Paciente de 45 años con dolor abdominal generalizado, estreñimiento y náusea posterior a la alimentación. La radiografía de abdomen evidencia en el epigastrio imagen redondeada homogénea de mayor densidad, que desplaza las asas intestinales y el estómago. La tomografía muestra una imagen ovoidea de 20.8 centímetros de eje mayor (Figuras 1 y 2), con bordes lisos, septos delgados internos y densidades líquidas, proveniente de la raíz del mesenterio, sin conexión con otra estructura, con desplazamiento de las asas y el riñón derecho (Figuras 3 y 4).
El diagnóstico por imagen y confirmación patológica fue de quiste mesentérico gigante.
Esta rara patología es benigna, congénita, con frecuencia de 1/20,000 personas y predominio femenino en la cuarta década. Se describen dos orígenes: linfático y mesentérico. La proliferación de conductos mesentéricos ectópicos sin conexión con la circulación linfática es la teoría más aceptada. Puede extenderse al retroperitoneo; es más común encontrarla en el mesenterio ileal.1 Clínicamente, se asocia con dolor abdominal, obstrucción intestinal o peritonitis en caso de ruptura. En adultos, la incidencia mayor es entre los 40-70 años y la dimensión promedio es de 10 centímetros al momento del diagnóstico. Se han reportado quistes relacionados con malignidad con una incidencia menor al 3%.2
Quistes por duplicación, quiste ovárico, quiste pancreático, hidronefrosis y ascitis son los diferenciales por radiología. El ultrasonido y la tomografía son de gran utilidad para el diagnóstico; sin embargo, la tomografía es el método de elección para localizar el origen y extensión en quistes gigantes. Pueden ser únicos o múltiples, uni- o multiloculados; por lo general, son de pared delgada y de contenido seroso.3
Tomográficamente se clasifican en: tipo 1 (pediculado), 2 (sésil), 3 (con extensión al retroperitoneo) y 4 (multicéntrico).
La remoción quirúrgica es el tratamiento de elección; en estos casos no se recomienda la aspiración percutánea por los altos índices de mortalidad y recurrencia.4