Introducción
La liberación comercial de los cultivos genéticamente modificados a nivel mundial ocurre en 1996. Actualmente, se cultivan 175 millones de hectáreas en 27 países con esta tecnología. México ocupa el lugar 17 en la adopción de cultivos biotecnológicos con una superficie sembrada de 100 mil hectáreas, principalmente de los cultivos de soya y algodón resistente a insectos y tolerante al herbicida glifosato (James, 2010).
Las plantas genéticamente modificadas tuvieron su primera incursión formal en el campo mexicano en 1988, año en el que fue presentada ante el gobierno la primera solicitud para importar y liberar en campo jitomate resistente a insectos. El primer marco normativo nacional para la regulación de los organismos genéticamente modificados (OGM) fue establecido en 1995, mediante la NOM-056-FITO-1995. A partir de 2005, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), constituye el marco regulatorio que permite las actividades de utilización confinada, liberación experimental, liberación en programa piloto, liberación comercial, comercialización, importación y exportación de OGM en México (DOF, 2005).
Con la implementación de la regulación en materia de OGM, la Secretaría deAgricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y CalidadAgroalimentaria (SENASICA) ha otorgado permisos para la liberación comercial de algodón y soya genéticamente modificados; mientras que en el caso del maíz el avance regulatorio ha sido limitado.
Una de las fuertes razones en las que se basa dicha restricción, es en los posibles riesgos ambientales que ocasionaría la introgresión de genes a las variedades locales por la adopción de maíz genéticamente modificado en un país centro de origen de la especie (Massieu, 2005; Mercer y Waingwright, 2008); y por otro, la incertidumbre de si la adopción representará estrategias de adaptación al cambio climático y oportunidades para mejorar la producción de maíz en México (Mercer et al., 2012). La superficie cultivada con cultivos genéticamente modificados en México, específicamente de los cultivos de soya y algodón no se ha incrementado en los últimos años (James, 2010); sin embargo, su uso comercial en los sistemas de producción en México está bastante generalizado, principalmente a razones tecnológicas, agronómicas y económicas que han permitido a las unidades de producción hacer más eficientes los procesos productivos.
El éxito en estos cultivos ha impulsado el interés del sector privado en la liberación de maíz genéticamente modificado como una alternativa tecnológica en la producción agrícola. No obstante, aun cuando se argumenta que es una opción importante para mejorar la competitividad de los productores comerciales de maíz no existen estudios que muestren las razones agronómicas y económicas que justificarían su adopción en caso de relajarse las restricciones legales. Por ello este trabajo pretende aportar elementos sobre las razones agronómicas y económicas que tendrían los productores de maíz en diferentes sistemas de producción, para utilizar OGM en México. La hipótesis central es que la compleja problemática técnica-productiva que envuelve a la producción de maíz; así como la diversidad de sistemas de producción existentes en México son factores restrictivos que limitan el atractivo de la adopción de semillas genéticamente modificadas como una tecnología apropiada.
Materiales y métodos
Para caracterizar y definir a las unidades representativa de producción (URP) se conformaron paneles de productores como medio de obtención de información directa, considerando a los productores como los expertos en el manejo de los sistemas de producción en los cultivos de maíz y soya. En el 2013 fueron analizados los sistemas de producción de soya convencional y genéticamente modificada. Durante el 2014 y 2015 se estudiaron trece sistemas de producción de maíz convencional distribuidos en los estados de Chiapas, Oaxaca, Campeche Durango y Sinaloa (Cuadro 1).
§= el primer par de letras significan el estado donde se realizó el panel, el segundo al tipo de cultivo; en el caso de soya el tercer a la característica distintiva asociada a la semilla; y en el cultivo de maíz a la disponibilidad de uso de agua y el número a la escala de producción analizada. Dónde: CM= Campeche, DG= Durango, CH= Chiapas, SN= Sinaloa, SY= soya, MZ= maíz, CV= convencional, GM= genéticamente modificada, T= temporal y R= riego. Fuente: elaboración con información de campo 2013, 2014 y 2015.
Conformado los paneles de productores para ambos cultivos, fueron construidas las unidades representativas de producción, mismas que representan al sistema de producción más importante en cada estado analizado. En este trabajo a la URP se considera como aquella que sin representar a un productor específico, tipifica virtualmente las actividades y decisiones de los productores que la integran. Al mismo tiempo, representa una unidad de producción representativa de una escala y un sistema de producción particular de una región. Así, considerando algunos ajustes a las variables utilizadas por Bank et al. (1981) en la caracterización de los sistemas de producción de maíz en México y con el propósito de tener una mayor cobertura de análisis de los sistemas de producción existentes; las URP se definieron, a través de: i) el nivel tecnológico, caracterizado por el uso de maquinaria; ii) las condiciones de disponibilidad de agua usada en la producción; y iii) el destino de la producción.
Los resultados obtenidos en cada panel en sus diferentes URP fueron analizados en una estructura de costos de producción; comparando, en el caso de la soya convencional y genéticamente modificada las posibles ventajas agronómicas y económicas asociadas al uso de la semilla genéticamente modificada. De la misma forma, en las URP de maíz fueron analizadas la estructura de los costos de las principales prácticas agronómicas realizadas durante la producción. A partir de ello y considerando que las semillas de maíz genéticamente modificado liberadas recientemente en México presentan principalmente características de resistencia a insectos (coléopteros y lepidópteros) y tolerancia al herbicida glifosato o una combinación de ambas (Commission, 2012); dichas características fueron asociadas a posibles ventajas agronómicas y económicas que resultarían por la adopción de semillas de maíz genéticamente modificadas en las URP analizadas.
Para valorar las posibles ventajas agronómicas y su repercusión económica en la producción de maíz fueron analizadas en cada URP: i) nivel mecanización; ii) proporción de inversión en el control de plagas y enfermedades; iii) proporción de inversión en el control de malezas; iv) potencial de reducción de mano de obra en el control de plagas y enfermedades; v) potencial de reducción de mano de obra en el control de malezas; vi) potencial de reducción de labores agrícolas en el control de plagas y enfermedades; y vii) potencial de reducción de labores agrícolas en el control de malezas, que pudieran representar el uso de semillas transgénicas a partir de este análisis.
Resultados y discusión
El análisis de los resultados obtenidos en esta investigación será presentado en apartados diferentes para los cultivos de soya y maíz. En el primero de los casos se hace un análisis referencial, de ninguna manera comparativo entre estas especies y el propósito fundamental de éste es identificar, si existen, aquellos factores agronómicos y económicos que han repercutido en la adopción de semillas de soya genéticamente modificada y que a partir de éstos, valorar si dichos factores pueden ser en algún nivel favorables agronómica y económicamente para la adopción de maíz genéticamente modificado, tomando en cuenta las características y condiciones tecnológicas de los diferentes sistemas de producción.
URP de soya genéticamente modificada
Los análisis resultantes de la estructura de costos de producción obtenidas en los paneles de productores en las URP de soya genéticamente modificada y su contraparte convencional en las dos escalas de producción (30 y 100 hectáreas), muestran que cuando se emplea semilla genéticamente modificada en el proceso productivo los costos de producción totales asociados al manejo agronómico, en ambas escalas, son inferiores a los invertidos en la soya convencional (Cuadro 2). Esto es, el uso de semilla genéticamente modificada disminuye los costos de producción particularmente en la práctica de control de malezas, que representan una disminución de 36.2% y 23.8%, respectivamente en comparación de su contraparte convencional en los sistemas de producción analizados.
¶= calculado entre la URP de soya convencional y genéticamente modificada en la misma escala de producción; §= calculado con respecto al costo total de producción de la URP de soya genéticamente modificada; (1)= CMSYCV30; (2)= CMSYGM30; (3)= CMSYCV100; y (4)= CMSYGM100. Fuente: elaboración con información de campo, 2013.
Estas diferencias en los costos de producción encontradas en el control de malezas que representan una ventaja económica y que se asocian directamente a las características de tolerancia al herbicida glifosato conferidas a las semillas de soya genéticamente modificadas constituye el éxito que favorece la adopción de la tecnología genéticamente modificada en las URP, y radica directamente en el valor que genera en términos de reducción de costos de producción (Cotec, 2007).
Estos datos reafirman lo reportado por algunas publicaciones (Nelson y Bullock, 2003; Commission, 2012). Sin embargo, dado que en este trabajo centraremos el análisis en las URP de maíz y que la adopción comercial de semillas genéticamente modificada no un hecho en México, es necesario identificar aquellas razones que se asocien con el éxito agronómico y económico de la adopción de soya genéticamente modificada. De esta manera, la primera razón que favorece la adopción de soya genéticamente modificada en las URP, es la importancia de la problemática que en términos económicos representa el control de malezas en el sistema de producción convencional (Cuadro 2). Segundo, la relación directa que existe entre los rasgos agronómicos conferidos a las semillas genéticamente modificadas y el problema que se busca atender con la tecnología y; tercero, las ventajas agronómicas resultantes de la adopción de la tecnología repercute, en términos económicos favorables para el sistema de producción.
Estos tres factores, son observables en los sistemas de producción de soya en México; por lo tanto, el éxito de la adopción de la soya genéticamente modificada se explica tanto en términos económicos como agronómicos (Cuadro 2). Por un lado, los costos de producción más altos obtenidos en la soya convencional se deben a que los herbicidas selectivos empleados en el control de malezas son más costosos, en comparación al glifosato que se emplea en la soya genéticamente modificada. Este mayor costo, también se suma a la aplicación de un número mayor de actividades agronómicas de cultivo para el control de malezas, pues resulta ser más dificultosas en el sistema convencional, a diferencia de la genéticamente modificada que además de reducir los costos de producción, representan menor inversión de mano de obra y labores de cultivo en las URP de este tipo.
URP de maíz
Importancia económica del control de plagas, enfermedades y malezas en las URP de maíz
La estructura de los costos de producción en las URP de maíz en México está definida por el sistema de producción, que implícitamente representa una condición tecnológica. Por esta razón, la estructura de los costos de producción son altamente variables para cada URP analizada. Sin embargo, puede observarse ciertas tendencias concretas en el manejo de los recursos para algunos sistemas de producción (Montañez y Warman, 1985). En este sentido, si se analiza el primer factor relacionado con la asignación de recursos económicos destinados a la realización de prácticas agronómicas como el control de plagas y malezas, asociadas a las semillas de maíz genéticamente modificado, se observa que únicamente en dos de trece URP de maíz (CHMZT02 y DGMZT05), los costos de producción en el control de malezas son los que representan una mayor inversión en la estructura total de costos con 35.5 y 23%, respectivamente (Cuadro 3 y 5).
§= calculada con respecto al costo total de cada URP de maíz. Fuente: elaboración con información de campo, 2014.
El nivel de inversión económica en el control de plagas y malezas también es variable en sistemas de producción de riego y temporal. La proporción de la inversión en el control de malezas en URP producidas bajo condiciones de temporal es más elevada que en riego, mientras que el control de plagas y enfermedades es más importante en éste último URP. Lo anterior, muestra que a diferencia de la soya convencional en las URP de maíz las inversiones de económicas destinadas al control de plagas, enfermedades y malezas no son más importantes que otras prácticas agronómicas como lo es la fertilización y la cosecha, que en algunos casos pueden alcanzar hasta un 39.4 y 35.5%, respectivamente (Cuadro 3, 4 y 5).
Relación existente entre los rasgos agronómicos conferidos a las semillas genéticamente modificadas y el problema que se busca atender con la tecnología
Las semillas de maíz genéticamente modificadas que han sido liberadas recientemente en México están orientadas al control de plagas y malezas, principalmente. Sin embargo, como se analizó en el apartado anterior, ninguno de estos factores es en su mayoría económicamente más importantes que otras prácticas agronómicas. Por un lado, las diferentes URP estudiadas en Chiapas y Oaxaca no necesariamente tiene intereses puramente económicos (Schejtman, 1980), puesto que la economía campesina que se practica en estos sistemas de producción a diferencia de la empresarial tiene como rasgos distintivos el autoempleo extensivo, el control de los propios medios de producción, el autoconsumo y la diversidad ocupacional (Shanin, 1979) y por otro, la presencia de problemas técnico, tecnológicos, de financiamiento, asesoría técnica, entre otros en las URP de este tipo, no necesariamente señalan específicamente emplear tecnologías orientadas a mejorar el control de plagas y malezas.
Ventajas agronómicas de la tecnología con repercusiones económicas en los sistemas de producción
En el caso particular de la soya genéticamente modificada, la ventaja agronómica conferida al cultivo mediante la tolerancia al herbicida glifosato, resultó en la disminución de una labor agrícola en el control de malezas (Cuadro 2), además de que ésta misma característica permitió en el control de malezas de la soya genéticamente modificada, un herbicida más barato que los que se usan en sistemas de producción con soya convencional; resultando finalmente una disminución en los costos de producción.
Puesto que en el caso del maíz no es posible realizar este análisis de la misma forma, debido que en México no está permitida su liberación en etapa comercial. Tomando en cuenta los rasgos conferidos a los maíces genéticamente modificados con resistencias a insectos y tolerancia a herbicidas, se analizó el posible potencial en la disminución de prácticas agronómicas en el control de plagas y malezas en cada URP analizada, considerando la mano de obra invertida (jornales) en cada actividad, además de contrastar las posibles ventajas agronómicas que resulten en una ventaja económica observada en la estructura de los costos de producción de dichas prácticas.
Los resultados muestran que en las práctica agronómica referida al control de plagas y enfermedades el uso de mano de obra (número fuera del paréntesis) que se emplea es bajo en todos los sistemas de producción en comparación de otras actividades, especialmente en los sistemas de mayor nivel de mecanización (SNMZR20, CMMZR20, DGMZR05 y CMMZT10); en los sistemas tradicionales o en donde esta práctica no se realiza frecuentemente (CHMZT02, OAMZT03, OAMZT02 y DGMZT05); lo que se traduce en un bajo potencial en la disminución de las prácticas agronómicas (número dentro del paréntesis) con el uso de maíces cuya característica sea la resistencia a insectos (Cuadro 3, 4 y 5).
Conclusiones
El potencial de adopción de semillas de maíz genéticamente modificado en México, bajo las actuales condiciones tecnológicas en que se desarrollan las prácticas agronómicas en los diferentes sistemas de producción de maíz analizados, no representan ventajas económicas y agronómicas favorables para las URP por la adopción de semillas transgénicas.
Un mayor nivel tecnológico y de equipamiento en los sistemas de producción no garantiza mayores ventajas económicas y agronómicas que puedan asociarse a la adopción de semillas genéticamente modificadas. De hecho, resultan ser más adecuadas en sistemas de producción con un nivel tecnológico intermedio, en donde se emplea mayor mano de obra y la reducción de labores agrícolas pueden verse favorecidas por los rasgos conferidos a las semillas genéticamente modificadas en el control de plagas, enfermedades y malezas.
Las características conferidas a las semillas genéticamente modificadas pueden contribuir a resolver económica y agronómicamente los problemas de producción, siempre y cuando éstas se asocien y representen una proporción económica importante de la inversión en la producción y estén acorde a las necesidades del sistema de producción y deriven de ella ventajas agronómicas que reduzcan los costos de producción como en el caso de la soya genéticamente modificada.