El reporte constante de registros permite caracterizar y actualizar patrones dinámicos de dispersión o distribución, entender la historia de vida, y construir modelos que ayuden a determinar distribuciones potenciales y hábitats potenciales no ocupados, para poder establecer objetivos de conservación (Moreno et al. 2016, Peterson et al. 2016, Toews 2017). Aunque las aves son uno de los grupos de vertebrados más conocidos (Sekercioglu 2006, Larsen 2016), aún se carece de datos sobre su distribución y abundancia en muchas áreas del país (Pérez-Arteaga et al. 2017). En la región centro-occidente de México, donde se ubica el Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera (APFFLP), se reportan nuevos registros regularmente, lo que indica que la avifauna terrestre del lugar aún no ha sido estudiada suficientemente (e.g., Pérez-Valadez 2016, 2017, Rivera-López et al. 2016, Pérez-Arteaga et al. 2017).
El guajolote norteño (Meleagris gallopavo) es un ave generalista nativa a Norteamérica, distribuida desde el centro de México hasta el sur de Canadá (Rioux et al. 2009). Se reconocen seis subespecies, de las cuales M. g. intermedia o guajolote río grande (Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Veracruz) y M. g. mexicana o guajolote gould (Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Zacatecas, Jalisco), se distribuyen en medio silvestre en México (Ridgway y Friedmann 1946); M. g. gallopavo se considera solamente en domesticación (Schorger 1966, Camacho et al. 2011, McRoberts et al. 2014).
La distribución de esta especie es amplia en Norteamérica, sin embargo, sus poblaciones comenzaron a disminuir a partir de 1600 debido a la deforestación sistemática, pero han repuntado notablemente desde 1960 en los Estados Unidos de América (NRCS y Wildlife Habitat Council 1999). En México, debido a la pérdida de hábitat y a la cacería, se encuentran restringidos mayormente en ranchos privados, cotos de caza y algunas áreas naturales protegidas (Schulenberg 2018). En México habita en vida silvestre generalmente en bosques de pino-encino, encino-pino, encino-junípero, pastizales, vegetación de galería y selva baja caducifolia (Semarnat 2007). La distribución de M. g. mexicana abarca de los 1000 a los 3000 msnm, en terrenos abruptos con pendientes y barrancas, en donde el agua es uno de los principales factores limitantes (Semarnat 2007). Utiliza bosques de pino-encino cercanos a parcelas agrícolas o comederos (Márquez-Olivas et al. 2007). Esta especie se considera de preocupación menor internacionalmente (IUCN 2018), con vulnerabilidad media, pero no se encuentra en ninguna categoría de riesgo en la normatividad mexicana (Berlanga et al. 2015).
El guajolote norteño es una de las principales especies de aprovechamiento cinegético en México, en predios establecidos para tal fin y autorizados a través de planes de manejo (Márquez-Olivas et al. 2007, Garza y Aragón 2011). Sin embargo, son pocos los estudios que se han realizado sobre las poblaciones silvestres de la especie en México (véase Leopold 1948, 1977, Nocedal et al. 1989, Garza y Nocedal 1991, Garza y Servín 1993, Garza 1994, 2005, Lafón y Schemnitz 1996, Lafón 1997, Márquez-Olivas et al. 2005, 2007, De León 2007, Hernández 2015). Además de la importancia de generar información ecológica, es relevante contar con registros de presencia de la especie, especialmente en zonas donde es sujeta a acciones de conservación o manejo cinegético (véase Sánchez-González 2013). Esto es particularmente relevante para esta especie, ya que la cría de traspatio en comunidades rurales está extendida ampliamente en el país (Padilla-Jacobo et al. 2018), entonces se pueden presentar casos de individuos domesticados que incrementen el registro de individuos en áreas con datos escasos o donde la especie no ha sido reportada previamente.
Como parte de un estudio de monitoreo de mamíferos colocamos, de enero de 2017 a abril de 2018, un sistema de fototrampeo en el Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera (APFFLP) (20°32’ N a 20°44’ N y 103°28’ O a 103°42’ O). El APFFLP está ubicada en los municipios de Arenal, Tala, Tlajomulco de Zúñiga y Zapopan, en el estado de Jalisco, México, en la región biogeográfica Sierra Madre Occidental (Conabio 1997). Es el área boscosa más importante para los casi 5 millones de habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara, y por lo tanto, un regulador de la temperatura y humedad ambiental de la ciudad (Rodríguez et al. 2010, IIEG 2018). Con elevaciones de 600 a 2200 msnm, presenta bosque de encino, bosque de encino-pino, bosque de pino, ecotono del bosque tropical caducifolio, vegetación riparia y ruderal o secundaria (Reyna 1989). Activamos y programamos un total de 23 cámaras para toma de fotografías cada 30 s durante 24 horas en el periodo de muestreo; la ubicación de las cámaras la realizamos utilizando como referencia una rejilla cuyas unidades fueron de 1000 x 1000 m. Toda vez que el monitoreo a través de cámaras trampa fue diseñado para mamíferos, los registros que aquí presentamos los obtuvimos de manera incidental.
Durante el muestreo registramos dos individuos de M. gallopavo (esfuerzo de muestreo de 9004 días-trampa) (Figura 1). El primer registro fotográfico (20°38’28.9536” N, 103°36’47.6778” O, altitud 1580 msnm) fue el 12 de mayo de 2017 a las 20:42 h, y capturó un individuo en vegetación de bosque de pino. El registro se encuentra a 7.2 km de distancia de la zona urbana más cercana (Tala, Jalisco, Figura 1). Pudimos identificar al individuo con plumaje básico definitivo, por tres características (Figura 2): 1) las coberteras mayores forman un speculum distintivo con coloración café brillante/iridiscente, 2) las primarias y secundarias exteriores con barrado blanco y negro y 3) las secundarias medias e internas progresivamente más café oscuro (Ridgway y Friedmann 1946, McRoberts et al. 2014). Identificamos al ejemplar como hembra, debido a cuatro características: 1) presencia de plumas en cabeza y nuca, 2) speculum café cobrizo opaco, 3) rectrices opacas con bandas subterminales poco distintivas y 4) ausencia de espolones en tarsometatarso (Williams y Austin 1988, Pyle 2008, McRoberts et al. 2014).
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Figura 1 Registros fotográficos de guajolote norteño (Meleagris gallopavo) en el Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera, Jalisco, México (triángulos rojos). Se muestran los registros más cercanos: A (2017, 14 km norte-noreste, registro 386729763, eBird 2018) y B (2016, 26 km norte, registro 2847527, Naturalista y Conabio 2018).
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Figura 2 Guajolote norteño (Meleagris gallopavo) en el Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera, registrado el 12 de mayo de 2017.
El segundo registro fotográfico (20°38’34.8534” N, 103°36’21.0564” O, altitud 1589 msnm), el 24 de junio de 2017 a las 20:04 h, muestra un individuo en vegetación de encino-pino con elementos de vegetación secundaria, adyacente a una cerca de alambre de púas (Figura 3). Este registro se encuentra a 8.0 km de distancia de la zona urbana más cercana (Tala, Jalisco, Figura 1). La fotografía muestra el ejemplar incompleto, pero asumimos que se trata de una hembra debido a la presencia de plumas y a la coloración gris-azul en la cabeza y cuello (McRoberts et al. 2014). Aunque las plumas muestran mayor brillo que el registro anterior (Figura 2), esto puede deberse a que el ave se encontraba más cercana a la cámara y las plumas iridiscentes muestran mayor brillo debido a la cercanía del flash de la cámara.
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Figura 3 Guajolote norteño (Meleagris gallopavo) en el Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera, obtenido el 24 de junio de 2017.
Los registros, obtenidos con 42 días de diferencia, tienen 790 m de distancia lineal entre sí. No es posible distinguir la subespecie a través de las fotografías; la ubicación los sitúa dentro de la distribución reportada para la subespecie M. g. mexicana, con espécimen tipo en Bolaños, Jalisco, (McRoberts et al. 2014).
El guajolote norteño, considerado en la avifauna de Jalisco (Palomera-García et al. 2007), ha sido recientemente registrado en los límites del APFFLP, durante 2014 (fecha sin especificar) y el 11 de mayo de 2016 (coordenadas geográficas y tipo de hábitat desconocidos, ver Carrillo 2016). Los registros aquí reportados, por tanto, confirman la presencia continua de la especie hasta el año 2017 y ningún otro registro adicional existe. Los registros más cercanos (Figura 1) son 14 km al norte-noreste cerca de Santa Cruz del Astillero, Jalisco, del 6 de marzo de 2016 (registro 386729763, c 2018) y 26 km al norte en la cañada del Río Santiago, cerca de Amatitán, Jalisco, del 26 de febrero de 2016 (registro 2847527, Naturalista y Conabio 2018) y 74 km al sur-sureste, cerca de Tapalpa, Jalisco, del 13 de mayo de 2017 (registro 499057751, eBird 2018). El espécimen colectado más cercano corresponde a Monte Los Cuartos, Nayarit, en 1957 (128 km al noreste de los registros del APFFLP), depositado en Delaware Museum of Natural History Bird Collection (registro 85294, VertNet 2018). Se ha reportado también una población importante de la especie en el estado de Jalisco (a finales de los noventa del siglo pasado) en bosques de pino-encino de viejo crecimiento en el ANP El Carricito del Huichol (Lammertink et al. 1997).
La obtención de registros de especies en zonas donde no habían sido reportadas previamente es indicativa de que se requieren más estudios de campo para determinar la presencia de otras especies de aves en la región. Aun cuando en el APFFLP se han realizado estudios previos sobre la comunidad de aves (Elorza 1992, Reyna 2010) y se efectúan anualmente conteos de aves (National Audubon Society 2010), el guajolote norteño no había sido registrado previo a 2014, lo cual confirma la necesidad de continuar realizando evaluaciones para la especie. Los registros de aves usualmente son generados a través de métodos diferentes al fototrampeo, aunque el reporte de guajolote norteño en otros estudios indica que este método puede resultar útil para aves cuyo tamaño o rasgos distintivos permitan que sean registradas e identificadas (ver Pharris y Goetz 1980, Dubay et al. 2007, Hernández 2015, Blancas-Calva et al. 2018, Lavelle et al. 2018, Orton et al. 2018). Aun cuando la especie es conspicua y puede ser detectada visual o auditivamente (particularmente durante la época reproductiva, cuando las vocalizaciones pueden escucharse a grandes distancias, o pueden utilizarse reclamos), el hecho de que haya sido registrada sólo recientemente podría indicar un ingreso reciente al APFFLP. Aun cuando no es posible determinar la causa de la presencia reciente de la especie en esta zona, podría deberse a 1) liberaciones incidentales de animales domesticados para cría de traspatio en comunidades cercanas, o 2) movimientos de aves a partir de ranchos cinegéticos (UMA), los cuales usualmente son sujetos a manejo poblacional (véase Semarnat 2007). Cualquiera de estos procesos quizás pueda contribuir al establecimiento de una población local dentro de la APFFLP.
Recomendamos ampliar el muestreo dentro del APFFLP, con un diseño específico para M. gallopavo, lo que permita evaluar su distribución y abundancia en el área de protección, y con ello verificar la posible presencia de una población local y, de ser así, implementar a la brevedad acciones para fomentar su permanencia en la reserva (e.g. instalación de comederos en los sitios donde fueron registradas, educación ambiental y vigilancia en sitios específicos). Es recomendable también determinar el origen de los individuos, apoyados en técnicas moleculares (véase Padilla-Jacobo et al. 2018), lo que permita conocer su origen, ya sea como producto de la expansión de las poblaciones silvestres cercanas, individuos de origen doméstico, individuos procedentes de ranchos cinegéticos o a translocaciones.