Introducción
La “plaza”, se refiere al tipo de comercio tradicional, que se realiza en un día específico de la semana y en un lugar definido, característicos del estado de Oaxaca (Guzmán et al., 2016). Las “plazas” simbolizan un patrimonio cultural, donde comerciantes de distintas partes concurren para vender productos nativos de la región (Martínez et al., 2006; Arellanes, 2011). A ésta práctica de comercio acuden los pobladores como parte de las costumbres y hábitos de antaño adquiridos en el ámbito familiar (García et al., 2008; Londoño-Aldama, 2011; Castellón, 2012). En la Villa de Zaachila, los jueves alrededor de las 05:00 h, los vendedores se instalan en el centro de la población, provenientes de las localidades cercanas de Cuilapan de Guerrero, San Raymundo Jalpan, La Ciénega, Zimatlán de Álvarez, San Bartolo Coyotepec y Ocotlán de Morelos. Ocupan las principales calles céntricas del municipio para vender productos, que generalmente son de la temporada (de acuerdo a la estación del año) y en pequeñas cantidades, provenientes de sus traspatios.
Las “plazas” simbolizan un patrimonio biocultural, ya que en éstas, los campesinos encuentran un espacio donde pueden comercializar su producción (Diskin y Cook, 1975; Warman, 1982). En la actualidad se ha perdido gradualmente su esencia original (Bellucci, 2002), por encontrarse inmersas en otros sistemas de comercio como los supermercados. En las “plazas” se encuentran principalmente dos tipos de comerciantes: los vendedores propios (campesino o productor-comerciante) y los regatones (intermediarios de la región). Particularmente, el campesino o productor-comerciante “propio” en ocasiones practican el intercambio no monetario o “trueque” (Tocancipá, 2008) para el abastecimiento de alimentos para el sustento familiar (Carrasco, 1999; Carmagnan, 2008). Además de la compra-venta e intercambio de productos, la “plaza” es el lugar en un día de la semana en la que se puede conocer, interactuar y conservar parte de la cultura y forma de vida de la población (Smith, 1982; Bellucci, 2002; Pool-Illsley, 2012).
En la “plaza” no sólo se da el intercambio de productos, también es el lugar donde se puede conocer, interactuar y conservar parte de la cultura y forma de vida de la población. Por lo que el objetivo de esta investigación, fue describir las prácticas de mercadeo en torno a los productos agroalimentarios locales que se realizan en el “día de plaza” de la Villa de Zaachila, Oaxaca, México.
Materiales y métodos
Ubicación del área de estudio
La Villa de Zaachila, se encuentra entre los paralelos 16° 52’ y 17° 02’ de latitud norte; los meridianos 96° 39’ y 96° 52’ de longitud oeste; altitud entre 1 400 y 2 300 m. Colinda al norte con los municipios de Cuilápam de Guerrero, San Raymundo Jalpan y Santa Cruz Xoxocotlán; al este con el municipio de San Bartolo Coyotepec; al sur con los municipios de San Martín Tilcajete, Santa Catarina Quiané, San Bartolo Coyotepec, Ciénega de Zimatlán y Trinidad Zaachila, al oeste con los municipios de Trinidad Zaachila, Santa Inés del Monte y San Pablo Cuatro Venados. Ocupa el 0.08% de la superficie del estado (INEGI, 2012).
Obtención de la información
Los jueves de cada semana se instala un mercado tradicional en las principales calles de la zona centro del municipio de la Villa de Zaachila, conocido como “día de plaza”. Se identificaron, mediante observación directa, las actividades que el comerciante realiza dentro la “plaza”, desde la adquisición de sus productos hasta la venta al consumidor. Mediante recorridos a la zona principal de comercio, se identificaron los sitios donde se localizan los comerciantes que expenden productos agroalimentarios de los sistemas de producción local y de la región.
Se delimitó una población de 250 comerciantes que expenden productos agroalimentarios en la “plaza” de Zaachila. Se realizó un muestreo dirigido. Se aplicaron encuestas y entrevistas (febrero de 2013 a abril de 2014) a comerciantes (n= 69) situados en en áreas específicas donde se encuentra la mayor conglomeración de los comerciantes que expenden productos agroalimentarios. Se consideraron variables sociales, económicas y culturales de los comerciantes (Cuadro 1). Se realizó una descripción del papel de la familia, y un esquema de las prácticas de mercadeo efectuadas por el comerciante en torno a los productos agroalimentarios locales. Se identificaron las principales unidades de medida tradicional utilizadas para la comercialización, así como los tipos de intercambio dentro de las actividades entorno al “día de plaza”.
Análisis de la información
Se realizó un análisis de frecuencias de variables sociales, económicas y culturales de los comerciantes. Mediante una prueba de X2 se describió al comerciante de acuerdo a su localidad de origen, edad y tipo de comerciante (productor/intermediario). Las variables sociales, económicas y culturales de los comerciantes (Cuadro 1) se analizaron mediante el coeficiente de correlación de Spearman y un análisis cluster (NCSS, 2013), para identificar la relación o características similares que comparten o difieren.
Resultados y discusión
Características de los comerciantes de la “plaza” de la Villa de Zaachila, Oaxaca
En esta práctica de comercio tradicional se identificaron a los comerciantes que expenden productos agroalimentarios, provenientes de los sistemas de producción a nivel local. Estos se caracterizan principalmente por comercializar sus excedentes (Ibarra y Acosta; 2003, García, 2003). Los comerciantes de esta “plaza” están ubicados en áreas o espacios específicos dentro de la zona de comercio, y no existen escritos de orden municipal para su distribución. Báez (1982) mencionaba en “mercados indios” que no hay reglamentos que determinen la distribución de los lugares. En la “plaza” de la Villa de Zaachila, los comerciantes se clasifican tradicionalmente como “propios” y “regatones” (Guzmán et al., 2016), esta clasificación también predomina en otras “plazas” de Oaxaca (Malinowsky y De la Fuente, 1957; Arellanes, 2011), e inclusive en algunas localidades de Puebla (Arvizú, 2013). Los “propios” son los campesinos-comerciantes que venden sus excedentes en los mercados regionales, ya que sus volúmenes no les permiten incursionar en otros sistemas de mercado.
Los “regatones” o también conocidos como rescatones en la mixteca baja (Félix, 1982) son personas de la misma localidad, a diferencia de los primeros, estos no producen lo que venden sino que lo adquieren con los campesinos. Esto no significa que sean catalogados como acaparadores, ya que las cantidades que comercializan no sobrepasan los 100 kg aproximadamente, solo en periodos específicos como la “plaza de Día de Muertos” donde los volúmenes y la actividad comercial son mayores.
Los comerciantes originarios de la Villa de Zaachila, fueron los de mayor presencia (44.9%) en la “plaza”. Del total de los comerciantes, la mayoría tenían una edad entre los 40 a 50 años (42%). En general, 63.7% son propios y 36.2% regatones (Cuadro 2). Un grupo importante de comerciantes fueron los que provenían de Santa Inés del Monte y Clavelinas, del total, representaron 23.1 y 10.1% respectivamente. El 10.1% los comerciantes de Santa Inés del Monte tienen una edad superior a los 50 años, se caracterizan por tener mayor antigüedad en esta “plaza” y además, en su mayoría son considerados propios. Este tipo de comerciantes contribuyen a la diversidad de productos en el “día de plaza”. Por lo cual, el tipo de comerciante y los grupos de edad formados son variables que presentaron dependencia significativa (p≤ 0.05) con el origen del mismo.
El coeficiente de correlación de Spearman, mostró que el origen del comerciante es una variable que presentó una relación estadísticamente significativa (positiva) con en el género, tipo de puesto, y significativamente negativo con el uso que le dan a los desechos, giro y antigüedad en el comercio (p≤ 0.05) (Cuadro 3). Así también el uso que le dan a los desechos que se generan en esta actividad, está relacionado con el origen del comerciante. Los comerciantes que provienen de Clavelinas, Santa Inés del Monte y San Miguel Peras, generan la mínima cantidad de residuos, ya que los productos que no logran vender lo destinan al autoconsumo (Torres, 2002; Vásquez et al., 2009) o para alimentar a los animales de sus traspatios. Un ejemplo son los comerciantes de granos y semillas, en su mayoría provenientes de Zaachila, los cuales no generan desecho alguno, pues venden sus granos y semillas en el siguiente “día de plaza”.
P= origen del comerciante; GE= género; TP= tipo de puesto; C= clasificación del producto que expende para fines de este estudio; A= antigüedad en el comercio; N= número de productos; D= uso del desecho; I= único ingreso; T= practica el trueque; TC= tipo de comerciante, V: vende lo mismo. ns= no significativo (p> 0.05).
El tipo de puesto o establecimiento de venta fue una variable que presentó una relación significativamente negativa (p= 0.05) con el tipo de comerciante (propio/regatón), el intercambio de productos (trueque), y significativamente positiva si el comerciante vendía los mismos productos durante todo el año. El tipo de comerciante fue una variable que mostró una relación negativa estadísticamente con el origen de éste y el tipo de puesto; y significativamente positiva, con la práctica del trueque en el “día de plaza”. El lugar de donde provinieron los campesinos, tuvo efecto en la actividad y papel que desempeñan dentro de un mercado tradicional, según lo indican investigadores Diskin y Cook (1975); Malinowsky y De La Fuente (1957); Tocancipá (2008) en mercados de Oaxaca y Latinoamérica.
El análisis de agrupamiento realizado, muestra que con base a las variables estudiadas, los comerciantes originarios de Villa de Zaachila, se dividen en dos grandes grupos en torno a la comercialización de sus productos agroalimentarios. Se observó similitud a una distancia de 2 a 25% entre las variables. La antigüedad en el comercio, fue un factor determinante para la agrupación a una distancia de 36% (grupo A y B). Las similitudes que compartieron comerciantes del grupo A, fue que tienen mayor antigüedad en la actividad comercial dentro de la “plaza”. La antigüedad como comerciante de productos agroalimentarios fue de 48 a 65 años comercializando en esta “plaza”. Esta variable los diferenció del resto de los comerciantes (Figura 1).
Dentro del grupo B se identificó una subdivisión a una distancia de 24%. Los comerciantes que compartieron características semejantes dentro del grupo B, fueron los que utilizan tiras de madera donde exponen sus productos para su venta; el producto que venden es el mismo en todo el año y lo que no logran vender en el “día de plaza” lo vuelven a comercializar en el siguiente jueves o lo transforman en algún producto derivado. Coincidiendo con lo descrito por Malinosky y De la Fuente (1957) acerca de los comerciantes que comercializaban en otras plazas de la región lo que no era vendido. Generalmente son comerciantes mujeres que no son acompañadas de ningún integrante de la familia para realizar la actividad comercial. La mayor similitud se observó dentro del grupo B (con 2% de distancia), se agruparon los comerciantes que tienen 50 años de edad, con una antigüedad entre 25 y 30 años vendiendo en esta “plaza”. Las características que comparten son que esta actividad es su principal ingreso familiar, compran otro tipo de alimentos básicos para satisfacer las necesidades de la familia y en ocasiones practican el trueque.
Papel de la familia dentro de las actividades del “día de plaza”
Dentro de las actividades familiares, las mujeres juegan un papel determinante en el comercio, tal como lo mencionan Zamudio et al. (2003), y en especial en el comercio tradicional (Quesada, 2012). En la “plaza” de la Villa de Zaachila, 82.61% de los comerciantes entrevistados fueron mujeres (Cuadro 4). En la actividad comercial, los esposos son los que cultivan los productos que venden y seleccionan sus cosechas, y las mujeres son las que realizan la clasificación minuciosa de los productos que ya están listos para ser comercializados, utilizan sus propios criterios, como lo es el tamaño, color y grado de madurez. En el caso de las semillas (como el cacahuate y nuez), y algunas manzanas criollas que se comercializan en el “día de muertos”, la selección comienza con anticipación uno o dos meses previos a su venta en la “plaza”, integrándose toda la familia en el proceso.
Los hijos de los comerciantes, solo participan en la venta cuando no asisten a la escuela (por no haber labores escolares en ese día, o porque sus padres no los envían a la escuela), o cuando en la comunidad se presenta un festejo, como parte de sus tradiciones, un ejemplo es el “día de muertos”, se observó que en cada puesto los niños realizan actividades asignadas por la mamá, y es quien toma las decisiones en cuestión del regateo, cantidad y precio del producto en venta.
Actividades en el “día de plaza” entorno a los productos agroalimentarios
Los sistemas de mercadeo son espacios importantes en la toma de decisiones, y constituyen al mismo tiempo, la articulación de las sociedades campesinas (Smith, 1982), principalmente para los campesinos de autoconsumo (Márquez y Martínez, 2007), estos sistemas han existidos desde épocas prehispánicas (Carrasco, 1975; Luna, 2009) y se han vuelto objeto de estudio de la antropología y la economía (Korsbaek y Barrios, 2004). En Villa de Zaachila, el día de “plaza” se realiza los jueves, comienza en la madrugada (5:00 h aproximadamente), los comerciantes se instalan en las principales calles del centro de la población para vender o intercambiar sus productos (Guzmán et al., 2016).
Los productos provenientes de sus traspatios se comercializan en cantidades que van desde algunos manojos hasta parte de sus cosechas anuales, y por consiguiente, representan una importancia social, económica y ecológica para el campesino (González, 2013). Estas prácticas aseguran su subsistencia a lo largo del tiempo (Vásquez et al., 2009). En algunas ocasiones, los comerciantes inician su actividad de mercadeo un día antes al “día de plaza” con la selección y preparación de sus productos, posteriormente los transportan a la zona comercial para su venta, mediante carretones tirados por caballos o mulas, carretillas y camionetas de alquiler, en función del volumen del producto y de la distancia que recorre el comerciante desde su origen hacia la “plaza” (Figura 2).
Una vez en la “plaza”, se instalan en el piso, en carretillas, o en algunas pequeñas tiras de madera utilizadas como mesas. Este tipo de establecimientos es característico de un mercado tradicional (Arvizú, 2013). Comparten algunas similitudes con las plazas del Valle de Tehuacán Cuicatlán (Arellanes, 2011), el comerciante de la “plaza” de Zaachila expone sus productos presentado en montones, bolsas, jícaras, platos y otras formas. La presentación, de acuerdo con otros investigadores (Carrasco, 1999; García, 2000; García et al., 2008; Meléndez, 2010; Londoño-Aldama, 2011), depende de la estrategia del comerciante para lograr atraer al consumidor, así como de lo que se cosecha en el momento (temporada) y de los hábitos de consumo de la población.
Los productos que exponen para la venta los comerciantes “propios”, se caracterizaron por ser nativos de la región, esto es, son especies en su centro de origen o de domesticación; son frescos por ser cosechados en el momento de su venta; criollos, es decir, ha sido seleccionado y adaptado según las condiciones ambientales (Caetano et al., 2015), y además se caracterizan porque en sus productos el uso de agroquímicos es mínimo o nulo, y sus precios son accesibles. Se identificó que en esta “plaza” existe diversidad dentro de un mismo producto agroalimentario. Se detectó la práctica de dos tipos de intercambio: el monetario y no monetario, con presencia del regateo, esta actividad es considerada como un instrumento mediante el cual se vende más caro o se compra más barato (Félix, 1982), es una lucha para conseguir el máximo beneficio (Halbwachs, 1990; Monsalve, 2013) hasta llegar a un acuerdo entre comprador y comerciante, respecto a la cantidades y precio. Tanto el trueque como el regateo, son prácticas de mercadeo que alimentan la cultura de una población (Pinzón y Montalvo, 2005).
Unidades de medida tradicional utilizadas
Dentro de esta actividad comercial las unidades de medida están establecidas de forma tradicional (Warman, 1982; Arellanes, 2011; Gallardo, 2013), dependiendo del tipo de producto se asigna la unidad de medida (Gallardo, 2013). Como medidas tradicionales en la “plaza” de Zaachila se utilizan la pieza, bolsas con capacidad de 1 kilogramo, almud, fanega, jícara de diferentes tamaños, plato o cubeta, montón, rollo, manojo, tercio y carga (Figura 3). “La medida” es la unidad preconcebida por el comerciante y el consumidor. En esta “plaza” es característico encontrar más de una unidad de medida para un sólo producto (Cuadro 5). Según Warman (1982), son sistemas de equivalencias establecidas por la experiencia y la tradición; Zambrano (2012) lo define como la etnomatemática aplicada al mercado.
Intercambio no monetario o trueque
El comerciante “propio”, no busca la máxima ganancia monetaria, su objetivo es que al término del día todos sus productos que lleva para comercializar sean vendidos en su totalidad. Sin embargo, esto no es así en su mayoría, por lo cual recurren al intercambio no monetario con otros comercientes (Ferraro, 2002; Gatti, 2009); es decir, al trueque y de esta forma satisfacer sus necesidad principalmente de alimentos para su familia (Issac et al., 2005; Orozco et al., 2008; Bonilla et al., 2013). En la “plaza” de Zaachila al trueque se le denomina feriar, en ocasiones algunos comerciantes llegan a la plaza exclusivamente a feriar o intercambiar. Se encontró que el 66.67% de los comerciantes practican tal actividad (Cuadro 6). Esta práctica de antaño que persiste desde los mercados prehispánicos (Diskin y Cook, 1975), representa una estrategia de resistencia frente a otros modelos políticos y económicos como los del Tratado de Libre Comercio (TLC) desde el 2004 (Tocancipá, 2008).
Por lo general, los comercientes que provienen de las localidades de clima frío como Santa Inés del Monte o clavelinas, intercambian sus frutos como la manzana criolla, pera criolla, capulines y duraznos, por otro tipo de alimentos como tortillas, pan, hortalizas y en ocasiones por leña. Esta actividad se intensifica en el transcurso de la tarde (de 15:00 a 17:00 h), acompañada del “regateo” donde el precio del producto disminuye y la cantidad aumenta, teniendo en cuenta tanto el comerciante como el consumidor, el valor que en ese momento tiene el producto a intercambiar; es decir, no existe cantidad ni precio fijo de los productos. Por lo anterior, las “plazas” sobreviven a pesar de estar en competencia con otros tipos de comercios formales como los supermercados (Flexor, 2014).
Conclusiones
En la “plaza” de Villa de Zaachila, los comerciantes constituyen en dos grupos, propios y regatones. Los propios representan 63.7%, son los campesinos-comerciantes que venden sus excedentes en la “plaza”; los regatones representan 36.2%, éstos no producen lo que venden, sino que lo adquieren con los campesinos de la región. El 42% de los comerciantes tienen una edad entre 40 y 50 años. El 44.9% de los comerciantes provienen de Villa de Zaachila y son de la misma localidad donde se establece esta plaza. El origen del comerciante, está relacionado significativamente con variables como género, tipo de puesto (piso o mesa), tipo de productos que vende, antigüedad en el comercio, si vende o no lo mismo en todo el año, y si es “propio” o “regatón”.
Para la “plaza” estudiada, las actividades de mercadeo de productos agroalimentarios locales se pueden resumir en estas etapas: a) selección de los productos; b) acarreo con carretillas, carretones o camionetas (propias o de alquiler); c) instalación del puesto, en el piso o en mesa, y exposición de los producto para su venta; y d) venta monetaria o no monetaria. Al intercambio no monetario se le denomina feriar (trueque) en esta “plaza”. En ésta práctica de comercio tradicional no existe cantidad ni precio fijo para los productos. Las unidades de medidas tradicionales utilizadas en la “plaza” son pieza, bolsas de capacidad de un kilogramo, almud, fanega, jícara, plato, montón, rollo, manojo, tercio y carga. El producto define la unidad de medida.
En esta “plaza” se expende una gran diversidad de productos agroalimentarios provenientes de los sistemas de producción de la región. El trueque y regateo ocasionan a fuerte interacción entre campesinos-comerciantes que acuden al día de “plaza”. Por lo anterior, es necesario valorar y fomentar el consumo de productos locales nativos de la región para contribuir al fortalecimiento de la riqueza cultural y étnica del estado de Oaxaca.