Introducción
En árboles frutales, el alto porte y copas cerradas crean condiciones para el desarrollo de plagas, reducen el rendimiento y dificultan las prácticas de manejo (Bally, 2006; Olesen et al., 2013). El crecimiento excesivo puede ser controlado con la poda, la cual además de incrementar penetración de luz, productividad y calidad del fruto, evita la formación de microclimas para el desarrollo de plagas (Crane, 2002; Bally, 2006; Davenport, 2006; Galán, 2009; Olesen et al., 2013).
La escama blanca del mango (Aulacaspis tubercularis L.) es una plaga importante en el cultivo del mango en Nayarit, México, se distribuye con infestaciones de moderadas a altas y afecta a todos los cultivares de mango que se tienen para exportación (González-Carrillo et al., 2008; Urías-López et al., 2010; García-Álvarez et al., 2014). Aunque no causa daño interno en fruto, si ocasiona pérdidas superiores al 50% en la exportación por la presencia de manchas cloróticas en la epidermis (Arias et al., 2004; Hodges et al., 2005; Urías-López y Flores-Canales, 2005; Le Lagadec et al., 2006; Abo-Shanab, 2012). En Nayarit, esta plaga pasa por tres fases de crecimiento poblacional durante el año: una de muy baja población desde finales de lluvias (septiembre) a enero; en la segunda ocurre un crecimiento poblacional de febrero a principios de julio de hasta 2.1 escamas por hoja y en la tercera hay un descenso drástico de la población durante los meses de mayor precipitación (julio y agosto) (Urías-López et al., 2010).Abo-Shanab (2012) reporta cuatro picos de fluctuación población en Egipto en los meses de abril, agosto, octubre y diciembre.
Hay evidencias que los detergentes comerciales Roma® y Ariel® (20 g L-1), cuando se aplican durante la primera semana después de floración del mango, tienen una eficiencia de hasta 75.5% en su control (Urías-López et al., 2013). Además, Bautista-Rosales et al. (2013) mencionan que la poda disminuye el número de escamas (hembras) presentes en las hojas (de 1.9 a 0.6 hembras por hoja).
La poda después de la cosecha es una práctica común en mango para mantener productividad. El despunte anual y la época en que se realiza prepara a los árboles para una adecuada floración y amarre de frutos (Davenport, 2006; García de Niz et al., 2014); mientras que la poda severa y tardía conduce a un excesivo crecimiento vegetativo reduciendo la floración y amarre de fruto en diversos frutales (Maas, 2005; Wilkie et al., 2008; Vázquez-Valdivia et al., 2009; Ashraf y Ashraf, 2014). En mango ‘Tommy Atkins’, Yeshitela et al. (2005) encontraron que la poda después de cosecha condujo a una adecuada producción (26 t ha-1 contra 22 del testigo) en el segundo año después de la poda.
Respecto a la intensidad de poda, varios trabajos coinciden en que el despunte de brotes apicales incrementa la producción de fruto. En mango ‘Amrapali’ hubo un incremento de hasta 60 kg árbol-1 con despunte de 30 - 60 cm (Sharma y Singh, 2006; Das y Jana, 2012), en ‘Zebda’ con 10 cm de despunte y la aplicación de 50 ppm de AG3 se incrementó 52% el rendimiento (Shaban, 2009), y en ‘Mallika’ con 60 cm se incrementó 25% (Singh et al., 2010b). En ‘Tommy Atkins’ hay evidencias que la poda moderada (10 - 15 cm de la punta del brote) y la eliminación de ramas en el centro de la copa, incrementan la penetración de luz en hojas entre 40 - 60%, respectivamente (Schaffer y Gaye, 1989). En altas densidades de plantación la poda de despunte (30 - 60 cm) se ha utilizadó para mejorar la penetración de luz, lo que da como resultado una mayor tasa fotosintética (7.4 mmol de CO2) y por lo tanto mayor producción y tamaño del fruto en cultivares como ‘Amrapali’ (Sharma et al., 2006), ‘Mallika’ (Singh et al., 2010a) y ‘Gedong Gincu’ (Rahayu et al., 2013).
Existen numerosos estudios sobre la importancia de la escama blanca como plaga del mango, así como del efecto de la poda en el crecimiento del árbol y producción; no obstante, no hay reportes de las ventajas de la poda sobre las poblaciones de escama blanca y el control de la misma. Por lo anterior, el objetivo del presente estudio fue conocer el efecto de diferentes tipos e intensidad de poda, sola o combinada con detergente, en la fluctuación poblacional de escama blanca del mango así como en la producción y calidad de fruto del mango ‘Ataulfo’.
Materiales y métodos
Los estudios se realizaron en los ciclos de producción 20122013 y 2013-2014 en dos huertos comerciales del mango ‘Ataulfo’/criollo regional, ubicados en el municipio de Tepic, Nayarit. Los huertos se manejaron con riego por gravedad (uno cada mes a partir de febrero y hasta abril); fertilización con 3 kg de Triple 17 por árbol al inicio de la temporada de lluvias (junio) y 4 kg de fertilizante orgánico (gallinaza; estiércol de gallina fermentado que se utiliza como composta) por árbol aplicado en septiembre. Al inicio y durante floración, se realizaron tres aplicaciones de captan + benomilo (1 + 0.5 g L-1 agua) cada 15 días para prevenir enfermedades cono antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides Pens.) y cenicilla (Oidium mangiferae Berther).
Se establecieron dos experimentos para determinar el efecto de las intensidades y tipos de poda, con o sin control de escama. En el experimento 1 (E1), desarrollado en el huerto “Novillero”, se evaluaron tres intensidades de despunte: 1) sin poda; 2) poda ligera (50 cm de despunte en brotes apicales); y 3) poda severa (75 cm), con o sin aplicación de detergente en cada uno de los tres tipos de poda. En el experimento 2 (E2), desarrollado en el huerto “Novillero 2”, se evaluaron tipos de poda (sin poda, tipo cubo y tipo pino) con o sin aplicación de detergente para control de la escama en cada uno de los tres tipos de poda. En ambos experimentos se usaron árboles de 12 años de edad, establecidos a 6*6 m entre hilera y árbol (276 árboles ha-1), con una altura de 8 m y copas entrecruzadas.
La poda se realizó inmediatamente después de la cosecha de julio de 2012, utilizando una motosierra de extensión para la intensidad de poda (E1); mientras que para los tipos de poda (E2) se utilizó una podadora mecánica en el mismo periodo. Para el control de la escama blanca se utilizó detergente líquido Ariel® (10 mL-1 L de agua) asperjado al follaje mediante una aspersora de motor Forza Four con capacidad para 25 L (Swissmex-Rapid, S A de C V, México, D F). Después del periodo de floración, se realizaron dos aplicaciones cuando la incidencia de escama superó 0.5 colonias (marzo) y 2 hembras hoja-1.
En los dos experimentos y ciclos productivos, el diseño experimental fue completamente al azar con arreglo factorial (3*2). En el E1 el primer factor fue la intensidad de poda con tres niveles (sin poda, poda ligera y poda severa), en el E2 el primer factor fue el tipo de poda con tres niveles (sin poda, tipo cubo y tipo pino). El segundo factor en ambos experimentos fue el control de la escama con dos niveles; con o sin aplicación de detergente (CD, SD, respectivamente). En cada experimento se evaluaron seis tratamientos, cada uno con seis repeticiones y un árbol como parcela experimental.
En los 2 años de estudio las variables evaluadas fueron las siguientes:
Brotación floral. Se evaluó con base al porcentaje de floración para lo cual se registraba semanalmente el porcentaje de inflorescencias que cubría la copa del árbol, desde el inicio de floración (a partir de 5%) hasta plena floración (>80%).
Producción de fruto. La producción se evaluó al momento de la cosecha, registrando el número de frutos y los kg árbol-1; para lo cual se utilizó una báscula digital con capacidad de 30 - 150 kg, marca Ohaus Defender (Ohaus Corporation, Ohio, USA)
Peso fresco del fruto (PF), calibre y daño por escama en fruto. Se evaluaron en una muestra aleatoria de 20 frutos por cada tratamiento al momento de la cosecha. PF se evaluó con una báscula electrónica portátil de la marca Ohaus (Scott II), con capacidad de 0.1 - 2 000 g (Ohaus Corporation, Ohio, USA). El código de calibre indica el número de frutos que se pueden colocar en un empaque de 4,536 kg, equivalente a 10 libras de peso, con base a la norma NMX-FF-058SCFI-2006 (Normas Mexicanas, 2006). El daño por la escama blancaen fruto se evaluó en madurez fisiológica, con base a la presencia de manchas cloróticas ocasionadas por las colonias y hembras de la escama blanca en la epidermis del fruto mediante la siguiente escala: Sin daño= sin manchas cloróticas; leve= de 1 a 2 manchas, moderado= de 3 a 4 manchas y severo= 5 o más manchas cloróticas.
Población de escama. Despues de los tratamientos de poda, se monitoreó quincenalmente la presencia de escama blanca, de enero a diciembre de 2013, para ello se marcaron cuatro brotes por árbol en orientación norte-sur, este-oeste. De estos brotes, se seleccionaron dos hojas por brote del penúltimo flujo vegetativo, contabilizando el número de colonias y hembras por hoja en cada mustreo (Urías-López et al., 2010; Bautista-Rosales et al., 2013).
En ambos experimentos, se efectuó análisis de varianza de los resultados para las variables, brotación floral, producción de fruto, peso fresco de fruto, calibre y daño por escama, y se usó la prueba de Tukey (p≤ 0.05) para comparación de medias entre tratamientos. En el caso de las poblaciones de escama; se realizó análisis de varianza (diseño completamente al azar con arreglo factorial) en cada una de las fechas registradas y para la comparación de medias entre tratamientos se usó la prueba de Tukey (p≤ 0.05). Se utilizó el programa SAS versión 9.2.
Resultados y discusión
Intensidad y tipos de poda en poblaciones de escama
Respecto a la intensidad de la poda, se encontraron diferencias signifcativas en la interacción poda*aplicación de detergente (P*AD) en el número de colonias hoja-1 en en los meses de marzo (Pr= 0.0058), abril (Pr= 0.0037), mayo (Pr= 0.041) y junio (Pr= 0.0001). En el caso de hembras, se encontaron diferencias significativas en la interacción P+AD en los mismos meses, marzo (Pr= 0.0381); abril (Pr= 0.0037); mayo (Pr= 0.0511) y junio (Pr= 0.0041). En el primer año después de la poda (2013), en árboles testigo (sin poda y sin detergente) el número de colonias hoja-1 y el número de hembras hoja-1 de la escama blanca se incrementó durante los meses de febrero a junio, posteriormente de mediados de julio y hasta finales de octubre la población fue nula debido al efecto de la precipitación (> 1 100 mm), pero a partir de noviembre hubo un ligero incremento pero no fue significativo (Figura 1A y B). En el resto de los tratamientos el comportamiento de la población de la escama blanca fue similar aunque con menor número de colonias hoja-1 (Figura 1A).
En tipos de poda, se encontraron diferencias significativas en la interacción (P*AD) en los meses de marzo, abril, mayo, junio y julio para la variable número de colonias hojas-1, en el caso del número de hembras las diferencias fueron en los meses de marzo a junio. En árboles testigo el número de colonias hoja-1 de la escama blanca durante el primer año después de la poda, fue alta durante los meses de marzo a julio, mientras que de agosto a octubre la población fue nula también debido al efecto de la precipitación (> 1 100 mm) y a partir de noviembre a diciembre la población se vuelve a incrementar. En el resto de los tratamientos el comportamiento de las colonias de la escama blanca fue similar aunque con menor número de colonias hoja-1 (Figura 2A). El número de hembras tuvo un comportamiento similar al de las colonias (Figura 2B).
Tanto en intensidad como en tipos de poda, los resultados obtenidos en la fluctuación poblacional de A. tubercularis son similares a los encontrados por Urías-López et al. (2010) quienes mencionan que bajo condiciones de Nayarit, esta plaga pasa por tres fases de crecimiento poblacional durante el año, una de muy baja población de finales de lluvia (septiembre) a enero, en la segunda ocurre un incremento en la población durante los meses de febrero a principios de julio (2.1 escamas hojas-1) y en la tercera un descenso drástico de la población durante los meses de mayor precipitación (julio y agosto). En este estudio, durante el período de agosto a octubre, la presencia de escama (colonias y hembras) fue prácticamente nula en todos los tratamientos, debido principalmente a la presencia de lluvias coinicidiendo con lo mencionado por Urías-López et al. (2010) quienes indicaron que la precipitación plivial podría tener un efecto de “lavado” en los estados inmaduros de la escama blanca, evitando el establecimiento de esta plaga. En el estudio con tipos de poda, la población de la escama blanca se incrementó durante noviembre y diciembre, coincidiendo con baja precipitación, aunque los tratamientos con poda mantuvieron las poblaciones más bajas tanto en colonias como en hembras.
La acción combinada de la poda y la aplicación de detergente mantuvieron las poblaciones más bajas de colonias de la escama blanca en los meses de mayor incidencia (febrero a-julio). Lo anterior sugiere por un lado, que al bajar el porte de los árboles y mantener sus copas separadas evita la presencia de microclimas que favorecen la presencia de plagas y por otro facilita el control de la plaga debido a que las aspersiones pueden llegar a más partes del árbol haciendo más eficiente el uso de plaguicidas (Crane, 2002; Bally, 2006; Davenport, 2006; Galán, 2009), en nuestro caso con el uso de detergente. En el número de hembras hojas-1 de la escama blanca los resultados son más contundentes mostrando claramente que la poda severa y tipo pino mantienen bajas las poblaciones durante el periodo de mayor incidencia. Resultados similares por efecto de poda fueron reportados por Bautista-Rosales et al. (2013), aunque no mencionan que tipo de poda o despunte se realizó, soolo comentan que hubo un efecto importante al disminuir el número de hembras de escama blanca por hoja. Por su parte Urías-López et al. (2013) muestran evidencias de que el detergente a dosis de 20 g L-1 es eficiente para el control de escama (hasta 75%), cuando se aplica durante la primera semana después de floración.
Intensidad y tipos de poda en floración
En el primer año después de la poda, el porcentaje de floración se redujo 29 y 45% con poda ligera y severa, respectivamente, con relación al testigo. La disminución fue mayor con poda severa (Cuadro 1). De igual manera, con poda tipo cubo y pino el porcentaje de floración se redujo en 15 y 20%, respectivamente. La disminución fue ligeramente mayor con tipo pino, debido probablemente a que con este tipo de poda, al igual que la severa (75 cm de despunte) se elimina una mayor cantidad de crecimiento vegetativo que con la tipo cubo o con 50 cm de despunte del brote apical. De acuerdo a varios autores la poda severa promueve mayor crecimiento vegetativo a expensas del reproductivo reduciendo la posibilidad de floración (Maas, 2005; Vázquez-Valdivia et al., 2009; Ashraf y Ashraf, 2014). No obstante, en el segundo año, tanto con intensidad de despunte (50 y 75 cm) como tipo de poda (pino y cubo) el mayor porcentaje de floración se obtuvo en los árboles que habían sido podados.
Tratamientos(2) | Floración (%) | Tratamientos | Floración (%) | ||
2013 | 2014 | 2013 | 2014 | ||
Sin poda | 92.6 a** | 70.2 b* | Sin poda | 94.5 a* | 70.2 b** |
Poda ligera | 65.6 b | 95 a | Tipo cubo | 80.7 b | 82 a |
Poda severa | 53 c | 87 a | Tipo pino | 75.7 b | 82.2 a |
(1)Medias con la misma letra dentro de columnas no son significativamente diferentes. Tukey p≤ 0.05. (2) Poda ligera, 50 cm de despunte del brote; poda severa, 75 cm de despunte.
Intensidad y tipos de poda en producción
En ambos ciclos de estudio, se encontraron diferencias significativas en la producción de fruta (kg árbol-1) por efecto de intensidad y tipo de poda. En intensidad de poda, en el primer año, se obtuvo menor producción de fruto en árboles podados, como resultado probablemente del bajo porcentaje de floración obtenido después de la poda lo que condujo también a menor rendimiento por hectárea, en árboles con poda ligera y poda severa (Figura 3A). En el segundo año después de la poda, los árboles con poda ligera y severa mostraron un incremento de 26 y 20%, respectivamente, respecto a los testigos, logrando un rendimiento de 26 y 24 t ha-1 contra 19 t ha-1 del testigo. En el primer año después de la poda, los resultados obtenidos en los tratamiento con poda ligera y severa, difieren con lo reportado por Shaban, (2009) en mango ‘Zebda’, quienes lograron un incremento de 52% en la producción con una poda ligera, con un despunte de apenas 10 cm en el brote apical; mientras que en nuestro estudio el despunte realizado fue de mayor intensidad (50 y 75 cm).
En tipos de poda la producción fue igual en árboles con y sin poda en el primer año después de la poda (Figura 3B). El segundo año, el rendimiento disminuyó en todos los tratamientos; pero en árboles podados se incrementó 14% con poda tipo cubo y 21% con tipo pino respecto al testigo.
La dismiución en rendimiento obtenida el segundo año, fue debido a que se presentó un año alternante (año off), ocasionado por la cosecha del año anterior y las condiciones ambientales durante los meses de noviembre y diciembre de 2013 (temperaturas cálida y presencia de lluvias) que en general ocasionaron una escas floración en 2014.
Tanto en intesidad como tipos de poda, los resultados obtenidos en el segundo año después de la poda, coinciden con el incremento en producción encontrado en mango ‘Tommy Atkins’ (Yeshitela et al., 2005) y ‘Ataulfo’ (VáquezValdivia et al., 2009). Por otro lado, de acuerdo con Sharma et al. (2006) y Sharma y Singh (2006) al separar la copa de los árboles independientemente de la intensidad y tipo de poda, se mejora la penetración de luz en todas partes del mismo, favoreciendo la capacidad fotosintética y por lo tanto el rendimiento.
Intensidad y tipo en calidad de fruto (peso fresco, calibre y presencia de manchas)
Por efecto de la intensidad de poda, en el primer año después de la poda, los árboles con poda produjeron frutos con mayor peso fresco, respecto a los frutos de árboles sin poda (Cuadro 2). En el segundo año, los resultados fueron similares. Con relación al calibre, los árboles podados con poda ligera y/o severa tuvieron frutos de mayor tamaño. Respecto al daño en fruto por escama, en ambos años de estudios los frutos de árboles sin poda y sin aplicación de detergente mostraron significativamente mayor daño que los frutos de árboles con poda.
Tratamientos(2) | PF (g) | Calibre(3) | Daño por escama(4) | |||
2013 | 2014 | 2013 | 2014 | 2013 | 2014 | |
Sin poda, sin detergente | 352.3 bc** | 225.7 c** | 15.6 a* | 16.1 a* | 1.8 a* | 1.5 a* |
Sin poda, con detergente | 337 c | 310.6 ab | 15 ab | 14.8 b | 0.8 ab | 0.1 b |
Poda ligera, sin detergente | 378.8 ab | 300.4 ab | 14.3 ab | 15 ab | 0.2 b | 0.7 ab |
Poda ligera, con detergente | 353.3 bc | 458.5 a | 13.7 b | 12.8 c | 0.1 b | 0 b |
Poda severa, sin detergente | 400 a | 290.7 bc | 13.7 b | 15.8 a | 0.3 b | 0.8 ab |
Poda severa, con detergente | 379.3 ab | 326.1 b | 13.5 b | 14 b | 0.1 b | 0 b |
(1)Medias con la misma letra dentro de columnas no son significativamente diferentes. Tukey p≤ 0.05. (2)Poda ligera, 50 cm de despunte del brote apical; poda severa, 75 cm de despunte. (3)El código de calibre indica el número de frutos que se pueden colocar en un empaque de 4.536 kg, equivalente a 10 libras de peso, con base a la norma NMX-FF-058-SCFI-2006. (4)Con base a la presencia de manchas cloróticas en la epidermis del fruto: Sin daño = sin presencia de manchas, leve= de 1 a 2, moderado= de 3 a 4 y severo= 5 o más manchas cloróticas.
Respecto a tipos de poda, en el primer año después de la poda, los árboles con poda produjeron frutos con mayor peso fresco, mayor calibre y menor daño por escama blanca, comparados con lo que no recibieron poda (Cuadro 3). Los resultados en el segundo año después de la poda, fueron similares al primero.
Tratamiento | Peso fresco (g) | Calibre(1) | Daño por escama(2) | |||
2013(3) | 2014(3) | 2013(3) | 2014(3) | 2013(3) | 2014(3) | |
Sin poda, sin detergente | 304 b* | 229 b* | 16 a* | 18 a* | 1 a** | 1.5 a** |
Sin poda, con detergente | 311 b | 305 ab | 15 ab | 16 ab | 0.4 b | 0.1 b |
Tipo cubo, sin detergente | 358 a | 300 ab | 13 bc | 16 ab | 0.2 b | 0.5 b |
Tipo cubo, con detergente | 347 ab | 331 a | 14 bc | 14 b | 0.2 b | 0 b |
Tipo pino, sin detergente | 366 a | 321 ab | 12.5 c | 15 b | 0.2 b | 0.1 b |
Tipo pino, con detergente | 384 a | 326 a | 12 c | 15 b | 0.1 b | 0 b |
(1)El código de calibre indica el número de frutos que se pueden colocar en un empaque de 4.536 kg, equivalente a 10 libras de peso, con base a la norma NMX-FF-058SCFI-2006. (2)Con base a la presencia de manchas cloróticas en la epidermis del fruto: Sin daño= sin presencia de manchas, leve= de 1 a 2, moderado= de 3 a 4 y severo= 5 o más manchas cloróticas. (3)Medias con la misma letra dentro de columnas no son significativamente diferentes. Tukey p≤ 0.05.
Tanto en intensidad como en tipos de poda, la disminución en la producción de fruto en el primer año después de la poda dio como resultado frutos de mayor tamaño con un incremento en peso fresco de 12 y 16% en árboles con poda severa sin y con detergente, de 11 - 14% con poda tipo cubo sin y con detergente, respectivamente y de 16 y 20% en árboles podados tipo pino sin y con detergente, respectivamente. El tamaño logrado puede deberse a que hubo menor competencia por fotosintatos entre frutos de los tratamientos con poda (Fisher et al., 2012); además de mayor captación de luz y mejor tasa fotosintética (Schaffer y Gaye, 1989; Sharma et al., 2006; Sing et al., 2010a; Rahayu et al., 2013).
En el segundo año después de la poda, los frutos de mayor tamaño se lograron nuevamente en árboles que tuvieron los dos tipos de poda; lo que condujo a obtener mejores calibres para exportación. Con respecto al daño por escama en frutos, se observó un daño leve en árboles sin poda y sin aplicación de detergente, aunque significativamente mayor a los a los frutos de árboles que fueron podados pero sin aplicación de detergente; además, en frutos de árboles podados y con aplicación de detergente, el daño por escama blanca fue nulo. Resultados similares fueron encontrados en tipos de poda (Cuadro 3). En otras áreas productoras de mango del mundo, la presencia de manchas cloróticas ocasiona pérdidas en la exportación hasta de 50% (Arias et al., 2004; Hodges et al., 2005; Le Lagadec et al., 2006), pero en nuestro estudio y bajo las condiciones de Nayarit, el daño por escama en ‘Ataulfo’ fue leve, hasta de dos manchas cloróticas por fruto de árboles que no recibieron poda, y frutos sin daño en aquellos que fueron podados y con aplicación de detergente.
Conclusiones
Para mantener producción y bajas poblaciones de escama blanca del mango se sugiere realizar la poda inmediatamente después de la cosecha, además de la aplicación de detergente líquido Ariel® (10 mL-1 L de agua) en la época de mayor incidencia (marzo - julio) de la escama blanca del mango, que coincide con el desarrollo de fruto.
La intensidad y tipo de poda disminuyen la floración durante el primer año de estudio, siendo mayor con poda severa y tipo pino. Sin embargo, durante el segundo año después de la poda, la floración se incrementa en los árboles podados.
La intensidad de poda reduce la producción en el año inmediato, pero en el segundo año, ésta es similar en árboles sin poda y con poda ligera, pero se logra incrementar con poda severa. La poda tipo cubo o pino, no afecta la producción de frutos en el año inmediato de la poda, pero de forma general si se reduce ligeramente, en el segundo año, ésta es ligeramente mayor en árboles podados.
En ambos años de estudio, la intensidad y tipos de poda, en árboles de mango ‘Ataulfo’, incrementan el tamaño de fruto con calibres aptos para exportación.