Introducción
Una de ventajas que posee nuestro país es la riqueza genética del género Opuntia que por su diversidad de especies y cultivares es un recurso vegetal de gran importancia, que tiene la característica particular de que puede desarrollarse en terrenos áridos, donde pocas plantas pueden sobrevivir. Desde el punto de vista económico-social, sus múltiples características nutritivas, terapéuticas, químicas, industriales, ecológicas y simbólicas, entre otras, hacen de este un recurso natural importante para los habitantes de las zonas áridas (Méndez-Gallegos y García-Herrera, 2006). Opuntia es un género complejo que incluye especies usadas para el consumo de cladodios tiernos, conocidos en México como “nopalitos”, obtenidos principalmente de O. ficus-indica, o por sus frutos (muchas especies silvestres y domesticadas), llamadas tunas y xoconostles (Majure et al., 2012).
Las xocotunas son probablemente híbridos naturales de tuna y xoconostle, y pertenecen a las siguientes especies: O. chavena Griffiths, O. lasiacantha Pfeiff, O. megacantha Salm-Dick, O. streptacantha Lem. y O. robusta Wendl. En general, sus frutos son pequeños, con mesocarpio carnoso, esponjoso y un paquete de semillas en el núcleo central. De tal manera que su tipo de fruto es parecido al de los xoconostles pero con pulpa semi-ácida o ligeramente dulce. Se diferencian de los xoconostles debido a que estos son tunas ácidas (Opuntia spp.), también son morfológicamente diferentes de las tunas que son dulces, jugosas y con semillas (Gallegos-Vázquez et al., 2012). A la fecha, a pesar de que las xocotunas son un recurso fitogenético con grandes potencialidades, no existen estudios que las caractericen fisiológicamente, por tanto, el objetivo de la presente investigación fue determinar algunas características físicas y químicas de xocotuna en comparación con tuna y xoconostle.
Material vegetal
Se utilizaron frutos de xocotuna, tuna y xoconostle (Cuadro 1) frescos en madurez fisiológica de acuerdo con los parámetros visuales usados regionalmente de tamaño y llenado del fruto, uniformidad e intensidad de color característico para cada cultivar; así como la ausencia de defectos y pudriciones. Las determinaciones experimentales se realizaron a partir de frutos cosechados en los meses de junio, agosto y octubre del año 2013. El material vegetal provino de El Orito, Zacatecas, México. El diseño experimental fue completamente al azar, con cuatro repeticiones. Se consideró como unidad experimental un fruto. La evaluación comprendió 24 días de almacenamiento de fruto en condiciones de temperatura ambiente, las determinaciones fueron realizadas cada 3 días a partir del día cero de almacenamiento.
Parámetros evaluados
La pérdida de peso se evaluó mediante una balanza digital, de tal manera que los datos de porcentaje de pérdida de peso se obtuvieron por diferencia entre el peso inicial y el peso final de cada día de evaluación, mediante la fórmula: (%) PP= (Pi-Pf)/Pi*100, donde (%) PP= pérdida de peso (%), Pi= peso inicial y Pf= peso final de cada periodo de evaluación. Para color, se determinó el ángulo de tono o hue en tres sitios opuestos de la parte media de cada fruto, los valores se obtuvieron directamente con un espectrofotómetro (X-Rite SP62); las lecturas se tomaron en la pulpa. El grosor de la cáscara se midió en la zona ecuatorial del fruto con un vernier y el resultado se expresó en mm. Los sólidos solubles totales se determinaron en el jugo, mediante un refractómetro digital Atago, los resultados se expresaron en °Brix a 20 °C. La acidez titulable fue valorada por titulación (AOAC, 2003), mediante la cual se homogeneizaron 5 g de pulpa con 25 mL de agua destilada, posteriormente se tomó una alícuota de 5 mL que se valoró con NaOH 0.1N y fenolftaleína como indicador; los resultados se expresaron en por ciento de ácido cítrico. Par el análisis estadístico se realizó un análisis de varianza (Anava) y comparación de medias Tukey (α= 0.05) empleando el programa Statistical Analysis System, ver. 9.0 (SAS, 2002).
Pérdida de peso
De acuerdo al porcentaje de pérdida de peso ‘Rojo Pelón’ fue el que presentó la menor pérdida durante todo el periodo evaluado. También se observó que el xoconostle ‘Cuaresmeño Blanco’ tuvo la mayor pérdida de peso (12.59%) a los 24 días (Cuadro 2). Con una pérdida de peso superior a 5% puede ser suficiente para disminuir la calidad en diferentes frutos; sin embargo, para frutos de cactáceas se considera que una pérdida de alrededor de 8% afecta negativamente su apariencia y textura (Wills et al., 2007). Lo anterior estA vinculado con la pérdida de agua por transpiración que se traduce en pérdidas de peso en el del tiempo (Ávila et al., 2007). Los resultados anteriores indicaron que no hay un comportamiento exclusivo de tuna, xocotuna y xoconostle de evitar mayor pérdida de peso.
Ángulo de tono o hue
El ángulo de tono o hue nos indica la coloración, los cultivares evaluados en el presente estudio variaron en color de verde claro a púrpura dependiendo de su tonalidad típica (Cuadro 3), por lo que se obtuvieron ángulos mayores de 12 y menores de 100°, presentando el xoconostle ‘Cuaresmeño Blanco’ el valor más alto (95.9 a los 15 días) y la xocotuna ‘Coral’ el más bajo (6.09 a los 9 días).
‡= diferencia mínima significativa honesta;*= medias con igual letra dentro de la misma columna son estadísticamente iguales según Tukey (p≤ 0.05).
Los cultivares estudiados también mostraron niveles de ángulo de tono semejantes a los encontrados para ‘Gavia’ (107), ‘Cardón’, (24.2), ‘Rastrero’ (25.3), ‘Duraznillo Rojo’ (29.4), ‘Tapón’ (24.3), ‘Amarillo’ (103), ‘Pelón’ (26.6) y ‘Duraznillo’ (89.3) (Chavéz-Santoscoy et al., 2009). Los cultivares de tuna y xoconostle mostraron valores similares y los de xocotuna tuvieron los valores más bajos desde el comienzo de la evaluación debido a las características particulares de cada uno de estos.
Grosor de la cáscara
Se encontró variabilidad con relación al grosor de la cáscara de tal manera que el cultivar de xoconostle ‘Cuaresmeño’ presentó el mayor grosor (14.28 mm a los 6 días) a diferencia del de tuna ‘Liso Forrajero’ con el menor valor (1.11 mm a los 15 días). También se observó que los cultivares de xoconostle tuvieron el mayor grosor de cáscara, seguido por las xocotunas y finalmente las tunas durante el periodo de evaluación (Cuadro 4). Esto los hace atractivos debido a que la cáscara es la porción aprovechable de estos frutos (Gallegos-Vázquez et al., 2014). Por otra parte, se apreció una importante reducción en el grosor de la cáscara a medida que avanzaba el periodo de evaluación. Dicha reducción posiblemente se debió a la pérdida de humedad de la cáscara, la cual puede ser una de las principales causas de la disminución en el grosor de la misma, tal como se pudo comprobar que sucede en el fruto (Cuadro 2).
‡= diferencia mínima significativa honesta; *= medias con igual letra dentro de la misma columna son estadísticamente iguales según Tukey (p≤ 0.05)
Otra causa de reducción de grosor es como consecuencia del posible hidrólisis del almidón en el proceso de maduración del fruto, y que no resulta muy conveniente debido a que influyen en el potencial de almacenamiento postcosecha en la medida en que se comportan como una barrera frente a la desecación, ataque químico, lesiones mecánicas y ataque microbiano (Lara et al., 2014).
Sólidos solubles totales
Al respecto se encontró que el contenido de sólidos solubles totales iniciales tuvo valores cercanos entre los cultivares de tuna (12.47 y 14.52 °Brix) y xocotuna (8.12 y 12.92 °Brix), a diferencia de los cultivares de xoconostle que mostraron los niveles más bajos (4.52 y 4.92 °Brix) (Cuadro 5). El contenido de azúcar en frutos de cactáceas se encuentra esencialmente determinado por el tiempo de cosecha, debido a que los cambios en poscosecha llegan a ser relativamente pequeños, por tanto la acumulación de azúcares durante la maduración de los frutos de O. ficus-indica se relaciona con un aporte del metabolismo de la cáscara y no con una disminución en el contenido de almidón y mucilagos de la pulpa como sucede en los frutos de pitahaya (Barrera y Nobel, 2004).
Acidez titulable
Los valores de acidez titulable para tuna y xocotuna fueron de 0.04-1.06%, mientras que para xoconostle fue de 1.68-4.23% (Cuadro 6). Los niveles de acidez titulable encontrados fueron parecidos a los reportados por Ávalos-Andrade et al. (2006) con valores promedio para las especies O. amiclaea, O. oligacantha y O. matudae de 0.07, 0.43 y 0.47% y los mostrados por Sedki et al. (2013) para los ecotipos ‘Hawara’, ‘Imimkorn’, ‘Achefri’, ‘Aissa’ y ‘Moussa’ con valores de acidez titulable de 0.04 a 0.07%, a su vez mencionaron que este parámetro es inversamente proporcional al contenido de azúcar en el fruto; además los cambios en acidez varian de acuerdo a la madurez y la temperatura de almacenamiento (Pinedo-Espinoza et al., 2010).
Conclusiones
Los cultivares de tuna y xocotuna presentaron un porcentaje de pérdida de peso menor al de los xoconostles. En relación al ángulo de tono los resultados encontrados estuvieron en función del color típico de cada cultivar. El grosor de la cáscara permitió establecer que en los cultivares de xoconostle se tuvieron valores más altos seguido de los de xocotuna y tuna. El contenido de sólidos solubles totales fue mayor en los cultivares de tuna y xocotuna y finalmente la acidez titulable fue más alta en los cultivares de xoconostle.