SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.1 número4Nuevos registros de Hesperolabops nigriceps Reuter (Hemiptera: Miridae) en el oriente del Estado de México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.1 no.4 Texcoco oct./dic. 2010

 

Ensayo

 

¿Es ventajosa para México la tecnología actual de maíz trangénico?*

 

Is the current transgenic maize technology advantageous to Mexico?

 

Antonio Turrent Fernández, José Isabel Cortés Flores2, Alejandro Espinosa Calderón1, Hugo Mejía Andrade1 y José Antonio Serratos Hernández3

 

1Campo Experimental Valle de México. INIFAP. Carretera Los Reyes-Lechería, km 18.5. Texcoco, Estado de México. C. P. 56230. Tel. 01 595 9212681. Ext. 202. Fax. 01 595 9212698. (espinoale@yahoo.com.mx), (hume2003@yahoo.com.mx). §Autor para correspondencia: aturrent@att.net.mx.

2Productividad. Colegio de Postgraduados. Carretera México-Texcoco, km 38.5. Texcoco, Estado de México. C. P. 56230. Tel. 01 595 95 20200. Ext. 1216. (jicortes@colpos.mx).

3Colegio de Ciencias y Humanidades. Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Av. División del Norte 906, 2do piso. Colonia Narvarte, Delegación Benito Juárez, Distrito Federal. C. P. 03020.

 

* Recibido: junio de 2010
Aceptado: noviembre de 2010

 

Resumen

En 2009, el gobierno mexicano otorgó 24 permisos a varios consorcios multinacionales (CMN), para experimentar con maíz transgénico (MT) en 24 localidades de los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, con protocolos de bioseguridad contra el flujo génico vía polen y vía semilla-polen; hay 14 nuevas solicitudes en consideración. La fracción del agroecosistema de maíz de México (AMM), muestreada por estos permisos tiene 754 000 ha de riego, en una región cohabitada por 5 grupos étnicos y 29 razas nativas de maíz (RNM). Para analizar las consecuencias para el AMM de una hipotética liberación del MT a escala comercial, se analiza: 1) la mega-diversidad del AMM; 2) la tecnología no transgénica disponible; y 3) los riesgos en que incurren las RNM. El protocolo de bioseguridad de la fase experimental no será aplicable a escala comercial, e inevitablemente será sustituido por otro lado que ignorará al flujo génico semilla-polen. Esta vía es parte de las prácticas del mejoramiento genético autóctono, raíz misma de la generación y avance de las RNM en el centro de origen y diversificación, haciendo inevitable la interacción génica MT*RNM. Las 59 RNM se siembran en 75 por ciento del AMM y son clave para la seguridad alimentaria y usos culturales del maíz como alimento; también forman parte de la tecnología no transgénica que sabemos permitiría la autosuficiencia alimentaria. Se concluye que el mega experimento de los CMN en el AMM es desventajoso para México, no es necesario y que habría de ser prohibido.

Palabras clave: agroecosistema, maíz transgénico, razas de maíz.

 

Abstract

In 2009, the Mexican government granted to several multinational enterprises (MNE) 24 permits to experiment with transgenic corn (MT) in 24 towns of the states of Sinaloa, Sonora, Chihuahua and Tamaulipas, with biosafety protocols against gene flow via pollen and via seed-pollen; there are 14 new applications in consideration. The fraction of corn agroecosystem of Mexico (AMM) sampled for these permits has 754 000 ha of irrigation, in a region cohabited by 5 ethnic groups and 29 native races of corn (RNM). To analyze the consequences for AMM of a hypothetical release of MT at commercial scale, it is analyzed: 1) mega-diversity of AMM; 2) available non-transgenic technology; and 3) risks in which the RNM incurs. The biosafety protocol of the experimental phase won't be applicable at commercial scale, and inevitably it will be replaced by something that it will ignore the gene flow via seed-pollen. This path is part of practices of the autochthonous genetic improvement, root of generation and advance of the RNM in the origin and diversification center, making unavoidable the genetic interaction MT*RNM. The 59 RNM are sown by 75 percent of AMM and they are key for the food safety and cultural uses of the corn as food; they are also part of non-transgenic technology that it would allow alimentary sufficiency by itself. It is concluded that the mega experiment of CMN in the AMM is unfavourable for Mexico, it is not required and must be prohibited.

Key words: agroecosystem, transgenic corn, corn breeds.

 

INTRODUCCIÓN

La producción total y per cápita de maíz de México ha aumentado en los tres quinquenios recientes, siendo respectivamente iguales a 18.04 millones de toneladas y 191 kg por año del quinquenio 1995-1999, a 19.89 y 195 en el quinquenio 2000-2004, y a 22.29 y 211 en el periodo 2005-2008 (CONAPO, 2009).

Sin embargo, la importación total y la per cápita también han crecido significativamente en los mismos periodos: 4.4 millones de toneladas y 47 kg por año del quinquenio 1995-1999, a 7.23 y 71 en el quinquenio 2000-2004 y a 10.26 y 97 en el periodo 2005-2008. La dependencia alimentaria fue 20% en 1995-1999, 27% en 2000-2004, y 32% en 2005-2008.

La prolongación de estas tendencias indica que podría alcanzarse una dependencia del orden de 45-50% en el año 2025. Sin embargo, es lugar común que el mercado internacional incluirá usos industriales y farmacológicos del maíz que competirán ventajosamente como alimento y forraje, encareciéndolos en corto y mediano plazos. Por tanto, la agudización de tal dependencia es obviamente indeseable e insostenible desde el punto de vista de la seguridad alimentaria nacional con respecto a su principal grano básico.

Ese síndrome explica la proclividad, si bien desinformada, del gobierno federal de México y la liberación del maíz transgénico a escala comercial. La intensa publicidad de los consorcios multinacionales que producen y venden esa semilla, y su profusa gestión desde el más alto nivel oficial de México hasta las organizaciones de productores, se ha basado en la tesis >>no respaldada por datos duros<< de que ésta tecnología incrementaría los rendimientos nacionales y con esto resolvería el problema de la suficiencia alimentaria con bajo costo financiero para el productor (incrementando su competitividad), con baja inversión pública y con beneficios para la ecología; sólo requeriría de parte del gobierno mexicano "dejar hacer", evitar la regulación en todas las áreas, particularmente la ecológica y la propiedad industrial.

Sin embargo, varios autores han encontrado que las evidencias no sostienen la proclamación del incremento en los rendimientos de los cultivos transgénicos (Guerin y Guerin, 2003; Ma y Subedi, 2005), ni una ventaja para la ecología (Culpepper et al., 2006; Kato, 2006; Scott y Smith, 2007; Kuhlmann, 2009; y Turrent et al., 2009b y 2009c). Hay fracciones significativas de las organizaciones nacionales de productores y de la comunidad científica del país y el extranjero, que se oponen a la liberación de maíz transgénico en México, por considerarlo riesgoso para la ecología, para la riqueza genética única del maíz nativo y sus parientes silvestres, la salud del consumidor, la dependencia tecnológica (UCCS, 2009) y porque se tienen evidencias que el campo mexicano cuenta con los recursos para lograr y sostener la autosuficiencia en maíz con tecnología no transgénica (Turrent et al., 1996; Turrent et al., 2004a y 2004b).

En 2009, el gobierno mexicano otorgó permiso a varios consorcios multinacionales para conducir 24 experimentos con maíz transgénico en campo en 24 localidades de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas. La fracción del agroecosistema de maíz muestreada en ésta región es 754 000 ha de riego, sembradas con variedades mejoradas de maíz y 284 000 ha de temporal sembradas principalmente con 29 razas nativas (Boege, 2009) y 866 accesiones de esas razas catalogadas (Turrent y Serratos, 2004). De acuerdo con Boege (2009) hay más de cinco grupos étnicos residentes en los cuatro estados.

En este documento se analiza la utilidad para la nación, de permitir el mega experimento de siembra comercial de maíz transgénico en México, examinando tres componentes del tema: 1) la mega diversidad del agroecosistema de maíz en México según sus factores edafoclimáticos, bióticos, socioeconómicos y culturales; 2) la tecnología no transgénica disponible para el campo mexicano y su potencial productivo de maíz; y 3) el riesgo para las 59 razas nativas de maíz y así como cuestionamiento de un mega experimento de maíz transgénico en México.

El agroecosistema de maíz de México

El agroecosistema de maíz de México actual, incluye aquel en el que el poblador de Mesoamérica domesticó al maíz hace más de 6 500 años, habiéndolo adaptado como alimento básico mediante el mejoramiento genético autóctono de maíz (Turrent et al., 2009c). Desarrolló 59 razas nativas (Sánchez et al., 2000) y una vasta variación intrarracial, funcionalizando la variabilidad natural de la especie. El paisaje del agroecosistema actual de maíz de México es megadiverso, con agudos gradientes de factores físicos, bióticos y culturales en apretadas geografías.

Las 59 razas nativas y su vasta variación intrarracial, fueron desarrolladas por el productor mexicano para ser cultivadas desde cero hasta 3 000 m de altitud, desde condiciones lacustres y drenaje pobre hasta tierras bien drenadas, desde condiciones de humedad abundante hasta áridas y semiáridas, desde un corto periodo de desarrollo (110 días a madurez como en la meseta semiárida del norte), hasta 365 días en regiones tropicales; desde suelos de reacción hiperácida hasta hiperalcalina, profundos a someros, planos a escarpados, productivos hasta degradados. Las diversidades interracial e intrarracial desarrolladas mediante el mejoramiento genético autóctono dan la plasticidad a la especie para enfrentar el mega diverso agroecosistema. Los materiales de maíz nativo, se manejan bajo condiciones también extremas en cuanto a su agronomía, desde poco intensa hasta intensa en el uso de agroquímicos, agrobiológicos y mano de obra.

Los 62 grupos étnicos de México cultivan razas nativas agronómicamente adaptadas y mejoradas en su calidad de grano para diferentes usos alimenticios. Siendo estos grupos étnicos herederos y funcionalizadores de la diversidad genética del maíz, su ubicación geográfica se correlaciona con la de las 59 razas nativas de maíz, como es analizado con amplitud por Boege (2009). También esos grupos étnicos han contribuido en el uso de maíz como alimento, para lo cual inventaron la nixtamalización, que mejora su calidad nutritiva como alimento humano (Krause, 1988; Bressani, 1990). Hay más de 600 platillos preparados a partir de grano de maíz (Barros, 2008) y más de 300 tipos de tamales (Pérez-Sanvicente, 2003). Existe una correlación estricta entre la raza de maíz y el tipo de preparado alimenticio; por ejemplo, solamente se prepara la tortilla "tlayuda" de Oaxaca a partir de la raza Bolita y el "totopo" también oaxaqueño, a partir de la raza Zapalote Grande.

El cultivo de maíz tiene 75 plagas insectiles del follaje, la raíz y la mazorca de importancia económica en el agroecosistema de maíz mexicano (Sifuentes, 1985; Ortega, 1987) y numerosas enfermedades causadas por bacterias, hongos y virus (De León, 1984). También tiene amigos naturales, como por ejemplo varias especies parasitoides de la plaga del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda J. E. Smith) en Michoacán (Bahena, 2008), así como bacterias, hongos y virus entomopatógenos. Muchos de estos amigos y enemigos del maíz, con éste coevolucionaron y probablemente, desarrollaron su contraparte a la mega diversidad del maíz. Esa contraparte de biodiversidad puede tener implicaciones en la aplicabilidad y sostenibilidad de la tecnología actual de maíz transgénico en el centro de origen y diversificación del maíz.

El agroecosistema de maíz en México ocupa una superficie sembrada que promedió 8.35 millones de hectáreas (1.28 millones bajo riego y 7.07 bajo temporal) en el periodo 1994-2008; de aquel promedio, se cosechó 7.4 millones de hectáreas de maíz (SIAP-SAGARPA, 2009). El índice de siniestro de la superficie sembrada ha sido 11.4%, valor integrado de manera ponderada por 2.4% bajo riego y 12.6% bajo temporal. Hay 3.7 millones de unidades de producción agrícola, que promedian 8 hectáreas de tierra de labor; el 71.6% de esas unidades de producción tiene menos de cinco hectáreas de labor, 12.6% tiene entre 5 y 10 hectáreas, mientras sólo 15.8% tiene superficie de labor de 10 o más hectáreas (INEGI, 2009). El agroecosistema de maíz de México tiene un perfil social bimodal: un sector es campesino y el otro empresarial, lo que le añade otra dimensión a su complejidad.

En el Cuadro 1, se presenta la clasificación de la tierra cosechada con maíz bajo temporal, según la productividad de cinco provincias agronómicas de maíz de temporal. Esta clasificación considera sólo una fracción de la diversidad del agroecosistema de maíz, que se basa en sólo tres variables climáticas y dos variables edáficas. Como se aprecia en el Cuadro 1, ésta visión parcial del agroecosistema de maíz sugiere que más de sus dos terceras partes se ubican en condiciones de productividad desde mediana hasta extremadamente limitativa por la incidencia de sequía.

En la obra Agua y Sociedad elaborada en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) (Anónimo, 1988), se muestra la distribución de las obras hidráulicas de México hasta 1988; en parte de esas tierras se cultiva maíz bajo riego, sobresaliendo por sus superficies sembradas en el periodo 2005 a 2008, los estados de Sinaloa (492 328 ha), Tamaulipas (124 352 ha), Guanajuato (116 320 ha) y México (103 152 ha) (SIAP-SAGARPA, 2009).

La extrema variabilidad del agroecosistema de maíz difícilmente podría ser dominada en su totalidad por un corto número de materiales genéticos modernos >>transgénicos o no<< que satisficieran a la vez, la seguridad alimentaria nacional y los usos pluriculturales del maíz como alimento. Para ambos objetivos del país, se requiere la diversidad genética de las 59 razas nativas. Si la liberación comercial de maíz transgénico en México es una amenaza para la biodiversidad nativa de maíz (Kato, 2006; Turrent et al. 2009b), también es para los rasgos culturales asociados al alimento básico de la nación.

Tecnología no-transgénica para el maíz

Son dos las fuentes principales de tecnología no-transgénica para el maíz en México: la tecnología precolombina y la agronomía clásica, con su interfase.

La tecnología precolombina

Después de la domesticación del maíz, el aporte tecnológico más importante precolombino es la funcionalización de la biodiversidad genética de la especie en 59 razas nativas del maíz y una vasta diversidad intrarracial. Este logro es el producto de procedimientos de campo descritos originalmente por Hernández (1987, 1993), conocidos como mejoramiento genético autóctono (Turrent et al., 2009c). Se formó razas, desde las que tienen un alto potencial productivo para temporal benigno y riego, como Jala en la costa el Pacífico, Celaya en el Bajío, Chalqueña en el Altiplano, Tuxpeña en la costa del Golfo, hasta razas precoces cultivadas en las condiciones medianamente limitativas y marginales, como las razas Cónica y Cónica Norteña, Bolita, Conejo, Breve de Padilla, Nal Tel, o adaptadas a gran altura sobre el nivel del mar como las razas Cónica, Cacahuacintle, Palomero Toluqueño y Arrocillo, pasando por razas adaptadas a hiperacidez del suelo como el Olotón, hiperalcalinidad como la cruza interracial Chalqueña por Ancho en Tehuacán.

Hay razas como la Cónica, Bolita y Tuxpeña que mediante su amplia diversidad intrarracial, tienen muy extensos dominios geográficos en el agroecosistema de maíz, hasta razas como Jala, Pepitilla y Tehua, de muy reducido dominio geográfico. Hay razas mejoradas por su calidad de grano como la Bolita, para elaborar la tortilla tlayuda, el Zapalote Grande para los totopos oaxaqueños, la pepitilla que produce la tortilla de máxima calidad, las hay para preparar pinole, para la bebida refrescante y nutritiva pozol, para el platillo pozole, etc. Además de esas cualidades agronómicas y culinarias, las razas nativas poseen defensas naturales características que les permiten resistir plagas de post cosecha y hongos patógenos (Arnason et al., 1994). Estas características, así como otras de tipo nutraceútico, están prácticamente inexploradas en el acervo genético del maíz mexicano.

Las razas nativas se cultivaron en dos fases en la etapa precolombina, la sedentaria y la itinerante. El epítome de la fase sedentaria lo constituyen: 1) "la milpa" (Heizer, 1960; Terán et al., 1998); 2) "la Chinampa" (Whitmore y Turner, 1992; Albores-Zárate, 1998); 3) las 59 razas nativas de maíz (RNM) (Sánchez et al., 2000; Miranda-Colín, 2000); 4) varias especies y muchos tipos de frijol y de calabaza; y 5) un amplio número de plantas arvenses. La milpa fue cultivada bajo temporal y bajo riego (Anónimo, 1988). La fase itinerante está representada por la "roza-tumba-quema-milpa", y por una fracción de las razas nativas de maíz, frijol y calabaza.

La superficie ocupada por el agroecosistema de la milpa se redujo significativamente a partir de los años 1950s, como detectan los Censos Agrícola, Ganadero y Ejidal V, VI y VII, en la medida en que los productores campesinos adoptaron el uso de herbicidas como sustituto del control mecánico de las malezas. Los herbicidas que protegían al maíz, también eliminaban al frijol o la calabaza y a las arvenses, por su carácter de "hoja ancha". Muchos campesinos, estimulados por los programas públicos de apoyo a la producción de maíz y por el impulso de la Revolución Verde (Turrent y Cortés, 2005), adoptaron los herbicidas por el incremento asociado en la productividad de su mano de obra y aceptaron pagar el costo de dejar de producir el resto de las especies de la milpa. También aceptaron el cambio al monocultivo de maíz, que a diferencia de la milpa, sí requeriría la rotación de cultivos para la productividad sostenida.

Finalmente, muchos campesinos también aceptaron sustituir su maíz nativo por maíces mejorados en parte del agroecosistema, ahora de maíz, en las tierras altamente productivas de temporal y de riego, con excepción de las sierras y terrenos ubicados a más de 2 600 m de altitud. El agroecosistema de maíz de las sierras se caracteriza por altas frecuencias de nublados, de alta humedad relativa y de lluvias intensas y con ellas, varias enfermedades endémicas del follaje y la mazorca. Estas excepciones más las tierras de temporal limitativo y extremo, ocupan 75% del agroecosistema de maíz, que ha sido territorio exclusivo de las razas nativas.

Poca o ninguna investigación se condujo en México para sustentar el cambio de milpa al monocultivo. La investigación agrícola pública se orientó a proporcionar las bases para acelerar tal cambio, aceptándose de manera gratuita la superioridad técnica del monocultivo. Ahora se sabe que la potencialidad de la tierra de labor es mayor bajo la milpa que bajo el monocultivo moderno (Cruz-Ruiz, 2009). La agricultura en chinampas se ha reducido drásticamente desde su pasado brillante precolombino, quedando reductos solamente en regiones lacustres del Altiplano central (Albores-Zárate, 1998).

El sistema roza-tumba-quema-milpa (r-t-q-m) (Terán et al., 1998) también ha sufrido deterioro como resultado de varios factores. Se sabe que este sistema es sustentable dentro de sus normas: a) después de la quema, el terreno se cultiva uno o dos años (típicamente con milpa); y b) sigue un periodo de 20 o más años de descanso, antes del retorno. Este periodo de descanso permite la restitución de la materia orgánica y minerales y también elimina cualquier maleza en la futura milpa. Sin embargo, el sistema roza-tumba-quema-milpa ha sufrido el efecto de la presión demográfica sobre la tierra en México, que se asocia con periodos cada vez más cortos de descanso, hasta convertirse en agricultura sedentaria. En el sistema r-t-q-m, prevalecen los materiales nativos de maíz, frijol y calabaza y su productividad baja cuando el periodo de descanso es menor a cinco años y el periodo de cultivo se extiende a más de dos años.

El dominio de aplicación de la tecnología precolombina no tiene límites naturales para el sector campesino, dentro de la mega diversidad del agroecosistema de maíz de México. Es aportadora significativa de gano de maíz y rastrojo a la producción nacional y a la vez, es fuente única de los tipos de maíz requeridos como alimento en la diversidad cultural del país y de los tipos de germoplasma de maíz adaptados a las fracciones más limitativas del agroecosistema de maíz.

Tecnología derivada de la agronomía clásica

El pensamiento científico aplicado a la agricultura se inicia en el siglo XIX. Turrent et al. (2005) hacen el recuento de los conocimientos básicos desarrollados en ese siglo. Tales conocimientos fueron aplicados en México principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX. Se desarrolló prácticas para maíz: a) para la producción (Laird et al., 1993); b) el uso del agua de riego; c) la protección mediante plaguicidas (Sifuentes, 1985) y mediante control biológico (Arredondo-Bernal y Rodríguez del Bosque, 2008; Bahena-Juárez, 2008); y d) El mejoramiento genético y conservación de germoplasma nativo (Ángeles, 2000; Reyes-Castañeda, 2000). El método de campo aplicado en terrenos de productores cooperantes y en el campo experimental, sirvió de base para el desarrollo de tecnología de producción del maíz (Turrent et al., 2005). En 1980, se había conducido 2 500 experimentos de campo sobre fertilización química y densidad de población de maíz en terrenos de productores, información que fue usada como base para estimar el potencial productivo de maíz del agroecosistema de maíz de México (Turrent-Fernández, 1986).

En 1996, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) había liberado 168 maíces mejorados, de los cuales 51% eran híbridos, 34% variedades de polinización libre y 15% variedades sintéticas (Gámez-Vázquez et al., 1996). El desarrollo de este material mejorado tuvo como base solamente a 10 razas nativas (Ángeles, 2000). La multiplicación y comercialización de los maíces mejorados por el INIFAP fue realizada por la entidad paraestatal Productora Nacional de Semillas (PRONASE) hasta su desaparición en 1991. El sistema universitario nacional y los capitales privados multinacional y nacional, también han liberado variedades de polinización libre e híbridos de uso comercial.

En el INIFAP y sus predecesores se enfocó exitosamente a la investigación en tierras altamente productivas de temporal y riego en el monocultivo de maíz, exceptuándose las sierras y el agroecosistema a más de 2 600 m de altitud, por razones explicadas en la sección anterior. Los materiales genéticos mejorados por el capital multinacional han sido destinados a la misma fracción del agroecosistema en la que el INIFAP tuvo mayor éxito, si bien preferentemente en el sector empresarial. En el INIFAP también se hizo trabajo, aunque en menor escala y con bajo grado de éxito, en las tierras de temporal de mediana calidad y marginales.

El primer autor de este ensayo y sus colaboradores, han estimado el potencial productivo de maíz del agroecosistema mexicano en varias ocasiones y criterios (Turrent, 1986; Turrent et al., 1996; Turrent, 2009a). Las estimaciones de 1986 y 1996 se limitaron a las superficies destinadas anualmente al cultivo del maíz. En la estimación más reciente, aquel autor y sus colaboradores, añadieron aquella superficie de la región sur-sureste del país que, al dotarse con infraestructura hidráulica, podría también ser cultivada con maíz en el ciclo otoño-invierno: 1) un millón de hectáreas de tierras de labor, que en la actualidad se cultiva bajo temporal solamente en el ciclo primavera-verano; y 2) dos millones de nueve millones de hectáreas manejadas bajo ganadería extensiva (Turrent et al., 2005).

En el Cuadro 2 se presenta la estimación de la producción potencial de maíz en los próximos 25 años (Turrent, 2009a). En ambas estimaciones se adopta el supuesto de los dominios geográficos de ambas fuentes de tecnología, la precolombina y la agronomía clásica, así como su interfase. Es necesario, hacer mención que se ha tenido en cuenta el impacto multifactorial que las actividades agrícolas producen sobre los ecosistemas y la biodiversidad, La apertura de tierras de labor tiene que hacerse bajo el más estricto análisis de impacto ambiental y tratando de generar un balance virtuoso entre las necesidades de producción y la conservación de la biodiversidad y su ambiente.

A pesar de su contribución a la producción nacional de maíz y de su indispensabilidad de uso pluricultural como alimento, la tecnología precolombina no ha recibido aportes significativos directos de la investigación agrícola pública, inversión, tampoco de otros servicios del Estado, necesarios para incrementar su productividad.

El riesgo de un mega experimento con maíz transgénico

En 2009, el Gobierno Mexicano otorgó 24 permisos para la siembra experimental de maíz transgénico a varios consorcios multinacionales. Estos experimentos se conducirían en campo a partir del ciclo otoño-invierno 2009-2010 en los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas (SENASICA, 2010). Los permisos fueron sometidos formalmente al protocolo previsto en la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados (LBOGM) y su reglamento. Las liberaciones se aprobaron bajo normas de bioseguridad; las localidades experimentales con cercas electrificadas y distanciadas por lo menos 500 m a la siembra de maíz más cercana y con vigilancia continua; 5 surcos de bordo con maíz no transgénico; el experimento transgénico se ubica en el centro del sitio experimental, y es sembrado con desfasamiento a las siembras vecinas de maíz comercial; se hace el inventario de mazorcas transgénicas y se empaca el grano como protección contra derrames de semilla durante el transporte; se incineran los residuos de cosecha, rutinarias, definidas años atrás.

Además, la ubicación de las localidades de liberación guardó distancias de por lo menos 35 km hasta aquellas localidades en las que se ha colectado material de razas nativas. Es previsible que por su esencia comercial, los planes corporativos multinacionales gestionarán para que la transición entre las etapas experimental, piloto y comercial previstas en la LBOGM, sea lo más corta posible. Es necesario considerar el caso hipotético de la fracción del agroecosistema de maíz del orden de 754 000 ha bajo riego y 284 000 ha de temporal, dominada por esta primera serie de experimentos. La misma fracción del agroecosistema de maíz está contenida en una región mayor del territorio nacional, en la que Boege (2009) ubica a por lo menos cinco grupos étnicos y 29 razas nativas cultivadas en la fracción del agroecosistema de maíz bajo temporal.

Es obvio que el protocolo de bioseguridad seguido en la llamada etapa experimental no será aplicable en las etapas piloto y comercial. No será factible cercar las siembras comerciales, vigilarlas contra la extracción fortuita de mazorcas, desfasarlas con respecto a las siembras de razas nativas y distanciarlas de éstas por lo menos 35 km, incinerar residuos, hacer inventarios de la producción o evitar derrame de grano en transporte. Es previsible que los consorcios multinacionales apoyados por productores clientes, promuevan la sustitución del protocolo de bioseguridad de la llamada etapa experimental por otro laxo, que apoyado en investigaciones realizadas en otros países, proteja exclusivamente contra el flujo génico vía polen.

Se ha señalado que con 200 m de separación se impide la dispersión de maíz vía polen (Ma et al., 2004; Astini et al., 2009). Según este conocimiento, se justificaría ajustar la regla a mayores distancias. Sin embargo, aunque tal corrección fuera mayor a 200 m por factores de 10, de 100 ó 1 000, seguiría siendo incapaz de controlar el flujo génico en el agroecosistema de maíz, al ignorar la vía de flujo semilla-polen.

Como lo señalaron Hernández X. y otros investigadores, el germoplasma de maíz alopátrico ha sido recurso central milenario de los desarrolladores de las 59 razas nativas y su vasta variación intrarracial. Históricamente, los viajeros campesinos han colectado mazorcas de maíz en todo el agroecosistema de maíz, llevadas de regreso para ser mezcladas con semilla propia y sembradas para su cruzamiento y posterior selección. Un ejemplo son los Tarahumaras-viajeros ubicados, en el Cañón de Cobre, con el maíz transgénico que se cultivara en Sinaloa (alopátricos) y sus razas nativas. Estos Tarahumaras actualmente comercian artesanías en el Divisadero, Municipio de Meoqui, Chihuahua, que es la estación del ferrocarril Chihuahua-Los Mochis y distante 217 km de El Fuerte, Sinaloa.

Se analizaron otros documentos en los que se observó, que una eventual liberación comercial de maíz transgénico en México, centro de origen del maíz, interaccionará con cuatro factores por lo menos, para causar una acumulación irreversible de transgenes en las razas nativas (Turrent et al., 2009a y 2009b): 1) las limitaciones de la tecnología del maíz transgénico en su etapa actual; 2) las prácticas de campo del mejoramiento genético autóctono; 3) la biología reproductiva del maíz; y 4) una nueva oleada de maíz transgénico adaptada a parte del agroecosistema mexicano de maíz.

Se concluye que la siembra a escala comercial de maíz transgénico en México, conducirá inescapablemente a la acumulación progresiva de transgenes en las razas nativas, con efectos hasta ahora desconocidos y que invocan la aplicación del principio precautorio. Se recomienda posponer la liberación comercial de maíz transgénico en México, hasta conducir la investigación que específicamente esclarezca el efecto de esa acumulación de transgenes sobre las razas nativas; suman su advertencia a la de Kato (2006) sobre un umbral deletéreo de acumulación de transgenes en las razas nativas, más allá del cual las plantas perderían viabilidad y adaptación al agroecosistema.

En la eventualidad de un mega experimento inducido por los consorcios multinacionales en el agroecosistema de maíz, la única coexistencia posible entre el maíz transgénico y las razas nativas de maíz es aquella en la que éstas transitan por un camino de progresiva e irreversible contaminación con transgenes y que además pondría en riesgo a su ancestro y pariente silvestre, el teocintle (Serratos et al., 2004).

 

CONCLUSIONES

Las razas nativas de maíz cubren una fracción significativa del agroecosistema de maíz de México, en que son insustituibles por los materiales genéticos modernos, tanto por su adaptación a condiciones marginales como por su contribución única a la alimentación pluricultural del país. Por esto se recomienda que el Estado Mexicano apoye el desarrollo de la agricultura basada en las razas nativas de maíz.

En la eventualidad de un mega experimento de maíz transgénico en el agroecosistema de maíz de México, no habrá posibilidad alguna de coexistencia con las razas nativas de maíz, excepto aquella en la que sea aceptable que esas razas sean progresiva e irreversiblemente contaminadas por transgenes.

El uso de maíz transgénico no es necesario para la autosuficiencia en maíz de México. La mejoría en competitividad para el productor de grandes unidades de producción de maíz pretendida por los consorcios multinacionales, depende de la no aparición de supermalezas y superplagas y de que los productores sean liberados del pago de los costos de limpiar el ecosistema.

Se recomienda prohibir el cultivo de maíz transgénico en el agroecosistema de maíz de México.

 

LITERATURA CITADA

Arnason, J. T.; Baum, B.; Gale, J.; Lambert, J. D. H.; Serratos, A.; Bergvinson, D.; Philogène, B. J. R.; Mihm, J. A. and Jewell, D. 1994. Variation in resistance of Mexican land races of maize to maize weevil Sitophilus zeamais, in relation to taxonomic and biochemical parameters. Wageningen. Springer Netherlands. Euphytica. 74:227-236.         [ Links ]

Albores-Zárate, B. 1998. Origen pre-mexica de las chinampas de la zona lacustre del Alto Lerma Mexiquense. URL: http://www.cmq.edu.mx/docinvest/document/DI22122.pdf.         [ Links ]

Ángeles-Arrieta, H. 2000. Mejoramiento genético de maíz en México: el INIA, sus antecesores y un vistazo a su sucesor el INIFAP. Agric. Téc. Méx. 26(1):31-48.         [ Links ]

Anónimo. 1988. Agua y sociedad: una historia de las obras hidráulicas en México. Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH). México. 299 p.         [ Links ]

Arredondo-Bernal, H. C. y Rodríguez del Bosque, L. A. 2008. Casos de control biológico en México. Dirección General de Sanidad Vegetal. Sociedad Mexicana de Control Biológico. INIFAP-Colegio de Postgraduados. Mundi Prensa, México, S. A. de C. V. 423 p.         [ Links ]

Astini, J. P.; Fonseca, A.; Clark, C.; Lizaso, J.; Grass, L.; Westgate, M. and Arrit, K. 2009. Predicting outcrossing in maize hybrid seed production. Agron. J. 101(2):373-380.         [ Links ]

Bahena, J. B. 2008. Enemigos naturales de las plagas agrícolas: del maíz y otros cultivos. SAGARPA-INIFAP. Uruapan, Michoacán, México. Libro técnico. Núm. 5. 180 p.         [ Links ]

Barros, C. 2008. Maíz, alimentación y cultura. Ciencias. Octubre 2008-marzo 2009. 56-59 pp.         [ Links ]

Bressani, R. 1990. Chemistry, technology and nutritive value of maize tortillas. Food Rev. Int. 6:225-264.         [ Links ]

Boege, E. 2009. El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México: hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Distrito Federal, México. 342 p.         [ Links ]

Consejo Nacional de Población (CONAPO). 2009. De la población de México 2005-2050. URL: http://conapo.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=123&Itemid=192.         [ Links ]

Cruz-Ruiz, M. A. 2009. Eficiencia relativa de la tierra y perspectivas de dos policultivos de temporal en Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca. Tesis de Maestría en Ciencias. CIIDIR-IPN. 145 p.         [ Links ]

Culpepper, A. S.; Grey, T. L.; Vencill, W. K.; Kichler, J. M.; Webster, T. M.; Brown, S. M.; York, A. C. Davis, J. W. and Hanna, W. W. 2006. Glyphosate-resistant palmer amaranth (Amaranthus palmeri) confirmed in Georgia. Weed Science. 54:620-626.         [ Links ]

De León, C. 1984. Enfermedades del maíz. Una guía para su identificación en el campo. Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Distrito Federal, México. 114 p.         [ Links ]

Gámez-Vázquez, A. J.; Ávila-Perches, M. A.; Ángeles-Arrieta, H.; Díaz-Hernández, C.; Ramírez-Vega, H. y Terrrón-Ibarra, A. 1996. Híbridos y variedades de maíz liberados por INIFAP hasta 1996. Publicación especial. Núm.16. INIFAP-SAGAR. México. 102 p.         [ Links ]

González-Acuña, I. J.; Turrent-Fernández, A. y Aveldaño-Salazar, R. 1990. Provincias agronómicas de la tierra de labor en México. INIFAP. Documento sin publicar. D. F., México. 133 p.         [ Links ]

Guerin, P. M. and Guerin, T. F. 2003. A Survey of yield differences between transgenic and non-transgenic crops, archives of agronomy and soil science. URL: http://www.informaworld.com/smpp/title~content=t713453776~db=all~tab=es=49-v49.         [ Links ]

INEGI. 2009. VIII Censos Agrícola, Ganadero y Forestal 2007. URL: http://www.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/Default.aspx?c= 17177&s=est.         [ Links ]

Heizer, R. F. 1960. Agriculture in the theocratic state in lowland southeastern Mexico. America antiquity 23(2):215-222.         [ Links ]

Hernández, X. E. 1987. Experiencies leading to a greater emphasis on man in ethnobotanical studies. Econ. Bot. 41:6-11.         [ Links ]

Hernández, X. E. 1993. La agricultura tradicional como una forma de conservar el germoplasma de los cultivos in situ. In: biología, ecología y conservación del género Zea. Benz, B. F. (comp). Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México. 243-256 pp.         [ Links ]

Kato, Y. A. 2006. Variedades transgénicas y el maíz nativo en México. Agric. Soc. Des. 1:101-109.         [ Links ]

Krause, V. M. 1988. Rural-urban variations in limed maize consumption and the mineral content of tortilla in Guatemala. Center of studies of sensory impairment, aging, and metabolism, Guatemala; School of dietetics andhuman nutrition. McGill University. Montreal, Canada. 296 p.         [ Links ]

Kuhlmann, A. 2009. Chair's report. In Saskatchewan flax grower (newsletter of the Saskatchewan flax development commission).76 p.         [ Links ]

Laird, R.; Turrent, A.; Volke, V. y Cortés J. I.1993. La investigación en productividad de agrosistemas. Colegio de Postgraduados. Cuadernos de edafología. Núm. 18. Texcoco, Estado de México. 42 p.         [ Links ]

Ma, B. L.; Subedi, K. D. and Reid, R. L. 2004. Extent of cross fertilization in maize by pollen from neighboring transgenic hybrids. Crop Sci. 44:1273-1282.         [ Links ]

Ma, B. L. and Subedi, K. D, 2005. Bt maize inferior yield. Field Crops Res. 93:199-211.         [ Links ]

Miranda-Colín, S. 2000. Mejoramiento genético del maíz en le época prehispánica. Agric. Téc. Méx. 26(1):3-15        [ Links ]

Ortega, A. C. 1987. Insectos nocivos del maíz: una guía para su identificación en el campo. CIMMYT. D. F., México. 106 p.         [ Links ]

Pérez-Sanvicente, G. 2003. Repertorio de tamales mexicanos. Colección cocina indígena y popular. CONACULTA. CNCA-DGCPI-Dirección General de Publicaciones. Núm. 15. D. F., México. 264 p.         [ Links ]

Reyes-Castañeda, P. 2000. Cincuenta años de investigación agrícola de maíz para tierra caliente en México. Agric. Téc. Méx. 26(1):49-62.         [ Links ]

Sánchez, J. J.; Goodman, M. and Stuber G. W. 2000. Isozimatic and morphological diversity in the races of maize of Mexico. Econ. Bot. 54:43-59.         [ Links ]

Scott, R. and Smith, K. 2007. Prevention and control of glyphosate-resistant pigweed in roundup ready soybean and cotton. University of Arkansas Cooperative Extension Service. URL: http://www.uaex.edu/Other_Areas/publications/PDF/FSA-2152.pdf.         [ Links ]

Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA). 2010. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). D. F., México. URL: http://www.senasica.gob.mx.         [ Links ]

Servicio de Información y Estadística Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). 2006. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). D. F., México. URL: http://www.siap.gob.mx.         [ Links ]

Sifuentes, J. A. 1985. Plagas del maíz en México. INIFAP. Folleto tecnico. Núm. 85. D. F., México. 49 p.         [ Links ]

Serratos-Hernández, J. A.; Islas-Gutiérrez, F.; Buendía-Rodríguez, E. and Berthaud, J. 2004. Gene flow scenarios with transgenic maize in Mexico. Environ. Biosafety Res. 3(3):149157.         [ Links ]

Teran, S.; Rasmussen, C. H. y May Cauich, O. 1998. Las plantas de la milpa entre los mayas. Vol. 58. URL: http://www.jstor.org/pss/3631079.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A. 1986. Estimación del potencial productivo actual de maíz y frijol en la república mexicana. Colegio de Postgraduados. Montecillo, Estado de México. 165 p.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Aveldaño-Salazar, R. y Moreno-Dahme, R. 1996. Análisis de las posibilidades técnicas de la autosuficiencia alimentaria sostenible de maíz en México. Terra. 14(4):445-468.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A. and Serratos-Hernández, J. A. 2004. Context and background on maize and its wild relatives in Mexico. In: commission for environmental cooperation of North America, maize and biodiversity: the effects of transgenic maize in Mexico. 55 p.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Camas-Gómez, R.; López-Luna, A.; Cantú-Almaguer, M., Ramírez-Silva, J.; Medina-Méndez, J. y Palafox-Caballero, A. 2004a. Producción de maíz bajo riego en el Sur-Sureste de México. Agric. Téc. Méx. 30(2):153-167.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Camas-Gómez, R.; López-Luna, A.; Cantú-Almaguer, M.; Ramírez-Silva, J.; Medina-Méndez, J. y Palafox-Caballero, A. 2004b. Producción de maíz bajo riego en el Sur-Sureste de México. II Desempeño financiero y primera aproximación tecnológica. Agric. Téc. Méx. 30(2):205-221.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Laird, R. J.; Cortés-Flores, J. I. y Volke-Haller, V. 2005. Un reencuentro con la productividad de agrosistemas: I Fundamentos y herramientas. Agrociencia. 39(1):29-39.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A. y Cortés-Flores, J. I. 2005. La ciencia y la tecnología en la agricultura mexicana. I Producción y sostenibilidad. Terra. 23:265-272.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A. 2009a. Potencial productivo de maíz en México. La Jornada del Campo. Núm. 16. D. F., México. 16-17 pp.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Serratos-Hernández, J. A.; Mejía-Andrade, H. y Espinosa-Calderón, A. 2009b. Propuesta de cotejo-de impacto de la acumulación de transgenes en el maíz (Zea mays L.) nativo mexicano. Agrociencia. 43(3):257-265.         [ Links ]

Turrent-Fernández, A.; Serratos-Hernández, J. A.; Mejía-Andrade, H. y Espinosa-Calderón, A. 2009c. Liberación comercial de maíz transgénico y acumulación de transgenes en razas de maíz mexicano. Rev. Fitotec. Mex. 32(4):257-263.         [ Links ]

Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS). 2009. Extrañamiento al presidente de la república mexicana. URL: http://www.unionccs.net/comunicados/index.php?doc=sciencetrmaizees.         [ Links ]

Whitmore, T. M. and Turner II, B. L. 1992. Landscapes of cultivation in Mesoamérica on the eve of the conquest. Annals of the Association of American Geographers. 82(3):402-405.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons