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Introducción
El manejo reproductivo es un componente crítico de los sistemas vaca-becerro, y contribuye directamente a la cantidad de ganado disponible para la venta y a la disponibilidad de hembras para reemplazo. Con el continuo aumento de la demanda mundial de carne de res, se justifican las estrategias para maximizar la eficiencia reproductiva de las hembras, para garantizar la rentabilidad de los sistemas de producción y abordar la demanda global de proteína animal (Rodrigues et al., 2018). Una estrategia es la adopción de protocolos para el control del ciclo estral que hagan posible la inseminación artificial (IA; Patterson et al., 2016).
La IA tiene muchas ventajas en comparación con la monta natural, pero sobre todo permite el uso de toros de calidad genética superior, aumenta la uniformidad de los becerros y acelera la ganancia genética; todo eso da como resultado terneros más productivos y rentables (Baruselli et al., 2017). Sin embargo, la implementación de programas de IA basados en la detección del estro en ganado de carne se ve obstaculizada por el anestro posparto, la ineficiencia y las dificultades en la detección del estro. Por esas razones, con el fin de evitar los problemas asociados y permitir el uso intensivo de los programas de IA en los hatos de carne, se han ideado estrategias que permiten la IA en un momento predeterminado (Inseminación Artificial a Tiempo Fijo; IATF). La IATF elimina la necesidad de detectar estros y permite la inseminación de vacas de carne independientemente del estado ciclo al inicio de un protocolo (Richardson et al., 2016).
Los protocolos preferidos en Latinoamérica para la IATF en vacas para carne están basados en estradiol y progesterona, debido a que elevan la posibilidad de gestar hembras en anestro posparto al inicio de la temporada de cría, cuando en algunas ocasiones, no más del 30 % de las vacas se encuentran ciclando. Esos protocolos inician con la inyección de benzoato de estradiol (BE). El BE causa la supresión de la FSH y atresia de los folículos FSH-dependientes en el 90 % de vacas y vaquillas; cuando el estradiol se metaboliza, la FSH aumenta y emerge una nueva onda folicular 3 a 5 d después (Mapletoft et al., 2018).
Los protocolos basados en estradiol y progesterona para la IATF en bovinos de carne en general presentan buenos resultados, con tasas de gestación promedio de 50 %, aproximadamente. Sin embargo, algunas circunstancias fisiológicas como el anestro posparto, fallas nutricionales, la baja CC y en vacas de primer parto, los resultados han sido inconsistentes y, por lo general, con bajos porcentajes de fertilidad. En tales situaciones, una alternativa propuesta como complemento en los protocolos hormonales para la IATF es usar la gonadotropina coriónica equina (eCG; Campos et al., 2013). Para probar lo anterior, se inyectó eCG el día del retiro del DIV en un protocolo para IATF basado en estradiol y progesterona: vacas Angus x Hereford y Brangus x Braford con cría al pie se trataron con 0, 300 o 400 UI. Las vacas sin un cuerpo lúteo al inicio del protocolo de sincronización registraron mayores tasas de gestación cuando se inyectaron con cualquiera de las dosis de eCG, comparadas con las vaca testigo; en las vacas ciclando (cuerpo lúteo presente), la gestación fue similar en los tres tratamientos (Pessoa et al., 2016).
El manejo comúnmente adoptado para gestar las vacas vacías después de la primera IA es la introducción de toros de repaso el resto de la temporada de apareamientos. Sin embargo, las alternativas modernas, conocidas como programas de resincronización son una herramienta potencial para mejorar la eficiencia reproductiva. La resincronización del estro y la ovulación es una tecnología usada para realizar una segunda IATF en un período corto, de una hembra previamente inseminada. El objetivo de la técnica es aumentar el número de terneros nacidos de IA, reducir el número de toros requeridos y aumentar la eficiencia reproductiva y productiva del hato (Sá Filho et al., 2014). El programa tradicional de resincronización se basa en el diagnóstico de gestación a los 28 a 32 días después de IATF (Galvaõ et al., 2007); las vacas diagnosticadas como no gestantes inician inmediatamente un segundo protocolo para IATF.
El objetivo general del presente estudio fue evaluar la respuesta estral y la gestación de vacas Bos taurus de carne, tratadas con protocolos hormonales para la sincronización de la ovulación con y sin eCG. Los objetivos particulares, sin considerar el efecto de los tratamientos, fueron relacionar el diámetro del folículo preovulatorio y la CC con el estro y la gestación; así como evaluar las tasas de gestación acumuladas con un programa de resincronización de la ovulación a los 30 días después de la primera IATF.
Método
El estudio se realizó en un rancho ubicado en el municipio de Comondú, Baja California Sur, en las coordenadas 24° 57’ 45.9” N y 111° 35’ 13.6” O. El clima característico de Comondú es generalmente desértico y seco. La zona central del municipio tiene temperatura promedio anual superior a 22 °C. La precipitación promedio anual inferior es 100 mm. La vegetación predominante es de dos tipos, matorral crasicaule y selva baja caducifolia.
La alimentación del ganado se basó en pastoreo sobre agostadero y, ocasionalmente, en esquilmos agrícolas de maíz o garbanzo con suplementación de concentrado proteico en algunas temporadas del año y complemento de minerales en forma permanente.
Se utilizaron 110 vacas de cruzas indefinidas entre razas Bos taurus para carne, de 2 a 4 partos, 420 ± 50 kg de peso y con 75 ± 35 días posparto. Las vacas se separaron en ocho corrales y se les proporcionó alimento durante un mes para cubrir sus requerimientos nutricionales. La dieta con 9 % de proteína cruda cubrió los requerimientos de materia seca, proteína y energía metabolizable.
El día que iniciaron los tratamientos hormonales, a todas las vacas se les evaluó su condición corporal (CC) en escala de 1 a 5 propuesta para bovinos de carne (Ayres et al., 2009). Se establecieron tres categorías de CC: Baja (≤ 2.5), Moderada (> 2.5 a 3.5) y Alta (> 3.5). Las vacas se distribuyeron al azar en dos tratamientos homogenizando los grupos de acuerdo con su CC.
La sincronización de la ovulación en las vacas del Tratamiento 1 (n = 60) consistió en suministrar vía intramuscular de 2 mg de benzoato de estradiol (BE) y al mismo tiempo, la inserción de un dispositivo vaginal (DIV) con 1.3 g de progesterona (día 0). El DIV se mantuvo durante ocho días y al ser retirado se aplicaron 25 mg de PGF2α, 1 mg de cipionato de estradiol (CE) y 300 UI de gonadotropina coriónica equina (eCG); 48 a 52 horas después de retirar el DIV se realizó la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF). En las vacas del Tratamiento 2 (n = 50) se sincronizó la ovulación mediante un protocolo similar al del Tratamiento 1, pero sin incluir la eCG cuando se retiró el DIV (Fig. 1).
Fig. 1 Protocolo de sincronización de la ovulación para inseminación artificial a tiempo fijo (IATF).
En ambos tratamientos hormonales, a todas las vacas se les pintó la base de la cola con crayón el día del retiro del DIV; para identificarlas con pintura alterada o borrada como indicador de que se montaron antes de la IATF. Previo a la IATF se midió el diámetro del folículo preovulatorio mediante ultrasonido (SIUI-CTS 800) con una sonda lineal rectal de 7 MHz. Se establecieron tres categorías de diámetro del folículo preovulatorio: DFP1 (FP <11 mm), DFP2 (FP 11 a 14 mm) y DFP3 (FP > 14 mm). Después de la IATF, las vacas de ambos tratamientos se mantuvieron en los corrales. El diagnóstico de gestación se hizo por ultrasonido (SIUI-CTS 800) 30 días después de la IATF.
Las vacas diagnosticadas como gestantes, a los 30 días se separaron del hato general en un potrero. Las vacas que resultaron vacías de ambos grupos, se asignaron a un programa de resincronización del estro y ovulación (Resynch- 30) para una segunda IATF 40 días después de la primera (Fig. 2). Para la resincronización se formó un solo grupo de animales que fueron tratados como se describe en la fig. 1. El diagnóstico de gestación en ese grupo de vacas se realizó 30 días después de la segunda IATF, usando las técnicas descritas anteriormente.
Fig. 2 Protocolo de sincronización y resincronización de la ovulación para inseminación artificial a tiempo fijo (IATF), con base en el diagnóstico de gestación mediante ultrasonografía (US).
La proporción de vacas en estro y los porcentajes de gestación entre tratamientos se compararon mediante una prueba de Chi cuadrada. De la misma manera se analizaron los efectos de DFP y de la CC sobre frecuencia de estros y gestación, pero sin incluir el efecto de la eCG (SAS, 2004). Las tasas de gestación acumuladas con la resincronización, a partir del día 30 posterior a la primera IATF, se sometieron a un análisis estadístico descriptivo.
Resultados
Estro y preñez
En la Tabla 1 se aprecia que el porcentaje de vacas que mostró estro antes de la IATF, así como la proporción de preñeces, fueron mayores en los animales inyectados con eCG que en las vacas del grupo testigo (p = 0.04).
Diámetro del folículo dominante
En la Tabla 2 se muestra que, cuando se relacionó el diámetro folicular el día de la IATF con la manifestación de estro y gestación, independientemente del tratamiento, se observaron tasas de estro similares (p = 0.07) entre categorías de DFP; sin embargo, las tasas de gestación fueron mayores (p = 0.03).
Tabla 2 Porcentajes de estro y gestación en vacas Bos taurus de carne con diferente diámetro folicular al momento de la inseminación artificial a tiempo fijo.
| Variable | Diámetro del folículo dominante (mm) | ||
| < 11 | 11-14 | > 14 | |
| Estro (%) | 81a | 88a | 85a |
| Preñez (%) | 54a | 65b | 66b |
Literales diferentes en las hileras indican desigualdad (P = 0.03).
Condición corporal
En la Tabla 3 se muestra la relación de la CC de las vacas y la presencia de estro. La frecuencia de estros en este estudio no se afectó (p = 0.08) por la CC. Sin embargo, la tasa de gestación fue diferente (p = 0.04) en las vacas con una CC < 2.5 con respecto a las otras categorías.
Tabla 3 Porcentajes de estro y gestación en vacas Bos taurus de carne con diferente condición corporal al inicio de un protocolo de sincronización de la ovulación para inseminación artificial a tiempo fijo.
| Variable | Condición corporal | ||
| < 2.5 | 2.5-3.5 | > 3.5 | |
| Estro (%) | 54a | 64a | 66a |
| Gestación (%) | 91a | 84b | 92b |
Literales diferentes en las hileras indican desigualdad (P = 0.04).
Resincronización de la ovulación
En la Fig. 3 se muestran los porcentajes de gestación según el momento de inseminación, en la primera o segunda IATF, después de la resincronización.
Discusión y conclusiones
Estro y preñez
Las tasas de preñez observadas en las vacas que recibieron eCG en el presente estudio (73 %) son superiores a los valores promedio reportados por otros autores en vacas Bos índicus (48 %), cuando además de las 400 UI de eCG, los protocolos para IATF basados en estradiol / progesterona se complementaron con el destete temporal de 48 horas (Souza et al., 2016). Las discrepancias podrían estar relacionadas con tres aspectos principalmente, en el estudio citado se usaron vacas Bos índicus, de primer parto y con un intervalo posparto entre 44 y 84 días; en el presente estudio, las vacas fueron Bos taurus, de dos a cuatro partos y con 40 a 105 días de paridas; además, se alimentaron en corral los 30 días previos al inicio del estudio, en cambio en el reporte de Souza et al. (2016) los animales se mantuvieron en pastoreo. Las tasas de gestación de 57 % y 50 % se reportaron por Núñez-Olivera et al. (2018) en vacas Hereford en anestro posparto tratadas o no con 400 UI de eCG, respectivamente.
Estos resultados pueden explicarse si se considera que la eCG es una glicoproteína que tiene actividad de la FSH o la LH en la vaca, según las poblaciones de receptores en el ovario y varios estudios han demostrado sus efectos benéficos en programas de IATF en ganado bovino de carne (Mapletoft et al., 2019). Núñez-Olivera et al. (2014) demostraron que el tratamiento con eCG al retirar el dispositivo aumenta el diámetro del folículo ovulatorio, la tasa de ovulación, el área de cuerpo lúteo y las concentraciones séricas de progesterona después de la ovulación, particularmente en vacas para carne Bos taurus anéstricas; ese aumento temprano en la secreción de progesterona puede mejorar el ambiente uterino para estimular el desarrollo embrionario y la producción de IFN-tau, lo que a su vez, mejoraría el reconocimiento materno de la gestación (Spencer et al., 2016). Otros estudios también mostraron que un aumento en las concentraciones circulantes de progesterona durante la primera semana después de la ovulación estimula efectivamente el crecimiento embrionario y la secreción de interferón tau (IFN-tau), favoreciendo el mantenimiento de la gestación (O´Hara et al., 2016).
Cutaia et al. (2003), concluyeron que la aplicación de 400 UI de eCG al momento de retirar el dispositivo de progesterona, no aumenta los porcentajes de gestación en vacas con cría y que tienen buena CC. Estos autores, sugieren que los animales deben de tener CC mínima de 2.5 (escala de 1 a 5) o idealmente 3 para obtener buenos resultados de gestación cuando se utiliza un protocolo de IATF sin la inclusión de eCG.
La expresión del estro cerca de la IA se asocia con una función ovárica mejorada, lo que resulta en una mayor fertilidad, desarrollo embrionario y establecimiento de la gestación en el ganado (Pereira et al., 2016). Richardson et al. (2016) realizaron un metanálisis utilizando datos de 10116 hembras de carne en 22 estudios que aplicaron cinco de los protocolos de IATF más comunes para examinar el efecto del estro sobre la gestación; se usó un modelo de efectos aleatorios el cual indicó un efecto positivo del estro sobre las tasas de concepción en vacas detectadas en estro antes de la IATF, con una tasa de concepción 27 % mayor en comparación con aquellas no detectadas en estro. De manera similar, Ferraz et al. (2017) reportaron tasas de gestación superiores al 60 % en vacas Bos taurus índicus cuando mostraron un estro intenso y menos de 40 % cuando la intensidad del estro fue baja o nula. Sá Filho et al. (2010) observaron que las vacas que mostraron estro al final de un tratamiento hormonal basado en estradiol / progesterona tuvieron 3.3 veces más posibilidades de gestarse que las que no lo expresaron. Investigaciones recientes demostraron que la intensidad de la expresión del estro se asoció positivamente con la viabilidad de embrión en vacas de carne (Pohler et al., 2016). Además, la expresión del estro próximo a la IA se ha asociado con mejor ambiente uterino para el desarrollo embrionario (Davoodi et al., 2016). Larimore et al. (2015) informaron que las vaquillas que exhibían estro producían embriones que estaban más avanzadas en su desarrollo el día 6 de gestación y tenían una mejor calidad en comparación con los embriones recuperados de vaquillas que no exhibían estro. Otro experimento evaluó los impactos de la expresión e intensidad del estro durante un protocolo de IATF en vacas Nelore × Angus lactantes; el diámetro del folículo dominante el día de la IATF, el volumen del cuerpo lúteo 7 días después, las concentraciones plasmáticas de progesterona el día 7 después de la IATF y los porcentajes de gestación fueron mayores en las vacas que mostraron un estro más intenso que en las que lo expresaron menos intenso o no lo mostraron (Rodrigues et al., 2018).
Diámetro del folículo dominante
El tamaño del folículo ovulatorio es de suma importancia porque afecta la tasa de ovulación, el volumen del cuerpo lúteo, las concentraciones de progesterona y la tasa de gestación (Dorneles et al., 2013). Se ha informado que se obtiene una capacidad ovulatoria completa cuando el folículo dominante alcanza un diámetro de 10 mm en Bos índicus y 12 mm en el ganado Bos taurus (Gimenes et al., 2008). La tasa de ovulación en vacas Bos índicus fue de 42.5, 73.9, 95.8 y 97.8 % cuando los folículos dominantes al momento de la IATF midieron < 7.5, 7.5-11, 11.1-14.4 y > 14.4 mm, respectivamente (Sá Filho et al., 2010). En otro experimento con vacas Bos taurus índicus, los porcentajes de vacas que ovularon en un protocolo para IATF fueron de 61, 100, 100 y 92 % cuando los folículos dominantes midieron ( 10, 10.1-12.9, 13-14.9 y ( 15 mm con tasas de gestación de 43, 70, 61 y 70 %, respectivamente (Pfeifer et al., 2015). Se ha demostrado que la ovulación de un folículo pequeño produce un cuerpo lúteo de volumen reducido, con baja producción de progesterona y en consecuencia una disminución de las tasas de gestación (Vasconcelos et al., 2001). La ventaja de un cuerpo lúteo de mayor volumen sobre las tasas de gestación ha sido constatada en vacas negras japonesas (Funakura et al., 2018). Estos autores observaron también que la tasa de concepción en un programa de IATF fue mayor cuando el folículo preovulatorio tuvo un diámetro de 13 mm o más, que cuando fue de 12 mm o inferior. En otro estudio (de Oliveira et al., 2016) se correlacionó el diámetro del folículo ovárico preovulatorio en el momento de la IATF en vacas Bos taurus índicus multíparas con la tasa de concepción. Las vacas se sometieron a un protocolo de sincronización basado en estradiol / progesterona; el diámetro folicular promedio en las vacas gestantes a los 35 días fue de 15.1 mm y de 13.7 mm en las no gestantes, con una tasa de gestación de 62.7 %. Cuando en ese trabajo se clasificó en diámetro folicular en estructuras ( 11.0 mm y ( 11.1 mm, se tuvieron tasas de concepción de 36.8 % y 72.0 %, respectivamente. Sá Filho et al. (2010) reportan tasas de gestación de 27.5, 46.6, 57.9 y 63.3 % en vacas Bos índicus con folículos dominantes < 7.5, 7.5-11, 11.1-14.4 y > 14.4 mm al momento de la IATF, respectivamente; las posibilidades de gestación aumentaron 2.47, 3.94 y 4.9 veces en la segunda, tercera y cuarta categoría, respectivamente, con respecto a la primera.
La expresión del gen del receptor de la LH en las células de la granulosa es un factor importante que contribuye en la gestación, ya que cuanto mayor es la cantidad de receptores, mayor es la respuesta a la gonadotropina para un crecimiento y maduración folicular final (Dias et al., 2009). La mayor expresión de receptores en las vacas se produce cuando el folículo alcanza un diámetro de aproximadamente 7.0 mm, aumentando ese número a medida que aumenta el diámetro folicular (Simões et al., 2012).
Condición corporal
A diferencia de estos resultados, Richardson et al. (2016) en un metanálisis de 547 vacas sincronizadas con un protocolo basado en DIV de progesterona para la IATF mencionaron que la CC influyó en la expresión del estro. En la tabla 3 también se observa que la tasa de gestación fue mayor (p < 0.05) en vacas que al inicio del tratamiento para IATF mostraron una condición corporal moderada o alta (64 y 67 % respectivamente), que en las vacas con condición corporal baja (54 %). Baruselli et al. (2016) reportaron porcentajes de gestación de 39 y 69 % en vacas para carne con una CC baja y moderada, respectivamente al momento de la IATF. Se observaron resultados similares para vacas cebú (Ayres et al., 2014). La probabilidad de que ocurriera la gestación resultó 1.18 veces mayor en vacas Bos índicus con una CC de 3.1 a 3.5, comparadas con vacas en una CC de 2.5 a 3 (Herrera et al., 2018). Similar a lo que ocurrió en el presente estudio, Nishimura et al. (2018) trabajando con vacas multíparas Bos índicus y Bos índicus cruzadas, observaron que la tasa de gestación fue mayor en animales con una CC moderada (49.1 %) o alta (57.8%) que en las vacas con una CC pobre (41.5 %).
Resultados presentados por Ruiz et al. (2010) en vacas Brahman mostraron correlaciones significativas entre la CC y las poblaciones de folículos ováricos, lo que indica que a medida que una vaca recupera CC ocurre el crecimiento de folículos de diferentes tamaños, seguida por estro y ovulación. Lo anterior es consistente con los señalamientos de Pfeifer et al. (2017) quienes reportaron que las vacas con una mayor CC tuvieron folículos dominantes que las de CC pobre al momento de la IATF.
La mala nutrición y la baja CC son factores importantes que reducen la fertilidad en vacas (Nishimura et al., 2018). Los resultados del presente estudio indicaron que las vacas con CC > 2.5 (en una escala de 1 a 5) tuvieron mayores tasas de gestación que las vacas con CC < 2.5. Este resultado es consistente con la relación positiva entre CC y las tasas de gestación descritas en el ganado de carne (Pfeifer et al., 2017) quienes reportan porcentajes de gestación más bajas en vacas primíparas con una CC < 2.75 que en aquellas con una mayor CC durante un protocolo para IATF.
Resincronización de la ovulación
El porcentaje de gestación en la primera IATF resultó superior a valores reportados en otros estudios que reportan gestaciones de 52 % (Faleiro et al., 2019), 50 % (Pereira et al., 2018) y 38.6 % (Torres-Júnior et al., 2014). Otros autores coinciden con nuestros resultados en que hay una disminución en la tasa de gestación después de la segunda IATF en relación con la gestación en la primera (de Oliveira et al., 2015). Las diferencias en los estudios señalados podrían atribuirse a varios factores como las diferentes fuentes de progesterona utilizadas en el protocolo de sincronización, manejo nutricional, CC de las vacas y control de enfermedades reproductivas (Faleiro et al., 2019).
Este procedimiento de resincronización es flexible y solo se tratan las vacas vacías. Puede iniciar a los 30 días o después de la primera IATF. Sin embargo, si el momento de iniciar la resincronización se prolonga más allá de los 30 días, el intervalo entre las inseminaciones excede los 38 días, lo que puede considerarse excesivo en comparación con la exposición a toros de repaso, donde teóricamente el apareamiento de las vacas no gestantes se produce alrededor de 21 días después de la IATF. Aunque el apareamiento natural reduce el intervalo entre dos servicios consecutivos, la tasa de servicio depende de que las vacas no gestantes regresen al estro alrededor de los 21 días después de la primera IATF (alrededor del 50 %; Sá Filho et al., 2013). La ventaja de los programas de resincronización radica en la reducción del intervalo entre las inseminaciones, lo que facilita la compactación de la temporada de empadres, con el beneficio de garantizar una tasa de servicios del 100 %.
Para optimizar la compactación de la temporada de empadres, los protocolos de resincronización más eficientes comienzan antes del momento habitual del diagnóstico de gestación; esto significa que todas las vacas deben de ser tratadas.
En un estudio (de Oliveira et al., 2015) evaluaron las tasas de gestación en un programa de resincronización de ganado Nelore, los animales se sincronizaron utilizando un protocolo convencional de IATF basado en estradiol / progesterona; 30 días después, las hembras que no se gestaron en la primera IATF fueron resincronizadas con el mismo protocolo hormonal. De manera similar a lo observado en el presente estudio, de Oliveira et al. (2015) y de Oliveira et al. (2019) subrayaron que la tasa de concepción promedio acumulada fue del 80.5 % y 81.6 %, respectivamente; sin embargo, ellos reportan un porcentaje promedio de gestación de 54 % y 56 % en la primera IATF, ligeramente inferior al observado en este estudio. En otros experimentos (Sá Filho et al., 2014; Faleiro et al., 2019) lograron tasas de gestación acumuladas del 75 %, ligeramente inferiores a los datos descritos en el presente estudio. Del mismo modo, Campos et al. (2013) informaron tasas de gestación del 76.6 % y 74 % luego de la resincronización de vacas lactantes tratadas con 300 UI de eCG o con destete temporal de becerros, respectivamente. Tasas de gestación acumuladas de 75 % con dos IATF han sido reportadas también en ganado Bos índicus cuando la resincronización se realizó a partir del día 14 después de la primera inseminación, el diagnóstico de gestación a los 20 días mediante ecografía Doppler de color y la segunda IATF a los 22 días (Pugliesi et al., 2019).
El protocolo de Resynch-22 (RE22) comienza 22 días después de la IA previa, 8 días antes del diagnóstico de gestación por ultrasonido (Sá Filho et al., 2014). Al momento del diagnóstico de gestación, las vacas diagnosticadas como preñadas gestantes se excluyen de las inyecciones hormonales que se aplican al retirar el DIV, mientras que las vacas no gestantes continúan con el protocolo de resincronización. El uso de RE22 reduce el intervalo entre inseminaciones a 32 d; sin embargo, el primer tratamiento (inserción del dispositivo de progesterona y la administración de estradiol) debe llevarse a cabo en todas las vacas y el diagnóstico de la gestación debe realizarse en un momento fijo.
La eficiencia reproductiva de los diferentes tratamientos asociados con los programas de IATF y de resincronización se evaluó en vacas para carne durante el periodo posparto (Rubin et al., 2015). En un primer estudio, las vacas se sometieron a: 1) Monta natural (NS); 2) IATF + NS; 3) IATF + Resynch-30 + NS; 4) IATF + Resynch-22 + NS durante una temporada de empadres de 90 días. Dentro de los 30 días del inicio de la temporada de empadres, solo el 3 % de las vacas sometidas a NS estaban gestantes en comparación con el 40 % en los otros grupos. A los 60 días de la temporada, la tasa de gestación fue más alta en las vacas que se resincronizaron y recibieron la segunda IATF (IATF + Resynch-30 + NS = 69.4 % y IATF + Resynch22 + NS = 66.3 %) en comparación con las vacas sometidas a los otros tratamientos (IATF + NS = 48.0 % y NS = 16.9 %). Al final de la época de empadres, la tasa de gestación fue mayor en las vacas sometidas a IATF + Resynch-30 + NS (83.7 %) y IATF + Resynch-22 + NS (81.5 %) que en las sometidas a IATF + NS (71.0 %) o NS (45.1 %).
Se concluye que la inclusión de la eCG, en los protocolos de sincronización de la ovulación para IATF incrementa la proporción de vacas que muestran estro antes de la IATF y aumentan las tasas de gestación. Las tasas de gestación se asocian con la manifestación de estro y con el tamaño del folículo preovulatorio, así como con la CC de las vacas al inicio del programa de sincronización para IATF. Además, un programa de resincronización a los 30 días permite acumular un porcentaje adicional de vacas gestantes en un lapso de 40 días.
