Introducción
El cambio de modelo económico en diversas economías, fundamentalmente de los países en vías de desarrollo, trajo consigo la implementación de políticas de ajuste estructural, en apoyo a la apertura de sus mercados. Actualmente el sector agrícola fomenta la exportación de frutas y hortalizas; y promueve una menor participación del Estado en el fomento del proceso de producción, transformación y comercialización del café (Villa, 2011). Las empresas transnacionales a través de la Organización Internacional del Café (OIC) controlan el comercio del café y para ello liberaron su mercado, e impulsan la emergencia de nuevos espacios productores.
En 1989, la política dirigida al café en los países productores inició un proceso de cambios que implicó la disminución de los apoyos gubernamentales y el adelgazamiento de las instituciones encargadas de implementar la política cafetalera en los países productores, como el Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ) (OIC, 2004). La transformación estructural del sector cafetalero en México, trajo consigo el incremento de los problemas de corte social, como la pobreza y la migración, debido a los impactos de la política agrícola dirigida al café, que se reflejó en la baja rentabilidad, conversión de fincas poco competitivas en el mercado global, ocasionando en algunos casos el abandono o sustitución de los cafetales por otros cultivos o por otros usos agropecuarios y por el crecimiento urbano (Mestries, 2003; Tapia, 2006; González, 2008; Martínez, 2009). Ante el incremento de la pobreza en los espacios cafetaleros el gobierno mexicano emprendió programas sociales como mecanismos compensatorios, entre los más importantes en las últimas décadas destaca, en 1998, el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL); en 1997, el Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA) y finalmente, en el año 2002, el Programa Oportunidades (Tetreault, 2012).
El cambio del modelo económico y las políticas de ajuste implementadas en la cafeticultura, orilló a los cafeticultores a emprender acciones para contrarrestar los efectos de la crisis cafetalera, entre ellas, destaca su incursión en la producción del café orgánico, comercio justo, café amistoso con las aves migratorias, café responsable con el medio ambiente (Pérez, 2010) pero también provocó que este sector se adapte y partícipe con otros sectores de la economía rural; en donde adquiere importancia el enfoque territorial que, mediante la organización de cadenas productivas, puedan ayudar a generar mejores ingresos y adopten sistemas de producción eficientes y compatibles con el medio ambiente (Sepúlveda et al., 2003). El enfoque de desarrollo territorial rural plantea nuevas estrategias de supervivencia para los agricultores como el impulsar actividades económicas rurales no relacionadas con la agricultura o empleo rural no agrícola (ERNA).
Se puede destacar que las actividades que comprende el ERNA, son complementarias a las actividades agrícolas, ya que éstas constituyen el eje central del desarrollo territorial rural. Este tipo de actividades emergen con mayor dinamismo en las economías rurales deprimidas, y adquieren importancia en los espacios que tienen recursos o atractivos turísticos. A este tipo de actividades de turismo rural se le atribuye un destacado papel en la economía de los países en vías de desarrollo, e incluso se ha convertido en uno de los sectores de la economía más importantes, por el número de divisas que genera y por ser una de las mayores fuentes de empleo.
De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2013), a escala mundial el sector aportó 9% del Producto Interno Bruto (PIB), generando ingresos de alrededor de 1 075 miles de millones de dólares en 2012. Se considera que es un sector dinámico que se diversifica y que se inserta en un turismo posfordista que promueve nuevas tendencias dentro de lo que se denomina turismo alternativo o de naturaleza. El turismo rural adquiere paulatinamente relevancia como impulsor de las economías locales deprimidas, y es por esta razón que estas estrategias son impulsadas por el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano del Desarrollo (BID) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), con el objetivo de promover en las economías rurales un enfoque territorial y un desarrollo sostenible (Sepúlveda et al., 2003; Pérez et al., 2010).
En México y en otros países, el turismo constituye un sector económico de máxima importancia, tanto por los ingresos de divisas que aporta, como por el considerable volumen de empleo directo e indirecto que genera. De acuerdo con la Cuenta Satélite de Turismo en México, elaborado por INEGI el turismo representa 8.4% del PIB nacional y la participación en puestos de trabajo fue de 5.8% del total. Con 11.7 millones de visitantes internacionales durante los primeros cinco meses del año 2014 (SECTUR, 2014), colocándose como el principal destino en el continente americano después de Estados Unidos América. Durante este mismo periodo, la balanza turística presentó un saldo positivo de 3 414.5 millones de dólares. Actualmente se impulsan programas como parte de la estrategia para la innovación de productos turísticos y atracción de nuevos mercados.
En este contexto, el turismo rural cobra importancia dentro de las estrategias de supervivencia de productores y campesinos. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial del Turismo (OMT), el turismo se constituye en el motor de desarrollo económico más viable y sostenible, además de que contribuye a la atenuación de la pobreza fundamentalmente en los países en vías de desarrollo (OMT, 2010). El turismo rural, y en especial el agroturismo, es considerado por las autoridades públicas y privadas como una estrategia para dinamizar el desarrollo de las zonas rurales por su capacidad de contribuir a la generación de ingresos adicionales a los productores agropecuarios (Blanco y Riveros, 2011).
Se puede decir, que el turismo puede favorecer a la dinamización de los procesos de desarrollo y a la reducción de la pobreza en los espacios rurales con mayor marginación de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, de acuerdo a Rozo y Vélez (2012) y Juárez y Ramírez (2007) el turismo rural debe ser un complemento a las actividades agrícolas, mismas que no deben ser desplazadas, dado que el turismo es una actividad estacional y no permanente. En otras palabras: la multifuncionalidad del espacio rural es la base de las actividades turísticas.
El turismo rural puede ser un complemento a las actividades no agrícolas, por lo que en la última década se ha convertido en una estrategia muy concurrida en distintos espacios rurales. Al respecto, Barrera (2006) menciona que existen más de 500 000 establecimientos dedicados a la actividad en Europa; dentro de ello, España, Francia, Alemania, Irlanda y Austria tienen la mayor oferta turística en las zonas rurales. En América Latina, específicamente, en México y Colombia, se han desarrollado productos como los tours de café y se han comenzado a diseñar visitas a plantaciones de cacao, piña, banano, uva, pimienta o nopal, donde los visitantes aprenden sobre la historia y técnicas de cultivo y procesamiento hasta culminar con la degustación del producto (Blanco y Riveros, 2011). En el caso de Costa Rica, conocida por su gran biodiversidad, ofrecen recorridos por fincas o áreas naturales. El componente agropecuario se basa en la siembra de monocultivos extensivos, café, piña y plátano, específicamente de los sitios donde se utiliza un monocultivo extensivo; además de la utilización de técnicas orgánicas como parte de sus atractivos turísticos (Chavarría, 2009).
En México, se considera que el turismo rural es incipiente, y la política turística se da principalmente en dos vertientes. En la primera, la inversión del gobierno federal se dirige a programas que priorizan los espacios de sol y playa e involucra de manera marginal al turismo rural (Juárez y Ramírez, 2007). La segunda se basa fundamentalmente en los inmuebles de las antiguas haciendas del México del siglo XIX, que han iniciado su operación con grandes presupuestos gubernamentales para su remodelación y rescate, como es el caso de las haciendas henequeneras en Yucatán y del programa Haciendas y Casas Rurales de Jalisco (Amaya, 2005). Esta actividad es apoyada por diversas instituciones gubernamentales entre las que destaca la Secretaría de Turismo (SECTUR), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) (Palomino et al., 2011) y las respectivas secretarías de turismo de los estados.
Con estos antecedentes, el objetivo del trabajo fue analizar las posibilidades de incorporar a los espacios cafetaleros a las actividades agroturísticas para mejorar los ingresos de los productores del municipio de Coatepec, Veracruz.
Materiales y métodos
Se realizó una investigación documental, recorridos de campo y se aplicaron cuestionarios a productores encargados de las unidades producción de café, cubriendo aspectos técnicos, sociales y económicos. Se aplicó un muestreo cualitativo con una confiabilidad de 95%; el marco de muestreo se basó en la lista de productores beneficiados (2 522 productores) por el programa de Fomento al Café de Coatepec, Veracruz. La ecuación para estimar el tamaño de muestra, es presentada por Gómez (1977) y se especifica de la siguiente forma:
Donde: N= tamaño de población; zα/2= confiabilidad; d= precisión; pn= proporción con la característica de interés; qn= proporción sin la característica de interés.
El tamaño de la muestra fue de 72 productores y fueron seleccionados aleatoriamente en localidades agrícolas dedicadas al cultivo de café del municipio. El análisis de la información se llevó a cabo mediante estadística paramétrica y no paramétrica y para interpretar la información se dividió en dos grupos: productores que les gustaría o no participar en actividades turísticas.
En cuanto a la zona de estudio, Coatepec se localiza en la zona montañosa central del estado de Veracruz, sobre las estribaciones del Cofre de Perote; entre los paralelos 19° 21’ y 19° 32’ de latitud norte; los meridianos 96° 47’ y 97° 06’ de longitud oeste; altitud entre 500 y 2 900 m. Colinda al norte con los municipios de Perote, Acajete, Tlalnelhuayocan, Xalapa y Emiliano Zapata; al este con los municipios de Emiliano Zapata y Jalcomulco; al sur con los municipios de Jalcomulco, Tlaltetela, Teocelo y Xico; al oeste con los municipios de Xico, Perote y Acajete (INEGI, 2009) (Figura 1).
De acuerdo al Censo Nacional de Población y Vivienda (INEGI, 2011), el municipio de Coatepec cuenta con una población total de 86 696 habitantes, que representa 1.13% de la población estatal. Coatepec es uno de los principales municipios en el centro de Veracruz dedicados al cultivo del café, por su volumen de producción y número de productores. En el ciclo 2013 tenía una superficie sembrada de 8 485 hectáreas de café y una producción de 16 478 toneladas (SIAP, 2013). Es reconocido mundialmente por la calidad de su café y en 2006, fue nominado Pueblo Mágico, por la Secretaría de Turismo (Gobierno del Estado de Veracruz, 2008).
Resultados y discusión
La crisis de los precios del café marcó el inicio de nuevos paradigmas sobre la estructura productiva y social de los cafeticultores en el estado de Veracruz, dando pauta a áreas emergentes como el ecoturismo y agroturismo; así como la producción ecológica y amigable con el medio ambiente, dada su importancia natural y paisajística. La edad promedio de los productores es de 64 años, a los que les gustaría participar en turismo rural tienen 62.90 años y 65.38 años los que no les gustaría participar; estadísticamente no existe diferencia significativa (t= -0.251; p= 0.335) entre estos dos grupos. Se considera que son productores adultos mayores y esto podría incidir más negativamente en sus posibilidades de acceder y obtener apoyos para la producción o financiamiento de proyectos de carácter turístico que cuando tienen una edad productiva, que oscila entre 20 y 40 años (Guadarrama et al., 2009); o incluso hasta 50 años. Esto indica que la edad puede ser un factor importante y que puede influir en la prestación de servicios. En el sector rural se presentan los más bajos niveles de escolaridad, el promedio es 5.6 años (SAGARPA, 2012).
Este resultado es similar al encontrado en Coatepec, su escolaridad fue de 5.5 años. Los cafeticultores, a los que les gustaría participar en turismo, alcanzaron una escolaridad promedio de 4.95 años y los que no participarían 6.19 años, y no se encontró diferencia estadística significativa (t= -1.395; p= 0.167) entre estos dos grupos. Reyes et al. (2012) mencionan que más de 90% de la población de los ejidos y comunidades tienen un promedio de escolaridad por debajo del nivel de secundaria; lo cual coincide con los resultados encontrados. El municipio se caracteriza por tener unidades de producción de corte minifundista, con productores que poseen superficies de tierra con un promedio de 2.3 ha, y no existe diferencia estadística (t= -1.22; p= 0.227) entre los productores que les gustaría participar (2.5 ha) y los que no les gustaría participar (1.9 ha.). Este resultado es muy similar a la superficie agrícola nacional de los predios de los cafetales en 2010 que era de 1.37 hectáreas (SAGARPA, 2011).
Los productores entrevistados están conscientes de que la cafeticultura está pasando por una crisis y ello se refleja en el rendimiento promedio que obtienen (2 231 kg ha-1) el cual es superior al promedio nacional (1 900 kg ha-1) y similar al rendimiento promedio estatal (2 300 kg ha-1) obtenidos en 2011. A los productores que les gustaría participar tuvieron rendimientos de 2 252 kg ha-1 y 2 204 kg ha-1 los que no les gustaría participar (Cuadro 1). En este contexto, los que quieren participar prestando servicios turísticos (67.5%) y los que no quieren (37.5%), comentaron que no es rentable cultivar café.
Características generales | Coatepec (promedio) | Productores con interés de participar en turismo | Productores sin interés de participar en turismo |
---|---|---|---|
Edad | 64 años | 62.9 años | 65.38 años |
Escolaridad | 5.5 años | 4.95 años | 6.19 años |
Unidad de producción | 2.3 ha | 2.5 ha | 1.9 ha |
Rendimiento | 2 231 kg ha-1 | 2 252 kg ha-1 | 2 204 kg ha-1 |
Total de productores | 72 | 40 | 32 |
Fuente: elaboración en base a datos de entrevistas, 2012.
Esta situación los orilla a buscar estrategias de sobrevivencia y entre éstas destaca el turismo rural: es por ello que se impulsa el surgimiento de nuevas alternativas de generación de ingreso y una de ellas es el agroturismo. En Coatepec se encontró que 55.6% de los entrevistados les gustaría participar en actividades turísticas, lo que representa un potencial de oportunidades de complemento a las actividades agrícolas. Coatepec es considerado como la segunda zona productora más importante y rica en recursos naturales relacionados con el agroecosistema del café (Manson et al., 2008), lo que le coloca como un importante espacio turístico. Con respecto al conocimiento que tienen los entrevistados sobre la actividad turística en el municipio, se encontró que la mayoría (90.3%) sabe que en Coatepec se realizan actividades turísticas, además tienen conocimiento de su denominación como pueblo mágico (91.8%).
Los entrevistados mencionaron que a partir del año 2000 notaron una mayor afluencia de turistas, debido a la difusión que realizan las instituciones gubernamentales dentro del programa “Pueblos Mágicos”, y al creciente interés de los turistas por buscar otras alternativas y dejar a un lado el turismo convencional de sol y playa (Juárez y Ramírez, 2010). Los entrevistados mencionaron que el turismo genera empleos (58.3%) e incrementa los ingresos (26.4%). Se considera que el turismo rural en Coatepec es incipiente debido a que 15.3% de los entrevistados conoce a productores involucrados en este tipo de actividades y comentaron que los atractivos que frecuentan los turistas en el municipio son las cascadas (47.2%), la cabecera municipal (26.4%) y las ex Haciendas (22.2%). Además mencionaron que los que principalmente se benefician con las actividades turísticas son los dueños de los hoteles y restaurantes (68.1%) y las personas que viven en la cabecera municipal; es decir, quienes tienen dinero (12.5%). En un trabajo realizado en la sierra nororiente de Puebla, Juárez y Ramírez (2010) mencionan que los productores argumentaron que el turismo rural es una actividad que está siendo explotada por los pobladores que tienen mayores recursos económicos en la comunidad y, por lo tanto, está fuera de sus posibilidades participar. Esto significa que el turismo rural solo traerá beneficios económicos si va dirigido a los habitantes de la comunidad, ya que muchas veces, y específicamente en el ecoturismo, los beneficiados son los operadores de las empresas turísticas.
Lo que se busca es fortalecer en el medio rural las actividades agrícolas e impulsar la diversificación de actividades no agrícolas, entre ellas el turismo (Juárez et al., 2010). Los resultados encontrados arrojan que existe una importante participación de los agricultores en la prestación de servicios turísticos (34.7%) y los servicios que brindan son: el proporcionar paseos por senderos (68%), enseñar el proceso productivo del café (28%) y dar hospedaje (4%). La totalidad de los productores que prestan servicios turísticos mencionó que no recibió apoyo por parte del gobierno y 72% dijo que requieren financiamiento para mejorar la infraestructura y proporcionar un mejor servicio. Juárez y Ramírez (2007) encuentran resultados similares que denotan la falta de apoyo del gobierno y de entidades financieras a través de crédito para invertir en actividades que requieren un mayor capital.
Por lo que respeta a los beneficios que acarrearía participar en actividades turísticas, el total de los cafeticultores que desean participar en actividades turísticas coinciden que sus ingresos mejorarían, y 56.3% para los que no quiere participar. Sobre la cantidad de ingresos que obtendrían por participar en actividades turísticas, 40% dijo que serían similares a los del café, el 55% opinó que serían altos. Los que no quieren participar, 46.9%, señaló que serían iguales a los que obtienen del café, y 12.5% mencionó que serían altos. Estos resultados señalan que los que quieren participar en la prestación de servicios turísticos tienen una buena percepción de los ingresos que obtendrían de esta actividad (χ 2= 26.937; p= 0.01). Las actividades que quieren participar están relacionadas con la cadena productiva del café, como el proceso agrícola (32.5%), recorridos por los predios (37.5%) y la enseñanza de la elaboración del café (22.5%). Los que no quieren participar, les gustaría enseñar el proceso agrícola del café y dar recorridos por la finca. Su participación es menor en la prestación de servicios de alimentación y hospedaje. Ello se debe a su escasa capitalización y al desconocimiento de programas que promueven este tipo de actividades.
Con respecto a las actividades agroturísticas que creen los productores que pueden ser atractivas para los turistas, 72.5%, y 53.1% de cafeticultores que quieren y no participar, señalan que la plantación es una actividad atractiva.
En cuanto al control fitosanitario, se tiene que 32.5%, y 28.1% de los productores que quieren o no participar, mencionaron que el control de plagas es atractivo para un turista. En el control de enfermedades, los entrevistados consideraron que es una actividad poco atractiva para que la practiquen los turistas. En cambio, la poda se constituye en una de las actividades más importantes para que la practiquen los visitantes, lo cual fue manifestado por 77.5%, y 53.1% de los que quieren o no participar en la prestación de servicios turísticos. La cosecha toma relevancia como una actividad para convertirla en producto turístico. Con relación a este punto, 77.5% y 62.5% de los productores que quieren y no participar en turismo, señalaron que es una actividad atractiva para el turista, y en esta opinión no se encontró diferencia estadística (χ 2= 1.936; p= 0.16) entre grupos (Cuadro 2). Estos resultados son similares a los encontrados por Constabel et al. (2008) que menciona que las principales actividades productivas que sustentan el turismo rural, son aquellas relacionadas con las explotaciones rurales como la cosecha, ordeña, rodeo, trilla, elaboración de conservas, asistencia en la alimentación y cuidado de los animales entre otros.
Labores agrícolas | Productores con interés de participar en turismo | Productores sin interés de participar en turismo | ||||
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Frecuencia | (%) | Tipo de participación | Frecuencia | (%) | Tipo de participación | |
Plantación | 29 | 72.5 | Contemplando | 17 | 53.1 | Contemplando |
Control de plagas | 13 | 32.5 | Contemplando | 9 | 28.1 | Contemplando |
Control de enfermedades | 3 | 7.5 | Contemplando | 2 | 6.3 | Contemplando y participando |
Poda del cafeto | 31 | 77.5 | Contemplando | 17 | 53.1 | Participando |
Cosecha | 31 | 77.5 | Participando | 20 | 62.5 | Contemplando |
Total de productores | 40 | 32 |
Fuente: elaboración en base a datos de entrevista, 2012.
Con respecto a la capacitación para brindar este tipo de prácticas agroturísticas, se tiene que los entrevistados que les gustaría (77.5%) y no participar (59.4%) consideran que están capacitados para explicar las actividades agroturísticas del café. No se encontró diferencia significativa (χ 2= 2.752; p= 0.097) entre grupos con respecto a la capacidad para explicar las actividades agroturísticas. Es importante señalar el olvido institucional que tiene la cafeticultura. De ahí que 67.5% y 68.8% de los que quieren y no participar, no tienen apoyos para la producción del café y no tienen acceso al crédito y seguro agrícola y asesoría técnica. Fritscher, (2001) menciona que la liberación de los mercados impacto negativamente en el crédito, comercialización, asesoría técnica y subsidios, por lo que muchos productores pequeños quedaron sin apoyos para la producción. Ante esta situación, los entrevistados señalaron la necesidad de que se les apoye sobre el proceso productivo (25%), relaciones humanas y económicos (23.6%), entre otros. Este tipo de apoyos son fundamentales para incrementar la producción y para mejorar las condiciones en que se encuentran las parcelas que sería el producto turístico a desarrollar (Juárez y Ramírez, 2008).
Por lo que atañe al impacto que podría traer el agroturismo, se encontró que 82.5% de los que quieren participar, mencionan que no prevén impactos negativos en la implementación de este tipo de proyectos, similar opinión externaron los que no quieren participar (87.5%). El 17.5% y 12.5% de los grupos que quieren y no quieren participar, señalaron que los principales impactos negativos son de índole económica, y se refirieron específicamente al incremento de precio de los alimentos y de los terrenos. En un estudio realizado por Pérez et al. (2010) encontraron resultados muy similares que mencionan que los encuestados (75%) no detectaron daño alguno ocasionado por las actividades de turismo rural y mencionan que los efectos negativos fueron el ecológico (basura), el de carácter social, debido a que se han generado envidias entre los habitantes de la comunidad y, finalmente, el económico, que ha derivado en el encarecimiento de los precios de los productos agropecuarios en la comunidad.
Conclusiones
Con la liberalización del mercado cafetalero, muchos de los productores quedaron en la incertidumbre y a expensas de empresas transnacionales por medio de la caída de los precios internacionales del aromático. Esto conlleva al incremento de la pobreza en los espacios cafetaleros debido a que representa un negocio de baja rentabilidad por la falta de fomento hacia la producción.
La mayoría de los productores considera que la cafeticultura ya no es rentable debido a los bajos precios. La producción de café en el municipio está a cargo de productores con una edad avanzada y baja escolaridad, por debajo del promedio nacional. Además se caracteriza por tener bajos rendimientos (similares a los estatales), no cuentan con ningún tipo de apoyo para el mejoramiento de sus plantaciones, ni acceso al crédito, seguro agrícola, ni asesoría técnica para su cultivo. Ante este panorama, la mayoría de los productores muestran interés en participar en actividades como complemento a sus actividades cafetaleras y tienen una buena percepción de los ingresos que posiblemente obtengan de esta actividad, ya que alrededor de 80% opina mejorar sus ingresos con el turismo.
En agroturismo los entrevistados consideran que las actividades de plantación, poda y cosecha del café son actividades atractivas para ser practicadas por los turistas. Es importante recalcar que existe potencial para la incursión en actividades agroturísticas por los productores de café y se manifiesta en su experiencia sobre el cultivo, en la percepción de ellos, al sentirse capacitados para la explicación del proceso productivo, en los recursos paisajístico de sus predios; que pueden ser atractivos para los turistas. Sin embargo, su participación está sujeta a la aportación de recursos económicos e infraestructura, capacitación provenientes de los diferentes niveles de gobierno, principalmente federal, a través de programas orientados a este tipo de proyectos.
La relación entre la cafeticultura y el turismo debe ser un complemento para el mejoramiento de los ingresos de los productores, mediante la identificación y la participación de instituciones gubernamentales y educativas que se involucren en este proyecto y aseguren la total participación de los dueños de los recursos naturales y agrícolas en beneficio de su propio desarrollo. Asimismo, esto podría dar paso a la planificación de una estrategia de supervivencia para los productores de café en el municipio de Coatepec, ya que son pocos los que incursionan en este tipo de actividades.