El derrame pericárdico (DP) es la complicación cardiaca más frecuente en el paciente con cáncer. El cáncer de pulmón y el cáncer de mama son las neoplasias sólidas más frecuentemente asociadas. El cáncer puede afectar el pericardio por cuatro mecanismos: 1) implante de células neoplásicas en el pericardio por extensión directa o por diseminación hematógena o linfática, desde el tumor primario; 2) toxicidad por quimioterapia; 3) toxicidad por radioterapia; y 4) infecciones oportunistas, en relación con la inmunosupresión por agentes citotóxicos y la inmunoterapia.
El derrame pericárdico maligno es una urgencia oncológica. La ventana pericárdica por toracoscopia (Video-Assisted Thoracoscopic Surgery [VATS]) en pacientes seleccionados y la minitoracotomía anterolateral son la vía ideal de abordaje del paciente con derrame pericárdico maligno. El manejo oncológico multimodal ha permitido un aumento de la supervivencia global y ha expuesto complicaciones oncológicas que exigen manejo individualizado para estos pacientes.
Las imágenes de resonancia magnética cardiaca del Video 1:https://www.medigraphic.com/videos/actmed/am232_v1 con secuencia en dos cámaras, tracto de salida del ventrículo izquierdo y cuatro cámaras muestran DP calculado en 450 mL con un “corazón flotante” en una mujer de 72 años con cáncer de mama.