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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.1 no.3 Texcoco jul./sep. 2010

 

Artículos

 

Competitividad y ventajas comparativas de la producción de maíz en México*

 

Competitiveness and comparative advantages in maize production of Mexico

 

Adrián González Estrada y Mario Alferes Varela2

 

1Campo Experimental Valle de México. INIFAP. Carretera Los Reyes-Texcoco, km 13.5. Coatlinchán, Texcoco, México. C. P. 56250. Tel. 01 595 9212657. Ext. 146. (adrglez@prodigy.net.mx). §Autor para correspondencia: adrglez@prodigy.net.mx.

2División de Ciencias Económico-Administrativas. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, Texcoco, México. C. P. 56230. Tel. 01 595 9541500. Ext. 5723. (algrillo18@gmail.com).

 

* Recibido: febrero de 2010
Aceptado: agosto de 2010

 

Resumen

La depresión económica de 2008 acentúo los cuestionamientos a la liberalización comercial, fortaleciendo con ello la idea que el campo es un desastre y el maíz es el cultivo que exhibe más dificultades y problemas, a consecuencia de la desaparición de los aranceles y cuotas proteccionistas. Por ello se requiere evaluar la producción nacional de maíz, después de 22 años de la liberalización comercial en 1986 con la entrada de México al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), a 15 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y después de la eliminación de aranceles y cuotas a las importaciones de ese grano. El objetivo de esta investigación es mostrar de qué manera han evolucionado la competitividad y las ventajas comparativas de la producción de maíz en México. La metodología utilizada se basa en la matriz de análisis de políticas, con algunas modificaciones aplicada a la información estadística de 2007. Se concluyó que 85% de la producción de maíz en México tiene competitividad privada y que tan sólo 43.2% de la producción total tiene ventajas comparativas. Desde 1990, ha crecido tanto la competitividad privada como las ventajas comparativas de México para producir maíz, y que podrían crecer, si se instrumentara una política agrícola integral y eficiente, dirigida a la intensificación sustentable de la agricultura y el crecimiento de la productividad parcial y total de los factores, principalmente a través de actividades de investigación y desarrollo.

Palabras clave: intensificación sustentable, liberalización comercial, productividad, ventajas comparativas.

 

Abstract

The economic depression of 2008 highlighted the controversies on commercial liberalization, strengthening the idea that the agricultural sector is disastrous and that maize is the most troublesome crop, due to the removal of protectionist quotas and tariffs. This is why an evaluation of national maize production is required, 22 years after the commercial deregulation in 1986 with the inclusion of Mexico in the General Agreement on Tariffs and Trade (GATT), 15 years after the signing of North American Free Trade Agreement (NAFTA) and after the elimination of quotas and tariffs on the imports of that grain. The aim of this research is to show how competitiveness and the comparative advantages of maize production in Mexico have evolved. The methodology hereby used is based on the policy analysis matrix with a few modifications, applied to the statistical information of 2007. The conclusion is that 85% of maize production in Mexico has private competitiveness and only 43.2% of the total production has comparative advantages. Since 1990 in Mexico, both private competitiveness and comparative advantages for maize production have grown, and they could continue to grow if a comprehensive and efficient agricultural policy were implemented, focused on the sustainable intensification of agriculture and the growth of partial and total factor productivity mostly throughout research and development activities.

Key words: comparative advantages, productivity, sustainable intensification, trade liberalization.

 

INTRODUCCIÓN

El cultivo de maíz es sin duda, el más importante del país y resume en buena medida la naturaleza y los problemas de la agricultura mexicana (González-Estrada, 2009). Desde el punto de vista del comercio exterior, el grano de maíz es el rubro más importante de las importaciones de productos agropecuarios del país. Por ello es una de las actividades económicas que más ha sido usada, como ejemplo de los 'efectos negativos' de la liberalización comercial de México por parte de los opositores a ese proceso.

Téllez (1991), citado por González-Estrada (1991), concluyó que México no tendría competitividad en la producción de granos básicos en un tratado de libre comercio con EE.UU y Canadá; Calva (1990) afirmó que 'sería fatal' para el campo; Correa (1991) afirmó que sería 'aterrador'; la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SARH) (1991), concluyó que tal tratado 'significaría enviar a los agricultores al suicidio', y Calva (1991) pronosticó que 'los efectos sobre el sector agropecuario mexicano serán devastadores', pues desaparecería prácticamente la producción de granos básicos. Para Warman (1988), el maíz 'es un bastardo del capitalismo', un cultivo 'desclasado' que está fuera de las normas aceptadas por el capital.

Por el contrario, según González-Estrada (1991), el cultivo de maíz tenía competitividad en varias regiones del país en 1990, porque la participación de México en el TLCAN no implicaría la desaparición de la producción de este grano; y que tan sólo en las provincias agronómicas de riego y temporal con potencial productivo medio, bueno y muy bueno, se podría incrementar la producción de 13.5 a 21.4 millones de toneladas (Turrent, 1989).

Dieciocho años después, en 2007 se produjeron 23.5 millones de toneladas, en 3 150 000 predios dedicados al cultivo de maíz (González-Estrada, 2009; SIACON, 2008). De acuerdo con Turrent (2005), México tiene el potencial para producir 32 millones de toneladas en la misma superficie que se ha sembrado en los últimos años.

Sin embargo, a raíz de la depresión económica de México en 2008; han resurgido los cuestionamientos a la liberalización del comercio exterior y se ha fortalecido la idea que el campo es un desastre, que el maíz es el cultivo que exhibe más dificultades a consecuencia de la desaparición de los aranceles y cuotas proteccionistas. Más aún, varios partidos políticos demandan mayores subsidios y la revisión del artículo agropecuario del TLCAN.

Dado que esas posiciones opuestas implican distintas políticas para el desarrollo de la producción de maíz en la república mexicana, resulta de mayor importancia el estudio de ese problema. Por ello, el objetivo de esta investigación fue mostrar de qué manera han evolucionado la competitividad y las ventajas comparativas de la producción de maíz en México a 22 años del inicio de la liberalización comercial en 1986 con la entrada de México al GATT, y a 15 años de la firma del TLCAN. Se trató de encontrar si la eliminación de las medidas proteccionistas ha afectado negativamente las posibilidades competitivas de la producción de maíz en México, o si por el contrario, el país ha desarrollado sus ventajas competitivas y comparativas en la producción de ese grano.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

El método de esta investigación se basa en la matriz de análisis de políticas, elaborada por Monke y Pearson (1989), la cual representa un sistema de contabilidad de doble entrada, cuyas columnas son los ingresos, costos (divididos en insumos comerciales y factores internos) y ganancias de los sistemas de producción regionales, y cuyas hileras expresan las magnitudes anteriores a precios privados y económicos, siendo la última hilera la diferencia de las dos primeras, y representa los efectos de la política agrícola.

La rentabilidad privada

La rentabilidad privada o ganancias del productor (D) es por definición: D= A-(B+C); donde: A= ingresos totales; (B+C)= costos de mercado de los insumos comerciables (B) y de los factores internos (C). Los insumos comerciales son aquellos que pueden ser adquiridos en el mercado internacional y los factores internos son los que no participan en dicho mercado, tales como la mano de obra, tierra, agua, crédito, electricidad y seguro, así como la administración y servicios (Monke y Pearson, 1989). La rentabilidad privada no es un indicador adecuado de la competitividad privada, si bien es una condición necesaria de ella. Los productores que tienen competitividad privada necesariamente tienen un proceso de producción rentable. Sin embargo, la rentabilidad no es una condición suficiente de competitividad.

Eficiencia privada y la relación de costo privado (RCP)

Según Monke y Pearson (1989), la eficiencia privada se cuantifica a través del indicador conocido como relación de costo privado (RCP), que es el cociente de dividir el costo de los factores internos de la producción entre el valor agregado, por lo tanto RCP= C/(A-B); donde (A-B)= valor agregado a precios de mercado. Si RCP< 1 significa que el productor es eficiente, ya que después de pagar los factores de la producción, propios y contratados, queda un residuo en el valor agregado. Si RCP= 1 no se generan ganancias y el ingreso simplemente cubre el costo de los factores de la producción. No habrá eficiencia privada si RCP> 1. Contrariamente a lo postulado por Monke y Pearson (1989), la relación costo privado es un indicador incompleto y por tanto, inadecuado de la competitividad privada, ya que no toma en cuenta los costos de transporte, las mermas ni los aranceles, además de que representa una relación indirecta.

Ventajas competitivas o competitividad privada

Las ventajas competitivas están basadas en la competitividad privada, que expresa las ventajas de la producción nacional de maíz en comparación con los productores extranjeros. Es un indicador de qué tan competitivos son los agricultores en la producción de maíz, dados los precios, la tecnología y la política agrícola del país. En consecuencia, se debe medir como la diferencia entre el costo de producción de una tonelada de maíz en México a precios de mercado y con subsidios versus el precio internacional más los costos de transporte, las mermas y los aranceles.

Rentabilidad económica

De acuerdo con Monke y Pearson (1989), la rentabilidad económica es la expresión de la existencia de ganancias económicas (H); es decir, la diferencia entre ingresos (E) y costos de los insumos comerciables y los factores internos que no participan en el mercado mundial (F+G), evaluados todos ellos a precios económicos o precios de oportunidad H= E-(F+G); tanto para los ingresos (E), como para los costos de los insumos (F) que son comercializados internacionalmente; las evaluaciones económicas apropiadas están dadas por los precios mundiales de importación y exportación, ajustados por los costos de cruce de frontera y de transporte, tanto para los productos como para los insumos. Los factores internos de la producción que no tienen una cotización internacional deben ser cuantificados de acuerdo a su costo de oportunidad (Monke y Pearson, 1989).

La rentabilidad económica no es indicador confiable de la competitividad económica, tampoco de las ventajas comparativas, pues es tan sólo un componente de las ventajas comparativas de un país. Todos los sistemas agrícolas que tienen rentabilidad económica, necesariamente tienen un proceso de producción rentable desde el punto de vista de la economía en su conjunto. Sin embargo, la rentabilidad económica no es una condición suficiente de la existencia de ventajas comparativas para la producción de maíz.

Ventajas comparativas, eficiencia económica y relación de costo de los recursos internos

Según Monke y Pearson (1989), la evaluación de las ventajas comparativas de un país debe basarse en el indicador relación de costo de los recursos internos (RCRI), que es el cociente de dividir el costo de los factores internos (G), valuados a precios de eficiencia (sin subsidios) y el valor agregado económico (valor de la producción con precio internacional del producto (E), menos consumo intermedio (F) a precios internacionales de los insumos, se denota por la siguiente relación RCRI= G/(E-F). La diferencia (E-F) se conoce con el nombre de valor agregado a precios económicos. Si RCRI ? (0,1); entonces el valor de los recursos internos usados en la producción de maíz es inferior al valor de las divisas ganadas o ahorradas, en cuyo caso se dirá que el país es eficiente económicamente en la producción de maíz, porque el costo de los recursos internos usados en la producción (costo económico interno) es inferior a las divisas que se requerirían para importar el maíz producido internamente (CEDRSSA, 2007). Si RCRI> 1, significa que el país no es eficiente económicamente en la producción de maíz, ya que se utilizarían más divisas en su producción de lo que realmente vale en términos económicos (Monke y Pearson, 1989).

Contrariamente a lo postulado por Monke y Pearson (1989), la relación de costo de los recursos internos es un indicador incompleto y por tanto, inadecuado de las ventajas competitivas de un país en la producción de una mercancía determinada, pues entre otras cosas, representa una relación indirecta de tales ventajas. Una alternativa es cuantificar la diferencia entre el costo de producción de una tonelada de maíz en México, a precios económicos sin subsidios y sin distorsiones versus el precio económico internacional, más los costos de transporte, las mermas, los aranceles y las distorsiones a la tasa de cambio. Este indicador es similar, aunque no igual al costo de los recursos internos.

La tercera hilera de la matriz de contabilidad representa las diferencias entre las valuaciones privadas y económicas de ingresos, costos y ganancias de los sistemas de producción. Las divergencias entre el precio privado y el precio económico deben ser atribuidas a los efectos de la política agrícola y en algunos casos, también por la existencia de mercados imperfectos (Monke y Pearson, 1989). Las transferencias directas de ingreso del estado a los agricultores (I= A-E), e indirectas, a través del precio de los insumos (J= B-F), ambas responsables de las diferencias entre los precios internos y del mercado mundial, representan dos tipos distintos de políticas. La primera define impuestos, subsidios y políticas comerciales y la segunda requiere de una tasa de cambio para convertir los precios mundiales a sus equivalentes internos.

Equivalente de subsidio al productor

De acuerdo con González-Estrada y Orrantia-Bustos (2006); González-Estrada y Sánchez-Ramos (2008), el equivalente de subsidio al productor (ESP) mide el grado en que un país subsidia a su agricultura. Incluye tanto las transferencias directas de ingresos del estado a los agricultores, como las transferencias indirectas a través de las políticas internas de precios y se expresa de la siguiente manera: ESP= SP+PCP+PBS+PPA+PUI+PBIG; donde: SP= transferencias en forma de soportes de precios; PCP= monto de los pagos basados en cantidades producidas; PBS= pagos basados en superficie cultivada; PPA= transferencias en forma de pagos por el uso de insumos; y PBIG= transferencias basadas en el ingreso global.

Coeficientes de protección nominal y efectiva del precio

El coeficiente de protección nominal (CPN) mide la magnitud de las transferencias producidas por las políticas comerciales y de manejo del tipo de cambio, a través de los precios, después de considerar los impuestos, subsidios y restricciones cuantitativas. Si CPN< 1, existe un impuesto implícito al precio financiero (interno) del maíz; por el contrario, si CPN> 1, existe protección nominal al precio interno de maíz (Monke y Pearson, 1989). CPN= A/E= PI/Pi*; donde: A= ingreso bruto a precios privados; E= ingreso bruto a precios económicos; pi= precio del producto en el mercado nacional; y pi*= precio de eficiencia económica de paridad de importación o simplemente precio económico internacional, que es el precio paritario de importación en pesos, usando la tasa de cambio real (CEDRSSA, 2007).

El coeficiente de protección efectiva (CPE) expresa el efecto combinado de las transferencias inducidas por las políticas públicas, tanto al maíz como a los insumos comercializables y se define como: CPE= (A-B)/(E-F)= (VAP/VAE); donde: VAP= (A-B) es el valor agregado evaluado a precios de mercado; y VAE= valor agregado evaluado a precios económicos (internacionales) o precios de eficiencia económica (CEDRSSA, 2007)). Si CPE< 1, existe una política agrícola negativa, que en lugar de apoyar, sustrae excedente a los agricultores. Por el contrario, si CPE> 1, los productores estarán recibiendo un excedente mayor al estrictamente producido por ellos como resultado de la política agrícola, en cuyo caso se dirá que el precio del cultivo bajo análisis está protegido.

Información utilizada

La información de costos de producción por paquete tecnológico o sistema de producción para cada una de las regiones productoras de maíz, se obtuvieron en las 32 entidades federativas que provino del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) (2009). Dicha estructura de costos de producción fue generada por el proyecto: seguimiento de costos de producción pecuaria y agrícola, por sistema producto (SISPRO-SECOPPA). La información obtenida sobre: 1) superficie sembrada, cosechada y siniestrada; 2) rendimientos; 3) valor de la producción; y 4) los precios del maíz por estado, fueron obtenidas del Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta (SIACON) 1980-2007.

Para asignar la superficie de riego a cada paquete tecnológico, se consultó la publicación anual de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), sobre las estadísticas agrícolas de los distritos de riego del año agrícola 2007-2008. La renta de la tierra que llega a representar en algunos casos hasta 25% del costo total, fue obtenida de las encuestas de rentabilidad de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) 2005, 2006 y 2007. Se identificaron 100 sistemas de producción o paquetes tecnológicos para las 32 entidades federativas, de los cuales se desecharon seis por tener datos inconsistentes. La cobertura de la información es 99% de la superficie cosechada en 2007, equivalente a 7 333 276 ha.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El 86.9% del maíz producido en México en 2007 fue rentable a precios privados. Los sistemas de producción que tienen la rentabilidad privada más alta se encuentran en los estados de Sinaloa, Jalisco, Guanajuato y Estado de México, que aportan 35% de la producción nacional de maíz; sus rendimientos medios son superiores a 6 t ha–1, y sus ganancias ascienden a $ 10 000 ha–1. En el otro extremo, dentro de los sistemas de producción sin rentabilidad privada; 70% de la producción (1.75 millones toneladas) se localiza en los estados de Michoacán (39.08%), Oaxaca (17.18%) y Veracruz (13.67%). El rubro más importante dentro de los costos es el de los salarios. En muchos de estos sistemas se detectó un uso excesivo de fertilizantes, lo que explica en parte su falta de rentabilidad.

Por otra parte, 87% de la producción nacional tiene una relación costo privado entre 0.08 y 0.62, lo cual indica que son eficientes desde un punto de vista privado en el uso de los factores internos de la producción, dada la política actual de subsidios. Dentro de los sistemas ineficientes; 50% no usa semillas mejoradas; 80% fertiliza excesivamente, las labores de cultivo están escasamente mecanizadas y la gran mayoría no tiene rentabilidad privada.

Competitividad privada de la producción de maíz

La competitividad privada con subsidios expresa la capacidad de los productores de maíz para competir en costos y precios y obtener ganancias a precios del mercado internacional, tomando en cuenta los costos de transporte, las mermas y las distorsiones de la tasa de cambio. El maíz procedente de Estados Unidos de América llega a un costo que fluctúa entre 1 931.60 y 2 334.60 pesos por tonelada, dependiendo de la distancia a los centros de consumo dentro del territorio nacional.

Los productores que producen maíz a un costo inferior a esa cantidad tienen ventajas competitivas o son competitivos en la producción de maíz vs los productores extranjeros. Esta relación es mejor y más directa que la eficiencia privada o relación costo privado.

Los resultados indican que tiene competitividad privada o ventajas competitivas 85% de la producción nacional de maíz, llevada a cabo por 72.3% de los sistemas de producción de maíz, en 73.5% de la superficie nacional cosechada, con una aportación de 20 millones de toneladas. Si se usara la relación costo privado; 87% del volumen producido en 2007, en 76.4% de la superficie tendría competitividad privada. Como se observa, ambos indicadores son casi coincidentes.

Si los productores de maíz recibieran un precio determinado como la suma del precio en EE.UU más los costos de transporte y mermas, en condiciones irrestrictas a las importaciones de maíz, entonces la superficie nacional se reduciría en 26.5% y la producción nacional en 25%.

En el Cuadro 1 se muestra los sistemas de producción de maíz sin competitividad y se ubican principalmente en el sur del país, conformado por las zonas geo-económicas: pacífico-sur, centro-sur, golfo de México y península de Yucatán, área donde el peso relativo de los sistemas de producción campesina minifundista, con producción simple de mercancías y en condiciones de pobreza, es considerablemente mayor que en las zonas geo-económicas del norte y del centro-occidente, donde el predominio de las formas capitalistas de producción es mayor.

El resto de los sistemas sin competitividad se ubica en las áreas semiáridas del norte y del centro-occidente, con una agricultura capitalista rentable debido a los subsidios del estado y cuya eficiencia está más influida por las restricciones agroclimáticas que en los sistemas del sur. Estos resultados claramente corroboran que la competitividad y las ventajas comparativas están en función de las condiciones económicas y sociales de la producción, de las condiciones técnicas y la dotación de recursos.

El precio del maíz está protegido, nominal y efectivamente

El coeficiente de protección nominal del precio del maíz en México es en todas las regiones productoras de este grano, superior a la unidad (1.22 en promedio), lo cual significa que a consecuencia de la política agrícola del país, el precio recibido por los productores 22% mayor que el precio que recibirían sin esa intervención gubernamental. Por otra parte, el coeficiente de protección efectiva del precio es, en todos los sistemas de producción analizados, igual o mayor que 1.22, lo que significa que la política agrícola es imprescindible para mantener la producción de maíz, en un entorno de liberalización comercial, ya que los precios económicos son 68% superiores al precio económico del mercado internacional.

Los subsidios a la producción del maíz son cuantiosos, y fluctúan entre $ 1 495.00 y $ 2 400.00 ha. El subsidio social a la producción de maíz es 0.4, lo cual significa que la sociedad mexicana paga 40% más a los productores de maíz de lo que recibirían a precios económicos, por lo que se gastan $ 22 647.4 millones de pesos para mantener la producción actual de maíz. ¿Cuáles son entonces, en realidad las ventajas comparativas de México para producir maíz?.

Rentabilidad económica

La rentabilidad económica, a diferencia de la privada, descuenta los subsidios y cuantifica, no con los precios de mercado, sino con los de oportunidad o precios económicos. Los resultados indican que tiene rentabilidad económica tan sólo 63.1% de la producción nacional de maíz (14.8 millones de toneladas), en una superficie sembrada de 3.42 millones de ha (46.6% del total), y 39% de los sistemas de producción. En contraste, 36.9% de la producción nacional de maíz es obtenida en unidades de producción que no son rentables económicamente, y que tienen un rendimiento medio de 2.75 t ha–1. La mayor parte de esas unidades sin rentabilidad económica se localiza en las áreas de temporal de los estados de Chiapas (9.07%), Veracruz (7.72%), Oaxaca (7.24%), Michoacán (6.1%), Zacatecas (2.96%), Estado de México (2.9%) y Guerrero (2.67%).

Eficiencia económica de la producción de maíz

El 58.9% de la producción de maíz en México se obtiene con eficiencia económica a través de 38.3% de los sistemas de producción, 41.3% de la superficie cosechada. Todos esos sistemas de producción tienen una relación costo de los recursos internos (RCRI) mayor a cero y menor que uno, lo cual significa que el país ahorra divisas, puesto que económicamente hablando, es más eficiente producir el maíz internamente que importarlo. La mayor parte de la producción de maíz obtenida en condiciones de ineficiencia económica se localiza en los estados de Sinaloa (26.5%, GMF-primavera-verano y otoño-invierno), Jalisco (21.9%, TMF-primavera-verano y GMF-primavera-verano), Guanajuato (10.1%, TCS-primavera-verano), Estado de México (9%, TCF-primavera-verano, GMF-primavera-verano), Guerrero (5.6%, TCS-primavera-verano) e Hidalgo (5.5%, TCF-primavera-verano).

Ventajas comparativas de México en la producción de maíz

El 43.2% de la producción nacional de maíz tiene ventajas comparativas, porción obtenida por 18% de los sistemas de producción 24.7% de la superficie sembrada con maíz en la república mexicana. No tienen ventajas comparativas para producir maíz 77 de 94 sistemas de producción identificados, los cuales aportan 56.8% de la producción nacional y cultivan 75.3% de la superficie sembrada con esta gramínea.

Si los productores de maíz no recibieran subsidio alguno y si recibieran un precio determinado como la suma del precio en EE.UU más los costos de transporte y mermas, entre otras, en condiciones irrestrictas a las importaciones de maíz, entonces la producción nacional se reduciría 46.8% y la superficie nacional, 75.3%.

En el Cuadro 2 se muestra que 17.4% de la producción nacional de maíz se produce bajo condiciones de temporal con ventajas comparativas, en los estados de Jalisco, Guerrero y Nayarit; otro 25.8% de la producción nacional también tiene ventajas comparativas y se obtiene en sistemas que disponen de agua para riego, en el estado de México, Sinaloa y Guanajuato, principalmente. Se debe destacar que el estado de Guerrero predomina el uso de semilla criolla, por lo que el rendimiento medio es 2.75 t ha–1.

El uso de variedades e híbridos mejorados, acompañado de los paquetes tecnológicos adecuados, en esa región podría hacer aumentar la producción estatal en un millón de toneladas, en condiciones de ventaja competitiva y comparativa. Obsérvese que el indicador de la eficiencia económica sobredimensiona las ventajas comparativas.

Dinámica de la competitividad y de las ventajas comparativas de México

El avance científico-técnico de una sociedad es el factor más importante y dinámico del proceso de desarrollo de la competitividad y de las ventajas comparativas de una nación. Puente-González (1994), usando la misma metodología que la seguida en este artículo, concluyó que solamente el maíz producido en 18% de la superficie nacional cultivada con esa gramínea tenía ventajas comparativas. Los resultados del inciso previo reportan que en 2007, el 24.7% de la superficie sembrada con maíz en el territorio nacional con 43.2% de la producción, tenía ventajas comparativas, lo cual representa un crecimiento de 53.9%.

Por otra parte, según González-Estrada (1991), sólo 60% de la producción nacional tenía competitividad a precios privados en 1990, mientras que de acuerdo con los resultados de esta investigación en 2007; 85% del volumen obtenido de maíz, en 73.5% de la superficie sembrada, fue producido en condiciones competitivas, lo cual representa un aumento de 42%.

Las evidencias anteriores indican que las ventajas comparativas y la competitividad de México para la producción de maíz se desarrollaron, no obstantes que los precios reales del maíz se han reducido a consecuencia de la apertura comercial. Ese crecimiento de la competitividad y de las ventajas comparativas se debe al crecimiento de los rendimientos y de la productividad. Entre 1980 y 2007, los rendimientos crecieron a una tasa media anual 2.2%, lo cual representa un incremento 81% con relación al año base; influyó, además el desarrollo de una mejor organización de la producción.

Kautsky (1974); Lenin (1978) señalaron que el desplazamiento de la pequeña producción por la grande va acompañado de un aumento de los rendimientos y de la productividad. De acuerdo con González-Estrada (2001), en México ha tenido lugar un importante desplazamiento de la pequeña producción mercantil simple, de carácter campesino, por unidades de tipo empresarial-capitalista, más productivo y eficiente.

González-Estrada (2002); González-Estrada y Wood (2006); González-Estrada y Orrantia-Bustos (2006); González-Estrada y Sánchez-Ramos (2008), muestran que es más eficiente económica y socialmente promover la agricultura y su competitividad a través de una política agrícola integral, que tenga como eje central el impulso de la intensificación sustentable de la productividad parcial y total de los factores, y del cambio técnico. Además, el impulso de la intensificación sustentable y de la productividad, a diferencia de los subsidios y los aranceles proteccionistas, si promueven y desarrollan las ventajas comparativas. Más aún, en términos dinámicos, la base esencial del desarrollo de las ventajas comparativas de un país, de acuerdo con David Ricardo (2002); Krugman y Obstfeld (2003), es la mayor productividad y su desarrollo, y no la dotación de recursos naturales; menos aún, la protección y los subsidios.

Si en lugar de proteger y subsidiar a la agricultura se pretendiera verdaderamente desarrollarla dentro de los marcos actuales, sería imprescindible impulsar sus ventajas comparativas con ciencia y tecnología, promoviendo la intensificación y la productividad total de los factores. La revisión del artículo agropecuario del TLCAN significaría abordar el futuro con la frente hacia atrás, viendo el pasado, protegiendo y subsidiando la ineficiencia y el atraso, en lugar de promover el desarrollo de las fuerzas productivas en el campo y el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobres.

 

CONCLUSIONES

El 85% del volumen de maíz obtenido en México es producido en condiciones de competitividad privada, 73.5% de la superficie nacional cultivada con esa gramínea. Sin embargo, sólo 43.2% de la producción nacional, obtenida en 24.7% de la superficie con ese cultivo en la república mexicana, tiene ventajas comparativas.

De 1990 a la fecha, en condiciones crecientes de eliminación de los aranceles y cuotas a las importaciones de maíz, han crecido tanto la competitividad como las ventajas comparativas de México para producir maíz, como resultado de los aumentos en la productividad total de los factores y consecuentemente, en los rendimientos. El país podría impulsar más aún ese crecimiento, si se instrumentara una política agrícola efectiva e integral que impulse la intensificación sustentable de la agricultura y el crecimiento de la productividad parcial y total de los factores, principalmente a través de un mayor apoyo a las actividades de investigación y desarrollo.

 

LITERATURA CITADA

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