá, José Treviño y Emilia Elías de Ballesteros.
De alguna manera, el acto fundacional de la actividad del grupo puede considerarse la reunión convocada por Domingo Amo y Ramón Ramírez, que se celebró el 29 de junio de 1940, es decir, justo un año después de la llegada a México. La reunión tuvo un carácter informativo y pretendía "exponer la angustiosa situación en que se encuentran nuestros compañeros de profesión, tanto en Francia, como África del Norte, así como también en las Repúblicas hispano-americanas y singularmente de aquellos que permanecen en España bajo el terror franquista". Tras poner de manifiesto la dramática suerte tanto de los que permanecieron en España, objeto de una furibunda represión que incluía el fusilamiento, la cárcel y diversas formas de depuración, como de los que estaban en Francia y en el norte de África, con respecto a los cuales no se tenía ninguna noticia desde la ocupación alemana, se comentaba de manera sucinta la de los compañeros que residían en América. Los peor parados, según se observaba, habían sido los refugiados en Santo Domingo, donde no se les permitía ejercer su profesión, siendo obligados a colonizar, como agricultores, tierras poco adecuadas a su salud y condiciones personales. Por eso, desde México se intentaba conseguir su traslado a este país lo más pronto posible. Mejores eran las informaciones que se tenían de los acogidos en Chile, Argentina, Bolivia, Panamá y Venezuela, si bien eran pocos en número.
A la luz de los informes, se tomó la decisión de nombrar una Comisión de Solidaridad y Ayuda para todos los militantes de fuera de México, que debería recabar el apoyo de instituciones como la Internacional de Trabajadores de la Enseñanza (ITE), la Federación de Organismos de Ayuda a los Refugiados Europeos (FOARE), con sede en México, la Confederación de Trabajadores de la América Latina (CTAL) -presidida entonces por el mexicano Vicente Lombardo Toledano- y de algunos gobiernos latinoamericanos.22 Se acordó también redoblar los esfuerzos organizativos a fin de intentar una acción más sólida y constante, tanto en México como en relación con los núcleos sindicales dispersos en otros países.23 Al mismo tiempo, se fortalecerían las relaciones con la UGT y las instituciones republicanas con el objetivo de "reconquistar España para el pueblo español y su República Popular".24 La Comisión de Solidaridad y Ayuda comenzó su trabajo de manera inmediata25 haciendo constantes llamamientos para, a través de una suscripción abierta con carácter permanente, enviar dinero y víveres a España, Francia y el norte de África. Pero la dureza de los primeros años, la adaptación a la nueva situación en México, las consecuencias de la guerra mundial en América y las divisiones de la central sindical no permitieron que este primer intento de reorganización del sindicato tuviera el éxito esperado.
Fue a partir de la decisiva asamblea -la primera en el exilio- celebrada en agosto de 1942, cuando se organizó definitivamente el "Grupo de Fetistas de México". En ella se nombró un comité directivo -distinto, por tanto, de la comisión ejecutiva del sindicato, que seguía siendo su máxima autoridad y su representante en todos los lugares donde, como en México y en otras repúblicas americanas, se habían constituido grupos de la FETE- con Domingo Tirado Benedí26 como secretario general, Pedro Carrasco como presidente y Veneranda Manzano como vicepresidenta, y se formó una nueva comisión de solidaridad con Regina Lago al frente. Inmediatamente se comenzaron a hacer gestiones para intentar liberar a los detenidos en campos de concentración africanos y se trabajó con especial ahínco en preparar la recepción y colocación de aquellos maestros que llegaban desde Europa o África.27 Por otro lado, se abrió una suscripción para ayudar a reeditar el boletín interno del sindicato, el cual se encargó a Ramón Ramírez -responsable en España durante la guerra de El Magisterio Español- de la organización y dirección del mismo.
A mediados del año siguiente, coincidiendo con la reaparición del órgano de la FETE, se observa un claro repunte del grupo y de sus actividades. En realidad, la salida a la luz pública de Trabajadores de la Enseñanza, después de varios años de silencio, constituía la mejor prueba de la revitalización del sindicato. El periódico nació con pocas páginas, cuatro, y con una periodicidad mensual. Desde el punto de vista formal presentaba algunas novedades. Así, junto a la cabecera y enmarcado en un recuadro, insertaba un pequeño texto que, con unas u otras variantes, hacía referencia siempre a la lucha contra la dictadura franquista y por la libertad de España. Entre los contenidos, nunca faltó la sección dedicada a la patria y a la situación educativa en la misma, así como a la lucha contra el franquismo. Como tampoco, la de aquellos organismos que, como el FOARE o la Comisión de Ayuda al Magisterio Español Republicano (CAMER), se mostraron especialmente diligentes en la ayuda a los vencidos en general y a los docentes en particular. De forma habitual se recolectó información de la actividad del sindicato y de los trabajos e iniciativas de solidaridad con los compañeros de España y de otros países. Un apartado frecuente fue el que tenía por finalidad mantener viva la memoria histórica y en especial el recuerdo de la última "Guerra de independencia" y que incluía ante todo artículos sobre la labor cultural de la FETE en los campos de batalla y la retaguardia, así como en los campos de internamiento franceses. Finalmente, habría que mencionar las "Notas internacionales", dedicadas al comentario de acontecimientos relevantes de la actualidad mundial, y las continuas llamadas -frecuentemente mediante lo que podrían considerarse artículos de fondo, casi siempre en la primera página- a la acción, a la unidad de los maestros y a vencer las actitudes vacilantes o recalcitrantes.28
La revitalización del sindicato fue obra de un porcentaje importante pero no excesivo de militantes. Se ha señalado cómo en Trabajadores de la Enseñanza se afirmaba que los fetistas emigrados eran "bastantes en número, no menos que el de afiliados a la FETE en 1934". Sin embargo, la cifra de los realmente activos y comprometidos con el sindicato debió ser sensiblemente inferior, en torno al medio millar en el mejor de los casos. Puesto que muchos antiguos militantes permanecieron al margen de la organización, cosa que ocurrió también en Venezuela, Cuba y Chile -países americanos donde por un tiempo se consiguió montar una cierta estructura sindical29- así como en Francia y el norte de África. Desde luego, la guerra y la derrota pasaron factura a muchos antiguos militantes, cansados y abatidos por su suerte y la de sus familiares. Otros, que habían ingresado en el sindicato durante los años bélicos, acuciados por las necesidades impuestas por el conflicto, más que por una decantación ideológica y personal, se vieron liberados de aquel compromiso circunstancial. Hubo también quienes, por falta de oportunidades, no pudieron volver a ejercer la docencia, ocupándose en las más variadas actividades laborales. Todos ellos, o una gran parte, abandonaron el sindicato o se desentendieron de sus obligaciones para con el mismo, configurando un grupo, mucho mayor que el de los activistas, que el propio boletín sindical denominaba "de los vacilantes, los reacios y los escépticos".30
En la asamblea general celebrada en los locales del Instituto Español "Luis Vives"31 los días 5 y 12 de septiembre de 1943, Lombardía leyó un detallado informe sobre la situación de la enseñanza y del magisterio en España. Al mismo tiempo, se comentaba el desbarajuste administrativo impuesto por las nuevas autoridades, el atraso educativo que padecía el país, la clericalización y fascistización de la enseñanza, la escasez de maestros, el aumento de los índices de analfabetismo, la dejación de los poderes públicos, el alto absentismo escolar, la disminución del número de escuelas y las penosas condiciones sociales, laborales y profesionales del profesorado, que había visto cómo se reducían drásticamente los derechos alcanzados durante el periodo republicano. Y se indicaba también que pese a las persecuciones y las dificultades de todo tipo, un grupo de docentes mantenía activa la lucha contra el franquismo en nombre de la FETE.
Entre los acuerdos adoptados por la asamblea, destacó la creación de una comisión para el estudio de la situación de la enseñanza en España y la celebración de un ciclo de conferencias sobre la realidad social, política, económica y cultural de ese país. Se decidió también editar un folleto que contuviera el informe de Lombardía, los de Wenceslao Roces y Veneranda Manzano, sobre la última convención de la foare en México, así como diverso material sobre la persecución del magisterio por las autoridades franquistas. Finalmente, se acordó la renovación del comité directivo del grupo, que contaría con un puesto más para dar entrada en el mismo al antiguo catedrático de universidad y secretario de Estado en el Ministerio de Instrucción Pública en la guerra, durante el mandato del ministro Jesús Hernández, el comunista Wenceslao Roces. Con su incorporación, el comité quedó integrado de la siguiente manera: presidente, Pedro Carrasco; vicepresidentes, Veneranda Manzano y Wenceslao Roces; secretario general, Domingo Tirado; vicesecretario, Pedro Pareja; secretaria de solidaridad, Regina Lago; secretaria de finanzas, Estrella Cortich; secretario de relaciones, Ángel Vera.
Las dificultades económicas en que se movió el grupo de México y la propia comisión ejecutiva del sindicato impidieron que Trabajadores de la Enseñanza pudiera salir en el año que trascurrió desde finales de 1943 hasta noviembre del año siguiente. Ni la cotización ordinaria de los afiliados ni la suscripción extraordinaria abierta para subvenir a los gastos de su publicación lo permitieron. A partir del último trimestre de 1944 la situación mejoró un tanto, pero sin que los agobios financieros dejaran de estar presentes. Se fijó una cotización de un peso como mínimo mensual por afiliado, destinándose de esa aportación el 25 por ciento para los gastos ordinarios del Grupo y el 75 por ciento restante para el sostenimiento del periódico. Con todo, los problemas económicos no impidieron que se pusieran en marcha o se mantuvieran una serie de iniciativas. Como, por ejemplo, la propuesta por Wenceslao Roces de crear en Stalingrado, coincidiendo con la reconstrucción que el gobierno soviético llevaba a cabo de la ciudad que simbolizaba la victoria de la urss sobre el nazismo, un centro escolar que llevaría el nombre de "Madrid", hermanando así a las dos ciudades -símbolo de la lucha antifascista. Se intentó reanimar también la "Asociación de Profesores Universitarios en la Emigración", de la que formaban parte miembros de la FETE y cuyos objetivos se habían concretado un tiempo antes en la "Declaración de La Habana". Desde febrero de 1944, e igualmente con el apoyo del sindicato, se regularizó la actividad de la "Comisión de enlace para el estudio de los problemas de la recuperación y construcción de España".32 En septiembre, la Comisión de Solidaridad y Ayuda se transformó en Comisión de Ayuda al Magisterio Español Republicano (CAMER).
Se imprimió un manifiesto dando cuenta de su constitución y que a partir de noviembre, comenzó a hacer envíos a España, a razón aproximadamente de uno por mes y alternando los giros en dinero con los envíos en víveres.33
La FETE estuvo en todo momento atenta al desarrollo del movimiento asociativo de los maestros americanos, muy embrionario todavía en aquel tiempo en la mayoría de los países. Y aunque no nos constan las relaciones que los grupos del sindicato organizados en Chile, Cuba y Venezuela mantuvieron con las organizaciones docentes de esos países, sabemos que en México, como ya comentamos, fueron muy cordiales con el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza, organización unitaria de carácter clasista que agrupaba a la mayoría de los profesionales de la enseñanza pública de todos los niveles educativos.34 La colaboración se había iniciado ya en Francia con la participación del sindicato mexicano en la elaboración de las listas de maestros españoles que debían ser evacuados a México. En este país, el sterm facilitó en los primeros momentos la reconstrucción de la FETE y la colocación de algunos de sus militantes en diversos centros escolares. A su vez, el sindicato español solía estar presente como invitado en las reuniones de su homólogo mexicano y se sumó a sus esfuerzos y los de las autoridades educativas del país en las campañas que se organizaron de lucha contra el analfabetismo.35
El 27 de agosto de 1944 tuvo lugar la tercera asamblea general de la agrupación de la FETE en México. En el informe de Domingo Tirado se daba cuenta de la participación del grupo, junto con la comisión ejecutiva de la FETE, en la constitución de la CAMER, así como de las actividades desarrolladas desde la asamblea anterior y de los actos organizados por distintas entidades de la emigración republicana en México a los que se había asistido. Afirmaba que el número de afiliados se había incrementado desde la asamblea anterior aunque continuaba "la lamentable indiferencia de muchos camaradas". Destacaba la participación en la Comisión de Estudios de los Problemas Españoles, cuyo secretario era el propio Tirado y donde se habían desarrollado diferentes ponencias sobre cuestiones relativas al futuro posfranquista -que se creía inmediato- de España. Más tarde intervino Lombardía en nombre de la comisión ejecutiva de la FETE, para informar de los trabajos realizados por ésta y de la marcha del periódico, finalizando con una detallada descripción de la desastrosa situación de la enseñanza en España. El comité directivo fue reelegido sin cambio alguno, así como la dirección de la camer, y se vislumbró un ambiente de mayor optimismo ante la marcha de la guerra mundial y la cercana victoria de los aliados. Sin embargo, los problemas económicos ralentizaron de nuevo la actividad del grupo e impidieron que el periódico de la FETE viera la luz a lo largo de todo un año, el que discurre desde principios de 1945 hasta marzo del año siguiente, en que reaparece de nuevo.
En septiembre de 1945, con la guerra mundial apenas finalizada y la asistencia de unos cincuenta afiliados, se celebró la cuarta asamblea general. La esperanza de que la victoria aliada pudiera representar el fin de la dictadura en España estuvo muy presente en todos los asistentes. Por eso, después de la lectura de la Memoria e informe de la Secretaría General, donde se recalcaba el estrechamiento de las relaciones con los profesionales de la enseñanza en Francia y en México, así como la participación en actos en pro de la unidad republicana y de la creación de la "Federación Internacional Única de los Trabajadores de la Enseñanza" -aspectos que serán explicados más adelante-, Tirado hacía votos para que la asamblea fuera la última que celebrada en México, de manera que el año próximo la FETE "pueda reunirnos a todos en un magno Congreso en Madrid, capital heroica de nuestra República, ya liberado del franquismo criminal y traidor".36
En aquellas circunstancias tan especiales -fin del conflicto armado mundial y esperanza en una pronta derrota del franquismo-, parecía esencial intentar no sólo la unidad de todas las fuerzas obreras y republicanas, sino la de los propios fetistas, desunidos desde el comienzo del exilio. El tema se trató por extenso en la asamblea general. En su intervención, Domingo Amo señalaba que pese a lo infructuoso de las gestiones realizadas hasta entonces, no se podía romper el diálogo ni la invitación a colaborar. Después de que otros asistentes expresaran su opinión, Lombardía formuló una proposición o programa mínimo de carácter político, sindical y educativo, con base al cual se confiaba lograr la unión de todos los militantes.37
La unidad, sin embargo, no fue posible. La división en el seno de la UGT y la ruptura entre los principales sectores del PSOE -todos, menos el negrinista- y el PCE la hicieron inviable. A finales de 1948 ese propósito se mantenía intacto, señalando el órgano del sindicato que "en vista de que hay muchos maestros españoles exiliados en México que no figuran en nuestras filas se acuerda designar a una Comisión cuya misión esencial será invitar a esos compañeros a afiliarse a la [verdadera] FETE".38 Pero tampoco ahora las cosas fueron mejor, de manera que la ansiada reunificación no pasaría de ser una mera aspiración. Lo que sí consiguieron, en cambio, la agrupación de México y la comisión ejecutiva del sindicato fue reactivar y reconstruir la FETE en Francia al finalizar la guerra mundial. A mediados de 1945 Lombardía y Amo se dirigían por carta a los compañeros que permanecían en ese país y el 25 de agosto de ese mismo año tenía lugar ya la primera asamblea general convocada por la comisión provisional y donde se eligió la comisión central de la FETE en Francia. Las cartas enviadas por la comisión ejecutiva desde la capital mexicana, que al principio tuvieron como intermediario y gran apoyo a Amaro del Rosal,39 las ayudas económicas remitidas para facilitar la reconstrucción40 y el traslado a Francia del dirigente Cecilio Palomares, que pronto se convertiría en el secretario general del grupo francés, sirvieron de estímulo y acicate en los primeros momentos a la labor del sindicato en Francia.41
Por otra parte, los envíos en dinero, en víveres, en libros, en material de enseñanza o en ropas y medicinas con destino a Francia y a España continuaron de forma esporádica y la agrupación se adhirió al Patronato de Ayuda a las Guerrillas en España, creado en México bajo el patrocinio de la FOARE.42
La quinta asamblea de la FETE tuvo lugar el día 6 de octubre de 1946. En ella se discutieron y aprobaron las siguientes resoluciones: 1) defensa y apoyo al gobierno republicano en el exilio, presidido por Giral; 2) lucha contra toda maniobra de compromiso con el régimen franquista "o que pretenda burlar las aspiraciones republicanas y de justicia del pueblo español", en claro rechazo a los intentos de acercamiento a los monárquicos por parte de algunos sectores republicanos; 3) denuncia continua del franquismo y realización de una campaña personificada en Enriqueta Otero, dirigente de la FETE, condenada a treinta años de prisión; 4) realización de una nueva campaña económica para recaudar 5 000 pesos en cuatro meses con destino a los compañeros de Francia y España; 5) movilización de la militancia para enviar mensajes a la onu denunciando la situación de represión y de terror que imperaba en España y reclamando acuerdos decisivos a favor de la república, y 6) adhesión a la convención de la FOARE que se realizaría en la ciudad de México los días 16, 17 y 18 de octubre de ese mismo año.43
En 1947 se reorganizó la CAMER, entrando en una nueva fase de actividades con el objeto de aumentar la recaudación de dinero con destino a España y Francia. Con ese fin, se abrió una nueva suscripción y se pusieron en venta unos bonos de ayuda. Con parte de lo conseguido en ropa se organizó el envío de paquetes individuales a militantes que residían en Francia y cuya situación de extrema necesidad era conocida gracias a las listas facilitadas por la dirección del sindicato en aquel país. Las nuevas normas creadas para el funcionamiento de la CAMER dieron lugar a la creación de varias comisiones de trabajo, como la de rifas y festivales, la de recaudación o la de recogida de libros, que disponía de unos fondos de aproximadamente 1 000 volúmenes, de los que un centenar se habían enviado a Francia y con los que se constituyó en París una biblioteca circulante para uso de los afiliados.44
A finales de ese año se celebró la sexta asamblea general de la delegación de la FETE en México. En ella se aprobaron diversas resoluciones, entre las que destacaban las siguientes: enviar un mensaje al presidente de la república española reiterando la adhesión de las instituciones republicanas en el exilio y pidiendo la constitución de un gobierno de amplia concentración; reiterar la oposición a las maniobras capituladoras -así se calificaba la aproximación a las fuerzas monárquicas- que llevaban a cabo sectores como el dirigido por el líder socialista Indalecio Prieto; proseguir la campaña de denuncia contra el régimen franquista; mantener los esfuerzos en pro de la unidad sindical en general y de la FETE en particular; constituir una comisión de estudios profesionales y culturales, así como dirigir al Instituto Luis Vives un mensaje con motivo "de la campaña que ha sufrido como consecuencia de la acción de las fuerzas reaccionarias y falangistas de Méjico".45 Se reeligió a la misma comisión directiva que salió de la anterior asamblea, ampliándola con un nuevo vocal, Juan Antonio Ortega y Medina, como encargado de las cuestiones culturales y profesionales.46
El 1 de octubre de 1948 tuvo lugar una nueva asamblea general, la séptima. En medio de un distinto contexto internacional, propiciado por la guerra fría, Antonio Ballesteros criticó en su informe "la campaña miserable de la excitación a la guerra contra la URSS y las democracias populares por parte de los imperialistas anglo-americanos, que estorban, por todos los medios, la realización de una paz que permita el desarrollo de los pueblos y su completa liberación". Al mismo tiempo, la esperanza en una acción internacional contra Franco empezaba a desaparecer a pasos agigantados y se denunciaba la ayuda estadounidense al franquismo, convirtiendo España en una colonia, mediatizando su economía a cambio de la concesión de unas bases militares en la península que hacía de los españoles "carne de cañón en la lucha contra la urss y por la hegemonía mundial de los Estados Unidos". Finalmente, lo que parecía una estrategia política diseñada por los prietistas y otros sectores republicanos de cara a un entendimiento con sectores monárquicos para encontrar una alternativa al franquismo, provocaba en los reunidos el desprecio -"maniobras de la camarilla de Prieto"- y la repulsa más absolutos. Mientras tanto, la dictadura continuaba su labor de represión y de imposición del terror contra los "patriotas" republicanos y la clase obrera, de la que eran sólo una muestra las detenciones, las condenas, las multas y aún los asesinatos de algunos miembros de la FETE que, como José Gómez Galloso o José Satué, formaban parte de la resistencia interior contra aquélla.
Como consecuencia de todos esos factores y del fortalecimiento y unidad progresivos de los sectores antinegrinistas y anticomunistas de la UGT, cuyo centro de decisión, al igual que en el conjunto de los partidos políticos, se había trasladado a Francia,47 la situación de la agrupación comenzó a cambiar iniciando una crisis que le llevaría a su práctica desaparición. En el informe de Antonio Ballesteros, se señalaban las fallas más importantes del trabajo realizado a lo largo del último año, destacando como causa de ello "la falta de colaboración de la mayoría de los fetistas de México, que prestan muy débilmente su esfuerzo a la causa que nuestro Grupo defiende". Indicaba que otro déficit era la paralización de las actividades de unidad que, aunque débiles en los últimos meses, venían realizándose con los integrantes del otro grupo de la FETE. Igualmente, el boletín había aparecido de forma muy irregular, acordándose que su publicación se redujera a cuatro números al año, y la actividad profesional realizada era calificada sin paños calientes de escasa.
No todo era negativo, sin embargo. Se había efectuado un envío de 550 dólares a los compañeros de la FETE en Francia, suponiendo una valiosa ayuda para los mismos y sus actividades; se había constituido la Comisión de Ayuda a los Guerrilleros, presidida por Ángel Vera, y se participó de forma muy activa en la última convención de la FOARE y en todas sus actividades. Se integró una Comisión de Estudios y Educación encargada de realizar una serie de actividades hasta entonces descuidadas, como la publicación de ediciones pedagógicas, la celebración de conferencias o la creación de la sección española en México de la Liga Internacional de Educación Nueva. Se remitieron, como venía haciéndose desde hacía algún tiempo, comunicaciones a la onu y a las representaciones más influyentes en aquel organismo para denunciar la situación en España. Y se solicitó con insistencia al gobierno republicano español su ampliación mediante la inclusión en él de las fuerzas obreras y una acción más contundente de apoyo a la lucha interior.48
Interesa destacar una última, pero nada baladí cuestión en relación con esta asamblea y la composición de la junta directiva. Se trata, ni más ni menos, de la más que probable dimisión previa de Lombardía de su cargo de secretario general de la FETE, cargo que ocupaba desde 1934. Los datos que avalan esta tesis, pues no hay documentos específicos que aborden esta cuestión, son varios y en nuestra opinión relevantes. En primer lugar, el hecho de que no se mencione a Lombardía en ningún momento durante el desarrollo de la asamblea; en segundo término, el que el informe de la ejecutiva del sindicato fuera leído por Domingo Amo, que ocupaba también desde la época de la república el cargo de Secretario Adjunto. Y finalmente, que en una información publicada por el boletín del Grupo Profesional de la FETE en Francia sobre la asamblea se mencione a Domingo Amo como secretario general de la comisión ejecutiva.49 De esta manera, en el periodo que discurre entre las dos últimas reuniones plenarias de la agrupación fetista, a lo largo del año 1948, César García Lombardía dimitió como máximo dirigente de la FETE -también abandonaría el pce-, siendo sustituido por Amo Novella.
El último año de cierta actividad de la agrupación y de la comisión ejecutiva de la FETE fue 1949. Los presagios de guerra entre las grandes potencias y la ruptura de la unidad sindical internacional, en gran parte consecuencia de aquel enfrentamiento, fueron los acontecimientos que centraron la atención del sindicato. Sus posiciones en uno y otro asunto no ofrecían ninguna duda. En el editorial del último boletín publicado que ha llegado a nuestras manos se decía que "en esta hora crucial para el mundo estamos junto a la urss".50 Reiteradamente había denunciado las "maniobras" del "imperialismo anglo-americano", causante de una nueva y mucho más destructiva era de lucha mundial que amenazaba con una catástrofe humana de dimensiones desconocidas. Era, por tanto, un conflicto con actores definidos: los que representaban "las fuerzas del mal y de la guerra", es decir, Estados Unidos y sus aliados occidentales, entre los que figuraban partidos socialistas y socialdemócratas europeos, y "los adalides de la paz, la independencia y la libertad de hombres y pueblos", encabezados por la URSS y el comunismo internacional.
En el asunto de la internacional sindical y de la internacional de la enseñanza, los pronunciamientos fueron también explícitos. Todos ellos a favor, obviamente, de la Federación Sindical Mundial y de la Federación Sindical Internacional de la Enseñanza (FSIE), dependiente de aquélla, y contra los "rupturistas", partidarios de crear otras estructuras organizativas y al servicio de intereses "bastardos". El tema, complejo y al mismo tiempo decisivo para la suerte de la FETE, tanto en el plano interno como en el de sus relaciones exteriores, merece que nos detengamos brevemente en él.
Durante buena parte de los más de diez años que van desde el final de la guerra civil hasta la crisis del grupo de la FETE en México, crisis que se extendió también a la comisión ejecutiva de la federación, este sector estuvo afiliado como sindicato y a través de la UGT a la Federación Sindical Mundial (FSM).51 Paralelamente, como organización de la educación fue miembro de la Federación Sindical Internacional de la Enseñanza (FSIE), integrada en la FSM. En la segunda guerra mundial se permitió la apertura de un periodo excepcional en la historia del movimiento sindical internacional, que consistió en un acercamiento primero y el establecimiento de una unidad orgánica después, entre las corrientes reformista y "marxistarevolucionaria". Este proceso se fraguó en la primera Conferencia Sindical Mundial, efectuada en febrero de 1945 en Londres y donde participaron representantes de sindicatos europeos y americanos, y se concretó en octubre de ese mismo con la creación en París de la FSM.52 Sin embargo, desde finales de 1947, la nueva organización, dirigida por comunistas, se vio envuelta en una crisis cuyo telón de fondo lo formaba la guerra fría y que se escenificó en divergencias y tensiones en torno a la aplicación del plan Marshall en Europa o a la "cuestión alemana". En enero de 1949 se produjo la escisión de la mano sobre todo de la poderosa Federación Americana del Trabajo (AFL), que arrastró en su salida a centrales sindicales de Europa occidental y de América Latina. Todas ellas acusaron a la FSM de haberse convertido en una agencia comunista e instrumento de propaganda de una ideología de carácter totalitario. A fines de ese mismo año se creó en Londres la nueva central sindical internacional, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), a la que estuvo adscrita desde el primer momento la UGT de Francia, la de Trifón Gómez y Pascual Tomás, y la UGT reunificada de los años cincuenta en adelante.53
En relación con las internacionales de la enseñanza, la FETE estuvo afiliada a la Internacional de Trabajadores de la Enseñanza (ITE), de tendencia comunista y dependiente de la Comintern, y al Secretariado Profesional Internacional de la Enseñanza (SPIE), de tendencia socialista y dependiente de la Federación Sindical Internacional (FSI). Sus simpatías y su adhesión más auténticas estuvieron con la primera, aunque siempre se caracterizó por la defensa a ultranza de un único y unitario organismo internacional. La nueva situación generada en el plano sindical mundial con la guerra mundial y que cristalizó, como acabamos de comentar, en el nacimiento de la FSM, permitió que la ITE, el SPIE y la Confederación Americana del Magisterio (CAM) se fusionaran. De esta manera, en julio de 1946, en un congreso celebrado en París, nacía la FSIE, la cual se transformaría tres años más tarde en el primer departamento profesional de la FSM, el DPIE.54
Los primeros contactos de algunas de las antiguas secciones del SPIE en su propósito de abandonar la FISE se produjeron en abril de 1951, aprovechando el Congreso Mundial de los Trabajadores Intelectuales que se celebró en Bruselas en esa fecha. Previamente, en 1950, se había formado en París una comisión preparatoria para analizar la creación de un nuevo organismo internacional. Finalmente, en el congreso que tuvo lugar también en París, durante los días 6 y 7 de agosto de 1951, se constituyó el nuevo SPIE, al que estuvo adherida desde el primer momento la FETE "socialista" de Francia.55
La obra educativa y cultural
Aunque la labor más conocida y estudiada de las llevadas a cabo en el campo educativo por los refugiados españoles en México ha sido la que se materializó en los llamados "Colegios del exilio", no podemos pasar por alto otras actividades en las que los militantes de la FETE, al igual que en la fundación y desarrollo de esos colegios, jugaron un papel de primer orden.
En páginas precedentes hemos comentado cómo el sindicato tuvo una presencia activa en diferentes organizaciones mexicanas y españolas (la FOARE, la CAMER, el STERM, etc.), desde las que pudo desarrollar diferentes iniciativas de carácter cultural, como conferencias, ponencias sobre diferentes temas educativos, informes a propósito de distintas materias, participación en campañas de lucha contra el analfabetismo, edición de folletos... Sin olvidar los objetivos educativos y culturales que cumplió el portavoz del sindicato, Trabajadores de la Enseñanza, que pese a sus escasas páginas no dejó de incluir textos, artículos y comentarios sobre estas cuestiones, además de informar de la marcha de los colegios que se fundaron en la ciudad de México y en otros estados del país. Es ésta una tarea, como la de mantener vivos los ideales educativos de la república, plasmándolos en cuantas realizaciones pudieron llevar a cabo, que no debe pasar desapercibida y que contribuyó a configurar un ambiente y unas señas de identidad -nacionales, históricas y culturales- que iban más allá de las materializaciones prácticas.
Importante también fue la labor publicística de algunos militantes de la FETE, pedagogos insignes y/o especialistas en sus disciplinas, que, continuando en muchos casos una trayectoria que habían iniciado en España, dieron a las prensas libros, folletos, artículos científicos y de divulgación que abarcaron campos muy diversos. Por ejemplo, las publicaciones pedagógicas y didácticas de Antonio Ballesteros, Domingo Tirado o Emilia Elías. Isidoro Enríquez Calleja publicó un estudio sobre la poetisa mexicana sor Juana Inés de la Cruz, José Luis Sánchez Trincado varios sobre escritores europeos y americanos, como Galdós o Stendhal. Emilio Mira López contribuyó con diferentes trabajos de psicología infantil, psiquiatría y psicoanálisis. Modesto Bargalló, que había sido profesor de ciencias, física y química en la Escuela Normal de Guadalajara antes de exiliarse en México, continuó sus investigaciones y escribiría varios libros sobre minería y metalurgia en el México prehispánico. Especialmente conocido fue su Tratado de química inorgánica (1962). Algunos, como Ballesteros y Juan Comas -otro relevante investigador-, fundarían y dirigirían revistas o colaboraron en diarios y revistas mexicanas, al igual que Modesto Bargalló o Florentino M. Torner. El mismo Torner, que lo hizo con la editorial Siglo XXI y con el Fondo de Cultura Económica, y alguno más, trabajaron como traductores.
En enero de 1940 apareció en la ciudad de México el primer número de la revista Educación y Cultura. Sus fundadores y directores fueron Antonio Ballesteros y Juan Comas. Y aunque su vida fue corta -se publicaron sólo nueve números, que abarcan todo aquel año, desapareciendo por problemas económicos-, ha quedado como una de las muestras más representativas y brillantes de la labor educativa realizada en el exilio mexicano.56 Muchos textos giraron en torno al modelo educativo implantado en España durante la república y sobre algunas de las experiencias educativas desarrolladas en ese tiempo. De este modo, la revista se convirtió en depositaria y renovadora de un legado cultural que trataría de implantarse en algunos centros educativos promovidos por las organizaciones republicanas en México y dirigidos por un conjunto de maestros y profesores que fueron también partícipes y sostenedores de ese mismo legado.
El exilio en México tuvo, entre otras, dos características muy específicas: por un lado, el carácter familiar de la emigración, de forma que al país azteca llegaron muchos niños y niñas en edad escolar y, por tanto, con necesidades de escolarización; y, por otro, el alto número de maestros y profesionales de la enseñanza que formaron parte de aquel y que, de encontrar las oportunidades y condiciones oportunas, estaban dispuestos a ejercer de nuevo su profesión. Pues bien, para tratar de atender ambas necesidades y habida cuenta que la oferta escolar mexicana era insuficiente -pese a los esfuerzos de la revolución y durante el mandato de Lázaro Cárdenas muchos niños, fundamentalmente indígenas, seguían sin tener plaza escolar- y de escasa calidad en muchos sentidos -a pesar también de las mejoras que paulatinamente fueron introduciéndose-, los organismos españoles de ayuda a los republicanos, el SERE y la JARE, impulsaron y financiaron una serie de colegios que en su gran mayoría alcanzaron una gran popularidad, una vida próspera y dilatada, así como un ganado prestigio en la sociedad mexicana por la calidad de su propuesta educativa y el alto nivel profesional y pedagógico de sus profesores y maestros.57 En esta tarea, que cuenta ya con un buen puñado de estudios,58 por lo que solamente tocaremos y de forma breve algunos puntos esenciales de la misma, colaboraron de forma directa y activa militantes y dirigentes de la FETE hasta el punto que en alguna ocasión el órgano de expresión del sindicato al hablar de los colegios lo hacía bajo el título de "Nuestra labor en el exilio".59
En agosto de 1939 se fundaba el primero de los centros, ubicado en la ciudad de México, el Instituto Luis Vives. Se impartieron clases de todos los niveles no universitarios y desde el primer momento contó con un plantel de extraordinarios profesores, entre los que se encontraban fetistas tan conocidos como Pedro Pareja, Modesto Bargalló, Marcelo Santaló, Vicente Carbonell, Eleazar Huerta, Enriqueta Ortega y Luis Soto. En el patronato que se creó para dirigir el Instituto Luis Vives figuró como primer presidente del mismo Pedro Carrasco, antiguo decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid y destacado militante de la FETE. Alojado en un amplio edificio que hacía esquina a las calles Gómez Farías y Sadi Carnot, llegó a contar con 600 alumnos, españoles y mexicanos.60 Sus planteamientos educativos, herederos del institucionismo, le reportaron respeto y fama. En 1947 su director, el institucionista Rubén Landa,61 fue sustituido por el catedrático de instituto y también fetista Juan Bonet Bonell, que permaneció en el cargo hasta su muerte, el 27 de abril de 1970.
El Instituto Hispano-Mexicano Ruiz de Alarcón, situado en un edificio de la calle de Córdoba, comenzó a impartir docencia en febrero de 1940 y después de dos años de funcionamiento irregular se vio obligado a cerrar sus puertas -fue el único caso- debido a una mala gestión económica de la dirección. Entre sus profesores hubo igualmente miembros de la FETE como Pedro Carrasco y Santiago Hernández Ruiz. Pero ni la calidad del profesorado, ni de su oferta educativa, ni el alto número de alumnos que llenaban sus aulas -llegó a superar los trescientos- impidió finalmente la clausura del centro.62
La Academia Hispano-Mexicana se creó a principios de 1940 gracias a una serie de préstamos personales otorgados por el SERE a Ricardo Vinós, de quien partió la iniciativa de fundar este centro y que sería su primer director-gerente. Junto a él, destacó Lorenzo Alcaraz, encargado de la secretaría de la Academia. Ubicada en un palacete de la glorieta de Colón, del Paseo de la Reforma, durante los primeros años sólo se impartieron enseñanzas de secundaria y preparatoria. Más tarde, añadió la primaria y jardín de infancia. Su vida cultural fue muy rica, organizando visitas a museos, exposiciones, charlas y conferencias donde participaron intelectuales españoles y mexicanos como Moreno Villa, Cosío Villegas, Joaquín Xirau o Juan Roura. El plantel de profesores fue de primera fila y entre ellos aparecen fetistas activos como Marcelo Santaló, Vicente Carbonell e Isidoro Enríquez Calleja. Los planteamientos educativos republicanos e institucionistas -laicismo, enseñanza activa, coeducación, entre otros- guiaron en todo momento la formación impartida.
El Colegio Ruiz de Alarcón, distinto del instituto del mismo nombre, estaba situado en Texcoco, una localidad muy próxima a la capital. Surgió a iniciativa de dos maestros, José Albert Lillo y Gerardo Paños Morcillo, que habían llegado a México en la primera expedición que salió de Francia. Abrió sus puertas en febrero de 1940 y el número de alumnos nunca fue elevado.
El Colegio Madrid se formó bajo los auspicios no del SERE, como los anteriores, sino de la JARE y alcanzó pronto un enorme prestigio en los círculos educativos.63 Comenzó su actividad en junio de 1941 y durante treinta años ocupó su dirección Jesús Revaque Gadea, experimentado maestro, director del Grupo Escolar Menéndez Pelayo de Santander entre 1929 y 1937 y fundador de la FETE en esa ciudad, en 1932.64 Comenzó a funcionar con las secciones de jardín de niños y primaria, proporcionando a los alumnos de forma gratuita comida, vestido y transporte. Más tarde, se abrieron las secciones de secundaria y preparatoria y las clases se complementaban con visitas a fábricas y museos y con excursiones campestres. Las propuestas de la ILE y de la escuela nueva guiaron el ideario pedagógico del centro, que mantuvo siempre una inequívoca fidelidad a las señas de identidad republicanas.
Junto a estos centros levantados en la capital del país, los exiliados españoles fundaron otros en diversas ciudades bajo la común denominación de colegios Cervantes y bajo la tutela de un mismo patronato, el patronato Cervantes, el cual tuvo su origen en el comité técnico del SERE, el CTARE. Previamente a su constitución en diciembre de 1939, la delegación del sere en México se había dirigido al Sindicato de la Enseñanza de la República, el STERM, para tratar de socorrer a los docentes que iban llegando en las sucesivas expediciones. Como resultado de estas gestiones, cerca de 30 maestros y maestras fueron colocados en diferentes centros, escuelas campesinas u obreras, dispersos por todo el territorio mexicano. Fue una muestra de solidaridad del sindicalismo mexicano, si bien la mayoría de esos docentes acabarían trasladándose a poblaciones más importantes o dando clases en algunos de los colegios Cervantes.65
Juan Roura Parella presidió la junta directiva del patronato y entre sus vocales figuró César García Lombardía, que compaginó ese puesto con las tareas de administrador del patronato.66 El objetivo de las instituciones educativas creadas y sostenidas por dicho patronato fue dar colocación a profesores españoles y mexicanos. En el de Veracruz, figuraron, entre otros, Jaime Alcové y Gonzalo de Castro, además del director, José María Sánchez Sansano. El grupo escolar Cervantes de Córdoba, dirigido por Faustino Benito Portugal, inició sus tareas en abril de 1940 con estudios que iban desde preescolar hasta el bachillerato. El de Torreón, en el estado de Coahuila, tuvo como director al fetista Antonio Vigatá Simón y entre sus profesores hubo igualmente destacados miembros del sindicato como Cecilio Palomares, Rodolfo Reyes y Ricardo Pons.67 El Instituto Escuela Cervantes de Tampico fue el que acogió al mayor número de escolares, todos ellos mexicanos como en el resto de los "Cervantes". El órgano de la FETE señala que en 1943 tenía 453 alumnos atendidos por 19 profesores que impartían las enseñanzas de primaria, secundaria, comercial y otras especialidades.68 Su director fue un activo dirigente del sindicato, el catalán Esteban Garriga Plá, que permaneció en el cargo hasta su fallecimiento en 1976. El Colegio Cervantes de Jalapa impartió la primaria y contó con un número pequeño de escolares, alrededor de 60, atendidos por tres profesores. Es posible que en algún momento se fundara algún colegio más, pero no tenemos información contrastada sobre el particular. Todos ellos actuaron con una gran autonomía, aunque siempre entrelazados por una común metodología educativa que sus profesores y maestros habían practicado en España. Mantenerla en tierras mexicanas fue una de las claves del éxito de estos colegios y del conjunto de los centros abiertos por los exiliados españoles.
Una experiencia educativa diferente, ahormada y definida no por identidades políticas o ideológicas, sino de carácter estrictamente profesional o pedagógico, fue la que constituyeron las escuela freinetistas en México y que continuaban una tradición que había nacido en España en los años de la república. Militantes de la FETE, como Herminio Almendros, José de Tapia o Ramón Costa-Jou, además del libertario Patricio Redondo, habían sido los iniciadores de la aplicación de las técnicas Freinet en Cataluña durante los años treinta y ellos mismos continuarían esa obra durante su exilio en América en diferentes escuelas y centros educativos.69
Todos estos centros gozaron de un gran prestigio y fueron probablemente el mejor ejemplo de la obra educativa y cultural realizada por los maestros y profesores españoles -en su mayoría, militantes de FETE- exiliados en México. En todos los lugares dejaron una impronta imborrable y un recuerdo imperecedero que se mantiene hasta hoy. De esa manera, pudieron continuar también una labor que había comenzado en España, que tenía como objetivo fundamental la reforma de la escuela y de la enseñanza, así como una búsqueda del progreso social e individual mediante la capacidad transformadora que esa misma reforma entrañaba y que la guerra primero y el franquismo después impidieron que se llevara a efecto en suelo español.