Introducción
La biodiversidad está integrada por la variedad de elementos bióticos de flora y fauna, la cual está distribuida de forma heterogénea en la tierra, siendo las regiones tropicales y subtropicales las más diversas (Contreras et al., 2009). México forma parte de una de las regiones biogeográficas en las que se concentra una gran biodiversidad; en cuanto a riqueza, se ubica en los primeros lugares en el mundo, albergando 10% de la flora del mismo (Rzedowski, 1991; Levy et al., 2002). Además, ha sido catalogado como uno de los centros de origen de la agricultura y diversidad de plantas cultivadas en el mundo (Hernández, 1993). Ante tal situación, el ser humano, especialmente los habitantes de las zonas rurales, se han adaptado a la diversidad biológica, al conocimiento y uso de dicha biodiversidad, formando parte importante de ella para obtener alimento, medicinas, herramientas, abrigo, combustible, fibras (usos directos), y para satisfacer diversas necesidades culturales o usos indirectos como el uso de las plantas en ofrendas religiosas y en fiestas tradicionales, entre otras. Dichos usos, dependen de cada localidad y sus costumbres arraigadas (Sol, 1993; PNUMA, 2005; Zamorano, 2007; Arteta, 2008).
A través del manejo sustentable de la diversidad biológica se pueden generar nuevos productos para satisfacer las necesidades alimentarias, medicinales, ornamentales y maderables, así como crear fuentes alternativas de energía (González, 1984; Centurión et al., 2004). Las plantas se han agrupado en categorías y subcategorías específicas atendiendo a sus múltiples usos, entre los que se incluyen: construcción, alimento, medicina, tecnología, leña, entre otros (Ceroni, 2002; Hoffman y Gallaher, 2007). Actualmente, el estado de Tabasco se encuentra bajo un marcado proceso de pérdida de sus recursos naturales, particularmente su vegetación natural (Ochoa y De la Cruz, 2002); bajo este contexto, el presente estudio tuvo como objetivo realizar un registro de las plantas útiles aprovechadas y la diversidad de usos proporcionados por los habitantes del Ejido Sinaloa 1a, Sección, Cárdenas Tabasco.
Materiales y métodos
La localidad estudiada fue el Ejido Sinaloa 1ª sección que pertenece al municipio de Cárdenas, Tabasco, localizada al sur de la República Mexicana (Figura 1), en las coordenadas 18º 20’ 22’’ latitud norte y 93º 44’ 05’’ longitud oeste (INEGI, 2005). El trabajo de campo se realizó de febrero de 2009 a junio de 2010. El tamaño de muestra para determinar el número de familias a entrevistar se consideró con base en un censo realizado en el año 2007 y con datos del INEGI (2005).
Se realizó una entrevista semi-estructurada aplicada a 73 familias, mismas que proporcionaron información acerca del conocimiento, uso y manejo de las especies vegetales de la localidad. Las especies que no se identificaron en las entrevistas ni en campo, fueron recolectadas y procesadas de acuerdo a Lot y Chiang (1986) y llevadas al herbario del Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas y de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, División Académica de Ciencias Biológicas para su identificación taxonómica. Para el trabajo de gabinete, se consideraron los nombres comunes, familia botánica, nombre científico, parte usada y usos tradicionales. Además, con los datos obtenidos de las entrevistas y los recorridos por la comunidad, se determinó el índice de Shannon-Wienner mediante la siguiente fórmula:
Donde= pi, abundancia proporcional de la i-ésima especie, es (ni/N) (Magurran, 1988). Este índice se adaptó a fin de determinarlo como un estudio etnobotánico para comparar diversos aspectos de la diversidad de las plantas útiles. Se consideró el número total de especies (riqueza) y la frecuencia de mención o citación de las mismas (Keller y Romero, 2006). La importancia relativa de cada especie se obtuvo del grado de consenso de los informantes a través del índice de Friedman o nivel de fidelidad (FL) diseñado para cuantificar la importancia de las especies para un propósito en particular. El FL se calculó con la formula siguiente:
Donde: lp es el número de informantes que mencionaron el uso de una especie para el mismo propósito principal (frecuencia de mención); lt= al número total de informantes que mencionaron la planta para cualquier uso (Friedman, 1986).
Resultados
Se registraron seis tipos de vegetación: manglar, dunas costeras, ruderal, huertos, cocales y pastizales. Destacando el manglar, representado por el mangle rojo (Rhizophora mangle L.), mangle prieto (Avicennia germinans L.), mangle blanco (Laguncularia racemosa (L.) Gaertn. f.) y mangle botoncillo (Conocarpus erectus L.), las dunas costeras con el nopal (Nopalea cochenillifera L.) y la riñonina (Ipomoea pes-caprae L.). Además, se registraron algunas leñosas y gramíneas como el uvero (Coccoloba uvifera (L.) Jacq.), e icaco (Chrysobalanus icaco L.).
Se registraron 93 taxa, agrupados en 51 familias botánicas, 83 especies fueron ubicadas en huertos familiares, predominando plantas de uso ornamental y medicinal, ocho especies ruderales utilizadas principalmente como cercos vivos y en ocasiones como tendedero, ornamental y sombra, cuatro provenientes del manglar utilizados como barreras rompeviento. Algunas especies como la almendra (Terminalia catappa L.) y el framboyán (Delonix regia (Bojer) Raf.) se ubicaron tanto en los huertos familiares como ruderal.
En relación a la forma biológica, los árboles y las hierbas fueron las formas predominantes, a cada una de éstas correspondió el 38.7% encontrándose para la primera, especies como el cocoíte (Gliricidia sepium (Jacq.) Steud.) y el mangle rojo (Rhizophora mangle L.), y para la segunda, albahaca (Ocimum basilicum L.) y epazote (Chenopodium ambrosioides L.) (Cuadro 1).
Respecto con las partes usadas de las plantas, se registraron frutos 32% representados por especies como Cocos nucifera L., Spondias purpurea L. y Annona reticulata L., hojas 31%, utilizados como medicinales debido a que en ellas se encuentran los principios activos en plantas tal es el caso de Kalanchoe sp., Tradescantia spathacea Sw., Tithonia diversifolia (Hemsl.) Gray. El resto, representa 57% y lo constituyeron el tallo, las ramas, las flores, los filodios y la planta entera.
Categoría de uso de las plantas
Con base en los trabajos realizados por Prance et al. (1987), Phillips et al. (1994), Galeano (2000) y Sánchez (2001), se establecieron 14 categorías de usos propias para esta investigación (Cuadro 2).
En la categoría medicinal se enlistaron las especies que son utilizadas para tratar diferentes afecciones, por ejemplo la vicaría (Catharantus roseus L.) es utilizada para dolores de estómago, tos, granos, heridas y diabetes, el zapote de agua (Pachira aquatica Aubl.) para paperas y piedras en los riñones.
En la categoría de alimentación, compuesta principalmente por árboles se registraron al icaco (Chrysobalanus icaco L.) y el nance (Byrsonima crassifolia (L.) Kunth) que son consumidos en diferentes formas (curtidos, frescos y en conservas). Entre las ornamentales se identificaron al agave (Agave angustifolia Haw.), que también es usado como tendedero y el framboyán (Delonix regia (Bojer.) Raf.). De las 51 familias botánicas, las que estuvieron mejor representadas fueron las Fabaceae, Rutaceae, Lamiaceae y Euphorbiaceae (Cuadro 3).
Categorías de uso: 1= medicinal; 2= alimentación; 3= ornamental; 4= barrera rompe viento; 5= leña; 6= construcción; 7= cerco vivo; 8= tendedero; 9= ritual mágico-religioso; 10= sombra; 11= instrumento; 12= envoltura; 13= saborizante; 14= humo.
Dos de las especies registradas se encuentran en la NOM59-ECOL-2001 en la categoría de sujetas a protección especial, el mangle botoncillo (Conocarpus erectus L.) y mangle rojo (Rhizophora mangle L.) que son utilizadas para construcción.
En cuanto al índice de diversidad de uso de ShannonWienner este fue de H’= 4.00, lo que indica que los habitantes del el ejido Sinaloa 1ª sección tienen un amplio conocimiento de usos de las especies vegetales de las que disponen. Con respecto al índice de Friedman, los valores más altos correspondieron a las plantas que tienen más de un uso, destacando Cocos nucifera L. con un consenso de 83.56% (61 menciones); Tradescantia spathacea Sw. con 46.57% (34 menciones); Rhizophora mangle L. y Coccoloba uvifera (L.) Jacq. con 43.83 y 36.98%, respectivamente.
Discusión
En algunas investigaciones acerca de los usos de las plantas se ha generado una clasificación, por ejemplo, Marín et al. (2005), utilizó 13 categorías de uso: alimento, artesanal, aserrío, colorante, combustible, construcción, cultural, forraje, medicinal, ornamental, psicotrópica, tóxicas y otros, esta última abarca las especies que no se catalogaron en ninguna de las anteriores. En Chihuahua, México se registraron 14 categorías de uso que incluyeron taninos, pegamento, resinas y fibras naturales (Camou et al., 2007).
De las plantas colectadas y mencionadas por las personas entrevistadas, las formas biológicas más abundantes respecto a número de especies, corresponden a los árboles y las hierbas, representando 38.7% para cada una. Levy et al. (2006) realizó un trabajo en la selva Lacandona de Chiapas, en donde los árboles fueron la forma más abundante (36.7%) seguida de arbustos, hierbas y bejucos (20.2, 18.35 y 17.94%) y la mayoría de las especies son de gran importancia como medicina, ornato y madera.
En cuanto a las categorías de uso, Ceroni (2002) reportó para un poblado de Perú que alberga a 200 familias, ocho categorías de uso: medicinal, alimenticia y construcción las que más especies presentan, lo cual indica que dependiendo de la diversidad de las especies de un determinado lugar son los usos proporcionados a las plantas que son la principal fuente de recursos.
La categoría de uso que más especies registran son principalmente las medicinales y las alimenticias, por ser las necesidades más comunes para cubrir, Hanazaki et al. (2006) y Keller (2000), concuerdan en que la mayoría de las plantas usadas son para curar o prevenir enfermedades y como alimentos. A su vez Prance et al. (1987) indican que la categoría de alimento es las que tienen más especies registradas, no las medicinales, pero dicha afirmación depende de las necesidades que se requieran cubrir en determinados momentos o por estacionalidades como lo reportado por Tardío y Pardo (2008), quienes agruparon las especies registradas en 11 categorías de uso, predominando las medicinales y alimenticias. Por el contrario, Quiroga (2007) reporta el principal uso de las plantas más usadas en la categoría artesanal, lo que conlleva a que las actividades que se realizan en una localidad son determinadas por la cantidad de especies que se registren en una categoría.
De las especies que fueron registradas en el estudio, sólo una se reportó en la categoría de saborizante y dos como envoltura, debido a que en la zona de estudio, las costumbres alimenticias varían, ya que al estar alejados de la zona urbana, no tienen acceso a determinadas cosas. En el trabajo realizado por Sol et al. (2000), se puede observar que las categorías de uso que también reportaron menor número de especies fueron para las plantas usadas como saborizante, envoltura e instrumento de labranza, ya que son pocas las especies utilizadas para dichas actividades en la reserva de la Biosfera de los Pantanos de Centla.
Otra de las categorías que menor número de especies presentaron fue la leña, ya que ésta constituye un combustible tradicional principalmente para la población rural. Los pobladores se abastecen de leña de las ramas secas de los manglares y de las cáscaras del fruto de coco los cuales son más que suficientes para utilizarlos cuando cocinan. Cov et al. (2003), por el contrario, observaron que el mayor porcentaje de las especies identificadas en Yucatán, son utilizadas dentro de la categoría de combustible o leña debido a que es una reserva forestal y hay diversidad de especies arbóreas idóneas para ser consumidas como leña.
Relativo a las plantas que son utilizadas como cercos vivos, esto se considera una práctica agroforestal con el fin de proteger y ser linderos para los cultivos y la ganadería, en este caso, las plantas usadas como cercos vivos tienen la función de ser delimitantes del terreno y en ocasiones también funcionan como tendederos. Avendaño y Acosta (2000) registraron plantas ocupadas como cercos vivos y al mismo tiempo son aprovechadas como alimento, medicina, ornamental y combustible.
Respecto con el índice de Friedman, el valor más alto fue de 83.56, esto debido a que el número de personas que mencionaron una especie para diferentes usos fue mayor, y los valores más bajos fueron para las especies citadas por pocas personas y para un uso específico. Magaña (2008), registró especies con nivel de fidelidad de 100, estos valores son altos con respecto a los datos reportados. Las especies que tuvieron esos valores son utilizadas con fines medicinales por los curanderos de las comunidades Maya-chontales de Nacajuca, Tabasco.
La diversidad presente en el Ejido Sinaloa 1ª sección es relativamente alta, esto se debe a que los aspectos climáticos, geológicos y evolutivos de la comunidad permiten que la distribución de las especies se vea favorecida (Contreras et al., 2009). La diversidad de usos mostró el valor de H’= 4.00, lo que permitió estimar la importancia social de las especies de la localidad. Este valor concuerda con Keller y Romero (2006) que obtuvieron un valor total de H´= 4.66, para Argentina, en el cual se utilizó una metodología similar y se adaptó el índice de Shannon; pero contrario a los valores obtenidos por Méndez y Montiel (2007) obtuvieron valores de H’= 1.2 en dos comunidades Costeras en Campeche.
Conclusión
Los habitantes del Ejido Sinaloa 1ª Sección utilizan las plantas que se encuentran disponibles, utilizando principalmente las de uso medicinal para el tratamiento de afecciones comunes como gripe, tos y dolores ya que tienen conocimiento de sus propiedades terapéuticas. y las plantas alimenticias usadas como complemento de su dieta o por ser un recurso disponible en la época de escases de otras fuentes alimenticias.