Introducción
La introducción de especies exóticas invasoras es considera como una de las peores amenazas para la biodiversidad (McNeely et al. 2001, Cuttelod et al. 2009, Hilton-Taylor et al. 2009, Koleff et al 2010, Livingstone et al. 2020), ya que pueden llegar a presentar crecimientos poblacionales de tipo exponencial, como sucedió en algunas ciudades de Estados Unidos de Norte América (Pruett-Jones y Tarvin 1998). México no está exento de la presencia de especies exóticas (Álvarez-Romero 2008) y diversas especies no nativas del país han encontrado las condiciones propicias para sobrevivir y desarrollarse en territorio sinaloense (SEMARNAT 2016). Entre estos, la más reciente es la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), que hasta 2011 sólo tenía registros en siete ciudades de México, ninguna de ellas localizada en Sinaloa (MagGregor-Fors et al. 2011). Para Sinaloa, existe un primer reporte para la especie en la ciudad de Mazatlán en 2015, sin embargo, no se especifican detalles de la observación (Hobson et al. 2017).
Myiopsitta monachus es un psitácido cuya distribución natural abarca desde el sur de Bolivia y Brasil, Paraguay hasta el norte de Uruguay y Argentina (Gómez de Silva 2005). Sin embargo, debido a su comercio como mascota ha aumentado su área de distribución a causa de liberaciones intencionales o accidentales (MacGregor-Fors et al. 2011, Hobson et al. 2017). Actualmente, la especie tiene presencia en el medio silvestre y periurbano en países como España (Muñoz y Real 2006), Estados Unidos (Avery, et al. 2012, Minor et al. 2012), y México (Ramírez-Albores 2012, Zuria et al. 2017). Sin embargo, es común que a esos registros les preceda un avistamiento en la zona urbana donde utiliza áreas arboladas como fuente de alimento y sitios de anidación, así como zonas donde la población humana les brindan alimento (Rodríguez-Pastor et al. 2012). La documentación del proceso de invasión de una especie es difícil y más aún determinar si la población prosperará o si llegará a convertirse en un problema para el ecosistema o la fauna local (Álvarez-Romero 2008). El objetivo del estudio es reportar la presencia y distribución de M. monachus en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, documentando la expansión de la población invasiva y con ello contribuir al conocimiento de su proceso de invasión.
Métodos
Este trabajo surge a partir de un registro ocasional de M. monachus en mayo del 2013 en las riberas del río Tamazula, en un área ubicada entre los 100 a 250 m de distancia del Zoológico de Culiacán. En esta ocasión, se observó a una pareja que volaba de árbol en árbol, siguiendo una a la otra y haciendo llamados muy fuertes (Tabla 1).
Año/mes | Sitio | No de ind. | Actividad | Estructura | Coordenada | |
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2013 | May | Río Tamazula | 2a | Volando entre árboles | Árboles de la ribera del río | 24° 49´ 0.18”N
107° 23’ 02.17”O |
2018 | Ene | Río Tamazula | 2b | Perchando | Árbol de guamúchil | 24° 48´ 52.89”N
107° 24’ 07.21”O |
2018 | Feb | Río Tamazula | 3a | Volando cruzando el río | Árboles ribera del río | 24° 48’ 54.55”N
107° 23’ 05.68”O |
2018 | Mar | Isla de Oraba, Río Tamazula | 1 | Perchando y volando | Árboles de 10 a 12 m de altura | 24° 48´ 42.14”N
107° 24’ 10.19”O |
2018 | Abr | Río Tamazula | 2c | Volando | Nido club campestre | 24° 48´ 58.38”N
107° 23’ 12.59”O |
Frac. Infonavit Humaya | 12 | Perchando | Árboles de 8 a 10 m de altura | 24° 49´ 16.41”N
107° 24’ 52.58”O |
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2018 | May | Río Tamazula | 3b | Alimentándose | Árbol de guamúchil | 24° 48´ 52.89”N
107° 24’ 07.21”O |
Col. Chapultepec | 4 | Volando hacía el Hospital Civil | Entre las casas y árboles de baja altura | 24° 49´04.55”N
107° 23´ 39.73”O |
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2018 | Jun | Río Tamazula | 5 | Alimentándose, construcción de nido | Árbol de guamúchil | 24° 48’ 50.64”N
107° 23’ 10.58”O |
Jardín Botánico | 16 | Perchando | Árbol de 8 a 10 m altura | 24° 49’ 23.09”N
107° 23’ 01.69”O |
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2018 | Jul | Río Tamazula | 8 | Alimentándose, construcción de nido | Árbol de guamúchil | 24° 48´ 52.89”N
107° 24’ 07.21”O |
2018 | Ago | Río Tamazula | 6 | Perchando en el nido | Jaula aviario zoológico | 24° 48´ 52.34”N
107° 24’ 05.38”O |
2018 | Sep | Río Tamazula | 5 | Volando | Nido club campestre | 24° 48´ 58.38”N
107° 23’ 12.59”O |
Col. Las Quintas | 2d | Perchando y volando | Árboles de 6 a 10 m altura | 24° 49´ 01.14”N
107° 22’ 43.26”O |
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2018 | Oct | Río Tamazula | 2e | Perchando en el nido | Jaula aviario zoológico | 24° 48´ 52.34”N
107° 24’ 05.38”O |
2018 | Nov | Facultad de Informática UAS | 4b | Alimentándose | Hurgando entre el pasto | 24° 49´ 23.79”N
107° 22’ 47.18”O |
Río Tamazula | 16 | Perchando y volando | Árboles ribera del río y jaula zoológico | 24° 48´ 54.82”N
107° 23’ 05.05”O |
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Estadio beisbol UAS | 35 | Descansando, alimentándose | Forrajeando entre el pasto | 24° 49´ 27.87”N
107° 22’ 59.78”O |
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2018 | Dic | Río Tamazula | 5 | Perchando en el nido | Árbol de guamúchil y jaula aviario zoológico | 24°48´52.34”N
107°24’05.38”O |
2019 | Oct | Frac. Santa Margarita | 6 | Alimentándose | Árbol de guayaba 3 m de altura | 24° 49´ 42.15”N
107° 22’ 46.53”O |
2021 | May | Mercado y DIF Inf. Humaya | 2f | Volando del nido hacia Instalaciones del DIF Humaya | Poste con lámparas de iluminación
Árboles DIF Humaya |
24° 49´ 12.91”N
107° 25´ 12.99”O 24° 49’ 18.76”N 107° 25’ 12.31”O |
2021 | Ago | Mercado Inf. Humaya | 3c | Construcción de nido | Poste con lámparas de iluminación | 24° 49´ 07.91”N
107° 25’ 12.03”O |
Después del primer avistamiento, fue de enero a diciembre de 2018 cuando se llevó a cabo un muestreo estandarizado a través de censos mensuales a lo largo del río Tamazula a ambos lados del registro inicial (Figura 1). Los muestreos por el río se realizaron hacia el oeste desde el zoológico hasta el puente que cruza en la Isla de Oraba y hacia el este desde el zoológico hasta donde se localizan las instalaciones educativas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), conocida como Ciudad Universitaria, como parte del esquema de muestreo de aves del Parque Las Riberas que incluye esta área. Adicionalmente, se realizaron tres transectos laterales de 500 m (250 m por cada lado del río Tamazula), con el fin de registrar la presencia de individuos y determinar su posible dispersión hacia la zona urbana colindante (Molina et al. 2012). Los censos se realizaron a pie, empezaron en los primeros 15 min posteriores al amanecer hasta cuatro horas posteriores. Una vez realizado un avistamiento se contaban los individuos, se registraba su actividad y se geolocalización.
El área de distribución de M. monachus se estableció al registrar en Google Earth Pro las coordenadas de los avistamientos del primer registro en el 2013, los obtenidos en el 2018 y aquellos que se observaron de manera azarosa en otras áreas de la ciudad en el 2019 y 2021. Finalmente, el área de distribución se obtuvo al unir los puntos de las coordenadas extremas hasta cerrar el polígono.
Obtención de nuevos registros
Registros de censos laterales. Se obtuvieron cuatro avistamientos con un total de 26 individuos. El primero fue en mayo 2018, al noroeste donde se observaron dos parejas en la en una zona con pocos árboles de la colonia Chapultepec (Tabla 1). Las dos parejas volaron al norte hacia el Hospital Civil de Culiacán, localizado a 180 m. del sitio de la observación. El segundo registro fue en junio 2018, al noreste donde se observaron 16 individuos perchando en un árbol de olivo negro (Bucida buceras), localizado en la frontera del Jardín Botánico de Culiacán a un costado de Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de Sinaloa. El tercer registro fue en septiembre 2018, una pareja localizada al sureste en una zona arborizada con B. buceras de la colonia Las Quintas a 280 m del Río Tamazula. Este registro ocurrió a 535 m del primer registro y la pareja volaba entre los árboles en dirección al Río Tamazula. Por último, el cuarto registro fue en noviembre 2018, al noreste donde se registraron cuatro ejemplares en la Facultad de Informática de Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de Sinaloa, alimentándose de restos de comida ubicadas en el pasto. Éste registro ya había sido reportado en el portal de Naturalista en noviembre del 2016.
Actividades de M. monachus registradas en el río Tamazula. En todos los meses de muestreo, se encontraron individuos realizando actividades a lo largo del río, entre ellas: vuelo, percha, cortejo y construcción de nidos (Zoológico y Club Campestre Chapultepec). Asimismo, se observó que la cotorra se alimentó del guamúchil (Pithecellobium dulce); éste tipo de alimentación ha sido previamente reportado en poblaciones instaladas en Chametla, La Paz, Baja California Sur (Tinajero y Rodríguez-Estrella 2015). Todos los avistamientos fueron muy cercanos al punto de su primera observación y del Zoológico de Culiacán (Figura 1), lo cual concuerda con los registros actuales que se encuentran dentro del portal Naturalista, para la ciudad de Culiacán (Naturalista 2021). Además, nosotros confirmamos por primera vez su reproducción al registrar dos nidos, el primero en la estructura del aviario del Zoológico de Culiacán con salida al exterior de la jaula y el otro en el soporte del techo de un almacén del Club Campestre de la zona residencial Chapultepec (Figuras 2A, B y C). La distancia entre los nidos fue de 250 m aproximadamente, lo cual confirma la capacidad de esta especie para formar colonias y el uso de la infraestructura urbana como soporte de sus nidos (Romero-Figueroa et al. 2017). El establecimiento de nidos cercanos parece ser una estrategia de la cotorra argentina que le permite avanzar con éxito en su dispersión en la zona urbana (Pablo-López 2009).
Registros proporcionados y posteriores al muestreo. En abril del 2018, al noroeste, se observaron 12 individuos de la cotorra argentina en el Fraccionamiento Infonavit Humaya (cortesía de L. A. García Olivas), perchadas y volando en árboles de B. buceras de entre 8 a 10 m de altura a 3,145 m de su primer registró en el 2013. Se observó que algunas parejas volaban en dirección al norte, lo que sugiere la posible ocupación de este espacio urbano. Dos avistamientos se presentaron al noreste en Ciudad Universitaria de la UAS. El primero fue en noviembre de 2018, cuando se observaron 35 individuos descansando y aparentemente forrajeando en el pasto del campo de béisbol (cortesía L. A. García Olivas), lo que representa la parvada más numerosa de la especie en Culiacán (Tabla 1). El segundo avistamiento ocurrió en octubre de 2019 (Figura 2D), con seis ejemplares alimentándose en un árbol de guayabo (Psidium guajava), en la esquina que forma el fraccionamiento Santa Margarita y la Facultad de Odontología (G. H. Gurrola López obs. pers.), observación que representa el avistamiento más alejado con 1,550 m de su primer registro y el primero de alimentación de esta fruta. También el registro del fraccionamiento Santa Margarita se ubica a 1,150 m de la frontera del casco urbano.
En mayo de 2021, G. H. Gurrola López observó una pareja construyendo un nido en un poste con lámparas de iluminación colocada a un lado de la carretera internacional México 15 (Figuras 2E y 2F), la pareja voló al norte hacia el sector Infonavit Humaya, acercándose a sólo 2,000 m de la frontera del casco urbano de la ciudad. Éste avistamiento se ubicó a 3,700 m de la primera observación de la especie y representa el registro más alejado del centro de dispersión. En agosto de 2021, se observaron tres individuos llevando ramas para la construcción de un nido en otro poste con lámparas de iluminación, localizado a 160 m del primer poste de luz. Los tres postes con lámparas ubicadas en la zona presentaron construcción de nidos, sin embargo, sólo en una se observó la cámara de entrada de las cotorras.
Finalmente, los resultados del muestreo del año 2018, los avistamientos registrados por los autores y los proporcionados voluntariamente (Tabla 1), mostraron mayor distribución de M. monachus en la ciudad de Culiacán, desde su primer registro en 2013 y que actualmente abarca un área de 2,613,921 m2 (Figura 1).
Discusión
Nuestros resultados de muestreo de M. monachus, así como las observaciones de anidamiento, demuestran un aumento en la distribución de la especie en la ciudad de Culiacán, desde su primer registro en mayo 2013 por el río Tamazula a un costado del Zoológico de Culiacán, el cual consideramos el centro de dispersión de la especie. Al noreste la cotorra argentina instaló colonias permanentes, desde el Club Campestre de la zona residencial Chapultepec, Fraccionamiento FOVISSSTE Chapultepec, Jardín Botánico de Culiacán y las instalaciones de Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde es común observarlas, y al noroeste en la zona de Humaya y el Fraccionamiento Infonavit Humaya. Esto indica el éxito de dispersión de M. monachus en este ambiente urbano.
La selección de infraestructura eléctrica para la construcción de nidos es una estrategia reproductiva de esta especie que ya fue reportada en Texas (Reed et al. 2014). Además, estas observaciones en los meses de mayo y agosto coinciden con su época reproductiva para zonas de invasión y de distribución nativa (Sierra-Morales y Almazán-Núñez 2017). La presencia de nidos para dormitorio y reproducción sugiere que la colonia de 12 individuos vista en el Fraccionamiento Infonavit Humaya ya se instaló y puede seguir avanzando en la colonización de éste espacio urbano (Soto-Cruz et al. 2014). Sin embargo, aunque la estrategia de anidar en infraestructuras urbanas es común, y se ha registrado en otras ciudades de México (Zuria et al. 2017), es posible que no sea exitosa, debido a que los nidos pueden ser destruidos durante las actividades de mantenimiento que se realizan periódicamente para evitar cortos circuitos y potencialmente fuego, como sucedió en algunas ciudades de Estados Unidos de Norteamérica como Chicago, Florida y Texas (Pruett-Jones y Tarvin 1998, Minor et al. 2012).
Se recomienda continuar con el monitoreo de los grupos establecidos y evaluar el éxito reproductivo de la colonia localizada al noroeste de la ciudad. Por otro lado, dada su cercanía a la frontera del casco urbano de la ciudad de Culiacán, y la presencia de hábitats agrícolas y silvestres, el incremento de la población de esta especie representa un potencial peligro para las especies nativas (Tinajero y Rodríguez Estrella 2015, Romero-Figueroa et al. 2017). Nuestros resultados ofrecen datos de alerta temprana que pueden tomarse en cuenta para el diseño y ejecución de programas de control de la especie, el cual puede resultar más rentable y ofrecer mayores probabilidades de éxito, en esta etapa inicial de colonización de la cotorra argentina en la ciudad de Culiacán.