Introducción
La metaplasia ósea endometrial es una condición poco frecuente, en la cual se desarrolla tejido óseo en la cavidad endometrial, con una incidencia estimada de 3:10,000 casos.1-3
Existen diversas teorías sobre el origen del tejido óseo a este nivel, una de ellas plantea el desarrollo a partir de tejido óseo fetal; sin embargo, tras comparar el ADN materno con el tejido óseo extraído se identificó el mismo material genético, por lo que la teoría más aceptada es el desarrollo a partir de células endometriales pluripotenciales o células estromales maternas.1,4,5
La mayoría de los casos se presenta en mujeres en edad reproductiva, con antecedente de embarazo o aborto previo.3,6,7
La sintomatología es variable, pueden cursar asintomáticas o presentar irregularidades menstruales, dismenorrea, dispareunia, hemorragia uterina anormal, dolor pélvico crónico, leucorrea, infertilidad secundaria o expulsión de material óseo con la menstruación.6-8 Por lo general, se identifica como hallazgo al estudiar pacientes por infertilidad secundaria o al presentar imágenes ecográficas compatibles con la presencia de dispositivo intrauterino.3,9
En ecografía se identifican zonas hiperecogénicas irregulares con sombra acústica en la cavidad endometrial.9,10
La histeroscopia es considerada el abordaje diagnóstico-terapéutico de elección y el tratamiento consistirá en la extracción del tejido óseo.3,6,10
Caso clínico
Mujer de 35 años originaria y residente de la Ciudad de México, Licenciada. Antecedente familiar de hipertensión arterial sistémica. Alérgica a los mariscos, en el año 2000 se le realizó un legrado uterino instrumentado por aborto incompleto de siete semanas de gestación. Menarca a los 13 años, ciclos menstruales irregulares, refiere dismenorrea leve, una gesta, fecha de última menstruación el 20 de noviembre de 2019, implante subdérmico como método de planificación familiar desde hace dos años, citología cervical en 2019 sin alteraciones. Acude a valoración anual de rutina, donde se le realiza ultrasonido transvaginal, por lo que se logra identificar hidrosalpinx bilateral y en la cavidad endometrial, se observa una imagen lineal hiperrefringente con sombra acústica posterior compatible con dispositivo intrauterino. A la exploración física sin dolor por palpación en hipogastrio ni aumento de volumen uterino (Figura 1).
Se decide tratamiento quirúrgico y se realiza salpingectomía bilateral laparoscópica, observando ambas trompas de Falopio aumentadas de tamaño y vascularidad. Se realiza legrado uterino instrumentado y se obtienen fragmentos de material aparentemente óseo, sin presencia de dispositivo intrauterino.
Se envían fragmentos de tejido obtenidos por estudio histopatológico en el cual se reporta tejido óseo en fragmentos laminares, con sustitución de componentes histológicos endometriales por tejido óseo trabecular maduro, osteocitos y conductos de Havers, adipocitos y elementos celulares de las tres series hematopoyéticas con adecuada maduración y presencia de glándulas endometriales de aspecto proliferativo compatible con metaplasia ósea endometrial (Figuras 2 y 3).
Discusión
La metaplasia ósea endometrial es una condición que conlleva un desarrollo de tejido óseo en la cavidad endometrial a partir de células madre endometriales o células estromales maternas.1,2,4
Es un tipo de metaplasia benigna poco frecuente, existiendo menos de 100 casos descritos en la literatura.6,8 La mayoría de los casos son mujeres en edad reproductiva, aunque se ha reportado también en mujeres que cursan con menopausia.5 El 80% de casos cuentan con antecedente de embarazo previo, peor también se ha reportado en mujeres jóvenes nulíparas.1,6 La mayoría de los casos cuentan con antecedente de aborto espontáneo o inducido mayor de 12 semanas de gestación.7
Fue descrita por primera vez en 1884 por Virchow, quien afirmaba que el tejido óseo endometrial se debía a una diferenciación de los fibroblastos hacia osteoblastos. En 1901, Mayer publicó otro caso de tejido óseo en útero y en 1923 Thales lo asoció con el antecedente de abortos previos.8
Existen múltiples teorías que tratan de explicar el origen del tejido óseo, se ha mencionado que cualquier proceso inflamatorio crónico presente en el endometrio (endometritis, piometra, tuberculosis, enfermedades metabólicas, biopsias, instrumentación uterina y dispositivo intrauterino) estimula la liberación de radicales superóxido y factor de necrosis tumoral, favoreciendo la metaplasia de las células del estroma hacia osteoblastos en mujeres con actividad deficiente de superóxido dismutasa.8,6,10
Otras teorías apuntan al consumo excesivo de calcio o vitamina D, alteraciones metabólicas, estimulación estrogénica continua del endometrio y el antecedente de histerosalpingografía como factores predisponentes.8
Por un tiempo, se atribuyó el origen del tejido óseo endometrial a la presencia de tejido óseo de origen fetal que continúa su desarrollo aún después de su expulsión espontánea o posterior a evacuación uterina;8 sin embargo, en el 2009 se comparó el ADN de la paciente con el de los fragmentos óseos obtenidos, identificando el mismo ADN, por lo que se determinó que el tejido óseo endometrial es de origen materno y no fetal.5
Hasta el momento, la teoría de células mesenquimatosas pluripotenciales es la más aceptada, establece que el tejido óseo endometrial se origina a partir de la metaplasia de las células endometriales estromales a células osteoblásticas que producen hueso.11
El tejido óseo en el endometrio genera una reacción inflamatoria, lo que aumenta la producción de prostaglandinas a nivel local y disminuye el potencial de implantación que condiciona infertilidad y dolor pélvico.10
La sintomatología es variable y dependerá de la cantidad de tejido calcificado, pueden cursar asintomáticas o presentar irregularidades menstruales, dismenorrea, dispareunia, hemorragia uterina anormal, dolor pélvico crónico, leucorrea, infertilidad secundaria o expulsión de material óseo con la menstruación.3,7,8 En la mayoría de los casos, se realiza el diagnóstico como hallazgo al extraer el tejido óseo de la cavidad endometrial.9
El ultrasonido transvaginal es el método diagnóstico más utilizado, se identifican zonas hiperecogénicas irregulares con sombra acústica en la cavidad endometrial; compatible con la presencia de dispositivo intrauterino.3,9,10
La histeroscopia es el método diagnóstico de elección por ser diagnóstico-terapéutico, permite la extracción del tejido óseo de la cavidad endometrial bajo visualización directa.3,10
Se debe realizar diagnóstico diferencial con restos fetales, tejido heterólogo en un carcinosarcoma o adenosarcoma, dispositivo intrauterino, tuberculosis endometrial, tumor mülleriano mixto maligno, cuerpo extraño, leiomiomas y síndrome de Asherman.6
El tratamiento se lleva a cabo mediante la extracción del tejido óseo, de preferencia mediante abordaje histeroscópico; en caso de no contar con el recurso, puede realizarse curetaje con la desventaja de presentar mayor trauma y riesgo de formar adherencias.3,6,10
Tras la extracción del tejido óseo, revierte la infertilidad y proporciona una tasa de embarazo espontáneo del 54.2% en 12 meses y disminuye la secreción endógena de prostaglandina E2 en un 50%, por lo que mejora el dolor pélvico.6
Conclusión
La metaplasia ósea endometrial es una entidad benigna poco frecuente y en muchos casos asintomática que suele ser un hallazgo, por lo que en la mayoría de los casos no es posible realizar el abordaje diagnóstico terapéutico. También puede provocar infertilidad, por lo que debe sospecharse en tal situación.