Introducción
En el seno de la agricultura mexicana se han estado desarrollando más libremente que antes las formas y las relaciones de producción capitalistas en todas sus actividades productivas en tal grado, que de acuerdo con González-Estrada (2002), transita actualmente por los inicios de la etapa II de su desarrollo económico, caracterizada por una aplicación cada vez más intensiva de capital, conocimientos y tecnología (González-Estrada, 2001). Además, se encuentra inserta en el proceso de globalización de la economía y del capital financiero.
El desarrollo de las fuerzas productivas y, consecuentemente, de la capacidad productiva, del cambio técnico y de la productividad en la agricultura y en los sectores industriales productores de medios de producción y de insumos requeridos por ella, es una necesidad esencial y apremiante, cuya satisfacción requiere de la generación de innovaciones, conocimientos, tecnologías y productos avanzados. En cuanto a su importancia, Parente y Prescott (2000) mostraron que los aumentos de la tasa de crecimiento de la productividad total de los factores juega un papel crucial en el crecimiento de las economías de los países.
En este proceso de intensificación y desarrollo del campo mexicano resulta crucial la investigación agropecuaria y forestal, no sólo para el desarrollo del sector correspondiente, sino también para la economía en su conjunto. A su vez, el desarrollo de esa actividad requiere, entre otras cosas, que se le administre por sus resultados y eficiencia. Es importante cuantificar la eficiencia los impactos económicos, sociales y ambientales que ha ido mostrando la investigación agropecuaria y forestal de México, especialmente la del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). México es un país, escaso de recursos fiscales asignados a las actividades de investigación contrasta con un crecimiento económico magro e insuficiente y con la existencia de innumerables problemas económicos, de graves rezagos sociales y de una pobreza lacerante, el manejo eficiente del gasto público es una exigencia impostergable, a la que deben responder todas las instituciones públicas con sentido de eficiencia y equidad.
La reciente transformación del INIFAP en un Centro Público de Investigación (CPI), hizo obligatoria la presentación de evidencias de impactos económicos y sociales significativos, que estén en concordancia con los objetivos que justifican el nuevo status jurídico de la institución. Esta exigencia se ha acentuado con el nuevo sistema de administración por resultados, al que deben ceñirse todas las paraestatales.
El objetivo de la presente investigación, fue evaluar globalmente los resultados obtenidos en los primeros 30 estudios de los impactos económicos, sociales y ambientales de un número igual de tecnologías y productos del INIFAP, publicados en la serie: estudios de evaluación del impacto económico de productos del INIFAP. Las tecnologías aquí evaluadas no son las únicas producidas por el INIFAP, ni tampoco los más relevantes. Simplemente, se consideraron aquellas aportaciones en las que se dispuso de la información técnica y económica requerida para su evaluación.
Materiales y métodos
El método usado para la cuantificación de los impactos económicos, sociales y ambientales de las 30 tecnologías generadas por el INIFAP, se describe in extenso en el libro de González-Estrada y Stanley (2006). Sus componentes fundamentales, son los siguientes: 1) caracterización de la innovación tecnológica; 2) plasmar las trayectorias temporales de los niveles de adopción en condiciones de incertidumbre y riesgo; 3) observar en el tiempo, los costos y beneficios potenciales atribuibles a la incorporación de ese logro tecnológico en el proceso productivo; y 4) cuantificación del efecto-precio de esa innovación y de su efecto económico o agregado potencial.
Con el modelo que a continuación se describe, se cuantificaron los excedentes económicos y sociales generados por la investigación tecnológica del INIFAP, orientada hacia la generación de técnicas de producción más eficientes, en el contexto de una economía "pequeña", abierta y con distorsiones de acuerdo con González-Estrada (2001) y Alston et al. (1995).
El beneficio o excedente anual inducido por la introducción de una nueva técnica al proceso productivo se representa gráficamente como el área bajo la curva de demanda y entre las dos curvas de oferta: la original y la que surge del cambio técnico. Sea k el coeficiente que mide el desplazamiento vertical de la curva de oferta:
La definición paramétrica del beneficio anual inducido por la investigación se construye a través de las dos siguientes ecuaciones de definición:
Donde: k, es el coeficiente que mide el desplazamiento vertical de la curva de oferta; p0 es el precio inicial; Q0 es la cantidad producida inicialmente; representa el valor absoluto de la elasticidad precio de la demanda, y z simboliza la reducción del precio debido al desplazamiento de la curva de oferta, y se define como:
Donde: 8 > 0, representa el valor absoluto de la elasticidad precio de la oferta y p1 es el precio después de introducir el cambio técnico.
Se dice que una economía es "pequeña", si su participación en el comercio internacional es de tal magnitud, que sus decisiones económicas y comerciales no afectan el precio internacional (Houck, 1992). De acuerdo con González-Estrada (2001) y Alston et al. (1995), la definición paramétrica del beneficio anual para los productores inducido por la investigación para la hipótesis de país pequeño y con liberalización comercial, es:
Donde: representa la tasa impositiva.
De acuerdo con Alston et al. (1995), para medir el desplazamiento de la curva de oferta inducido por la investigación, se puede combinar el desplazamiento potencial máximo de la oferta, con la secuencia intertemporal: , basada, tanto en los datos observados de adopción, como en el modelo de difusión más adecuado al problema bajo estudio (Wood y Baitx, 1999). El modelo a utilizar aquí es el modelo logístico o sigmoide. La hipótesis fundamental del modelo
es que el número de agricultores que adoptan la innovación, dA(t), en el período dt, es directamente proporcional al número de agricultores que previamente la adoptaron, A(t) e inversamente proporcional al número de los que restan por adoptar la nueva técnica de producción: (N - A). De acuerdo con González-Estrada (2015), la formulación matemática de esquema de cambio se representa a través de la ecuación diferencial:
La solución de esta ecuación diferencial es, de acuerdo con González-Estrada (2015):
Lekvall y Wahlbin (1993), señalan que la mejor parametrización de la curva logística anterior es:
Donde:AMax, representa el porcentaje máximo de adopción.
No sería correcto asumir la adopción con certidumbre Rogers (1992); González-Estrada y Stanley (2006). Por eso es que, con el fin de aumentar la verosimilitud de los estimadores evaluativos, se asumió que la probabilidad de éxito de las tecnologías se rige por una función de densidad de probabilidades. Además, la incertidumbre inherente a la estimación de los beneficios de la investigación hace necesaria la inclusión en el análisis de las simulaciones estocásticas de los indicadores evaluativos. De acuerdo con Alston et al. (1995), tal información es útil para indicar el grado de confiabilidad con que deben ser tomados en cuenta tales estimaciones. Scobie y Jacobsen (1992), sugieren un procedimiento para realizar simulaciones de los beneficios de la investigación.
De acuerdo con Alston et al. (1995), el modelo del mercado de la mercancía bajo estudio es:
El precio de equilibrio inicial, en el que no se ha introducido todavía la nueva técnica de producción, y el precio de equilibrio con la nueva tecnología son, respectivamente:
La determinación del horizonte de planeación, T, es variable y se determinará casuísticamente y así se podrán cuantificar el valor presente de la secuencia temporal de los beneficios económicos en valores presentes de los productores (VPS), de los consumidores (VCS), del gobierno ((VGS) y los totales, VTS, generados en la región bajo estudio.
No obstante, que las 30 tecnologías aquí evaluadas representan cambios técnicos neutrales, la distribución de sus impactos económicos es desigual, debido a que la distribución de la superficie cultivada y del capital es también desigual. Por esta razón, se requiere estimar un parámetro de la desigualdad mostrada por las curvas de Lorenz. Tal parámetro es el coeficiente de Gini, el que de acuerdo con González- Estrada (1990), se define de la siguiente manera:
Las distribuciones de Lorenz aquí obtenidas son discretas, por la cual se usaron métodos numéricos para el cálculo del indicador de desigualdad en la distribución de los beneficios.
Resultados
Impactos económicos de las tecnologías de INIFAP
El INIFAP y sus predecesores, el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y el Instituto de Investigaciones Agrícolas (IIA), han liberado más de 1 260 nuevas variedades mejoradas de plantas entre 1942 y el año 2003. Como es obvio, no ha sido posible cuantificar los impactos económicos de todas las aportaciones tecnológicas del INIFAP. Sin embargo, existen algunas investigaciones importantes en las que se evalúan los beneficios económicos netos inducidos por algunas de las variedades liberadas por el instituto.
Becerra-Márquez y González-Estrada (1990), mostraron que los beneficios económicos netos generados por el mejoramiento genético del trigo en México llevado a cabo por el INIA-INIFAP en colaboración con el CIMMYT, entre 1961 y 1987, son tan cuantiosos que representan 1.55 veces el producto interno bruto, PIB, del sector primario de 1986 y a 14.3% del PIB total de México; esos beneficios netos representan una cantidad varias veces mayor al gasto total erogado por el INIFAP, y los tres institutos que lo conformaron durante el período 1961-1987.
Esos beneficios netos representan una cantidad varias veces mayor al gasto total erogado por el INIFAP, y los tres institutos que lo conformaron, durante el período 1961-1987. Finalmente, Ardito-Barletta (1971), evaluó la investigación encaminada al mejoramiento genético del maíz y del sorgo en México durante el período 1941-1963, y obtuvo tasas de rentabilidad de 26% para el mejoramiento del maíz y 59% para el mejoramiento del sorgo. Más recientemente, Fernández y Shumway (1997), estimaron una tasa media de rentabilidad de la investigación agrícola en México de 64% durante el período 1940-1990.
Impactos económicos recientes de 30 tecnologías generadas por el INIFAP
A continuación se presentan los impactos económicos netos de tan sólo treinta de las tecnologías recientes generadas por el INIFAP:
En el Cuadro 1 se observa que la tasa beneficio costo (B/C) media ponderada es igual a 56.6, lo cual significa que por cada peso invertido en el INIFAP, tan sólo 30 de sus tecnologías han producido un beneficio neto para el país y para los agricultores adoptantes de 56.6 pesos. Por otra parte, la tasa interna de rentabilidad de los gastos del INIFAP es 53.9%, considerablemente superior a la rentabilidad media de las inversiones privadas y mucho mayor que la tasa de rendimiento libre de riesgo de las inversiones financieras, 15.6%.
Relevancia nacional de los impactos económicos de las 30 tecnologías de INIFAP
En relación con la interpretación del valor actual neto, en el Cuadro 1 también se observa que el impacto económico neto de tan sólo 30 tecnologías del INIFAP -una fracción pequeña del total de aportaciones del instituto durante los últimos años-, ha sido tan cuantioso que equivale a:
A 141 veces el presupuesto fiscal ejercido por el INIFAP en 2014 de acuerdo con el informe del director general (2015); el presupuesto fiscal del INIFAP en ese año fue de 1 275.7 millones); así como, 2 veces el presupuesto federal de SAGARPA en 2015 (el presupuesto general de egresos de la institución para el año 2015 es de 92 141 millones (SAGARPA, 2014). Se estimó que equivale a 8.4 veces el gasto total anual de PROCAMPO (hoy, programa de fomento a la agricultura) para 2015. El presupuesto asignado a este programa en 2015 es de 21 500.2 millones de pesos (CEFP, 2015). El 63.8% del producto interno bruto estimado de la agricultura en el año 2015, que para este año se estima en 282 052 millones de pesos. El 42% del producto interno bruto del sector agropecuario, forestal y pesquero del 2015, estimado en 428 000 millones de pesos.
Con el fin de apreciar de mejor manera esos impactos económicos del INIFAP, se debe considerar que de 1982 al 2015, el presupuesto fiscal asignado al INIFAP se ha estado reduciendo considerablemente en términos reales.
Los impactos económicos de 30 tecnologías del INIFAP en el contexto internacional
Como se puede observar en el Cuadro 1, los resultados de las evaluaciones aquí presentadas son más conservadores que las estimaciones reportadas en trabajos precedentes. La tasa interna de rentabilidad, TIR, media ponderada por el valor actual neto (VAN) de los logros tecnológicos aquí evaluados es 53.9%, considerablemente inferior a la TIR media mundial, 81.3%, calculada con base en 1,886 estudios de evaluación de la investigación agrícola para distintos países del mundo (Alston, et al, 2000). De acuerdo con estos autores, 21% de las evaluaciones reportó una TIR en el rango 40%-60%. Ardito-Barletta (1971) obtuvo tasas de rentabilidad de 26% para el mejoramiento del maíz y 59% para el mejoramiento del sorgo en México, entre 1941-1963. Investigaciones de Fernández y Shumway (1997) estimaron una tasa media de rentabilidad de la investigación agrícola en México de 64%, para el período 1940-1990.
Impactos en el bienestar social
De acuerdo con lo anterior, los impactos netos medios sobre el bienestar social de los agricultores que adoptaron alguna de las 30 tecnologías del INIFAP aquí evaluadas, equivalen a 179 878.9 millones de pesos a precios de 2015. Puesto que las tecnologías aquí evaluadas son neutrales, los agricultores se beneficiarán de ellas en proporción directa a la superficie en la que las apliquen. Con el fin de estudiar los impactos sociales de las 30 tecnologías aquí evaluadas, se estudiaran: superficie cosechada anual y los beneficios netos, los agricultores beneficiados y la distribución de los beneficios sociales (Cuadro 2).
A) Superficie cosechada anual y beneficios netos
Con el fin de eliminar las fluctuaciones anuales de la superficie cosechada, se calcularon la superficie cosechada anual promedio y los beneficios netos correspondientes durante el período 2000-2010. Los resultados son los siguientes:
Durante el período 2000-2010, las 30 tecnologías aquí evaluadas se sembraron en 1.8 millones de hectáreas por año en promedio, de las cuales 1 014 524 se sembraron en condiciones de temporal y 766 002 bajo riego.
B) Agricultores beneficiados
Dado que la superficie media sembrada por predio es de 3.32 ha (ASERCA, 2013) y considerando que las 30 tecnologías aquí evaluadas se sembraron en promedio en una superficie de 1 780 526 ha por año, se estima que el número de agricultores beneficiados anualmente fue de 536 369, durante el período 2000-2010.
C) Distribución de los beneficios sociales
Con el fin de medir la desigualdad en la distribución, entre los agricultores adoptantes, de los excedentes económicos inducidos por las 30 tecnologías aquí evaluadas, se recurrió a la información sobre 11 524 612 hectáreas reportadas por Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA) en relación con los beneficiarios del Programa de Apoyos al Campo (PROCAMPO).
Las curvas de distribución de Lorenz (Figura 1 y 2) para las tecnologías sembradas en condiciones de riego y de temporal son las siguientes:
Los coeficientes de Gini, calculados mediante integración numérica, son 28.9%, 21.4% y 25.6% para riego, temporal y total, respectivamente, lo cual indica que la distribución de los excedentes es más desigual entre los agricultores que producen en condiciones de riego. Con el fin de interpretar correctamente qué tan desiguales son esas distribuciones de impacto, se citará a Stiglitz (2012), quien en su libro: el precio de la desigualdad, dice que los países con una desigualdad del ingreso "razonablemente buena", como Alemania, Suecia y Noruega, tienen un coeficiente de Gini de 30% y los que tienen una desigualdad "elevada" tienen un coeficiente que supera el 50%: México, Latinoamérica y Sudáfrica, entre otros. Los EE.UU. tienen un coeficiente de 47%.
Insuficiencia de los apoyos financieros a la investigación agropecuaria y forestal de México
De acuerdo con el Cuadro 1, la tasa interna de rentabilidad (TIR) media ponderada (40.8) de los indicadores correspondientes obtenidos en las evaluaciones que aquí se reportan, si bien conservadora, es tan alta, que supera con mucho la tasa media de rentabilidad a nivel macroeconómico, 15.7% (González-Estrada, 2002). Esto confirma, sin lugar a dudas, que las inversiones tanto públicas como privadas, en la investigación agropecuaria y forestal de México son extraordinariamente redituables; no obstante, la estrechez creciente de recursos y apoyos a esa actividad científico-técnica. También confirma la hipótesis de la sub-inversión. Es decir, que el nivel de inversión pública y privada en la investigación agrícola, pecuaria y forestal de México está muy por debajo del nivel óptimo desde un punto de vista económico y social. Además, también se corrobora que el INIFAP justifica, de sobra, los recursos públicos que ejerce y que es una institución imprescindible para promover el crecimiento y desarrollo del campo mexicano.
Se calcula que el gasto total en investigación agropecuaria y forestal en México, que es la suma del presupuesto del INIFAP y el de las demás instituciones que realizan investigaciones similares, representa apenas si 0.38% de todas las transferencias gubernamentales (González-Estrada, Sánchez-Ramos, 2008). De acuerdo con el resumen ejecutivo de la evaluación externa del INIFAP llevada a cabo por el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA-GEE, 2003), el Gobierno de México debería destinar 1% del PIB agrícola al financiamiento de la investigación agropecuaria y forestal.
Los subsidios a la agricultura, no solo distorsionan los procesos económicos, sino que perpetúan en ellos el atraso y la ineficiencia. Además, le restan valiosos recursos a otros servicios de apoyo y a otros rubros de inversión pública altamente redituables. González-Estrada (2002), presenta resultados convincentes de que tales políticas son equivocadas y concluye que: en términos del bienestar social, de los beneficios económicos y de la promoción de la eficiencia, resulta superior social y económicamente, aumentar las inversiones destinadas a la generación y promoción del cambio técnico y la productividad, que la política de incrementar los subsidios y los niveles de protección de la agricultura.
¿Se deben aumentar los apoyos al campo? Sí, definitivamente. Pero se les debe asignar de una manera eficiente, racional y progresista, económica, social e históricamente hablando. La solución no estriba en aumentar los subsidios y los niveles de protección al campo, sino en una promoción más decidida del cambio técnico y de la productividad total de los factores, a través de instrumentos tan diversos como el desarrollo de la infraestructura de todo tipo, mayores apoyos a la innovación y adopción de nuevas técnicas de producción, desarrollo de los servicios fundamentales a la producción del campo, etc.
México está desaprovechando importantes oportunidades de crecimiento y desarrollo para el campo (González-Estrada y Stanley Wood, 2006).
Conclusiones
Los impactos económicos y sociales de las 30 tecnologías aquí evaluadas muestran que el INIFAP es un centro público de investigación que justifica sobradamente los recursos públicos que ejerce y que es una institución imprescindible para promover el crecimiento y desarrollo del campo mexicano. Las inversiones en la investigación que realiza son altamente redituables, tanto desde el punto de vista privado como de la economía en su conjunto, lo cual significa que los fondos públicos y privados asignados a la investigación agropecuaria y forestal de México están muy por debajo del monto óptimo, razón por la cual, se están desaprovechando importantes oportunidades de crecimiento económico para México y de mejoría social para los mexicanos del campo y de las ciudades también. Se concluye que la política agrícola actual es ineficiente, porque gasta mucho en subsidios y poco en la promoción del desarrollo de las fuerzas productivas y de la productividad. Gasta más en el mantenimiento del statu quo, que en el desarrollo de la producción y de la productividad para superarlo.
Los resultados de esta investigación confirman que es más conveniente económica y socialmente promover el crecimiento de la agricultura mediante la promoción del cambio técnico y de la productividad, que las políticas de subsidio al campo; también confirman que la política de promoción del cambio técnico y de la productividad, principalmente mediante la investigación, es considerablemente menos costosa que la política de subsidios, menos distorsionadora en términos económicos y políticos y más progresista, históricamente hablando.