Introducción
Los estudiantes universitarios, tienen un comportamiento que está influenciado y determinado directamente por la generación a la que pertenecen y el contexto sociocultural en el que se desarrollan, y también en función de su historia, sensibilidad o fortalezas inducidas por algunos factores sociales, demográficos, incluyendo el microambiente familiar y las políticas socioeconómicas en las que se encuentran inmersos (Rodríguez, Sanabria, Contreras y Perdomo, 2013).
De acuerdo con Velázquez (2010), los jóvenes son un grupo vulnerable para llevar a cabo conductas sexuales de riesgo debido a la falta de competencias para ejercer en forma responsable su vida sexual; otros estudios (Hurtado de Mendoza y OIvera, 2013; Rengifo, Córdoba y Serrano, 2012; Uribe, Amador, Zacarías y Villarreal, 2012) concluyen que no hay relación entre los conocimientos y la conducta sexual ya que los jóvenes universitarios tienen conocimientos respecto a la prevención de infecciones y embarazos y no llevan a cabo acciones adecuadas para prevenir dichos riesgos en ellos/as, ya que muchos jóvenes estudiantes universitarios de México y otros países no utilizan condón o anticonceptivos en forma regular en sus relaciones sexuales (Baiz, Morales y Pereyra, 2016; Forcada et al., 2013; Uribe, y Orcasita, 2009; Solano et al., 2016), otros estudios llegan a asegurar que algunos jóvenes tienen más conductas de riesgo conforme más avanzan en sus estudios universitarios (Intra, Rosales y Moreno, 2011).
Llevar a cabo conductas sexuales de riesgo, se refieren a la exposición del individuo a una situación que puede ocasionar daños a su salud o a la salud de otra persona, especialmente a través de la posibilidad de contaminación por infecciones de transmisión sexual, o generar una situación de embarazo no planeados (Bahamón, Ochen, Pereznieto y Walker, 2014; Gonçalves et al., 2007; Orcasita, Uribe Castellanos y Gutiérrez, 2012), además el llevar a cabo relaciones sexuales coitales con mayor número de parejas aumenta la probabilidad de infecciones de transmisión sexual (Espada, Quiles y Méndez, 2003).
Es importante destacar que hay diversas investigaciones sobre conductas sexuales de riesgo, algunas determinan que es el iniciar relaciones sexuales coitales a temprana edad, ya que ello representa el inicio a la exposición de posibles embarazos e infecciones de transmisión sexual (Di Cesare, 2007); otras mencionan que el tener múltiples parejas sexuales son conductas de riesgo, debido a que es un factor coadyuvante para adquirir infecciones de transmisión sexual, incluyendo VIH/Sida (Morales, Arboleda y Segua, 2014; Piña, Dávila, Lozano, Carrillo, y Vázquez, 2009; Shiferaw et al., 2014).
En México cifras oficiales muestran que el debut sexual, ocurre cada vez a edades más tempranas respecto a lustros anteriores [Gayet y Gutiérrez, 2014; Consejo Nacional de Población (CONAPO), 2014]; en diversos estudios se concluye que el tener relaciones sexuales a corta edad aumenta los riesgos para la salud sexual y reproductiva (Richter, Mabaso, Ramjith y Norris, 2015; Vasilenko, Kugler y Rice, 2016); porque estas se llevan a cabo dentro de la adolescencia temprana, en donde algunos autores han demostrado que hay más riesgo de no usar condón y de adquirir infecciones de transmisión sexual entre ellas el VPH de alto riesgo (Nelson et al., 2016; Reyes, 2016). Un amplio estudio en 4 países de Europa concluyeron que los que inician a temprana edad su debut sexual, tienen mayores conductas de riesgo como tener múltiples parejas sexuales e infecciones de transmisión sexual (de Sanjosé et al., 2008; Olesen et al., 2012). En México, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Salud Sexual y Reproductiva (ENASSER, 2009), el debut sexual a temprana edad se asocia a mayor fecundidad, más riesgo de infecciones de transmisión sexual, la no utilización de condón y tener múltiples parejas sexuales.
El tener múltiples parejas sexuales puede manifestarse de diversas modalidades como:
Sexo casual, que se define como encuentros sexuales sin compromiso en individuos que no son pareja “formal”, esta forma de encuentros sexuales entre los jóvenes se ha convertido en una norma cultural (García, Reiber, Massey y Merriwether, 2012). En Estados Unidos en estudio de 221 estudiantes universitarios tanto hombres como mujeres reportaron que los encuentros sexuales casuales casi son el doble de los encuentros sexuales con sus parejas formales (Bradshaw, Kahn y Saville, 2010). En un estudio llevado a cabo en Ecuador acerca de las prácticas sexuales casuales en universitarios se evidencia la permisividad social para los hombres y no así a las mujeres.
El sexo grupal consiste en tener actividad sexual con más de una pareja en la misma ocasión (Gayet et al., 2011). Esta es una práctica sexual también conocida como “tríos” o “menage a trois” aunque pueden ser más de tres personas, en donde el riesgo de contagio por la diseminación de infecciones de transmisión sexual es muy común. La actividad de sexo en grupo puede darse en forma espontánea en eventos de amigos o conocidos, lo que no resta el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual (Friedman et al., 2008).
El sexo transaccional que se refiere a tener relaciones sexuales a cambio de dinero, favores o regalos es considerado de alto riesgo en la adquisición de infecciones de transmisión sexual, ya que la persona a la que se le paga por ello, no está en situación de negociar el uso de condón, así como puede estar imposibilitada/o a negarse a tener prácticas sexuales consideradas de alto riesgo (Folayan et al., 2016; Rosales, De Alba, Chávez y Medina, 2014).
Algunos jóvenes universitarios incurren en este tipo de prácticas por la necesidad de cubrir sus gastos relacionados con su educación o para gastos personales (Chatterji, Murray, London y Anglewicz, 2004), y donde la forma puede ser variada, como ser “strippers” que se hace cada vez una práctica más frecuente entre los estudiantes universitarios tanto en hombres como en mujeres (Girresch, 2012); sin embargo, en un estudio llevado a cabo en Etiopía encontraron que las mujeres llevan a cabo sexo transaccional 7 veces más frecuente que los hombres (Almrew, Awoke, Fikarie y Shimekaw, 2013). Ankomah, Mamman, Omorgie y Anyanti (2011) encontraron que las relaciones sexuales a temprana edad conllevan a tener sexo transaccional a cambio principalmente de teléfonos móviles, regalos y dinero en efectivo lo que incrementa la posibilidad de embarazos y de infecciones como el VIH/sida.
El tener múltiples parejas sexuales de cualquiera de las modalidades son conductas sexuales de riesgo en donde hay más posibilidad de contactos sexuales no protegidos (Gayet, Juárez, Pedraza, Caballero y Bozón, 2011; Mah y Halperin, 2010), incluyendo la Hepatitis C (Franciscus, 2010), así como de embarazos no planeados (Gómez, Molina y Zamberlin, 2011).
Por todo lo expresado anteriormente, el objetivo principal del presente estudio fue identificar la asociación entre tener múltiples parejas sexuales y la edad temprana de inicio de relaciones sexuales coitales en estudiantes universitarios del área de la salud en el Estado de México y como objetivos específicos comparar por carrera y por sexo las diversas modalidades de múltiples parejas sexuales que tienen los jóvenes estudiantes del área de la salud.
Método
Este estudio transversal forma parte de una investigación más amplia respecto a conductas sexuales de riesgo y depresión en estudiantes universitarios del área de la salud de dos universidades públicas del Estado de México, donde se imparten las licenciaturas de medicina, psicología, odontología y enfermería. La muestra original fue calculada en forma probabilística tomando en cuenta el total de alumnos de cada universidad de las licenciaturas mencionadas, pertenecientes a ambos turnos y de todos los grados escolares, usando la fórmula de diferencia de proporciones con un poder de 99% tomando en cuenta OR’s de 1.4 en promedio de acuerdo a reportes de artículos similares, razón 1-1 y se agregó un 20% por posibles pérdidas.
Muestra
Fue una muestra probabilística de 2640 estudiantes, con edades entre 18 y 24 años, que firmaron el consentimiento informado y contestaron todas las preguntas del cuestionario se excluyeron para esta investigación a 786 alumnos que no habían iniciado relaciones sexuales coitales al momento de la aplicación del instrumento, quedando la muestra conformada por 1854 participantes, de los cuales el 69% fueron mujeres y 31% hombres.
Instrumentos
Se evaluaron variables sociodemográficas: edad, sexo, licenciatura del área de la salud que estudia, año que cursa, estado civil, además se preguntó respecto a la edad de inicio de relaciones sexuales coitales a partir de un cuestionario diseñado para el mismo efecto. Se aplicó el cuestionario Sobre Sexo en Estudiantes Universitarios (SSEU) de Pulido et al., (2011) que cuenta con un alfa de Cronbach total de 0.81 y en la población de este estudio el alfa de Cronbach total del instrumento fue de 0.78.
Para medir el número de parejas sexuales se preguntó ¿cuántas parejas sexuales habían tenido en su vida? Y se agrupó la respuesta en 1; 2-4; 5-7 y 8 o más parejas sexuales. La modalidad de múltiples parejas sexuales, se tomaron 3 preguntas del instrumento: haber tenido sexo casual, haber tenido sexo transaccional (a cambio de dinero o favor) y haber tenido sexo en grupo. Y la variable inicio de Relaciones Sexuales Coitales (RSC) a temprana edad se consideró a partir de 16 años y menos, de acuerdo a Gayet y Gutiérrez (2014) y no edad temprana de RSC a los 17 años y más.
Procedimiento
El proyecto se valoró y aprobó por el Comité de Ética del Centro de Investigación en Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma del Estado de México 2014/10. La administración del cuestionario fue auto aplicable, con duración aproximada de 20 minutos, se realizó en forma grupal en los salones de clase, previa firma de consentimiento por los alumnos.
Análisis estadístico
Los datos se procesaron en el programa estadístico libre GNU PSPP versión 0.8.5. Se realizaron pruebas de distribución de Kolmororov-Shapiro, usando medidas de posición como media y desviación estándar, también análisis descriptivos empleando tablas de contingencia, estadísticos de X 2 de Pearson, prueba t de Student y de Levene. Asumiendo nivel de confianza del 95%.
Resultados
De los 1854 alumnos, el 69% eran mujeres y el 31% hombres. La media de edad fue de 21 años (DE±1.6) para hombres como mujeres. Respecto al estado civil, el 92% eran solteros y el 8% vivían en pareja. En relación a la carrera que estudiaban, 35% Medicina, 27% Psicología, 19% Enfermería y 19% Odontología. En cuanto al inicio de Relaciones Sexuales Coitales (RSC), la media de edad para los hombres fue de 17.0 años (DE± 2) y para mujeres de 17.6 años (DE±1.8) habiendo diferencias estadísticamente significativos entre los sexos. (Datos no se muestran en tablas).
Hay diferencias estadísticamente significativas (p<.05) entre la edad actual los hombres que iniciaron actividad sexual coital (RSC) antes de los 16 años 20.8 (DE ±1.8) y los que iniciaron RSC después de los 17 años siendo la media de edad de 21.1 (DE±1.7). En las mujeres también se observan diferencias estadísticamente significativas (p<.001) en la edad actual de las que iniciaron RSC antes de los 16 con una media de 20.6 años (DE±1.7) vs. 21.1 (DE±1.6) de las que iniciaron RSC después de los 17años de edad. Los que estudiaban la primera mitad de la licenciatura iniciaron RSC a más temprana edad (65% vs. 35%; p=.001) así como los que estudiaban la primera mitad de su licenciatura. (55% vs 45%; p=.001).
En relación con la licenciatura de estudio, más estudiantes de Psicología iniciaron RSC antes de los 16 años con diferencias estadísticamente significativas (32% vs. 24%; p=.001); en cambio más estudiantes de medicina iniciaron a no temprana edad RSC (37% vs 27%; p=.001). Se observan diferencias estadísticamente significativas (p=.002) respecto a la escuela donde estudian, ya que los estudiantes de la UNAM correspondiente al Valle de México iniciaron a más temprana edad RSC, comparado con los estudiantes de la UAEM del Valle de Toluca (Tabla 1).
Inicio temprano de RSC*(560) | Inicio no temprano de RSC* (1294) | ||||
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Media DE | Media DE | t Student | |||
Edad | |||||
Hombres | 20.8 (±1.8) | 21.1 (± 1.7) | p=.05 | ||
Mujeres | 20.6 (±1.8) | 21.1 (± 1.6) | p=.001 | ||
n (%) | n (%) | X 2 | |||
Sexo | |||||
Hombre | 218 (39) | 361 (28) | p=.001 | ||
Mujer | 342 (61) | 934 (72) | |||
Escuela | |||||
UNAM | 380 (68) | 782 (60.5) | p=.003 | ||
UAEM | 181 (32) | 511 (39.5) | |||
Grado que estudia | |||||
1er-3er año | 364 (65) | 710 (55) | p=.001 | ||
4to-6to año | 196 (35) | 585 (45) | |||
Licenciatura | |||||
Medicina | 152 (27) | 473 (37) | p= .001 | ||
Odontología | 119 (21) | 215 (16) | |||
Enfermería | 114 (20) | 294 (23) | |||
Psicología | 175 (32) | 312 (24) | |||
Total | 560 (100) | 1294 (100) |
Nota: RSC= Relaciones sexuales coitales.
En la Tabla 2 se observa que del total de hombres que no iniciaron RSC a temprana edad la mayoría han tenido hasta 4 parejas sexuales (86% vs.53%). Los hombres que han tenido 5 parejas sexuales o más en la vida y que iniciaron RSC a temprana edad son (47% vs.14%) que no iniciaron RSC a temprana edad, con diferencias estadísticamente significativas. En las mujeres también se observa que las que iniciaron RSC a no temprana edad han tenido hasta 4 parejas sexuales (92% vs.78%) que iniciaron RSC a temprana edad.
Sexo | 1 Pareja | 2-4 parejas | 5-7 parejas | 8 o más parejas | |
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Hombres | |||||
Inicio temprano de RSC* | Si | 28 (13%) | 87 (40%) | 63 (29%) | 40 (18%) |
No | 136 (38%) | 172 (48%) | 33 (9%) | 19 (5%) | |
X 2 asociación lineal | p=.001 | ||||
Mujeres | |||||
Inicio temprano de RSC* | Si | 95 (28%) | 172 (50%) | 45 (13%) | 30 (9%) |
No | 471 (50%) | 391 (42%) | 60 (7%) | 12 (1%) | |
X 2 asociación lineal | p=.001 |
Notas: *RSC= Relaciones sexuales coitales
Se realizó la prueba t de student para comparar el número de parejas sexuales y el grupo de RSC de inicio temprano y de inicio no temprano, se obtuvo 4.29 vs. 2.31 respectivamente con valor p=.001 (dato no presentado en la tabla).
Las que han tenido 5 parejas sexuales o más e iniciaron RSC a temprana edad (22% vs 8 %) de las que iniciaron RSC a no temprana edad; con diferencias estadísticamente significativas.
Comparando la edad de inicio de RSC con la modalidad de múltiples parejas sexuales en cada sexo (Tabla 3), se observa que en los hombres hay asociación de la edad de inicio temprana de RSC con llevar a cabo sexo en grupo (12% vs.4%, p=.001); sexo transaccional (10% vs. 3%, p=.001) y sexo casual (51% vs. 25%, p=.001). En las mujeres, hay asociación de la edad de inicio temprana de RSC con llevar a cabo sexo casual (20% vs. 11%, p=.001), y en las mujeres de acuerdo a la prueba de Fisher también hay diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
Sexo en grupo | Sexo transaccional | Sexo casual | ||
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Hombres | ||||
Inicio temprano de RSC * | 26/578 (12%) | 22/578 (10%) | 112/578 (51%) | |
Inicio No temprano de RSC* | 13/578 (4%) | 10/578 (3%) | 90/578 (25%) | |
X 2 asociación lineal | p=.001 | |||
Mujeres | ||||
Inicio temprano de RSC* | 10/1276 (3%) ** | 3/1276 (0.2%) ** | 70/1276 (20%) | |
Inicio No temprano de RSC * | 15/1276 (2%) ** | 9/1276 (1%) ** | 100/1276 (11%) | |
X 2 | p=.001 |
Nota: *RSC= Relaciones sexuales coitales. ** Prueba exacta de Fisher.
Discusión
El objetivo de este estudio fue identificar la asociación entre el tener múltiples parejas sexuales con la edad temprana de inicio de relaciones sexuales coitales en estudiantes universitarios del área de la salud de dos universidades del Estado de México, así como comparar por carrera y por sexo las diversas modalidades de llevar a cabo RSC.
La mayoría de los estudiantes son solteros; sin embargo, más mujeres que hombres viven en pareja o están casadas, (9.6% de las mujeres y 3.3 % hombres), ello coincide con el informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía en (INEGI, 2012) que reporta que las mujeres se unen en matrimonio a menor edad que los hombres; aunque por otro lado, cada vez hay menos matrimonios y la edad de unión de las parejas ha ido en aumento respecto a décadas pasadas.
En cuanto al sexo de los estudiantes en ambas universidades del área de la salud hay más mujeres que hombres, 69% y 31% respectivamente, este fenómeno se observa desde hace algunos años (Barison Ceriotti y De Oliveira, 2013); cabe destacar que en la Universidad Nacional Autónoma de México en diferentes licenciaturas, maestrías y doctorados relacionados con la salud es mayor el porcentaje de mujeres respecto a los hombres, llegando a haber 70% de mujeres, (Presencia de mujeres y hombres en la UNAM, 2012).
La edad de inicio de RSC en este estudio es de 17 años los hombres y 17.6 años de edad las mujeres, coincidiendo con otras investigaciones donde los hombres también inician relaciones sexuales a más temprana edad con respecto a las mujeres (Holguín, Mendoza, Esquivel, Sánchez, Daraviña y Acuña, 2014; Richter et al., 2015); a diferencia del estudio de Piña et al., (2009), también en población de universitarios mexicanos, en donde la edad de inicio de relaciones sexuales coitales en promedio es a los 18.1 años, y en el presente la edad promedio es de 17.43 años para hombres y mujeres.
En este estudio se observa que los más jóvenes de edad y que además estudian la primera mitad de la licenciatura iniciaron RSC a más temprana edad comparado con los que estudian la segunda mitad de la licenciatura y son de mayor edad (con diferencia de dos años entre ambos grupos); sin embargo a pesar de que son solamente dos años, se puede esta diferencia relacionar con lo que afirman Gayet y Gutiérrez (2014) en su investigación a nivel nacional, en donde evidencia que cada vez los jóvenes inician RSC a menor edad comparando con lustros anteriores. En otros estudios en población de jóvenes de diversas partes del mundo se reporta también que las nuevas generaciones inician RSC a más corta edad con respecto a las que las anteceden (French, Tilgman y Malebranche, 2015; Saldívar, Jiménez y Gutiérrez, 2015).
En relación a la licenciatura que estudian, los de Medicina y Odontología iniciaron RSC a no temprana edad; mientras que los de Psicología iniciaron RSC a temprana edad; estas diferencias encontradas entre los comportamientos de los jóvenes de las diferentes licenciaturas pudieran atribuirse a lo reportado por algunas investigaciones, donde mencionan que el perfil de personalidad es diferente en cada licenciatura y ello puede influir en el comportamiento que tengan los jóvenes en sus vidas (Aragón, 2011; Aragón y Flores 2014); sin embargo, con los datos obtenidos en esta investigación no podemos determinar si la personalidad de los estudiantes de las diferentes licenciaturas fomenta el inicio temprano de RSC o bien, el inicio temprano de RSC influye y marca características específicas de la personalidad del joven que lo lleve a escoger la licenciatura que estudia.
En relación al número de parejas sexuales el 44% ha tenido entre 2 y 4 parejas, en cambio en la investigación hecha por Piña et al., (2009) con estudiantes universitarios también mexicanos, los que tienen entre 2 y 4 parejas sexuales fueron el 47.2% de su muestra, observando que el porcentaje de jóvenes que tienen de 2 a 4 parejas sexuales ha disminuido en el curso de seis años en una población similar, además el 16% ha tenido más de 5 parejas sexuales coitales, lo que puede relacionarse con lo que proponen Collignon y Rodríguez (2010), respecto a que los jóvenes interactúan cada vez más en forma erótico-sexual debido a la transformación social que les ha tocado vivir y los cambios en el entorno social, político, cultural, económico que ha sido denominado por algunos autores como permisividad (Cañizo y Salinas, 2010), y que se refiere a que los jóvenes llevan a cabo diversas prácticas sexuales sin vinculación afectiva, con la única finalidad de buscar la satisfacción sexual, lo que los lleva a tener muchas parejas sexuales y esto a su vez aumenta el riesgo a tener más posibilidades de contraer alguna infección de transmisión sexual o embarazarse siempre y cuando no usen precauciones como el condón.
Al comparar el inicio de RSC con el número de parejas sexuales se observa que en los hombres y mujeres que tienen 1 a 4 parejas sexuales coitales en su vida iniciaron a no temprana edad, en cambio los que tienen más de 5 parejas sexuales se asocia con haber iniciado RSC a temprana edad. Esto concuerda con otras investigaciones como el estudio llevado a cabo en tres campus universitarios de Etiopía en donde los jóvenes que iniciaron RSC a temprana edad tienen 2.1 veces mayor probabilidad de tener más parejas sexuales (Sendo y Bedada, 2014); en Panamá un estudio de seguimiento de adolescentes que iniciaron RSC a temprana edad encontraron que cuatro de cada diez hombres y dos de cada diez mujeres tuvieron más de dos parejas sexuales en los siguientes 12 meses a su debut sexual (Chamorro et al., 2009). Otras investigaciones nacionales e internacionales confirman lo mismo (Pérez, 2013; Thai, Oh, Heo, Van, Van, Choi y Ngoc, 2016).
Al comparar la edad de inicio de RSC con la modalidad de múltiples parejas sexuales se observa que los hombres que llevan a cabo sexo en grupo, transaccional y casual iniciaron a temprana edad RSC, es decir a los 16 años o menos con diferencias estadísticamente significativas; y en las mujeres se observa también que las que iniciaron a temprana edad RSC tienen más sexo casual y en grupo.
El sexo transaccional o sexo a cambio de dinero, favor o regalos es la práctica sexual de múltiples parejas con menor incidencia respecto a las demás modalidades, ya que la llevan a cabo sólo 44 alumnos de ambos sexos, que representa el 2.4% de la población analizada en esta investigación, siendo más hombres (73%) que mujeres (27%); observándose lo opuesto a los resultados obtenidos por Almrew y colaboradores (2013), quienes encontraron que en mujeres es 7 veces más frecuente que en hombres. Esta diferencia pudiera deberse a los aprendizajes de género en donde para muchas mujeres, el hecho que los hombres paguen sus cuentas o les den obsequios a cambio de relaciones sexuales no lo ven como sexo transaccional, sino como parte de los comportamientos de género aprendidos.
En otro estudio llevado a cabo en Estados Unidos el 25% de los jóvenes encuestados, tanto hombres como mujeres reportaron haber tenido relaciones sexuales a cambio de drogas (Friedman et al., 2008). Al comparar el grupo que inició temprano de RSC con esta práctica, los resultados muestran que hay asociación inversa entre ellos, coincidiendo con lo encontrado por Ankomah et al., (2011), en donde a menor edad de inicio de RSC, mayor práctica de relaciones sexuales transaccionales.
Quienes llevan a cabo sexo casual, 373 de los jóvenes universitarios, que corresponde al 20% de la población estudiada de los cuales 54% son hombres y 46% mujeres, lo que muestra que es una práctica frecuente en ambos sexos y estos resultados son un poco más elevados que los encontrados por Foncada et al., (2013) en donde reporta que 413 (41%) lo llevan a cabo. En otro estudio en Estados Unidos, también en universitarios las cifras reportadas de sexo casual son tres veces más altas que las encontradas en este estudio, así como el estudio llevado a cabo por Jenkins y Tanner (2016), quienes reportan también cifras más altas, ya que entre 60% a 80% de los estudiantes universitarios en Estados Unidos llevan a cabo sexo casual. Respecto a las posibles causas mencionan García y colaboradores (2012) que se debe a que en la actualidad llevar a cabo sexo casual es una norma cultural entre los jóvenes, que además se asocia con el inicio temprano de relaciones sexuales a corta edad y donde la causa o razón está relacionada también con la permisividad y la falta de lazos afectivos para llevar a cabo encuentros erótico-sexuales que cada vez son más frecuentes en hombres y mujeres. Por otro lado debido a la permisividad social mayor hacia los hombres que a las mujeres, hace que al momento de responder en una entrevista, las mujeres no digan lo que sexualmente llevan a cabo ( Saeteros, Pérez y Sanabria, 2013).
Los resultados mostrados previamente señalan diferencias en la frecuencia de los comportamientos sexuales entre hombres y mujeres, siendo los hombres quienes tienen mayor número de conductas sexuales de riesgo como: iniciar a menor edad RSC (en porcentajes de acuerdo al sexo, los hombres vs las mujeres se encontró (38% vs. 27%), tener de 5-7 parejas coitales (17% vs. 8%); y 8 parejas sexuales o más (10% vs 3%), coincidiendo esto con otras investigaciones en poblaciones similares en donde los hombres universitarios tienen en promedio 8.3 parejas y las mujeres 5.4 parejas sexuales (Arias, Vásquez, Dueñas, García y Tejada, 2011). También el sexo en grupo los hombres lo practican más que las mujeres (7% vs. 2%); así como sexo transaccional (5.5% vs. 1%); y sexo casual (35% vs.13%). Lo anterior puede atribuirse a los estereotipos de género en donde hay mayor permisividad con los hombres que con las mujeres respecto a tener RSC, a pesar de que los jóvenes están inmersos en un cambio social encaminado hacia la equidad de género; y las mujeres cada vez tienden más a imitar los comportamientos riesgosos atribuidos tradicionalmente a los hombres.
Por otro lado, los jóvenes universitarios estudiantes del área de la salud tienen los conocimientos de autocuidado y de los riesgos sexuales que existen, ello lo ven en sus materias desde el bachillerato y además estudian en el área de la salud desde diferentes disciplinas, en donde no necesariamente hay en todos los programas de estudio la materia de sexualidad, pero sí, materias donde se manejan temas relacionados con infecciones y formas de prevenirlas, embarazo y uso de métodos anticonceptivos; sin embargo, se ha encontrado que en estudiantes universitarias mexicanas del área de la salud llevan a cabo conductas sexuales de riesgo que las hacen vulnerables a tener infecciones de transmisión sexual (Hurtado-de-Mendoza y Olvera, 2012); y además, como menciona Velásquez (2010), la vulnerabilidad de los jóvenes tal vez tiene su origen en la falta de competencias para el ejercicio de su sexualidad y no en la escolaridad. Además independientemente de la singularidad regional respecto a factores sociales en los que están inmersos, por lo que se observaron algunas diferencias entre el comportamiento sexual entre los estudiantes del Valle de México (UNAM), en donde la diversidad cultural es mayor en comparación con los alumnos del Valle de Toluca (UAEM).
Al tratarse de un estudio transversal y descriptivo donde lo que se busca es identificar la asociación entre tener múltiples parejas sexuales con la edad temprana de inicio de RSC, los resultados no muestran si al cabo de un periodo determinado de tiempo se pudiera incrementar el número de parejas de los que iniciaron relaciones sexuales a no temprana edad en forma similar a los que lo hicieron a edad temprana; además llama la atención el hecho de que en los dos grupos (los que iniciaron RSC a temprana edad y no temprana edad), llevan a cabo prácticas de riesgo como: sexo casual, sexo en grupo y transaccional, por lo que las diferencias pudieran deberse al tiempo de exposición, ya que los que iniciaron RSC tardíamente (17 años o más) llevan 3 años a la exposición de tener múltiples parejas sexuales y los que iniciaron RSC corta edad (menos de 16 años), llevan 5 años en contacto con la exposición, o bien las diferencias pudieran deberse a comportamientos generacionales diferentes por la diferencia de edad de los grupos, por lo que valdría la pena llevar a cabo estudios longitudinales al respecto, además de entrevistas a profundidad para conocer más acerca de las razones que los jóvenes tienen para llevar a cabo el inicio temprano de RSC así como las motivaciones para llevar a cabo las diferentes prácticas sexuales estudiadas.
Los alcances de esta investigación, es que aporta información respecto a las diversas modalidades o prácticas sexuales que llevan a cabo los jóvenes universitarios y ello contribuye a que se expliciten las conductas sexuales de los jóvenes, con la intención de prever riesgos y medidas de autocuidado de una forma concreta a las prácticas que llevan a cabo.
A manera de conclusión, los estudiantes universitarios hombres y mujeres del área de la salud, de las dos universidades del Estado México, que inician RSC a temprana edad tienen múltiples parejas sexuales y llevan a cabo prácticas sexuales de riesgo como sexo casual, transaccional y en grupo, por lo que es importante que al abordar temas de educación sexual con ellos se aborden aspectos relacionados con el tipo de prácticas que llevan a cabo los jóvenes universitarios, con la finalidad de inculcar hábitos de prevención, tomando en cuenta las prácticas que llevan a cabo. Además se hace evidente que a pesar de estudiar una licenciatura del área de la salud llevan a cabo conductas sexuales de riesgo que los exponen a embarazos no planeados e infecciones de transmisión sexual.